Está en la página 1de 18

 E – 470-A-10

Infecciones genitales altas


P. Judlin, C. Huchon, R. Quentin, A. Bourret, O. Garbin, E. Derniaux,
O. Graesslin

Las infecciones genitales altas (IGA) se deben esencialmente a la contaminación del apa-
rato genital por vía ascendente, y los patógenos pueden transmitirse por vía sexual, como
Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorrhoeae y Mycoplasma genitalium, o proceder
de la flora vaginal (enterobacterias, anaerobios, etc.). Una IGA no complicada presenta
a menudo una semiología discreta, incluso engañosa, por lo que la exploración física es
insuficiente para establecer el diagnóstico: las muestras bacteriológicas endocervicales
y/o pélvicas son un complemento indispensable, al igual que las pruebas de imagen
y la biopsia endometrial; si existen dudas sobre el diagnóstico, está indicado realizar
una laparoscopia. Las formas complicadas (absceso pélvico, peritonitis) requieren hos-
pitalización con una antibioticoterapia parenteral. Los abscesos tuboováricos precisan
drenaje, preferentemente mediante punción guiada por pruebas de imagen (ecografía,
tomografía computarizada), o quirúrgico. Las IGA pueden dejar secuelas tubopélvicas
irreversibles, responsables de dolor crónico y de infertilidad. El tratamiento (ambulatorio
en las formas no complicadas) consiste esencialmente en una antibioticoterapia empírica
de amplio espectro.
© 2016 Elsevier Masson SAS. Todos los derechos reservados.

Palabras clave: Infección genital alta; Endometritis, Salpingitis; Chlamydia trachomatis;


Neisseria gonorrhoeae; Mycoplasma genitalium; ITS; Laparoscopia; Peritonitis;
Absceso tuboovárico; Piosalpinge; EEU; Esterilidad

Plan ■ Tratamiento 9
Infección genital alta no complicada 9
■ Introducción 1 Nuevos tratamientos 10
Resistencias bacterianas 10
■ Epidemiología 2 Actitud práctica 12
■ Principales patógenos responsables. Modos de Infección genital alta complicada 12
contaminación 2 Otras medidas terapéuticas 14
Microorganismos de transmisión sexual 2 ■ Prevención y detección sistemática 14
Microorganismos procedentes de la flora genital
■ Conclusión 14
comensal 3
Microbiología de los abscesos pélvicos 3
Asociación entre infección relacionada con el virus
de la inmunodeficiencia humana e infección genital alta 4
■ Diagnóstico de una infección genital alta
Diagnóstico clínico
4
4
 Introducción
Pruebas complementarias 4 Las infecciones genitales altas (IGA) engloban las endo-
Escalas de ayuda para el diagnóstico de infección genital metritis, las infecciones uterinas, las infecciones tubáricas
alta 6 (salpingitis) y las colecciones purulentas pélvicas caracte-
Diagnósticos diferenciales 6 rísticas de las formas complicadas: piosalpinge, abscesos
■ Evolución 7 ováricos o tuboováricos y pelviperitonitis. Las endo-
Curación con o sin secuelas 7 cervicitis, que suelen constituir el punto de partida,
Formas complicadas 7 forman parte de las IGA desde el punto de vista ana-
A más largo plazo 8 tómico. Las IGA suelen deberse a una contaminación
Cronificación 8 por vía ascendente. Las endometritis y salpingitis agudas
Secuelas pélvicas y sus consecuencias 9 presentan características epidemiológicas, microbianas y

EMC - Ginecología-Obstetricia 1
Volume 52 > n◦ 1 > marzo 2016
http://dx.doi.org/10.1016/S1283-081X(15)76284-3
E – 470-A-10  Infecciones genitales altas

terapéuticas casi idénticas; por este motivo, los autores estadounidenses estiman que el coste durante toda una
anglosajones engloban todas las IGA bajo la denomi- vida de un caso de IGA y de sus complicaciones y posibles
nación de enfermedad pélvica inflamatoria (EPI). La secuelas es de 1.060-3.180 dólares [10] .
auténtica distinción se establece entre las IGA no com- Con independencia del país estudiado, las adolescen-
plicadas, tratadas habitualmente de forma ambulatoria, y tes y las mujeres jóvenes son las más afectadas por el
las formas complicadas, que requieren hospitalización y riesgo de IGA. La juventud es el principal factor de riesgo,
antibioticoterapia por vía parenteral. mientras que los otros parámetros, como la edad de las
El calificativo de «aguda» se relaciona con el carác- primeras relaciones sexuales, el número total de parejas
ter reciente de la infección (por contraposición con las y el método anticonceptivo son menos importantes [11] .
formas crónicas, bastante mal conocidas) y no con las Esta población muy joven es la más expuesta a los riesgos
características clínicas: los signos clínicos de las IGA agu- de ciertas ITS y de una IGA. Además, en estas pacientes,
das no complicadas suelen ser poco intensos, e incluso las posibles consecuencias de las salpingitis (infertilidad)
engañosos, lo que dificulta el diagnóstico de las formas son las más graves. Sin embargo, debe señalarse que desde
asintomáticas. Sin embargo, estos signos discretos no sig- hace unos años, el número de IGA que afectan a las muje-
nifican que las lesiones tubopélvicas sean menos graves, res mayores de 40 años está en aumento, en especial de
y las IGA pueden ser responsables de complicaciones o formas complicadas con un absceso pélvico [12] .
secuelas, que son más preocupantes en las mujeres en
edad fértil. Debe señalarse que las infecciones obstétricas
no se describen en este artículo.  Principales patógenos
responsables. Modos
 Epidemiología de contaminación
La epidemiología actual de las IGA no se conoce con La contaminación se produce casi exclusivamente por
detalle en los países que no cuentan con un observato- vía genital ascendente. Las contaminaciones por contigüi-
rio nacional de las infecciones genitales. Por otra parte, la dad y por vía hematógena son anecdóticas. Se distinguen
práctica totalidad de las IGA no complicadas ya no se hos- los microorganismos de transmisión sexual, los proceden-
pitalizan, lo que complica su inclusión en bases de datos. tes de la flora vaginal y las infecciones nosocomiales.
Sin embargo, el número de IGA ha disminuido desde el
pico observado hace unos 30 años.
Aunque la mayoría de los casos de IGA se deben en
Microorganismos de transmisión sexual
la actualidad a patógenos procedentes de la flora vagi- No pertenecen a la flora comensal y se transmiten por
nal comensal, el papel de las infecciones de transmisión vía sexual.
sexual (ITS) se ha demostrado ampliamente desde los
trabajos escandinavos que mostraron que las campañas
Chlamydia trachomatis
de detección sistemática de las ITS (principalmente
Chlamydia trachomatis [CT]) dirigidas a adolescentes han En Francia, el número de clamidiasis urogenitales está
permitido disminuir un 50% el número de IGA [1] . En en constante aumento desde 1997, según las cifras de la
Francia, mientras que la prevalencia de todas las ITS red de vigilancia epidemiológica Rénachla. La prevalencia
se redujo netamente en la última década del siglo XX, actual sería del 1,6% en las mujeres de 18-44 años y del
el Institut de Veille Sanitaire ha detectado un aumento 3,2% en las de 18-29 años [13] .
preocupante desde la década de 2000: por ejemplo, la El riesgo de desarrollar una IGA a partir de una cla-
prevalencia de las infecciones por CT sería del 1,6% midiasis urogenital baja no se conoce con detalle: según
en las mujeres de 18-44 años y del 3,2% en las de Paavonen y Kruse [14] , el 20% afectadas con este pató-
18-29 años [2] . geno desarrollarían una IGA, el 3% tendrían esterilidad
Los datos epidemiológicos disponibles de otros países como secuela y el 2% un embarazo extrauterino (EEU).
son más o menos comparables. En Reino Unido, las IGA Sin embargo, los trabajos recientes del equipo del EMGO
son el motivo de consulta con el médico general en el de Ámsterdam (Institut de Recherche en Médecine Ambu-
1,7% de los casos en las mujeres de 16-46 años [3] . En Sue- latoire) han matizado estas cifras: el riesgo de desarrollar
cia (cf supra), una política de detección sistemática de una IGA variaría entre el 0% y el 72%. Sería bajo (0-4%)
CT ha permitido obtener una disminución del 50% de en las pacientes asintomáticas en la población gene-
las IGA. Entre 1975 y 1996, las hospitalizaciones por IGA ral, mayor (12-30%) en las pacientes sintomáticas o de
disminuyeron en dicho país, pasando del 10‰ al 0,4‰ [4] . riesgo (que consultan en un centro de ITS, o que presen-
La mayoría de los países de Europa del norte siguen obser- ten también una gonococia o una pareja sintomática) y
vando una disminución de las IGA, aunque la prevalencia muy elevado (27-72%) en caso de interrupción volunta-
de CT ha aumentado [5] . Las hospitalizaciones en dicha ria del embarazo [15, 16] . Estos mismos autores han seguido
región se redujeron un 35% entre 1990-1992 y 2000-2002, durante un año a 744 pacientes portadoras asintomáticas
pero la proporción de las formas complicadas aumentó de de CT y han demostrado que se producía una eliminación
forma significativa durante el mismo período, pasando natural de la infección después de un año en el 47% de los
del 26% al 43% [6] . La situación de Estados Unidos es casos y que no se observaba ningún caso de IGA [17] . Por su
relativamente diferente de la de los países de la Unión parte, Herzog et al, mediante una extrapolación a partir de
Europea, porque la incidencia de las IGA varía mucho los resultados del estudio Prevention of Pelvic Infection,
en función de la situación socioeconómica y del grupo han determinado que el 10% de las mujeres jóvenes (16-
étnico [7] . Sin embargo, en dicho país se observa una dis- 24 años) infectadas por CT desarrollarían una IGA durante
minución apreciable de la proporción de ITS: en el amplio el primer año [18] .
estudio clínico Pelvic Inflammatory Disease Evaluation En este artículo no se detallarán las particularidades
and Clinical Health (PEACH) publicado en 2002, sólo un de CT, un microorganismo intracelular responsable de
tercio de las pacientes presentaba una infección por CT la principal ITS bacteriana, y únicamente se citarán los
y/o gonococo [8] . aspectos que influyen en el tratamiento. CT es el pató-
A título informativo, el coste (muy elevado) del trata- geno con un mayor potencial perjudicial para las trompas
miento de las IGA y de sus consecuencias se estimó en de Falopio. Mientras que in vitro sólo causa lesiones
dicho país en 1.880 millones de dólares en 1988, con más tubáricas bastante limitadas, in vivo provoca con fre-
de un millón de nuevos casos anuales [9] . Los modelos cuencia secuelas tubáricas graves e irreversibles [19] . Las

2 EMC - Ginecología-Obstetricia
Infecciones genitales altas  E – 470-A-10

lesiones escleroatróficas inducidas a nivel tubárico no Cuadro 1.


se deben a su virulencia directa, sino a los fenómenos Flora comensal genital femenina [30] .
inmunoalérgicos locales inducidos por un complejo efec- Bacterias de presencia Lactobacillus spp.
tor multifactorial (linfocitos T y B, citocinas, factor de habitual Corynebacterium spp.
necrosis tumoral, proteínas del shock térmico, etc.) que
su presencia desencadena, a partir del sistema inmunitario Streptococcus viridans
local específico de la trompa [20, 21] . Después de su activa- Bacterias de presencia Streptococcus agalactiae (grupo B)
ción, estos mecanismos inmunitarios evolucionan por su frecuente Enterococcus
propia cuenta, aunque una antibioticoterapia eficaz haya Gardnerella vaginalis
erradicado entretanto a CT, que ya sólo existe en forma
Anaerobios: Peptococcus,
de cuerpos elementales.
Peptostreptococcus, Bacteroides,
Fusobacterium, Clostridium spp.
Gonococo Bacterias de presencia rara Estreptococo grupo A
Neisseria gonorrhoeae (NG) es un diplococo gram- Listeria monocytogenes
negativo muy contagioso que en las mujeres infecta Neumococos
esencialmente el cuello uterino (88% de las muestras Haemophilus influenzae
positivas en los laboratorios de la red Rénago). Desde el
Mobiluncus
año 2000, la prevalencia de las gonococias aumenta de
forma preocupante en ambos sexos, pero el 91% de los Perfringens
casos corresponde a los varones [22] , y la proporción de Helicobacter
las IGA gonocócicas es bastante baja. El número de cepas
multirresistentes, sobre todo al ciprofloxacino, sigue pro- Microorganismos procedentes
gresando de forma muy inquietante y se acerca al 50% [23] ,
lo que ha motivado en todas partes modificaciones de los de la flora genital comensal
protocolos de antibioticoterapia (cf infra). Estos microorganismos pertenecen a la flora vagi-
nal normal. Sólo se pueden considerar responsables de
Mycoplasma genitalium IGA cuando se ponen de manifiesto en las muestras
tomadas en la parte superior del aparato genital, nor-
M. genitalium (MG) es un patógeno de transmisión
malmente estéril. Las bacterias que se pueden identificar
sexual, cuyas características epidemiológicas y fisiopato-
en caso de IGA en estas muestras se presentan en el
lógicas son bastante parecidas a las de CT. MG nunca está
Cuadro 1. La flora vaginal normal (flora dominante
presente como comensal en la flora vaginal. Es menos
constituida por lactobacilos) consta en su parte minori-
conocido que las otras especies de micoplasmas, porque
taria de bacterias potencialmente patógenas si atraviesan
requiere técnicas especiales para su demostración [24] , pro-
la barrera microbiológica del cuello [34] Las principales
voca cervicitis y uretritis a menudo asintomáticas, y su
especies implicadas son: Streptococcus agalactiae, Entero-
papel como patógeno en las IGA se acepta en la actua-
coccus spp., enterobacterias, raramente Pseudomonas y
lidad [25–27] . En cambio, los dos micoplasmas aislados con
Acinetobacter, Staphylococcus aureus, bacterias anaerobias
más frecuencia a nivel genital, M. hominis y Ureaplasma (U.
(Bacteroides spp., Prevotella spp., Porphyromonas spp., Fuso-
urealyticum o U. parvum) son en la mayoría de las ocasiones
bacterium spp., Clostridium spp., Peptostreptococcus spp.,
comensales de las vías genitales y su papel patógeno en el
Veillonella spp., etc.), Haemophilus «quentini», Haemophilus
aparato genital superior nunca se ha establecido de forma
influenzae y parainfluenzae, Streptococcus pyogenes, Strepto-
absoluta. En algunos trabajos antiguos, se sugiere un posi-
coccus pneumoniae, Neisseria meningitidis, otras Neisseria,
ble poder patógeno facultativo, que sólo podría explicarse
Branhamella y Capnocytophaga [35, 36] .
en presencia de otros patógenos [28] . Aunque pueden resul-
La participación de las bacterias anaerobias en el des-
tar perjudiciales para la fertilidad y ocasionan patologías
arrollo de las IGA es indudable, pero se ha observado de
obstétricas, no forman parte de las ITS.
forma muy variable, con frecuencias de aislamiento en las
muestras peritoneales que oscilan, por ejemplo, del 10%
Caso particular de la vaginosis bacteriana a más de un tercio de los casos [37] .
En resumen, CT, NG y MG se consideran agentes de ITS
La vaginosis bacteriana (VB), aún denominada en
responsables de IGA. Estos tres patógenos causan endo-
ocasiones «vaginitis por Gardnerella», no es una infec-
cervicitis y uretritis, y el riesgo de IGA asociado a las
ción genital, sino que corresponde a un desequilibrio
infecciones debidas a los tres es una realidad, pero las
de la flora vaginal a expensas de los lactobacilos, que
estimaciones de su frecuencia son muy variables. Los
suelen ser la especie bacteriana mayoritaria [29] . En su
casos sintomáticos de VB se asocian en la mayoría de
lugar, se desarrollan abundantemente distintas especies
las ocasiones a IGA causadas por estos tres agentes de
mayoritariamente anaerobias (100 a 100.000 veces la
ITS. Las bacterias presentes en estado de portadora vagi-
concentración normal), como Bacteroides spp., Prevotella
nal (anaerobios, estreptococos, enterobacterias, bacterias
spp., Porphyromonas spp., Fusobacterium spp., Clostridium
capnófilas, micoplasmas) también pueden originar IGA.
spp., Peptostreptococcus spp., Veillonella spp., Mobilun-
Estas complicaciones se producen en la mayoría de los
cus, Streptococcus acidominimus, Streptococcus intermedius,
casos durante situaciones que disminuyen la eficacia de
Streptococcus morbillorus, Gardnerella vaginalis, Atopobium
la barrera microbiológica del cuello uterino (maniobras
vaginae, Atopobium rimae, Leptotrichia amnionii, Megap-
diagnósticas o terapéuticas sobre todo), que permiten el
haera spp., Eggerthella spp., Sneathia spp., Mycoplasma
ascenso de las bacterias vaginales hacia la cavidad uterina.
hominis, etc., así como bacterias no cultivables, como
se ha demostrado mediante la metagenómica [30] . Las VB
son frecuentes y aumentan el riesgo de IGA (cociente Microbiología de los abscesos pélvicos
de posibilidades = 2,03, intervalo de confianza del
95% = 1,16-3,53) [31] . Además, la búsqueda de CT o NG Los abscesos tuboováricos suelen ser polimicrobianos
es positiva en la mayoría de los casos (cociente de posi- (40-70%) [38] . Según Brook, los microorganismos identifi-
bilidades = 3,8, con un intervalo de confianza del 95% cados con más frecuencia son [39] :
de 1,3-11,6) [32] . Por tanto, la existencia de una VB sin- • entre los aerobios: NG, enterobacteriaceae (Escherichia
tomática, en particular recidivante, obliga a buscar una coli ++, Enterococcus, Klebsiella), S. aureus, estreptococo
ITS [33] . alfahemolítico;

EMC - Ginecología-Obstetricia 3
E – 470-A-10  Infecciones genitales altas

• entre los anaerobios: • la existencia de un posible factor favorecedor: colo-


◦ bacilos gramnegativos: Bacteroides fragilis, Bacteroi- cación reciente de un dispositivo intrauterino (DIU),
des bivius, Bacteroides spp., Prevotella y Porphyromonas procedimiento o exploración endouterina (raspado,
spp., histerografía, histeroscopia, inseminación, etc.).
◦ cocos: Peptostreptococcus spp.++, Peptococcus.
Debe señalarse que NG y CT se aíslan con menos fre- Exploración física
cuencia en el propio absceso.
En la exploración con espéculo, suele observarse una
cervicitis. Sin embargo, ésta puede pasar desapercibida
Asociación entre infección relacionada si se limita a una afectación endocervical. La leucorrea
habitual puede estar enmascarada por una hemorragia (de
con el virus de la inmunodeficiencia origen uterino o cervical), o puede hacer pensar que existe
humana e infección genital alta una simple cervicitis aislada (cf supra).
Mediante el tacto vaginal, se busca la presencia de dolor
Las mujeres infectadas por el virus de la inmuno- provocado por la palpación uterina y/o la palpación ane-
deficiencia humana (VIH) tienen un riesgo mayor de xial. El dolor anexial puede ser uni o bilateral, asociado o
presentar una IGA [40] . Sin embargo, ésta no presenta una no a una infiltración o a un empastamiento de uno o de
gravedad específica y requiere un tratamiento estándar [41] . ambos fondos de saco. La existencia de dolor con la movi-
lización uterina o, sobre todo, a nivel anexial constituye
el criterio clínico principal del diagnóstico clínico de una
 Diagnóstico de una IGA [44] .
El estado general está conservado. Una elevación mode-
infección genital alta rada de la temperatura es infrecuente en caso de IGA no
complicada. Una fiebre superior a 38,5 ◦ C obliga a buscar
Diagnóstico clínico una forma complicada (absceso pélvico, peritonitis) o un
origen extragenital.
El diagnóstico clínico de una IGA no complicada suele
ser difícil.
No existen criterios clínicos absolutos que permitan
diagnosticar una IGA. Por este motivo, el Royal College
of Obstetricians and Gynaecologists británico recomienda
“ Punto fundamental
iniciar un tratamiento de prueba ante la mínima duda [42] .
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermeda- En resumen, el cuadro clínico suele ser poco
des (CDC) de Atlanta han destacado también la dificultad característico y está constituido por signos poco
de diagnosticar una IGA y el mediocre valor predictivo llamativos, sin que esto presuponga la gravedad
positivo de la clínica, aunque consideran que ésta es de las lesiones pélvicas. Aunque los CDC recomien-
el fundamento del diagnóstico, pues la laparoscopia no
dan tratar simplemente en función de la clínica, el
siempre está disponible y puede ser falsamente negativa
en las formas leves [43] . uso de pruebas complementarias es necesario para
Los signos clínicos (signos funcionales y datos de la plantear el diagnóstico de IGA y descartar otras
exploración) suelen ser poco característicos y existen patologías.
muchas formas asintomáticas; alrededor del 70% de las
IGA por CT son de este tipo [44] .

Signos funcionales Pruebas complementarias


Son poco intensos y entre ellos predominan: Pruebas microbiológicas
• el dolor pélvico, que tiene características muy variables
entre los distintos casos. Es uni o bilateral y en ocasiones Son indispensables.
se desencadena o se agrava por las relaciones sexuales Las IGA suelen ser multibacterianas y pueden aso-
o por el esfuerzo físico. Tiende a acentuarse al final del ciar microorganismos tan diversos como aerobios y
día; anaerobios, bacterias grampositivas y gramnegativas,
• la secreción de origen uterino, que es frecuente y se pre- así como microorganismos intracelulares como CT
senta más frecuentemente como leucorrea que como y MG.
piometra. Puede estar enmascarada por metrorragias, Quentin y Verdon han evaluado las exploraciones
en ocasiones de muy escasa cuantía; microbiológicas pertinentes ante una sospecha de IGA [47] .
• dolor en el hipocondrio derecho, que indica la exis- Estos autores recomiendan realizar sistemáticamente:
tencia de un síndrome de Fitz-Hugh-Curtis. Se define • al nivel vaginal:
como la asociación de una inflamación de la cápsula ◦ un frotis con torunda de las secreciones para su estu-
hepática con una IGA y estaría presente en el 12-25% dio directo mediante citología y el diagnóstico de VB,
de las IGA [45, 46] . de candidiasis o de infección por T. vaginalis,
También puede haber otros signos: fiebre con o sin ◦ la toma de una muestra para el diagnóstico de CT, NG
escalofríos, náuseas y vómitos (estas manifestaciones se y MG mediante una técnica de amplificación de áci-
observan en las formas complicadas), signos funcionales dos nucleicos. Estas técnicas (reacción en cadena de
urinarios o síndrome rectal sugestivo de un absceso del la polimerasa, amplificación mediada por transcrip-
fondo de saco de Douglas. ción, amplificación por desplazamiento de cadena)
poseen una sensibilidad mayor del 90% y constitu-
yen el método de referencia de aislamiento de CT y
Anamnesis MG, como ha señalado la Haute Autorité de Santé
Permite precisar: (HAS) francesa en 2010 [48, 49] . Se ha demostrado que
• los antecedentes genitales, en particular los anteceden- la búsqueda vaginal de estas ITS era más fiable que la
tes de ITS, o de infección genital baja o alta; toma de muestras intracervicales [50] . Debe señalarse
• las condiciones de vida y de actividad sexual: cambio que en 2012 aparecieron técnicas de amplificación
reciente o frecuente de pareja, etc.; de ácidos nucleicos que demuestran la presencia de
• el método anticonceptivo; MG [51] ;

4 EMC - Ginecología-Obstetricia
Infecciones genitales altas  E – 470-A-10

Cuadro 2.
Valores diagnósticos de los criterios de laboratorio para las infecciones genitales altas (revisión de la literatura [52] ).
Autor Año Diseño del estudio Tamaño Método diagnóstico de Se (%) Esp (%) RV+ RV–
muestral referencia
CRP aumentada
Kahn 1991 Revisión sistemática 301 Laparoscopia y criterios 91 56 2,07 0,16
diagnósticos de Hager
Hemila 1987 Retrospectivo de casos y 152 93,1 83 5,5 0,08
controles
VSG > 15
Westrom 1983 Prospectivo 3.000 Laparoscopia 75 25 1,0 1,0
Lehtinen 1986 – 41 Laparoscopia 81 57 1,88 0,33
Simms 2003 Retrospectivo de cohortes 623 Laparoscopia 81 33 1,21 0,58
CA125 superior a lo normal
Duk 1987 Retrospectivo de casos y 50 Laparoscopia 78 89 7,1 0,25
controles
Mozas 1993 Retrospectivo de casos y 90 Laparoscopia 90 85 6 0,12
controles
Moore 1998 Retrospectivo 34 Laparoscopia 71,4 100 – 0,29

CRP: proteína C reactiva; VSG: velocidad de sedimentación globular; Se: sensibilidad; Esp: especificidad; RV+: razón de verosimilitudes posi-
tiva = Se/(1 − Esp); RV−: razón de verosimilitudes negativa = (1 − Se)/Esp.

• al nivel endocervical (evitando la contaminación vagi- Exámenes histológicos


nal):
Biopsia de endometrio
◦ una torunda de frotis introducida en un medio de
transporte para cultivos incubados durante cinco La biopsia de endometrio, utilizada desde hace mucho
días, con búsqueda de NG en agar «chocolate» y bús- tiempo por los autores anglosajones para el diagnóstico
queda de bacterias aerobias, anaerobias y capnófilas, de IGA, es un estudio fácil y rápido, que se puede efec-
◦ si se observa la presencia de un DIU, se pue- tuar con una pipeta de Cornier o con una cánula de
den realizar los mismos estudios microbio- Novak y que presenta una sensibilidad del 70-92% y una
lógicos. especificidad del 67-89% [44, 55, 56] . Los criterios histológi-
Si se efectúa una laparoscopia, las muestras se toman cos de positividad son la infiltración de neutrófilos con al
en la pelvis (técnicas de amplificación de ácidos nucleicos menos 5 neutrófilos por campo ×400 de epitelio endome-
y cultivos de forma idéntica a la de la toma de muestras trial superficial y, como mínimo, una célula plasmática
endocervicales). por campo ×120 de tejido endometrial [57] . Existe una
El estudio serológico de CT carece de interés para el buena correlación entre la observación de una endome-
diagnóstico o el seguimiento de una IGA [47] , aunque, tritis en la biopsia y el diagnóstico de salpingitis en la
curiosamente, la HAS incluye aún el diagnóstico de IGA laparoscopia [58] . Por tanto, la biopsia endometrial es una
en la lista de indicaciones posibles de esta serología [48] . herramienta diagnóstica muy interesante y poco invasiva.
La búsqueda de inmunoglobulina A se ha retirado de la Biopsia fimbrial
nomenclatura, porque se ha demostrado que no es un Si se realiza una laparoscopia, puede ser interesante para
marcador de infección activa. el diagnóstico de salpingitis cuando la pelvis es macros-
El análisis de serología de las ITS virales (virus de la cópicamente normal [59, 60] .
inmunodeficiencia humana, virus de la hepatitis B) debe
plantearse en función del contexto.
Pruebas de imagen
Ecografía pélvica
Pruebas de laboratorio Es útil para descartar otra patología o para buscar una
complicación de tipo absceso pélvico. En cambio, este exa-
Bouquier et al [52] han evaluado la utilidad diagnóstica men es poco sensible (32-42%) para el diagnóstico directo
de las distintas pruebas de laboratorio para la IGA (Cuadro de IGA y sólo es específico para las formas complicadas
2). (58-97%) [61] .
La leucocitosis sanguínea sólo está presente en el 70% Los criterios ecográficos que suelen describirse son una
de las IGA, sobre todo en las formas complicadas [53] . En pared tubárica con un grosor mayor de 5 mm, fimbrias
una revisión sistemática de la literatura, no se ha obser- tubáricas engrosadas que presentan un aspecto de tabi-
vado una correlación estadísticamente significativa entre ques incompletos en el corte longitudinal de la trompa y
leucocitosis e IGA [44] . el signo de la rueda dentada (visible en un corte transver-
La determinación de la proteína C reactiva (CRP) es sal de la trompa), una extensión ovárica con un absceso
más útil, con una sensibilidad del 74-93% y una especi- tuboovárico y, en menos casos, un derrame en el fondo
ficidad del 50-90% [44] . La concentración de CRP parece de saco de Douglas [62] . Estos signos están presentes en el
reflejar la gravedad de la IGA [53] , mientras que la medi- 36-100% de los casos de IGA aguda [63] . Gracias a ellos, la
ción de la velocidad de sedimentación globular (VSG) ecografía es una herramienta diagnóstica útil, aunque la
carece de utilidad, porque sus bajas cifras de sensibili- normalidad del estudio no descarta el diagnóstico de IGA.
dad y especificidad hacen que sea preferible determinar El índice de pulsatilidad de las arterias uterinas evaluado
la CRP. mediante Doppler está significativamente disminuido en
La determinación del CA 125 es un marcador ines- caso de IGA [62] .
pecífico de inflamación peritoneal [54] . Sin embargo,
su normalidad no descarta una IGA y su determina- Tomografía computarizada abdominopélvica
ción en la práctica corriente sólo tiene una utilidad Este examen de segunda elección puede ser útil en
limitada. el marco de la urgencia y en las formas complicadas.

EMC - Ginecología-Obstetricia 5
E – 470-A-10  Infecciones genitales altas

Permite distinguir el origen digestivo, urinario o gine- Cuadro 3.


cológico de una infección. Una salpingitis se manifiesta Modelo diagnóstico no laparoscópico de una infección genital
como un engrosamiento parietal tubárico que realza tras alta. Recomendaciones del Collège National des Gynécologues
la inyección de contraste [64] . La evolución de una salpin- et Obstétriciens Français de 2012 [52] .
gitis hacia un piosalpinge se caracteriza por el aumento Criterios mayores Dolor anexial provocado
de la densidad del contenido y por la aparición de un propuestos o dolor con la movilización
nivel hidroaéreo; la ovaritis asociada aparece como un uterina
gran ovario poliquístico que se realza tras la inyección de
Criterios aditivos (cada Anamnesis
producto de contraste. También pueden observarse signos criterio presente aumenta Antecedente de ITS
de perihepatitis en la tomografía computarizada (TC). Esta aún más la especificidad Posparto, postaborto,
exploración puede ser útil para realizar la punción de una del modelo) procedimiento intrauterino
colección anexial (cf infra). reciente
Resonancia magnética Síndrome rectal
Exploración física
La resonancia magnética (RM) parece ser una herra-
T > 38 ◦ C
mienta diagnóstica mejor que la ecografía transvaginal,
Leucorrea purulenta
con una sensibilidad, especificidad y eficiencia significati- Pruebas complementarias
vamente superiores [65] . Sin embargo, su coste y su menor Elevación de la CRP
disponibilidad hacen que se reserve para las dificultades Presencia de Chlamydia o de
diagnósticas. Un estudio muy reciente ha demostrado la gonococo en el estudio
utilidad potencial de la RM en secuencia de difusión, bacteriológico
con una sensibilidad del 98,4% y una especificidad del Histología: endometritis en la
93,3% [66] . biopsia endometrial
Presencia de signos ecográficos
Laparoscopia diagnóstica específicos: engrosamiento
parietal tubárico > 5 mm o signo
Esta técnica se ha considerado durante mucho tiempo de la rueda dentada o masa
como el examen de referencia y permite realizar el diag- heterogénea
nóstico de la mayoría de las salpingitis. laterouterina ± tabicada con ecos
Presenta numerosos aspectos útiles: finos
• diagnósticos, al confirmar o descartar el diagnóstico ini- Signo Doppler específico:
cial. Esto permite distinguir las formas catarrales, donde hiperemia
predominan el edema tubárico y la inflamación pélvica,
de las formas adhesivas y supuradas (más graves) [60] . ITS: infección de transmisión sexual; CRP: proteína C reactiva.
La exploración de la región suprahepática se efectúa de de su especificidad. Este modelo, basado en el análisis de
forma sistemática, para buscar la existencia de adhe- la literatura, presenta una validez aparente. Sin embargo,
rencias hepatodiafragmáticas que reflejan la presencia dado que no existe una validación externa de éste, sus
de un síndrome de Fitz-Hugh-Curtis. Se han propuesto valores diagnósticos exactos se desconocen. En estas RPC,
distintas clasificaciones, cuya utilidad práctica es limi- también se ha propuesto un algoritmo jerárquico de las
tada [59, 67] ; distintas pruebas complementarias que deben realizarse
• bacteriológicas (cf supra) e histológicas (biopsia fim- en caso de sospecha de IGA, que se presenta en la Figura 1,
brial); así como un árbol de decisiones en función del carácter
• pronósticas: son el único método de precisar la grave- típico o no de los signos clínicos (Fig. 2).
dad de las lesiones [68] ;
• e incluso terapéuticas, al permitir en ocasiones realizar
la destrucción cuidadosa y atraumática de las adheren- Diagnósticos diferenciales
cias y el lavado de la cavidad peritoneal.
Sin embargo, la concordancia entre el diagnóstico clí- Se trata esencialmente de las otras causas de dolor pél-
nico de IGA y la laparoscopia oscila del 65% al 82% [69, 70] . vico.
Por otra parte, conlleva una mortalidad y una morbili- Una cervicitis aislada puede confundirse con una IGA
dad que no son nulas. Además, no permite detectar una cuando no existe dolor anexial. En tal caso, la distinción
endometritis o una salpingitis que no sea visible macros- es difícil, pues existe dolor pélvico y leucorrea procedente
cópicamente. Por último, sólo el 3% de las laparoscopias del endocérvix. Esta confusión da lugar a un tratamiento
realizadas de urgencia por un dolor abdominal agudo insuficiente, que corre el riesgo de decapitar una IGA no
confirman el diagnóstico de IGA [71] . Por tanto, su uso diagnosticada.
sistemático sólo se recomienda en las IGA complicadas. Entre las afecciones dolorosas de origen genital, sólo se
pueden plantear realmente la endometriosis y las patolo-
gías ligamentarias.
Escalas de ayuda para el diagnóstico En el diagnóstico diferencial de una IGA complicada, se
de infección genital alta puede incluir teóricamente un abdomen agudo quirúrgico
(torsión anexial, apendicitis, peritonitis, oclusión, etc.), o
Se han propuesto modelos de predicción clínica para una afección urológica (pielitis, cólico nefrítico).
mejorar el diagnóstico no laparoscópico de las IGA [59, 72] . A menudo se debe descartar también una patología
La validez externa de estos modelos ha resultado ser muy intestinal dolorosa de tipo colitis.
decepcionante [44] . Las salpingitis por contaminación de contigüidad,
El Collège National des Gynécologues et Obstétriciens secundarias a una infección apendicular o sigmoidea por
Français (CNGOF) publicó en 2012 unas recomendacio- ejemplo, se distinguen de las IGA de origen ascendente:
nes para la práctica clínica (RPC), que constan de un no hay infección cervicouterina y, en su lugar, se obser-
modelo diagnóstico de las IGA basado en la anamnesis, van signos de irritación peritoneal bastante distintos de
la exploración física y la ecografía (Cuadro 3) [52] . Este los encontrados en las formas clásicas.
modelo se basa en la presencia de uno de los dos criterios Por último, debe plantearse la difícil cuestión del dolor
mayores de la exploración física, que son el dolor con la pélvico crónico, sobre todo si la paciente presenta antece-
movilización uterina y el dolor anexial provocado. La pre- dentes de infección genital. En este caso, se debe pensar
sencia de criterios aditivos se ha seleccionado en función en un nuevo episodio de IGA, en secuelas adherenciales o
de su razón de verosimilitudes (likelihood ratio) positiva y en una afección intestinal.

6 EMC - Ginecología-Obstetricia
Infecciones genitales altas  E – 470-A-10

Sospecha de infección
genital alta

Anamnesis
Exploración física
HC, CRP
Ecografía pélvica
Toma de muestra vaginal

Forma atípica Forma atípica


Forma típica
sintomática oligosintomática

Biopsia de endometrio Criterios de gravedad Biopsia de endometrio


IGA
+ TC (y/o RM con IGA con control a las
típica
secuencia de difusión) probable 72 horas
± laparoscopia Sí No

Laparoscopia
terapéutica o Duda diagnóstica:
Tratamiento
Otro diagnóstico drenaje TC (y/o RM Otro
médico
radiológico con secuencia de difusión) o diagnóstico
de colección laparoscopia diagnóstica

Figura 1. Árbol de decisiones. Jerarquía de las pruebas complementarias en caso de sospecha de infección genital alta (IGA). Reco-
mendaciones del Collège National des Gynécologues et Obstétriciens Français de 2012 [52] . HC: hemograma completo; CRP: proteína C
reactiva; TC: tomografía computarizada; RM: resonancia magnética.

que inducen con frecuencia lesiones escleroinflamato-


rias tubopélvicas irreversibles, que pueden causar secuelas.
Sospecha de infección
genital alta Esto motiva la situación paradójica de pacientes curadas
desde los puntos de vista clínico y bacteriológico, pero que
mantienen estigmas pélvicos irreversibles. El diagnóstico
de estas lesiones tubopélvicas secuelares se realiza pasado
Incertidumbre Formas un tiempo de la infección, por lo general en pacientes
Dolor persistente típicas
asintomáticas, durante un estudio de la infertilidad o de
Formas atípicas un dolor pélvico crónico. En tales casos, las exploracio-
Masa anexial nes indispensables para poner de manifiesto los estigmas
Síndrome doloroso Criterios de dejados por la infección son la histerosalpingografía y
de la fosa ilíaca gravedad o sobre todo la laparoscopia, tuboscopia e incluso fertilo-
derecha colección
scopia [74] .
+ –

Laparoscopia diagnóstica Formas complicadas


y terapéutica
Tratamiento Son bastante frecuentes y su número no ha disminuido
O drenaje radiológico si
médico
existe una colección en la misma proporción que el de las IGA [6] . En la mayoría
aislada comprobada de los casos, son el modo de presentación de la infección
uteroanexial.
Figura 2. Árbol de decisiones. Conducta práctica en caso de
sospecha de infección genital alta (IGA). Recomendaciones del [75]
Abscesos pélvicos
Collège National des Gynécologues et Obstétriciens Français de
2012 [52] . El piosalpinge y los abscesos ováricos o del saco de
Douglas son las complicaciones agudas más frecuentes:
 Evolución complican el 10-35% de las IGA [76] . Si no se ha admi-
nistrado una antibioticoterapia reciente que haya podido
El estudio multicéntrico PEACH [73] ha permitido cono- modificar la semiología, ésta suele ser bastante caracterís-
cer mejor la evolución y el pronóstico de 808 pacientes tica. La paciente presenta signos sistémicos, con fiebre y
tratadas por una IGA y seguidas durante 35 meses: en estas alteración del estado general. El dolor pélvico suele ser
mujeres jóvenes, el 42% tuvo un embarazo, el 17% presen- intenso y puede acompañarse de trastornos del tránsito
taba una esterilidad (infertilidad) y el 29,4% presentaba intestinal. El tacto vaginal suele ser muy doloroso y, por
dolor pélvico crónico. En cinco de ellas se produjo un EEU. tanto, poco preciso [77] ; existe una masa pélvica lateroute-
rina fija, uni o bilateral (30% de los casos), por lo general
adherida al útero. En las pruebas de laboratorio se observa
Curación con o sin secuelas casi siempre un síndrome inflamatorio marcado: leuco-
citosis y elevación de la CRP con frecuencia superior a
La erradicación de los patógenos mediante una anti- 100 mg/l. La ecografía pélvica muestra la presencia de una
bioticoterapia adecuada no garantiza la restitución ad colección líquida pélvica. En caso de duda, la TC o la RM
integrum del aparato genital. pélvica pueden establecer el diagnóstico [78] .
Incluso cuando no hay paso a la cronicidad y se El piosalpinge (colección intratubárica purulenta) es la
ha instaurado una antibioticoterapia eficaz, se pueden forma más frecuente de absceso pélvico. Puede complicar
desencadenar las reacciones inmunoalérgicas descritas, un primer episodio infeccioso, pero puede desarrollarse

EMC - Ginecología-Obstetricia 7
E – 470-A-10  Infecciones genitales altas

[86]
en una trompa patológica, ya obstruida después de un epi- Pelviperitonitis
sodio previo de IGA. Respecto al diagnóstico diferencial,
La pelviperitonitis es menos frecuente y constituye la
en las mujeres mayores de 40 años conviene descartar un
otra complicación aguda. El cuadro clínico es totalmente
posible carcinoma tubárico, que puede tener similitudes
inespecífico. Suele haber signos sistémicos infecciosos
clínicas con el piosalpinge [80, 81] . Para ello, la TC o la RM
(alteración del estado general, fiebre e incluso escalofríos),
son útiles [79] . El tratamiento del piosalpinge suele con-
así como trastornos del tránsito secundarios al íleo reflejo:
sistir en un desbridamiento y drenaje, con cobertura de
náuseas, vómitos, diarrea o interrupción del tránsito. En
antibioticoterapia por vía parenteral (cf infra).
el examen, se observa la presencia de defensa abdomi-
El absceso ovárico es menos frecuente y puede apare-
nal e incluso una contractura, localizada en la región
cer de forma aislada o asociada a un absceso tubárico.
infraumbilical. El tacto pélvico desencadena un dolor
Los signos clínicos son idénticos. Además de estos casos
difuso, clásicamente más marcado en el saco de Dou-
raros de infección por vía hematógena, hay que desta-
glas, donde en ocasiones se aprecia la existencia de una
car las infecciones iatrogénicas que se producen después
masa. La presencia de leucorrea o de una anticoncepción
de las punciones ováricas, sobre todo en el marco de las
mediante DIU puede orientar hacia el origen genital de
fecundaciones in vitro.
esta peritonitis. La dificultad consiste en comprobar el ori-
El absceso del fondo de saco de Douglas es menos
gen genital de la infección, lo que no siempre es evidente,
frecuente. La semiología puede consistir en signos de com-
en particular si en la paciente no se ha realizado una apen-
presión rectal, tenesmo, etcétera. En la exploración, se
dicectomía previa. La TC abdominopélvica es el mejor
observa una masa pélvica posterior dolorosa. En ocasio-
examen para confirmar el diagnóstico y, sobre todo, para
nes, se puede realizar un drenaje mediante colpotomía.
descartar un origen extragenital de la peritonitis. Debe
El flemón del ligamento ancho es una complicación des-
preceder a la decisión de realizar un tratamiento médico:
crita antiguamente, que se forma por la difusión de la
ante la mínima duda sobre el origen de la infección, se
supuración genital al tejido subperitoneal. Era una com-
debe realizar una exploración quirúrgica inmediata. El
plicación típica de los abortos y de los partos sépticos.
tratamiento de la pelviperitonitis genital consiste esen-
Estas celulitis pélvicas son anecdóticas en la actualidad.
cialmente en una antibioticoterapia parenteral (cf infra).
El tratamiento es esencialmente médico y consiste en una
La paciente debe permanecer en ayunas y vigilarse en un
antibioticoterapia parenteral (cf infra).
entorno quirúrgico. Si no se observa una mejoría clínica
y de las pruebas de laboratorio evidente en las primeras
Celulitis pélvica por estreptococo 48 horas de tratamiento, se debe realizar una exploración
quirúrgica.
del grupo A
Las infecciones por S. pyogenes pueden inducir una Tromboflebitis pélvica
toxiinfección muy grave cuya puerta de entrada puede
ser genital por vía ascendente, sobre todo en el pos- Se define como la trombosis de las venas periuterinas
parto o, con más frecuencia, una herida quirúrgica [82, 83] . o ilíacas como complicación de una infección pélvica
Puede tratarse de una infección comunitaria que suele de origen genital. Constituyen esencialmente una com-
transmitirse por contacto directo por vía respiratoria (o plicación de las infecciones genitales del posparto o del
nosocomial si el portador es un profesional sanitario) o, postaborto. La semiología corresponde a la de una IGA
en menos casos, de una infección iatrogénica. El trata- febril. En las infecciones por anaerobios, se observa una
miento se basa en una antibioticoterapia lo más precoz disociación del pulso y de la temperatura. El diagnóstico
posible, una reanimación general y un desbridamiento se sospecha por la presencia de varios signos asociados:
quirúrgico amplio (con o sin histerectomía) si es preciso. • edema de un labio mayor o de un miembro inferior en
Sin embargo, el pronóstico es desfavorable, con un riesgo caso de trombosis extensa;
de mortalidad a pesar de la antibioticoterapia. • signos urinarios o rectales denominados «de los
reservorios»: polaquiuria, disuria, tenesmo, falsa nece-
sidad de evacuar, etcétera;
Caso particular del absceso • en el tacto pélvico, en ocasiones se observa un cordón
venoso doloroso lateropélvico.
por actinomicosis
Existe un riesgo elevado de extensión venosa y de embo-
La actinomicosis es una afección inflamatoria crónica lia pulmonar. El diagnóstico se confirma mediante la TC
granulomatosa supurada y fistulizante, debida a bacterias o la RM [87] . El tratamiento consiste en una antibiotico-
anaerobias grampositivas del género Actinomyces. Estos terapia parenteral y una anticoagulación con heparina,
microorganismos son comensales vaginales. Se asocia al aunque en la literatura no existen pruebas de que ésta
uso (a menudo prolongado) de un DIU. La actinomico- última esté basada en la evidencia [88] .
sis pélvica es una afección rara y grave, que se presenta
como una infección pélvica (absceso tuboovárico, pelvi-
peritonitis) o como un seudotumor con una masa pélvica A más largo plazo
sospechosa. La alteración del estado general, la infiltra-
Es posible que se produzcan recidivas.
ción retroperitoneal y el aumento del CA 125 refuerzan
El riesgo de que se produzca posteriormente un nuevo
aún más la impresión de malignidad. El diagnóstico se
episodio de IGA es mayor al de IGA en la población gene-
establece en la mayoría de los casos mediante el estu-
ral. En el estudio PEACH ya citado [8] , el 14,5% de las
dio patológico (presencia de granos) y pocas veces por la
pacientes referían haber tenido una recidiva durante el
bacteriología (cultivo lento en medios específicos en anae-
período de seguimiento. La continuación de una con-
robiosis estricta). En pacientes portadoras de un DIU, estos
ducta sexual de riesgo (relaciones no protegidas, cambios
cuadros clínicos deben hacer que se sospeche el diagnós-
de parejas, etc.) y la posibilidad de una reactivación de los
tico y evitar a la paciente una cirugía difícil y en ocasiones
fenómenos inmunoinflamatorios pélvicos durante una
mutilante [84, 85] . Cuando el diagnóstico se sospecha o se
infección por un nuevo patógeno son factores favorece-
establece, la antibioticoterapia es el tratamiento de elec-
dores.
ción. Inicialmente es de amplio espectro, con cobertura
de los anaerobios. Debe ser prolongada (varios meses), pri-
mero con penicilina G y después con ampicilina, lo que Cronificación
puede permitir la curación. La cirugía se reserva a las for-
mas graves o, después de una antibioticoterapia inicial, Se puede producir una cronificación si el tratamiento
para acelerar la curación. es inadecuado o insuficiente. La frecuencia de las IGA

8 EMC - Ginecología-Obstetricia
Infecciones genitales altas  E – 470-A-10

crónicas se desconoce. En un trabajo bastante antiguo, sas y vascularizadas) y densas (bridas o bandeletas que
Sweet [89] observó una tasa de cronificación del 5%, lo que fijan los órganos). Estas adherencias suelen asociarse a la
parece probablemente excesivo. En este estadio, la semio- presencia de derrames peritoneales que pueden formar
logía suele estar ausente y el diagnóstico suele sospecharse seudoquistes organizados entre los tabiques adherencia-
en la laparoscopia, que a menudo se realiza en el marco de les. El carácter evolutivo o realmente secuelar de estas
un estudio de la infertilidad. Las pruebas microbiológicas adherencias pélvicas sólo puede apreciarse en su estudio
suelen ser negativas. La distinción entre salpingitis cró- patológico [94] .
nica y lesiones secuelares se realiza por la biopsia fimbrial Clasificación de las lesiones secuelares pélvicas
tubárica, que muestra fenómenos histológicos de inflama-
Se han propuesto muchas clasificaciones. La escala de
ción crónica. El tratamiento consiste en la combinación
Bruhat [95] , por ejemplo, consta de tres tipos de subescalas,
de antibioticoterapia prolongada y antiinflamatorios. La
para las lesiones distales, proximales y las adherencias.
infección uterina crónica puede causar abortos tardíos y
Consiste en la evaluación preoperatoria de las lesiones
partos prematuros.
mediante laparoscopia e histerosalpingografía.
Lesiones uterinas
Secuelas pélvicas y sus consecuencias Se han descrito sinequias infecciosas, pero son excep-
Las secuelas de las IGA y sus consecuencias se deben cionales fuera del contexto de las antiguas infecciones
a la ausencia de curación anatómica. Son responsables tuberculosas.
de la mayoría de los EEU (en especial, el papel de CT se
conoce desde hace mucho tiempo), de la mayoría de las Consecuencias de las lesiones secuelares
esterilidades de origen tuboovárico, así como también de pélvicas
dolor pélvico crónico y de distrofia ovárica [90] . El riesgo
Las secuelas pélvicas de las IGA pueden causar conse-
de secuelas es difícil de cuantificar: suele ser proporcional
cuencias que constituyen un problema de salud pública,
al número de episodios infecciosos [89] .
debido a su coste económico para la sociedad y a sus
implicaciones psicosociales. El modelo desarrollado por
Lesiones secuelares la Harvard School of Public Health estima que, en
Lesiones tubáricas una cohorte de 100.000 mujeres que presenten una EPI,
Se deben a los procesos inmunoalérgicos pélvicos se producirán 8.550 EEU, 16.800 casos de esterilidad y
desencadenados por el patógeno o patógenos responsa- 18.600 casos de dolor pélvico crónico [10] .
bles de la IGA y su frecuencia varía según los estudios. Infertilidad
Se observan en el 3-25% de los casos en reintervencio- Embarazo extrauterino. Muchos trabajos han
nes (second look) por laparoscopia tras un único episodio demostrado el papel preponderante de las secuelas
infeccioso [90] . Desde el punto de vista macroscópico, la tubáricas (sobre todo secundarias a las clamidiasis) en
afectación tubárica se caracteriza por un engrosamiento la aparición de EEU [94] . Muchos trabajos han puesto
parietal, una aglutinación de las fimbrias del pabellón de relieve el paralelismo entre la prevalencia de las
tubárico (que puede dar lugar a la formación de un hidro- infecciones genitales y la de los EEU, así como el impacto
salpinge) y a adherencias pélvicas asociadas. Las biopsias muy favorable de las medidas de detección sistemática y
tubáricas muestran que las tres capas de la pared están de prevención [54, 96] .
afectadas [91] . Existe un engrosamiento conjuntivo parietal Esterilidad. Una parte importante de las esterilidades
con una luz que puede estar dilatada o estenótica. Este eje femeninas se debe a las secuelas tubopélvicas postinfec-
conjuntivo varía con el tiempo y al alejarse del episodio ciosas. Los fenómenos inmunoinflamatorios que puede
infeccioso: inicialmente está constituido por fibroblastos, desencadenar una IGA pueden causar lesiones fibroes-
fibrocitos, linfocitos, plasmocitos y macrófagos, tras lo clerosas tubáricas y adherencias pélvicas irreversibles (cf
que el contingente celular disminuye de forma progresiva. supra).
La luz tubárica puede estar obstruida por restos celulares y La aparición de esterilidad después de una IGA parece
fibrina. Además, existen adherencias peritoneales que pro- menos frecuente en la actualidad que hace 20 años,
vocan una adhesión de las fimbrias epiteliales del pabellón cuando se estimaba en un 15-21% después de un epi-
tubárico. sodio de IGA aguda [97] . En la actualidad, este riesgo
Lesiones ováricas probablemente sea menor del 10% después de una IGA
Se dispone de pocos datos respecto a las secuelas ová- correctamente tratada [98] . Los trabajos holandeses del
ricas de los procesos infecciosos denominados distrofia EMGO ya citados han demostrado que el riesgo de lesio-
ovárica postinfecciosa [92] . La cicatrización tras un abs- nes pélvicas y de infertilidad después de una clamidiasis
ceso ovárico sigue un patrón fibroescleroso, con aparición urogenital baja asintomática era casi nulo [99] .
de adherencias que encapsulan el ovario. Además, éste Las lesiones pélvicas secuelares pueden ser discretas,
suele estar adherido a la hoja posterior del ligamento limitadas a una destrucción de la mucosa tubárica, y difíci-
ancho. Todos estos fenómenos disminuyen la superficie les de objetivar mediante las exploraciones habituales [100] .
de ovulación. Puede haber una asociación con seudoquis- Por otra parte, los hidrosalpinges parecen ser responsables
tes peritoneales. Estas lesiones se tratan esencialmente por de una disminución de la implantación de los embriones
cirugía laparoscópica. transferidos durante la fecundación in vitro, debido al dre-
naje por el orificio tubárico de los líquidos recogidos [101] .
Lesiones peritoneales
Las salpingitis, junto con las intervenciones quirúrgi-
cas, son la causa principal de los fenómenos adherenciales
peritoneales. El mecanismo fisiopatológico es la insufi-  Tratamiento
ciencia de la actividad fibrinolítica peritoneal secundaria
a la infección. Las adherencias son inicialmente fibrino- El tratamiento de una IGA se basa esencialmente en la
hemáticas, tras lo que se organizan por la proliferación antibioticoterapia.
de linfocitos T y de macrófagos; el tejido conjuntivo se
vuelve denso y más o menos vascularizado [93] . El riesgo Infección genital alta no complicada
de adherencias correlaciona estrechamente con la gra-
vedad de la infección y es casi constante en las formas A priori, puede tratarse de forma ambulatoria.
supuradas. Palmer ha descrito tres tipos de adherencias: Los antibióticos actuales utilizados por vía oral poseen
velamentosas (finas y avasculares), vasculares (más grue- propiedades farmacodinámicas y una difusión tisular

EMC - Ginecología-Obstetricia 9
E – 470-A-10  Infecciones genitales altas

que permiten prescindir de la vía parenteral. El estudio infecciones de las vías aéreas superiores han motivado que
PEACH, ya citado ampliamente, ha confirmado la vali- la Agencia Europea del Medicamento solicitase en 2008
dez del tratamiento ambulatorio [8] . Este estudio también una restricción de su prescripción [114] . Sin embargo, este
ha permitido evaluar el cumplimiento terapéutico de las efecto es infrecuente y nunca se ha descrito en los pro-
pacientes (doxiciclina por vía oral). Aunque el 70% de las tocolos que utilizan el moxifloxacino en el marco de las
dosis prescritas se tomaron globalmente, sólo en el 16% de IGA. Por consiguiente, y a pesar de estar aprobado en algu-
los casos se hizo de forma correcta (en dosis y hora) y el tra- nos países para las IGA de intensidad leve o moderada,
tamiento incluso se interrumpía (descanso farmacológico no siempre es reembolsable por los sistemas de seguridad
no programado) el 14% de los días [102] . Esto demuestra la social en esta indicación. Por tanto, no se puede recomen-
necesidad de informar a las pacientes sobre la importancia dar como tratamiento de primera elección. Sin embargo,
de una buena adhesión al tratamiento. mantiene sus indicaciones en el tratamiento de las IGA
Bourret ha reevaluado los principios de la antibiotico- en caso de infección por MG, debido a las resistencias
terapia de las IGA [103] , confirmando los datos de otras observadas (cf infra).
publicaciones [104] . Consisten en:
• una antibioticoterapia empírica de amplio espec- Azitromicina
tro, activa tanto sobre los aerobios (grampositivos
La azitromicina pertenece a la familia de los macróli-
y gramnegativos) como contra los anaerobios. Una
dos y su espectro de actividad es comparable al de las
antibioticoterapia adaptada al tipo del patógeno o pató-
ciclinas [104] . Ha sido objeto de varios protocolos, como
genos aislados sería preferible, pero su aislamiento suele
sustitución de las ciclinas. Su interés reside esencialmente
ser difícil (sobre todo los anaerobios) y pocas veces se
en su farmacodinámica, que permite una toma única
realiza de forma exhaustiva [105] ;
semanal. El estudio aleatorizado de Savaris en 2007 ha
• la elección de moléculas con una buena difusión en los
demostrado una eficacia clínica comparable entre un pro-
tejidos pélvicos. La mayoría de los estudios disponibles
tocolo que asoció ceftriaxona y azitromicina, y otro que
han evaluado la difusión pélvica de los antibióticos en
asoció ceftriaxona y doxiciclina [115] . En cambio, han apa-
personas sanas [106] . En una IGA, la inevitable inflama-
recido resistencias de MG a la azitromicina. Estos casos se
ción pélvica puede acompañarse de modificaciones de
han descrito en varones, en los fracasos del tratamiento de
la vascularización local, con creación de microtrombo-
uretritis no gonocócicas por azitromicina y se producirían
sis que pueden disminuir la difusión de los antibióticos,
en el 15-30% de las pacientes [116–118] . Por último, se debe
sobre todo en los tejidos cervicales y parametriales. Sin
precisar que la azitromicina no está aprobada en algunos
embargo, un estudio japonés ha demostrado que la con-
países para el tratamiento de las IGA.
centración de levofloxacino en el moco cervical de las
Debido a las resistencias bacterianas, la utilización de la
mujeres con cervicitis era elevada, mayor que las con-
azitromicina en las IGA no complicadas no está indicada
centraciones séricas, y se asociaba a una erradicación
como primera elección, pero se puede recomendar cuando
del 90% de los patógenos aislados [107] .
existen dificultades de observancia.
Una duración del tratamiento de 14 días parece ade-
cuada [108] : aunque no se dispone de estudios que
comparen distintas duraciones de antibioticoterapia, en Resistencias bacterianas
los protocolos evaluados (todos de 14 días de duración)
se han registrado tasas de eficacia muy satisfactorias, que Mycoplasma genitalium
parecen demostrar la idoneidad de la duración.
La identificación de MG en la bacteriología de las
Es probable que la antibioticoterapia «ideal» no exista.
IGA requiere que se adapten las prácticas terapéuticas de
En la revisión de la literatura realizada en 2008 por
dichas IGA. Las resistencias de este microorganismo a la
Ross, se han analizado los estudios y revisiones sistemáti-
azitromicina (cf supra) son un ejemplo de ello. Asimismo
cas del período 1966-2007 [106] . Los protocolos estudiados
las tetraciclinas son ineficaces en cerca del 50% de los
se basaban ampliamente en los protocolos de referencia
casos para el tratamiento de las infecciones por MG [119] .
de Estados Unidos. Ningún protocolo parecía ser supe-
Sin embargo, en la actualidad la azitromicina es el trata-
rior a los demás, y sólo la asociación de metronidazol y
miento de primera elección en las infecciones por MB y
doxiciclina mostraba una eficacia clínica y bacteriológica
el moxifloxacino se recomienda en los fracasos terapéuti-
mucho peor. Esto se ha confirmado en la revisión de la
cos [120] .
literatura de Haggerty [109] . En el Cuadro 4 se presentan
los estudios posteriores a 2002. Los protocolos evaluados
consisten en gran medida en una asociación de fluoro-
Neisseria gonorrhoeae
quinolona y metronidazol, y han demostrado una eficacia Las resistencias del gonococo a las fluoroquinolonas
clínica y microbiológica excelente, teniendo en cuenta las que se han desarrollado en la última década son una preo-
frecuentes coinfecciones con los microorganismos de la cupación mundial de salud pública [121] . En Francia, en
flora vaginal (anaerobios mayoritariamente) [110] . 2010, el Centre National de Réference des Gonocoques
Se aconseja realizar un seguimiento clínico y bacte- informó de una tasa de resistencia del gonococo al cipro-
riológico a los 3 meses de finalizar el tratamiento, para floxacino del 41,1% [122] . Por tanto, la Agence Française
comprobar que se ha logrado realmente la curación. de Sécurité Sanitaire des Prouits de Santé recomienda
desde 2008 que ya no se utilicen las fluoroquinolonas
como primera elección para las uretritis y las cervicitis por
Nuevos tratamientos gonococos, sino emplear la ceftriaxona (500 mg, en una
inyección única i.m. o i.v.). Si existen contraindicaciones
Moxifloxacino para los betalactámicos, se puede utilizar la espectinomi-
Esta fluoroquinolona se ha estudiado ampliamente en cina (2 g, una inyección intramuscular). Si se rechaza o
varios ensayos aleatorizados más recientes [111–113] (Cuadro no se puede emplear un tratamiento parenteral, se puede
4). administrar la cefixima en una toma oral (400 mg) [123] .
Esta molécula presenta el interés de tener un espectro Por los mismos motivos, los protocolos antibióticos de
bacteriológico muy amplio (incluida CT, pero también otros países suelen constar de una inyección de cefalospo-
MG) y de utilizarse con eficacia en monoterapia con una rina para evitar las resistencias [42, 43, 124] . Sin embargo, este
toma única diaria. Sin embargo, al igual que cualquier elemento debe sopesarse con la escasa frecuencia de IGA
quinolona, existen resistencias del gonococo al moxiflo- por gonococos en algunos países, como Francia, donde
xacino (cf infra). Por otra parte, los efectos secundarios se estima en el 5% [125] . Esta cifra también corresponde a
hepáticos observados en el marco del tratamiento de la incidencia de las infecciones por gonococo descrita en

10 EMC - Ginecología-Obstetricia
Infecciones genitales altas  E – 470-A-10

el estudio MAIDEN (5,1-7,6%), en el que se distribuyeron puede estimarse que alrededor del 2% de las IGA estarían
de forma aleatoria 741 pacientes procedentes de 13 países causadas por un gonococo resistente. Por tanto, se plantea
distintos (Europa y África del Sur) [111] . la cuestión de la utilidad de una inyección sistemática de
En Francia, por ejemplo, menos del 50% de los gono- cefalosporina en todas las pacientes con sospecha de IGA
cocos son resistentes a las fluoroquinolonas (cifras del no complicada que se tratan de forma ambulatoria. Por
Centre National de Référence des Gonocoques), por lo que ejemplo, en el estudio MONALISA, en el que se comparó

Cuadro 4.
Estudios aleatorizados posteriores a 2002 en los que se evalúan los tratamientos antibióticos de las infecciones genitales altas no compli-
cadas [52] .
Protocolos Tamaño NE Tasa de Tasa de Actividad bacteriológica Efectos Comentarios Ref.
estudiados muestral curación curación secundarios
clínica bacteriológica
Todos los Enterob. Gono. M. genit.
protocolos
tienen una
duración de
14 días
[10]
Moxifloxacino 275 1 90,2% 87,5% + – + Más trastornos No se añadió
(400 mg/día) gastrointestinales ceftriaxona en
y aumento de las caso de
aminotransferasas descubrimiento
en el grupo de de gonococo en
ofloxacino + ninguno de los
metronidazol grupos
frente a frente a frente a frente a
Ofloxacino 289 90,7% 82,1% + – +
(400 mg × 2/día)
+ Metronidazol No No inferioridad
inferioridad
(500 mg × 2/día) IC 95% [-5,7 IC 95% [-8,3 a
a +4,0] +18,8]
[31]
Ceftriaxona 49 2 98,2% No estudiado + + – No estudiados La azitromicina
(250 mg i.m. no está
dosis única) autorizada en
todos los países
para el
tratamiento de
las IGA
Caso de
resistencias de
M. genit a la
azitromicina
+ Azitromicina
(1 g por semana)
frente a frente a frente a
Ceftriaxona 57 85,7% + + –
(250 mg dosis
única)
+ Doxiciclina Equivalencia
(100 mg × 2/día) p = 0,02
[28]
Moxifloxacino 232 1 96,6% 92,5% + – + Más trastornos No se añadió
gastrointestinales ceftriaxona en
en el grupo de caso de
doxiciclina + descubrimiento
metronidazol + de gonococo en
ciprofloxacino el grupo de
moxifloxacino
(400 mg/día)
frente a frente a frente a frente a
Doxiciclina 202 98,0% 88,2% + – +
(100 mg × 2/día)
+ Metronidazol No p = 0,52
inferioridad
(400 mg × 3/día) IC 95% [-4,5
a +1,6]
+ Ciprofloxacino
(500 mg dosis
única)

EMC - Ginecología-Obstetricia 11
E – 470-A-10  Infecciones genitales altas

Cuadro 4.
(continuación) Estudios aleatorizados posteriores a 2002 en los que se evalúan los tratamientos antibióticos de las infecciones genitales
altas no complicadas [52] .
Protocolos Tamaño NE Tasa de Tasa de Actividad bacteriológica Efectos Comentarios Ref.
estudiados muestral curación curación secundarios
clínica bacteriológica
[29]
Moxifloxacino 194 1 78,4% 90,0% + – + Ausencia de En los dos
(400 mg/día) diferencia grupos se añadió
ceftriaxona
(500 mg i.m.) si
se detectaba
gonococo
El levofloxacino
no está
autorizado en
todos los países
para las IGA
frente a frente a frente a frente a
Levofloxacino 190 81,6% 84,6% + – +
(500 mg/día)
+
Metronidazol No No inferioridad
inferioridad
(500 mg × 2/día) IC 95% IC 95% [-12,7 a
[-10,7 a +20,3]
+4,9]

NE: nivel de evidencia: M genit.: Mycoplasma genitalium; Gono.: gonococo; Enterob.: enterobacterias; Ref.: referencias; i.m.: intramuscular; IC: intervalo
de confianza; IGA: infecciones genitales altas.

la eficacia de un tratamiento con moxifloxacino frente la antibioticoterapia (cf supra), los protocolos que pare-
a la de la asociación levofloxacino/metronidazol, sólo se cen ser una alternativa interesante a la asociación de
administró una inyección suplementaria de ceftriaxona ofloxacino y metronidazol se presentan en el Cuadro
(250 mg por vía intramuscular) secundariamente a las 5. La única monoterapia eficaz que cubre los patógenos
pacientes si se descubría un gonococo en las muestras ini- principales (a excepción del gonococo) es el moxifloxa-
ciales [112] . Esta actitud permite que sólo se administre un cino, que no se recomienda como primera elección, pero
tratamiento invasivo (mediante una inyección de cefalos- que es interesante sobre todo en caso de MG resistente
porina) a las pocas pacientes infectadas por el gonococo, (cf supra).
aunque obliga a la toma sistemática de muestras para
buscar este microorganismo. Además, se debe reexami-
nar obligatoriamente a las pacientes en caso de infección
Infección genital alta complicada
por gonococo para administrar la inyección. Por tanto, si Una IGA complicada requiere un tratamiento en hos-
existe un riesgo de «perder de vista» a las pacientes, este pitalización.
tipo de protocolo no se recomienda. Asimismo, si existe El tratamiento consiste esencialmente en una antibio-
una sospecha clínica alta de IGA por gonococo y/o si a ticoterapia que se comienza por vía parenteral, a menudo
la pareja se ha diagnosticado una uretritis gonocócica, el completada con un drenaje si existe una colección absce-
tratamiento con ceftriaxona debe ser sistemático. dada.
Las asociaciones antibióticas evaluadas en la literatura
Actitud práctica corresponden a protocolos relativamente antiguos y se
basan esencialmente en el metronidazol o la clindamicina
El CNGOF, en sus RPC de 2012, indica que muchos asociada a una cefalosporina o al ciprofloxacino [127] . Las
protocolos antibióticos han demostrado ser eficaces, basa- recomendaciones del CNGOF proponen las asociaciones
dos al menos en un estudio clínico. Dichos protocolos se de ceftriaxona, metronidazol y doxiciclina, ofloxacino y
recogen en el Cuadro 5 y recomiendan como primera elec- metronidazol o cefoxitina y doxiciclina, durante un total
ción la administración de una asociación antibiótica que de 14-21 días, con la posible adición de gentamicina en
incluya fluoroquinolonas. caso de sepsis grave [128] . En el Cuadro 6 se presentan, a
La asociación de ofloxacino (400 mg/12 h) y metronida- título informativo, distintos protocolos de antibioticote-
zol (500 mg/12 h) es una alternativa lógica como primera rapia parenteral que, en opinión de los autores de este
elección. Se ha evaluado frente a un tratamiento de artículo, parecen adecuados para las formas complicadas.
referencia [126] , puede usarse con facilidad de forma ambu- El protocolo que incluye piperacilina/tazobactam debe
latoria y responde a las exigencias relacionadas con la plantearse en caso de infección nosocomial o si se ha
aparición de resistencias bacterianas. Debido a las resis- empleado previamente otra antibioticoterapia.
tencias gonocócicas a las quinolonas, se debe asociar una Si existe un absceso pélvico, el drenaje de la colección
inyección intramuscular de ceftriaxona (500 mg), bien de puede ser útil a partir de 3 cm de diámetro como com-
entrada de forma sistemática, o bien secundariamente si plemento de la antibioticoterapia [129, 130] . Aunque ningún
se obtiene un resultado positivo en la búsqueda de NG si estudio ha evaluado el momento óptimo para este dre-
la probabilidad de una gonococia parece baja y si no hay naje, en opinión de los autores de este artículo parece
riesgo de perder de vista a la paciente. preferible esperar 24-48 horas de antibioticoterapia para
Las otras asociaciones propuestas por el CNGOF y evitar un shock séptico [131] . Según Garbin et al, la punción
que retoman los protocolos que se han evaluado en la guiada con pruebas de imagen es una alternativa válida
literatura parecen ser más discutibles y relativamente al drenaje quirúrgico [127] . Los estudios de la literatura
complicadas en opinión de los autores de este artículo. indican que estos dos métodos de drenaje proporcionan
Según dichos autores, y basándose en los principios de resultados idénticos [132] .

12 EMC - Ginecología-Obstetricia
Infecciones genitales altas  E – 470-A-10

Cuadro 5.
Tratamientos propuestos en caso de infección genital alta no complicada. Recomendaciones del Collège National des Gynécologues et
Obstétriciens Français de 2012 [103] .
Antibióticos Posologías y Duración Comentarios
vías de administración
Tratamiento Ofloxacino 400 mg × 2/día vía oral 14 días Inyección de ceftriaxona sistemática o sólo
propuesto como después del resultado de la búsqueda de
primera elección gonococo
+
Metronidazol 500 mg × 2/día vía oral
± Ceftriaxona 500 mg, una única
inyección i.m.
Alternativas posibles Ceftriaxona 500 mg, 1 inyección i.m. Dosis única Tratamiento recomendado en Estados Unidos
Existencia de resistencias de Mycoplasma
genitalium
Ausencia de evaluación reciente (< 10 años)
+ Metronidazol 400 mg × 2/día vía oral 2 semanas
+ Doxiciclina 100 mg × 2/día vía oral 2 semanas
Moxifloxacino 400 mg/día 14 días Coste más elevado que el ofloxacino
Precauciones si existen trastornos hepáticos
conocidos
Inyección de ceftriaxona sistemática o sólo
después del resultado de la búsqueda de
gonococo
± Ceftriaxona

Levofloxacino 500 mg/día 14 días Coste más elevado que el ofloxacino, pero
1 única toma/día
Sin autorización de comercialización para esta
indicación
+
Metronidazol 500 mg × 2/día 14 días
Ceftriaxona 250 mg i.m. Dosis única Sin autorización de comercialización para esta
indicación
+
Azitromicina 1 g por semana 14 días
Ceftriaxona 250 mg i.m. Dosis única
+
Doxiciclina 100 mg × 2/día 14 días
Doxiciclina 100 mg × 2/día 14 días
+
Metronidazol 400 mg × 3/día 14 días
+
Ciprofloxacino 500 mg Dosis única
Clindamicina 900 mg × 3/día i.v. 2 semanas para Tratamiento recomendado en Estados Unidos
todo el Existencia de resistencias de Mycoplasma
tratamiento genitalium
Ausencia de evaluación reciente (< 10 años)
+ Gentamicina 1,5 mg/kg × 3/día i.v.
Después
Clindamicina 450 mg × 3/día vía oral
o
Doxiciclina 100 mg × 2/día
+
Metronidazol 400 mg × 2/día vía oral

i.m.: intramuscular; i.v.: intravenoso.

La punción transvaginal ecoguiada puede constituir en anexial no diagnosticado. En las pacientes que quieran
la actualidad la técnica de imagen de primera elección, for- quedarse embarazadas, también puede plantearse la pun-
mando parte de una lógica de desescalada terapéutica; el ción transvaginal con realización de una laparoscopia de
drenaje debe realizarse con una aguja del calibre 14-16 G, evaluación tubárica posteriormente, lo que permite el tra-
aspirando y lavando sin dejar un drenaje específico a con- tamiento de las secuelas si fuese necesario. Además, se
tinuación. La técnica es fácil de realizar y puede efectuarse puede realizar una punción transrectal si no es posible
con una sedación simple. Podría reducir la duración de la acceder por vía vaginal. Las punciones guiadas por TC
hospitalización, con una morbilidad baja. Sin embargo, suelen reservarse a los abscesos pélvicos postoperatorios.
no permite evaluar el estado tubárico ni tratar las lesio- La vía infrapiriforme es menos hemorrágica que la vía
nes asociadas. Puede diferir el tratamiento de un cáncer transpirifome [133] .

EMC - Ginecología-Obstetricia 13
E – 470-A-10  Infecciones genitales altas

Cuadro 6.
Propuesta de protocolos por vía parenteral (infecciones genitales altas complicadas).
Protocolo 1 Ofloxacino: 2 × 400 mg/día + Metronidazol:
3 × 500 mg/día + Gentamicina:
Protocolo 2 Cefotaxima: 4 × 1 g/día + Ofloxacino: 2 mg/kg dosis de carga y después Duración total 14-21 días
2 × 400 mg/día 4,5 mg/kg/día en caso de sepsis grave
+ Metronidazol:
3 × 500 mg/día
Protocolo 3 Piperacilina/tazobactam + Ofloxacino:
3 × 4 g/día 2 × 400 mg/día
Protocolo 4 Clindamicina + Ofloxacino:
2 × 600 mg/día 1 g/día 2 × 400 mg/día
Protocolo 5 Ceftriaxona + Doxiciclina:
2 × 100 mg/día
+ Metronidazol:
3 × 500 mg/día

Si se realiza un drenaje quirúrgico, se efectuará pre- Tratamiento de la pareja o parejas


ferentemente por laparoscopia. Se realiza bajo anestesia
Debe realizarse de forma sistemática en caso de micro-
y se asocia a su propia morbilidad. Permite evaluar el
organismo de transmisión sexual. En la clamidiasis, la
estado tubárico y tratar las posibles lesiones asociadas.
azitromicina en monodosis (1 g en una toma única) es
En la intervención, después de efectuar una exploración
adecuada. En la gonococia, debido a las recomendacio-
pélvica minuciosa y a menudo difícil (frecuentes modi-
nes actuales, se prescribe una inyección intramuscular de
ficaciones adherenciales difíciles de liberar sin riesgo en
500 mg de ceftriaxona. Se aconseja mantener relaciones
este contexto inflamatorio) se desbrida el absceso y se
sexuales protegidas durante 10-15 días.
lava abundantemente la cavidad pélvica. Dependiendo
del contexto, puede ser preferible efectuar una resección
(salpingectomía, ovariectomía e incluso anexectomía) a
un simple desbridamiento, siempre que pueda realizarse  Prevención y detección
sin peligro. Si existen dificultades técnicas, es preferible
limitarse en la fase aguda a realizar un desbridamiento
sistemática
amplio, que es menos peligroso [134] . La colocación de Son esenciales.
un drenaje del absceso es controvertida, aunque parece Debido a que las IGA suelen ser asintomáticas y a los
bastante lógico dejar un drenaje de redón en el saco de riesgos inherentes a las secuelas, la prevención y la detec-
Douglas. ción sistemática de las ITS son un elemento esencial de
A continuación, la antibioticoterapia parenteral se pro- una política de salud pública. La prevención consiste en
sigue varios días (hasta lograr la desaparición de la fiebre y una información actualizada sobre los riesgos de adquisi-
la mejoría clínica), antes de pasar a la vía oral. La duración ción de infecciones por vía sexual y sobre la importancia
total del tratamiento suele ser de 21 días, dependiendo de de la protección con preservativos. La detección siste-
la clínica y de las pruebas de laboratorio (evolución de la mática se dirige esencialmente a jóvenes de 15-25 años,
concentración de CRP), aunque no se dispone de ninguna así como a las personas de riesgo. En la actualidad, esta
evaluación científica de la duración óptima. detección sistemática se puede realizar en el marco de
En caso de pelviperitonitis, el tratamiento consiste los centros de planificación y de educación familiar, así
esencialmente en la antibioticoterapia parenteral, con como en clínicas de ITS, centros de detección anónima y
vigilancia de la paciente en un entorno quirúrgico y sin gratuita, así como centros de información, de detección
vía oral durante las 36-48 primeras horas. Se debe observar sistemática, de diagnóstico y de tratamiento de las ITS. En
una mejoría clínica y de las pruebas de laboratorio después algunos países, se realiza la detección sistemática de CT
de 48 horas, lo que permitirá la continuación de la anti- en personas de 15-25 años desde hace 40 años, mientras
bioticoterapia y, después, del paso a la vía oral. En el caso que en otros, como Francia, no se propone esta medida.
contrario, se debe realizar una revisión quirúrgica [135] . Su pertinencia médico-económica se ha cuestionado en
ocasiones, pero el aumento continuo de la prevalencia de
CT y de NG desde el año 2000 subraya su interés [138] .
Otras medidas terapéuticas
Antiinflamatorios  Conclusión
Debido al importante papel que desempeñan los
fenómenos inflamatorios e inmunoalérgicos, es lógico Las IGA son infecciones profundas de diagnóstico difí-
prescribir antiinflamatorios en la fase inicial del trata- cil, porque se manifiestan con signos clínicos a menudo
miento, al menos con fines analgésicos y aunque no se discretos, e incluso totalmente ausentes. Son secundarias
haya demostrado que esto disminuya las lesiones secuela- a una infección por vía ascendente y con frecuencia son
res [136] . Los trastornos digestivos que provocan tanto los polimicrobianas. Pueden complicarse con un absceso pél-
antibióticos como los antiinflamatorios pueden dificultar vico o una peritonitis. Pueden ocasionar secuelas tubáricas
esta prescripción. irreversibles. Es necesario administrar una antibioticotera-
pia de amplio espectro y realizar un seguimiento clínico
prolongado, pero esto no siempre es suficiente para per-
Retirada de un posible dispositivo mitir la curación sin secuelas pélvicas. Por este motivo, es
intrauterino indispensable aplicar una política de prevención, que es
la única medida capaz de disminuir la incidencia de esta
Éste es un procedimiento lógico cuya pertinencia ha patología, sobre todo por microorganismos de transmi-
sido confirmada por el estudio de Altunyurt et al [137] . sión sexual, como CT, NG y MG.

14 EMC - Ginecología-Obstetricia
Infecciones genitales altas  E – 470-A-10

 Bibliografía [22] Nguyen E, Bouyssou A, Lassau F. Progression importante


des infections gonocociques en France : données des réseaux
[1] Ripa T. Epidemiologic control of genital C. trachomatis Rénago et RésIST au 31 décembre 2009. Bull Epidemiol
infections. Scand J Infect Dis Suppl 1990;69:157–67. Hebd 2011;(n◦ 26–27–28):301–4.
[2] Goulet V, de Barbeyrac B, Raherison S, Prudhomme M, [23] Cole MJ, Chisholm SA, Hoffmann S. European surveillance
Semaille C, Warszawski J. Prevalence of Chlamydia tra- of antimicrobial resistance in Neisseria gonorhoeae. Sex
chomatis: results from the first national population-based Transm Infect 2010;86:427–32.
[24] De Barbeyrac B, Bernet-Poggi C, Febrer F, Renaudin H,
survey in France. Sex Transm Infect 2010;86:263–70.
Dupon M, Bébéar C. Detection of M. pneumoniae and M.
[3] Simms I, Rogers P, Charlett A. The rate of diagnosis and
genitalium by polymerase chain reaction in clinical samples.
demography of PID in general practice England and Wales.
Clin Infect Dis 1993;17(Suppl. 1):S83–9.
Int J STD AIDS 1999;10:448–51.
[25] Haggerty CL. Evidence for a role of Mycoplasma genita-
[4] Kamwendo F, Forslin L, Bodin L, Danielsson D. Decreasing lium in pelvic inflammatory disease. Curr Opin Infect Dis
incidences of gonorrhea- and Chlamydia-associated acute 2008;21:65–9.
pelvic inflammatory disease. A 25-year study from an urban [26] Judlin P. Mycoplasmes génitaux. Gynecol Obstet Fertil
area of central Sweden. Sex Transm Dis 1996;23:384–91. 2003;31:954–9.
[5] Bender N, Hermann B, Andersen B. Chlamydia infection, [27] Ross JD, Jensen JS. Mycoplasma genitalium as a sexually
pelvic inflammatory disease, ectopic pregnancy and inferti- transmitted infection: implication for screening, testing and
lity: cross-national study. Sex Transm Dis 2011;87:601–8. treatment. Sex Transm Infect 2006;82:269–71.
[6] Sorbye IK, Jerve F, Staff AC. Reduction of hospitalized [28] Henry-Suchet J, Catalan F, Loffredo V. Études micro-
women with pelvic inflammatory disease in Oslo over the biologiques des prélèvements cœlioscopiques dans les
past decade. Acta Obstet Gynecol Scand 2005;84:290–6. annexites et les stérilités tubaires. Recherche de C. tracho-
[7] Chacko MR, Wiemann CM, Smith PB. Chlamydia and matis et de mycoplasmes. J Gynecol Obstet Biol Reprod
gonorrhea screening in asymptomatic young women. J 1980;4:445–53.
Pediatr Adolesc Gynecol 2004;117:169–78. [29] Hillier SL. Diagnostic microbiology of bacterial vaginosis.
[8] Ness RB, Soper DE, Holey RL. Effectiveness of inpatient Am J Obstet Gynecol 1993;169:455–9.
and outpatient treatment strategies for women with pelvic [30] Ravel J, Gajer P, Abdo Z, Schneider GM, Koenig SS,
inflammatory disease: results from the Pelvic Inflammatory McCulle SL, et al. Vaginal microbiome of reproductive-
Disease Evaluation and Clinical Health (PEACH) Rando- age women. Proc Natl Acad Sci U S A 2011;108(Suppl. 1):
mized Trial. Am J Obstet Gynecol 2002;186:929–37. 4680–7.
[9] Rein DB, Kasler WJ, Irwin KL, Rabiee L. Direct medical [31] Ness RB, Kip KE, Hillier SL, Soper DE, Stamm CA, Sweet
cost of pelvic inflammatory disease and its sequelae: decrea- RL, et al. A cluster of bacterial vaginosis-associated micro-
sing, but still substantial. Obstet Gynecol 2000;95:397–402. flora and pelvic inflammatory disease. Am J Epidemiol
[10] Yeh JM, Hook EW, Goldie SJ. A refine estimate of the 2005;162:585–90.
average lifetime cost of pelvic inflammatory disease. Sex [32] Steinhandler L, Peipert JF, Heber W, Montagno A, Cruicks-
Transm Dis 2003;30:369–78. hank C. Combination of bacterial vaginosis and leukorrhea
[11] Jonsson M, Karlsson R, Rylander E, Gustavsson A, Wadell as a predictor of cervical chlamydial or gonococcal infec-
G. The association between risk behaviour and reported his- tion. Obstet Gynecol 2002;99:603–7.
tory of sexually transmitted diseases among young women: [33] Geisler WM, Yu S, Venglarik M, Schwebke JR. Vaginal
a population-based study. Int J STD AIDS 1997;8:501–5. leucocyte counts in women with bacterial vaginosis: rela-
[12] Viberga I, Odlind V, Berglund L. “Older” age is a risk factor tion to vaginal and cervical infections. Sex Transm Infect
for pelvic inflammatory disease in intrauterine device users. 2004;80:401–5.
Acta Obstet Gynecol Scand 2005;84:1202–7. [34] Jossens MO, Schachter J, Sweet RL. Risk factors associa-
[13] Goulet V, de Barbeyrac B, Raherison S. Prevalence of ted with pelvic inflammatory disease of differing microbial
Chlamydia trachomatis: results from the first national etiologies. Obstet Gynecol 1994;83:989–97.
population-based survey in France. Sex Transm Infect [35] Royce RA, Jackson TP, Thorp JM, Hillier SL, Rabe LK,
2010;86:263–70. Pastore LM, et al. Race/Ethnicity, vaginal flora patterns, and
[14] Paavonen J, Eggert-Kruse W. C. trachomatis: impact on pH during pregnancy. Sex Transm Dis 1999;26:96–102.
human reproduction. Hum Reprod Update 1999;5:433–7. [36] Pybus V, Onderdonk AB. Microbial interactions in the
vaginal ecosystem, with emphasis on the pathogenesis of
[15] Boecke AJ, van Bergen JE, Morre SA, van Everdingen JJ.
bacterial vaginosis. Microbes Infect 1999;1:285–92.
The risk of pelvic inflammatory disease associated with
[37] Saini S, Gupta N, Aparna, Batra G, Arora DR. Role of anae-
urogenital infection with Chlamydia trachomatis: literature
robes in acute pelvic inflammatory disease. Indian J Med
review. Ned Tijdschr Geneeskd 2005;149:850–2.
Microbiol 2003;21:189–92.
[16] Van Valkengoed IG, Morre SA, van den Brule AJ, Meijer [38] Swenson RM, Michaelson TC, Daly MJ, Spaulding EH.
CJ, Bouter LM, Boeke AJ. Overestimation of complication Anaerobic bacterial infections of the female genital tract.
rates in evaluations of Chlamydia trachomatis screening Obstet Gynecol 1973;42:538.
programmes – implications for cost-effectiveness analyses. [39] Brook I. Microbiology and management of polymicrobial
Int J Epidemiol 2004;33:416–25. female genital tract infections in adolescents. Pediatr Ado-
[17] Morre SA, van den Brule AJ, Rozendaal L. The natural lesc Gynecol 2002;15:217–26.
course of asymptomatic Clamydia trachomatis infections: [40] Cohn SE, Clark RA. Sexually transmitted diseases, HIV and
45% clearance and no development of clinical PID after one- AIDS in women. Med Clin North Am 2003;87:971–5.
year follow-up. Int J STD AIDS 2002;13(Suppl. 2):12–8. [41] Irwin KL, Moorman AC, O’Sullivan MJ, Sperling R, Koes-
[18] Herzog SA, Althaus CL, Heijne JC. Timing of progression tler ME, Soto I, et al. Influence of human deficiency virus
from Chlamydia trachomatis infection to pelvic inflamma- infection on pelvic inflammatory disease. Obstet Gynecol
tory disease: a mathematical modelling study. BMC Infect 2000;95:525–34.
Dis 2012;12:187. [42] Royal College of Obstetricians and Gynaecologists. Mana-
[19] Hutchinson GR, Taylor-Robinson D, Dourmaskin RR. gement of acute pelvic inflammatory disease. Green-top
Growth and effect of Chlamydiae in human and bovine Guideline No. 32, Nov 2008. Disponible sur : http://www.
oviduct organ cultures. Br J Venereol 1979;55:194–202. rcog.org.uk/search/node/green-top+guideline.
[20] Witkins SS, Jeremias J, Toth M. Proliferative response to [43] Centers for Diseases Control and Prevention. Sexually
conserved epitopes of the C. trachomatis and human 60- Transmitted Diseases Treatment Guidelines, 2010. MMWR
Kd heat-shock proteins by lymphocytes from women with 2010;59(RR–12):1–116.
salpingitis. Am J Obstet Gynecol 1994;171:455–60. [44] Kahn JG, Walker CK, Washington AE. Diagnosing pel-
[21] Patton DL, Kuo CC, Wang SP. Distal tubal obstruction indu- vic inflammatory disease. A comprehensive analysis and
ced by repeated C. trachomatis salpingal infections in pigtail considerations for developping a new model. JAMA
macaques. J Infect Dis 1987;155:292–5. 1991;266:2594–3604.

EMC - Ginecología-Obstetricia 15
E – 470-A-10  Infecciones genitales altas

[45] Semchyshyn S. Fitz-Hugh and Curtis syndrome. J Reprod [64] Jung SI, Kim YJ, Park HS, Jeon HJ, Jeong KA. Acute pel-
Med 1979;22:45–8. vic inflammatory disease: diagnostic performance of CT. J
[46] Peter NG, Clark LR, Jaeger JR. Fitz-Hugh-Curtis syndrome: Obstet Gynaecol Res 2011;37:228–35.
a diagnostic to consider in women with right upper quadrant [65] Tukeva TA, Aronen HJ, Karjalainen PT, Molander P, Paa-
pain. Cleve Clin J Med 2004;71:233–9. vonen T, Paavonen J. MR imaging in pelvic inflammatory
[47] Quentin R, Veerdon R. Les infections génitales hautes : disease: comparison with laparoscopy and US. Radiology
bases microbiologiques du diagnostic et du traitement. J 1999;210:209–16.
Gynecol Obstet Biol Reprod 2012;41:850–63. [66] Li W, Zhang Y, Cui Y, Zhang P, Wu X. Pelvic inflammatory
[48] HAS. Diagnostic biologique de l’infection à Chlamydia tra- disease: evaluation of diagnostic accuracy with conventio-
chomatis. Juillet 2010. Évaluation des actes professionnels. nal MR with added diffusion-weighted imaging. Abdom
Consultable sur : http://www.has-sante.fr/portail/jcms/ Imaging 2013;38:193–200.
c 995548/diagnostic-biologique-de-l-infection-a- [67] Pouly JL, Mage G, Dupre B, Canis M, Bruhat MA. Celios-
chlamydia-trachomatis-document-d-avis. copy in the early follow-up of salpingitis. J Gynecol Obstet
[49] HAS – 2010. Dépistage et prise en charge de l’infection Biol Reprod 1985;14:989–95.
à Neisseria gonorrhoeae : état des lieux et propositions. [68] Bruhat MA, Mage G, Pouly JL, Manhes H, Canis M, Wattiez
http://www.has-sante.fr/portail/upload/docs/application/ A. Adhérences. En: Cœlioscopie opératoire. Paris: MEDSI-
pdf/2011-03/argumentaire gonocoque vf.pdf. McGraw-Hill; 198973–7.
[50] Schachter J, Chernesky MA, Willis DE, Fine PM, Martin [69] Jacobson L, Westrom L. Objectivized diagnosis of acute
DH, Fuller D, et al. Vaginal swabs are the specimens of pelvic inflammatory disease. Diagnostic and prognos-
choice when screening for Chlamydia trachomatis and Neis- tic value of routine laparoscopy. Am J Obstet Gynecol
seria gonorrhoeae: results from a multicenter evaluation of 1969;105:1088–98.
the APTIMA assays for both infections. Sex Transm Dis [70] Eschenbach DA, Wolner-Hanssen P, Hawes SE, Pavletic
2005;32:725–8. A, Paavonen J, Holmes KK. Acute pelvic inflammatory
[51] Le Roy C, Le Hen I, Clerc M. The first performance report disease: associations of clinical and laboratory findings with
for the Bio-rad Dx CT/NG/MG assay for simultineous laparoscopic findings. Obstet Gynecol 1997;89:184–92.
detection of Chlamydia trachomatis, Neisseria gonorhoeae, [71] Chapron C, Querleu D, Bruhat MA, Madelenat P, Fernandez
Mycoplasma genitalium in urogenital samples. J Microbiol H, Pierre F, et al. Surgical complications of diagnos-
Methods 2012;89:193–7. tic and operative gynaecological laparoscopy: a series of
[52] Bouquier J, Fauconnier A, Fraser W, Dumont A, Huchon 29,966 cases. Hum Reprod 1998;13:867–72.
C. Diagnostic d’une infection génitale haute. Quels critè- [72] Sweet RL. Sexually transmitted diseases. Pelvic inflamma-
res cliniques, paracliniques ? Place de l’imagerie et de tory disease and infertility in women. Infect Dis Clin North
la cœlioscopie ? J Obstet Gynecol Obstet Biol Reprod Am 1987;1:199–215.
2012;41:835–49. [73] Ness RB, Trautmann G, Richter HE. Effectiveness of
treatment strategies of some women with pelvic inflam-
[53] Reljic M, Gorisek B. C-reactive protein and the treat-
matory disease: a randomized trial. Obstet Gynecol
ment of pelvic inflammatory disease. Int J Gynaecol Obstet
2005;106:573–80.
1998;60:143–50.
[74] Campo R, Gordts S, Rombauts L, Brosens I. Diagnos-
[54] Moore E, Soper DE. Clinical utility of CA125 levels in pre-
tic accuracy of transvaginal hydrolaparoscopy in infertility.
dicting laparoscopically confirmed salpingitis in patients
Fertil Steril 1999;71:1157–60.
with clinically diagnosed pelvic inflammatory disease.
[75] Teisala K, Heinonen PK, Punnonen R. Laparoscopic dia-
Infect Dis Obstet Gynecol 1998;6:182–5.
gnosis and treatment of acute pyosalpinx. J Reprod Med
[55] Wiesenfeld HC, Hillier SL, Krohn MA, Amortegui AJ, 1990;35:19–21.
Heine RP, Landers DV, et al. Lower genital tract infection
[76] McNeeley SG, Hendrix SL, Mazzoni MM, Kmak DC, Ran-
and endometritis: insight into subclinical pelvic inflamma-
som SB. Medically sound, cost effective treatment for pelvic
tory disease. Obstet Gynecol 2002;100:456–63.
inflammatory disease and tuboovarian abscess. Am J Obstet
[56] Kiviat NB, Paavonen JA, Wolner-Hanssen P, Critchlow CW, Gynecol 1998;178:1272–8.
Stamm WE, Douglas J, et al. Histopathology of endocervical [77] Gabaude B, Constantopoulos P, Benoit B. Intérêt de
infection caused by Chlamydia trachomatis, herpes simplex l’échographie dans les infections pelviennes aiguës. Rev Fr
virus, Trichomonas vaginalis, and Neisseria gonorrhoeae. Gynecol Obstet 1987;82:471–80.
Hum Pathol 1990;21:831–7. [78] Krivak TC, Cooksey C, Propst AM. Tubo-ovarian abscess:
[57] Eckert LO, Hawes SE, Wolner-Hanssen PK, Kiviat diagnosis, medical and surgical management. Compr Ther
NB, Wasserheit JN, Paavonen JA, et al. Endometritis: 2004;30:93–100.
the clinical-pathologic syndrome. Am J Obstet Gynecol [79] Kim SH, Kim SH, Yang DM. Unusual causes of
2002;186:690–5. tubo-ovarian abscess: CT and MR imaging findings. Radio-
[58] Paavonen J, Teisala K, Heinonen PK, Aine R, Laine S, Lehti- graphics 2004;24:1575–89.
nen M, et al. Microbiological and histopathological findings [80] Protopapas AG, Diakomanolis ES, Milingos SD, Rodolakis
in acute pelvic inflammatory disease. Br J Obstet Gynaecol AJ, Markaki SN, Vlachos GD, et al. Tubo-ovarian absces-
1987;94:454–60. ses in post-menopausal women: gynecological malignancy
[59] Hager WD, Eschenbach DA, Spence MR, Sweet RL. Crite- until proven otherwise? Eur J Obstet Gynecol Reprod Biol
ria for diagnosis and grading of salpingitis. Obstet Gynecol 2004;114:203–9.
1983;61:113–4. [81] Verit FF, Kafali H. Primary carcinoma of the Fallopian tube
[60] Sellors J, Mahony J, Goldsmith C, Rath D, Mander R, mimicking tubo-ovarian abscess. Eur J Obstet Gynaecol
Hunter B, et al. The accuracy of clinical findings and laparos- Oncol 2005;26:225–6.
copy in pelvic inflammatory disease. Am J Obstet Gynecol [82] Nvirjesy P, Jones RS, Chatwani A. Streptococcal toxic
1991;164:113–20. shock-like syndrome as an unusual complication of lapa-
[61] Boardman LA, Peipert JF, Brody JM, Cooper AS, Sung J. roscopic tubal ligation. A case report. J Reprod Med
Endovaginal sonography for the diagnosis of upper genital 1994;39:649–51.
tract infection. Obstet Gynecol 1997;90:54–7. [83] Monif GR, Williams BT, Dase DF, Group A. Streptococ-
[62] Molander P, Sjoberg J, Paavonen J, Cacciatore B. Transvagi- cus as a cause of endometritis/salpingitis/peritonitis in a
nal power Doppler findings in laparoscopically proven acute nongravid female. Obstet Gynecol 1977;50:509–10.
pelvic inflammatory disease. Ultrasound Obstet Gynecol [84] Garbin O, Hummel M, Camus E, Dellenbach P. Pelvic acti-
2001;17:233–8. nomycosis: the value of preoperative diagnosis. Apropos of
[63] Timor-Tritsch IE, Lerner JP, Monteagudo A, Murphy a case. J Gynecol Obstet Biol Reprod 1994;23:395–401.
KE, Heller DS. Transvaginal sonographic markers of [85] Marret H, Wagner N, Ouldamer L, Jacquet A, Body G. Acti-
tubal inflammatory disease. Ultrasound Obstet Gynecol nomycose pelvienne : est-ce prévisible ? Gynecol Obstet
1998;12:56–66. Fertil 2010;38:307–12.

16 EMC - Ginecología-Obstetricia
Infecciones genitales altas  E – 470-A-10

[86] Westrom LV, Berger GS. Consequences of pelvic inflamma- [109] Haggerty CL, Ness RB. Newest approaches to treatment of
tory diseases. New York: Raven Press; 1992. pelvic inflammatory disease: a review of recent randomized
[87] Brown CE, Lowe TW, Cunningham FG, Weinreb JC. clinical trials. Clin Infect Dis 2007;44:953–60.
Puerperal pelvic thrombophlebitis: impact on diagnosis [110] Haggerty CL, Hillier SL, Bass DC, Ness RB. Bacterial
and treatment using X-ray computed tomography and vaginosis and anaerobic bacteria are associated with endo-
magnetic resonance imaging. Obstet Gynecol 1986;68: metritis. Clin Infect Dis 2004;39:990–5.
789–94. [111] Ross JD, Cronjé HS, Paszkowski T, Rakoczi I, Vildaite D,
[88] Garcia J, Aboujaoude R, Apuzzio J, Alvarez JR. Septic pel- Kureishi A, et al. Moxifloxacin versus ofloxacin plus metro-
vic thrombophlebitis: diagnosis and management. Infect Dis nidazole in uncomplicated pelvic inflammatory disease:
Obstet Gynecol 2006;2006:15614. results of a multicentre, double blind, randomised trial. Sex
[89] Sweet RI, Draper DL, Hadley WK. Etiology of acute Transm Infect 2006;82:446–51.
salpingitis: influence of episode number and duration of [112] Judlin P, Liao Q, Liu Z, Reimnitz P, Hampel B, Arvis P.
symptoms. Obstet Gynecol 1981;58:62–8. Efficacy and safety of moxifloxacin in uncomplicated pel-
[90] Safrin S, Schachter J, Dahrouge D, Sweet RL. Long-term vic inflammatory disease: the MONALISA study. BJOG
sequelae of acute pelvic inflammatory disease: a retros- 2010;117:1475–84.
pective cohort study. Am J Obstet Gynecol 1992;166: [113] Heystek M, Ross JD, PID Study Group. A randomized
1300–5. double-blind comparison of moxifloxacin and doxycy-
[91] Sweet RI, Gibbs RS. Infectious diseases of the female genital cline/metronidazole/ciprofloxacin in the treatment of acute,
tract. Baltimore: Williams and Wilkins; 1995, 220 p. uncomplicated pelvic inflammatory disease. Int J STD AIDS
[92] Abeille JP, Zorn B, Legros R. La dystrophie ovarienne par 2009;20:690–5.
en dehors. Contracept Fertil Sex 1983;11:557–62. [114] EMEA. Press Release. European Medicines Agency recom-
[93] Buckman RF, Woods M, Sargent L, Gervin AS. A unifying mends restricting the use of oral moxifloxacin-containing
pathogenetic mechanism in the etiology of intraperitoneal medicines. 24 July 2008. www.emea.europa.eu.
adhesions. J Surg Res 1976;20:1–5. [115] Savaris RF, Texeira LM, Torres TG, Edelweiss MI, Moncada
[94] Leroy JL, Leroy-Brasme T, Puech F. Appréciation de J, Schachter J. Comparing ceftriaxone plus azithromycin or
l’évolutivité inflammatoire des séquelles de salpingites. J doxycycline for pelvic inflammatory disease: a randomized
Gynecol Obstet Biol Reprod 1988;17:191–7. controlled trial. Obstet Gynecol 2007;110:53–60.
[95] Mage G, Bruhat MA. Score d’opérabilité tubaire – La part [116] Manhart LE, Broad JM, Golden MR. Mycoplasma geni-
de l’homme et la part de la femme dans la stérilité de couple. talium: should we treat and how? Clin Infect Dis
33e Assises Françaises de Gynécologie-Obstétrique. Paris: 2011;53(Suppl. 3):S129–42.
Masson; 1987. [117] Bradshaw CS, Chen MY, Fairley CK. Persistence of Myco-
[96] Stray-Pedersen B. Prevention in Norway with spe- plasma genitalium following azithromycin therapy. PLoS
cial reference to young female, pregnant women and One 2008;3:e3618.
women applying for abortion. Communication. 1er Atelier [118] Haggerty CL, Taylor BD. Mycoplasma genitalium: an emer-
d’Experts Européens: prévention des MST, 1993. ging cause of pelvic inflammatory disease. Infect Dis Obstet
[97] Aubriot FX, Dubuisson JB, Henrion R. Les maladies Gynecol 2011;2011:959816.
sexuellement transmissibles et la stérilité féminine. Rev Fr [119] Haggerty CL, Totten PA, Astete SG, Lee S, Hoferka SL,
Gynecol Obstet 1988;83:257–63. Kelsey SF, et al. Failure of cefoxitin and doxycycline to
[98] Heinonen PK, Leinonen M. Fecundity and morbidity eradicate endometrial Mycoplasma genitalium and the con-
following acute pelvic inflammatory disease treated with sequence for clinical cure of pelvic inflammatory disease.
doxycyclin and metronidazole. Arch Gynecol Obstet Sex Transm Infect 2008;84:338–42.
2003;268:284–8. [120] Bradshaw CS, Jensen JS, Tabrizi SN, Read TR, Garland
[99] van Valkengoed IG, Postma MJ, Morré SA, van den Brule SM, Hopkins CA, et al. Azithromycin failure in Myco-
AJ, Meijer CJ, Bouter LM, et al. Cost effectiveness analysis plasma genitalium urethritis. Emerg Infect Dis 2006;12:
of a population based screening programme for asymp- 1149–52.
tomatic Chlamydia trachomatis infection in women by [121] Tapsall JW. Neisseria gonorrhoeae and emerging resistance
means of home obtained urine specimens. Sex Transm Infect to extended spectrum cephalosporins. Curr Opin Infect Dis
2001;77:276–82. 2009;22:87–91.
[100] Watrelot A, Dreyfus JM, Andine JP. Evaluation of the [122] Sednaoui P. Rapport d’activité du CNR des gonocoques.
performance of fertiloscopy in 160 consecutive infertile Année 2010. Paris: Institut Alfred-Fournier; 2011.
patients with no obvious pathology. Hum Reprod 1999;14: [123] Agence française de sécurité sanitaire des produits de santé
707–11. (Afssaps). Empirical antimicrobial treatment for non com-
[101] Kodaman PH, Arici A, Seli E. Evidence-based diagnosis plicated uretritis and cervicitis. 2005 with actualisation in
and management of tubal factor infertility. Curr Opin Obstet March 2009. www.afssaps.fr.
Gynecol 2004;16:221–9. [124] Ross JD, Judlin P, Jensen J. International Union against
[102] Dunbar-Jacob J, Sereika SM, Foley SM. Adherence to oral sexually transmitted infections. European guideline for the
therapies in pelvic inflammatory disease. J Womens Health management of pelvic inflammatory disease. Int J STD AIDS
2004;13:285–91. 2014;25:1–7.
[103] Bourret A, Fauconnier A, Brun JL. Prise en charge d’une [125] Judlin P, Thiebaugeorges O. Pelvic inflammatory diseases.
infection génitale haute non compliquée. J Gynecol Obstet Gynecol Obstet Fertil 2009;37:172–82.
Biol Reprod 2012;41:864–74. [126] Hoyme UB. Quinolones in the treatment of uncompli-
[104] Judlin P. Current concepts in managing pelvic inflammatory cated salpingitis: Ofloxacin/metronidazole vs. gentami-
disease. Curr Opin Infect Dis 2010;23:83–7. cin/clindamicin. Arch Gynecol Obstet 1993;254:607–8.
[105] Ross JD. Pelvic inflammatory disease. Clin Evid 2008:2008 [127] Garbin O, Verdon R, Fauconnier A. Prise en charge
[pii:1606]. des abcès tubo-ovariens. J Gynecol Obstet Biol Reprod
[106] Elder MG, Bywater MJ, Reeves DS. Pelvic tissue and serum 2012;41:875–85.
concentrations of various antibiotics given as pre-operative [128] Judlin P, Fauconnier A, Graesslin O. Les infections génitales
medication. Br J Obstet Gynecol 1977;84:887–93. hautes. J Gynecol Obstet Biol Reprod 2012;41:930–4.
[107] Chimura T, Hasedawa H. Concentration of levofloxacin in [129] Goharkhay N, Verma U, Maggiorotto F. Comparison of
cervical mucus and its clinical effect on cervicitis. 20th CT- or ultrasound-guided drainage with concomitant intra-
International Congress of Chemotherapy (ICC), Sydney (Jul venous antibiotics vs. intravenous antibiotics alone in the
1997). Abstracts # 1999;77;(abstract 3292). management of tubo-ovarian abscesses. Ultrasound Obstet
[108] Judlin P, Koebelé A, Zaccabri A. Étude comparative des Gynecol 2007;29:65–9.
associations ofloxacine + amoxicilline-acide clavulanique [130] Dewitt J, Reining A, Allsworth JE, Peipert JF. Tuboovarian
vs doxycycline + amoxicilline-acide clavulanique dans le abscesses: is size associated with duration of hospitaliza-
traitement des infections génitales hautes à C. trachomatis. tion and complications? Obstet Gynecol Int 2010;2010:
J Gynecol Obstet Biol Reprod 1995;24:253–9. 847041.

EMC - Ginecología-Obstetricia 17
E – 470-A-10  Infecciones genitales altas

[131] Judlin PG, Zaccabri A, Koebele A, Burlet G, Bassnagel [135] Soper DE. Surgical considerations in the diagnosis and treat-
P. Management of pelvic abscesses complicating Pelvic ment of pelvic inflammatory disease. Surg Clin North Am
Inflammatory Diseases. Obstet Gynecol 2000;95:56S. 1991;71:947–62.
[132] Gjelland K, Ekerhood E, Granberg S. Transvaginal ultra- [136] Bassil S, le Bouedec G. Place des anti-inflammatoires dans
sound guided aspiration for treatment of tubo-ovarian le traitement des salpingites aiguës. J Gynecol Obstet Biol
abscess: a study of 302 cases. Am J Obstet Gynecol Reprod 1991;20:1063–7.
2005;193:1323–30. [137] Altunyurt S, Demir N, Posaci C. A randomized contro-
[133] Harisinghani MG, Gervis DA, Maher MM. Transgluteal lled trial of coil removal prior to treatment of pelvic
approach for percutaneous drainage of deep pelvic absces- inflammatory disease. Eur J Obstet Gynecol Reprod Biol
ses. Radiology 2003;228:701–5. 2003;107:81–4.
[134] Buchweitz O, Malik E, Kressin P, Meyhoefer-Malik A, [138] Tuite AR, Jayaraman GC, Allen VG, Dishman DN.
Diedrich K. Laparoscopic management of tubo-ovarian Estimation of the burden of idease of genital Chlamy-
abscesses: retrospective analysis of 60 cases. Surg Endosc dia trachomatis infection in Canada. Sex Transm Dis
2000;14:948–50. 2012;39:260–7.

P. Judlin (p.judlin@maternite.chu-nancy.fr).
Pôle de la femme, Département de gynécologie-obstétrique, Maternité régionale universitaire et Université de Lorraine, 10, rue du Docteur-
Heydenreich, CS 74213, 54042 Nancy cedex, France.
C. Huchon.
Centre de recherche, CHU de Sainte-Justine, Université de Montréal, Québec, Canada.
R. Quentin.
Service de bactériologie et d’hygiène hospitalière, CHRU de Tours, UMR1282 infectiologie et santé publique, UFR médecine, université
François-Rabelais, Tours, France.
A. Bourret.
Service de gynécologie et obstétrique, maternité de Port-Royal, groupe hospitalier Cochin– Broca–Hôtel-Dieu, Paris, France.
O. Garbin.
Service de gynécologie, Pôle de gynécologie, Centre médico-chirurgical obstétrical (CMCO), Hôpitaux universitaires de Strasbourg,
Strasbourg, France.
E. Derniaux.
O. Graesslin.
Service de gynécologie-obstétrique, Institut Mère-Enfant « Alix de Champagne », CHU de Reims, Reims, France.

Cualquier referencia a este artículo debe incluir la mención del artículo: Judlin P, Huchon C, Quentin R, Bourret A, Garbin O, Derniaux E,
et al. Infecciones genitales altas. EMC - Ginecología-Obstetricia 2016;52(1):1-18 [Artículo E – 470-A-10].

Disponibles en www.em-consulte.com/es
Algoritmos Ilustraciones Videos/ Aspectos Información Informaciones Auto- Caso
complementarias Animaciones legales al paciente complementarias evaluación clinico

18 EMC - Ginecología-Obstetricia

También podría gustarte