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¿Sabes que es una urgencia? Seguramente responderás que sí, pero y si te pregunto ¿Qué es una emergencia?
¿Qué diferencias hay entre ambos conceptos?
Existe una cierta confusión entre ambos conceptos y suelen interpretarse de forma diferente en función de quien lo
haga.
Urgencia. Es una situación que en opinión del paciente, su familia o la persona que demanda la ayuda, requiere
una atención inmediata. Por tanto es una definición en la que interviene un componente subjetivo que es la
percepción de la necesidad de ayuda. Las urgencias no siempre son situaciones graves.
Emergencia. Es una situación de aparición brusca, que compromete la vida o presenta riesgo de secuelas
irreversibles. Es una situación de gravedad que requiere la instauración rápida de medidas para estabilizar a la
víctima.
Pincha en el esquema adjunto para conocer qué situaciones se consideran emergencias y cuáles se consideran
urgencias demorables o no demorables, a la hora de dar prioridad en los Centros de Coordinación de Urgencias y
Emergencias. Prioridades CCUE
En el módulo de Emergencias estudiamos los primeros auxilios que han de prestarse en situaciones de emergencia
fundamentalmente, aunque también conoceremos los que hay que aplicar en situaciones de urgencia.
¿Cómo podemos reconocer una situación de peligro vital? ¿Qué hay que observar? ¿Cómo debemos actuar? Son
algunas de las cuestiones que vamos a descubrir a lo largo de esta unidad
Seguramente ayer viste en el periódico o la televisión una noticia sobre una situación de emergencia. ¿Te
planteaste como se podrían haber reducido las consecuencias de este accidente?
Diariamente encontramos en la prensa y televisión noticias que hacen referencia directa a situaciones de
emergencia. Desde desastres naturales hasta accidentes industriales de todo tipo. En todas estas noticias hay un
aspecto común. Si la actuación durante la emergencia es adecuada, se reducen las consecuencias del suceso.
En los países desarrollados los dos problemas de salud más graves, tanto por la edad de los pacientes como por su
mortalidad, son:
Los accidentes (fundamentalmente de tráfico) y
La enfermedad coronaria. Esta última puede aparecer como un infarto de miocardio, una angina de pecho
o una muerte súbita.
En ambos casos la mortalidad es muy elevada, y durante los 30 primeros minutos es fundamental la rápida
actuación de un servicio de atención de emergencias que se desplace en pocos minutos al lugar del suceso. Esta
rapidez en combinación con unos primeros auxilios adecuados, mejora notablemente el porcentaje de supervivencia
y la disminución de secuelas.
La activación rápida del sistema de emergencias es el paso fundamental para salvar vidas.
El 112 es el número para llamada de emergencia a nivel europeo. Mediante este número telefónico gratuito se
atienden las demandas de urgencia y emergencia en materia sanitaria, extinción de incendios y salvamento,
seguridad ciudadana y protección civil.
A través del sistema de emergencias, uno, uno, dos (112) se consigue una doble finalidad:
o
Acercar los servicios de emergencia a la población a través de un único número
de teléfono que permite acceder a cualquier tipo de ayuda. Este sistema único,
facilita que la población recuerde el número.
Favorecer la coordinación entre los organismos y entidades que intervienen en las
emergencias.
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1.2.- Concepto de primeros auxilios.
A primera vista el concepto de primeros auxilios resulta muy claro. Sin embargo… piensa en cómo definirías los
primeros auxilios. Con esa definición tendrías que responder cuestiones como:
Para definir los primeros auxilios tenemos que tener en cuenta los siguientes puntos:
La actuación en primeros auxilios está condicionada por nuestros conocimientos. Si no estamos seguros de lo que
debemos hacer, es preferible NO intervenir directamente sobre la víctima, pues podemos provocar más daños que
beneficios, aunque siempre podemos llamar por teléfono al 112. Intentar actuar movilizando a un herido que ha
sufrido una caída desde una cierta altura, podría aumentar los daños que sufre de un modo innecesario.
Un socorrista es cualquier persona que toma la decisión de intervenir y prestar los primeros auxilios,
teniendo los conocimientos básicos necesarios, y sin necesidad de ser un especialista sanitario.
Como puedes imaginar, es conveniente que todos y cada uno de los usuarios, que se encuentren en las
instalaciones estén informados sobre la activación del sistema de emergencia.
Mediante carteles informativos, charlas, folletos explicativos, se puede formar a los trabajadores y trabajadoras en
este sentido.
En caso de emergencia, la actuación correcta se inicia con la activación del sistema de emergencias, que
comúnmente se conoce como PAS. Siglas de Proteger, Alertar y Socorrer.
En los siguientes subapartados, vamos a ver las premisas de actuación y los principios básicos a tener en cuenta
ante cualquier emergencia. Son principios elementales que al manifestarlos expresamente quedan más claros y son
más fáciles de seguir.
Si has sufrido una herida que sangra abundantemente, ¿dejarías que una persona insegura y nerviosa te intentase
ayudar? Probablemente no, ante el miedo de que te provoque más daños que beneficios.
Tranquilidad.
La actitud del socorrista es fundamental para el control de la situación, por eso tenemos que procurar asumir
las siguientes premisas ante cualquier situación de emergencia.
Es frecuente que en un accidente “se pierdan los nervios” y que como consecuencia, movidos por la prisa, se
den actitudes bien intencionadas pero incorrectas en muchas ocasiones.
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Hay que actuar deprisa, pero con mucha serenidad, manteniendo la calma y transmitiendo sensación de
tranquilidad a los demás y a la propia víctima.
Dominio de la situación.
Cuando actuamos muy tranquilos, serenos y confiando en nuestra actuación, es fácil hacernos con el control
de la situación, y hacer que otras personas nos ayuden en nuestra labor, sin oponerse y sin entorpecer.
o estar convencido de tu capacidad para ayudar,
o indicar que conoces los primeros auxilios y
o transmitir confianza a la víctima.
Composición de lugar.
Una vez ocurrido el accidente, hay que comprender la situación y sus posibles consecuencias. Tenemos
que darnos cuenta de los posibles peligros, no sólo para nosotros, sino también para la persona accidentada y
el resto de las personas presentes. Antes de intervenir tenemos que conocer a qué tipo de situación nos
enfrentamos.
Al hacer una revisión de la situación tendremos en cuenta que pueden encontrarse personas heridas fuera
de la vista y que por estar inconscientes son incapaces de pedir ayuda.
Una premisa básica es que no debemos hacer daño con nuestra intervención. Evitar mover a la víctima
salvo que esté en una situación de peligro para su vida. Si la víctima no ha sufrido traumatismos se puede
mover al herido cuando sea necesario para su bienestar. Es el caso, por ejemplo, de una persona que sufre un
desmayo por el calor y se encuentra a pleno sol.
Esther López.
En el estudio de las premisas de actuación, que acabas de estudiar, has visto que el estado de tranquilidad y
confianza del socorrista es básico para llevar a cabo una actuación eficaz, pero además de estar tranquilo tenemos
que procede a activar el sistema de emergencias (PAS).
¿Sabes qué hay que hacer en caso de accidente? ¿Tienes claro qué pasos has de seguir y en qué orden?
En caso de accidente o enfermedad repentina, la forma más correcta de actuar consiste en seguir los siguientes
pasos denominados PAS. Esta palabra está formada por las iniciales de tres actuaciones secuenciales para la
activación del sistema de emergencias:
2.3.- Proteger.
¿En cuántas ocasiones has escuchado que una persona ha muerto al acudir a socorrer a otra? En mayo de 2005
cuatro trabajadores menores de 30 años murieron en el interior de un depósito. Tres de los trabajadores fallecieron
al intentar socorrer a una compañera que trabajaba en su interior.
Nuestro primer instinto en estas ocasiones suele ser intentar ayudar y frecuentemente no tenemos en cuenta los
peligros a los que nos sometemos.
Para evitar este importante número de víctimas de accidentes empezamos por hacer seguro el lugar del
accidente, debiendo cuidar nuestra propia seguridad, la de los accidentados y la de terceras personas. En la
medida que podamos tomaremos las precauciones que eviten nuevos accidentes originados a partir del suceso.
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El daño que ya se ha causado es inevitable, pero como socorristas podemos actuar evitando nuevos accidentes.
Esto supone:
1.- Autoprotección.
La premisa básica de protección empieza por uno mismo. Si vamos a intervenir, no podemos ponernos en peligro
grave a fin de ayudar a otras personas. Por eso tenemos que asegurar nuestra protección personal, por ejemplo
aparcando en una zona segura nuestro vehículo y utilizando indumentaria de alta visibilidad, si se trata de un
accidente de tráfico.
Después del accidente puede continuar activa la causa del accidente o producirse un nuevo foco de peligro como un
fuego, un escape de gas, vehículos circulando…
Especialmente velando por la seguridad de los heridos y personas en estado de shock, que no están en condiciones
de cuidarse por sí mismos.
Habitualmente no moveremos a la víctima de un accidente, salvo que exista un peligro real para su vida (incendio,
riesgo de explosión, etc.)
Antes de actuar, hemos de tener la seguridad de que tanto el accidentado como nosotros mismos y
terceros, estamos fuera de todo peligro.
Por ejemplo, ante un ambiente tóxico, no atenderemos al intoxicado sin antes proteger nuestras vías respiratorias
(uso de máscaras con filtros adecuados), pues de lo contrario nos accidentaríamos nosotros también.
2.4.- Alertar.
En caso de que hayas visto un accidente de cualquier tipo, sabrás que el primer momento es de muchos nervios y
confusión. En esta situación lo prioritario es conseguir ayuda especializada ¿Crees que se acuerdan los testigos de
que hay que llamar lo antes posible? Y en ese momento, ¿se acuerdan del número de emergencias?
Como hemos visto el número de atención a emergencias a nivel europeo es el 112. Es un número telefónico, único
y gratuito desde el que se atiende cualquier urgencia o emergencia evitando la existencia de diversos números
telefónicos para cada situación y la consecuente confusión a la hora de comunicar una emergencia.
Intencionadamente el uno, uno, dos (112) es un número fácil de recordar… y fácil de marcar incluso por un niño de
corta edad.
El proceso de atención de una llamada de emergencia se inicia cuando alguien marca el teléfono 112.
La llamada es atendida por el personal especialista del sistema que inicia el proceso de toma de datos con el
mensaje de acogida: … “Emergencias 112, dígame…”
El personal guía la llamada para que el desarrollo de ésta sea ágil y eficaz, obteniendo la información de forma
clara y precisa aún en situaciones de tensión emocional, escasez de datos, dificultades de localización, etc.
¿Qué está sucediendo? El teleoperador identifica la situación de urgencia o emergencia que está teniendo lugar,
lo que le permite tipificar la llamada.
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¿Dónde? Una vez tipificada la llamada de emergencia, es necesario precisar dónde está sucediendo, por lo
que se procede a la localización del suceso: provincia, población o municipio, entorno, vía… Todo ello de
una forma dinámica ayudando en todo momento a la persona que llama en casos de localizaciones
imprecisas.
...Y finalmente...Unas preguntas asociadas a la tipificación de la llamada. Estas preguntas básicas permitirán valorar
correctamente la situación de emergencia, lo cual determinará la ayuda que es necesaria enviar, redundando
finalmente en la óptima resolución de la emergencia.
El tipo de accidente y las circunstancias que pueden agravar la situación: vehículos invadiendo la
calzada, riesgo de incendio, heridos atrapados, derribo de postes eléctricos, etc.
2.5.- Socorrer.
Aunque habitualmente esto es lo que la población en general considera primeros auxilios, tan importante como este
paso son la protección y la alerta.
El procedimiento para identificar las lesiones se estudia más adelante en el apartado Procedimientos de
Diagnóstico, en los apartados sobre la Evaluación Inicial y Secundaria de la víctima.
Hacer un recuento de las víctimas, pensando en la posibilidad de víctimas ocultas. Mirar en las
inmediaciones del lugar, por ejemplo bajo el vehículo en caso de un accidente de tráfico.
No atender al primer accidentado o al que más grite, puede haber víctimas inconscientes que requieran
urgentemente nuestra ayuda. Se requiere un rápido reconocimiento del estado de las víctimas.
Efectuar “in situ” la evaluación inicial de los heridos.
Extremar las medidas de precaución en el manejo de los accidentados, en esta fase en la que no
sabemos con certeza lo que tiene. Podríamos causar daños mayores.
Socorrer consiste en realizar una primera evaluación del accidentado o enfermo repentino a fin de identificar y tratar
aquellas lesiones que puedan suponer un riesgo para su vida.
Una ayuda importante, si la víctima está consciente, es iniciar la consulta médica preguntándole sobre
enfermedades o alergias que puede sufrir. En caso de que el herido quede inconsciente esta información será muy
valiosa para los servicios médicos, al igual que cualquier dato personal, como su nombre y apellidos o algún
teléfono de contacto con sus familiares.
¿Sabías que la parada cardiaca súbita es una de las principales causas de mortalidad en Europa? Afecta a unos
700.000 individuos al año. En el momento en que se les practica el primer análisis de ritmo cardíaco,
aproximadamente un 40% de las víctimas de parada cardiaca súbita, presentan una fibrilación ventricular, por lo
que es posible revertirla mediante el uso de un desfibrilador aplicado precozmente. Es probable que haya muchas
más víctimas en esta situación, pero al retrasarse la atención médica, su ritmo se ha deteriorado hasta suponer una
situación irreversible.
Muchas víctimas de parada cardiaca súbita pueden sobrevivir si los que les rodean actúan de manera inmediata.
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La cadena de supervivencia, también llamada cadena asistencial o cadena de la vida, son un conjunto de
acciones que conducen a optimizar la actuación del socorrista en las situaciones de urgencia vital.
Estas acciones incluyen el reconocimiento precoz de la situación de urgencia y activación de los servicios de
emergencia, resucitación cardiopulmonar precoz, desfibrilación precoz, soporte vital avanzado y cuidados post-
resucitación.
Un socorrista sin instrumental, puede actuar en los dos primeros eslabones de la cadena.
El segundo eslabón se activa si la víctima no respira, en este caso actuamos iniciando una reanimación
cardiopulmonar precoz.
En el tercer eslabón se necesitan un medio especial, el desfibrilador automático (DEA). En este paso se
procede a una desfibrilación precoz, que aumenta las posibilidades de supervivencia de la víctima. El uso
de estos equipos es sencillo y empiezan a instalarse en todos los emplazamientos en los que puede
encontrarse un elevado número de personas (estadios de fútbol, grandes conciertos, etc.).
El cuarto eslabón es el soporte vital avanzado y sólo puede ser llevado a cabo por equipos especializados
como los de las UVIS móviles, que disponen de medios adecuados para estas intervenciones o en los
hospitales.
El quinto eslabón consiste en los cuidados post-resucitación.
Autoevaluación
Desfibrilación precoz.
Soporte vital básico.
Soporte vital avanzado.
P.A.S.
Cuidados post-resucitación.
Para desarrollar los primeros auxilios, frecuentemente nos referiremos a la actuación sobre partes concretas del
cuerpo humano, así como al funcionamiento de algunos sistemas, de modo que actuemos de un modo más
efectivo. En este apartado vamos a recordar algunos conocimientos básicos de anatomía y fisiología humana.
El ser humano está compuesto por millones de células independientes y que además pueden ser de clases
diferentes. Grupos de células independientes se unen para formar las diferentes partes del cuerpo.
Un tejido puede estar constituido por células de una sola clase, todas iguales, o por varios tipos de células
ordenadamente dispuestas.
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Tejido muscular: El tejido muscular, es un tejido que está formado por las fibras musculares y está
especializado en la contracción, lo que permite que se muevan los seres vivos:
o Tejido muscular liso. El estímulo para su contracción es involuntario. Lo encontramos en los vasos
sanguíneos, en el tubo digestivo o en el iris, por ejemplo.
o Tejido muscular estriado. Es un tejido que responde a un estímulo voluntario, como por ejemplo
en el bíceps, tríceps, etc. Como excepción, tenemos el tejido muscular cardíaco, que aunque es un
tejido estriado funciona de forma involuntaria y rítmica.
Tejido nervioso. Este tejido está formado por células muy especializadas llamadas
neuronas. https://es.wikipedia.org/wiki/Neurona#/media/Archivo:Complete_neuron_cell_diagram_es.svg. Ne
urona (Dominio público)
Tejido conectivo o conjuntivo. Son los tejidos que tienen la función de sujetar e integrar todo el
organismo. Algunos tipos de tejidos conjuntivos son:
o Tejido adiposo o tejido graso.
o Tejido óseo.
o Tejido sanguíneo. La sangre tiene propiedades de tejido.
Un grupo de diferentes tejidos organizados conjuntamente para realizar un trabajo especial forman un órgano.
Al conjunto de órganos que trabajan conjuntamente para realizar una labor más complicada se le llama aparato,
con una función orgánica de mayor complejidad.
El cuerpo humano está organizado según una jerarquía piramidal, en células, tejidos, órganos, sistemas y aparatos,
entre los que encontramos:
Sistema osteoarticular.
Aparato digestivo.
Sistema muscular.
Sistema linfático.
Sistema nervioso.
Sistema endocrino.
Aparato respiratorio.
Aparato urinario.
Aparato circulatorio.
Aparato reproductor.
Si te preguntan por la función de los huesos, enseguida dirás que es sostener el organismo. Sin embargo no es su
única misión. Vamos a repasar brevemente la estructura ósea del ser humano.
El cuerpo humano es una complicada estructura de más de doscientos huesos, un centenar de articulaciones y más
de 650 músculos actuando coordinadamente. Gracias a la colaboración entre huesos y músculos, el cuerpo
mantiene su postura, puede desplazarse y realizar múltiples acciones.
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Sostiene al organismo y
protege a los órganos delicados, a la vez que
sirve de punto de inserción a los tendones de los músculos.
Además, el interior de los huesos largos aloja la medula ósea, un tejido noble que fabrica glóbulos rojos
y blancos.
¿Cuántos huesos hay aproximadamente en el cuerpo humano? ¿Crees que para un socorrista es conveniente
conocer la distribución ósea del ser humano?
Para hacer más comprensible y universal su estudio, el cuerpo humano se divide en cabeza, tronco y extremidades.
Al pinchar sobre las siguientes imágenes podrás ver el esqueleto humano a pantalla completa. A la derecha
incluimos algunos de los principales huesos.
Huesos de la cabeza. Está formada por los huesos del cráneo (1 Frontal, 1 Occipital, 2 Temporales, 2
Parietales, 1 Esfenoides y 1 Etmoides) y la cara.
Huesos del tronco.
o La clavícula y el omóplato, que sirven para el apoyo de las extremidades superiores.
o Las costillas (12 pares: 7 pares verdaderas, 3 pares falsas y 2 pares flotantes) que protegen a los
pulmones, formando la caja torácica.
o El esternón, donde se unen las costillas verdaderas por la parte anterior.
o Las vértebras (7 cervicales, 12 dorsales, 5 lumbares, 5 sacras y 4-5 coccígeas), forman
la columna vertebral y protegen a la médula espinal, también articulan a las costillas.
o La pelvis, en donde se apoyan las extremidades inferiores.
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3.4.- Sistema muscular.
Al observar el sistema muscular pensamos casi siempre en el movimiento voluntario, pero también existe en el
organismo una parte importante de movimiento involuntario. Esta complejidad nos puede llevar a preguntarnos:
¿Cuántos músculos componen el organismo humano? ¿Es un músculo el intestino?
El Sistema muscular es el conjunto de los más de 600 músculos del cuerpo, cuya función primordial es generar
movimiento, ya sea voluntario o involuntario.
Los músculos son los motores del movimiento debido a que son capaces de contraerse cuando reciben la orden
adecuada. Al contraerse tiran del hueso o de la estructura que sujetan. Al finalizar la orden recuperan su posición de
reposo.
Los músculos estriados son rojos, tienen una contracción rápida y voluntaria y se insertan en los huesos
a través de un tendón, por ejemplo, los de la masticación, el trapecio, que sostiene erguida la cabeza, o los
gemelos en las piernas que permiten ponerse de puntillas.
Por su parte los músculos lisos son blanquecinos, tapizan tubos y conductos y tienen contracción lenta e
involuntaria. Se encuentran por ejemplo, recubriendo el conducto digestivo o los vasos sanguíneos (arterias
y venas).
Cuando actuamos como socorristas, un aspecto fundamental a controlar es la respiración. ¿Es tan importante su
control como el del pulso? ¿Sabes que con un sencillo movimiento puedes abrir la vía aérea y evitar que una
persona inconsciente se asfixie?
La respiración es un proceso involuntario y automático, en que se extrae el oxígeno del aire inspirado y se
expulsan los gases de desecho con el aire espirado.
El sistema respiratorio se ocupa de llevar a cabo la respiración. Está formado por una serie de órganos que
conducen el aire desde el exterior del organismo, a su interior donde se produce el intercambio gaseoso.
El aire se inhala por la nariz, donde se calienta y humedece. Luego, pasa a la faringe, sigue por la laringe y
penetra en la tráquea.
A la mitad de la altura del pecho, la traquea se divide en la zona llamada carina en dos bronquios principales o
primarios izquierdo y derecho, éstos se dividen de nuevo, una y otra vez, en bronquios secundarios, terciarios y,
finalmente, en unos 250.000 bronquiolos.
Los bronquiolos se agrupan en racimos llamados alvéolos, pequeños sacos de aire, donde se realiza el intercambio
de gases con la sangre.
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Cuando el aire llega a los alvéolos, parte del oxígeno que lleva atraviesa las finísimas paredes y pasa a los glóbulos
rojos de la sangre. Y el dióxido de carbono que transportaba la sangre pasa al aire. Así la sangre se enriquece en
oxígeno y se empobrece en dióxido de carbono.
En la inspiración, el diafragma se contrae y los músculos intercostales se elevan y ensanchan las costillas.
La caja torácica gana volumen y penetra aire del exterior para llenar este espacio.
Durante la espiración, el diafragma vuelve a su posición, se relaja y las costillas descienden y se desplazan
hacia el interior. La caja torácica disminuye su capacidad y los pulmones dejan escapar el aire hacia el
exterior.
Proporciona el oxígeno que el cuerpo necesita y elimina el Dióxido de Carbono que se produce en todas las células.
El órgano más representativo del sistema circulatorio es el corazón. Este músculo ha adquirido una importancia
popular que va mucho más allá de sus funciones fisiológicas o de sus 340 gramos de peso. A pesar de que “el
corazón tiene razones, que la razón no entiende”, en este apartado vas a ir conociendo las “razones” de su
funcionamiento
El aparato circulatorio, también llamado sistema circulatorio, es la estructura anatómica que conduce y hace
circular la sangre. Se encarga de llevar los alimentos y el oxígeno a las células, y recoger los desechos que se han
de eliminar después por los riñones, pulmones, etc. Toda esta labor la realiza la sangre que está en circulación
constante.
El corazón,
Los vasos sanguíneos y
La sangre.
El Corazón es un músculo que, como una bomba, impulsa la sangre por todo el organismo.
Está dividido en dos mitades que no se comunican entre sí: una derecha y otra izquierda:
La mitad derecha siempre contiene sangre pobre en oxígeno, procedente de las venas cava superior e
inferior.
La mitad izquierda del corazón siempre posee sangre rica en oxígeno y que, procedente de las venas
pulmonares, será distribuida para oxigenar los tejidos del organismo a partir de las ramificaciones de la gran
arteria aorta.
Si el corazón es el motor del sistema circulatorio, ¿qué trabajo es el que se realiza? ¿Recuerdas el objetivo del
sistema circulatorio? La sangre es el medio de transporte utilizado para llevar los nutrientes a las células y recoger
sus desechos. ¿Qué vías de transporte utiliza?
Los Vasos sanguíneos (arterias, capilares y venas) son conductos musculares elásticos que distribuyen y recogen
la sangre de todos los rincones del cuerpo.
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Arterias: Llevan la sangre desde el corazón a los órganos, transportando el oxígeno (excepto en las arterias
pulmonares, donde transporta sangre con dióxido de carbono) y los nutrientes. Esta sangre se denomina
arterial u oxigenada en la circulación mayor y tiene un color rojo intenso.
Venas: Llevan la sangre desde los órganos y los tejidos hasta el corazón y desde éste a los pulmones,
donde se intercambia el dióxido de carbono con el oxígeno del aire inspirado, (excepto en las venas
pulmonares, donde se transporta sangre oxigenada). Esta sangre se llama venosa y es de color más
oscuro.
Capilares: Tienen su origen en la división progresiva de las arterias en ramas cada vez más pequeñas
hasta llegar a los vasos capilares, que poseen finísimas paredes, y a través de los cuales pasan las células
sanguíneas, al igual que los gases respiratorios, los nutrientes y el resto de las sustancias que transporta la
sangre.
La sangre es un tipo de tejido fluido, de característico color rojo debido al pigmento presente en los glóbulos rojos.
En su recorrido la sangre describe dos circuitos complementarios:
En la circulación pulmonar o circulación menor la sangre va del corazón a los pulmones, donde se
oxigena o se carga con oxígeno y descarga el dióxido de carbono. La sangre pobre en oxígeno parte desde
el ventrículo derecho del corazón por la arteria pulmonar que se bifurca en sendos troncos para cada uno
de los pulmones. La sangre se oxigena y se reconduce por las cuatro venas pulmonares que drenan la
sangre rica en oxígeno, en la aurícula izquierda del corazón.
En la circulación general o mayor, la sangre da la vuelta a todo el cuerpo antes de retornar al corazón. El
recorrido de la sangre comienza en el ventrículo izquierdo del corazón, cargada de oxígeno, y se extiende
por la arteria aorta y sus ramas arteriales hasta el sistema capilar, donde se forman las venas que
contienen sangre pobre en oxígeno. Desembocan en una de las dos venas cavas (superior e inferior) que
drenan en la aurícula derecha del corazón.
El sistema digestivo se puede considerar la mayor fábrica química de nuestro organismo. El origen del sistema
digestivo tiene elementos comunes con el respiratorio.
boca,
faringe,
esófago,
estómago,
intestino delgado e
intestino grueso.
Desde la boca hasta el ano, el tubo digestivo mide unos 11 metros de longitud. En la boca ya empieza
propiamente la digestión. Los dientes trituran los alimentos y las secreciones de las glándulas salivales los
humedecen e inician su descomposición química (amilasa de la saliva digiere los hidratos de carbono). Luego,
el bolo alimenticio cruza la faringe, sigue por el esófago y llega al estómago, una bolsa muscular de litro y medio
de capacidad, en condiciones normales, cuya mucosa segrega el potente jugo gástrico que contiene ácido
clorhídrico (antimicrobiano).
A la salida del estómago, el tubo digestivo se prolonga con el intestino delgado, de unos 7 metros de largo, aunque
muy replegado sobre sí mismo. En su primera porción o duodeno recibe secreciones de las glándulas
intestinales, la bilis y los jugos del páncreas. Todas estas secreciones contienen una gran cantidad de enzimas
que degradan los nutrientes de los alimentos y los transforman en sustancias solubles simples.
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La segunda porción del intestino delgado se llama yeyuno, y la tercera, íleon, éste se conecta a través de la válvula
ileocecal con el intestino grueso, de algo más de 1,5 metros de longitud, formado por el colon ascendente,
transversal, descendente y sigmoideo, su porción final es el recto, que termina en el ano (orificio), por donde se
evacuan al exterior los restos indigeribles de los alimentos, las heces fecales.
Los signos vitales, también llamados constantes vitales son aquellas manifestaciones físicas que nos indican que
la persona que está siendo explorada mantiene sus órganos vitales en funcionamiento, y cuya ausencia establece la
existencia de una emergencia médica con grave riesgo para la vida de la víctima.
Las constantes vitales fáciles de reconocer sin ningún instrumento son la consciencia, la respiración y el pulso.
4.1.- Consciencia.
Si te has encontrado en alguna ocasión con una persona aparentemente inconsciente sabes que en principio nos
sentimos preocupados porque puede ser
síntoma de una situación de extrema gravedad. El primer paso es controlar si realmente es una persona
inconsciente. Se han producido casos en los que se llama a los servicios de emergencias sanitarias porque una
persona sorda está dormida en un parque. ¿Cómo podemos controlar el estado de consciencia? ¿Hay algún
procedimiento rápido que nos permita su valoración?
Alerta (A). Es la persona consciente y orientada. Responde a preguntas sencillas sin dificultad.
Reacción a estímulos verbales (V). En este grado de inconsciencia, la persona responde a estímulos
verbales, por ejemplo al preguntarle como se encuentra, aunque se muestra confuso y desorientado.
Reacción al dolor (D). La persona inconsciente no reacciona a estímulos verbales, pero sí al dolor, por
ejemplo al pellizcarlo en un brazo.
No contesta (NC). Es el grado de inconsciencia más severo. En este caso no hay reacción a ningún tipo de
estímulo, ni siquiera al dolor.
La valoración del estado de consciencia es el primer signo vital que exploramos. El estado de consciencia de una
persona nos proporciona información sobre las condiciones del sistema nervioso central y por tanto, de la posible
gravedad de las lesiones.
El control del estado de consciencia se puede realizar siguiendo unos sencillos pasos:
La comprobación del estado de consciencia nos lleva tan sólo unos segundos y descartamos aquellos casos que
pueden originar confusión, por ejemplo personas ebrias, sordas, niños que fingen inconsciencia, etc.
4.2.- Respiración.
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Ya hemos comprobado que se trata de una persona inconsciente pero… ¿esa inconsciencia indica que la persona
está en una situación de urgencia vital? ¿Cómo podemos confirmar que es necesario aplicar técnicas de
resucitación? ¿Cuándo hay que llamar a emergencias?
Una persona inconsciente puede encontrarse sin respiración. Esta situación supone la muerte cerebral en pocos
minutos. El mantenimiento de un mínimo aporte de oxígeno al cerebro nos proporciona unos minutos de vida
extremadamente valiosos pues permiten la llegada de los servicios médicos especializados que pueden revertir el
estado de la víctima.
Una vez comprobado el estado de inconsciencia, para confirmar si una persona respira podemos seguir una serie
de pasos:
7.- Mantener esta posición durante no más de 10 segundos, para averiguar si la víctima respira normalmente. Si
tenemos alguna duda de si su respiración es normal, actuamos como si no lo fuera.
Durante los primeros minutos después de una parada cardíaca, puede que la víctima apenas respire, o bien que lo
haga en boqueadas irregulares y ruidosas. No se ha de confundir esto con la respiración normal. Las respiraciones
agónicas se producen casi en un 40% de las víctimas de parada cardíaca. Son respiraciones casi inexistentes,
pesadas o trabajosas, o bien ruidosas y entrecortadas. Si la respiración no es normal tenemos una señal para iniciar
inmediatamente la Reanimación Cardiopulmonar (RCP).
Una técnica de apertura de la vía aérea empleada cuando la víctima ha sufrido un traumatismo fuerte es un
movimiento de tracción de la mandíbula, llamado subluxación mandibular. No se recomienda que personas sin
formación sanitaria practiquen esta maniobra, porque es difícil de aprender y practicar y puede provocar movimiento
de la columna en la zona cervical.
Por lo tanto, el reanimador debe realizar la apertura de la vía aérea utilizando la maniobra frente-mentón tanto
para las víctimas lesionadas como para las no lesionadas.
4.3.- Pulso.
En alguna ocasión todos nos hemos tomado el pulso o nos lo han tomado. Habitualmente para una persona
consciente y en buen estado de salud, el pulso se localiza con cierta facilidad en la artería radial. Si una persona
está herida su pulso es débil y difícil de localizar. Puedes intentar localizarlo en la arteria carótida, pero ¿no estarás
perdiendo mucho tiempo en la búsqueda del pulso?
El pulso de una persona es la pulsación de sus arterias como consecuencia de los latidos del corazón. Puede
sentirse en el cuello, las muñecas y otras partes del cuerpo.
Hasta que en el año 2005 el Consejo Europeo de Resucitación publicó sus recomendaciones (las más actuales son
del 2021), la actuación para determinar la necesidad de realizar una Resucitación Cardiopulmonar, incluía la
búsqueda del pulso en los pacientes que no presentaban respiración. A partir de estas recomendaciones se
comprobó que la búsqueda del pulso resulta difícil para los reanimadores no sanitarios y suponía un retraso en el
inicio de la resucitación.
A partir de ese momento, el protocolo de actuación en la valoración primaria, no incluye la búsqueda del pulso en
el caso de socorristas sin formación sanitaria.
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Sin embargo, en algunos casos puede ser útil averiguar el estado de funcionamiento del corazón buscando el pulso
de la víctima. Por ejemplo en el caso de heridos con gran pérdida de sangre, un pulso rápido y superficial nos indica
peligro de choque .
En caso de pulso irregular, indica sufrimiento cardíaco haciendo más urgente el traslado al hospital. Debe
mantenerse a la víctima con buena ventilación y oxigenación, y vigilando la conciencia y la respiración
Si la víctima respira pero sospechamos una hemorragia interna, puede ser positivo valorar el pulso mediante la
siguiente técnica de exploración:
Localizar la artería conveniente, habitualmente la arteria carótida, a ambos lados del cuello.
Presionar levemente la artería con las yemas de dos o tres dedos, manteniendo la posición varios
segundos. La carótida debe palparse suavemente, además, las dos arterias carótidas de una persona no
deben palparse simultáneamente, para evitar el riesgo de síncope.
Los valores normales de número de respiraciones y pulsaciones por minuto varían según la edad y las condiciones
físicas del accidentado. Recordar que a menor edad mayor número de respiraciones y pulsaciones.
En un adulto en reposo, el número de pulsaciones normales oscila entre 60 y 100, aumentando con el ejercicio
físico.
Ahora ya conoces los signos vitales y cómo explorarlos. Esta información te permitirá avanzar en los siguientes
apartados, pero no sólo hay que conocer la técnica de exploración de estos signos. También es necesario tener
claro el orden en el que tienes que comprobarlos y cómo actuar en función de la exploración. Esto es lo que se
llama esquema de actuación o algoritmo de actuación.
El soporte vital básico (SVB) hace referencia al mantenimiento de la permeabilidad de la vía aérea y al soporte de
la respiración y la circulación, sin equipamiento, y partiendo de que se trata de personas adultas y el socorrista
carece de conocimientos médicos especializados.
El concepto de cadena de supervivencia resume los pasos vitales necesarios para llevar a cabo una resucitación
con éxito. La mayor parte de estos eslabones son importantes para las víctimas tanto de fibrilación ventricular como
de parada respiratoria.
El primer eslabón de la cadena era el reconocimiento precoz de la urgencia médica y la llamada de auxilio. A fin de
reconocer la situación de urgencia, se hace necesario disponer de un esquema de actuación, sencillo de recordar, y
basado en la aplicación de conductas y gestos previamente automatizados mediante el aprendizaje.
Cuando una persona pierde la consciencia, a su alrededor se genera una fuerte tensión hasta que se determina si la
vida del herido está en peligro.
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¿Recuerdas que es lo primero que hay que hacer para valorar el estado de un herido?
Y si respira, ¿qué hacemos con él mientras recupera la consciencia? ¿Tenemos que vigilar algo más?
La valoración primaria consiste en llevar a cabo un reconocimiento rápido de las constantes vitales, determinando
las situaciones que suponen un peligro inmediato para la vida del accidentado.
Este tipo de situaciones se denominan urgencia de tipo vital. Simultáneamente se iniciará la fase de resucitación
y/o mantenimiento si es necesario.
1. Proteger. Asegurarnos de que tanto nosotros como la víctima y los que la rodean, están a salvo.
2. Valorar el estado de consciencia. Buscar una respuesta en la víctima siguiendo la actuación indicada para
su estudio en el apartado de los signos vitales.
3. Si responde la dejamos en la posición en la que está, siempre que no se exponga a mayores peligros.
Intentamos averiguar qué le pasa y si es necesario buscamos ayuda. En cualquier caso hay que mantener
una observación regular de su estado.
4. Si no responde hay que pedir ayuda, siempre que sea posible y no tengamos que dejar sola a la víctima.
5. Comprobamos la respiración. Siguiendo el procedimiento estudiado para la valoración de las constantes
vitales.
6. Si respira con normalidad, controlaremos la existencia de hemorragias y la colocamos en posición de
recuperación o posición lateral de seguridad (PLS), siempre que no haya sufrido traumatismos. Llamamos
para pedir asistencia médica, manteniendo una vigilancia regular del estado de respiración.
7. Si no respira con normalidad. Enviamos a alguien a pedir ayuda o, si estamos solos, dejamos a la víctima
un momento para llamar al servicio de emergencias 112. Volvemos con ella y comenzamos las maniobras
de resucitación (RCP)
Probablemente has estudiado algo de primeros auxilios al obtener el permiso de conducción. Es habitual estudiar la
posición lateral de seguridad.
Si no lo has hecho aún, cuando termines este apartado será el momento de practicar con alguna persona.
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Tiene las ventajas de evitar que los vómitos, si se producen, sean aspirados a las vías respiratorias. Además evita
que la lengua obstruya las vías aéreas y permite valorar la respiración con facilidad.
1. Nos arrodillamos a un costado de la víctima, a la altura de sus hombros. Separar el brazo de la víctima más
próximo a nosotros de su cuerpo, estirándolo hacia atrás.
2. Colocar el otro brazo, cruzado sobre su pecho y la mano aproximadamente bajo su cara. Doblar la pierna
opuesta por la rodilla y apoyar ese pie en el suelo.
3. Coger por debajo de esa rodilla y, con la otra mano, por el hombro del mismo lado. Girarlo atrayéndolo
hacía nosotros con suavidad.
4. Abrir la vía aérea y recolocar la mano bajo la cabeza
5. Apoyar en el suelo el codo y la rodilla del herido, de modo que quede en posición estable.
En esta ocasión has tenido suerte, la víctima respira y no hay signos de hemorragia grave. Has descartado el riesgo
vital para la persona accidentada y puedes realizar la valoración secundaria con objeto de encontrar lesiones
relativamente menores, pero que bien tratadas, conseguirán mejor tratamiento y curación.
Una persona no especializada debe aplicar los primeros auxilios para la valoración primaria y el mantenimiento de
las constantes vitales. Sin embargo es conveniente conocer la sistemática de actuación para la valoración
secundaria. Especialmente para los casos en los que la ayuda médica va a tardar en llegar o nos es imposible
alertar. Así, una vez que hemos asegurado el mantenimiento de las funciones vitales, podemos ocuparnos de otras
lesiones que presente la víctima (heridas, quemaduras, fracturas, etc.).
La valoración secundaria consiste en una exploración detallada y ordenada de la víctima, de la cabeza a los pies,
buscando lesiones no vitales.
Tras la valoración secundaria se actuará en consecuencia a las lesiones halladas, colocando al herido en la posición
de espera más adecuada a sus lesiones, controlando las hemorragias o inmovilizando la zona afectada si el herido
se va a trasladar por sus propios medios a un centro médico. Todos estos aspectos los vamos a estudiar en
unidades próximas, que tratan sobre socorrismo.
El botiquín de Primeros Auxilios es un recurso básico para prestar asistencia a un herido o traumatizado en los
primeros momentos tras el accidente hasta la llegada de personal médico o el traslado a un centro asistencial.
El RD 486/1997 sobre lugares de trabajo establece en su artículo 10, que los lugares de trabajo dispondrán del
material y, en su caso, de los locales necesarios para la prestación de primeros auxilios a los trabajadores
accidentados.
Las condiciones mínimas que deben cumplir los locales y el material necesario para la prestación de los primeros
auxilios, se encuentran establecidas en el Anexo VI de este Real Decreto. Lee estas condiciones en el siguiente
recurso.
Dependiendo del número de trabajadores, de la fecha de creación del lugar de trabajo, del riesgo que supongan los
trabajos realizados y de las posibilidades de acceso rápido a servicios médicos, será obligatorio disponer desde un
botiquín portátil (mínimo obligatorio en cualquier lugar de trabajo) hasta una sala especial para primeros auxilios.
El contenido del botiquín debe adaptarse a los riesgos a que estén expuestos los trabajadores así como a los
conocimientos del personal habilitado para su utilización, pero como mínimo debe contar con:
En los lugares de trabajo con más de 50 trabajadores es obligatorio disponer de un local destinado a los primeros
auxilios y otras posibles atenciones sanitarias. También deberán disponer del mismo los lugares de trabajo de más
de 25 trabajadores para los que así lo determine la autoridad laboral, teniendo en cuenta la peligrosidad de la
actividad desarrollada y las posibles dificultades de acceso al centro de asistencia médica más próximo.
Tanto el botiquín como el local de primeros auxilios, si lo hay, deben estar señalizados conforme al apartado 3.5 del
Anexo III, del R.D. 485/1997, sobre señalización de seguridad y salud en el trabajo, las señales utilizadas serán de
forma rectangular o cuadrada, con pictograma blanco sobre fondo verde.
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6.1.- Contenido del botiquín.
Seguro que en tu lugar de trabajo cuentas con un botiquín de primeros auxilios, ya que es una obligación de todos
los lugares de trabajo, pero, ¿sabes qué material contiene? ¿Será suficiente el contenido mínimo indicado para los
lugares de trabajo?
El contenido de un botiquín de empresa debe ser adecuado en sus características a los riesgos existentes en la
empresa y a los conocimientos del personal que ha de utilizarlo, y en su cantidad al número de trabajadores.
No tiene sentido dotar un botiquín de empresa de medios muy específicos que escapan a las capacidades del
personal que se ocupa de administrar los primeros auxilios.
Teniendo estos aspectos en cuenta, ¿qué contenido puede ser adecuado para un botiquín de empresa? La
siguiente tabla orientativa, indica el material habitual que puede contener, en una empresa de menos de 50
trabajadores. La cantidad dependerá del número de trabajadores.
En todas las empresas se dispone de un botiquín de primeros auxilios, sin embargo, ¿cuándo lo han revisado por
última vez? ¿Es posible que no se haya renovado su contenido desde su primera colocación?
Es interesante hacer una lista del contenido del botiquín y pegarla por la parte interior de la tapa. Así se facilitará el
proceso de revisión de los productos.
Los medicamentos han sido creados para curar, pero, ¿qué pasa si se usan incorrectamente? ¿Qué efecto puede
originarnos un error en la dosis? ¿Y si nos equivocamos con la vía de administración? ¿Esta ampolla es bebible o
se trata de un inyectable?
Tal y como estás pensando, cualquiera de estos errores no sólo resta eficacia al medicamento, también puede
llegar a convertirlo en peligroso.
Un medicamento es un fármaco, principio activo o conjunto de ellos, integrado en una forma farmacéutica y
destinado para su utilización en las personas o en los animales, dotado de propiedades para prevenir,
diagnosticar, tratar, aliviar o curar enfermedades o dolencias o para afectar a funciones corporales o al estado
mental. Se deben administrar por la vía adecuada y con la dosificación correcta.
Antes de tomar un medicamento tendremos en cuenta las siguientes reglas para su administración segura:
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5. Administrar a la hora correcta. Algunos medicamentos, como ciertos antibióticos, exigen un intervalo de
dosificación estricto. Otros deben tomarse en ciertos momentos, por ejemplo antes de las comidas (como en
el caso de la insulina).
6. Asegurarse de que la persona que va a recibir el medicamento no sufre alergia al mismo o a alguno de
sus componentes.
7. Asegurarse de que la persona que va a recibirlo no se encuentra en una situación especial como puede
ser el embarazo.
8. Antes de administrar el medicamento se procederá al lavado de las manos.
vía oral.
vía rectal.
vía parenteral (intramuscular, intravenosa, subcutánea).
vía respiratoria.
vía tópica.
Seguramente has respondido diciendo que lo ingieres con un vaso de agua. Sin embargo la administración por vía
oral es solamente uno de los sistemas para administrar medicamentos.
En la administración por vía oral el medicamento se introduce en el organismo a través de la boca y se absorbe en
el tubo digestivo. Es una de las vías de administración más utilizadas por su comodidad para el paciente.
En la vía sublingual, el medicamento se coloca debajo de la lengua para que se absorba rápidamente.
En la vía bucal, el medicamento se coloca entre las encías donde se va disolviendo por acción de la saliva;
generalmente se usa para administrar antisépticos o anti-infecciosos de la mucosa bucal.
Preparados sólidos.
o Cápsulas. El medicamento está contenido dentro de una cubierta de gelatina que tiene como
función la protección del medicamento, así como evitar el sabor desagradable que pudiese tener.
o Comprimidos. El medicamento y los excipientes que le dan cohesión se someten a un proceso de
compresión que les da la forma. Existen comprimidos de muchos tipos diferentes, algunos están
recubiertos por una película protectora que enmascara el mal sabor, otros presentan liberación
sostenida y hacen que el medicamento se libere en el organismo lentamente, otros son
efervescentes y se han de disolver en antes de tomarlos.
o Grageas. El medicamento está envuelto en una cubierta dura o compacta, que lo protege.
Preparados líquidos.
o Jarabes. El principio activo está disuelto en una solución azucarada que enmascara el sabor y que,
por su alto contenido en azúcar, impide que crezcan las bacterias. Muchos jarabes, debido a su
poca estabilidad, se han de preparar inmediatamente antes de utilizarlos y, en algunos casos, se
han de conservar en el frigorífico.
o Elixires. La solución que acompaña al medicamento tiene un contenido variable en alcohol.
o Suspensiones. Son preparaciones en las que el medicamento es insoluble en el líquido que lo
contiene. Si se deja reposar, el polvo (el medicamento) se deposita en el fondo. Antes de tomar una
dosis se debe agitar vigorosamente hasta que se produzca un líquido turbio, no transparente. En
muchas ocasiones se han de preparar, justo antes de utilizar, añadiendo el polvo al líquido
excipiente. Siempre se han de agitar antes de tomar la dosis, para que el contenido sea el que le
corresponde.
Seguramente recuerdas con desagrado las primeras “inyecciones” que te pusieron en la infancia. Aunque es una vía
de administración muy eficaz, son pocos los que la prefieren respecto a otras vías más cómodas.
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Dentro de la vía parenteral encontramos las vías muscular, intravenosa, subcutánea…
Vía intramuscular.
El medicamento se introduce dentro de un músculo a través de una aguja. El músculo, al estar muy
irrigado por vasos sanguíneos, permite que el medicamento pase rápidamente a la sangre.
Es una vía alternativa para aquellos medicamentos que no se absorben por vía oral o para personas que
no pueden colaborar en la ingesta.
Vía intravenosa.
Hay diferentes métodos de administración, unas veces se hace muy lentamente y de manera continua,
como puede ser el caso de los "sueros" utilizados en los tratamientos de quimioterapia.
En otras, la administración dura sólo un cierto tiempo, como la administración en bolo (rápida) o la
administración "gota a gota" en unos 15-30 minutos.
Es muy importante que sea realizada por personal cualificado, ya que pueden aparecer complicaciones si
no se hace correctamente o si no se mantienen las condiciones de asepsia para evitar infecciones. Otras
complicaciones pueden ser la inflamación de la vena o la formación de coágulos.
Vía subcutánea
El medicamento se introduce a través de una aguja fina en el tejido bajo la piel, allí se va liberando
lentamente al torrente sanguíneo. La insulina y las heparinas son un ejemplo.
Es imprescindible una correcta asepsia, pudiendo el propio paciente auto inyectarse tras un período de
entrenamiento previo con un experto
¿Qué otras vías de administración de medicamentos conoces? Algunas son muy conocidas a pesar de que no
solemos pensar en ellas como una forma de asimilar un medicamento. Sin embargo, ¿has utilizado alguna vez un
colirio? ¿Y una crema calmante?
Son otras posibilidades que permiten a nuestro organismo asimilar una medicina del modo más apropiado a la
dolencia.
Vía respiratoria
Los medicamentos se introducen directamente en los pulmones realizando una inhalación. El efecto es muy
rápido y se utilizan dosis muy bajas. En muchas ocasiones existe un desconocimiento de los mecanismos para
realizar correctamente las inhalaciones por lo que su efecto queda mermado.
Frecuentemente los aerosoles se utilizan con cámaras especiales de inhalación para facilitar su administración.
Especialmente en el caso de niños pequeños.
Vía oftálmica.
Se utilizan siempre para tratar afecciones oculares. La apertura del envase hace que se pierda su esterilidad,
por lo que una vez abierto se ha de desechar a los siete días. Tanto en el caso de las pomadas como en el de
las gotas es importante que la punta del aplicador no llegue nunca a tocar el ojo.
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La forma de administración es:
o Bajar el párpado inferior con el dedo.
o Dejar caer una gota en el saco conjuntival inferior, no directamente sobre el globo ocular.
o Indicar al paciente que parpadee una o dos veces y que después mantenga los ojos cerrados unos
instantes.
o Utilizar un pañuelo para retirar el exceso de líquido.
Vía tópica.
o Limpiar la zona con agua y jabón.
o Extender una pequeña cantidad sobre la piel hasta su total absorción. No friccionar.
o Es muy importante cerrar bien el tubo de crema o loción para evitar contaminaciones y
alteraciones del producto.
o Usar guantes, o en su defecto, deben lavarse las manos posteriormente.
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