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7. Conclusiones
Las escuelas peruanas están formando a los estudiantes con las características y
demandas del siglo XIX, es decir, para una sociedad industrial, y no con los de la
sociedad del siglo XXI, siendo de esta manera una educación de poca calidad y
pertinencia.
La implementación y uso en el ámbito educativo de las nuevas tecnologías de la
información y comunicación (NTICs), se han vuelto una necesidad sine qua non, pues
tienen un papel crucial en el logro de las competencias necesarias en los estudiantes del
siglo XXI. Sin embargo, la inadecuada, poca o nula implementación de los NTICs lleva a
que en la educación peruana predomine aún el enfoque academicista, que consiste
esencialmente en la mera reproducción de los conocimientos de la cultura sistematizada
en los estudiantes sin que estos realicen un análisis previo de los contenidos, además que
los estudiantes están inmersos en un proceso de enseñanza-aprendizaje centrada en el
docente sin que puedan ser los protagonistas de su propio aprendizaje y en la forma de
usar, construir y divulgar el conocimiento.
El enfoque academicista predomina en las escuelas, a pesar de los diversos lineamientos
y orientaciones del Ministerio de Educación, y además que este enfoque tiene más
prestigio en la sociedad peruana pues los padres de familia piden resultados concretos y
rápidos, y que puedan entender y validar, como por ejemplo que el niño pueda leer de
corrido en inicial, escribir correctamente en primer grado o que la escuela secundaria
brinde cursos preuniversitarios en la secundaria. Por esto es que las escuelas peruanas
no contribuyen al desarrollo integral de los estudiantes y se han convertido, en cambio,
en un obstáculo para ello, tal como lo hacen hoy en día, estas escuelas autollamadas
preuniversitarias, que más que nada buscan un objetivo cortoplacista que es el ingreso
del alumno a la universidad y se descuida otras áreas cruciales de la formación del
estudiante que le daría las capacidades suficientes para poder enfrentar con éxito el
estudio de su carrera y posterior desempeño profesional.
Y por último los diseños curriculares de las Facultades de Educación están desfasadas y
muchas de ellas tienen más de 15 años de haberse implementado por lo que los futuros
docentes no tendrían las competencias necesarias para hacer que la escuela responda
efectivamente a las características y demandas de la sociedad del siglo XXI y
específicamente de los estudiantes, siendo por lo tanto una formación no pertinente.
8. Sugerencias
El sistema educativo peruano debe propiciar que los estudiantes tengan la capacidad de
investigar, la capacidad de aprender y desaprender permanentemente y de lograr
habilidades para buscar, procesar y analizar la información procedente de diversas
fuentes, para así llegar al conocimiento, y así responder de manera adecuada a los
demandas tan cambiantes de la sociedad del siglo XXI.
El Ministerio de Educación conjuntamente con otros entes gubernamentales y no
gubernamentales debe plasmar en el currículo nacional el uso de las nuevas tecnologías
de la información y comunicación (NTICs) en el proceso de enseñanza aprendizaje,
porque el uso de estas tecnologías estarían dejando de lado la memorización de
contenidos o lo que Freire (2008) llama la educación bancaria y en cambio mediante el
uso adecuado de estas tecnologías estaríamos posibilitando un aprendizaje significativo
en los alumnos y que contribuya a que comprendan lo que están estudiando y lo
relacionen con sus experiencias previas, su entorno social y con su visión del mundo.
Las facultades de educación deben rediseñar sus currículos y planes de estudio para de
esta manera formar docentes que puedan responder a las demandas y características del
siglo XXI y la de los mismos estudiantes y así puedan formar a estos últimos con calidad
y pertinencia; además las facultades de educación conjuntamente con el Ministerio de
Educación, deben buscar que las escuelas reflejen en la práctica docente lo que se
expresa en su currículo institucionalizado y en el currículo nacional. Y que en el aula de
clase se debe dar la llamada revolución copernicana, es decir, el centro del proceso de
enseñanza aprendizaje deben ser los estudiantes y su aprendizaje y no el docente y su
enseñanza, convirtiéndose este último en un facilitador pero no de contenidos sino de
aprendizajes.