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DESPIDO INJUSTIFICADO
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I. El finiquito es el instrumento emanado y suscrito por las partes del contrato de
trabajo, empleador y trabajador, con el motivo de la terminación de la relación de
trabajo, en el que dejan constancia del cabal cumplimiento que cada una de ellas ha
dado a las obligaciones emanadas del contrato, sin perjuicio de las acciones o reservas
con que alguna de las partes lo hubiere suscrito, con conocimiento de la otra. El
finiquito, en cuanto acto jurídico, representa una convención y, frecuentemente, es de
carácter transaccional. El finiquito legalmente celebrado constituye un equivalente
jurisdiccional que tiene la misma fuerza que una sentencia firme o ejecutoriada y da
cuenta del término de la relación en las condiciones que en él se consignan. Tal
instrumento debe reunir, conforme al artículo 177 del Código del Trabajo, ciertos
requisitos: debe constar por escrito y, para ser invocado por el empleador, debe haber
sido firmado por el interesado y alguno de los ministros de fe que indica la norma.
Además, desde el punto de vista sustantivo, en el finiquito debe constar el cabal
cumplimiento que cada una de las partes ha dado a las obligaciones emanadas del
contrato laboral o la forma en que se dará cumplimiento a ellas, en caso que alguna o
algunas permanezcan pendientes. Tratándose de una convención, el finiquito es
vinculante para quienes concurrieron a otorgarlo dando cuenta de la terminación de la
relación laboral, esto es, a aquellos que consintieron en finalizarla en determinadas
condiciones y expresaron ese asentimiento libre de todo vicio y sólo en lo tocante a ese
acuerdo. Es factible, entonces, que una de las partes manifieste discordancia en algún
rubro, respecto al cual no puede considerarse que el finiquito tenga carácter
transaccional ni poder liberatorio. Dicho de otro modo, el poder liberatorio se restringe
a todo aquello en que las partes han concordado expresamente y no se extiende a los
aspectos en que el consentimiento no se formó, sea porque una de las partes formula la
reserva correspondiente, sea porque se trate de derechos u obligaciones no especificados
por los comparecientes, sea por cualesquiera otras razones que el entendimiento humano
pudiera abarcar (considerandos 9º a 11º de la sentencia que acoge el recurso de
unificación de jurisprudencia).
En efecto, en los finiquitos se consignó expresamente por cada trabajador que se reserva
el derecho de reclamar por la causal de despido invocada, comprendiendo los
respectivos finiquitos el pago de la indemnización por años de servicio propia de la
causal en cuestión, a saber, el incremento del 30% previsto en el artículo 168 letra a) del
Código del Trabajo y la indemnización sustitutiva del aviso previo. En definitiva, la
cláusula en que se exonera de responsabilidad al empleador no puede abarcar la acción
de despido injustificado, puesto que los trabajadores se reservaron el derecho a ejercerla
(considerandos 13º y 14º de la sentencia que acoge el recurso de unificación de
jurisprudencia).
II. El artículo 161 del Código del Trabajo prevé que el empleador puede poner término
al contrato invocando la causal de necesidades de la empresa, establecimiento o
servicio, tales como las derivadas de la racionalización o modernización de los mismos,
bajas en la productividad, cambio en las condiciones del mercado o de la economía, que
hagan necesaria la separación de uno o de más trabajadores, hipótesis que en ningún
caso son de carácter taxativo. En efecto, si bien la norma puede alcanzar a situaciones
análogas, todas ellas siempre deben decir relación con aspectos de carácter técnico o de
orden económico: los primeros aluden a rasgos estructurales de instalación de la
empresa, que provocan cambios en la mecánica funcional de la misma; mientras que los
segundos importan, en general, la existencia de un deterioro en las condiciones
económicas de aquélla que haga inseguro su funcionamiento. Por otro lado, tratándose
de una causal de despido objetiva, ajena a la conducta contractual o personal del
dependiente y que excede la mera voluntad del empleador, requiere, en todo caso, la
concurrencia de hechos o circunstancias que la hagan procedente. De esta manera, sea
que se trate de situaciones que fuercen procesos de modernización o racionalización –
derivados ambos del funcionamiento de la empresa– o de acontecimientos de tipo
económico, como son las bajas en la productividad o cambios en las condiciones del
mercado, deben todos ellos ser acreditados por el empleador, en virtud de la carga
procesal que la invocación del motivo de exoneración conlleva. En definitiva, el
empleador está autorizado para despedir al dependiente por esta causal cuando la
mantención de los puestos de trabajo no sea viable por motivos ajenos a su voluntad
(considerandos 6º a 8º de la sentencia de reemplazo).
Vistos:
En la sentencia definitiva, de veintitrés de agosto del año dos mil trece, se consideró que
la reserva de derechos expresada en los finiquitos fue hecha en forma genérica, vaga e
imprecisa, y que no se ha hecho reserva del o los derechos que puedan hacerse valer en
esta sede. En consecuencia, se acogió la excepción de finiquito y se rechazó la acción de
despido injustificado.
Primero: Que de conformidad con lo dispuesto en los artículos 483 y 483 A del Código
del Trabajo, el recurso de unificación de jurisprudencia procede cuando, respecto de la
materia de derecho objeto del juicio, existieren distintas interpretaciones sostenidas en
uno o más fallos firmes emanados de tribunales superiores de justicia. La presentación
respectiva debe ser fundada, incluir una relación precisa y circunstanciada de las
distintas interpretaciones respecto del asunto de que se trate sostenidas en las
mencionadas resoluciones y que haya sido objeto de la sentencia contra la que se recurre
y, por último, se debe acompañar copia fidedigna del o de los fallos que se invocan
como fundamento.
Segundo: Que la parte demandante hizo alusión a los antecedentes de la causa y planteó
que la materia de derecho objeto del presente recurso se refiere a la correcta
interpretación y aplicación del artículo 177 del Código del Trabajo, en relación con la
reserva efectuada en el finiquito con anterioridad a ser ratificado ante el notario público,
para reclamar de la causal de despido invocada.
Cuarto: Que de la lectura del fallo dictado por la Corte de Apelaciones de Concepción
en el ingreso Nº 539–2007, de 8 de noviembre de 2007, que está agregado a fojas 33 y
siguientes, mediante el cual se confirmó la sentencia apelada, se desprende que se trata
de la demanda de despido injustificado interpuesta por un trabajador quien suscribió
finiquito con reserva de derechos. En la referida sentencia se estableció que el finiquito
de contrato de trabajo suscrito por las partes cumple con las formalidades exigidas por
el artículo 177 del Código laboral, puesto que consta por escrito, está firmado por el
trabajador y fue ratificado por éste ante la Notario Público Suplente de San Pedro de la
Paz, el 28 de diciembre de 2006. Asimismo, se asentó que antes de que la Notario
Público dejara constancia de la ratificación, el demandante de su puño y letra estampó
“De acuerdo al artículo 168 letra a) realizaré la denuncia a la Inspección del Trabajo,
por el derecho del 30% del total de la indemnización, porque la causal del despido no
me satisface”. A continuación, en el motivo cuarto, la Corte aludida razonó de la
siguiente manera: “Que, en consecuencia, la reserva que el trabajador puede efectuar en
un finiquito antes de ratificarlo o, si se quiere, la ratificación del mismo bajo reserva de
limitación en cuanto a su poder liberatorio es un acto unilateral que el legislador ha
establecido como un derecho irrenunciable del trabajador. Por lo mismo, si el empleador
hubiere estado en desacuerdo con tal reserva, no debió haber pagado las sumas de que
da cuenta el finiquito, como ocurrió en la especie, con lo cual al haber efectuado el
pago, aceptó también la reserva señalada”. Enseguida, en el considerando quinto
discurrió: “Que la reserva de un derecho formulada por el trabajador lo habilita para
interponer las acciones legales para reclamar por la vía judicial el derecho reservado. En
la situación en estudio el trabajador se reservó el derecho de discutir el “30% del total
de la indemnización, porque la causal de despido no me satisface”, de manera que sólo
podrá interponer la acción por despido injustificado a fin de que se condene a la
demandada a pagar la indemnización por años de servicios con el incremento del 30%,
conforme lo previsto en el artículo 168 del Código del Trabajo, si efectivamente tuviere
tal derecho”. Luego, en el fundamento sexto, tuvo presente que hasta las modificaciones
introducidas por la Ley 19.759, el artículo 169 del Código laboral, que regula el pago de
la indemnización por años de servicio cuando se ha invocado la causal de necesidades
de la empresa, disponía expresamente que “El hecho de que el trabajador reciba parcial
o totalmente este pago importará la aceptación de la causal”, norma que fue derogada
por la ley citada, determinando que, sin perjuicio de recibir las sumas que el empleador
considere procedente, conserva su derecho a discutir la configuración de la causal y,
consecuencialmente, a demandar el pago de los respectivos recargos y ello,
independientemente de la formulación expresa de la referida reserva. Después, en el
considerando séptimo estableció: “Que concluir lo contrario, llevaría a dejar sin
aplicación la norma del artículo 168 inciso 1º letra a) del Código del Trabajo, que
ordena el recargo del treinta por ciento de la indemnización por años de servicios,
cuando se hubiere hecho aplicación improcedente de la causal del artículo 161 del
Código citado, ya que ello sólo puede ocurrir cuando, habiéndose pagado la
indemnización por el empleador, el trabajador controvierte sus fundamentos, pues si
ésta no ha sido pagada, debe estarse a lo dispuesto en el artículo 169 y disponerse su
pago con un recargo que puede llegar al ciento cincuenta por ciento”. Por todo lo
anterior, coligió que la reserva efectuada en el finiquito por el trabajador goza de
validez. Por otro lado, analizó la prueba rendida por las partes y concluyó que el
despido del actor fue improcedente, por lo que corresponde incrementar la
indemnización por años de servicio en un treinta por ciento.
Quinto: Que, al contrario del fallo indicado, la sentencia recurrida en la presente causa,
interpretando la normativa contenida en el artículo 177 del Código del Trabajo, decidió
que la de la instancia no incurrió en el vicio denunciado al rechazar la excepción de
finiquito. Al efecto, en su considerando cuarto, señaló: “Que esta Corte, analizando los
antecedentes es de opinión que la reserva de derechos es perfectamente posible en un
finiquito, pero debe estar referida a materias específicas como por ejemplo la causal de
despido aplicada, o el período trabajado; sin embargo una reserva en términos
genéricos, como la que se realizó, que involucra todos los aspectos de la relación laboral
y su término, resulta ser opuesta al poder liberatorio propio del finiquito laboral ya que
precisamente el objeto de éste, es que una vez suscrito, con los requisitos legales, libera
a las partes del contrato de trabajo de nuevos conflictos sobre esas materias, las que se
dan por terminadas, no obstante cuestiones puntuales, de la relación laboral o de su
término que pueden ser objeto de controversia”. Por su parte, en el razonamiento
duodécimo de la sentencia recurrida de nulidad, el juez de la instancia consideró que en
el caso sublite, las reservas de derechos expresadas en los finiquitos firmados por cada
uno de los actores y ratificados ante notario público, fueron hechas en forma genérica,
vaga e imprecisa, es decir, no se hicieron reservas del o los derechos que puedan
hacerse valer en sede judicial.
Octavo: Que, en primer lugar, es necesario tener presente lo dispuesto en el artículo 177
del Texto Laboral, que prescribe en sus incisos 1º y 2º: “El finiquito, la renuncia y el
mutuo acuerdo deberán constar por escrito. El instrumento respectivo que no fuere
firmado por el interesado y por el presidente del sindicato o el delegado del personal o
sindical respectivos, o que no fuere ratificado por el trabajador ante el Inspector del
Trabajo no podrá ser invocado por el empleador.
Para estos efectos, podrán actuar también como ministros de fe, un notario público de la
localidad, el oficial del registro civil de la respectiva comuna o sección de comuna o el
secretario municipal correspondiente”.
Undécimo: Que, en este orden de ideas, es dable asentar que como convención, es decir,
acto jurídico que genera o extingue derechos y obligaciones, que se origina en la
voluntad de las partes que lo suscriben, es vinculante para quienes concurrieron a
otorgarlo dando cuenta de la terminación de la relación laboral, esto es, a aquéllos que
consintieron en finalizarla en determinadas condiciones y expresaron ese asentimiento
libre de todo vicio y sólo en lo tocante a ese acuerdo, es decir, es factible que una de las
partes manifieste discordancia en algún rubro, respecto al cual no puede considerarse
que el finiquito tenga carácter transaccional, ni poder liberatorio. En otros términos, el
poder liberatorio se restringe a todo aquello en que las partes han concordado
expresamente y no se extiende a los aspectos en que el consentimiento no se formó, sea
porque una de las partes formula la reserva correspondiente, sea porque se trate de
derechos u obligaciones no especificados por los comparecientes, sea por cualesquiera
otras razones que el entendimiento humano pudiera abarcar.
De modo similar, en cada finiquito los actores expresaron en forma manuscrita, antes de
ratificarlo, que se reservan “el derecho de reclamar por la causal de despido invocada, y
por el cálculo de remuneraciones, indemnizaciones y otros conceptos laborales a que
haya lugar, sin perjuicio de otras acciones que procedieren”. Al respecto, la demandada
solicita se declare la ineficacia de la reserva de derechos consignada por los actores, por
ser, en su concepto, amplia y vaga.
En ese sentido, el finiquito es una transacción –en la especie, contrato por el que las
partes precaven un eventual litigio, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 2446 del
Código Civil– en la que se ajustan cuentas pendientes, por lo que es dable exigirle la
especificidad necesaria, en atención no sólo a los bienes jurídicos en juego, esto es,
derechos laborales de orden público, sino también porque se trata de evitar o eludir un
pleito, una controversia, entre quienes comparecen a dicho ajuste de cuentas, de ahí que
es necesario requerir la máxima nitidez en cuanto a las materias, derechos, obligaciones,
prestaciones e indemnizaciones sobre los cuales se ha formado el consentimiento, con el
objeto precisamente de impedir discusiones como la presente en que una parte entiende
que no ha transado y la otra, supone el acuerdo. De ese modo –con la nitidez sobre los
temas que versa el acuerdo– podrá exigírsele a cada parte que cumpla con lo acordado,
desde que constituye una ley para los contratantes y en el que debe concurrir la buena
fe.
Por su parte, como esta Corte ha dicho con anterioridad, la reserva de derechos
consignada en un finiquito firmado por ambas partes carece de eficacia si es genérica e
imprecisa, lo que no se produce en esta causa. En efecto, en este caso, se fijó como
hecho que los actores formularon reserva en relación con la improcedencia de la causal
de necesidades de la empresa, habiendo, por lo tanto, consentimiento y poder liberatorio
en los restantes aspectos que forman parte de la relación laboral extinguida. Tal es la
interpretación que debe darse a los acuerdos a que llegaron los litigantes, en su
oportunidad, resultando legítimo realizar reclamaciones tendientes al cobro de
prestaciones en torno a las cuales no hubo concierto, como ha ocurrido en la especie,
debiendo aceptarse el reclamo de los actores acerca de la causal invocada para sus
despidos.
Acordada con el voto en contra de los Abogados Integrantes señores Peralta y Prado,
quienes fueron de opinión de rechazar el recurso de unificación de jurisprudencia,
teniendo presente los siguientes fundamentos:
1º) Que para la procedencia del recurso en análisis, se requiere que existan distintas
interpretaciones respecto de una materia de derecho, esto es, que frente a hechos,
fundamentos o pretensiones sustancialmente iguales u homologables, se hubiere llegado
a resoluciones distintas.
6º) Que de lo expuesto queda de manifiesto que el fallo acompañado por los
demandantes al recurso de unificación de jurisprudencia, no contiene una distinta
interpretación sobre la materia de derecho objeto de este juicio, toda vez que resuelve
sobre la base de presupuestos fácticos diversos a los planteados y resueltos en el fallo
aquí impugnado.
7º) Que de acuerdo a lo antes razonado, cabe concluir que, por no aparecer de los
antecedentes que conforman la presente causa ni del fallo acompañado, que la situación
de hecho planteada en la especie sea homologable a aquélla resuelta en la sentencia que
la parte recurrente ha invocado como fundamento de su pretensión –toda vez que están
ausentes en el fallo de contraste elementos fácticos que fueron determinantes en la
decisión del fallo de esta causa–, no es posible tener por establecido que se esté en
presencia de distintas interpretaciones sobre la misma materia de derecho como lo
requiere la disposición del inciso 2º del artículo 483 del Código del Trabajo.
Redacción a cargo del Ministro señor Carlos Aránguiz Zúñiga y de la disidencia, sus
autores.
Regístrese.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor
Carlos Aránguiz Z., señora Andrea Muñoz S., señor Carlos Cerda F., y los Abogados
Integrantes señores Ricardo Peralta V., y Arturo Prado P. No firma el Abogado
Integrante señor Peralta, no obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la
causa, por estar ausente. Santiago, ocho de enero de dos mil quince.
Nº 5.000–2014.
Dando cumplimiento a lo dispuesto en el artículo 483 C del Código del Trabajo, se dicta
la siguiente sentencia de reemplazo en Unificación de Jurisprudencia.
Vistos:
Primero: Que en estos autos comparecieron doña María Ángeles Palomo Fuentes, don
Víctor Hugo Labra Albornoz, don Samuel Armando Olmedo Ramírez y doña Ema
Soledad Ramírez Fuentes, quienes interpusieron demanda de despido injustificado en
contra de su ex empleadora Comeduc, Fundación Nacional del Comercio para la
Educación, con el objeto que se declare que en el despido de los actores, no se cumple
ninguna de las situaciones que autoriza el uso de la causal señalada en el artículo 161
del Código del Trabajo, y se condene a la demandada al pago de la indemnización
sustitutiva de aviso previo y el recargo del treinta por ciento sobre la indemnización por
años de servicio, conforme lo dispone la letra a) del artículo 168 del referido código,
más reajustes e intereses, con costas.
En relación con la causal de término de la relación laboral, sostienen que en las cartas
de cada uno de los demandantes, no se desarrolla un fundamento fáctico eficaz, pues se
limitan a repetir la norma que consagra el despido por necesidades de la empresa. Al
respecto, argumentan que el artículo 162 del Código del Trabajo impone a la
empleadora la obligación de señalar no sólo la causal legal que motiva el despido, sino
también los hechos en que se funda.
En primer término, la demandada afirmó que los contratos de trabajo de los actores se
mantuvieron vigentes hasta el día 28 de febrero de 2013, fecha en que les puso término
por la causal establecida en el artículo 161, inciso 1°, del Código del Trabajo,
informándoles personalmente su desvinculación con fecha 23 de noviembre de 2012 y
enviando la correspondiente carta de despido en tiempo y forma, tanto a los trabajadores
como a la Inspección del Trabajo, con fecha 10 de diciembre del mismo año. Adujo que
en las cartas de despido se señalaron las razones de carácter económico y organizacional
que fundamentaban la causal aplicada, las que contienen todos los requisitos que exige
la ley para declarar justificados y procedentes los despidos de autos, encontrándose la
causal acreditada debido a la eliminación de los cargos donde los actores prestaban
servicios. En cuanto a la última remuneración, controvirtió el monto indicado en la
demanda. En relación con el recargo del 30% de la indemnización por años de servicio,
planteó que no corresponde dicho pago, ya que los demandantes firmaron con fecha 28
de febrero de 2013 un finiquito, recibiendo los montos allí ofrecidos, de manera que
reconocieron la aplicación de la causal de despido y las cantidades propuestas.
Específicamente, doña María Ángeles Palomo Fuentes, don Víctor Hugo Labra
Albornoz, don Samuel Armando Olmedo Ramírez y doña Ema Soledad Ramírez
Fuentes, prestaron servicios desde el día 1º de abril de 2001, 1º de enero de 1983, 1º de
abril de 1986 y 1º de marzo de 2008, respectivamente, y la última en la asignatura de
religión. Todos los actores fueron desvinculados a partir del 28 de febrero de 2013.
Cuarto: Que de conformidad con las pruebas rendidas, en especial las cartas de despido
y comprobantes de envío de las mismas, analizadas de conformidad a las reglas de la
sana crítica, se establecen los siguientes hechos:
a) El término de los servicios de los actores ocurrió por decisión de la demandada, quien
con fecha 10 de diciembre de 2012 les remitió cartas fechadas el 23 de noviembre de
2012, por medio de las cuales comunicó su determinación de poner término a los
contratos de trabajo, a contar del 28 de febrero del año siguiente, aplicando la causal
estatuida en el inciso 1º del artículo 161 del mismo cuerpo legal, esto es, necesidades de
la empresa;
Sexto: Que la norma transcrita, prevé que el empleador puede poner término al contrato
invocando la causal de necesidades de la empresa, establecimiento o servicio, tales
como las derivadas de la racionalización o modernización de los mismos, bajas en la
productividad, cambio en las condiciones del mercado o de la economía, que hagan
necesaria la separación de uno o de más trabajadores, hipótesis que en ningún caso son
de carácter taxativo. En efecto, como lo ha señalado anteriormente esta Corte, si bien la
disposición en estudio puede alcanzar a situaciones análogas, todas ellas siempre deben
decir relación con aspectos de carácter técnico o de orden económico. Los primeros
aluden a rasgos estructurales de instalación de la empresa, que provocan cambios en la
mecánica funcional de la misma. En cuanto a los segundos, ellos importan –en general–
la existencia de un deterioro en las condiciones económicas de aquélla que haga
inseguro su funcionamiento.
Séptimo: Que, por otro lado, cabe considerar que tratándose de una causal de despido
objetiva, ajena entonces a la conducta contractual o personal del dependiente y que
excede, por cierto, la mera voluntad del empleador, requiere, en todo caso, la
concurrencia de hechos o circunstancias que la hagan procedente. De esta manera, sea
que se trate de situaciones que fuercen procesos de modernización o racionalización –
derivados ambos del funcionamiento de la empresa– o de acontecimientos de tipo
económico, como son las bajas en la productividad o cambios en las condiciones del
mercado, deben todos ellos ser probados en virtud de la carga procesal que la
invocación del motivo de exoneración conlleva.
Octavo: Que, por consiguiente, al ser una hipótesis de término de los servicios que
escapa de la voluntad del empleador, quien debe verse compelido a adoptarla por las
razones que –a vía ejemplar– menciona la ley, debe ser interpretado como la
autorización otorgada para despedir cuando la mantención de los puestos de trabajo no
sea viable por motivos ajenos a su voluntad.
Décimo: Que la prueba rendida por la demandada, analizada de conformidad a las reglas
de la sana crítica, es insuficiente para acreditar, por una parte, los hechos expuestos en
las comunicaciones de despido y, por otra, que la mantención de los puestos de trabajo
de los actores no sea viable por motivos ajenos a la voluntad de la empleadora. En
consecuencia, corresponde declarar injustificada la invocación de la causal de
necesidades de la empresa.
En cambio, atendido los hechos asentados en el motivo cuarto que antecede, no procede
el pago de indemnización sustitutiva del aviso previo, por haberse enviado la
comunicación correspondiente con la debida antelación.
Por estas consideraciones y, visto, además, lo dispuesto en los artículos 1º, 7º, 8º, 9º, 41,
161, 162, 163, 168, 172, 173, 420, 425 y siguientes y 459 del Código del Trabajo, se
declara que:
I.– Se acoge la demanda interpuesta por doña María Ángeles Palomo Fuentes, don
Víctor Hugo Labra Albornoz, don Samuel Armando Olmedo Ramírez y doña Ema
Soledad Ramírez Fuentes, en cuanto se declaran injustificados sus despidos y, por lo
tanto, se condena a la demandada a pagarles por concepto de incremento del treinta por
ciento previsto en el artículo 168 letra a) del Código del Trabajo, las sumas de
$1.717.405, $4.200.827, $4.705.466 y $1.415.422, respectivamente.
III.– Las cantidades señaladas deberán pagarse con los reajustes e intereses que
establecen los artículos 63 y 173 del Código del ramo.
Acordada con el voto en contra de los Abogados Integrantes señores Peralta y Prado,
quienes estuvieron por mantener la decisión adoptada por el Juzgado de Letras del
Trabajo de Curicó por las razones expresadas en el voto disidente contenido en la
sentencia del recurso de unificación de jurisprudencia.
Redacción a cargo del Ministro señor Carlos Aránguiz Zúñiga y de la disidencia, sus
autores.
Regístrese y devuélvase.
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor
Carlos Aránguiz Z., señora Andrea Muñoz S., señor Carlos Cerda F., y los Abogados
Integrantes señores Ricardo Peralta V., y Arturo Prado P. No firma el Abogado
Integrante señor Peralta, no obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la
causa, por estar ausente. Santiago, ocho de enero de dos mil quince.
Nº 5.000–2014.