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de Decisiones Extranjeras.
Existe una modalidad arbitral que ha adquirido un desarrollo sin precedentes en América
Latina: el arbitraje en materia de inversiones. Una modalidad que no puede desconocer su
influencia del arbitraje comercial internacional, aunque en la actualidad, a raíz de la multiplicación
de las controversias arbitrales originadas por convenciones internacionales, éste está adquiriendo
rasgos específicos propios. Tal es así que cada vez es mayor el alejamiento entre ambas figuras
como evidencia que la Uncitral esté trabajando en la elaboración de un Reglamento modelo para el
arbitraje de inversiones al comprobarse la inadecuación del Reglamento de 1976.
Se trata de un conjunto normativo específico y peculiar del comercio internacional. Los elementos
más relevantes que conforman esta Lex Mercatoria son:
1. Principio UNIDROIT
Redactados por el Instituto Internacional para la unificación del derecho privado, con sede
en Roma. Constituyen un conjunto equilibrado de reglas destinadas a ser utilizadas por todo el
mundo, independientemente de las específicas tradiciones jurídicas y condiciones económicas y
políticas de los países en que se aplica.
Características fundamentales:
Sin embargo, tanto la exigencia de continuidad de las relaciones jurídicas, como la coexistencia de
diferentes ordenamientos jurídicos, abogan por la necesidad de que dicha resolución no quede
circunscrita al Estado donde fue dictada. De lo contrario, se derivarían consecuencias perjudiciales,
ya que se obligaría a los sujetos que han obtenido una resolución en su favor a reiniciar el proceso
en el Estado donde quieren hacer valer sus derechos, aumentando, sin lugar a dudas, el riesgo de
duplicidad de soluciones. Como han afirmado J.C. FERNÁNDEZ ROZAS y S. SÁNCHEZ
LORENZO, "de no aceptar una vía para reconocer las sanciones vertidas por un sistema extranjero
a determinadas relaciones jurídicas, el tráfico externo y el comercio internacional resultarían poco
viables frente a la inseguridad e imprevisibilidad del Derecho. En suma, la ausencia de un
reconocimiento de las decisiones judiciales extranjeras abocaría a situaciones claudicantes y a una
negación de la función propia del Derecho internacional privado: la continuidad de las relaciones
jurídicas en el espacio".
Es evidente que la tutela de los sujetos de las relaciones privadas internacionales peligraría con
estas soluciones, por lo que es necesario superar el principio de soberanía territorial en favor de la
eficacia extraterritorial de las resoluciones judiciales y hacer valer en un Estado la solución que una
autoridad judicial extranjera dio a un litigio de tráfico jurídico externo. Pero, para que dicha
resolución surta efectos más allá de las fronteras del Estado donde fue dictada, es necesario arbitrar
mecanismos destinados a cumplir dicha finalidad porque no existe en Derecho internacional
ninguna regla que obligue a los Estados a conceder eficacia a una resolución extranjera.
El principal mecanismo que el Derecho internacional privado conoce para garantizar la continuidad
de las relaciones jurídicas, así como para asegurar la eficacia extraterritorial de una resolución, es el
reconocimiento de la misma. El reconocimiento se configura como la aceptación por el Derecho del
foro de que la resolución extranjera puso fin al objeto de la controversia y que puede desplegar
determinados efectos en su territorio, es decir, en el ordenamiento del foro se hace valer la
resolución extranjera con sus efectos.
a) En primer término, ha de tratarse de una decisión: la solución proporcionada por una autoridad
extranjera que se quiere reconocer en el foro se contiene en una decisión, entendiéndose por tal "el
acto de voluntad de una autoridad pública extranjera que resuelve una cuestión de Derecho
internacional privado" (A.L. CALVO CARAVACA y J. CARRASCOSA GONZÁLEZ). Las
decisiones extranjeras revisten distintas formas jurídicas: resoluciones judiciales; documentos
públicos; laudos arbitrales y actos públicos. Básicamente nuestro estudio estará centrado en el
reconocimiento de las resoluciones judiciales.
c) El último requisito hace referencia a que la decisión extranjera debe haberse dictado en materia
de Derecho privado. Al Derecho internacional privado le interesan exclusivamente las decisiones
que resuelven cuestiones jurídicas que afectan a particulares o a sujetos que actúan en calidad de
tales. La expresión Derecho privado debe entenderse en sentido amplio, incluyendo la materia civil,
mercantil y laboral.
Quedan fuera del ámbito del reconocimiento que estudiamos las decisiones judiciales extranjeras
dictadas en materia fiscal, administrativa, penal y las relativas a la Seguridad Social, ya que el
reconocimiento de estas decisiones requiere una normativa especial al respecto.
3.3.- Efectos, decisiones y tipos de reconocimiento.
Para determinar los efectos que una resolución extranjera puede tener en el Estado requerido se han
sostenido, principalmente, dos teorías:
a) Tesis de la equiparación de efectos. Conforme a ella, la resolución extranjera debe ser equiparada
a una resolución nacional desplegando los mismos efectos que tendría una resolución dictada en el
Estado requerido. En consecuencia, es el Derecho del Estado requerido el que determina qué efectos
desplegará la resolución extranjera en su territorio (por ejemplo, una resolución argentina
condenatoria al pago de una determinada cantidad de dinero como consecuencia de un
incumplimiento contractual tendría en nuestro país los mismos efectos que tiene una resolución
similar ecuatoriana).
Sin embargo, esta tesis presenta, como ha apuntado un gran sector de la doctrina, los siguientes
inconvenientes: de un lado, el Derecho del Estado requerido puede atribuir a la resolución efectos
que las partes no pudieron prever; de otro lado, la resolución extranjera produciría distintos efectos
en cada Estado donde se solicita el reconocimiento; por último, con la equiparación de efectos se
desnaturaliza la resolución extranjera.
B. Documentos:
a. Documentos públicos y privados.
b. Actos jurídicos públicos o privados.
TIPOS DE RECONOCIMIENTO
1) Reconocimiento restrictivo de fallos extranjeros, este es el caso de países europeos y asiáticos.
En este sistema, existe un reconocimiento de los fallos extranjeros pero bajo ciertas condiciones;
por ejemplo, en Bulgaria, Holanda y la India sólo procede el exequatur cuando existe tratado. En
Canadá, es la Corte quien determina al final del proceso si la sentencia del país extranjero está de
acuerdo o viola la ley canadiense; en el caso del Japón diremos que sí existe reconocimiento
mediante el cumplimiento de ciertos requisitos, considerándose además una evaluación de manera
casuística y subjetiva, esto último debido a la concepción de moral pública y buenas costumbres en
dicho país.
2) Reconocimiento de fallos extranjeros en países más liberales, como los Estados Unidos de
América y países latinoamericanos. El sector predominante de la legislación considera necesaria
para la extraterritorialización de las ejecutorias la existencia de reciprocidad. Este sistema contiene
otra limitación referida a la posible ofensa al orden público internacional de cada país donde se
intente, con lo que se reduce el ámbito de ejecutividad de la sentencia extranjera. Esta limitación de
orden público, no corresponde solamente al sistema de la reciprocidad, sino que constituye una
limitación de carácter general y de aplicación a todos los sistemas. Al representar el sistema de la
reciprocidad un dispositivo de seguridad, no de la aplicación del derecho extranjero sino de la
aplicación del propio en forma extraterritorial, muchos países de concepciones amplias en materia
de Derecho Internacional Privado prefieren adoptar este sistema que, en definitiva, aparece como el
más apto desde el punto de vista práctico para asegurar el resultado de las sentencias dictadas en los
propios territorios, de tal manera que no resulte burlado el derecho subjetivo declarado en el
proceso. En este sistema, al no existir tratados entre los países, es a través de la reciprocidad
existente entre los mismos que se
puede reconocer y ejecutar fallos; por ello, en nuestro país la reciprocidad se presume y sólo quien
la niegue deberá probarlo.
No se reconocen las sentencias dictadas en otro país, como es el caso de países árabes y
musulmanes. En estos países no se reconoce a la sentencia extranjera y como consecuencia, la
decisión existente en ella no será reconocida y tampoco podrá ser ejecutada.
a) Que vengan revestidos de las formalidades externas necesarias para que sean considerados
auténticos en el Estado de donde proceden;
b) que la sentencia, laudo y resolución jurisdiccional y los documentos anexos que fueren
necesarios según la presente Convención, estén debidamente traducidos al idioma oficial del Estado
donde deban surtir efecto;
c) que se presenten debidamente legalizados de acuerdo con la ley del Estado en donde deban surtir
efecto;
d) que el juez o tribunal sentenciador tenga competencia en la esfera internacional para conocer y
juzgar del asunto de acuerdo con la ley del Estado donde deban surtir efecto;
e) que el demandado haya sido notificado o emplazado en debida forma legal de modo
sustancialmente equivalente a la aceptada por la ley del Estado donde la sentencia, laudo y
resolución jurisdiccional deban surtir efecto;
f) que se haya asegurado la defensa de las partes;
g) que tengan el carácter de ejecutoriados o, en su caso, fuerza de cosa juzgada en el Estado en que
fueron dictados;
h) que no contraríen manifiestamente los principios y las leyes de orden público del Estado en que
se pide el reconocimiento o la ejecución.
El art. 3 dispone:
Los documentos de comprobación indispensables para solicitar el cumplimiento de las sentencias,
laudos y resoluciones jurisdiccionales son los siguientes:
a) Copia auténtica de la sentencia o del laudo y resolución jurisdiccional;
b) copia auténtica de las piezas necesarias para acreditar que se ha dado cumplimiento a los incisos
e) y f) del artículo anterior;
c) copia auténtica del auto que declare que la sentencia o el laudo tiene el carácter de ejecutoriado o
fuerza de cosa juzgada.