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MODULO PRACATICA 1 DE INVESTIGACIÓN

GRUPO B01

PRESENTADO:
Karen Viviana Samboni. Código 100267641

Arley Fabián Daza Caicedo. Código 100228821

TUTOR:
Juan Pablo Diaz Rodríguez

INSTITUCIÓN UNIVERSITARIA POLITÉCNICO GRAN COLOMBIANO

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES

LICENCIATURA EN CIENCIAS SOCIALES VIRTUAL

2022
BALANCE BIBLIOGRÁFICO

Los diversos estudios que se han desarrollado en el mundo y en Colombia, en distintos campos
sociales, como los relacionados con la identidad cultural: las identidades individuales y
colectivas y sus interacciones, muestran la necesidad que tienen las Ciencias Sociales de
transformar y desarrollar enfoques a experiencias más significativas.

Cada cultura es pues constructora de sociedades y creadora de hombres y mujeres. Pero cada
cultura “organismo protector”, crea una identidad distinta a otras y, a su vez, cada individuo
construye la suya diferente a la de otros, abriéndose a todo. En el campo de lo humano todo es
cultura. Es decir, es vivencia, es tiempo-espacio, contexto, significado, comunicación.

Como no se trata de un proceso biológico que se desenvuelve naturalmente, es necesario


aprenderlo, reproducirlo. Berger menciona, “Ir poco a poco siendo humano, mientras se mira
consciente e inconscientemente, directa e indirectamente, cómo es el mundo de afuera,
descifrando las señales y los códigos, la idea de lo malo y lo bueno, las expectativas que se tiene
frente al yo, sus superiores, sus subordinados, o sus pares. Aprender a ser humano teniendo como
modelo lo externo, el afuera colonizando lo interno. Lo interno redireccionando lo externo. Así,
la sociedad, la identidad y la realidad se cristalizan subjetivamente en el mismo proceso de
internalización” abordando una idea mas detallada de la importancia que tiene el contexto y todo
lo que este conlleva, en la vida de las personas, quienes a su vez son un fruto de este aprendizaje
consiente o inconsciente.

Al respecto, profesionales en la enseñanza de la Historia en el país afirman: “En efecto la


enseñanza de las Ciencias Sociales no llegó a las aulas con la intención de transmitir contenidos
científicos o generar aprendizajes en sentido estricto, sino de favorecer el desarrollo de una
‘cultura’ y la formación de valores y una identidad”. Pinilla (2003) profundizando en el estudio
de este extracto se debe valer de espacios de culturalidad, como proceso educativo, que
respondan a la búsqueda del reconocimiento de la identidad social y teniendo en cuenta la
consideración de que hay diversas formas de ver y de percibir el mundo. Donde la renovación de
las prácticas pedagógicas debe conducir a la inclusión de nuevos saberes y de nuevas prácticas
culturales.

Este es un asunto que, según Paulo Freire, se impone: «Es que la identidad de los sujetos tiene
que ver con las cuestiones fundamentales del plan de estudios, tanto el oculto como el explícito,
y obviamente con cuestiones de enseñanza y aprendizaje» Es entonces donde, nuestra sociedad,
la educación, vista como proceso de formación integral de la oportunidad permanente para que
los seres humanos avancen en su propio desarrollo y fortalecimiento como actores sociales e
individuales que generan los contextos culturales, como ese camino, ese proceso histórico social
en su marcha hacia lo humano. Esta línea de identidad se logra en el encuentro entre lo natural y
lo obtenido en el proceso de humanización de cada individuo dentro de las aulas.

Es entonces donde se rescatan que la cultura e identidad son dos conceptos muy relacionados. La
cultura implica inmersión y absorción, mientras la identidad hace referencia a la diferencia,
(Cuche, 1999: 3). Es por ello que estas tienen un aspecto conservador, a través de que logran
multiplicar las normas, experiencias y costumbres, entre otras. Fortaleciendo la socialización de
muchos niños y niñas por medio del conocimiento sobre identidad cultural, en el cual se debe
revelar y valorar las expresiones donde su habilidad y destreza muestren sus capacidades para
reconocer la identidad cultural de una forma colectiva, enfocando las diferentes herramientas de
fortalecimiento para el aprendizaje que nos puede dar las ciencias sociales y del contexto cultural
partiendo de una reflexión que se ve involucrada el aula. Desde que se es niño o niña entramos
en un proceso de creencias, tradiciones, valores, y costumbres que pertenecen a un grupo social,
aunque no hay un método preciso para la enseñanza de la identidad cultural y la socialización, se
debe valer de lo que a través de la historia ha permanecido y se ha construido para ser recordado
y marcado como suyo.

La participación de la comunidad educativa en este proceso construccionista social les da la


oportunidad de acceder a diversas maneras de enfrentar la cotidianidad, constantemente
renovada, de su vida, es por ello que se debe tomar en cuenta no solo como aprenden los niños y
niñas sino también con qué recursos cuenta la institución educativa, más específicamente en el
fortalecimiento de la identidad personal y cultural, donde se dé la oportunidad a los estudiantes
un amplio horizonte de posibilidades, de interacción en diferentes ambientes de aprendizaje, con
una gran variedad de recursos que contribuye a potenciar procesos de socialización a partir de su
cultura.

Implica igualmente manifestar interés por la participación en la vida cultural y por contribuir a la
conservación del patrimonio cultural, tanto de la propia comunidad como de otras comunidades.
Así pues, la competencia para la conciencia requiere de conocimientos que permitan acceder a
las distintas manifestaciones sobre la herencia cultural.

A la escuela, por lo tanto, se le puede categorizar como una multitud de culturas generacionales:
infantiles, juveniles y adultas, en donde están ligados bastantes aspectos biológicos, sociales y
culturales en un atado de múltiples determinaciones. Es entonces donde las culturas de los
docentes y de los niños y niñas se encuentran. Aquí Paulo Freire menciona “Creo que el primer
paso a dar en dirección a ese respeto es el reconocimiento de lo que estamos siendo en la
actividad práctica en la que nos experimentamos. Es en la práctica de hacer las cosas en una
cierta manera, de pensar, de hablar un cierto lenguaje …es en la práctica de hacer, de hablar, de
pensar, de tener ciertos gustos, ciertos hábitos, donde acabo por reconocerme de cierta forma,
coincidente con otras gentes como yo” a lo cual invita al docente a empaparse de la cultura del
lugar de los otros, con respeto y abierto a trasmitir de lo que no es propiamente suyo, con el fin
de continuar ese legado de identidad cultural al que los demás pertenecen. Es aquí donde esta la
transformación, el papel de un docente que desea que impactar en la vida y mas precisamente la
historia de un territorio.

Recalcando en lo mencionado, mediado por la cultura, las costumbres, el territorio, la identidad


entre otros, se facilita la constitución y reproducción de elementos de representación, los cuales
se desarrollan, mantienen y consolidan los lazos sociales, es decir, que los niños y niñas
participantes de dichos vínculos compartirán rasgos identitarios similares al vivir en una misma
población, pero a su vez van generando apertura a la construcción de identidades, individuales
entre los diferentes grupos poblacionales que puedan estar en el mismo territorio. De esta forma,
“La construcción de la identidad colectiva se vincula, así, como la definición de lo “propio” y lo
“ajeno” y, por tanto, remite a una subjetividad en la que se encuentran presentes sistemas de
valores, visiones del mundo” (Waldman, 2000, p.318); pero cabe resaltar que la construcción de
identidad desde la diferencia cultural, involucra pensar en un proceso de construcción individual
que afirma rasgos identitarios correspondientes a unos procesos sociales y vitales que dan
sentido a la interacción de los niños y niñas con sus rasgos culturales distintivos, inmersos en sus
relaciones sociales.

Entonces al asumir la identidad cultural como la tradición de significados y sentidos presente en


los contextos de vida, es más que un asunto de valor de la personalidad por, pero no una cuestión
de total y completa reflexión y crítica del individuo sobre la misma. Es una práctica que se vive,
pero de la cual se debe ser consciente, porque la relación con los otros permite ir deteniendo
maneras de recogiendo elementos del contexto y hacerlos propios, del mismo modo en que se va
desarrollando la capacidad de llevar a cabo procesos internos de valoración de opciones y cursos
de acción; por esto es explicable el hecho de que personas estando en ambientes parecidas
conformen personalidades y muestren actitudes y emociones similares, pero, además pero que su
acción tome cursos diferentes al enfrentar situaciones parecidas.

Aprender la cultura implica la constante preparación y disposición, vistas como necesidad, para
resolver las situaciones vitales individuales y colectivas.

BIBLIOGRAFIA

Cuché, Denys. [(1966) 2002]. “Cultura e Identidad”. En La noción de Cultura en las Ciencias
Sociales. Capítulo VI. Buenos Aires. Nueva Visión, pp. 106-113

Freire, Paulo. (1999): Cartas a quien pretenda enseñar. 5ª edición, siglo XXI editores, S.A. de
C.V., México. p. 103.

Herrera, M. C., Díaz, A. V. P., & Suaza, L. M. (2003). La identidad nacional en los textos
escolares de ciencias sociales: Colombia, 1900-1950. U. Pedagógica Nacional.

Quiñones, N. E., & Cely, N. A. (2008). Identidad cultural y educación en Paulo Freire:
reflexiones en torno a estos conceptos. Revista historia de la educación latinoamericana, (10).

Rodriguez Ramírez, Y. (2018). La cátedra local, como estrategia de aula, para formar identidad
histórica y cultural. Palobra (Cartagena), (18), 174-193.

Waldman; G. (2000). Identidad. UNAM. En: Léxico de la política. Flacso México: Fondo de
cultura económica.

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