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Las huellas de Mnemosyne

Intro

La tradición archivística argentina estaba orientada a las demandas de la historiografía. Hoy en día
en un mundo orientado a la democracia, debería ser instrumento de recuperación de la memoria
colectiva y garantía de libre acceso a la información pública.

La archivología científica:

1841: El jefe de la sección administrativa de los archivos francés, Natalis de Wailly, escribe sus
Instructions… pero prescribe un ordenamiento según materia.

1881: Max Lehmann publica las Regulaciones, pautando que los docuemtnos deben organizarse
respetando el orden y designación originales.

1898: Publicación del primer manual profesional de la Asociación de Archiveros Holandeses,


incorporando los principios de procedencia orgánica y orden original.

~1940: La Society of American Archivists pone el acento en la gestión de documentos, formando


parte del proceso administrativo desde antes de la valorización cultural del archivo. Surge la
doctrina del record management.

La hipótesis de este libro es que con el retorno a la democracia en 1983 no ha habido cambios
sustanciales en las políticas públicas respecto de los archivos nacionales. No obstante el acierto
teórico con que fueron formuladas en 1821, tanto en los objetivos como el método, ya desde las
primeras décadas que siguieron a la creación del AGN se sucedieron errores y aplicación de
políticas equivocadas y erradas. Se generaron problemas estructurales y funcionales que persisten
en la actualidad, y que afectaron la integridad del patrimonio documental de la Nación.

-La memoria y el patrimonio:

-Siguen siendo arqueologizados y museificados, transformados en una imagen estática, sin tener
en cuenta que constituyen procesos y construcciones sociales.

-Todas las historias nacionales continúan erigiéndose sobre un pasado conservado, clasificado,
ordenado y catalogado. Abundan los ejemplos en los que se apela al pasado sólo para controlarlo
y hasta para desactivarlo.

-Hay un cambio teórico disciplinario que se ocupa del rol de la memoria colectiva en la historia y
en la constitución de identidades, la reconstrucción del pasado y la memoria y el olvido como
fenómenos políticos.

En América Latina se acrecienta la preocupación por la memoria después de las dictaduras


militares represivas. En Argentina, el Archivo Nacional de la Memoria (creado en 2003) tiene por
finalidad recuperar el recuerdo de las víctimas del terrorismo de estado y hacerles justicia. Pero
mientras que se le da mucha importancia política a estos espacios, y a la expropiación de la ESMA
para constituir este Archivo, se acentúa la pérdida de visibilidad de los espacios públicos. El
abandono de las historias oficiales y su reemplazo por las múltiples historias y memorias
alternativas contribuyeron a vaciar aún más de contenido su rol tradicional.
La ética y la política de la memoria son el fundamento y el refuerzo de la democracia misma. El
desconocimiento del pasado conduce a la ausencia de comprensión sobre los procesos históricos
presentes y genera un profundo déficit democrático, que se manifiesta en una sociedad
despolitizada con bajos índices de participación. La memoria histórica es un instrumento político
que contribuye a establecer una nueva legitimidad. El ocultamiento de la memoria colectiva y la
amnesia terminan siempre por erosionar y vaciar de contenido a la democracia.

La importancia de los documentos no se circunscribe exclusivamente a la preservación y al


conocimiento de la memoria histórica, sino que la info que suministran contribuye a la
participación de los ciudadanos, a la transparencia administrativa y al control de los gobernados
sobre los aparatos estatales.

Sin la preservación y el procesamiento técnico de la documentación conservada en las


instituciones públicas, e interrumpido el ciclo vital del documento, es imposible ejercer el derecho
a la información y garantizar la continuidad del proceso de patrimonialización.

Sin archivos no hay democracia, porque sin ellos los ciudadanos no pueden participar en el
proceso decisorio, ni pueden hacer valer sus derechos, ni pueden demandar la reparación cuando
éstos han sido violados.

CAPÍTULO 1: Los liberales y el “buen gobierno”

Antecedentes históricos:

1690: John Locke enuncia el principio de publicidad de la acción gubernamental.

1791: Bentham publica EL Panóptico, se toma consciencia sobre la necesidad de disciplina en la


sociedad capitalista, que se logra a través de la mirada y de la vigilancia. La exposición continua
fuerza a los individuos a comportarse. La opinión pública y la transparencia de la acción
gubernamental lleva a la verdad y el bien común.

1821: Rivadavia (ministro del presidente Martín Rodríguez) crea el Archivo General de la Provincia
de Buenos Aires. El decreto sintetiza conceptos que se desarrollarán décadas después en Francia y
que constituyen los principios básicos de la archivística moderna (los principios de procedencia y
orden original), además de definir la doble función de los archivos: científica y administrativa. Pide
que varias instituciones lleven sus acervos a este espacio- muchos incumplían, se negaban, o no
tenían el orden necesario para poder hacerlo.

Rivadavia también reforma las instituciones del Estado, disolviendo y creando unas y otras. A su
vez, da instrucciones sobre el manejo de los documentos desde el momento en que son
producidos, tratando de regular el procedimiento administrativo.

Comienza la gestión de Francisco de Paula Saubidet, lo sigue Lasala. De Ángelis luego comparte su
dirección por ser un gran apoyo a Rosas. Durante todos estos años se lucha con las instituciones
que no quieren entregar su documentación, pero también la del propio archivo está desordenada,
desperdigada, en peligro por la pobre condición edilicia y la falta de espacio.

1852: Rosas se va al exilio acompañado de gran cantidad de los papeles de administración.


Siempre había sido consciente del gran valor de los documentos. A cargo del Archivo General
queda Mariano Vega, quien había sido despedido de su trabajo como segundo archivero por ser
un “salvaje unitario”.

1854: Mitre ha estado realizando trabajos de investigación historiográfica en el Archivo. Intenta


crear un Instituto histórico que se encargaría de reunir documentos históricos dispersos para
evitar la pérdida. Demuestra que muchos aún pensaban al Archivo como una entidad
administrativa.

1855: el Estado de Buenos Aires dispone la publicidad de los actos de gobierno y la rendición de
cuentas de los funcionarios, confiriéndole un nuevo rol al Archivo.

1858: Trelles reemplaza a Vega. Introduce por primera vez la separación en materias. Trelles era
consciente de que los archivos ejercían una función administrativa y que eran un instrumento para
garantizar los derechos individuales de los ciudadanos, pero también constituían una fuente de
investigación histórica. Trelles sabía que en este momento la Argentina demandaba una historia
nacional que contribuyera a la construcción de una identidad.

1869: Aparece la Revista del Archivo General de Buenos Aires. Fueron cuatro tomos anuales con
documentos completos, notas y observaciones, además de un índice de referencia. Fue una
importante contribución al proyecto historiográfico nacional.

Un problema importante de su administración fue el retiro indiscriminado de documentación por


parte de otros organismos. Hubo también desacuerdos con otras instituciones que reclamaban ser
dueñas de parte del acervo. También hubo un intento de repartir los documentos de la provincia y
la capital. Todo fue incluso más complejo debido al desorden, la falta de espacio, de personal, el
deterioro edilicio, etc.

1875: asume la dirección Guido Spano. Exigió un nuevo edificio con las condiciones necesarias.
Prohibió el egreso de los documentos del Archivo. Para esta época, el Archivo expedía copias
certificadas y legalizadas para fundamentar trabajos científicos, vendía la Recopilación de Leyes y
Decretos, distribuía los periódicos y los ejemplares del Registro Nacional.

CONCLUSIÓN: En el período 1821-1884 el Archivo estuvo gestionado por la provincia de Buenos


Aires y dependió del Ministerio de Gobierno. Las políticas de Rivadavia no tuvieron continuidad.
Las guerras civiles e internacionales fueron haciendo imposible la contribución del Archivo al buen
gobierno. Además se introdujo la clasificación temática, se permitió el retiro de documentación,
hubo irregularidad en las transferencias, ahogo presupuestario, deterioro edilicio y falta de
personal calificado. Todo esto no solo perturbó los principios de procedencia y orden original, sino
que contribuyó a la desaparición de fuentes valiosas para la investigación, ya sea por sustracción,
porque nunca ingresaron, o porque fueron indebidamente entregadas a otras entidades públicas
que, desconociendo la función del Archivo, disputaban entre ellas el derecho a reclamarlas y
conservarlas.

Capítulo 2: La construcción del Estado-nación y el giro historicista

1880: En un contexto de primeras huelgas sindicales y masiva inmigración, la elite gobernante se


propone cultivar la identidad nacional y la creación de una consciencia histórica nacional. Se ve
necesario escribir la historia del pueblo argentino. La importancia de los textos y documentos
como punto inicial de la reconstrucción histórica dio lugar a la impresión y publicación de fuentes,
lo cual alentó la práctica profesional del archivista. Pero el punto de vista de la clase liberal, el
armado de una ficción patriótica, empobreció el trabajo historiográfico y desvió el rumbo de la
archivística por 70 años.

1884: Roca firma un decreto que arma una comisión con Bartolomé Mitre a la cabeza. Mitre
insiste con que el Archivo debe ser Nacional. Junto con una comisión de la provincia de BsAs, se
comienza con el desglose de los documentos que pertenecen a nación y provincia.

1893: Guido Spano envía una carta al presidente pidiendo actualización de los sueldos. Roca visita
el Archivo. Habla de “tesoros arqueológicos”. Es importante ver el uso de esta expresión, el peso
que va adquiriendo la función historiográfica por sobre la función administrativa. Más tarde se
seguirá usando esta expresión, en consonancia con la ley 9080 de 1913, que establece domicio
nacional sobre las ruinas y yacimientos arqueológicos y paleontológicos. Es la primera legislación
argentina sobre bienes culturales.

1894: Agustín Prado sucede a Guido Spano. Vuelven las ediciones de fuentes. Se busca recuperar
los documentos perdidos y dispersos.

1899: se aprueba el primer reglamento interno. Aparece la clasificación por materias y por orden
cronológico. Tenía por finalidad evitar la dispersión de los archivos. Había problemas con la BN. El
reglamento además restringió la consulta a las personas que tuvieran el permiso del subsecretario
de Instrucción Pública. El Archivo estará fundamentalmente al servicio de la investigación
histórica. También se incluye en el reglamento que las secretarías y dependencias del estado
deben entregar su documentación de más de 20 años de antigüedad al Archivo cada 5 años. Sin
embargo, el AGN no tiene el espacio para almacenarlas, lo cual ocasiona nuevas pérdidas. El
problema de la destrucción: se empieza a considerar el papel que tendría que tener el AGN en la
decisión de qué papeles se podrían destruir y cuáles conservar. Se comienza a tener en cuenta el
punto de vista de los historiadores.

1904: se jubila Guido Spano, asume José Juan Biedma. Le ofrece a la Junta de Historia (luego la
Academia Nacional de Historia) el Archivo como su sede y el acceso a los materiales.

1906: el AGN se traslada a la antigua sede de la Cámara de Diputados, que no fue la mejor opción.

1914: segundo reglamento del Archivo. Reitera las pautas de organización por materias y
cronológico. Además, introduce nuevas separaciones, en Gobierno Colonial, Gobierno Nacional y
Hacienda y Contaduría General.

Los presupuestos siguieron siendo bajos, y en ocasiones, recortados. Seguía habiendo problemas
con las colecciones incompletas por las extracciones y con la falta de cumplimiento de la
normativa que pedía a las secretarías del estado la entrega periódica de sus documentos de más
de 20 años.

1923: Asume Augusto Maillé. En los años 20 se empiezan a incorporar mujeres al AGN. Se
mecaniza la oficina, y aparecen los trabajos de mecanógrafas y secretarias. También en este año se
abre una carrera de Archivística en Filo, pero se cierra por falta de alumnos.
Se da otra reorganización del archivo. Se continúan armando agrupaciones artificiales, muchas de
las cuales terminaron a mitad de camino entre un fondo y una colección. Esto a pesar de que
conocían y tenían un ejemplar de un manual de archivística publicado por el gobierno mexicano en
donde explica que los documentos deben reflejar la vida de las instituciones, explica los
fundamentos del ciclo vital y apela al manual de archiveros holandeses, que habla del principio de
orden original.

Los documentos como de carácter probatorio, como el arma más poderosa de la historiografía
erudita- la misión del AGN es ser su instrumento.

1924: nuevo reglamento. Se insiste en las mismas dos viejas cuestiones. El tema de la extracción
está bastante resuelto, el tema de la entrega de documentos por parte de las dependencias del
estado, no: por el tema del espacio y por la resistencia de las instituciones. También se aprueba la
creación de la sección de colecciones privadas. Por influencia de la Nueva Escuela Histórica el
Estado empieza a patrimonializar los documentos producidos por personas e instituciones
privadas. Se restringió aún más la consulta, se necesitaba el permiso del Ministerio de Justicia.
Había un libro índice que indicaba quién había consultado qué legajo y cuándo.

1925: se adquiere la primera máquina fotográfica para reproducción de documentos deteriorados.

1929: Muere Maillé. Luego de un tiempo, lo sucede Héctor Quesada.

1944-45: comienza una nueva mudanza, que durará 20 años. El traslado termina de cerrar la
clasificación de los documentos según el reglamento de 1924. Son agrupaciones que corresponden
a los siglos XVII, XVIII, XIX y XX. No pocos fondos quedaron transformados en colecciones, aunque
no quedaba clara la diferencia teórica de estos términos. El principio de procedencia solo se
respetó a nivel externo. Los documentos se clasificaron por materia, coordinados por orden
cronológico, topográfico o alfabético.

1949: nuevo reglamento. Se relaja la restricción para la consulta, se necesita el permiso del
director del AGN.

1951: Informe de Raúl Mendé que critica la situación de la archivística en el país y el menosprecio
de las instituciones por ella. Propone que se use la CDU, una muestra de la falta de escuela
archivística en la Argentina, y que se funde un instituto nacional de archivología.

-La importancia de las relaciones entre los directores del AGN y el instituto de Emilio Ravignani: la
profesionalización del historiador, que viene a reemplazar al erudito autodidacta de la práctica
historiográfica. En su mayoría hijos de inmigrantes, fueron la primera generación de historiadores
que no tenía lazos familiares con las gestas nacionales y no disponían de archivos familiares.
Tampoco ponían reparos al analizar documentos que podrían afectar el honor y la credibilidad de
los actores históricos. Fueron a la caza de lo inédito.

En esta época hubo un aumento de presupuesto importante, que permitió reformas, compra de
recursos, profesionalización de la planta, compra de los papeles perdidos, etc.

Durante todo este período la misión del AGN estuvo orientado al uso político del pasado y a la
construcción del discurso histórico como elemento fundante de consenso. Elñ Archivo era un
símbolo del Estado-nación y cumplía un papen en la propagación de representaciones históricas y
en la pedagogía patriótica. . Sus objetivos fueron recolectar y guardar documentos públicos y
privados capaces de fortalecer el Estado-nación y organizar esos papeles para preparar las fuentes
indispensables para la investigación y la escritura de la historia, contribuyendo a la producción del
conocimiento subvencionado a la historiografía y proveyendo a los historiadores los recursos
necesarios para el ejercicio profesional, garantizando su consulta pública (aunque restringida).

La incorporación de los documentos audiovisuales

1939: Es fundado el Archivo Gráfico de la Nación, con la misión de reunir y conservar la


documentación gráfica. Pero el marco legal no fue seguido de la dotación de recursos, por lo que
había mucha carencia. El mismo personal de Archivo (4 personas en su primer año de vida) salía
regularmente a fotografiar los acontecimientos o personas. Seguían influyendo en ellos los
paradigmas del positivismo europeo, y entendían que las personalidades políticas (los hombres
notables) son las que impulsan el desarrollo histórico.

No se esperaba que su acervo proviniera de documentación estatal, sino de privados y de las


empresas cinematográficas y periodísticas. Más tarde se corrigió y se pidió copias de la
documentación gráfica a las oficinas públicas. También se recurrió a la expropiación en algunos
casos.

Se armó un plan de organización originario que separó en 5 secciones:

1 Iconográfica (personalidades argentinas y extranjeras=

2 Ceremonias oficiales

3 Acontecimientos históricos

4 Documental

5 Didáctica

La aplicación de los principios archivísticos estuvo casi ausente durante 70 años.

Capítulo 3: La introducción de la archivística.

Período 1955-1976: se incorporan los principios archivísticos, se efectiviza el traspaso de la


repartición a la órbita del Ministerio de Interior, se consigue una actualización legislativa, se
incorpora el Archivo Gráfico.

1957: el Archivo Gráfico es absorbido por el AGN.

Problemas edilicios: el Banco Hipotecario no terminó de ceder los pisos que debía. La conexión
eléctrica era mala y había riesgo constante de incendio.

Después de 18 años, se retomaron las publicaciones.

1972: Gallardo reclama la construcción de un nuevo edificio técnicamente apto, para una
adecuada conservación, junto con la provisión de bienes e insumos necesarios. También reclama
la puesta en marcha de la Comisión Nacional de Archivos. “Si no hay gente para trabajarlos y luigar
donde guardarlos, la adquisición [de documentos históricos] no alcanza la dimensión de
recuperación.”

1961: Primera reunión Interamericana de Archivos. Se recomienda la incorporación a la legislación


orgánica escrita en cada archivo latinoamericano de los principios de orden original y principio de
procedencia.

1968: se comenzó a realizar una guía completa de fondos para intentar subsanar los desaciertos
en la clasificación antigua. También se incorpora el uso del microfilm, no como copias de seguridad
ni como instrumento de preservación, sino para los investigadores e instituciones.

1972: el acceso a los archivos es irrestricto, salvo por cuestiones de conservación. Antecedentes:
1966: Freedom of Information Act. Aparecen dos premisas: la transparencia burocrática y el
derecho de acceso a la información pública no sólo como necesidad de la investigación histórica
sino como un derecho democrático.

-El problema de los documentos de las entidades públicas: continúa el problema de que las
entidades no hacen los traspasos. También buscan reducir lo que almacenan y piden expurgo y
consejo sobre ello al AGN. El AGN sigue sin tener espacio. Las instituciones armaron sus propios
archivos pero la consulta pública no es posible, además, se pierde material por sustracción,
destrucción o falta de condiciones adecuadas. Aparece la idea de crear un archivo intermedio.

No hay una política clara de Record Management en ningún país de América latina (1976). Se
estaba haciendo un poco de avance sobre el tema cuando el golpe del 76 lo interrumpió.

1976: más de la mitad del personal fue cesanteado. Actualización legislativa: dos decretos, uno
consagra al AGN como organismo rector de la política archivística a nivel nacional, el segundo lo
coloca como única autoridad encargada de dictaminar en materia de desafectación, fijando la
metodología de trabajo y la tabla de plazos mínimos de conservación. Se pone en marcha el
Departamento de Archivo Intermedio.

CONCLUSIONES:

La modernización archivística entre los 60-70s: se reintrodujeron los principios de orden original y
procedencia. Se incorporaron algunos fondos provenientes del sector público. Se capacitó al
personal, se dieron los primeros intentos de normalización de los procesos de clasificación y de
descripción documental. Se ampliaron los servicios y se levantaron las restricciones para la
consulta pública. Hubo una mayor apertura hacia el interior y el exterior del país.

El AGN pasó por 3 modelos institucionales: 1 (1821-1880), el paradigma de la fundación: servir al


buen gobierno. 2 (1880-1960), la generación del 80 lo convirtió en lugar de la memoria, al servicio
de la investigación histórica y del proyecto historiográfico nacional. 3, (1960-1983) se transiciona
con la introducción de los principios archivísticos. Esto no está acompañado de una decisión
política, y el AGN sufre por la falta de recursos.

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