Está en la página 1de 1

Señorita Marcia, he luchado en vano y ya no lo soporto más. Estos últimos días han sido un tormento.

Vine a Huánuco con la única idea de verla usted. He luchado contra el sentido común, las expectativas y
circunstancias, pero soy incapaz de contener mis sentimientos y estoy dispuesto a dejarlos a un lado y
pedirte que le pongas fin a mi agonía. No comprendo... Pero permíteme decirte que te admiro y te amo.
Por favor, perdóname.

De todas las armas del mundo, ahora sé que el amor es la más peligrosa, pues he recibido su herida
mortal. ¿Cuando sucumbí tan profundamente a tu hechizo, señorita Saira? No puedo precisar la hora ni
el lugar, ni la mirada o las palabras que tendieron los cimientos. Yo ya estaba inmerso antes de saberlo
siquiera, que ingenuo y soberbio fuí! Enfrenté la dolorosa verdad de que nunca podré aspirar a tu amor
en esta vida...

También podría gustarte