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LEVANTAMIENTOS DEMOCRÁTICOS EN EL NORTE DE ÁFRICA Y MEDIO

ORIENTE ``PRIMAVERA ÁRABE´´ ESTADILLOS SOCIALES EN EGIPTO

Los levantamientos democráticos en el norte de áfrica y el medio oriente, esto ocurrió en


el año 2010 y continuaron durante 2012, es uno de los conflictos más grandes de la
historia humana que hasta el día de hoy no cesa esta guerra y cada vez existen más
víctimas por las masacres de las organizaciones. El alto nivel de corrupción, ineficiencia
y afán represivo de los regímenes de la zona, así como la permanente insatisfacción de
las necesidades básicas de un amplio porcentaje de una población, por otro lado,
mayoritariamente joven y sin expectativas de poder desarrollar una vida digna, fueron
componentes estructurales de una situación que explica las actuales movilizaciones.
`PRIMAVERA ÁRABE´´ ESTADILLOS SOCIALES EN EGIPTO
Fueron las malas condiciones de vida, además del desempleo y de la injusticia política y
social de sus gobiernos; éstas radican en
la falta de libertades, la alta militarización
de los países y la falta de infraestructuras
en lugares donde todo el beneficio de
economías crecientes va a parar a manos
de políticos corruptos.
La crisis económica que provocó la
hambruna de la población también fue un detonante. Cuando un hombre de 27 años que
se manifestaba contra el desempleo se prendió fuego en la capital de Túnez,
El hombre sufrió quemaduras de tercer grado, y fue llevado al mismo hospital donde
Mohamed Bouazizi fue atendido en diciembre de 2010, según las autoridades de
protección civil y defensa de Túnez.

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Bouazizi, quien murió después de prenderse fuego, es reconocido como el detonante
principal de las protestas de la Primavera Árabe en el norte de África y el Medio Oriente.
El vendedor de fruta de 26 años ganaba casi 10 dólares diarios. Pero después de que un
inspector municipal decomisó sus pertenencias, en su desesperación económica, se roció
combustible y se incendió delante de un edificio del gobierno.
La protesta fatal ocasionó una ola de descontento regional contra la opresión, la
corrupción gubernamental y los quicios a las libertades.
Desde entonces, la inmolación se ha vuelto una tendencia en el mundo árabe. Varias
personas se han prendido fuego en Túnez, Jordania, Bahréin y Marruecos.
Las revoluciones y protestas en el mundo
árabe de 2010 a 2012, denominadas por
distintos medios como la Revolución
democrática árabe o la primavera árabe,
consisten en una serie de alzamientos
populares en los países árabes,
principalmente del norte de África,
calificados como revolución por la prensa
internacional, que comenzó con la revolución tunecina. Aunque, varios expertos a nivel
internacional, como Noam Chomsky, consideran las protestas de octubre de 2010 en el
Sahara Occidental como el punto de partida de las revueltas. Son unas revueltas sin
precedentes en el mundo árabe, ya que si bien en la historia de éste ha habido numerosas
revoluciones laicas y republicanas, hasta ahora éstas se habían caracterizado por nacer a
partir de golpes de Estado militares y dar paso a gobiernos en cierta medida autoritarios
con o sin apoyo popular, en tanto que los acontecimientos actuales se caracterizan por un
reclamo democrático, y de una mejora sustancial de las condiciones de vida. Por la
naturaleza de sus protestas (libertades democráticas, cambios políticos, económicos y
sociales), estas manifestaciones masivas empiezan a ser comparadas con las revoluciones
de 1830, las de 1848 y las revoluciones en Europa del Este a partir de la caída del muro
de Berlín en 1989.

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Esta serie de protestas a favor de la democracia contrastó inicialmente con el silencio de
la Unión Europea y con un apoyo relativamente grande desde Estados Unidos. El ministro
de Asuntos Exteriores de Italia, Franco Frattini, explicó la falta de respuesta europea
aduciendo que eran Estados independientes y no colonias de Europa. La Unión Europea
se reunió el 31 de enero de 2011 para decidir si apoyaba o no las revueltas populares en
Túnez y Egipto; si bien endureció su postura frente a Hosni Mubarak, presidente de
Egipto, abogó por una solución pacífica y no condenó su gobierno. Las primeras
opiniones sobre la propagación de esta revolución desde Túnez a sus vecinos árabes no
se deciden sobre su éxito, pero anuncian ciertas generalidades en los países tales como la
autocracia y la actual capacidad de movilización del pueblo, según intelectuales y
académicos como Azzedine Laayachi y Abdennour Benantar.
Las protestas han llegado a causar la convocatoria de manifestaciones democráticas en
China, donde han sido rápidamente sofocadas.
FACTORES QUE DESENCADENARON LA PRIMAVERA ÁRABE
a) Gerontocracias: Líderes con mucha antigüedad en el puesto, mayores, y en algunos
casos gravemente enfermos, y con sistemas de sucesión casi monárquicos. Varios de los
líderes afectados por las revueltas han tratado de colocar a sus descendientes en la carrera
sucesoria, desde puestos importantes en los aparatos estatales en los que también fueron
colocados a dedo. Cualquier proceso sucesorio genera una lucha de poder, a veces

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soterrada y otras veces más claramente definida. Esta situación afectaba a Túnez, Egipto,
y tiene similitudes con Libia, Argelia, Siria y bastantes otros países.
b) Falta de libertades: Ausencia de democracia. Ausencia de posibilidades de
participación ciudadana. Ausencia de derechos políticos, libertad de prensa. Y lo que
pudiera ser más grave, la violación de derechos humanos.
c) Corrupción: La utilización de cargos públicos para lucrarse personalmente, y la huída
del puesto (quizás en el mejor de los casos) saqueando las arcas públicas (si el saqueo no
se ha realizado ya antes) En este campo es interesante señalar el papel que han jugado las
filtraciones de WikiLeaks.
d) Desempleo: El cóctel explosivo se forma por la unión de una población joven, sin
perspectivas y sin empleo, y que a través de medios de comunicación perciben unos
estilos de vida mejores en los que podemos llamar "estados de derecho y bienestar".
e) Pobreza: Amplios colectivos que viven por debajo del umbral de pobreza.
c) Desigualdad: Consecuencia de algunos de los factores anteriores, hay una inexistencia
de clases medias en muchos de los países afectados. La distribución de la renta es
excesivamente inequitativa.
d) Precios de los alimentos: Podríamos señalar que en muchos casos estamos ante
"revueltas del pan". Las subidas de precios de los cereales han llegado a ser de un 80%
en 2010, mientras el paro se duplicaba en muchos países. Son muchas las causas, que
exigirían un análisis independiente, pero entre ellas podemos señalar el incremento del
consumo de los países emergentes, la utilización de cultivos para la producción de
energía, el cambio climático, y la tremenda especulación de precios en los mercados de
futuros.
e) Incremento de precios en general, de materias primas, de energía, etc.
Las organizaciones ofrece a recibir filtraciones que desvelen comportamientos no éticos
por parte de gobiernos, con énfasis en los países que considera tienen regímenes
totalitarios, pero también de religiones y compañías de todo el mundo. Por el momento
las actividades más destacadas de WikiLeaks se han centrado en la actividad exterior de
los Estados Unidos, especialmente en relación con las guerras de Irak y de Afganistán.
Yemen, en una encrucijada sectaria, Fue el primer país que tumbó a su dictador, el
recordado Alí Abdulá Saleh. Por medio de un plebiscito, Mansour Hadi quedó presidente.
Sin embargo, Saleh no aceptó el resultado y gracias al apoyo del Ejército y de milicianos
hutíes dio un contragolpe militar que obligó a Hadi a buscar refugio en Arabia Saudita.

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Al momento, este último país bombardea constantemente a los hutíes en Yemen, a los
que acusa de ser “agentes de Irán”. Bahréin, entre sunitas y chiíes en represión
A pesar de la represión, la mayoría chií de la isla sigue pidiendo reformas por medio de
desesperadas protestas. Por su parte, las fuerzas de seguridad de la dinastía suní Al Jalifa
viven en estado de alerta. Los manifestantes están a la espera de que su petición por un
primer ministro independiente de la familia real se cumpla, pero los líderes de la oposición
han sido encarcelados y a muchos activistas se les ha retirado la ciudadanía. Lo más
paradójico del asunto resulta ser que a esta isla se le consideraba uno de los lugares más
abiertos de la región.
Libia vivió una guerra en la que intervino la OTAN y dejó como resultado el fin de cuatro
décadas de la dictadura de Gadafi. Este fue capturado y linchado hasta la muerte por
milicianos en Sirte, los cuales declararon la liberación del país. Al morir Gadafi,
revivieron los fantasmas de las disputas tribales de un país que a día de hoy se encuentra
entre la espada y la pared con dos gobiernos: uno en Trípoli y otro en Tobruk; además de
milicias que imponen su ley sobre los territorios que ocupan.
Por un lado, Turquía y Qatar apoyan al gobierno de Trípoli; y por el otro, Egipto, Emiratos
Árabes Unidos y Arabia Saudita apoyan a Tobruk. Naciones Unidas, por su parte, intenta
conformar un gobierno de unidad. Mientras tanto, el Estado Islámico aprovecha la
situación para tomar territorios libios en su afán por conformar un califato. Lo cierto es
que el panorama es desolador, pues miles de inmigrantes han debido dejar sus hogares y
buscar refugio en Europa.
Egipto, bajo un régimen militar
A la caída de Mubarak le siguió el mandato del presidente Mohamed Mursi: el primer
presidente elegido de forma democrática que apenas duró un año. Un golpe militar del
general Al Sisi acabó con su corto mandato.
La represión del actual régimen es comparable a la de Mubarak. Además, el Ejército se
enfrenta en el Sinaí a la amenaza extremista del Estado islámico que en noviembre mató
224 personas tras derribar un Airbus 321 ruso de la compañía Metrojet.
Túnez y su amarga victoria
El paso de la Primavera Árabe dejó una nueva constitución y hasta el momento van dos
elecciones parlamentarias. Sin embargo, a pesar de la armonía entre gobierno y oposición,
la transición política está amenazada por problemas económicos y por el surgimiento de
sucursales del Estado Islámico, que el año pasado realizó dos atentados contra turistas:
uno fue en el Museo Nacional del Bardo, en la capital, que dejó 22 muertos, entre ellos

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dos colombianos, y el otro fue en una playa de un hotel de Susa. Este país se ha convertido
en el principal proveedor de yihadistas extranjeros para la guerra en Siria.
Siria, eternamente fisurada
Han pasado seis años en los que la guerra ha dejado más de 200.000 víctimas fatales.
Como si no fuera poco, el país cuenta con casi ocho millones de desplazados internos y 4
millones y medio de personas han salido de Siria hacia Europa buscando asilo, tras la
imposición del terror del Estado Islámico en la frontera con Irak.
El régimen de Al Assad jamás escuchó las peticiones de reformas y acusó al pueblo de
ser “terrorista”. Estas manifestaciones provocaron la fractura del país en tres. Por un lado,
Damasco, ocupado por el gobierno; por otro el norte sirio, bajo el brazo armado de los
kurdos, y el resto del país, invadido por grupos armados de la oposición, entre ellos el
Frente Al Nusra, una sucursal de Al Qaeda en Siria, y el Estado Islámico, cuya capital es
Raqqa.
En el Siglo XXI el conflicto más sangriento.
Hace tres años, en una ciudad tunecina poco conocida, nació lo que se llegó a conocer
como la Primavera Árabe, cuando un vendedor de frutas de 26 años se echó gasolina
encima, acercó una flama y se inmoló.
Mohammed Bouazizi murió 18 días más tarde. Dos semanas después, mientras protestas
sin precedentes rugían en todo el país, el presidente Zine al-Abidine Ben Ali huía a Arabia
Saudita.
Las llamas encendidas con el suicidio de Bouazizi se extendieron por África del Norte,
tumbando al presidente egipcio Hosni Mubarak y al coronel Muammar Gadafi en Libia,
tras 42 años en el poder. El presidente de Yemen se tuvo que retirar, mientras que en
Bahréin y en Marroco las autoridades se vieron obligadas a aceptar las reformas que los
manifestantes exigían.
En Siria también se alzaron las voces... y las armas.
Medio Oriente sigue envuelto en su proceso de evolución y, en el camino, ha habido
consecuencias inesperadas.
1.Las familias reales de Medio Oriente hasta el momento, han tenido una buena Primavera
Árabe, mejor de lo que algunas habrían anticipado. Eso es tan cierto en Jordania y
Marruecos como en el Golfo Pérsico.

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Los gobiernos que han colapsado o tambaleado tenían un modelo parecido a los Estados
de estilo soviético, con un partido único mantenido por poderosas estructuras de
seguridad.
No hay una razón obvia para que sea así. Bahréin ha mostrado que está listo a usar tácticas
de seguridad agresivas mientras que otros se han valido de medidas más sutiles, como
Qatar, que aumentó el salario de los funcionarios públicos ante la primera señal de
agitación. Y, por supuesto, en los reinos del Golfo el descontento es exportable, pues la
mayoría de los empleados con los salarios más bajos son migrantes y si empiezan a
quejarse por las condiciones de trabajo o a exigir derechos políticos, los pueden mandar
a casa.
Además, es posible que la gente sienta algún grado de apego hacia sus gobernantes reales,
un sentimiento que los autócratas no inspiran, no importa cuán extravagante sea su estilo
de vida.
2.Estados Unidos no ha tenido una buena Primavera Árabe. Tenía una visión clara de un
Medio Oriente algo estancado en el que contaba con unas alianzas confiables con países
como Egipto, Israel y Arabia Saudita.
No pudo llevarle el ritmo a los eventos en Egipto, que eligió a un islamista, Mohammed
Morsi, quien luego fue depuesto por el ejército.
Estados Unidos sigue siendo el superpoder, por supuesto, pero ya no es el que dicta qué
pasa en Medio Oriente. Y no está sólo en esa situación: Turquía no supo escoger al
ganador en Egipto tampoco y está en aprietos por sus relaciones problemáticas con los
rebeldes en Siria.
3. La velocidad con que las manifestaciones desarmadas contra un gobierno autoritario
metamorfosearon en una guerra civil sanguinaria con matices sectarios en Siria impactó
a todo el mundo.
Hay tensiones crecientes entre los musulmanes sunitas y chiitas en muchas partes de la
región. Irán chiita y Arabia Saudita sunita están ahora efectivamente librando una guerra
indirecta en suelo sirio.
La profundización del cisma entre dos ramas de Islam ha llevado a niveles alarmantes de
violencia sectaria en Irak también y podría terminar siendo uno de los legados más
importantes de estos años de cambio en el mundo árabe.
4. Victoria para Irán
Nadie habría predicho al principio de la Primavera Árabe que Irán saldría beneficiado.

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Al principio del proceso, estaba marginalizado y paralizado por las sanciones impuestas
debido a sus ambiciones nucleares. Ahora, es imposible imaginarse una solución para
Siria sin el acuerdo iraní y, con su presidencia bajo nueva administración, está incluso
hablando con las potencias mundiales sobre su programa nuclear.

Arabia Saudita e Israel están alarmados por la disposición de Washington a hablar con
Teherán y cualquier cosa que ponga a esos dos países en el mismo lado de un argumento
es, de por sí, histórico.
5. Es difícil establecer quiénes han sido los ganadores hasta ahora en este proceso. Un
ejemplo es el destino de la Hermandad Musulmana en Egipto. Cuando se llevaron a cabo
las elecciones tras la deposición de Mubarak, llegó al poder y, tras 80 años en la sombra,
el movimiento finalmente parecía destinado a reconstruir el país más grande del Medio
Oriente a su imagen y semejanza.
Pero después de que el ejército le forzara a dejar el poder y retornar a la clandestinidad,
sus principales líderes enfrentan largas condenas de prisión. Hace un año, la Hermandad
parecía ser una de las ganadoras. Ya no.
La suerte de la Hermandad no le convino al políticamente ambicioso Qatar, que la había
respaldado durante la lucha por el poder en Egipto. En las primeras etapas de la Primavera
Árabe, con Qatar apoyando a los rebeldes libios también, parecía que el pequeño reino
tenía la estrategia correcta para expandir su influencia regional. Ya no.
6. Los kurdos se benefician
En contraste, la población del Kurdistán iraquí está empezando a perfilarse como
ganadora. Quizás hasta esté acercándose a ver realizado su sueño de tener un Estado.
Han vivido en la región norteña del país, en la que hay petróleo, y está desarrollando lazos
económicos independientes con su poderoso vecino, Turquía. Tiene una bandera, un
himno y un ejército.
Los kurdos de Irak pueden ser los beneficiarios de la lenta desintegración de un país que
ya no funciona como un Estado unitario.
El futuro no estará libre de problemas (hay poblaciones kurdas en los vecinos Irán, Siria
y Turquía también) pero en ciudades kurdas como Irbil la gente piensa que el futuro es
más prometedor y más libre. Ese proceso empezó antes de la Primavera Árabe, por
supuesto, pero los kurdos han aprovechado los vientos de cambio que soplan en la región
para consolidar logros que ya estaban en camino.
7. Las mujeres son víctimas

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Hay una consecuencia de la Primavera Árabe hasta el momento que es sencillamente
deprimente.
Entre la multitud en la Plaza Tahrir al principio del levantamiento en Egipto había muchas
mujeres valientes y apasionadas reclamando derechos personales junto con los políticos,
que eran el foco de las manifestaciones.
La desilusión fue amarga. Las historias sobre asaltos sexuales en público son
aterradoramente comunes y una encuesta de la Fundación Thomson-Reuters señala a
Egipto como el peor lugar del mundo árabe para ser mujer. Tuvo malas calificaciones en
violencia de género, derechos reproductivos, trato de mujeres en las familias y la inclusión
en política y economía.
8. ¿Sobrevaloración de las redes sociales?
Cuando empezaron las protestas, hubo mucho entusiasmo en los medios occidentales por
el papel de innovaciones como Twitter y Facebook, en parte porque a los periodistas
occidentales les gustaban.

Esas redes sociales juegan un rol importante en países como Arabia Saudita, donde le
permiten a la gente sortear los rígidos medios oficiales y tener algún debate nacional.
Y tuvieron un papel al principio de los levantamientos también, pero su uso se limitó
sobre todo a la élite liberal educada y afluente, y es posible que sus opiniones resonaran
más de lo indicado por un rato. Esos liberales laicos al final fueron aplastados en las urnas
en Egipto, por ejemplo.
La televisión satelital sigue siendo más importante en países en los que mucha gente es
analfabeta y no tiene acceso a internet.
9. La finca raíz en Dubái se recupera
Las ramificaciones de los eventos en Medio Oriente se siguen sintiendo mucho más lejos
de las fronteras de los países en los que sucedieron.
Existe la teoría de que el mercado hipotecario en Dubái se disparó pues los ricos de los
países desestabilizados, como Egipto, Libia, Siria y Túnez, buscaron un refugio seguro
para su dinero, y a veces hasta su familia.
Los efectos se sintieron incluso más lejos, en los mercados de propiedad de Londres y
París.
10. Volver a trazar
El mapa del Medio Oriente que trazaron Reino Unido y Francia en secreto a mediados de
la Primera Guerra Mundial parece que se está desdibujando.

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Fue entonces cuando se crearon Estados como Siria e Irak y ahora nadie sabe si existirán
en la misma forma en unos cinco años.
Y nadie puede hacer mucho al respecto tampoco: Libia demostró cuáles son los límites
de la intervención occidental, con el poderío aéreo británico y francés capaz de apresurar
el fin de un viejo gobierno odiado pero incapaz de asegurar que eso fuera seguido por la
democracia. O siquiera la estabilidad.
Una antigua lección -que el mundo está volviendo a aprender- es que las revoluciones son
impredecibles y que puede tomar años antes de que sus consecuencias sean claras.

Juventud NO ha renunciado a reclamar sus derechos

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RESUMEN
La oleada de protestas y revueltas producidas a lo largo del norte de África y Oriente
Medio durante la primera mitad de 2011 ha despertado un interés considerable tanto en
el ámbito periodístico como en el académico. Aunque originadas en Túnez, la pieza
central de estos levantamientos fue la revolución del 25 de enero en Egipto, que acabó
con la salida del poder del presidente Hosni Mubarak, la elección popular de Mohamed
Morsi y la creación de una comisión constituyente. Una revuelta popular en Libia acabó
con el asesinato del coronel Gadafi y el arresto de su hijo. En Yemen, el equilibrio
inestable entre el norte tribal y el sur modernizado comenzó a romperse. A pesar del
entusiasmo general por que se produjera un proceso pacífico de democratización, desde

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el otoño de 2012 predomina un mayor realismo, si no cinismo, sobre las perspectivas de
un cambio social duradero. Me referiré a este desarrollo insospechado de la Primavera
Árabe y sus revuelas populares como “el invierno de nuestro descontento”. Hay una
inquietud muy extendida sobre lo que pueda venir tras el derrocamiento de los regímenes
de Yemen, Túnez, Libia y Egipto, y aún una mayor ansiedad sobre lo que pueda suceder,
si algo sucede, tras el enfrentamiento civil en Siria. De las elecciones democráticas en
Túnez y Egipto han salido gobiernos y cambios legislativos inspirados en el
conservadurismo islámico más que en un proyecto democrático secularizado. El deterioro
de los derechos de las mujeres que se deduce de la nueva legislación es un claro indicador
en este sentido. Analizaré estos procesos valiéndome de la noción weberiana de las
consecuencias no intencionales de la acción y discutiendo si estas sociedades lucharán
por crear ciudadanía, sociedades civiles viables e instituciones políticas democráticas y
transparentes. Es poco probable que los movimientos sociales sobrevivan si no permean
las instituciones locales y grupos sociales. El desarrollo de la ciudadanía depende de la
consolidación de una clase media –una clase social casi por completo ausente en la región,
con la excepción de Turquía. Los Hermanos Musulmanes se fortalecen gracias a su
prolongada implicación a nivel local, de ahí que los cambios sociales de carácter más
conservador se hayan impuesto poco a poco a los elementos más inclusivos y
secularizadores de la revolución.

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