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1ª Semana de Adviento
A ciegas, sin ver de quién viene la voz, escuchas atentamente. Su voz te cautiva, te llama
la atención y en ti nace la curiosidad de descubrir quién se encuentra detrás de esas
notas que hacen latir tu corazón de manera diferente. Por eso, con fuerza, decides
girarte… y sorprenderte.
La Voz de Dios en este tiempo nos llama a la conversión, nos habla de ternura, de
apertura, de sinceridad y verdad, de reconciliación, de misericordia, de compasión…
¿no te parece que son suficientes motivos para remover la conciencia dormida de
nuestra sociedad?
REFLEXIÓN
Una voz grita en medio de la noche: “¡Estad en vela!
Es momento de abrir el corazón a la escucha de la Palabra. Al inicio del Adviento,
¡despierta tus sentidos para coger el tono de tu vida!
ORACIÓN
Hoy te alabamos, Jesús, y te damos gracias. En medio de nosotros estás tú, Señor.
En tu nombre nos hemos reunido, en tu nombre Jesús.
Queremos que seas la luz que ilumine nuestra jornada.
Queremos caminar contigo. Tú eres la verdad y la vida.
Queremos ser sinceros y alegres.
Creemos en ti, esperamos en ti.
En esta primera semana te proponemos empezar a abrir los ojos. Deja latir en ti la voz
de Dios que te llama a proclamar que, en tu vida, ÉL, DIOS, es Luz. Piensa en cómo Dios
responde a tu voz que te grita, ¡VEN! Él se acerca a ti, te sana, te cura, te repara, abre
tus ojos…¡te despierta a la vida!
VÍDEO: https://www.youtube.com/watch?v=g1oV_jih8hU
REFLEXIÓN
Nos podemos preguntar: ¿qué ha resonado más en ti? ¿Qué matiz de la Voz de Dios ha
hecho latir tu corazón de un modo diferente?.
El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque Él me ha ungido. (lc 4,18ª)
ORACIÓN
PREGON DE ADVIENTO
Os anuncio que comienza el Adviento.
Alzad la vista, restregaos los ojos, otead el horizonte.
Daos cuenta del momento. Aguzad el oído.
Captad los gritos y susurros, el viento, la vida...
Empezamos el Adviento,
y una vez más renace la esperanza en el horizonte.
Al fondo, clareando ya, la Navidad.
Una Navidad sosegada, íntima, pacífica,
fraternal, solidaria, encarnada,
también superficial, desgarrada, violenta...;
mas siempre esposada con la esperanza.