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ALGUNOS EFECTOS DE LA LESIÓN MEDULAR

EN EL COMPONENTE SUBJETIVO DE LAS EMOCIONES

*Cobos, P., **Sánchez, M.B. y **Vila, J.


*Dpto. Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos
Universidad de Málaga
**Dpto. Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos
Universidad de Granada

RESUMEN

En el contexto de una investigación más amplia sobre la modulación emocional


de reflejos psicofisiológicos en lesionados medulares, el presente trabajo examina,
desde una perspectiva nueva, la vieja polémica James-Cannon sobre la disminución
en el componente subjetivo de las emociones como consecuencia de la pérdida de
feedback corporal periférico. Se analizan las evaluaciones subjetivas de 19 sujetos
con lesión medular (7 mujeres y 12 hombres) ante un conjunto de imágenes afecti-
vas seleccionadas del IAPS (International Affective Picture System), y se comparan
con las evaluaciones de un grupo control igualado en sexo, edad y nivel educativo.
Así mismo, se analizan las respuestas del grupo de lesionados en entrevista estruc-
turada sobre sus emociones, siguiendo la metodología utilizada en el estudio clási-
co de Hohmann (1966), y se comparan con las que percibían antes de la lesión y
con las respuestas del grupo control. Los resultados indican que en ningún caso se
encontró un valor disminuido de la experiencia emocional en el grupo de LM en
comparación con el grupo control. Los resultados se discuten en relación con plan-
teamientos recientes en el estudio de la emoción que intentan superar la vieja polé-
mica James-Cannon sobre el papel de los cambios corporales periféricos en la
experiencia emocional.
Palabras clave: Teorías de la emoción, emociones, lesión medular.

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Journal of Health Psychology, 14(1), 2002
Cobos, P., Sánchez, M.B. y Vila, J.

ABSTRACT

In the context of a larger research on the emotional modulation of psychophysi-


ological reflexes in spinal cord injured patients, the present study examines, from a
new perspective, the old James-Cannon debate on diminished subjective emotions
as a consequence of the loss in peripheral bodily feedback. The subjective assess-
ments given by 19 patients with Spinal Cord Injuries (SCI) (7 women and 12 men)
to a set of affective pictures selected from the IAPS (International Affective Picture
System) are analyzed and compared with those given by a control group matched in
sex, age, and educational level. In addition, the answers given by the patient group
in a structured interview, following the methodology used in Hohmann’s classic
study (1966), were analyzed and compared with both, those perceived by the sub-
jects before the injury, and those given by the control group. The results indicate
that the emotional experience does not decrease in value at all in the SCI group
when compared to the control group. The results are discussed in relation with
recent approaches to the study of emotion that try to overcome the old James-
Cannon debate on the role of peripheral bodily changes in the emotional experi-
ence.
Key words: Theories of emotion, emotions, spinal cord injuries.

INTRODUCCIÓN

Las emociones son fenómenos complejos, de difícil definición, pero sobre las
que actualmente existe un amplio consenso. Son reconocibles y medibles en los tres
sistemas que activan: el neurofisiológico-bioquímico, el conductual-expresivo y el
cognitivo-subjetivo. En lo concerniente a la naturaleza de la emoción, tradicional-
mente se ha venido manteniendo una polémica, inaugurada a finales del siglo XIX
y que ha seguido explícita o implícitamente presente hasta la actualidad (Bradley,
2000; Reisenzein, 1983; Schachter y Singer, 1962), que está representada por los
modelos de James (1884, 1894, 1890/1909) y de Cannon (1914, 1927/1968, 1929),
respectivamente. El primer modelo defiende que la emoción se debe a la percep-
ción de los cambios fisiológicos corporales que se producen ante distintas situacio-
nes o estímulos externos y que constituyen un patrón de respuesta distinto para
cada una de las emociones. Esta perspectiva da origen a las llamadas teorías perife-
ralistas, las cuales defienden, en cuanto a su estructura, la especificidad de las
emociones. El modelo de Cannon, por el contrario, defiende que son las interaccio-
nes córtico-talámicas las responsables de las distintas emociones y que las reaccio-
nes fisiológicas periféricas que acompañan a las mismas son generales e inespecífi-
cas, no contribuyendo en nada a la cualidad emocional. Esta perspectiva da lugar a

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Algunos efectos de la lesión medular en el componente subjetivo de las emociones.

las llamadas teorías centralistas y cognitivas, defensoras de la dimensionalidad de


las emociones en cuanto a su estructura.
Estos planteamientos dicotómicos, central frente a periférico, dimensional
frente a específico y emocional frente a cognitivo, han persistido a lo largo de la
historia de la psicología con diferente énfasis en función del paradigma dominante
–conductista frente a cognitivo-, sin que abunden los intentos serios de integración
teórica. Uno de estos intentos es el que viene defendiendo Lang desde 1979 y que
se conoce como modelo bioinformacional de las emociones (Lang, 1979, 1985,
1993, 1994a, b).
La visión de Lang, en cuanto a las tradicionales polémicas centro-periferia y
emocional-cognitivo, queda bien reflejada en su modelo. Entiende la emoción
como una disposición a la acción que está determinada por una estructura específi-
ca de información que, cuando se activa, pone en marcha sus manifestaciones cog-
nitivas, fisiológicas y conductuales. En dicha estructura de información, cuya natu-
raleza es de carácter central y cognitivo, están representados inevitablemente los
componentes periféricos de la emoción siendo estos los que aportan el carácter
afectivo a la estructura cognitiva. Por otra parte, el modelo de Lang propone una
organización jerárquica de la emoción en la que se integran los aspectos específicos
y dimensionales. En la base de la organización se encontrarían los actos emocio-
nales específicos y en la cúspide las disposiciones dimensionales. En un nivel in-
termedio estarían los programas emocionales. Las emociones se manifiestan como
actos conductuales y, en cuanto tales, tienen una topografía fisiológica y conductual
específica (nivel inferior). Estos patrones específicos estarían, a su vez, integrados
por subrutinas de ataque, huida, búsqueda de alimentos, procreación, etc., agrupán-
dose en programas emocionales que muestran ciertas estereotipias de respuesta
(nivel intermedio). Por su parte, los programas emocionales comparten determina-
das dimensiones de respuesta -evitación o aproximación a la situación (valencia),
mayor o menor requerimiento de energía (arousal), y continuidad o interrupción en
la secuencia conductual (control)-, las tres grandes coordenadas que organizan el
mundo emocional al más alto nivel.
Evidencia experimental a favor del modelo de Lang se ha obtenido utilizando
como principal paradigma de investigación la modulación del reflejo de sobresalto
mediante la visualización de imágenes afectivas (Cobos, García, Ríus y Vila, 2002;
Lang, 1995). Sin embargo, una de las líneas clásicas de investigación sobre las
teorías de las emociones, todavía no examinada desde la perspectiva del modelo de
Lang, es la que estudia a pacientes con lesión medular y, por tanto, con disminu-
ciones severas en su feedback periférico. Desde el trabajo seminal de Willian Ja-
mes de 1884, se ha considerado que pacientes con este tipo de lesión serían los
sujetos ideales para poner a prueba tales teorías.

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Hasta la fecha, los estudios que se han llevado a cabo sobre las emociones en
sujetos con lesión medular se han basado casi exclusivamente en autoinformes. Los
trabajos más representativos podrían agruparse en dos categorías extremas: la pri-
mera, la forma dura representada por Hohmann (1966), autor que defiende que el
arousal autonómico es un componente necesario en la experiencia emocional y,
por tanto, si éste está disminuido las emociones también (apoyaría la teoría de
James) y la segunda, la forma débil, representada por Bermond, Nieuwenhuyse,
Fasotti y Schuerman (1991), Chwalisz, Diener y Gallagher (1988), Dana (1921),
Lowe y Carroll (1985), Montoya y Schandry (1994) y Richards, Hirt y Melamed
(1982), autores que defienden la posición contraria. Es decir, que el feedback del
arousal autonómico no es necesario ni suficiente y, por tanto, el sentimiento inter-
no de la emoción no se altera con la lesión medular (apoyarían la teoría de
Cannon), aunque reconozcan que dicho feedback autonómico puede incrementar la
intensidad de la experiencia emocional. Los resultados de estos estudios, sin em-
bargo, no han llegado a conclusiones unívocas, criticándose unos a otros por diver-
sas razones: problemas metodológicos (Chwalisz et al., 1988; Reisenzein, 1983;
Richards et al., 1982; Trieschmann, 1980; Tucker, 1980), no utilizar en todos los
casos sujetos con lesión completa (Ferh y Stern, 1970), problemas en el control de
la medicación o no considerar las diferencias en los estilos de afrontamiento a la
lesión (Chwalisz et al., 1988).
Tal vez, el principal problema metodológico de estos estudios sea el basarse ex-
clusivamente en autoinformes, dada la dificultad de controlar los sesgos inherentes
a este tipo de instrumento (efectos del experimentador, deseabilidad social, distor-
siones de la memoria, etc.). Por estas razones, decidimos realizar un estudio que,
además de investigar el componente experiencial subjetivo de las emociones, si-
guiendo la metodología tradicional, investigara dicho componente en el contexto
del paradigma de visualización de imágenes afectivas de Lang. Dicho paradigma,
además de proporcionar información subjetiva, permite tomar medidas objetivas no
sujetas a control voluntario -reflejo motor de sobresalto, respuesta cardiaca de
defensa, respuesta electrodérmica de orientación, etc.-, complementando con ello
los datos proporcionados por los autoinformes. Esperábamos encontrar, en cuanto a
los datos subjetivos, resultados que desconfirmaran bien la hipótesis de James -dis-
minuciones significativas de la experiencia emocional en el grupo de pacientes
medulares- bien la hipótesis de Cannon -ausencia de cambios emocionales en el
grupo de lesionados-, pero que, en combinación con los datos psicofisiológicos,
apuntaran a la necesidad de un planteamiento teórico integrador en la línea del
modelo propuesto por Lang. El presente trabajo está centrado en los datos subjeti-
vos.

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METODO

Sujetos
Los sujetos de esta investigación fueron 19 pacientes con Lesión Medular (LM)
-7 mujeres (de entre 21 y 53 años) y 12 hombres (de 24 a 57 años)- y 19 sujetos
controles igualados en sexo, edad y nivel educativo. Las condiciones físicas y de
salud de los pacientes eran buenas con los límites impuestos por la lesión. Tampoco
tenían problemas psiquiátricos ni dependencia de drogas o alcohol. Ninguno de los
sujetos había recibido tratamiento psicológico ni psiquiátrico después de la lesión.
La duración de la misma oscilaba entre 2 y 28 años.
De los 12 hombres 4 realizaban o habían realizado un trabajo remunerado des-
pués de la lesión y 4 no remunerado. Un sujeto continuaba estudios universitarios y
el resto no realizaba trabajo alguno. Dos de las siete mujeres de la muestra trabaja-
ban o habían trabajado a tiempo parcial y remunerado, dos lo hacían esporádica-
mente en una tienda de su propiedad y una continuaba estudios universitarios. El
resto contribuía a las tareas domésticas pero no realizaba trabajos fuera del hogar.
Las características de la lesión así como las variables demográficas de edad, se-
xo, duración de la lesión, estado civil y nivel de estudios viene expresados en la
Tabla 1.

Tabla 1.- Variables demográficas: edad sexo y nivel de estudios.


Grupo Lesionados Medulares
Nivel y extensión Edad Años de Nivel de Estado
de la lesión (años/meses) lesión estudios Civil
Hombres
C1-2** 24.05 7 Se S
C4** 39.01 21 Su S
D4** 40.08 26 Se S/P
D6**♦ 48.04 23 Su S/P
D6** 30.00 1.11 Se C
D6* 24.00 4 Pri S
D7** 31.10 16 Pri S/P
D8*♦ 33.04 10 Se S/P
D8-9* 40.06 5 Pri C
D10**♦ 52.00 27 Pri C
D11** 57.10 28 Pri D
L1-4* 34.00 4 Se C

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Tabla 1.- (Continuación).


Nivel y extensión Edad Años de Nivel de Estado
de la lesión (años/meses) lesión estudios Civil
Mujeres
C3* 23.04 7 Se S/P
C6* 21.11 6 Se S/P
D5** 44.10 1.10 Se C
D7**♦ 53.00 6 Pri C
D9** 38.08 20 Se S
D10*♦ 39.01 3 Pri D
D12** 41.11 19 Pri C
*Extensión de lesión: Incompleta; **Extensión de lesión: Completa; ♦ Sensitiva-incompleta; Pri:
Primaria; Se: Secundaria; Su: Superior; S: Soltero-a; C: Casado-a; D: Divorciado; S/P: soltero con
pareja

El criterio de inclusión para la muestra de lesionados medulares fue: Pacientes


con lesión medular traumática o quirúrgica completa o incompleta de al menos año
y medio de duración.
Los criterios de exclusión fueron los siguientes:
• Padecer trastorno psicopatólogico.
• Padecer algún tipo de retraso mental.
• Padecer deficiencia visual y/o auditiva.
• Padecer afectación neurológica cerebral.

Como puede verse en la Tabla 1, la muestra contaba con 12 sujetos con lesión
completa (4 mujeres y 8 hombres) y 7 con lesión incompleta (3 mujeres y 4 hom-
bres). El nivel de lesión abarcaba prácticamente todos los niveles desde C1-2 hasta
L1-4. Las etiologías dominantes fueron los accidentes de tráfico (42.1%), seguidos
de los laborales y deportivos (21.1% respectivamente), intervenciones quirúrgicas
(10.5%) y otros (5.2%).

Diseño
Para las comparaciones entre Lesionados y No Lesionados se utilizó un diseño
de dos grupos independientes: el Grupo experimental (LM) y el Grupo Control.
Para las comparaciones dentro del grupo experimental se subdividieron los 19
pacientes en tres grupos según el nivel de la lesión: Lesionados “Altos” (los seis de
lesión más alta), Lesionados “Medios” (los siete de lesión intermedia) y Lesionados
“Bajos” (los seis de lesión más baja). Por último, para las comparaciones, dentro
del grupo experimental, según la extensión de la lesión, se subdividieron los 19
pacientes en dos grupos: grupo de lesión Completa (formado por los 12 sujetos

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cuyo informe indicaba que la sección de la médula era completa) y el grupo de


lesión Incompleta (formado por los 7 sujetos cuyo informe indicaba que la sección
de la médula era incompleta).

Evaluación de las imágenes afectivas


La evaluación se realizó sobre 30 imágenes seleccionadas de la adaptación es-
pañola del International Affective Picture System –IAPS- (Moltó et al., 1999; Vila
et al., 2001). Este instrumento incluye un conjunto de 800 imágenes, para su pre-
sentación en formato diapositiva o en formato digital, junto con sus evaluaciones en
tres escalas afectivas cuyos valores oscilan entre 1 y 9: valencia (desagradable-
agradable), arousal (relajante-activante) y dominancia (sumiso-dominador). Las 30
imágenes correspondían a 10 diapositivas de valencia agradable (rango entre 7.86 y
8.3), 10 de valencia neutra (rango entre 4.06 y 4.97) y 10 de valencia desagradable
(rango entre 1.48 y 2.14). Los sujetos evaluaron cada una de las imágenes, después
de realizar un test psicofisiológico en el que se medía la modulación del reflejo de
sobresalto, la frecuencia cardiaca y la respuesta electrodérmica. Para la evaluación,
los sujetos visualizaron, en orden aleatorio, cada una de las diapositivas durante 6
segundos, con un intervalo entre diapositivas de 12 segundos para la evaluación.
Los sujetos evaluaron la valencia y arousal de cada diapositiva utilizando la escala
pictórica Self-Assessment Manikin –SAM- (Lang, Öhmán y Vaitl, 1988; Moltó et
al., 1999) que proporciona valores entre 1 (extremo negativo de valencia e inferior
de arousal) y 9 (extremo positivo de valencia y superior de arousal). Las propie-
dades psicométricas tanto del IAPS como del SAM están ampliamente documenta-
das tanto en su versión original como en su versión española.

Evaluación de los cambios emocionales


La evaluación de los cambios emocionales se realizó mediante entrevista es-
tructurada. En el grupo de lesionados medulares, la entrevista, además de recoger
datos sociodemográficos y características de la lesión, así como información sobre
el nivel de autonomía de cada paciente y comportamiento sexual, recogía datos
sobre el componente subjetivo de las siguientes emociones: alegría, amor, senti-
mentalismo, miedo, ira y tristeza. En el grupo control, la entrevista sólo incluía la
parte correspondiente al componente subjetivo de las emociones. En ambos grupos
se utilizó la misma escala empleada por Hohmann (1966). A los sujetos se les pedía
que compararan sus emociones actuales con las recordadas de su período de ado-
lescencia (siempre antes de la lesión en el grupo de lesionados). Para facilitar la
comparación, se les pedía que buscaran recuerdos de experiencias importantes e
intensas en sus vidas pasadas y actuales. Para cada una de las emociones, se les
preguntaba si la percibían igual, más o menos que antes, asignándole el valor 1 a la

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respuesta “menos”, el valor 2 a la respuesta “igual” y el valor 3 a la respuesta


“más”.

Cuestionario General de Salud (GHQ)


Los sujetos también completaron el cuestionario GHQ-28 items de Goldberg
(1972; adaptación de Lobo, Pérez-Echeverría y Artal, 1986). Se trata de una ver-
sión breve del cuestionario original con similares índices de validez y poder dis-
criminativo. Proporciona información sobre cuatro escalas –Síntomas somáticos de
origen psicológico, Angustia/ansiedad, Disfunción social y Depresión-, además de
un índice general de salud mental.

Procedimiento
Para reclutar la muestra de lesionados medulares se entró en contacto con el
Centro Base de Minusválidos y con Asociaciones de Minusválidos de la provincia
de Málaga. Una vez seleccionados los posibles sujetos en función de las caracterís-
ticas de la patología y con el fin de mantener la confidencialidad de los datos per-
sonales, se les envió una carta a través de las citadas entidades, invitándoles a una
reunión en la que se presentaría la investigación con todo detalle y al equipo que la
llevaría a cabo. Dicha carta iba firmada por la investigadora principal de la misma
y por el Centro Base de Minusválidos. En ella se hacía constar que el equipo de
investigación pertenecía a la Universidad de Málaga. Otros sujetos del grupo de
lesionados fueron reclutados directamente a través de conocidos. La muestra del
grupo control fue seleccionada entre el personal de la Facultad de Psicología y a
través de conocidos que reunían los requisitos necesarios.
Los sujetos eran recibidos a la entrada del centro y acompañados al laboratorio
por la investigadora principal quien actuó en todos los casos como única experi-
mentadora y entrevistadora, evitando con ello el sesgo que pudieran introducir
diferentes experimentadores/entrevistadores. La secuencia fue la misma para todos
los sujetos. En primer lugar, se pasaba el test psicofisiológico. En segundo lugar, se
realizaba la evaluación de las imágenes afectivas. En tercer lugar, se completaba la
entrevista estructurada. Y en cuarto lugar, se rellenaba el Cuestionario de Salud
General. El ambiente de la entrevista fue relajado y distendido sin que nadie pusie-
ra reparo en ningún apartado de la misma. Por el contrario, los comentarios a las
preguntas eran amplios, dirigiendo su interés hacia aspectos concretos que a ellos
les preocupaba en ese momento, aunque no estuviera relacionado directamente con
lo preguntado. Se observó una gran colaboración y una gran disponibilidad de
tiempo.

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Análisis de los Datos


El análisis de las evaluaciones de las imágenes afectivas se realizó, en primer
lugar, mediante el test de Friedman para determinar si existían diferencias signifi-
cativas intragrupo en los contenidos agradables, neutros y desagradables, y, en
segundo lugar, mediante la prueba t de student para determinar si existían diferen-
cias significativas en dichas evaluaciones entre los grupos LM y control. El análisis
de las evaluaciones de los cambios emocionales se realizó, en primer lugar, exami-
nando el número de pacientes que informaba disminuciones, no cambio o aumento
en cada una de las emociones estudiadas aplicando la prueba χ2 (tal como se hizo
en el estudio de Hohmann); en segundo lugar, comparando las evaluaciones del
grupo LM con las del grupo control aplicando la prueba t de student; y, en tercer
lugar, comparando las evaluaciones dentro del grupo LM, en función del nivel y
extensión de la lesión, aplicando la prueba t o Análisis de Varianza dependiendo de
que hubiera dos o más grupos, respectivamente. Para los dos últimos análisis, ade-
más de cada emoción individual, se obtuvo una puntuación global para las emocio-
nes positivas (formada por la suma de las emociones alegría, amor y sentimentalis-
mo) y una puntuación global para las emociones negativas (formada por la suma de
las emociones miedo, ira y tristeza).

RESULTADOS

Evaluaciones de las imágenes afectivas


La Figura 1 representa los resultados de las evaluaciones de las imágenes afec-
tivas de los grupos LM y control en las escalas de valencia (parte superior) y arou-
sal (parte inferior). En consonancia con la selección previa de las imágenes, se
encontraron diferencias significativas, tanto en el grupo LM como en el grupo
control, en las evaluaciones de la valencia de las diapositivas (grupo LM: χ2: 38, p<
.0001; grupo control: χ2: 38, p<.0001). Las diferencias se producen entre las tres
categorías afectivas: agradables frente a neutras y desagradables, y neutras frente a
desagradables. No se encontraron diferencias significativas entre los grupos LM y
control en ninguna de las evaluaciones de la valencia de las diapositivas. Por su
parte, las evaluaciones del arousal (parte inferior de la Figura 1) también produjo
diferencias significativas, tanto en el grupo LM como en el grupo control, entre las
categorías afectivas (grupo LM: χ2: 26.6, p<.0001; grupo control: χ2: 22.92,
p<.0001). Sin embargo, en este caso las diferencias significativas solo se producen
entre las diapositivas desagradables y las otras dos categorías (neutras y agrada-
bles), no siendo significativas las diferencias entre las neutras y agradables. Tam-

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poco en esta escala se encontraron diferencias significativas entre los grupo LM y


control.

Figura 1.- Resultados de las evaluaciones de las imágenes afectivas


de los grupos LM y control en las escalas de valencia (parte superior)
y arousal (parte inferior)

Control LM

8
Puntuaciones 6
medias
4
Valencia
2

0
Agradab. Ne utral De sagrad.

Control LM

8
Puntuaciones 6
medias
4
Activación
2
0
Agradabl. Ne utral De sagrad.

Emociones Autoinformadas.
Los principales resultados con respecto a las evaluaciones de los cambios emo-
cionales en el grupo de lesionados medulares se resumen en las Tablas 2 y 3.

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Tabla 2.- Comparación de las emociones percibidas antes y después de la


Lesión Medular en 12 hombres y 7 mujeres
Nivel de Años de
Alegría Amor Sentim. Ira Miedo Tristeza
la lesión lesión
C1-2** 7 0 0  0 0 0
C3* 7 + + • 0 + +
C4** 21 0 0 0 0  +
C6* 6 0 0 0 0 0 0
D4** 26 • 0 + +  •
D5** 1.10 0 0 + 0 + +
D6**♦ 23 0 0 + + 0 0
D6** 1.11  + + + 0 +
D6* 4 + + + 0 0 +
D7** 16 + + + • + +
D7**♦ 6   + +  +
D8*♦ 10 + + • +  +
D8-9* 5 0  0 0 0 0
D9** 20 0 • 0 + + 0
D10**♦ 27   + • 0 +
D10*♦ 3 + 0 0 0 0 +
D11** 28   0 +  +
D12** 19  + + • 0 •
L1-4* 4 0 + 0 + + 
* : Extensión de lesión Incompleta; ** : Extensión de lesión Completa; ♦: Sensitiva-incompleta
+ : incrementada; - : disminuida; 0 : sin cambios; • : no puede comparar

Respecto a la alegría se puede observar que son 5 los sujetos que informan que
sienten más alegría en la actualidad que antes de la lesión, 8 los que informan que
no han experimentado cambios y 5 los que reconocen que sienten menos alegría en
el presente. A un sujeto le resulta imposible establecer la comparación.
Respecto al amor, son 7 los sujetos que informan respectivamente que sienten
lo mismo o más que antes de la lesión y 4 los que informan que sienten menos en el
presente. A un sujeto le resulta imposible establecer la comparación.
Respecto al sentimentalismo, 7 sujetos informan que sienten el mismo que antes
de la lesión mientras que son 9 los que comunican que se les ha incrementado. Un
sujeto reconoce que siente menos en la actualidad y a 2 les resulta imposible esta-
blecer la comparación.

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Respecto a la ira, ningún sujeto informa sentir menos en el presente, 8 informan


que sienten la misma y otros 8 que sienten más que antes de la lesión. En este caso
3 sujetos no pueden establecer la comparación.
Respecto al miedo, son 5 los sujetos que perciben que este sentimiento se les ha
incrementado, 9 los que informan que sienten el mismo y otros 5 los que creen que
sienten menos miedo en el presente. En este caso todos los sujetos pueden estable-
cer la comparación.
Por último, respecto a la tristeza encontramos que son 5 los sujetos que sienten
la misma, 11 los que consideran que se les ha incrementado en la actualidad mien-
tras que un único sujeto informa sentir menos que antes de la lesión. Son 2 los
sujetos a los que no les resulta posible hacer la comparación.
Como se observa, son siempre mayoría los sujetos que incrementan o no pre-
sentan cambios en su emociones, siendo significativas las diferencias en las escalas
de sentimentalismo, ira y tristeza, tal como se recoge en la Tabla 3.
Tabla 3.- Resumen de los cambios en las emociones percibidas después de la
Lesión Medular (N = 19).
Dismi- Sin Incremen- No puede
Sentimiento χ2 P
nuido cambio tado Comparar
Alegría 5 8 5 1 1.00 .61
Amor 4 7 7 1 1.00 .61
Sentimentalismo 1 7 9 2 6.12 .04
Ira 0 8 8 3 8.01 .02
Miedo 5 9 5 0 1.68 .43
Tristeza 1 5 11 2 8.95 .01

Los anteriores resultados se refieren sólo al grupo de pacientes lesionados, tal


como se hizo en el estudio clásico de Hohmann, sin tener en cuenta la comparación
con un grupo control. Cuando se hace dicha comparación, los resultados varían
ligeramente. En la Tabla 4 se presentan los resultados de esta comparación. Como
se puede ver, se sigue dando una tendencia a mayores puntuaciones en el grupo LM
en todas las Emociones Desagradables y en Sentimentalismo, pero las diferencias
son significativas únicamente en la escala de Tristeza (p: .039).
Al objeto de determinar si existen diferencias significativas entre los subgrupos
de lesionados Altos (A), Medios (M) y Bajos (B) en las distintas emociones, se
realizaron los correspondientes análisis estadísticos. En la Tabla 5 se muestran los
resultados de este análisis. Como se puede ver, se da una tendencia general en el
grupo de nivel medio a puntuar más alto, tanto en las emociones Agradables como
en las Desagradables, aunque no se llega a alcanzar en ningún caso la significación
estadística.

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Tabla 4.-Medias, Desviaciones Típicas y resultados del análisis estadístico


para cada Emoción. Comparación Grupos Lesionados Medulares y Control.
Emociones Grupo N* Media D. T. G.L. T P
Alegría LM 18 2.00 .77 35 -1.399 .170
Control 19 2.37 .83
Amor LM 18 2.17 .79 35 -.431 .669
Control 19 2.26 .56
Sentimentalismo LM 17 2.47 .62 34 .856 .398
Control 19 2.26 .81
Emociones LM 15 6.40 1.45 32 -1.018 .316
agradables Control 19 6.89 1.37
Miedo LM 19 2.00 .75 36 .195 .847
Control 19 1.95 .91
Ira LM 16 2.50 .52 29.455 1.407 .170
Control 19 2.16 .90
Tristeza LM 17 2.59 .62 34 2.142 .039
Control 19 2.05 .85
Emociones LM 15 7.00 .75 22.844 1.516 .143
Desagradables Control 19 6.15 2.26
* Los sujetos que no pudieron hacer la evaluación comparativa están excluidos del análisis.

Tabla 5.- Medias, Desviaciones Típicas y resultados del análisis estadístico


para cada Emoción, según Niveles de la Lesión Medular.
Emociones Grupo N Media D.T. G.L. T P
A 5 2.20 .45
Alegría M 7 2.14 .90 2 .84 .45
B 6 1.67 .82
A 6 2.17 .41
Amor M 6 2.50 .84 2 1.09 .36
B 6 1.83 .98
A 5 2.20 .84
Sentimentalismo M 6 2.83 .41 2 1.78 .20
B 6 2.33 .52
Emociones A 4 6.00 .81
M 5 7.40 1.67 2 2.06 .17
agradables
B 6 5.83 1.32
A 6 2.00 .89
Miedo M 7 2.00 .82 2 .00 1.00
B 6 2.00 .63

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Journal of Health Psychology, 14(1), 2002
Cobos, P., Sánchez, M.B. y Vila, J.

Tabla 5.- (Continuación).


Emociones Grupo N Media D.T. G.L. T P
A 6 2.17 .41
Ira M 6 2.83 .41 2 3.25 .07
B 4 2.50 .58
A 5 2.60 .55
Tristeza M 7 2.71 .49 2 .34 .71
B 5 2.40 .89
Emociones A 5 6.80 1.09
M 6 7.33 .51 2 .97 .40
Desagradles
B 4 6.75 .50

Por último, se compararon los subgrupos de lesión medular según la extensión


de la misma (ver Tabla 6). Como podemos observar, existe una tendencia a puntuar
más alto el grupo de lesión incompleta (I) en la mayoría de las escalas, pero estas
diferencias no fueron tampoco significativas.

Tabla 6.- Medias, Desviaciones Típicas y resultados del análisis estadístico


para cada Emoción, según la Extensión de la Lesión Medular.
Emociones Grupo N Media D. T. G. L T P
C 10 2.20 .79
Alegría 16 1.25 .22
I 8 1.75 .71
C 10 2.10 .88
Amor 16 -.39 .70
I 8 2.25 .71
C 8 2.50 .53
Sentimentalismo 15 .17 .86
I 9 2.44 .73
Emociones C 8 6.37 1.40
13 -.06 .94
agradables I 7 6.42 1.61
C 10 2.00 .67
Miedo 17 .00 1.00
I 9 2.00 .87
C 9 2.44 .53
Ira 14 -.47 .64
I 7 2.57 .53
C 10 2.50 .71
Tristeza 15 -.69 .50
I 7 2.71 .49
Emociones C 9 6.88 .60
13 -.68 .50
Desagradables I 6 7.16 .98

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Journal of Health Psychology, 14(1), 2002
Algunos efectos de la lesión medular en el componente subjetivo de las emociones.

Salud Mental.
La evaluación de los grupos LM y Control mediante el Cuestionario GHQ–28
items no mostró diferencias significativas entre ambos grupos. Tampoco se encon-
traron diferencias cuando el grupo LM se comparó en función del nivel y extensión
de la lesión.

DISCUSIÓN

Nuestros resultados son claros con respecto a la ausencia de disminuciones sig-


nificativas en la experiencia emocional en el grupo de lesionados medulares, tal
como predice el modelo de James y mantienen los defensores de lo que hemos
llamado forma dura de las teorías de la emoción (Hohmann, 1966). La similitud en
las evaluaciones afectivas de los grupos LM y Control son especialmente evidentes
en el test de las imágenes afectivas de Lang, en el que tanto la escala de valencia
como la de arousal muestran valores similares. Por su parte, la evaluación de los
cambios en la experiencia emocional, como consecuencia de la lesión, tampoco
muestra el efecto esperado de acuerdo con el modelo de James. En este caso, sin
embargo, no sólo no se observa la disminución esperada, sino que se observa un
incremento significativo en las escalas de Sentimentalismo, Ira y Tristeza, cuando
se comparan sólo los sujetos del grupo LM entre sí, y en la escala de Tristeza,
cuando se comparan los sujetos del grupo LM con los del grupo Control. Por con-
siguiente, estos datos aportan evidencia a favor de lo que hemos venido llamando
forma débil de las teorías de la emoción (Bermond et al., 1991; Cannon, 1914,
1927, 1929; Chwalisz et al., 1988; Dana, 1921; Lowe y Carroll, 1985; Montoya y
Schandry, 1994; Richards et al., 1982), en el sentido de que la pérdida de informa-
ción periférica no conlleva necesariamente una disminución de la experiencia emo-
cional ya que, aunque se han experimentado ciertos cambios en dicha experiencia,
no van en la dirección de disminuir sino, más bien, en la dirección de aumentar.
Comparados los lesionados según el nivel y extensión de su lesión, tampoco los
resultados confirman la hipótesis de James. Aunque las diferencias no son signifi-
cativas, las tendencias van en la dirección contraria: mayores cambios en el grupo
de lesionados con menores pérdidas en el feedback periférico (lesionados medios e
incompletos). Por tanto, se puede concluir que, en ningún caso, nuestros resultados
confirman la hipótesis de James defendida por Hohmann a partir de datos obteni-
dos de una muestra similar de pacientes y utilizando un instrumento de evaluación
similar. En cuanto a la existencia de trastornos psicopatológicos u otros problemas
de ajuste emocional, nuestros resultados coinciden con los encontrados por Frank,
Kashani, Wonderlich, Lising y Visot (1985), Fullerton, Harvey, Klein y Howell
(1981), Lawson (1978), Malec y Niemeyer (1983), Nestoros, Demers-Desrosiers y

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Cobos, P., Sánchez, M.B. y Vila, J.

Dalicandro (1982), y en el sentido de desconfirmar la presencia de estados de áni-


mo patológicos u otros problemas de salud mental en este grupo de pacientes. No
obstante, en nuestro caso, este resultado puede deberse a los criterios de exclusión
en la selección de la muestra, que tenía en cuenta el no padecer trastorno psicopa-
tológico diagnosticado (aunque no se tuvo que excluir a ninguno de los reclutados
por ese motivo).
Los resultados relativos al componente subjetivo de las emociones, cuando se
combinan con los datos psicofisiológicos obtenidos en los mismos sujetos utilizan-
do el paradigma de la modulación del reflejo de sobresalto (Cobos, Sánchez, Gar-
cía y Vila, en prensa), permiten discutir la adecuación de los planteamientos dico-
tómicos tradicionales sobre las emociones (centralismo-periferalismo, dimensiona-
lidad-especificidad, cognitivo-fisiológico). Los datos psicofisiológicos muestran
una clara modulación de la respuesta cardiaca, tanto en el grupo de lesionados
como en el grupo control, cuando los sujetos visualizan imágenes afectivas. Ambos
grupos responden con mayores deceleraciones cardiacas cuando las imágenes afec-
tivas son desagradables que cuando las imágenes son agradables, quedando las
imágenes neutras en un nivel de respuesta intermedio. Estos resultados coinciden
con los obtenidos por Lang y colaboradores en sujetos normales en numerosos
estudios (Bradley, 2000; Lang, 1995). Por otra parte, la amplitud del reflejo de
sobresalto (medido a través del parpadeo) fue similar en ambos grupos, encontrán-
dose únicamente una disminución significativa en el grupo de lesionados en la
respuesta electrodérmica. En conjunto, estos datos apoyan la idea de que las emo-
ciones son procesos centrales siendo el componente subjetivo probablemente inde-
pendiente de la fisiología periférica, al menos cuando las emociones ya están bien
establecidas dentro del desarrollo ontogenético del individuo. No obstante, los
datos psicofisiológicos también sugieren que las imágenes afectivas utilizadas en el
estudio activaron, tanto en el grupo de pacientes lesionados como en el grupo con-
trol, la estructura central que controla los componentes subjetivos, fisiológicos y
comportamentales de las emociones, tal como postula el modelo bioinformacional
de Lang. Más aún, teniendo en cuenta las bajas correlaciones normalmente encon-
tradas entre los tres componentes, el haber encontrado evidencia de fisiología peri-
férica (en particular, la tasa cardiaca) que correlaciona con los autoinformes afecti-
vos, tanto de los pacientes como de los controles, es un fuerte argumento en contra
de la idea de que la emoción es un proceso cognitivo totalmente independiente de
la fisiología periférica. Las implicaciones teóricas de estos datos con respecto a las
teorías tradicionales de las emociones son evidentes. Las perspectivas dicotómicas
periferalismo frente a centralismo, especificidad frente a dimensionalidad y fisiolo-
gía frente a cognición parecen inapropiadas. Como el modelo de Lang postula,
cualquier perspectiva integradora debe tener en cuenta que las emociones implican

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Journal of Health Psychology, 14(1), 2002
Algunos efectos de la lesión medular en el componente subjetivo de las emociones.

procesos que son simultáneamente centrales y periféricos, específicos y dimensio-


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Agradecimiento
La presente investigación fue financiada parcialmente por el Ministerio Español de
Educación (Proyecto PB97-0841) y la Junta de Andalucía (Grupo HUM-388).

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Cobos, P., Sánchez, M.B. y Vila, J.

Correspondencia:
Pilar Cobos Álvarez
Dpto. Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos
Facultad de Psicología
Universidad de Málaga
Campus de Teatinos s/n
29071 - Málaga

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