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El denunciante interno, o whistleblower, es una figura sumamente importante para la investigación de delitos cometidos en el seno
de una organización. Su protección y la de sus derechos es crítica para garantizar el funcionamiento del sistema. ¿En su
organización ya cuentan con un canal de whistleblower, si no, aquí le contamos qué es y porqué debe implantarlo?.
La Ley Orgánica 5/2010 de reforma del Código Penal introdujo la responsabilidad penal
de las personas jurídicas en nuestro ordenamiento jurídico, lo que significa que las
empresas pueden ser castigadas con sanciones graves cuando no tomen medidas para
prevenir la comisión de delitos.
Las sanciones (artículo 33.7 del Código Penal) van desde multas económicas hasta la
suspensión de actividades, la clausura de establecimientos o hasta la disolución de la
persona jurídica. Para evitar estas medidas penales, es crucial la implantación de
programas de cumplimiento normativo (compliance) y su correcta ejecución.
Estos programas constituyen una buena práctica común en muchas de las grandes empresas y solicitada por muchos inversores que
buscan reducir el riesgo en sus sociedades participadas. Un elemento clave e irremplazable de estos programas es el canal de denuncias
interno (whistleblower).
Las empresas de más de 50 trabajadores estarán obligadas a implantar canales de denuncia de conformidad con la Directiva (EU)
2019/1937 (1). España todavía no ha incorporado esta Directiva en una Ley nacional, pero está obligada a hacerlo.
• Deber de información. Los trabajadores han de ser informados de la existencia del canal, de su funcionamiento y de su finalidad de
manera específica.
• Base de legitimación. Las bases más habituales son: el cumplimiento de una obligación legal (en caso de que sea una empresa obligada
a tener canal de denuncias), el interés legítimo de la empresa y el interés público de prevenir determinados delitos.
• Confidencialidad. Es fundamental que permita garantizar la confidencialidad de los denunciantes. Puede ser aconsejable permitir la
presentación de denuncias anónimas en aquellos casos en los que no sea necesaria la identificación del denunciante para la
investigación de los hechos.
• Conservación de los datos. Transcurridos 3 meses desde la interposición de la denuncia, los datos personales deberán borrarse.
Podrán seguir siendo tratados en por el órgano que investigue, pero no se podrán almacenar en el propio canal de denuncias.
Una buena práctica, en esta línea, es que el propio canal de denuncias tenga programado un recordatorio al responsable de este borrado
antes de que transcurran los 3 meses para que, si desea continuar investigando los hechos, pueda almacenarlos en otro sistema.
En caso de que una denuncia sea rechazada, deberán anonimizar los datos personales.
• Derechos de los interesados. Las personas que se vean involucradas en una denuncia (como el denunciante y el denunciado) pueden
ejercitar sus derechos de acceso, rectificación, supresión y oposición, en el momento que corresponda. No podrán, lógicamente,
solicitar la supresión de los datos personales mientras se esté llevando a cabo la investigación de la denuncia.
Conclusiones
Es necesario contar con un canal de denuncia cumplidor en nuestra organización, y todos los factores mencionados deben ser
considerados a la hora de establecerlo para garantizar su eficacia.
Alineado con los principios de itSMF España extendemos la invitación para que mantengamos firmes lo principios que impulsan
cualquier política ética en las organizaciones y no permitamos que los derechos de los participantes en los procesos de denuncia se
vean menoscabados.
Entre todos estamos construyendo ese itSMF España que siempre habías imaginado: plural, transparente, activo e influyente. ¿A
qué esperas? Únete a él.
Referencias:
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