Está en la página 1de 1

Editorial

La educación en la actualidad enfrenta grandes retos; un capitalismo patriarco-colonial que, en


palabras de Paul Beatriz Preciado, se encuentra en decadencia. Hoy al igual que en otros tiempos
pareciera justo hablar de biopolítica para expresar el conjunto de políticas de Estado orientadas,
no sólo al control sino a la configuración de los cuerpos, las mentes y de la naturaleza. El siglo XXI
inició con profundos cambios en todas las aristas de la realidad, a finales de la segunda década se
presenció una crisis orgánica que puso de manifiesto la posibilidad del final de la humanidad. Un
virus transformó

Hace 22 años vio la luz nacer el siglo XXI, la humanidad venía experimentando un periodo de paz
resultado de la caída del socialismo y el establecimiento generalizado de la posibilidad de un
capitalismo con rostro humano. No obstante, la promesa de un mundo mejor y más justo se fue
diluyendo. La globalización neoliberal no cumplió su cometido; por el contrario, al intensificar las
relaciones de producción y reproducción del capital se profundizó y extendió la violencia, la
pobreza, la desigualdad y aceleró los procesos de destrucción de la naturaleza; el principio
absoluto de la acumulación por medio de la mercantilización de todo se impuso por primera vez a
lo largo y ancho del planeta. El rostro actual de la degradación social se observa en las prácticas
económicas, políticas y culturales; la crisis del sujeto y de las instituciones es distintivo de nuestros
tiempos.

La educación entendida como institución ha perdido peso en los procesos de construcción del
sujeto; la emergencia de nuevos actores sociales hace evidente la falta de representatividad de los
agentes de socialización para satisfacer las necesidades materiales, intelectuales y espirituales de
la población. La utopía centrada en la universidad como agente de transformación se derrumbó y
ha sido sustituida por la distopía reproductora de una realidad que se dirige al caos.

Lo anterior nos obliga a impensar, es decir a colocarnos desde otro lugar que nos ofrezca una
perspectiva de las cosas diferente. No existen caminos andados ni prometidos, la incertidumbre es
nuestra guía; las únicas certezas que tenemos es que lo vivido puede ser mejor y que la educación
es la piedra angular para lograrlo. Por ello es necesario generar espacios de reflexión que permitan
construir la nueva utopía y sacudan la conciencia de las personas sujetas al discurso dominante
erigido sobre lo inevitable; discurso que desarma la imaginación e impide pensar en la posibilidad
de un sistema social diferente.

La revista Contraste. Nuevas miradas en la educación básica, pretende convertirse en ese espacio
de reflexión que contribuya en la creación de nuevos escenarios sociales a través de la educación.

También podría gustarte