Está en la página 1de 1

LA MALDICION DEL MOHAN

Pocos son los que escuchan al viento, pues su lengua está casi olvidada.
Apenas sienten la caricia de la brisa o el golpe de la ráfaga.
Pero yo lo escucho y cuando me cuenta esa historia, brama de rabia.
Porque es la historia de la arrogancia y la traición a todo cuanto se ama.

El cielo, el rio en armonía danzaban, otorgando a sus hijos los dones que solo un padre da.
Anduvieron por la tierra, cazando y danzando, pero también guerreando.
La sangre se volvió ofrenda y los guerreros se inmortalizaron en cantos.
Entre ellos el más fiero fue mahun, de todos el mas amado por su pueblo.

Mahun hijo del rio le llamaban, pues fue bendecido para que sus aguas no lo ahogaran.
Mahun hijo del cielo, pues los días y las noches no hacían mella en su cuerpo.
Mahun hijo de la tierra, pues hacia la guerra y traía dicha a su pueblo.
Mahun azote de los guerreros, pues por montones los envió con sus ancestros.

Los cazimba, de la tribu de mahun se proclamaron como los mahues.


Lo hicieron su líder y el los hizo señores del rio y de las tierras de las ciénagas.
crecieron en números, orgullo y fuerza, hasta dominar gran parte de la ribera.
Las tribus le entregaron a mahun sus vírgenes, vírgenes para no perder su tierra.

Ay de ti mahun, llora hoy el cielo, ay de ti mahun llora por ti la tierra.


Ay de ti lloran los mahues porque en el olvido yaces consumido por tu miseria
Ay de ti mahun porque caíste en el olvido, y solo es el viento quien te recuerda.
Pues grande fue tu orgullo y terrible tu penitencia.

Como fue de ilhen mitad caimán por la pasión es, a ti mahun la pasión te enloqueció.
Cien vírgenes no fueron suficientes, pues quería que tu semilla fuera lo único que
germinara.
De nada valió el amor de tu pueblo, ni la bendición del cielo y el rio.
Enloquecido de pasión tomaste todas las mujeres que tu hambre quería.

Miles las lágrimas tu locura provocaron, que la tierra misma se sintió violada.
Busco consuelo en el rio y en el cielo, pero nada pudo consolarla.
Mas lagrimas hiciste que cayeran sobre ella y el amor de los mahues se tornó en rabia.
Pues los llevaste a la grandeza y después los arrastraste a la vergüenza.

El viento no se quedó tranquilo y sopló con toda la fuerza que tenía.


Ay de los mahues con ellos volaron sus casas vidas y recuerdos.
Ay de los mahues porque el cielo tronó con ira con odio y rugió y se desbordó el rio.
La tierra se lavó de su desdicha, pero mahun ya no es un hombre, es la pasión su condena.
No hay quien recuerde a mahun el hombre, pero si al mohan la bestia.

FABIO ANDRES SALGADO CASTRO

También podría gustarte