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¿Qué es el suicidio?

El comportamiento suicida se define como la preocupación o acción


orientada a causar la propia muerte de manera voluntaria. Usted puede tener el
pensamiento de suicidio, conocido como 'intención', 'ideas de suicidio' o
'pensamiento suicida', o el comportamiento o gesto. Una intención de causar la
propia muerte es esencial en la definición.

Las ideas de suicidio se refieren a los pensamientos de suicidio o a querer


quitarse la propia vida. El comportamiento suicida se refiere a las acciones
tomadas por alguien que está considerando o preparando la causa de su propia
muerte. El intento o gesto de suicidio por lo general se refiere a un acto enfocado
en causar la propia muerte que no resulta exitoso en causar la muerte. El suicidio
se refiere a haber causado la propia muerte intencionalmente.

Suicidio infantil y adolescente:

Siendo un tabú con numerosas causas, el suicidio infantil es un tema


delicado que muchas veces es difícil de diagnosticar. Apenas estudiado a nivel
internacional, la incidencia del suicidio infantil parece, sin embargo, haber
aumentado en los últimos años.

Diagnosticar una depresión no es sencillo, en ocasiones las personas


adultas hemos normalizado el estrés, las fobias, la ansiedad, el distanciamiento
social y eso nos da la pauta para decir "no pasa nada", ya que no existen pruebas
de laboratorio o radiografías que lo demuestren. No obstante, existe, por es
necesario que sea diagnosticada por una persona profesional de la salud mental y
tratarla a tiempo a fin de evitar que se desencadenen enfermedades mentales
severas, pensamientos suicidas o la consumación de dichos pensamientos.
Un niño o adolescente suicida es un menor de edad que planea o intenta
acabar con su vida.

El término “suicidio infantil” designa el acto por el cual un niño provoca su


propia muerte de manera voluntaria. En la mayoría de los casos, esto no significa
simplemente un deseo de morir, sino que aparece como el último recurso para
escapar de un gran sufrimiento o de una situación para la cual el niño no
encuentra salida.

Un intento de suicidio es definido como un acto –no exitoso- a través del


cual el niño expresa un deseo de lastimarse, poniéndose en peligro, con la
intención de provocar su propia muerte.

Los intentos de suicidio no son siempre intentos fallidos. Muchos son


considerados como un intento desesperado de llamar la atención hacia los
problemas o sentimientos de maltrato que el niño experimenta.

Señales de alerta y factores de riesgo que pueden anticipar un


intento de suicidio.

1. Problemas emocionales: miedos extremos, ansiedad, baja autoestima,


culpa o autolesiones como cortes con navajas o inicio en el consumo o
abuso de sustancias como alcohol, tabaco u otras drogas ilegales.

2. Problemas de relación social: disminución en la cantidad de amistades,


aislamiento social, incluso de gente cercana, y sentimientos de falta de
apoyo familiar o social.
3. Problemas cognitivos: conductas hiperactivas, de riesgo físico como
practicar retos virales para provocarse daños, problemas de atención y
concentración; así como descenso en el rendimiento académico.

4. Trastornos de conducta alimentaria: anorexia (evitan la comida, la


restringen o sólo comen cantidades muy pequeñas), bulimia
(comportamientos para compensar el exceso de comida, como vómitos
forzados, uso de laxantes o diuréticos, ayunos, ejercicio excesivo) o el
trastorno por atracón (pierden el control sobre lo que comen).

5. Antecedentes de familiares o personas cercanas con tentativas o


suicidios.

6. Haber sufrido violencias: maltratos físicos, psicológicos o emocionales,


omisión de cuidados por parte de las personas cuidadoras, abandono,
acoso escolar (bullying), ciberacoso o violencia sexual.

7. Estar en un proceso de duelo por pérdidas: de un familiar, mascota de


compañía, divorcio de los padres, tener sentimientos de rechazo,
problemas económicos en las familia o falta de empleo de la jefa o el jefe
de familia.

8. Buscar tener a su alcance armas de fuego o medicamentos.

9. Realizar búsquedas en internet o en grupos de redes sociales sobre


temáticas relacionadas al suicidio.

10. Haber realizado intentos de suicidio previos.

Es importante mencionar que estas señales o factores de riesgo serán diferentes


en cada niña, niño o adolescente y varían de acuerdo con la edad, el sexo y su
contexto; también es importante mencionar que, en general, se presenta más de
una señal de forma simultánea.

¿Cuáles son los factores protectores para prevenir el suicidio infantil y


adolescente?

1. Dialoga con ellas y ellos: escucha atentamente y sin reprimir sus


emociones y sentimientos. Validar sus sentimientos, pero no las acciones
que le hagan daño.

2. Acompaña: da seguimiento a lo que aprenden en la escuela, las redes


sociales e internet, interésate en sus amistades y personas con quienes
hablan, frecuentan y confían.

3. Permite que expresen sus emociones, sentimientos y los tuyos: crecimos


en una sociedad en el que nos enseñaron que "los hombres no lloran", que
"a las mujeres no hay que entenderlas, hay que quererlas” o que no se
debe demostrar fragilidad para evitar ser vulnerables; no obstante, permitir
que niñas, niños y adolescentes se expresen creará un ambiente de
confianza y respeto mutuo.

4. Empatiza con sus ideas y pensamientos: evita decirles cómo sentirse o


frases como "échale ganas", "si no estás bien es porque no quieres", "estás
exagerando, ya supéralo"; ayúdales a entender que los problemas se
pueden resolver mejor en compañía de las personas que les quieren y
utiliza frases como: "¿qué es lo que te preocupa?", "entiendo lo doloroso
que puede ser" o "de qué forma puedo ayudarte".

5. Demuestra tu amor: abraza a tus hijas e hijos, demuéstrales con amor y


con tu ejemplo que no importa si no han sacado las mejores notas, que sin
importar su color de cabello, vestimenta, orientación sexual o música que
escuchan pueden ser personas con principios y valores centrados en el
respeto a los derechos humanos de las demás personas.
6. Busca ayuda profesional: las mamás, papás y familiares son importantes.
Existen acontecimientos traumáticos en la vida de niñas, niños y
adolescentes que requieren ayuda de personas expertas en salud mental
como psicólogos o psiquiatras.

Tratamiento:

 A veces la hospitalización
 Precauciones para prevenir futuros intentos
 El tratamiento de cualquier trastorno que contribuya al riesgo de
suicidio
 La remisión a un psiquiatra y la psicoterapia

Los niños que expresan pensamientos relacionados con el deseo de


hacerse daño a sí mismos o que intentan suicidarse necesitan una valoración
urgente en el servicio de urgencias del hospital. Cualquier tipo de intento de
suicidio debe tomarse en serio, porque un tercio de los suicidios consumados
han tenido un intento de suicidio previo, en ocasiones aparentemente trivial,
como, por ejemplo, haciéndose arañazos superficiales en la muñeca o tomando
unos cuantos comprimidos. Cuando los padres o las personas responsables
minimizan un intento de suicidio fracasado, los niños pueden considerar esta
respuesta como un desafío y el riesgo de un suicidio subsiguiente aumenta.

Una vez que la amenaza mortal ha sido superada, el médico decide si es


necesaria la hospitalización del niño. Esta decisión depende del riesgo que corre
al permanecer en casa y de la capacidad de la familia para proporcionar apoyo y
seguridad física al niño. La hospitalización es la manera más segura de proteger
al niño y por lo general se indica si los médicos sospechan que el niño tiene un
trastorno de salud mental grave, como la depresión.
El grado de seriedad de un intento de suicidio puede estimarse mediante
diversos factores, entre los cuales se encuentran los siguientes:

 Cuando el intento de suicidio no fue algo espontáneo, sino


cuidadosamente planeado (por ejemplo, el dejar una nota póstuma
indica un intento planeado)
 Cuando se tomaron medidas para evitar ser descubierto
 El tipo de método empleado; por ejemplo, el uso de un arma significa
mayor probabilidad de muerte que la ingestión de pastillas
 Cuando efectivamente hubo lesión
 Qué estado mental tenía el niño cuando intentó suicidarse

Es de vital importancia distinguir el intento de suicidio de sus


consecuencias reales; por ejemplo, el adolescente que ingiere píldoras
inofensivas que él cree mortales debe considerarse en riesgo extremo.

Si la hospitalización no es necesaria, las familias de los niños que


regresan a casa deben asegurarse de no tener armas de fuego en el hogar y de
que los fármacos (incluidos los fármacos sin receta médica) y los objetos
punzantes se encuentren en un sitio seguro o bajo llave. Incluso con estas
precauciones, evitar un suicidio es muy difícil, y no existen medidas
comprobadas para una prevención satisfactoria.

Los médicos tratan cualquier trastorno que pueda tener el niño y que
contribuya al riesgo. Pero dicho tratamiento no puede eliminar el riesgo de
suicidio. Aunque ha habido preocupaciones referentes a que el tratamiento con
antidepresivos pueda aumentar el riesgo de suicidio en algunos adolescentes,
no tratar la depresión probablemente sea igual o más peligroso. Los médicos
controlan cuidadosamente a los niños que toman antidepresivos y prescriben
sólo pequeñas cantidades que no serían letales si se toman todas al mismo
tiempo.

Por lo general remiten al niño a un psiquiatra, que puede proporcionar el


tratamiento farmacológico adecuado y a un terapeuta, que puede
proporcionar psicoterapia, así como terapia cognitivo-conductual. El tratamiento
es más eficaz si el médico de atención primaria sigue participando.

Si el suicidio se consuma

Los familiares de niños y adolescentes que se han suicidado tienen


reacciones complejas, como el duelo, la culpa o la depresión. Sienten que sus
actividades cotidianas no tienen ya ningún propósito ni esperanza. Les resulta
difícil continuar viviendo. El asesoramiento o el consejo les ayudará a entender el
contexto psiquiátrico del suicidio y a reflexionar y reconocer las dificultades del
niño antes del suicidio. Entonces, podrán entender que el suicidio no fue culpa
suya.

Después de un suicidio, el riesgo de suicidio puede aumentar en otras


personas de la comunidad, especialmente en los amigos y compañeros de clase
de la persona que cometió suicidio. Se dispone de recursos para ayudar a las
escuelas y comunidades después de un suicidio. Funcionarios de la escuela y de
la comunidad pueden organizar que estén disponibles profesionales de la salud
mental para consulta e información.

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