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JEAN – JACQUES ROUSSEAU. LA PAZ PERPETUA.

LA CRÍTICA
ILUSTRADA A LA ILUSTRACIÓN. Alberto Radut, 4º Derecho, Uah.
Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) fue un célebre escritor y filósofo francés del siglo
XVIII, con ideas democráticas, ideólogo de la pequeña burguesía y uno de los
precursores ideológicos de los jacobinos. Rousseau siguió una filosofía deísta y
reconoce la existencia de Dios y de un alma inmortal. Como dualista, se representa la
materia y el espíritu como dos principios eternos. Creía que la materia era pasiva e
inerte. Desde el punto de vista de la teoría del conocimiento, profesaba el sensualismo y
deducía todos los conocimientos de las sensaciones. Al mismo tiempo, sostenía que las
ideas morales tienen un carácter innato. Sus concepciones sociológicas eran más
radicales. En su Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los
hombres (1754), Rousseau hizo una crítica acerba del orden feudal: la propiedad
privada es la causa de la desigualdad; estima que hay que substituir la gran propiedad
por la pequeña, sin abolir, sin embargo, la propiedad privada. Idealizaba el orden social
primitivo y repudiaba la doctrina de Hobbes (ver) de la guerra de todos contra todos en
la sociedad primitiva. Afirmaba que en el “estado natural”, todos los hombres habían
sido iguales e ignoraban el yugo social, la miseria y la injusticia. En su obra principal,
El Contrato Social (1762), Rousseau expone su teoría del Estado fundado en un acuerdo
entre los hombres, y reconoce al pueblo el derecho soberano. En oposición a Hobbes,
que justificaba el estado absolutista monárquico, Rousseau se pronunciaba por un estado
que garantizara los derechos democráticos burgueses. En ese sentido, Rousseau es
infinitamente superior a los ideólogos de la burguesía actual que han arrojado por la
borda la bandera de las libertades democráticas. Pero el estado ideal de Rousseau no era
otra cosa que el reino idealizado de la burguesía.
En su obra La Paz Perpetua propone demostrar a sus lectores que la idea de una paz
perpetua no puede lograrse sin una confederación que una a todos los países europeos y
que solucione todos los eventuales conflictos entre sus integrantes a través de
procedimientos jurídicos justos. El filósofo ginebrino enlista todas las causas que
normalmente provocan la enemistad entre los pueblos. Los factores principales que
causan esta situación son: controversias, robos, usurpaciones, insurrecciones, guerras y
asesinatos.
Rousseau piensa que la propiedad y las relaciones derivadas de la propiedad son las
verdaderas causas de los conflictos bélicos entre los seres humanos, con esta idea,
pretende distinguir el concepto de guerra de los esfuerzos ambiciosos de los individuos
que todavía están inmersos en el estado de naturaleza.
Sostiene que lo que prevalece entre los europeos es una hostilidad constante. En este
contexto, articula la idea de crear una confederación de naciones que realmente evite
que se desaten las guerras. Pero esto no sucederá por simple casualidad, Rousseau
afirma que: “El estado de violencia jamás cambiaría únicamente por la naturaleza del
asunto y sin apoyarse en el arte político" (Rousseau, 2012a: 41). El filósofo ginebrino
subraya la necesidad de superar tal situación intolerable, y muestra confianza en que la
ciencia política como herramienta puede contribuir a alcanzar ese objetivo.
El ideal que propone Rousseau con su proyecto, es que la guerra tiene que librarse
contra enemigos externos para conservar la paz al interior de Europa, tuvo un
importante influjo sobre la filosofía moral de Kant.
En cuanto a la crítica ilustrada a la ilustración, fue muy crítico con la idea del progreso.
Su teoría política se basa en que la civilización, las instituciones, la propiedad privada,
la vida social, en definitiva, es el origen del sufrimiento y las injusticias que sufre el ser
humano.
Para Rousseau, “el hombre salvaje” (“el buen salvaje”) es un ser aislado y solitario,
capaz de sobrevivir por sus propios medios y sin más deseos que las propias
necesidades vitales. Se planteó qué fue lo que hizo realmente que el hombre saliera del
denominado “estado animal” y adquiera los rasgos sociales que le son propios hoy en
día. Entendía que los seres humanos poseen dos atributos propios: el primero la libertad
y el segundo la capacidad de perfeccionamiento. Dicha capacidad es la fuente del
progreso humano. Fue la civilización la que con el desarrollo de herramientas para la
lucha por sobrevivir y junto con la cooperación entre unos y otros lo que hizo que
surgieran esos vínculos y eso s lazos que nombramos con anterioridad. Y fue a partir de
ese momento cuando se empezaron a crear bienes superfluos, lujosos lo que dio luchar
al origen de lo que Rousseau denomina “necesidades corrompidas”. El filósofo entiende
que la corrupción y que la vida social es el origen del sufrimiento y las injusticias que el
hombre sufre.
El desarrollo de la agricultura y la metalurgia trajo consigo la propiedad privada y las
normas de la justicia. Y con la propiedad privada llegaron los lazos de servidumbre, los
celos, la desigualdad y la esclavitud.
Para Rousseau el secreto de la felicidad está en volverse hacia adentro, encontrarse a
uno mismo por ello en su célebre obra denominada “Emilio” promulga una educación
que fomente los sentimientos y las pasiones contra el autocontrol y el dominio. La idea
de Rousseau es la de volver a los orígenes y hacer de Emilio, su discípulo imaginario,
un hombre que sepa valerse por sí mismo. La educación de Emilio ha de consistir en
alejarle de la influencia de la sociedad y disponer a su alrededor un muro de protección
hasta que sea suficientemente fuerte para oponer resistencia a los valores de la sociedad.
Emilio no podrá nunca ser un hombre natural, o estar plenamente integrado desde el
punto de vista social, pero puede ser independiente. El objetivo entonces de la
educación es proteger la naturaleza del niño y será ésta la que le guíe en todo momento
del proceso educativo.
En el escrito, Rousseau considera que la única religión necesaria, es la religión natural.
Para él, la fe natural es algo íntimo y vivencial, cuyo fundamento está en la conciencia y
no en la razón. Todos los hombres, siguiendo su conciencia, son capaces de conocer las
exigencias 15 de esta religión que responde al sentimiento de la naturaleza.

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