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Bloque 3: Inversiones extranjeras: arreglo judicial/ arbitraje internacional y Reconocimiento

de Decisiones Extranjeras.

3.1.- Inversiones extranjeras: Arreglo judicial y Arbitraje internacional.


Cuando hablamos de inversión extranjera muchos autores hacen referencia a la “colocación
de capitales en un país extranjero”. Así también autores como Robert Carbaugh, en su libro
“Economía Internacional”, manifiesta que la inversión extranjera puede considerarse como la
“colocación de dinero o capital extranjero (foráneo) invertido en empresas públicas o privadas de un
país para hacerlo productivo”
Para Sureda quien manifiesta que existe inversión extranjera cuando confluyen cuatro
elementos que son:
a) El proyecto tiene cierta duración en el tiempo;
b) Hay una asunción del riesgo por parte del inversor;
c) Existencia de cierta regularidad en los beneficios, y;
d) Que la contribución sea significativa para el desarrollo del Estado receptor.

Existe una modalidad arbitral que ha adquirido un desarrollo sin precedentes en América
Latina: el arbitraje en materia de inversiones. Una modalidad que no puede desconocer su
influencia del arbitraje comercial internacional, aunque en la actualidad, a raíz de la multiplicación
de las controversias arbitrales originadas por convenciones internacionales, éste está adquiriendo
rasgos específicos propios. Tal es así que cada vez es mayor el alejamiento entre ambas figuras
como evidencia que la Uncitral esté trabajando en la elaboración de un Reglamento modelo para el
arbitraje de inversiones al comprobarse la inadecuación del Reglamento de 1976.

La puesta en marcha de esta modalidad arbitral tiene un contenido eminentemente unilateral;


de ahí que un sector doctrinal le denomine “arbitraje transnacional unilateral”, con una referencia
casi exclusiva a los arbitrajes sobre inversiones. Es preciso, no obstante, realizar algunas
consideraciones en función de la íntima relación que ambas modalidades de arreglo de
controversias en cuestiones tales como el nombramiento y recusación de árbitros o el procedimiento
arbitral; asimismo porque no es infrecuente que los contenciosos en materia de inversiones se
sometan a arbitraje administrado por instituciones cuyo objeto principal es el arbitraje comercial. Y
por lo pronto debe tenerse muy presente que esta modalidad de arbitraje ha contribuido
decisivamente al desarrollo del arbitraje comercial internacional.

Ambos mecanismos arbitrales registran importantes diferencias. Frente el arbitraje


comercial, que tiene un fundamento consensual inserto en el compromiso arbitral, el arbitraje de
inversiones reposa, en términos generales, en un tratado internacional suscrito entre el Estado
receptor de la inversión y el Estado de la nacionalidad del inversionista por eso en este particular
supuesto podemos hablar en términos generales de “arbitraje sin vínculo contractual”; esta
modalidad se escapa del estricto marco contractual, donde se ha situado durante mucho tiempo, para
convertirse en una especie de instrumento de control del respeto por parte de los Estados de la
legalidad en el ámbito económico; por esto la cuestión de la verificación del cumplimiento de las
obligaciones contractuales se desplaza a la verificación, desde la perspectiva de un particular, del
cumplimiento por parte del Estado de sus obligaciones internacionales

El arbitraje de inversiones viene a ser un sistema de resolución de controversias entre


Estados receptores de capital privado y Sociedades transnacionales inversoras que introducen ese
capital dentro de los Estados que lo alojan. Se trata de un medio no judicial de resolución de
disputas, que pretende ser rápido, efectivo, y conciliador de las necesidades de los Estados
beneficiados por la inyección de capital y la seguridad corporativa de las empresas que aportan tal
capital a cambio de los beneficios económicos de la gestión de algún servicio público o explotación
de alguna actividad industrial.

La institución cuenta actualmente con numerosos defensores y también con numerosos


detractores. Los primeros alaban la rapidez del arbitraje, la igualdad de oportunidades de estimación
y estudio de las pretensiones y los alegatos de ambas partes, a la vez que la desjudicialización y el
apartamiento de tales contenciosos de la esfera diplomática tradicional de resolución de conflictos
entre los Estados.
Por su parte, los detractores de este mecanismo alegan la falta de transparencia de los
procedimientos arbitrales, la falta de legitimación de cualquier ente privado de demandar, de
entrada, a un ente soberano y litigar contra él como una contraparte en igualdad de condiciones
procesales, la falta de imparcialidad e independencia de los árbitros que resuelven los conflictos, la
supuesta inclinación o preferencia de los tribunales arbitrales hacia la posición de los inversores en
detrimento de los Estados receptores, y los altos costes económicos de estos tribunales (sobre todo
para los Estados y sus contribuyentes), entre otros.

3.1.1.- Lex mercatoria.


Se denomina como Lex Mercatoria el conjunto de normas, principios, usos, prácticas y
costumbres que forman la regulación que los propios operadores económicos se han ido
proporcionando a lo largo de los años.

Se trata de un conjunto normativo específico y peculiar del comercio internacional. Los elementos
más relevantes que conforman esta Lex Mercatoria son:

1. Principio UNIDROIT
Redactados por el Instituto Internacional para la unificación del derecho privado, con sede
en Roma. Constituyen un conjunto equilibrado de reglas destinadas a ser utilizadas por todo el
mundo, independientemente de las específicas tradiciones jurídicas y condiciones económicas y
políticas de los países en que se aplica.

Características fundamentales:

• Evitan el uso de una terminología propia de un sistema jurídico determinado.


• Gozan de flexibilidad. Son adaptables al desarrollo económico y tecnológico en la práctica
comercial internacional.
• No necesitan aprobación de gobierno alguno. Son los propios contratantes los que libre y
voluntariamente acuerdan someter su relación jurídica a estos principios.
• Precisan de un acuerdo de sumisión expresa.
• Es posible acudir a ellos cuando no sea posible determinado derecho aplicable.

2. Usos y prácticas uniformes

Constituyen un derecho autónomo con origen en la práctica mercantil internacional, des-


conectada de los ordenamientos jurídicos internacionales y al margen de todo control estatal.

Están formados por clausulas o expresiones contractuales de general y universal conoci-


miento, los cuales, a fuerza de haber sido utilizados y repetidos por los operadores internacionales
se han convertido en práctica habitual.

Las manifestaciones más significativas de estos usos y prácticas uniformes son:

• Incoterms. Términos de comercio internacional que regulan, en una compraventa


internacional, la modalidad de entrega, el momento en que se produce la transferencia de
riesgo de la mercancía entre el vendedor y el comprador, así como el reparto de los costes de
la operación.
• Reglas y usos uniformes de la cámara de comercio internacional de París.
• Relativas a créditos documentarios.
• Relativas a garantías contractuales.
• Relativas al cobro de documentos comerciales.
• La labor de la Cámara de Comercio Internacional es la de recopilar y difundir estos usos y
prácticas uniformes.

3. Condiciones generales de contratación y contratos-tipo

Se consideran condiciones generales de contratación, aquellas que, habiendo sido redactadas


con la finalidad de pasar a formar parte de una pluralidad de contratos, se incorporan al contrato por
imposición de una de las partes contratantes.

Se han desarrollado en el tráfico internacional para su utilización en serie, por empresas,


grupos de empresas o asociaciones, con el fin de disciplinar los contratos que conciernen a su
tráfico. Las más significativas son las condiciones ECE publicadas por la Comisión para la Europa
de las Naciones Unidas.

Los contratos-tipo responden al fenómeno de estandarización de los contratos, por el que se


predetermina y tipifica el contenido de las relaciones contractuales. Un ejemplo de este fenómeno lo
constituyen los modelos de contrato de la FIDIC, Federación Internacional de Ingenieros
Consultores.

3.1.2.- Derecho transnacional.

La expresión «derecho transnacional» se emplea para referirse a la coexistencia en un


mismo espacio social de normas jurídicas oficiales y normas que no se relacionan directamente con
ningún sistema jurídico oficial, ni nacional ni internacional, pero que cuentan con mecanismos
eficaces de control y ejecución, mostrando una imagen plural y compleja de la realidad jurídica.
Frente a la pretensión de autoridad universal y exclusiva del modelo tradicional de derecho
estatal, el derecho transnacional supone la concurrencia de pretensiones de autoridad no exclusivas
y limitadas en un mismo espacio social. Se habla de derecho transnacional para plantear la cuestión
de la interrelación entre esos distintos órdenes normativos. La perspectiva transnacional no excluye
al Estado, sino que lo presupone y transforma. No implica categorías excluyentes, sino mutuamente
incluyentes: lo que existe es un derecho que no es ni nacional ni internacional, ni público ni
privado, a la vez que es nacional e internacional, público y privado.

3.2.- Reconocimiento de decisiones judiciales: Delimitación de regímenes.


Una vez que un proceso con elemento extranjero ha concluido con la pertinente resolución judicial,
el problema que normalmente se plantea en Derecho internacional privado es el del reconocimiento
de dicha resolución en otro Estado, es decir, la eficacia extraterritorial de dicha resolución. En
principio, y en virtud de la exclusividad de la soberanía estatal, una decisión judicial sólo produce
efectos en el territorio del Estado donde fue dictada, esto es, como regla general no produce efectos
fuera del territorio de dicho país.

Sin embargo, tanto la exigencia de continuidad de las relaciones jurídicas, como la coexistencia de
diferentes ordenamientos jurídicos, abogan por la necesidad de que dicha resolución no quede
circunscrita al Estado donde fue dictada. De lo contrario, se derivarían consecuencias perjudiciales,
ya que se obligaría a los sujetos que han obtenido una resolución en su favor a reiniciar el proceso
en el Estado donde quieren hacer valer sus derechos, aumentando, sin lugar a dudas, el riesgo de
duplicidad de soluciones. Como han afirmado J.C. FERNÁNDEZ ROZAS y S. SÁNCHEZ
LORENZO, "de no aceptar una vía para reconocer las sanciones vertidas por un sistema extranjero
a determinadas relaciones jurídicas, el tráfico externo y el comercio internacional resultarían poco
viables frente a la inseguridad e imprevisibilidad del Derecho. En suma, la ausencia de un
reconocimiento de las decisiones judiciales extranjeras abocaría a situaciones claudicantes y a una
negación de la función propia del Derecho internacional privado: la continuidad de las relaciones
jurídicas en el espacio".
Es evidente que la tutela de los sujetos de las relaciones privadas internacionales peligraría con
estas soluciones, por lo que es necesario superar el principio de soberanía territorial en favor de la
eficacia extraterritorial de las resoluciones judiciales y hacer valer en un Estado la solución que una
autoridad judicial extranjera dio a un litigio de tráfico jurídico externo. Pero, para que dicha
resolución surta efectos más allá de las fronteras del Estado donde fue dictada, es necesario arbitrar
mecanismos destinados a cumplir dicha finalidad porque no existe en Derecho internacional
ninguna regla que obligue a los Estados a conceder eficacia a una resolución extranjera.

El principal mecanismo que el Derecho internacional privado conoce para garantizar la continuidad
de las relaciones jurídicas, así como para asegurar la eficacia extraterritorial de una resolución, es el
reconocimiento de la misma. El reconocimiento se configura como la aceptación por el Derecho del
foro de que la resolución extranjera puso fin al objeto de la controversia y que puede desplegar
determinados efectos en su territorio, es decir, en el ordenamiento del foro se hace valer la
resolución extranjera con sus efectos.

Si tradicionalmente el reconocimiento de las resoluciones judiciales extranjeras ha estado


fundamentado en diversas razones (cortesía internacional, respeto de los derechos adquiridos en
otro país...), hoy día está unánimemente aceptado que dicho reconocimiento se enmarca en el
principio general de cooperación internacional. En efecto, la internacionalización de las relaciones
jurídicas, así como el desarrollo del comercio internacional, generan un incremento de los litigios de
tráfico jurídico externo, lo que exige, sin lugar a dudas, reconocer eficacia a las resoluciones
judiciales extranjeras. Son, por tanto, razones de utilidad, economía procesal y seguridad jurídica
las que llevan a los Estados a conceder eficacia a las resoluciones judiciales extranjeras. Ahora bien,
conceder eficacia a una resolución extranjera no significa una aceptación incondicionada de la
misma en el Estado requerido ya que es necesario realizar un control destinado a verificar que
dicha resolución cumple con determinadas condiciones de regularidad.

Por tanto, será el legislador estatal (unilateralmente, comprometiéndose convencionalmente...), el


que decida si es necesario que se desarrolle ante sus tribunales un procedimiento y qué condiciones
debe cumplir la resolución extranjera para que pueda desplegar eficacia en su territorio

3.2.1.- Reconocimiento y ejecución de sentencias internacionales: Exequátur.


El concepto de reconocimiento hay que distinguirlo del de exequatur o declaración de ejecutividad.
Si lo que se quiere es ejecutar en el Estado requerido el mandato de dicha resolución será necesario
previamente convertirla en título ejecutivo porque la resolución extranjera no es un título ejecutivo.
Es por ello por lo que junto al reconocimiento nos encontramos con el exequátur o procedimiento a
través del cual se declara ejecutiva la resolución extranjera. Una vez que la resolución es convertida
en título ejecutivo se podrá proceder a la ejecución propiamente dicha, es decir, hacer efectiva la
sanción en ella contenida, incluso con medidas coactivas si el demandado no cumple
voluntariamente. La ejecución requiere una actividad dinámica del Estado requerido destinada a dar
cumplimiento al mandato de dicha resolución. El exequátur o declaración de ejecutividad se
configura, pues, como presupuesto de la ejecución. Sólo las resoluciones de condena obtendrán el
exequátur, no las declarativas ni constitutivas que no son susceptibles de ejecución.
Por regla general, y sin perjuicio de que posteriormente y al hilo de cada régimen concreto hagamos
las precisiones oportunas, los requisitos que se exigen a las resoluciones extranjeras para obtener el
reconocimiento son los siguientes:

a) En primer término, ha de tratarse de una decisión: la solución proporcionada por una autoridad
extranjera que se quiere reconocer en el foro se contiene en una decisión, entendiéndose por tal "el
acto de voluntad de una autoridad pública extranjera que resuelve una cuestión de Derecho
internacional privado" (A.L. CALVO CARAVACA y J. CARRASCOSA GONZÁLEZ). Las
decisiones extranjeras revisten distintas formas jurídicas: resoluciones judiciales; documentos
públicos; laudos arbitrales y actos públicos. Básicamente nuestro estudio estará centrado en el
reconocimiento de las resoluciones judiciales.

b) En segundo lugar, el carácter extranjero de la decisión: son extranjeras todas aquellas


resoluciones judiciales dictadas por autoridades que no sean ecuatorianas (definición en sentido
negativo). Este criterio permite incluir en la categoría de decisiones extranjeras las siguientes:

— Las decisiones de tribunales estatales extranjeros, es decir, "órganos imparciales revestidos de


autoridad estatal que tienen atribuida la función de resolver de forma vinculante asuntos jurídicos
ajenos, a través de un procedimiento formalizado" (M. VIRGOS SORIANO y F.J. GARCIMARTÍN
ALFÉREZ).
— Las decisiones dictadas por tribunales supranacionales o internacionales (por ejemplo, Corte
Interamericana de Derechos Humanos).
— Los laudos arbitrales dictados fuera de Ecuador.
— Las decisiones dictadas por tribunales eclesiásticos en materia de nulidad de matrimonio
canónico y de matrimonio rato y no consumado.

c) El último requisito hace referencia a que la decisión extranjera debe haberse dictado en materia
de Derecho privado. Al Derecho internacional privado le interesan exclusivamente las decisiones
que resuelven cuestiones jurídicas que afectan a particulares o a sujetos que actúan en calidad de
tales. La expresión Derecho privado debe entenderse en sentido amplio, incluyendo la materia civil,
mercantil y laboral.
Quedan fuera del ámbito del reconocimiento que estudiamos las decisiones judiciales extranjeras
dictadas en materia fiscal, administrativa, penal y las relativas a la Seguridad Social, ya que el
reconocimiento de estas decisiones requiere una normativa especial al respecto.
3.3.- Efectos, decisiones y tipos de reconocimiento.

Para determinar los efectos que una resolución extranjera puede tener en el Estado requerido se han
sostenido, principalmente, dos teorías:

a) Tesis de la equiparación de efectos. Conforme a ella, la resolución extranjera debe ser equiparada
a una resolución nacional desplegando los mismos efectos que tendría una resolución dictada en el
Estado requerido. En consecuencia, es el Derecho del Estado requerido el que determina qué efectos
desplegará la resolución extranjera en su territorio (por ejemplo, una resolución argentina
condenatoria al pago de una determinada cantidad de dinero como consecuencia de un
incumplimiento contractual tendría en nuestro país los mismos efectos que tiene una resolución
similar ecuatoriana).
Sin embargo, esta tesis presenta, como ha apuntado un gran sector de la doctrina, los siguientes
inconvenientes: de un lado, el Derecho del Estado requerido puede atribuir a la resolución efectos
que las partes no pudieron prever; de otro lado, la resolución extranjera produciría distintos efectos
en cada Estado donde se solicita el reconocimiento; por último, con la equiparación de efectos se
desnaturaliza la resolución extranjera.

b) Tesis de la extensión de efectos. La resolución extranjera produce en el Estado requerido los


efectos que tiene en el Estado de origen, es decir, los efectos que la resolución extranjera tiene en el
territorio donde fue dictada se extienden al Estado requerido. Con esta solución se garantiza la
seguridad jurídica y la continuidad de las relaciones jurídicas.
El principal problema que presenta esta teoría es que alguno de los efectos previstos en el Estado de
origen podría ser desconocido por el Estado requerido. Por ello, esta tesis ha sido matizada en el
sentido de que sólo se extienden aquellos efectos conocidos en el Estado requerido (F. GARAU
SOBRINO).

TIPOS DE EFECTOS DE LAS DECISIONES EXTRANJERAS


Efectos derivados del reconocimiento.
a. Fuerza ejecutiva: la sentencia extranjera establece una condena en su fallo que es
necesario ejecutar para que el demandante vea satisfecha su pretensión.
b. Efecto de cosa juzgada: no puede volverse a plantear el proceso resuelto por la decisión
extranjera.
c. Efectos constitutivos: la resolución extranjera crea, modifica o extingue un derecho o
situación jurídica.
d. Efecto registral: para que ciertas decisiones produzcan efectos constitutivos en Ecuador,
se exige que accedan previamente a los registros ecuatorianos. Sin inscripción registral no hay
efectos.
e. Efectos probatorios: hacer valer la sentencia como prueba en juicio.

TIPOS DE DECISIONES Y DOCUMENTOS EXTRANJEROS.


A. Decisiones:
a. Resoluciones judiciales en procedimientos contenciosos (autos,
sentencias, providencias, etc)
b. Actos de jurisdicción voluntaria (adopción, ausencia, fallecimiento,
incapacidad, tutela).
c. Decisiones tomadas por Autoridades extranjeras no judiciales: p.e.
divorcio notarial.
d. Decisiones tomadas con cónsules extranjeros.
e. Laudos arbitrales y decisiones de tribunales supranacionales.
f. Resoluciones eclesiásticas.

B. Documentos:
a. Documentos públicos y privados.
b. Actos jurídicos públicos o privados.

Exclusiones: sentencias penales; el doble exequátur, cuestiones fiscales o administrativas propias


del Derecho público.

TIPOS DE RECONOCIMIENTO
1) Reconocimiento restrictivo de fallos extranjeros, este es el caso de países europeos y asiáticos.
En este sistema, existe un reconocimiento de los fallos extranjeros pero bajo ciertas condiciones;
por ejemplo, en Bulgaria, Holanda y la India sólo procede el exequatur cuando existe tratado. En
Canadá, es la Corte quien determina al final del proceso si la sentencia del país extranjero está de
acuerdo o viola la ley canadiense; en el caso del Japón diremos que sí existe reconocimiento
mediante el cumplimiento de ciertos requisitos, considerándose además una evaluación de manera
casuística y subjetiva, esto último debido a la concepción de moral pública y buenas costumbres en
dicho país.
2) Reconocimiento de fallos extranjeros en países más liberales, como los Estados Unidos de
América y países latinoamericanos. El sector predominante de la legislación considera necesaria
para la extraterritorialización de las ejecutorias la existencia de reciprocidad. Este sistema contiene
otra limitación referida a la posible ofensa al orden público internacional de cada país donde se
intente, con lo que se reduce el ámbito de ejecutividad de la sentencia extranjera. Esta limitación de
orden público, no corresponde solamente al sistema de la reciprocidad, sino que constituye una
limitación de carácter general y de aplicación a todos los sistemas. Al representar el sistema de la
reciprocidad un dispositivo de seguridad, no de la aplicación del derecho extranjero sino de la
aplicación del propio en forma extraterritorial, muchos países de concepciones amplias en materia
de Derecho Internacional Privado prefieren adoptar este sistema que, en definitiva, aparece como el
más apto desde el punto de vista práctico para asegurar el resultado de las sentencias dictadas en los
propios territorios, de tal manera que no resulte burlado el derecho subjetivo declarado en el
proceso. En este sistema, al no existir tratados entre los países, es a través de la reciprocidad
existente entre los mismos que se
puede reconocer y ejecutar fallos; por ello, en nuestro país la reciprocidad se presume y sólo quien
la niegue deberá probarlo.
No se reconocen las sentencias dictadas en otro país, como es el caso de países árabes y
musulmanes. En estos países no se reconoce a la sentencia extranjera y como consecuencia, la
decisión existente en ella no será reconocida y tampoco podrá ser ejecutada.

3.4.- Condiciones de reconocimiento.


Para que pueda solicitarse el reconocimiento de una sentencia extranjera, se han de cumplir con
ciertos requisitos, los cuales varían según el caso. Si existe un tratado o un convenio vigente, habrá
de consultar el instrumento internacional. Lo. anterior es aplicable a los laudos arbitrales.

EL RECONOCIMIENTO DE LAS SENTENCIAS EXTRANJERAS EN LOS CASOS EN QUE


EXISTA TRATADO O CONVENIO VIGENTE
Si existe un tratado o un convenio internacional vigente con el Estado en donde se ha dictado la
resolución, deberán cumplirse los requisitos contemplados en dicho instrumento internacional y,
adicionalmente, el juez cuidará que no contravengan al derecho público ecuatoriano o a cualquier
ley nacional. En definitiva, el juez nacional velará porque la sentencia cumpla con los requisitos de
"regularidad" antes señalados. Se verá, a continuación, lo que exigen los tratados y convenios.

CÓDIGO DE DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO


El arto 423 dispone: Toda sentencia civil o contencioso-administrativa dictada en uno de los
Estados contratantes, tendrá fuerza y podrá ejecutarse en los demás si reúnen las siguientes
condiciones:
1. Que tenga competencia para conocer del asunto y juzgarlo, de acuerdo con las reglas de este
Código, el juez o tribunal que la haya dictado;
2. que las partes hayan sido citadas personalmente o por su representante legal, para el juicio;
3. que el fallo no contravenga al orden público o al derecho público del país en que quiere
ejecutarse;
4. que sea ejecutorio en el país en que se dicte;
5. que se traduzca autorizadamente por un funcionario o intérprete oficial del Estado en que ha de
ejecutarse, si allí fuere distinto el idioma empleado;
6. que el documento en que conste reúna los requisitos necesarios para ser considerado como
auténtico en el Estado de que proceda, y los que requiera, para que haga fe, la legislación del Estado
en que se aspira a cumplir la sentencia.

El arto 424 por su parte, dice:


La ejecución de la sentencia deberá solicitarse del tribunal o juez competente para llevarla a efecto,
previas las formalidades requeridas por la legislación interior.

Finalmente, el arto 425 dispone:


Contra la resolución judicial, en el caso a que el artículo anterior se refiere, se otorgarán todos los
recursos que las leyes de ese Estado concedan respecto de las sentencias definitivas dictadas en
juicio declarativo de mayor cuantía.

CONVENCIÓN INTERAMERICANA SOBRE EFICACIA EXTRATERRITORIAL DE LAS


SENTENCIAS Y LAUDOS ARBITRALES EXTRANJEROS
El art. 2 dice:
Las sentencias, laudos arbitrales y resoluciones jurisdiccionales extranjeros a que se refiere el
artículo 1, tendrán eficacia extraterritorial en los Estados Partes si reúnen las condiciones siguientes:

a) Que vengan revestidos de las formalidades externas necesarias para que sean considerados
auténticos en el Estado de donde proceden;
b) que la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional y los documentos anexos que fueren
necesarios según la presente Convención, estén debidamente traducidos al idioma oficial del Estado
donde deban surtir efecto;
c) que se presenten debidamente legalizados de acuerdo con la ley del Estado en donde deban surtir
efecto;
d) que el juez o tribunal sentenciador tenga competencia en la esfera internacional para conocer y
juzgar del asunto de acuerdo con la ley del Estado donde deban surtir efecto;
e) que el demandado haya sido notificado o emplazado en debida forma legal de modo
sustancialmente equivalente a la aceptada por la ley del Estado donde la sentencia, laudo y
resolución jurisdiccional deban surtir efecto;
f) que se haya asegurado la defensa de las partes;
g) que tengan el carácter de ejecutoriados o, en su caso, fuerza de cosa juzgada en el Estado en que
fueron dictados;
h) que no contraríen manifiestamente los principios y las leyes de orden público del Estado en que
se pide el reconocimiento o la ejecución.

El art. 3 dispone:
Los documentos de comprobación indispensables para solicitar el cumplimiento de las sentencias,
laudos y resoluciones jurisdiccionales son los siguientes:
a) Copia auténtica de la sentencia o del laudo y resolución jurisdiccional;
b) copia auténtica de las piezas necesarias para acreditar que se ha dado cumplimiento a los incisos
e) y f) del artículo anterior;
c) copia auténtica del auto que declare que la sentencia o el laudo tiene el carácter de ejecutoriado o
fuerza de cosa juzgada.

El arto 4 prevé el caso de la eficacia parcial:


Si una sentencia, laudo o resolución jurisdiccional extranjeros no pueden tener eficacia en su
totalidad, el juez o tribunal podrá admitir su eficacia parcial mediante petición de parte interesada.

En el arto 6 se produce un reenvío a la lex fori:


Los procedimientos, incluso la competencia de los respectivos órganos judiciales, para asegurar la
eficacia a las sentencias, laudos arbitrales y resoluciones jurisdiccionales extranjeros serán
regulados por la Ley del Estado en que se solicita su cumplimiento.

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