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Filosofía de San Agustín y Santo Tomás de Aquino.

SAN AGUSTÍN

Nació en el 354 en el municipio de Tagaste en áfrica, en una familia humilde, su


madre era cristiana y de ahí nació su amor por el cristianismo, tuvo un hijo llamado
Adeodatus, creo una escuela de retórica en Cartago donde enseñaba sobre las
artes de disputas.
La vida de San Agustín fue una constante búsqueda de la verdad absoluta, lo que
quería conseguir estaba en Dios y en su existencia, fue el fundador del
pensamiento medieval.
Con su expresión: “Ama y haz lo que quieras”, Agustín sintetiza lo que para él es
la ley moral, porque en su ejercicio reflexivo establece con claridad que cuando no
se tiene amor, el resto de la condición humana no tiene valor. Si, por el contrario,
posee éste, el mismo se coloca por encima de todos los demás valores que pueda
tener.

La filosofía fue para San Agustín el amor y esfuerzo del alma entera hacia la
sabiduría y hacia la verdad. La verdad era para San Agustín el ideal supremo al
que se entregó con pasión. Esta verdad es la que se refiere al alma y a Dios, los
dos objetos de su preocupación filosófica.

La influencia universal de Agustín en todas las edades subsiguientes puede


explicarse por los dones combinados del corazón y la mente.

Razón y fe son dos elementos que San Agustín vincula de manera


inseparable. Existe razón en la fe y fe en la razón. Ambas, lo mismo que el
conocimiento, tienen un camino con un mismo destino, Dios, y según el sabio este
camino pasa directamente por el interior del ser humano: su propia alma.

El alma, formalmente asegura, “es una en esencia, pero tiene cinco facultades: la
fuerza vital, los sentidos, la imaginación, el apetito (pasiones y voluntad) y la razón
(libertad y entendimiento).
“El entendimiento, concluye, es la facultad que caracteriza al hombre, pero las
demás le son comunes con la mayor parte de los animales. Éste puede ser pasivo
(entendimiento material que sufre la acción de la vida orgánica, es inseparable del
cuerpo e individual) o activo (adquirido o comunicado, separado del cuerpo).
SANTO TOMAS
Nació en Aquino en el 1225, fue un teólogo y filósofo, su pensamiento tuvo a Dios
como tema central, valoró la razón y su filosofía se basa en lo concreto.
Marcó claramente los límites de la filosofía y la teología, demostrando a la vez la
íntima relación que existe entre la fe y la ciencia, lo natural con lo
sobrenatural. Consideraba que filosofía y teología eran dos ciencias distintas, dos
formas a partir de las cuales saber.
Por un lado, la teología se funda en la revelación divina, mientras que la filosofía lo
hace en el ejercicio de la razón humana. La teología, por tanto, no la hace el
hombre, sino Dios al revelarse. Dios es, entonces, la verdad. La razón, si somos
capaces de usarla correctamente, también puede permitirnos acercarnos a la
verdad, pero no debería haber ningún conflicto entre ambas, pues las dos buscan
y encuentran lo mismo.
Tomás de Aquino sostuvo además que la existencia de Dios “es un conocimiento
natural en el ser humano, al que puede llegar con el uso adecuado y lógico de su
razón, incluso sin haber conocido la Revelación cristiana, ni haber realizado un
acto de fe. La razón, dirigida lógica y científicamente puede alcanzar la certeza de
la existencia de Dios, e incluso de la inmortalidad y espiritualidad del alma”.
Logró llevar a cabo la mejor síntesis entre razón y fe que se había logrado hasta la
fecha. Concedió a la razón su propia autonomía en todas aquellas cosas que no
se deben a la revelación. Para explicar la autonomía de la razón recurrió a la
filosofía de Aristóteles como instrumento adecuado para ello. Desde esta postura,
Aquino afrontará antiguas cuestiones, entendiendo, por ejemplo, a Dios como
“primer motor del mundo eterno”, el alma como mera forma del cuerpo y la
preexistencia de las esencias.
Tomás de Aquino, de acuerdo con las líneas generales de su pensamiento sobre
el ser humano, el mundo y Dios, intenta conjugar los planteamientos filosóficos
propios y de Aristóteles, con sus creencias religiosas y el contenido de la teología
cristiana, para dar una visión de cómo debe ser la vida humana para alcanzar el
bien y llevar una vida virtuosa.

La concepción tomista de la vida buena se enmarca dentro de su visión general


sobre el gobierno de Dios sobre el mundo y el lugar que en relación a ellos ocupa
el ser humano:

 Dios gobierna y organiza el mundo con la ley eterna, dictada desde siempre
para todos los seres. Su reflejo en la naturaleza y en los seres naturales es
la ley natural, que dirige el funcionamiento de los seres, las plantas, los
animales y el ser humano (único capaz de conocerla a través de la razón).
 Contenidos de la ley natural: conservación, reproducción, y vida racional y
social.
 Los humanos crean leyes para organizar su vida terrenal, son las leyes
positivas o humanas que para ser justas deben ajustarse a la ley natural
racional.

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