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UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUMBES

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE ADMINISTRACIÓN

Tema 03

Estudiante:

Rosales Laurente, Barbara Nicole de María

Jurado Calificador:

1. Dr. Murga Fernández, Gilmer Rubén

2. Mg. Armestar Amaya, Alex Alfreth

3. Mg. Infante Carrillo, Rubén Edgardo

Asignatura:

Gerencia Social

Tumbes, Perú
2022
ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN.................................................................................................................3

II. OBJETIVOS......................................................................................................................... 4

2.1. OBJETIVO GENERAL...................................................................................................4

2.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS.........................................................................................4

III. MARCO TEÓRICO.............................................................................................................. 5

3.1. Política Económica........................................................................................................5

3.2. Política Social................................................................................................................ 5

3.3. Gerencia Social.............................................................................................................6

3.4. Las Políticas Sociales y la descentralización.................................................................7

3.4.1. La importancia de la Política Social........................................................................7

3.4.2. Equidad y derechos en la política...........................................................................8

3.4.3. Eficiencia y eficacia en los sectores sociales.........................................................9

3.4.4. Los avances en la descentralización de los sectores y programas sociales.........10

3.4.5. Descentralizar los sectores sociales para transformarlos.....................................10

3.4.5.1. Orientaciones generales................................................................................11

3.5. Los modelos del estado de Bienestar..........................................................................12

3.5.1. Análisis enfocado a la situación del Estado de Bienestar en Perú........................13

3.6. Análisis y medición del desarrollo humano..................................................................16

3.6.1. Medición del desarrollo humano...........................................................................18

3.6.1.1. Indicadores claves.........................................................................................18

3.7. Aspectos éticos........................................................................................................... 19

IV. CONCLUSIONES........................................................................................................... 22

V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS...................................................................................23

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I. INTRODUCCIÓN

En la presente monografía se describen y argumentan los diferentes enfoques que existen en


la literatura sobre el tema en América Latina. En el mismo continente, los programas sociales
no presentan los resultados e impactos esperados por la sociedad y esto lleva a plantear una
nueva conceptualización orientada a mejorar la calidad del gasto social.

Uno de los grandes retos de la Gerencia Social es disminuir al máximo los impactos
irreversibles de la pobreza y romper con el círculo perverso de la exclusión; pero surge la
pregunta de cómo hacerlo en un contexto donde existen graves problemas de ineficiencia e
ineficacia de las instituciones y funcionarios públicos, y se presenta un inadecuado
direccionamiento de la inversión en el capital humano, debido a que se continua
trabajando con modelos son tradicionales, donde las políticas y programas son poco
flexibles, tienen mínima consulta con los interesados, se dan de arriba hacia abajo, están
alejados de la realidad que se enfrenta y sus acciones responden a decisiones tomadas
políticamente de manera unilateral.
Esto hace pensar que las actuales políticas y programas sociales tienen que responder a
nuevos modelos de gerenciamiento, que sean flexibles, participativos,
con acciones que se emprendan luego de una exploración del problema y sus necesidades,
con opciones diversas de la solución y acordes con la realidad que se enfrenta.
Aún es frecuente ver cómo en los diferentes niveles de las jerarquías estatales coexisten las
dos tendencias: a veces el Estado concentra su función en la regulación y el diseño de
políticas, dejando al sector privado la operación e implementación y al mismo tiempo, en el
nivel local, se establecen mecanismos para la prestación directa de servicios y programas por
parte de los gobiernos locales.

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II. OBJETIVOS

2.1. OBJETIVO GENERAL


Determinar los conceptos de Política Económica, Política Social y la Gerencia Social.

2.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS


1. Analizar la definición de las políticas sociales y la descentralización.
2. Diagnosticar los modelos del Estado de Bienestar
3. Comprender los conceptos de medición del desarrollo humano.

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III. MARCO TEÓRICO
3.1. Política Económica
La política económica puede definirse como el conjunto de directrices y lineamientos
mediante los cuales el Estado regula y orienta el proceso económico del país, define los
criterios generales que sustentan, de acuerdo a la estrategia general de desarrollo, los
ámbitos fundamentales e instrumentos correspondientes al sistema financiero nacional, al
gasto público, a las empresas públicas, a la vinculación con la economía mundial y a la
capacitación y la productividad. Todo ello pretende crear las condiciones adecuadas y el
marco global para el desenvolvimiento de la política social, la política sectorial y la política
regional. (Finanzas, s.f.)

Esta concepción de la política económica permite extraer algunas características básicas


que son las siguientes. En primer lugar, se construye sobre un esquema objetivos-
instrumentos, que son las dos categorías básicas de la política económica, y por ello se
dice que la política económica es la vertiente normativa de la economía o que tiene un
enfoque teleológico (se encamina al logro de un fin), por contraposición a la vertiente
positiva representada por la teoría económica. En segundo lugar, la política económica
implica un deseo de transformación de la realidad económica, que se concreta en la
selección de los fines que deben perseguirse a través de la actuación e intervención de los
Gobiernos. Esta selección de los objetivos de la política económica, y, al menos en algunos
casos, también la de los medios o instrumentos, implica la introducción de juicios de valor y
valoraciones éticas, que nos lleva a plantear, ineludiblemente, la polémica sobre la
neutralidad y objetividad del economista. En tercer lugar, la política económica es sobre
todo una "praxis", y de hecho culmina con la toma de decisiones concretas por parte de la
autoridad competente y la intervención directa en la economía. (Gutierrez Andrade, 2009)

3.2. Política Social


Se conceptualiza a la política social como el conjunto de directrices, orientaciones, criterios
y lineamientos conducentes a la preservación y elevación del bienestar social, procurando
que los beneficios del desarrollo alcancen a todas las capas de la sociedad con la mayor
equidad. (Finanzas, s.f.)
La Política Social puede definirse, en primer lugar, como una mediación histórica y
epistemológica, entre la economía (el bien-estar) y la política (el bien-común) ante las

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fracturas sociales emergentes que provoca su dialéctica conflictiva: la “procura existencial”
o Dasainvorsorge, nacida ante el impacto del industrialismo y su técnica (Forsthoff, 1975).
Un fenómeno que supone la traducción del pensamiento social (en su base material y en su
orden de convivencia), y que originalmente, se concretó en el llamado “problema obrero”, y
que en siglo XXI se engloba bajo el “desarrollo humano integral”, y cuya definición cubría,
para De Laubier, “un dominio que se sitúa entre lo económico y lo político como medio de
conservación o reforzamiento del poder el Estado”.
Esta concepción alude, en segundo lugar, a la forma de organización política de las
sociedades industrializadas (rectius Estado social), institucionalización de ese pensamiento
social, y que se funda, para superar las “fracturas sociales”, a través del reconocimiento
jurídico de un orden social concreto (Política social general), y de la satisfacción de las
necesidades y oportunidades vitales de una población por medio de un conjunto de bienes
y servicios (Política social específica).
Y, en tercer lugar, la Política social se concreta, como medio, en un sistema jurídico e
institucional de protección, previsión y asistencia de ciertas necesidades y oportunidades
vitales determinadas por el orden social vigente, mediante dos grandes instrumentos:
i. Garantía de ciertos niveles y medios materiales de existencia (el Bienestar social o
seguridad económica).
ii. Fomento y apoyo a la realización personal del hombre (para alcanzar la Justicia
social (Alonso Seco & Gonzáles, 1997).
Así, podemos subrayar como elementos generales de toda manifestación de la Política
social los siguientes: generada en una época histórica concreta, determinada por una
decisión política, realizada jurídicamente, con un estatuto científico concreto, e
institucionalizada pluralmente.
3.3. Gerencia Social
El concepto de gerencia social no se reduce a la suma de los elementos de los dos
conceptos aislados: gerencia + social; la “gerencia” da la estrategia, la dirección y el
liderazgo, mientras que lo “social” da el campo en el cual se aplica; pero el concepto
“gerencia social” denota más acerca de la dirección estratégica que hay que darle a lo
económico, lo político y lo cultural.
En realidad, sobre gerencia social no hay un único concepto que satisfaga a todos por
igual, pues está en construcción y debe ser validado por las prácticas en diferentes
contextos. Entonces, se prefiere en este escrito hablar de enfoques en lugar de definiciones
o conceptos acabados y fijos. (Ortiz Serrano, 2013)

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Es un tema reciente que surge como respuesta a los cambios sociales, políticos, culturales
y económicos de las últimas dos décadas, tales como la privatización del estado, el paso de
una sociedad industrial a una sociedad del servicio, la globalización de la economía, la
descentralización de la política y lo más importante, el crecimiento de la pobreza y los altos
niveles de inequidad.
Frente a este panorama, surge la necesidad de una gerencia que vaya más allá del uso de
herramientas gerenciales y administrativas en pro de la rentabilidad, es decir, una gerencia
más humana, con conciencia social, comprometida con el cambio y que pueda conciliar
entre los intereses económicos y los intereses que demanda la sociedad de hoy.
Pero, así como la gerencia requiere de un sentido más social, lo social requiere de un
sentido más gerencial que a partir de estrategias de planeación, implementación y
evaluación de cuenta de los impactos sociales que se generan, con eficiencia y eficacia, y
que contribuya a que la institucionalidad se convierta en un instrumento y actor para el
desarrollo global de la sociedad.
Es así como surge la gerencia social, que no es otra cosa que un modelo gerencial ético y
transformador que, con una mentalidad estratégica, programática, operativa y evaluativa, y
teniendo en cuenta las necesidades del entorno, busca generar capital social, valor público
y contribuir a un desarrollo equitativo y sostenible. (García Gomez , Sanchez Tirado, &
Rodriguez Monsalve, 2004)

3.4. Las Políticas Sociales y la descentralización


3.4.1. La importancia de la Política Social
La política social en el Perú ha sido históricamente débil. La educación primaria recién
ha logrado una cobertura bastante amplia en la década de los 80s, y la salud, que aún
no logra una cobertura universal, solo logró una cobertura rural amplia en los 90s. Los
niveles de aprendizaje efectivo en el Perú están bastante rezagados en relación al resto
de Latinoamérica, incluso debajo de países más pobres como Bolivia, y nuestros niveles
de mortalidad infantil (43 por mil) son bastante mayores a los que corresponden a un
país con nuestro ingreso per cápita. Junto a ello, los niveles de pobreza y desigualdad
son bastante elevados y no existen claros derechos que permitan a la población
conocer qué servicios puede reclamarle al Estado. Frente a ello, la ciudadanía ha
venido demandando sin cesar un Estado que cumpliera un rol redistributivo y de justicia
social mucho más fuerte, habida cuenta de las enormes desigualdades y dramáticas

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condiciones de pobreza existentes. Con el nuevo gobierno de Alejandro Toledo ha
estado planteada también la necesidad de la construcción de una nueva forma de
gobierno que fortaleciera el desarrollo de relaciones de ciudadanía, en reemplazo del
neopopulismo autoritario y clientelista de Fujimori. Ello también requería que el estado
respondiera a las demandas sociales y afirmara esta nueva relación prestando servicios
eficaces a las mayorías. Los dos primeros años arrojan un balance que deja que desear
en este aspecto. El gasto social no se ha incrementado significativamente. El gasto
público en educación y salud en el Perú es bastante bajo y se encuentra atenazado por
una recaudación tributaria baja y concentrada en impuestos indirectos que afectan a la
mayoría de la población. En estos primeros años de democracia recuperada no ha
habido un cambio sustancial a este respecto. En los primeros meses del actual gobierno
hubo mejoras, al reducirse el gasto militar y aumentarse en algo los recursos para los
programas sociales, pero tal política llegó rápidamente a un límite por la escasa
recaudación tributaria. Recién ahora se aplican algunas medidas tributarias que puedan
superar esa barrera. (Francke, 2004)

3.4.2. Equidad y derechos en la política


Un segundo elemento fundamental de reforma de la política social se refiere a la
equidad y el enfoque de derechos. Una de los problemas que arrastramos del pasado
es que no hay derechos claramente establecidos de tal manera que cualquier peruano
sepa perfectamente que servicios y condiciones básicas debe brindarle el estado. Ello
permite que los programas sociales sean manipulados para que la población crea que
se trata de dádivas otorgadas por algún personaje, y que efectivamente el acceso a
estos programas pueda ser condicionado al cumplimiento de determinados
comportamientos políticos, como ir a una marcha o a un mitin. Tal comportamiento
manipulador fue masivo durante el fujimorismo, pero solamente exacerbó el manejo que
en este mismo sentido hicieron los gobiernos democráticos de los 80s.
Simultáneamente, ello significa que miles de peruanos aún carecen de derechos
básicos como la salud o la educación básica de calidad, sin que haya esfuerzos
significativos e importantes por cerrar esa brecha. El Estado peruano actúa de manera
inequitativa, negando derechos básicos a los más pobres y al mismo tiempo
manteniendo y ampliando dádivas y beneficios a quienes no son pobres, lo que en parte
se explica por su mayor capacidad de organización y presión política. (Francke, 2004)

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3.4.3. Eficiencia y eficacia en los sectores sociales
Dentro de los cambios necesarios en los programas sociales destaca el de su eficacia,
ya que la calidad técnica de su dirección y gestión deja mucho que desear. La
multiplicidad de programas superpuestos y descoordinados, la falta de objetivos y
marcos lógicos claros, la inadecuación de los diseños, la inexistencia de mecanismos de
monitoreo y evaluación que permitan orientarlas hacia el logro de los objetivos, las
debilidades en la focalización, la inestabilidad de sus cuadros gerenciales, son
elementos que han llevado a que en muchos casos estos programas son mucho ruido y
pocas nueces. Hay casos escandalosos, como Coopop, organismo que gasta en dos
terceras partes de su presupuesto en burocracia y apenas un tercio en proyectos hacia
la población, pero este no es el único caso. El neoliberalismo fujimorista, con todo su
énfasis en la eficiencia como el valor rector de la economía y la sociedad, no logró una
gestión eficiente de los programas sociales, salvo honrosas excepciones. Bajo la
orientación de sacar del estado a los fujimoristas corruptos, en muchos casos se ha
botado a todo el equipo técnico que sustentaba los programas sociales sin compartir las
orientaciones del fujimorismo ni estar comprometido en la corrupción o en la
sustentación política de la dictadura. Si además consideramos que en muchos casos las
personas que entraron lo hicieron por contactos políticos y con poca experiencia y
capacidad, uno se puede explicar por qué hoy muchos programas y proyectos, mal que
nos pese, son menos eficaces que durante el fujimorismo. Poco se ha avanzado
también en este terreno como política general. Si bien los programas alimentarios se
fusionaron en el PRONAA, no se ha logrado reorientar estos para que tengan objetivos
claros y metodologías adecuadas. Por otro lado, no se ha logrado aún establecer un
sistema de monitoreo que permita conocer como se está avanzando hacia las metas
establecidas, ni se realizan evaluaciones de manera sistemática para saber cuál es el
efecto real que tienen los programas sobre el bienestar de la población. En educación,
se han dejado de hacer las evaluaciones que permitían conocer los logros educativos
de los estudiantes, con lo que nos quedamos conociendo que estamos con pésimos
resultados, pero sin poder saber qué efectos tendrán las políticas que hoy se aplican.
Como se sabe, además, el esfuerzo de establecer un sistema meritocrático para que los
profesores sean los mejores posibles que inició Nicolás Lynch ha sido desactivado. En
general, no ha habido una orientación general de reforma del estado en cuanto a los
sectores sociales, que avance en distinguir las funciones de políticas y planeamiento, de
financiamiento y regulación y de provisión. (Francke, 2004)

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3.4.4. Los avances en la descentralización de los sectores y programas sociales
Al respecto, aunque en relación a la descentralización se han aprobado varias leyes
(Ley de Bases de la Descentralización, la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales y la
Ley Orgánica de Municipalidades), las disposiciones legales vigentes no establecen una
clara distribución de competencias entre los tres niveles de gobierno. Así, no hay una
visión objetivo clara de adónde debe llevarnos el proceso de descentralización en
general ni en los sectores sociales en particular, y mucho menos de cuál es la ruta o
camino que seguirá el proceso. En este marco de competencias no claramente
definidas de manera legal, lo que va a marcar la distribución de funciones entre niveles
de gobierno y las relaciones entre ellos serán:
i. el control sobre los flujos financieros y
ii. un tira y afloja político entre el gobierno central y los gobiernos regionales y
locales.
Una visión de conjunto de cómo operan en la actualidad esos flujos financieros puede
apreciarse en los gráficos adjuntos. Claramente se aprecia que educación y salud están
fundamentalmente vinculados a los gobiernos regionales, mientras los programas de
lucha contra la pobreza se vinculan con la comunidad y los gobiernos locales. Hay poca
conexión entre educación y salud y los gobiernos locales y la comunidad, así como poca
entre programas sociales y gobiernos regionales. (Francke, 2004)
3.4.5. Descentralizar los sectores sociales para transformarlos
Los sectores sociales son sectores en los cuales el estado tiene un rol muy significativo
en la organización y provisión de los servicios, razón por la cual cuenta con un enorme
número de empleados (maestros, médicos, enfermeras, trabajadores) y de centros
proveedores de servicios (colegios, ISTs, Universidades, hospitales, centros de salud,
centros de emergencia mujer, aldeas infantiles, etc), compra millones de soles en miles
de productos diferentes (medicinas, textos, etc) y cuenta con un enorme aparato
administrativo (direcciones regionales, USEs, UTEs, gerencias zonales, etc). Debido a
ello, el desarrollar la reforma del estrado en estos sectores es de enorme importancia
para prestar servicios en forma eficiente y eficaz, y desarrollar una nueva relación con la
ciudadanía. Las estrategias para reformar la actual situación, de un estado sumamente
ineficaz y que trata muy mal a la gente, son dos. La primera es abrir el estado a la
población, mediante participación directa y mediante transparencia de la información.
De esta manera, se reducen las distancias entre funcionarios públicos y usuarios, se

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reduce el margen para abusos y corrupción y se favorece la fiscalización. Digamos que
esta es la estrategia de empoderamiento, de devolver el poder a la gente y aumentar la
voz de los pobres. La segunda estrategia es la de modernizar técnicamente al estado,
haciendo que tenga herramientas modernas de gerencia social. Ambas estrategias se
refuerzan mutuamente; en particular, la transparencia demanda que haya mecanismos
modernos para que la población pueda conocer los recursos con que se cuenta y las
cosas que se hacen.
La descentralización es una política fundamental en este sentido, precisamente porque
permite reducir las distancias entre gobernantes y gobernados, entre funcionarios
públicos y usuarios, y de esa manera favorece la participación social, la rendición de
cuentas y la vigilancia ciudadana. (Francke, 2004)
3.4.5.1. Orientaciones generales
Las principales orientaciones que deben tomarse para hacer realidad una
descentralización que sea la punta de lanza de esta reforma del estado en los sectores
sociales son las siguientes:
i. Estrategia de descentralización en educación, salud y desarrollo social que:
 Respete el principio de subsidiareidad entre niveles de gobierno; es decir,
que se devuelva hacia los niveles locales todo aquello que estos puedan
hacer eficazmente, y lo que estos no puedan hacer, se entregue a los
gobiernos regionales salvo lo que éstos no puedan hacer eficazmente o
implique políticas de alcance nacional.
 Defina claramente las competencias responsabilidades de cada nivel de
gobierno.
 Establezca claramente las relaciones entre los distintos niveles de
gobierno, los canales para la aplicación de las políticas nacionales y el
respeto a derechos universales por parte de gobiernos subnacionales,
incluyendo el financiamiento necesario.
ii. Establecer claramente mecanismos de participación ciudadana en los diversos
niveles:
 En la planificación, mediante sistemas participativos que partan de cada
comunidad o escuela hasta llegar a los niveles provinciales y regionales.
 En la gestión, mediante mecanismos tales como los CLAS, los Consejos
Escolares Comunales o los Núcleos Ejecutores, desarrollando
mecanismos mixtos que permitan avanzar hacia una cogestión

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comunidad-municipio, así como resguardando espacios regionales de
planificación y coordinación en los cuales también debe haber
mecanismos de participación y consulta ciudadana.
 Con rendición de cuentas de manera transparente, tanto referidas al
presupuesto y el gasto como a los avances y metas propuestas y
efectivamente logradas.
iii. Simplificación y reorganización de los programas sociales, la misma que resulta
indispensable para dar lugar a un proceso de descentralización ordenado,
transparente y eficaz:
 Unificación en tres fondos orientados a satisfacción de necesidades
básicas e infraestructura rural, a atención a pobreza extrema y grupos sin
sustento familiar y a prevención y mejoramiento nutricional, con
directorios plurales con representación de la sociedad civil.
 Rediseño de programas y proyectos en función de los objetivos
prioritarios.
 Reorientación de los organismos centrales, que deben girar hacia una
función de supervisión y asistencia técnica.
 Establecimiento de criterios claros y transparentes de priorización de las
poblaciones más necesitadas.
iv. Establecimiento de un sistema de monitoreo y evaluación, que permita conocer
la efectividad de los programas que se desarrollan a todo nivel y sea la base
para un sistema de rendición de cuentas transparente, para lo cual debe:
 Incluir mecanismos de vigilancia ciudadana.
 Recoger opiniones de los usuarios mediante diversos medios.
 Articular a los distintos niveles de gobierno en la supervisión.
 Seguir indicadores claramente vinculados a los objetivos que se
persiguen.
v. Políticas de recursos humanos, con supervisión pública y social, para una
selección de personal por concurso de méritos y una evaluación, promoción y
separación técnicas, transparentes y participativas. (Francke, 2004)
3.5. Los modelos del estado de Bienestar
El Estado de bienestar se ha definido básicamente como un conjunto de instituciones
públicas proveedoras de servicios sociales, dirigidas a mejorar las condiciones de vida y a

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promocionar la igualdad de oportunidades de sus ciudadanos. Conceptos amplios como el
de Estado de bienestar suelen determinarse por construcciones teóricas situadas más allá
de las coordenadas del espacio y del tiempo. Sin embargo, la dimensión histórica y los
referentes territoriales son atributos esenciales para la comprensión de la gestación, el
desarrollo y la transformación de los modernos Estados de bienestar. Sistemas culturales,
legados institucionales, arenas políticas y marcos organizativos son áreas cruciales por
analizar.

El Estado de bienestar se ha implantado de acuerdo con sus capacidades de procuración


de servicios sociales. Históricamente los poderes públicos estatales fueron asumiendo
funciones tradicionalmente desempeñadas por los concejos municipales o las iglesias. Tal
era la situación previa a la promulgación, a partir de 1834, de la New Poor Law en el Reino
Unido. Para algunos historiadores, dicha fecha marcó los inicios de la construcción de los
sistemas contemporáneos del bienestar. La legislación británica estructuró un sistema de
ayuda para los pobres, que hasta entonces habían estado a merced de la caridad de
iglesias e instituciones benéficas. Entre otras finalidades se pretendía establecer un marco
jurídico estable y funcional que beneficiara a los trabajadores más necesitados.

3.5.1. Análisis enfocado a la situación del Estado de Bienestar en Perú


Ahora el análisis no será enfocado a la historia sino a la realidad peruana, el Estado es
algo que va en constante evolución, las prácticas o teorías vigentes en un momento de
la historia que parecían muy acertadas o correctas, quedan desfasadas, las
necesidades sociales van en aumento y son más los derechos y condiciones mínimas
de vida que deben ser garantizadas, es a razón de ello que se presenta el Estado de
Bienestar, que trae los sistemas de seguridad social, con garantía y coadministración
estatal.

¿Pero qué tanta trascendencia tiene en el Perú? Es necesario hacer un análisis


respecto a cada panorama, en primer lugar, sobre los subsidios otorgados por el
Estado, como lo son los de desempleo, vejez, o incapacidad, respecto de los cuales se
encuentra un panorama en el que recién a razón de la pandemia actual, el MINTRA
recién está empezando a considerar la posibilidad de generar un bono al sector
desempleado de la población que lo ha requerido con urgencia, el seguro de desempleo
es un subsidio otorgado por el Estado que permite mantener un nivel de vida digno y no

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arriesgar el cumplimiento de obligaciones que repercutirían gravemente aun después de
que se vuelva a reinsertar en el mercado laboral o afectando directamente en la
supervivencia de esa población (OIT, 2000), por lo que, el Presidente Martín Vizcarra se
ha encargado de emitir ciertos bonos a las familias, trabajadores independientes, entre
otros; sin embargo; al darse de manera tan acelerada la regulación del presupuesto y su
distribución no ha sido la más correcta. Con lo que sí cuenta el Estado es con un
sistema público de pensiones, que compite con el sistema privado, afiliando al 19% y
29% de la población respectivamente, lo que deja a un considerable y preocupante 52%
desprotegido y excluido del sistema de pensiones (IPE, 2019).

Aún en la coyuntura actual, no es nada segura la implementación del seguro de


desempleo en el Perú, aunque no es nada novedoso. Este aporte británico ya lleva
implementado en Europa y Estados Unidos desde antes de 1990, sea esta prestación
de un nivel de protección alta como en el caso de los países de Alemania, Austria,
Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, España, Islandia, Luxemburgo, Noruega, Países
Bajos, Portugal, Suecia y Suiza, o de nivel medio en Australia, Canadá, Irlanda, Japón,
Nueva Zelandia, el Reino Unido, y los Estados Unidos.

En segundo lugar, en relación al sistema de salud, el Estado de Bienestar propone un


sistema de salud universal y gratuito, para ello en el Perú contamos con el MINSA,
ESSALUD, FFAA, PNP y las clínicas privadas. Si bien tiene algunas falencias nuestro
sistema de salud va por buen camino, apoyado con iniciativas como el Programa de
Apoyo a los Más Pobres (JUNTOS) dirigido a la población de mayor vulnerabilidad
(pobreza y pobreza extrema), con la finalidad de reducir la pobreza y romper la
transmisión intergeneracional de la pobreza extrema y que está consiguiendo un
aumento significativo en la utilización de servicios de salud en esos sectores (Alcalde
Rabanal, 2011). Lo que falta es reforzar la economía que ahora más que nunca es débil
y destinar una mayor parte de los recursos económicos al presupuesto del área de
salud, para poder aumentar su cobertura pero por sobre todo la calidad del servicio, que
incluya atención rápida y eficiente junto con el equipamiento adecuado de las
instalaciones, lo que es una falencia actual en nuestro sistema de salud, para lo que ha
contribuido la reforma del sistema de finanzas impulsada por el Ministerio de Economía
y Finanzas (MEF), e implementar un sistema de seguridad social integrado, en el que el
control y gestión total no sea de forma dispersa como lo es actualmente, lo que

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ofrecería la posibilidad de ampliar la cobertura, otorgar prestaciones de igual calidad a
personas de distintos ingresos, género, etnia y ubicación geográfica. (Derecho, 2020)

La Ley De Modernización De La Seguridad Social En Salud en su artículo primero


señala que “La Seguridad Social en Salud se fundamenta en los principios
constitucionales que reconocen el derecho al bienestar y garantizan el libre acceso a
prestaciones a cargo de entidades públicas, privadas o mixtas. Se desarrolla en un
marco de equidad, solidaridad, eficiencia y facilidad de acceso a los servicios de salud”.
(Alonso Seco & Gonzáles, 1997)

Dichos principios son atinados en relación al funcionamiento del Estado de Bienestar,


pero se ha visto como se desató la polémica en la población cuando se le permitió a
venezolanos la afiliación gratuita al SIS, al igual que toda persona sin ningún seguro de
salud que resida en territorio nacional y que cumpla con los requisitos, lo que evidencia
otro factor importante a implementar: promover la consciencia, cultura y
empoderamiento del ciudadano. Nadie tiene que morir por no ser de una determinada
nacionalidad. (Derecho, 2020)

El tercer punto son los servicios de educación, en el que importa considerar factores
como el acceso a dichos servicios y la calidad de los mismos. Según la UNESCO el
gasto público en el sector de educación ha ido en aumento, lo cual es buen indicativo de
que se ha trabajado en reducir las brechas existentes en acceso, calidad y pertinencia
de la educación (en el 2018 se han destinado al sector público S/.19 701 000. 00,
mientras que en años anteriores se destinaba casi la mitad S/.8 042 000. 00, en 2008.
Sin embargo, las medidas por parte del Estado no han sido suficientes, existe la
necesidad de reforzar las estrategias mediante una perspectiva a largo plazo que
permita abordar los desafíos pendientes de manera planificada, transversal y sincrónica,
involucrando a los distintos niveles de gobierno (UNESCO, 2017).

Según estadísticas del INEI, en 2018 el 77.3% de infantes de 3 a 5 años de edad, del
sector socioeconómico más bajo del Perú asiste a un centro educativo, de la misma
forma el 92.45% de niños y niñas de 6 a 11 años de edad recibe educación primaria y el
76.5% de adolescentes de 12 a 16 años asiste a educación secundaria. Pero sólo el
43.55% de adolescentes asiste a educación secundaria al grado que le corresponde y

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según un estudio elaborado por UNICEF, el porcentaje de menores que no concluye la
escuela en el tiempo previsto está alrededor del 35%, lo que resulta en que
lamentablemente esos jóvenes no han tenido oportunidades o han sido expulsados del
sistema educativo, y al no haber concluido sus estudios tampoco tienen acceso al
mercado laboral, como declaró la representante del Fondo de las Naciones Unidas para
la Infancia (Unicef) en Perú, Olga Isaza, a la agencia Andina (INEI, 2018).

Tomando en cuenta que las estadísticas del INEI pueden tener un margen de error, la
situación se agravaría mucho más y la necesidad de un Estado de Bienestar que brinde
educación de calidad y que esté disponible para el total de ciudadanos, se vuelve aún
mayor. (Derecho, 2020)

El Estado de Bienestar también incluye el derecho universal de vivienda, alimentación, y


otros seguros o servicios asistenciales, estas actividades, al igual que todas las antes
mencionadas buscan otorgar los servicios y condiciones básicas para el desarrollo
humano. El Perú está dentro de esa búsqueda, de ese avance social y por lo tanto
constituye un bien jurídico la defensa del derecho a la seguridad social y todos los que
la misma incluye, como menciona el mismo Tribunal Constitucional en la sentencia N°
05561-2007-PA/TC:

“Que el derecho a la seguridad social comporte un conjunto de


derechos e instituciones, hace referencia a los dos ámbitos en que se
proyecta, tanto como derecho subjetivo, como también como garantía
institucional en su dimensión objetiva. En tanto garantía institucional,
tenemos establecido que el sistema de seguridad social, constituye [… ]
el soporte sobre el cual se cimenta el derecho fundamental a la
pensión, las prestaciones de salud, sean éstas preventivas, reparadoras
o recuperadoras – en atención a la oportunidad en que se brinden.
(STC 09600-2005- AA (Exp. 05561-2007-AA FJ De 5 a 7)”

3.6. Análisis y medición del desarrollo humano


El desarrollo humano es un proceso mediante el cual se amplían las oportunidades de los
individuos, las más importantes de las cuales son una vida prolongada saludable, acceso a
la educación y el disfrute de un nivel de vida decente. Otras oportunidades incluyen la

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libertad política, la garantía de los derechos humanos y el respeto a sí mismo lo que Adam
Smith llamó la capacidad de interactuar con otros sin sentirse “avergonzado de aparecer en
público. (PNUD, 1999)
Algunas veces se sugiere que el ingreso es un sustituto de todas las demás oportunidades
de cualquier otra opción. Esto es solo parcialmente cierto por diversas razones:
 El ingreso constituye un medio, no un fin. Puede utilizarse para adquirir
medicamentos esenciales o narcóticos. El bienestar de una sociedad depende del
uso que se da al ingreso, no del nivel del ingreso mismo.
 La experiencia de los países muestra muchos casos de altos niveles de desarrollo
humano con niveles de ingreso bastante altos.
 El ingreso actual de un país puede ofrecer muy pocos indicios sobre sus
perspectivas futuras de crecimiento. Si ya ha invertido en su gente, su ingreso
potencial puede ser mucho mayor que el que muestran sus niveles actuales, y
viceversa.
 Los múltiples problemas humanos de muchas naciones industrializadas ricas
demuestran que los altos niveles de ingreso, en sí mismos, no garantizan el
progreso humano.
La simple verdad es que no existe un vínculo automático entre el crecimiento del ingreso y
el progreso humano. El análisis sobre el desarrollo humano debe concentrarse
primordialmente en descubrir la mejor manera de establecer y fortalecer el progreso
humano.
El termino de desarrollo humano significa aquí tanto el proceso de ampliar las
oportunidades de los individuos como el nivel de bienestar que han alcanzado. Tambien
ayuda a distinguir claramente entre dos aspectos del desarrollo humano. Uno es la
formación de capacidades humanas tales como un mejor estado de salud o mayores
conocimientos. El otro es la forma como los individuos emplean las capacidades adquiridas,
ya sea para el trabajo o el descanso.
Esta forma de examinar el desarrollo difiere de los enfoques convencionales sobre el
crecimiento económico, formación de capital humano, desarrollo de recursos humanos,
bienestar humano o necesidades humanas básicas. (PNUD, 1999)
Además, el desarrollo humano se refiere no solamente a la satisfacción de necesidades
básicas, sino tambien al desarrollo humano como un proceso dinámico de participación. Es
aplicable tanto a los países menos desarrollados como los países altamente desarrollados.

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Esta definición general permite captar mejor la complejidad de la vida humana, las muchas
preocupaciones que tienen los individuos y las numerosas diferencias culturales,
económicas, sociales y políticas en las vidas de los pueblos de todo el mundo.
La definición general también da lugar da lugar a algunas preguntas: ¿puede medirse y
cuantificarse el desarrollo humano? ¿Es operacional? ¿Puede planearse y controlarse?

3.6.1. Medición del desarrollo humano


En cualquier sistema para medir y controlar el desarrollo humano el ideal sería incluir
muchas variables para obtener un panorama lo más amplio posible. Sin embargo, la
actual carencia de estadistas comparables lo impiden. Tampoco es totalmente deseable
tal amplitud. El exceso de indicadores podría crear una imagen confusa, lo cual quizás
podría desviar a los diseñadores de políticas de las principales tendencias generales.
Por lo tanto, lo esencial es el énfasis.
3.6.1.1. Indicadores claves
Debe centrarse en tres elementos esenciales de la vida humana: longevidad,
conocimientos y niveles decentes de vida.
En cuanto al primer componente, la longevidad, el indicador clave es la esperanza
de vida al nacer. La importancia de la esperanza de vida radica en la creencia
común de que una vida prolongada es valiosa en sí misma y el hecho de que varios
beneficios indirectos (tales como una nutrición adecuada y una buena salud) están
estrechamente relacionados con una mayor esperanza de vida. Esta relación hace
de la esperanza de ida un indicador importante del desarrollo humano,
especialmente teniendo en cuenta la carencia actual de información general sobre el
estado de salud y nutricional de los individuos.
En lo que respecta al segundo componente claves los conocimientos, las cifras
sobre analfabetismo son solo un crudo reflejo del acceso a la educación,
particularmente a la educación de buena calidad, tan necesaria para llevar una vida
productiva en la sociedad moderna. Pero aprender a la leer y escribir es el primer
paso de una persona hacia el aprendizaje y la adquisición de conocimientos; de
manera que las cifras sobre alfabetismo son esenciales n cualquier medición del
desarrollo humano. En un conjunto más variado de indicadores, tambien debe darse
importancia a los beneficios de los niveles más altos de educación. Sin embargo,
para el desarrollo humano básico, el alfabetismo merece mayor énfasis.

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El tercer componente clave del desarrollo humano, el manejo de los recursos que se
requieren para una vida decente, es quizás el más difícil de medir de manera
sencilla. Precisa de datos sobre el acceso a la tierra, el crédito, el ingreso y otros
recursos. Pero dada la escasez de información sobre muchas de estas variables,
por el momento debemos utilizar, en la mejor forma, un indicador de ingreso. El
indicador de ingreso más corriente de que disponemos, ingreso per cápita tiene un
cubrimiento nacional amplio. No obstante, la existencia de bienes y servicios no
intercambiables y las distorsiones de las anomalías en las tasas de cambio,
aranceles e impuestos, hacen que los datos sobre ingreso per cápita, en precios
nominales, no sean muy útiles para efectos de comparaciones internacionales. Sin
embargo, tales datos pueden mejorarse utilizando cifras reales PIB per cápita
ajustadas al poder adquisitivo, que proporcionan mejores aproximaciones del poder
relativo de comprar artículos y de lograr control sobre los recursos para alcanzar un
nivel de vida decente.

3.7. Aspectos éticos


Entendemos aquí la Ética como una rama de la Filosofía que reflexiona sobre la moralidad,
es decir, como “Filosofía moral”. Ahora bien, la moralidad es un fenómeno muy complejo, y
por ello la propia definición de la misma es objeto de controversia filosófica.
Así pues, la Ética es una disciplina normativa, puesto que no describe lo que ocurre de
hecho en el mundo, sino que trata de orientar indirectamente la acción humana
argumentando sobre la mejor manera de entender la moralidad (Cortina & Martínez, 1996).
De modo que, según se entienda la moralidad de una manera o de otra, los principios y las
normas que han de orientar el comportamiento pueden ser diferentes en algunos casos,
aunque en la mayor parte de ellos es muy probable que dos éticas diferentes recomienden
el mismo comportamiento.
La Ética del Desarrollo es una de estas éticas aplicadas, y como su nombre indica,
pretende orientar los comportamientos de las personas involucradas en los asuntos del
desarrollo de los países que conforman nuestro mundo (Martínez Navarro, 2000).
El desarrollo de un país puede ser una meta éticamente deseable, pero es preciso no caer
en la trampa de entenderlo como mero crecimiento económico o incremento del Producto
Interno Bruto (PIB). Por ejemplo, un país podría incrementar durante unos años su PIB a
costa de talar sus bosques y vender la madera en el mercado internacional, pero nadie
podría aceptar sensatamente que semejante proceso de destrucción de sus recursos

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forestales se pueda considerar como verdadero desarrollo. Hay una “racionalidad ética” que
va más allá de otros tipos de racionalidad económica, y en especial más allá de la
racionalidad economicista y cortoplacista del supuesto homo economicus. Sobre este punto
la aportación de Goulet (1995) es relevante: La racionalidad ética puede ser distinguida de
la racionalidad técnica y de la racionalidad política. La racionalidad ética tiene como meta la
promoción de ciertos valores por sí mismos, mientras que la técnica tiene como objetivo
aplicar el conocimiento científico a la resolución eficiente de problemas concretos, y la
racionalidad política se centra en asegurar la supervivencia de ciertas instituciones y el
mantenimiento de ciertas posiciones de poder. La racionalidad ética se caracteriza por su
pretensión de establecer prioridades en función de ciertos valores; este enfoque ético es el
único que puede realizar juicios acerca de lo bueno y lo malo, de lo correcto y de lo
incorrecto, de lo justo y lo injusto.
Para finalizar, podemos resumir la aportación de la Ética del Desarrollo en la idea principal
que a mi juicio constituye el impulso y el sentido de la misma: es preciso superar un
concepto unilateral e injusto de desarrollo, que nos ha llevado al escándalo de que sigan
muriendo todos los días miles de personas víctimas de la desnutrición y de enfermedades
curables; el escándalo de unas desigualdades socioeconómicas abismales y de un planeta
al borde del colapso ecológico. Como saber ético, esta rama de la Ética ofrece un marco de
referencia para revisar las teorías y las prácticas de quienes están involucrados en las
tareas de cooperación al desarrollo, y al mismo tiempo constituye una denuncia
académicamente rigurosa contra las injusticias que provoca la economía política vigente.
La Ética del Desarrollo pretende orientar razonablemente el comportamiento de todas las
personas, porque todos tenemos cierto grado de responsabilidad en que nuestro mundo
adopte un patrón de desarrollo que no se convierta en mal desarrollo. Para ello cuenta con
los instrumentos habituales de la Filosofía Moral y de las Éticas Aplicadas: argumentos,
distinciones conceptuales y apelación a principios éticos previamente fundamentados en la
racionalidad humana.
Por otro lado, es preciso subrayar que muchos de los objetivos que desde sus inicios han
sido señalados por la Ética del Desarrollo como objetivos éticos, vienen siendo asumidos
por las Naciones Unidas en los últimos veinte años: tanto los Objetivos de Desarrollo del
Milenio como los Objetivos de Desarrollo Sostenible han recogido en gran medida las
exigencias de una ética universalista del desarrollo, teniendo en cuenta el escenario global
y también los escenarios locales, especialmente en lo que se refiere a los países

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identificados como “menos adelantados” (Países Menos Adelantados: PMA), es decir, los
más empobrecidos y atrasados.
La ética del desarrollo como ética aplicada tiene todavía un amplio horizonte de actividad
en cuestiones como el debate en torno a la desigualdad entre países y en el interior de
cada país, la utilización de las tecnologías que resultan dañinas para las personas y/o para
el medio ambiente, la preservación de los rasgos culturales que merezcan ser preservados
(y la consecuente eliminación de otros rasgos culturales que pueden ser considerados
como contrarios a la ética), etc. Por todo ello, considero que es preciso mantener y
estimular la formación ética en este ámbito, con el compromiso de hacer llegar los
argumentos y los principios éticos a todos los actores del desarrollo: gobiernos, organismos
internacionales, empresas, organizaciones solidarias (ONG) y sobre todo a la juventud y a
la ciudadanía en general, tanto en los países “desarrollados” (en los que sigue habiendo
sectores marginados y mal desarrollo) como también en los países que ahora son llamados
“en desarrollo”. Mientras exista una sola comunidad en el mundo que no disfruta de todos
los derechos humanos, la ética del desarrollo tendrá algo que decir al respecto, tanto para
denunciar las injusticias como para “ayudar” solidariamente a las personas que están
sufriendo tales injusticias.

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IV.CONCLUSIONES
Partiendo por reconocer que no hay delimitaciones ni fronteras claras entre la política social
y las políticas económicas o sectoriales, en el presente trabajo consideraremos como
políticas sociales a aquellas políticas orientadas directamente a desarrollar capacidades
humanes mediante servicios básicos (educación y salud principalmente), y a establecer una
red de seguridad para los vulnerables y afectados por shocks adversos.
La descentralización de los sectores sociales puede desencadenar una reforma que eleve
su eficacia y los haga más democráticos y equitativos. Sin embargo, el proceso actual
mantiene indefiniciones importantes, que deben ser resueltas. Apostar firmemente por una
descentralización que tenga un enfoque de derechos, aumente la transparencia y
participación y promueva la equidad resulta indispensable para que el proceso de
descentralización tenga éxito en mejorar la calidad de vida de los peruanos.
El Estado de Bienestar se da por una necesidad social en la búsqueda de que el orden de
la vida económica coincida con los principios de justicia, dignidad y equidad, que otorgue
las condiciones ideales para el desarrollo humano, protección del individuo y acceso a los
servicios básicos. Administrando la riqueza de manera proporcionada y planificada,
retirando las formas arbitrarias para así garantizar un nivel de vida digno, acorde a la
naturaleza humana.

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V. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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