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IUE

Instituto de Universitario del Ejército.


Instituto Universitario Art. 77 – Ley 24.521
Escuela Superior de Guerra
“Tte Grl Luis María Campos” [Escribir texto]

TESIS

TITULO: “LA DEFENSA DE LAS MISIONES OCCIDENTALES, DURANTE LA

INVASIÓN PORTUGUESA DE 1817.”

Que para acceder al título de Magister en Historia de la Guerra presenta el Maestrando


Mayor Miguel Domingo Escalante Galain.

Director de Tesis: Coronel “VGM” Mg Luis Esteban Dalla Fontana.

Buenos Aires Noviembre, 2014


BIBLIOTECA DIGITAL

TEXTOS SOBRE BOLIVIA

ESPAÑA Y AMÉRICA, PATRONATO, IGLESIA, ÓRDENES RELIGIOSAS,


MEDICINA NATURAL RELIGIOSA

FICHA DEL TEXTO

Número de identificación del texto en clasificación filosofía: 1874


Número del texto en clasificación por autores: 23825
Título del libro: La defensa de las misiones occidentales, durante la invasión
portuguesa de 1817
Autor (es): Mayor Miguel Domingo Escalante Galain
Editor: Instituto Universitario del Ejercito - Tesis de Maestría
Derechos de Autor: Dominio Público
Año: 2014
Ciudad y País: Buenos Aires – Argentina
Número total de páginas: 133
Fuente:
ile:///C:/Users/Hp%20pavilion%20G4/Downloads/TESIS_Defensa_de_las_Misiones_ante_la_in.pdf
Temática: Las misiones
AGRADECIMIENTOS

Este trabajo se hizo posible gracias al desinteresado apoyo de un grupo de


personas que dieron su sostén y su conocimiento para que la tesis pudiera construirse
sobre bases solidas y científicas.
El primer agradecimiento es para el director de esta tesis, el Coronel “VGM” Mg
Luis Esteban Dalla Fontana, excelente educador y apasionado historiador militar, quien
desde un primer momento presento un interés por este tema, producto de la originalidad
del mismo y por presentar un desafío a causa de ello, su dirección fue fundamental para
organizar y dar forma a este trabajo.
Al profesor Enrique Machón, erudito en la historia de Misiones especialmente de
Andresito Artigas, quien me direccionó en la bibliografía y los documentos inéditos que el
poseía en su colección, como así también en otros archivos del país y países limítrofes.
A todos aquellos que colaboraron de alguna manera a que esto fuera posible,
archivistas, bibliotecarios del Museo Mitre y del archivo histórico de la Provincia de
Corrientes.
Por último pero más importante a mi familia, mi esposa Fabiana y mis hijos Julián
y Fátima quienes apoyaron mi decisión de iniciar esta empresa la cual exigió mucho
sacrificio, dinero y tiempo, pero que no dudaron en acompañar mi amor por la historia.
INDICE

TITULO PAGINAS
AGRADECIMIENTOS
INTRODUCCION 1- 6
CAPITULO 1: Antecedentes de la campaña. 7 - 18

1. Situación previa a 1810 8-9


2. Situación desde 1810 hasta 1816. 9 - 11
3. La campaña de 1816. 12 - 18
CAPITULO 2: Influencia de los factores geográfico, 19 - 33
Político, económico y social en el territorio de las
misiones Orientales y Occidentales.
1. Factor geográfico. 19 - 26
2. Factor Político. 26- 29

3. Factor Económico. 29 - 31
4. Factor Social. 31 - 32
5. Conclusiones Parciales. 32 - 33
CAPITULO 3: Ejércitos enfrentados. 34 - 69
1. Ejército Portugués. 34 - 46
2. Andresito Artigas y su ejército criollo guaraní. 46 - 69
CAPITULO 4: Primera Fase de la Campaña. 69 - 85
1. Situación previa. 71 - 72
2. Batalla del Arroyo Catalán. 72 - 75
3. La invasión de las Misiones Occidentales, 75 - 79
primeros combates.
4. Operaciones sobre las misiones al norte del rio 79 - 80
Uruguay.
5. La retirada de Andresito y la posición de 80 - 84
Corrientes.
6. Conclusiones parciales. 85
CAPITULO 5: Segunda Fase Operaciones sobre el 86 - 101
Paraná.
1. Situación general en la Banda Oriental. 86 - 87
2. Las operaciones sobre le Paraná y el combate 87 - 92
de Ibiratingay.
3. Intento de sedición de Corrientes. 92 - 97
4. La incursión Paraguaya. 97 - 98
5. La retirada Portuguesa. 98 - 100
6. Conclusiones parciales. 100 - 101
CAPITULO 6: La Batalla de Apóstoles. 102 - 120
1. Movimientos previos. 102 - 104
2. La batalla de Apóstoles de Acuerdo a las 105 - 110
primeras fuentes documentales.
3. Análisis particular. 111 - 115
4. Síntesis realizada por el autor en torno a la 115 - 116

I
batalla.
5. Acciones Posteriores. 117 - 118
6. Consecuencias inmediatas. 118
7. Conclusiones parciales. 118 - 120
CONCLUSIONES FINALES 121 - 125
BIBLIOGRAFIA 126 - 129

II
INTRODUCCIÓN

1) Antecedentes y justificación

Desde la expulsión de la Compañía de Jesús de América, la provincia de las


Misiones había quedado prácticamente desguarnecida. Las órdenes de los Franciscanos y
de los Mercedarios asumen la tarea de evangelización, el Cabildo de Corrientes, el manejo
político del sector occidental y el Cabildo de Montevideo del sector oriental. Ante esto se
produjo una diáspora guaraní hacia la selva, y las antiguas Misiones se poblaron con
criollos y con algunos guaraníes quienes mantuvieron su precaria organización que parecía
abandonada por el poder español.

La Revolución de Mayo marcó un nuevo futuro para las localidades asentadas en


las antiguas Misiones a la orilla del río Uruguay. La misión de Belgrano hacia el Paraguay,
con la creación de Curuzú Cuatiá y el reglamento para la organización política de las
Misiones, sellaba un nuevo comienzo, pero la amenaza portuguesa se empezó a ceñir con
más fuerza que las invasiones del siglo XVIII.

La figura de José Gervasio Artigas y su proyecto federal mostró una imagen de


liderazgo a la cual los guaraníes y criollos de las antiguas Misiones siguieron con
admiración. En ese marco surge el protagonismo de un guaraní educado en Santo Tomé
(Corrientes) por sacerdotes mercedarios: Andresito Guaçurarí o Andrés Artigas, como
firmaba en sus misivas. Apadrinado por Artigas, Andresito se convierte en su mano
derecha en la lucha contra los portugueses y pasó a ser la autoridad de defensa más
importante del litoral ante el abandono del directorio de Buenos Aires.

La campaña defensiva del Uruguay del año 1817 fue uno de los hechos de armas
que protagonizó Andresito en su lucha contra los portugueses, y que caracterizó la historia
de muchas localidades correntinas y misioneras. Actualmente, estas ciudades quieren
reivindicar este hecho como un antecedente de su aporte histórico, concretamente, de la
lucha por la independencia nacional ante la dominación lusitana y española.

Existe muy poca bibliografía referente al tema elegido de la tesis; el material que se
encuentra no considera a las operaciones militares desarrolladas durante el año 1817 como
una campaña única.
1 - 129
Cuando el autor de este proyecto estaba destinado a la localidad de Apóstoles,
empieza a conocer los hechos que generaron esta campaña y en especial el relativo a la
batalla de Apóstoles; nace un interés por conocer en profundidad el desarrollo de esta
batalla, razón por la cual emprendió la recolección de datos que ilustraron este hecho. En el
año 2007, la municipalidad de la ciudad de Apóstoles, conjuntamente con el Regimiento de
Infantería de Monte 30, tuvieron la idea de recrear la batalla de Apóstoles, pero los datos
históricos estaban incompletos o no pormenorizaban aspectos militares importantes para
poder materializar la recreación. En el año 2009, la recolección de datos y análisis de estos
aspectos militares permitió la realización de la recreación de la batalla de Apóstoles como
hecho culminante de la campaña de 1817; resultó un éxito y un importante aporte a la
historia de esta ciudad.

Teniendo en cuenta que los datos surgidos de esa investigación no fueron


publicados y que la mayoría de los historiadores toman esta batalla como un hecho aislado
sin encuadrarla en la campaña de 1817, el autor elige este tema para la tesis de la Maestría
de Historia de la Guerra para intentar dejar un aporte escrito que contribuya con la entidad
histórica de la región y de las localidades que fueron protagonistas de esta campaña.

2) Planteo del problema

Pregunta inicial: ¿En qué medida los hechos militares producidos durante la
invasión portuguesa de 1817 permiten confirmar las acciones de Andrés Artigas como una
campaña militar?

3) Objetivos de investigación

1. General:

Analizar los hechos militares y sus efectos durante la invasión portuguesa de 1817
para elaborar un documento histórico-militar de la campaña, a fin de delimitar su inicio, su
final y sus principales combates y batallas.

2. Específicos:

2 - 129
Definir cuál fue la participación que tuvieron los actores estratégicos en esta
campaña.

Realizar una carta de situación geográfica de la campaña y de los combates y


batallas.

Determinar si existió una asimetría en la organización, equipamiento, tácticas


empleadas y mandos de los ejércitos enfrentados que influyera en el resultado de esta.

Puntualizar los hechos militares de este teatro de operaciones, y en especial el


desarrollo y las consecuencias de la batalla de Apóstoles.

4) Hipótesis general de trabajo

A la luz de la doctrina vigente, demostrar que las operaciones militares


desarrolladas en defensa de las Misiones Occidentales durante el año 1817, al mando de
Andrés Artigas, constituyeron una campaña, cuyo inicio se dio a partir de la derrota de
Catalán y su final fue la batalla de Apóstoles.

5) Aspectos sobresalientes del marco teórico

Los primeros antecedentes escritos sobre esta campaña son: el parte oficial del
brigadier Chagas y la obra del sacerdote brasileño Joao Pedro Gay. Esta última, titulada
“Historia da República Jesuítica del Paraguay”, fue publicada en Río de Janeiro en 1863 —
existe una copia en la Biblioteca Nacional de Maestros, con notas manuscritas de Leopoldo
Lugones—. En esta obra el clérigo recoge datos de protagonistas que ilustran sobre la
historia de las misiones jesuíticas.

En la historiografía argentina se puede nombrar como un primer antecedente: “La


invasión Lusitana, Artigas y la Defensa de la Banda Oriental”, capítulo III, escrito por
Emilio Loza, en el Volumen VI de la Historia de la Nación Argentina de la Academia
Nacional de la Historia, cuyo director fue Ricardo Levene. En este texto se da una
importante orientación respecto a la búsqueda de fuentes documentales, y se mencionan las
cartas de Andresito hacia Artigas y viceversa que se encuentran en el museo Mitre. Estas
cartas, que son abundantes, marcan aspectos importantes sobre la conducción del ejército

3 - 129
de Andresito, su empleo y logística; sin embargo, en esta colección no hay ninguna que
haga referencia directa a la batalla de Apóstoles, se nombran solo algunos de los otros
combates. En el Archivo Histórico de la provincia de Corrientes se pueden encontrar
algunas cartas de Andresito a Artigas en las que cuenta sobre los combates contra los
portugueses en la campaña de 1817, en la aproximación hacia Apóstoles.

La obra de historiadores regionales da un importante aporte. Es el caso de “La


Historia de La Provincia de Corrientes” de Hernán Félix Gómez, en la cual se pueden
conectar fuentes que contribuirían con datos para analizar la campaña.

Otro trabajo de gran relevancia es el de Savoini, Juan L.: “Andrés Guacurary y


Artigas – La destrucción de las Misiones Occidentales”, donde describe la campaña de
1817 en forma sintética, sin profundizar en aspectos militares y con algunos errores en la
apreciación y definición de dicha campaña. Este autor la divide en campaña del Uruguay y
del Paraná de 1817, sin tener en cuenta que las fuerzas, los mandos y los objetivos eran los
mismos. También posee algunos errores en la descripción de la batalla de Apóstoles con
respecto a fechas y ubicación geográfica de las tropas, aspecto que es aclarado por
Francisco Machón, gracias al análisis del parte portugués de la batalla; no obstante, a pesar
de estas cuestiones, es una muy buena referencia de base.

“Andresito Artigas en la Emancipación Americana”, escrita por Salvador Cabral,


menciona los antecedentes y prolegómenos de la campaña en forma pormenorizada, pero
se explaya muy poco en su desarrollo.

La primera obra nacional que toma como tema central la campaña de 1817 es
escrita por Jorge Francisco Machón, en el XV Encuentro de Geohistoria Regional, llevado
a cabo en Gobernador Virasoro, Corrientes, el 8 y 9 de septiembre de 1995. En esta obra se
evidencia el aporte de transcribir el parte oficial del brigadier Chagas, extraído de las
memorias de Manuel Joaquim de Almeyda Coelho, autor de la obra en portugués
“Memoria Historica do extinto Regimento D`Infantaria de linha da Provincia de Santa
Catharina”, escrita en 1850. El aporte documental de esta obra es importante, pero no deja
una clara conclusión científica en aspectos militares sobre su resultado.

4 - 129
La obras de Esteban Snihur “Enciclopedia. La Herencia Misionera” y,
posteriormente, “Andrés Guacurarí Artigas y la Batalla de Apóstoles”, nos refieren al
hecho específico de la batalla de Apóstoles con un buen relato, aunque corto, y con una
descripción resumida basada en datos que si bien fueron obtenidos por bibliografía,
análisis de hallazgos arqueológicos y factores geográficos, no están debidamente
expresados y comprobados en la obra. Esta responde más a la elaboración de una
bibliografía básica para los que quieran tener una aproximación al tema.

Todos estos escritos, si bien relatan en forma esquemática los hechos ocurridos
durante la campaña y la batalla de Apóstoles, no profundizan en los aspectos militares, el
terreno, las fuerzas enfrentadas, los principios de la guerra empleados, las características de
los comandantes, los medios logísticos, ni la relevancia de los resultados, aspecto que este
trabajo intenta demostrar.

6) Metodología empleada

Esta investigación comenzará como un estudio exploratorio ya que deberá


examinarse un tema poco estudiado del cual se tienen muchas dudas o no se ha abordado
antes. En el inicio, se pesquisará en la bibliografía básica referida al tema y se armará un
esquema general. En cuanto la exploración sea fructífera, se podrá efectuar un estudio
descriptivo que busque especificar las propiedades, características y cualquier otro dato
que, sometido a un análisis, pueda dar una mayor precisión a los resultados del tema.

Para lograr este cometido, se examinarán partes de batalla, cartas manuscritas de los
protagonistas, documentos oficiales y cualquier otro aporte documental escrito que pueda
ser obtenido de los archivos históricos de la provincia de Corrientes, Archivo Nacional de
la República Argentina y Archivo Nacional de la República Oriental del Uruguay.

También se analizaran las fuentes arqueológicas que existan en los museos y


colecciones privadas de las ciudades que fueron sede de esta campaña para ubicar el lugar
de su hallazgo, y de esta manera hacer una carta de situación geográfica de la campaña y
especialmente de las batallas y combates.

El estudio de los aspectos tácticos será efectuado con las reglamentaciones de época
para lo cual se utilizarán: el reglamento de las milicias portuguesas de 1808, los
5 - 129
reglamentos británicos de las guerras napoleónicas 1795–1815 y la reglamentación
española de este periodo; para el estudio de las tácticas particulares de las montoneras
artiguistas nos remitiremos a los relatos de los protagonistas. Finalmente, se compaginarán
los datos obtenidos para alcanzar los objetivos generales y específicos.

7) Relevancia de la investigación

En el ámbito de la Maestría de Historia de la Guerra, presentar el tema de la


campaña militar de 1817 en las Misiones Occidentales tiene relevancia en términos de
difusión y empleo como fuente de referencia en el estudio de campañas militares, con
características de guerras asimétricas y en ámbitos geográficos particulares. Es más, esta
tesis profundiza y completa el estudio de aspectos militares que los otros autores que hacen
referencia al tema no incluyeron, lo que le da cierta originalidad. Tiene, además, una visión
imparcial y académica que permite que sea el lector el que dé un juicio de valor sobre los
hechos acontecidos en este periodo.

El análisis integrado de varios aspectos de la investigación histórica como, por


ejemplo, el análisis de documentación inédita, el estudio de restos y del terreno abre una
nueva oportunidad para nuevos trabajos de investigación, tanto para la historia militar
como para las otras ciencias.

Finalmente, este trabajo contribuirá al conocimiento tanto de la historia del noreste


argentino como del líder guaraní, Andresito Artigas, dentro de ámbitos académicos que no
lo habían tratado anteriormente; permite de esta manera, un análisis imparcial fuera de la
provincia de Misiones donde es considerado prócer, o de la provincia de Corrientes donde
es considerado invasor, para arribar a una idea general de su contribución al proceso
independentista de las potencias monárquicas europeas.

6 - 129
CAPÍTULO 1

ANTECEDENTES DE LA CAMPAÑA

Objetivos: describir en forma general los antecedentes que prepararon el escenario


donde se desarrollará el tema a investigar. Para lograr este objetivo, se hizo hincapié en
delinear la situación de los actores estratégicos y de las operaciones militares previas al
inicio de la invasión portuguesa de 1817.

Metodología: en el análisis de este capítulo, se estudiarán los antecedentes que


prepararon las acciones la campaña de 1817. Se dará especial atención a los actores y a su
lenguaje estratégico enmarcado en la situación histórica, para lo cual es importante tener en
cuenta los siguientes conceptos:

“Los actores de la estrategia son entes capaces de determinar sus fines y emplear
racionalmente sus medios para alcanzarlos.

Por lo tanto, pueden ser actores estratégicos los Estados, grupos de Estados,
grupos sociales o instituciones nacionales o internacionales.

Los actores para concretar sus fines necesitan influir sobre otros, de manera tal
que la conducta de los segundos se modifique en el sentido que los primeros desean e
impulsan. Para ese logro, ejecutan una variedad de acciones: mensajes, gestos, amenazas,
conciliaciones y —llegado el caso— empleando la fuerza. Se establece de esa manera una
interacción en la cual los actores estratégicos tratan de influir sobre los demás mediante
la utilización de un cierto idioma, susceptible de comprensión por las partes involucradas
en los coloquios de este tipo. Este idioma conforma el lenguaje estratégico, posible de
definir como: el conjunto de palabras gestos y acciones con el cual los actores
estratégicos intentan influir sobre la conducta de otros actores”1.

De acuerdo con estas definiciones y teniendo en cuenta el hecho histórico, se puede


estudiar la participación de Portugal, España, Paraguay, las Provincias Unidas del Río de la
Plata y la Banda Oriental como actores directos del conflicto. Estos tuvieron una

1
Escuela Superior de Guerra Teniente General Luis María Campos, “Bases para el Pensamiento
Estratégico”. Tomo I. Estrategia Militar. Buenos Aires: Docencia, 1994.
7 - 129
participación categórica en el desarrollo de la campaña militar estudiada. Por lo demás, la
intervención del Reino Unido de Gran Bretaña y Francia si bien tuvo influencia, no fue
decisiva en forma directa, excepto en las tácticas empleadas por el ejército portugués; por
eso no serán estudiados como actores estratégicos en este capítulo.

1. Situación previa a 1810

Las luchas por la Banda Oriental y por las Misiones Orientales fueron constantes en
el siglo XVIII. Esto se debió en gran parte a la expansión portuguesa en detrimento de las
posesiones españolas, ignorando el Tratado de Tordesillas que establecía las fronteras entre
ambos reinos. A partir de 1680 los portugueses ocuparon la costa sur de la Banda Oriental
y fundaron la Colonia del Sacramento que se constituyó en el centro del contrabando del
Río de la Plata; fueron expulsados en dos oportunidades por los españoles de Buenos Aires
y volvieron a ocuparla debido a la mala diplomacia hispana.

“En 1750 se firmó el Tratado de Permuta, por el cual Portugal devolvía la colonia
a España, y esta cedía en compensación el territorio comprendido entre los ríos Uruguay
e Ibicuy (Rio Grande del Sur), en el que se hallaban siete pueblos de las Misiones
Jesuíticas. Esto dio origen a la guerra guaranítica, al resistirse los indios de esas misiones
pasar a depender del Portugal.

Pero las dificultades puestas por los portugueses para el cumplimiento del tratado,
avanzando dentro de territorio español y reforzando las defensas de la Colonia de
Sacramento, hicieron que Carlos III lo denunciara el 19 de septiembre de 1760 y
declarara nulo lo hecho para cumplirlo, dejando las cosas como estaban antes. A pesar de
ello, los portugueses no devolvieron las tierras que habían ocupado”2.

Las campañas de Pedro Ceballos y la creación del virreinato del Río de la Plata
pusieron un freno a las ambiciones portuguesas, pero estas se reanudaron nuevamente en
los inicios del siglo XIX. A mediados del año 1801, se había desarrollado en Europa un
conflicto entre España y Portugal que influyó en el desarrollo de operaciones militares en
América: un ejército formado por 60.000 españoles atacó Portugal como represalia por no
unirse al bloqueo decretado por Napoleón. Al inicio se tomaron algunas plazas fronterizas,

2
SORIA, Diego Alejandro. “La guerra de los siete años en el Río de la Plata”, Revista Militar, N.º 717,
Mayo-Agosto 1987 Buenos Aires, Argentina, p. 103.
8 - 129
entre ellas Olivenza; después de ser derrotado el ejército portugués en Arroches, el 6 de
julio, finalizaba la guerra con la firma de un armisticio. A este conflicto se lo denominó
como la guerra de las Naranjas, porque los soldados españoles cortaron algunos ramos de
naranjas en las inmediaciones de Olivenza y los entregaron al primer ministro Manuel
Godoy quien a su vez se los regaló a la reina María Luisa.

Durante este conflicto, Portugal había aprovechado esta situación en América,


iniciando la ocupación de los siete pueblos de las Misiones Orientales: San Nicolás, San
Luis, San Ángel, San Borja, San Lorenzo, San Miguel y San Juan (Anexo 1: Mapa de la
distribución de las Misiones). En estas operaciones fueron empleados: el Regimiento de
Dragones del Río Pardo, fuerzas de milicias y voluntarios a las órdenes del marqués de
Souza, apoyados por estancieros riograndenses.

Sucedieron algunos enfrentamientos menores de los cuales los lusitanos salieron


victoriosos. Las tropas españolas con el objetivo de recuperar los pueblos misioneros,
intentaron una maniobra envolvente en las cercanías de Melo, pero no pudieron lograr su
cometido. Una vez lograda la paz, los portugueses continuaron ocupando las Misiones
Orientales.

2. Situación desde 1810 hasta 1816

El 25 de mayo de 1810 generó un nuevo desarrollo en las relaciones estratégicas de


los países de la región. La situación europea hacía surgir el sentimiento independentista
que por ahora confluía en una junta gubernativa compuesta por criollos y a la que Paraguay
no se adhirió, permaneciendo aislada de Buenos Aires y de España. Esta junta ordenaba la
primera acción militar contra Paraguay que, aunque fracasó, logró hacer prender el ideal
independentista gracias a la acción ideológica de Belgrano. La Banda Oriental permaneció
leal a la corona española, quedando a cargo del virreinato el gobernador de Montevideo,
Francisco Xavier de Elío. Es en dicho territorio donde surge el grito de Asencio y donde
Artigas con otros patriotas decide unirse a la junta de Buenos Aires.

A causa de la invasión de Francia a España y por consejo del Reino Unido, Portugal
debe apoyar al bando realista en contra de la junta de Buenos Aires.

9 - 129
“La corte de Portugal se hallaba desde 1811 instalada en Río de Janeiro por haber
tenido que ir de Lisboa como resultado de la invasión napoleónica. Años hacía que se
venía intrigando desde esa corte, en la cual figuraba Carlota de Borbón, hermana del Rey
de España, Fernando VII, que aspiraba a quedarse con todos estos territorios
argumentando lazos de consanguinidad y a hacerse coronar “Reina del Río de La Plata”.
Ya hemos visto cuánto estorbaron estos planes, que no eran mal vistos por algunos de los
principales protagonistas de la revolución de Mayo, el desarrollo de la revolución
emancipadora y la resistencia inquebrantable que les opuso Artigas en todo momento”3.

El 26 de mayo de 1812, se firmó entre Buenos Aires y la corte portuguesa el


Tratado Nicolás Herrera–Juan Rademaker. Este nuevo tratado cambiaba el rol de los
lusitanos hacia Buenos Aires y debilitaba el papel de Artigas. El enfrentamiento entre
Artigas y Buenos Aires se acrecentó y la relación terminó por quebrarse completamente
con su abandono del sitio de Montevideo, siendo Artigas declarado traidor. El directorio
siguió con el sitio de Montevideo, y después de una acción conjunta entre Brown y las
tropas de Alvear, terminó por rendirse el 20 junio de 1814; finalmente fue ocupada por las
tropas de Buenos Aires.

Al finalizar las guerras napoleónicas en la batalla de Waterloo y al ser reformada la


carta de Europa por el congreso de Viena, Portugal entró de nuevo en una época de paz,
pero bastante perjudicado pues obtuvo muy pocas concesiones.

En 1815 Artigas recuperó Montevideo, ocupada hasta entonces por las tropas
porteñas, y convocó, el 29 de junio de 1815 en Concepción del Uruguay, al Congreso de
los Pueblos Libres. Allí estaban los diputados por la Banda Oriental, Corrientes, Santa Fe,
Córdoba, Entre Ríos y Misiones. Sus primeros actos fueron: jurar la independencia de
España, izar la bandera tricolor (igual a la de Belgrano, pero atravesada por una franja roja,
símbolo del federalismo), y resolver no concurrir al Congreso de Tucumán, convocado por
el directorio, en protesta por la actitud del gobierno porteño de fomentar la invasión
portuguesa de la Banda Oriental para terminar con Artigas.

3
LASPLACES, Alberto. “José Artigas Protector de los Pueblos Libres”, 1.ª ed., Madrid: Espasa Calpe S.A.,
1933, pp. 167–168.
10 - 129
España, la otrora enemiga de Portugal, se encontraba ahora en una situación de
conveniencia de intereses, y con la caída de Montevideo se hallaba enfrentada a los
revolucionarios en el Alto Perú y esperaba en Chile los refuerzos de Europa que vendrían
desde Lima.

En Portugal, como consecuencia de las exigencias de la guerra, se había constituido


un partido militar que ejercía influencias sobre la corte de Río de Janeiro. Este partido tenía
en su poder un ejército capacitado en una guerra continental —que había servido con el
Reino Unido de Gran Bretaña— y un gran número de oficiales y soldados. Esto generó la
idea de conquistar la Banda Oriental por la fuerza, invocando la restauración monárquica,
con el fin de quitarles este territorio y de ser posible los demás territorios limítrofes de las
Provincias Unidas del Río de la Plata que iniciaban negociaciones independentistas en el
congreso de Tucumán. Además, Portugal se beneficiaba de las diferencias entre Artigas y
las Provincias Unidas, con las cuales no compartía su proyecto federal, y por ello
convulsionaba y separaba las provincias del litoral del ejido del directorio.

“El Reino de Portugal aprovechará este antagonismo en su beneficio. Debe


recordarse que en 1812 habíase suscripto un compromiso con el enviado (Rademaker)
mediante el cual la corona de Braganza respetaría la integridad territorial del Río de la
Plata. Pero si Artigas proclamaba la independencia de la Banda Oriental, la cuestión
asumía otro cariz […]. En torno de esta postura han de desarrollarse los hechos a partir
de 1815, agravados por el hecho de que las dos princesas de Brasil se comprometieron en
matrimonio con los hermanos Fernando VII y Don Carlos […]”4.

Artigas posee la visión de unir la Banda Oriental y el litoral en contra de Portugal y,


como medida previa al inicio de las hostilidades contra los lusitanos, decide desalojar a las
fuerzas paraguayas que habían ocupado las Misiones paranaenses. Esta tarea la realiza
Andresito Artigas (personaje principal de esta tesis que será tratado en forma particular en
los siguientes capítulos), acompañado del padre Fray José Acevedo —religioso a quien él
llamaba compañero y segundo en jefe de las tropas milicianas guaraníes—, quien reúne
más fuerzas, y el 12 de septiembre de 1815 reconquista Candelaria, Santa Ana, Loreto, San
Ignacio Miní y Corpus.

4
RUIZ MORENO, Isidoro J. “Campañas militares argentinas: la política y la guerra” Buenos Aires: Emecé,
Memoria Argentina 2005, p. 207
11 - 129
3. La campaña de 1816

Las condiciones al año siguiente estaban dadas para que Portugal pudiera comenzar
a empeñarse en forma más protagónica en la Banda Oriental.

“Así fue como a principios de 1816 comenzaron a arribar a Río de Janeiro los
transportes trayendo los primeros batallones del llamado Ejército de Voluntarios Reales,
soldados europeos a quienes se encargaría la conquista de la Banda Oriental. Llegaron a
la capital del Brasil unos seis mil hombres, con todas sus armas, pertrechos, municiones,
etc., que, como se comprenderá, tratándose de soldados que se habían medido
ventajosamente con los ejércitos napoleónicos, eran de lo más perfecto y poderoso del
mundo en aquella época. Con ellos arribaron también sus generales, el más prestigioso de
los cuales, y al que se le encargaría de la dirección de la expedición, era Carlos Federico
Lecor, que había luchado a órdenes de Wellington, el que le tenía grandísima estima,
hasta el punto de haberle confiado el mando de una división anglo-portuguesa, que se
distinguió mucho en la guerra contra los generales franceses. Por otra parte, Juan VI,
disgustado por haber obtenido tan pocas ventajas en el congreso de Viena, resolvió
instalarse definitivamente en Río de Janeiro, elevando al Brasil de la categoría de colonia
a la de reino, incorporándolo directamente a Portugal y a Algarves. Todos estos factores
coincidieron y fueron preparando la conquista a la Banda Oriental, ya planeada con
mucha anticipación”5.

Artigas decide organizar la defensa de los territorios de la Liga de los Pueblos


Libres, amenazada por las fuerzas portuguesas de Lecor, con una ofensiva general que
tiene como objetivo conquistar el territorio de Río Grande y las Misiones Orientales
mediante dos ejes de avance: uno de oeste a este que atacaría por el norte del río Ibicuy, al
mando de Andresito Artigas, y una columna principal que avanzaría de sur a norte por la
margen oriental del río Uruguay.

El orden de batalla de las fuerzas de Artigas se constituyó de la siguiente forma:

Comandante general en Jefe: D. José de Artigas.

Mayor general: D. Andrés de Latorre.


5
LASPLACES, Alberto. Ob. cit., pp. 168-169.
12 - 129
División Andresito: compuesta por mil milicianos gauchos y guaraníes de infantería
y caballería, a cargo de la columna con responsabilidad de atacar al norte del río Ibicuy.

División Sotelo: al mando de 800 milicianos e indios charrúas, minuanes y


guaycurúes.

División Otorgués vanguardia: compuesto por el Regimiento de Milicias de San


José, Escuadrones de Dragones provenientes del cuartel general de Cerro Largo, y una
compañía de milicias de Cerro Largo con 300 carabinas y 400 sables.

División Entre Ríos: al mando de Verdún con 800 milicianos e indios charrúas,
minuanes y guaycurúes.

División Artigas: con 1000 hombres del Regimiento de Caballería de Blandengues,


500 milicianos y una compañía de milicias de Río Negro.

Esta fuerza ofensiva tenía un total aproximado de 5000 hombres y estaba


custodiada en su retaguardia por fuerzas de protección móviles, constituidas por las
milicias departamentales de Soriano, Colonia, San José, Canelones, División Rivera y las
fuerzas fijas del Fuerte Santa Teresa y la Plaza de Montevideo. Además, este ejército
estaba apoyado por el tren volante y parque en Canelones y por corsarios que protegían el
río Uruguay.

Artigas tiene las primeras noticias sobre la invasión lusitana en la primera quincena
de 1816:

“El once de dicho mes, remitió Andresito una carta anónima, fechada en Río de
Janeiro el 20 de diciembre de 1815, en la cual entre otras noticias el informante
anunciaba sin lugar a dudas la invasión de la Banda Oriental para abril de ese año o
mayo del año siguiente (1816), denunciando la existencia de un manejo de intrigas en las
que estarían comprometidos los hombres de Buenos Aires. Dos días después la circuló a
las autoridades de su dependencia. Esta información confirmaba —las noticias privadas—
que ya poseía el caudillo, induciéndole a adoptar la firme resolución —que mantuvo

13 - 129
inconmovible con firmeza ejemplar mientras estuvo en condiciones de luchar por la
libertad de su patria Oriental— de defender su suelo hasta dar la última gota de sangre”6.

Las acciones iniciales preveían la necesidad de proteger a las Misiones


Occidentales contra un ataque o una invasión sorpresiva, y de organizar y alistar a las
fuerzas para defenderse de la anunciada invasión portuguesa, cuyo objetivo, de acuerdo
con la inteligencia previa, era la de ocupar todo el territorio hasta el Paraná (Banda
Oriental, Entre Ríos, Corrientes y Misiones Occidentales).

Desde su cuartel general, en Purificación, Artigas escribe a Andresito ordenándole


que evite todo tránsito a través de río Uruguay y que abandone Candelaria; deja en
observación del Paraguay al Capitán Miño con alguna fuerza, y él se situará en Santo
Tomé, para cubrir desde allí los pueblos de La Cruz y de Yapeyú.

“El 18 de enero le remitió de dos a tres mil cabezas de ganado para el


mantenimiento de las tropas y el 23 del mes siguiente le comunicó que por informaciones
de la guardia de Tacumbú sabía que del otro lado del Guarrey (sic) había 400
portugueses, ordenándole que observase la misma conducta que estos, simulando
movimientos y presencia de tropas en todas partes”7.

En junio el general Chagas, con 500 hombres, se encontraba en San Javier.


Paralelamente se aproximaban fuerzas portuguesas a la frontera, y la división de Laguna
era reforzada con un batallón de artillería y cañones. Artigas, que se encontraba en una
actitud defensiva, no consideraba de preocupación este movimiento, ya que se hallaba en
un alto grado de alistamiento y con equipo y armamento completos. Pero en sus misivas
tranquilizaba a Andresito, comunicándole el envío de 80 fusiles con bayonetas nuevas, un
balero y plomo para hacer balas, pólvora y un cajón de cartuchos a fin de que se formase
en Yapeyú una compañía que serviría de guarnición y defensa de ese pueblo.

“También alentaba a los pueblos de las Misiones Occidentales para que


desarrollasen la industria de la pólvora y daba directivas para activar la agricultura y el

6
LOZA, Emilio. “La invasión Lusitana, Artigas y la Defensa de la Banda Oriental”. En: LEVENE, Ricardo.
Historia de la Nación Argentina, Academia Nacional de la Historia, volumen VI, pp. 177-178.
7
“La invasión Lusitana, Artigas y la Defensa de la Banda Oriental”. Ob.cit., p. 179
14 - 129
comercio, con el objeto de remediar las necesidades, inspirar a los naturales el amor al
trabajo y allegar recursos para comprar armas y todo lo preciso”8.

Artigas elaboraba el plan de adelantarse a los portugueses, invadiendo las Misiones


Orientales con las fuerzas de Andresito para dividirlos, atacando por el centro, mientras
Fructuoso Rivera y Otorgués lo hacían por la costa este, quería obligar a los portugueses a
abandonar las fuerzas que convergerían sobre Montevideo para reforzar a las Misiones
Orientales. Esto exigía a las fuerzas de Artigas a batirse en forma convencional en
combates campales contra fuerzas experimentadas, en vez de utilizar la guerra de guerrillas
y la lucha irregular, actividad en la cual sus fuerzas milicianas tenían mayor ventaja;
inclusive, San Martín y el director supremo Pueyrredón tenían la idea de que Artigas, con
la guerra de montoneros, podría contener a los portugueses en las fronteras de la Banda
Oriental y del río Uruguay.

“Las columnas portuguesas al mando de Lecor constituían una fuerza de 4800


hombres divididos en dos brigadas, cada una con dos batallones de infantería a ocho
compañías cada una y un cuerpo de artillería con baterías a cuatro piezas”9.

Estas fuerzas se complementaron en Santa Catalina con las fuerzas del general
Xavier Curado.

Los primeros encuentros entre las fuerzas contendientes sucedieron en los ulteriores
combates de Ibirapuita Chico y Sao Borja. En este último, Andresito sitió a las fuerzas de
Chagas, combate en el cual se centra un buen antecedente del mando en operaciones de
Andrés Artigas. Es por ello necesario relatar en profundidad este encuentro:

“No encontrando obstáculos, Andrés Artigas continuó avanzando hacia San


Francisco de Borja, que tenía en ese año una población de 2.000 habitantes, y estaba
defendida por una guarnición que contaba con catorce cañones. Al amanecer, del 21 de
septiembre, los guaraníes rodearon a un tiro de pieza la plaza sitiada, a son de marchas
marciales con la finalidad de infundirse valor, ya que gran parte de aquellos improvisados

8
De Artigas a Andresito. Purificación, 26 de Marzo de 1816. Museo Mitre, contribución documental para la
historia del Río de la Plata, Tomo IV, pp. 84-86.
9
O Exercito na Historia do Brasil Tomo II, Biblioteca do Exercito, Río de Janeiro: Ed Salvador, 1998, p. 22.
15 - 129
combatientes no tenían armas, de manera, que durante la lucha, cuando un indio guaraní
caía muerto, un compañero levantaba su arma y ocupaba su lugar en el combate.

Andresito no empleó ninguna táctica militar que se aplicaba generalmente en el


sitio de un pueblo, pero al mismo tiempo se observaba en el ejército mucha disciplina […].

El Brigadier Das Chagas Santos, Comandante de la frontera de las misiones, no


había tomado los recaudos necesarios para el caso de un prolongado sitio dentro de la
plaza, estando a 130 leguas de la capital y 80 leguas del ejército más cercano. Así […]
porque fuera de la artillería sin artilleros, pólvora y municiones que tenía bastante, todo
lo demás carecía para mantener a más de dos mil personas de ambos sexos y diferentes
edades, de las familias de los indios y otras extra naturales que existían o se refugiaron en
la plaza contando con la protección de los portugueses […]”10.

Das Chagas Santos tenía solo 120 hombres, entre integrantes de la caballería
portuguesa y la caballería guaraní, cuando el 13 de septiembre se le incorporaron 85
soldados de la Compañía de granaderos, en tanto los milicianos de la caballería protegían
la quinta.

El capitán José María da Gama Lobo fue nombrado mayor de la Plaza Brasilera,
mientras que el alférez Antonio Agostinho Capistrano, con treinta granaderos, formó un
piquete que debía prontamente acudir al punto donde fuera necesario o donde la avanzada
del ejército de Andresito diere mayor peligro a los sitiados. Después de tres días de sitio, el
comandante Andresito intimó al brigadier Das Chagas Santos la rendición de San Borja, en
los siguientes términos:

“Señor General de las tropas de San Borja.

Hallándose mis tropas con decidido ánimo de asaltar la plaza, tengo a bien poner
en consideración de V.S. su rendición dentro de tres horas, pues entrando bajo el fuego se
pasarán a degüello todo enemigo, y aun caerán tantos inocentes, y para evitar esta gran
efusión de sangre que amenaza, será mejor que rinda V. S. las armas y entregue los
pueblos a sus dueños que vienen a rescatarlos, pues no es otro el fin que nos anima a

10
SAVOINI, Juan Luis. “Andrés Guaçurary y Artigas, La destrucción de las Misiones Occidentales”.
Instituto Superior del Profesorado. Santo Tomé, 1990, p. 66
16 - 129
derramar la última gota de sangre, sino lo nuestro nativo quitado con ignominia el año
1801 como a V. S. debe ser notorio.

Saludo a Usted desde este mi cuartel sitiador el 24 de septiembre de 1816.

Andrés Artigas”11.

Al cumplirse el plazo de la nota las fuerzas portuguesas recibieron varias


arremetidas, pero fueron rechazadas. Los oficiales subalternos le sugirieron a Das Chagas
romper el cerco durante la noche y escaparse, pero esta opción fue rotundamente
reprobada. Al otro día Andresito intima nuevamente al jefe lusitano la rendición, pero es de
nuevo ignorada a pesar de cumplirse el plazo; esta vez esperan los refuerzos que llegarían
desde Yapeyú con Pantaleón Sotelo quien es sorprendido por las fuerzas del teniente
coronel José Abreu.

El 28 de septiembre se produjo un asalto que penetró en la ciudad, pero fue


rechazado por la resistencia de los granaderos del Regimiento Santa Catalina. Estos
destruyeron los cañones sitiadores y pudieron enviar estafetas a solicitar auxilio a las
fuerzas del teniente coronel José Abreu que se encontraba en camino desde Alegrete.

Las fuerzas de auxilio portuguesas llegan el 3 de octubre de 1816 por el sur y


obligan a los sitiadores a batirse en campo abierto. Andresito se enfrenta, al sur de San
Borja, en un bañado rodeado de palmeras, motivo por el cual se lo conoce con el nombre
del combate del Palmar.

Los portugueses se presentan con 630 hombres y con dos piezas de artillería.
Andresito divide sus fuerzas en cuatro grupos, enfrentándose a las fuerzas de Abreu y
Chagas que desde el sitio apoyaron a sus auxiliadores. Las fuerzas guaraníes se baten por
dos horas en un combate feroz y, con sus tácticas montoneras, evitan su aniquilamiento y
se repliegan en dirección de los cuatro puntos cardinales para reagruparse posteriormente
en Santo Tomé. En este combate Andresito pierde su espada, razón por la cual promete no
volver a portar una hasta recuperarla de manos de los portugueses.

11
“De Andresito a Chagas”, Museo Mitre, ob. cit., Tomo, IV. p. 107.
17 - 129
Esta derrota permite que los portugueses consoliden San Borja, lo cual ocasiona el
repliegue de las fuerzas de Andresito al otro lado del río Uruguay (Anexo 2. Campaña de
Andresito de 1816). A estos combates desfavorables se sumó una derrota de mayor
envergadura producida en Corumbé, en octubre de 1816, sufrida por las fuerzas
comandadas por el mismo Artigas. No era mucho más venturoso el panorama de sus
fuerzas en el sur del Uruguay. Otorgués fue vencido en dos oportunidades por el mariscal
Silveira; por su parte Fructuoso Rivera tuvo un gran revés en la batalla de India Muerta, el
19 de noviembre de 1816, donde sus fuerzas fueron aniquiladas por las tropas de Lecor.

Con estas derrotas finalizaba el año 16, lo que planteaba a las fuerzas artiguistas un
panorama poco alentador. El directorio de las Provincias Unidas, por un lado, les exigía la
subordinación a cambio de ayuda, y los portugueses por el otro, emprendían el año 17 con
una nueva victoria que les permitiría pasar a la ofensiva.

18 - 129
CAPÍTULO 2

INFLUENCIA DE LOS FACTORES GEOGRÁFICO, POLÍTICO,


ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL TERRITORIO DE LAS MISIONES ORIENTALES
Y OCCIDENTALES

Objetivos: analizar la influencia de los factores geográfico, político, económico y


social en el teatro de operaciones para determinar cómo incidieron en el desarrollo de la
campaña del río Uruguay de 1817.

Metodología: en el análisis de este capítulo se estudiarán los factores anteriormente


detallados en el territorio de las Misiones Orientales y Occidentales del río Uruguay. Se
recurrirá a la bibliografía y documentos que atestigüen las características existentes durante
la época, con el fin de poder describirlos y completar un esquema general de la situación
de estos factores al inicio de las operaciones.

1. Factor geográfico

Si bien para la doctrina de la época no estaba determinada la creación específica de


un teatro de operaciones, Artigas vio la necesidad de asignar responsabilidades y sectores a
sus lugartenientes. Por esa razón, en febrero de 1815, designó a Andrés Guaçurary como
ciudadano capitán de Blandengues y comandante general de las Misiones. Se establece en
Yapeyú como centro de operaciones y reclama las Misiones Orientales y Occidentales del
río Uruguay; además, se abstiene de pasar el Paraná y de reclamar las Misiones del
Paraguay, pero exige la soberanía de Candelaria, ocupada en ese entonces por orden de su
gobernador el doctor Gaspar Francia. De esta manera, se puede establecer una zona de
operaciones al mando de Andresito, la cual tenía por jurisdicción las actuales provincias
argentinas de Corrientes y de Misiones y la provincia brasileña de Santa Catalina.

En general, el ámbito geográfico fue el monte. Al tomar como base el Proyecto de


reglamento de instrucción básica de las tropas de monte, se puede dividir este territorio en
tres zonas claramente identificadas, de acuerdo a la transcripción de este texto:

19 - 129
a. PANTANAL

1) Conceptos generales

“El pantanal Correntino también conocido como los Esteros del Iberá o Humedal
se desarrolla por el centro norte de la provincia de Corrientes.

Se extiende en una región que comparte muchas similitudes con el Chaco Húmedo,
pero a la vez tiene ciertas particularidades que le confieren características propias. Los
esteros y lagunas son aquí aún más abundantes que en el Chaco Oriental, y estas últimas
están separadas de la tierra firme por verdaderas costas flotantes denominadas
“embalsados”, tal vez el rasgo más singular de la región. Los esteros son terrenos,
permanentemente inundados con una profundidad de entre cincuenta centímetros y un
metro y medio, donde el agua solo desaparece en las grandes sequías; están densamente
cubiertos por vegetación palustre”12.

2) Ubicación geográfica

El pantanal se encuentra enteramente en la provincia de Corrientes, su ubicación


exacta es desde el centro extendiéndose hacia el norte, ocupa una diagonal sudeste
noroeste. Esta zona abarcó los antiguos poblados de Loreto, San Miguel y Concepción de
Yaguarete Corá, y, además, sirvió de refugio a las tropas de Andresito ante el avance
portugués.

3) Relieve

“Es una extensa llanura con una muy suave pendiente hacia el sudeste, donde las
depresiones forman las lagunas y esteros que en algunos casos se comunican por riachos.

A lo largo del arco de la zona pueden distinguirse varias lagunas o esteros


permanentes de diversas extensiones, de las cuales las más amplias son la epónima Iberá,
y la laguna Luna. Las lagunas Fernández, Galarza, Medina, Paraná y Trin superan
también los 15 km²; El sistema de lagunas es de muy escasa profundidad, por lo general,
aunque en épocas de creciente pueden alcanzar los tres metros. Con ellas se alternan

12
Escuela Militar de Monte. “Proyecto de reglamento de instrucción básica de monte”, año 2012.pag 18.
20 - 129
escasas áreas de tierra seca, mayormente lomadas bajas y arenosas, y una gran extensión
de bañados, es decir, terreno anegable o anegado. (Ver Anexo 3 Fig. N. º 1)

El perfil exacto de la superficie firme varía constantemente; sumado a la


continuidad visual entre la tierra firme y las cañadas —dada tanto por la gran cantidad de
vegetación semisumergida como por la formación de embalsados, enmarañadas
formaciones de vegetación flotante a las que la acumulación de tierra de origen eólico y el
entrelazamiento de las raíces dota de solidez suficiente para caminar sobre ellas—, la
orientación se hace extremadamente difícil”13.

4) Clima

El clima es netamente subtropical, presenta un invierno relativamente seco y fuertes


precipitaciones durante el otoño y la primavera. El verano es también húmedo y muy
caluroso, con máximas que superan los 45 ºC. Las precipitaciones anuales rondan los 1700
mm.

5) Hidrografía

No existen ríos de importancia, y toda esta región está constituida por un sin fin de
lagunas, esteros, riachos que modifican su geografía con las inundaciones y sequías que
afectan a la zona.

6) Vías de comunicación

Para la época no existían rutas importantes que atravesaran los esteros, y los pocos
caminos de tierra se volvían intransitables en periodo de lluvias.

b. CAMPOS Y MALEZALES

1) Conceptos generales

“Hacia el sur de Misiones la selva va perdiendo terreno y se disgrega en


manchones separados por extensos pastizales. Es el origen de una región muy particular,

13
ibíd. p. 19.

21 - 129
emparentada con el cerrado brasileño–paraguayo, donde los pastos son dominantes
gracias a la existencia de una capa rocosa cercana a la superficie que impide el
crecimiento de árboles. Este paisaje de relieve ondulado, con vegetación herbácea
interrumpida por isletas selváticas (conocidas por el nombre de “capones”) y selvas en
galerías, se continúa por el Noreste de Corrientes, dando lugar a dos zonas diferenciadas
que ocupan aproximadamente la misma superficie los campos al norte y los malezales al
sur”14.

2) Ubicación geográfica

Se desarrolla al norte de Corrientes (departamentos de Ituzaingó, Santo Tomé, San Martín,


General Alvear, Mercedes y Paso de los Libres) y al sudoeste de la provincia de Misiones
(departamentos de Capital, Apóstoles y Candelaria).

3) Relieve

“Su paisaje predominante es el de vastos pastizales de llanura, de relieve ondulado


en el norte y plano en el sur. En el sector norte, la influencia de la geología basáltica del
planalto brasileño imprime un relieve de plataforma sobreelevada, modelado por procesos
erosivos que han dado formas cupulares, bordeadas por bajíos surcados por ríos de corto
recorrido”15. (Ver Anexo 3 Fig. N.º 2)

En el sur, la llanura es una planicie sedimentaria con escurrimiento lento, sin cauces
definidos y presencia de bañados que desaguan en los ríos Miriñay y Aguapey o
directamente en el Uruguay. Es una región con suaves ondulaciones que van decreciendo
de norte a sur.

4) Hidrografía

Recorre esta región el río Uruguay por el sur y el río Paraná por el norte, donde
desembocan numerosos arroyos de variado caudal, siendo el más importante el arroyo
Aguapey que atraviesa en forma diagonal y hacia el sur toda la región.

14
Ibíd. p 20.
15
Ibíd. p 21.
22 - 129
5) Vías de comunicación

Para la época existía una importante y bien desarrollada red de caminos, muchos de
ellos asentados sobre la antigua red de comunicaciones de las misiones jesuíticas, siendo la
principal zona de maniobras de los ejércitos enfrentados durante la campaña.

6) Clima

Esta zona comparte el clima subtropical de las otras, predominando las fuertes
lluvias en otoño. Este clima fue determinante durante la última etapa de la campaña,
cuando las fuerzas portuguesas trataron de destruir a los artiguistas en Apóstoles, allí
sufrieron fuertes lluvias desde finales de junio hasta principios de julio, como comentó el
general Chagas en el parte de la batalla de Apóstoles.

7) Población

El desarrollo humano de la región comenzó con el asentamiento de las misiones


jesuíticas que conformaban una importante unidad sobre la base de los aborígenes
guaraníes. Sus reducciones se instalaron prácticamente en toda la región desde San Javier
hasta Yapeyú y sobre la costa del río Paraná y el interior. Los centros urbanos de mayor
desarrollo para la época fueron: Apóstoles, Yapeyú, Santo Tomé, Concepción y La Cruz.

La zona denominada como campos y malezales está demarcada al este de la


provincia de Corrientes, sureste de la provincia de Misiones y el estado de Santa Catalina
de Brasil. Este territorio está muy bien descripto en la “Memoria Histórica de Santa
Catalina” por Joaquim de Almeida Cohelo en 1856. En este escrito se pueden apreciar las
características más importantes de su geografía y las diferencias con respecto a los
territorios de Corrientes y de Misiones, ya que desde épocas de la colonia se fomentó el
cultivo y la explotación maderera, lo que determinó una gran zona de campos que difieren
notablemente de la otra costa del río Uruguay.

c. SELVA PARANAENSE

1) Conceptos generales

23 - 129
La selva paranaense, también conocida como selva misionera, es un sector de una
gran densidad en su vegetación y de un relieve variado (Ver Anexo 3 Fig. N.º 3). Sus
características de difícil acceso sirvieron de protección a los poblados de Corpus, San
Ignacio Miní, Loreto, Mártires, San Javier y Santa María durante la campaña de 1817.

2) Ubicación geográfica

La selva paranaense abarca prácticamente la totalidad de la provincia de Misiones,


exceptuando una pequeña porción al sur. Durante el año 1817 esta región comprendía una
gran extensión de Brasil y de Paraguay que se unía con la mata atlántica brasileña.

3) Relieve

“Esta región tiene una columna vertebral que corre por el centro de la provincia
de Misiones de noreste a sudoeste siendo divisoria de aguas en sus tres cuencas
principales al Norte en la cuenca del río Iguazú, al Oeste en la cuenca del río Paraná y al
Este en la cuenca del río Uruguay, en el centro también se forman valles longitudinales y
la zona de mayor altura se desarrolla hacia el noreste en proximidades de la localidad de
Bernardo de Irigoyen, con alturas superiores a los 1000 metros”16.

4) Clima

Se desarrolla el clima subtropical sin estación seca, lo que convierte a la región en


una de las más húmedas del país. Los vientos predominantes son los del nordeste, sudeste
y este.

Las lluvias están bien distribuidas durante el año. Se registran temperaturas medias
anuales que oscilan los 19º C, con precipitaciones de 1500 mm a 1800 mm anuales. Casi
toda la región está sujeta a más de cinco días de heladas por año.

5) Hidrografía

El sistema hidrográfico de esta región está compuesto por tres cuencas principales:
la cuenca del río Uruguay, navegable en esta zona por embarcaciones livianas debido a los
afloramientos rocosos que forman rápidos llamados “correderas”. La cuenca del río
16
Ibíd. p 22.
24 - 129
Iguazú, importante afluente del río Paraná, también navegable solo en algunas secciones
con pequeñas embarcaciones, ya que tiene numerosas represas del lado brasileño, además
de la existencia de las cataratas que llevan su nombre. Por último, está la cuenca del Alto
Paraná, navegable en toda su extensión por embarcaciones de mediano calado.

6) Vías de comunicación

Para la época existían pocos caminos en esta zona lo cual permitió el aislamiento de
las poblaciones durante la invasión portuguesa. Las lluvias vuelven intransitable la mayoría
de los caminos de tierra que recorren la selva.

El río Paraná es una importante vía de comunicación que relaciona todas las
localidades que se encuentran sobre sus costas.

7) Población

Los primeros habitantes de la región fueron los guaraníes. Dicha población se


diseminó a través de una enorme, aunque discontinua, extensión de territorio sudamericano
que va desde el río Amazonas, al norte, hasta el de la Plata, en el sur; desde el pie de los
Andes, hasta el litoral atlántico del Brasil.

Se divide en varias ramas y numerosos grupos que, dentro de una gran uniformidad
cultural y lingüística, se distinguen por pequeñas diferencias. Los guaraníes representan la
rama meridional de esta interesante familia lingüística. Esta se extiende por la mayor parte
del Paraguay y porciones considerables del sur del Brasil, además de varias regiones
aledañas de Bolivia y de la Argentina. Esta rama es, sin duda, la más importante de todas,
y también la madre de las otras.

El desarrollo humano de la región comenzó con el asentamiento de las misiones


jesuíticas conformando su área de influencia, aunque luego de su expulsión, los territorios
selváticos, pasaron a ser tierra de nadie y dominio disputado por paraguayos, portugueses y
correntinos.

Los principales poblados fueron: San Carlos, Concepción, San Ignacio, Santa Ana,
Loreto, Santa María, Mártires, San José, Candelaria y Corpus. Este territorio y su

25 - 129
características son muy bien descriptos por el padre Joao Pedro Gay en su obra “História
da República do Paraguai”, publicada en 1863. Gay, al investigar sobre la historia de los
sacerdotes jesuitas, recorre las misiones durante los años 1843 y 1844 y deja una
interesante impresión sobre cómo la selva había ganado territorio, señalando que solamente
quedaban los campos de cultivos con limones, yerba mate y algunos naranjales, como
testigos del aporte jesuítico a la economía de la región. (Ver Anexo 3. Ruinas de la misión
de los Santos Apóstoles).

La selva paranaense y la inmigración europea fueron desmantelando las ruinas de


las antiguas misiones jesuíticas; quedan aún en pie San Ignacio, Santa María y Mártires.
Esta última misión jesuítica fue visitada por el autor en el año 2009 con motivo de un
rescate arqueológico, en el cual se taparon pozos que habían realizado profanadores y que
hacían peligrar este monumento arqueológico (Ver Anexo 4. Ruinas de la misión de los
Santos Mártires del Japón).

2. Factor político

La campaña de 1817 en las Misiones fue el resultante de un choque de intereses


entre diversos actores estratégicos con sistemas políticos totalmente diferentes. Si bien los
principales actores fueron Portugal, las tropas artiguistas de la Banda Oriental y las
Misiones, Buenos Aires y el Paraguay tenían influencia afectando las operaciones con sus
acciones.

El esquema general consiste en el enfrentamiento de una monarquía absoluta contra


una república federal, y una dictadura aislacionista con pretensiones territoriales
representada por el Paraguay, el que a su vez se veía amenazado por Artigas y por Buenos
Aires; esta última con su incipiente política centralista y unitaria. En lo único que
coinciden Paraguay, Buenos Aires y Portugal es en considerar como una amenaza a la Liga
de los Pueblos Libres, representada por Artigas y sus lugartenientes, que aún ejercían
cierto control del territorio de la Banda Oriental y el litoral a pesar de las derrotas sufridas
en la campaña de 1816. Pero, para una mejor comprensión analizaremos cada uno de estos
actores en forma particular.

26 - 129
a. Artigas y la Liga de los Pueblos Libres

La ideología artiguista fue madurando en los años 1811 y 1812 en medio de


éxodos, batallas y penurias. En 1813 estaba totalmente desarrollada, y se hallaba
sintetizada de manera magistral en las instrucciones impartidas por José Artigas a los
diputados de la asamblea del año XIII. Ya no tendría variaciones importantes hasta la
desaparición del artiguismo en 1820.

“Pero, ¿en qué consistía este proyecto? Como condición imprescindible, Artigas
exigía la independencia total y absoluta con respecto a España y a su dinastía reinante,
los Borbones, por lo que descartaba cualquier posibilidad de coronar a algún familiar de
Fernando VII como rey del Plata. Esto también respondía al espíritu republicano
sostenido, y compartido en gran medida con algunos de los primeros impulsores de la
revolución en el Plata, como Mariano Moreno, y que tenía su origen fundamentalmente en
los pensadores franceses. Estas posturas fueron pronto abandonadas por el sector
centralista porteño, que al entreverse la derrota de Napoleón en Europa y el regreso de
Fernando VII al Trono, consideró la posibilidad de una salida monárquica o incluso la
búsqueda de una suerte de protectorado británico.

La gran importancia que tuvo el artiguismo fue la de introducir y difundir el ideal


federal, cuyas fuentes pueden rastrearse hasta Thomas Paine, Thomas Jefferson y la
organización de los Estados Unidos, también tuvieron un precedente ineludible en la vieja
corriente autonomista defendida por las comunas españolas desde la Edad Media, y que
solo superficialmente fue sometido por las reformas borbónicas, las cuales introdujeron el
centralismo propio del estado absolutista francés en la península Ibérica y sus colonias.
En ese sentido el artiguismo, se relacionaba con el movimiento comunero desarrollado en
Paraguay del siglo XVIII, aunque con un sentido claramente independentista del cual
carecía aquel.

El federalismo planteaba llegar a un equilibrio entre dos extremos: por un lado, la


unidad centralizada, y por el otro, la atomización del territorio en pequeños estados
independientes. Esta armonía entre factores opuestos se lograría a través de una
confederación de provincias; proponía mantener la unidad evitando la balcanización,
pero sin dejar de reconocer la libre determinación de los pueblos. Esta organización no

27 - 129
podía ser rápida, sino que debía darse en forma gradual, a través de pactos
interprovinciales que fueran perfeccionándola, sin recurrir nunca a la imposición, hasta
llegar a un punto de desarrollo y madurez que permitiera la sanción de una constitución.

Cuando esta se aprobara, las provincias seguirían manteniendo su autonomía


política, impositiva e incluso militar, eligiendo libremente sus autoridades y
organizándose internamente, para lo cual varias de las que abrazaron el sistema
inmediatamente convocaron congresos locales destinados a tal fin.

Este sistema no se podía dar mientras la ciudad de Buenos Aires siguiera teniendo
tanto poder económico y político, amparándose en que absorbía las cuantiosas ganancias
generadas por la aduana de su puerto. Por ello Artigas consideraba que la capital debía
estar necesariamente fuera de esta ciudad”17.

b. Portugal

El Portugal representaba la monarquía absolutista, vigente a partir de la caída de


Napoleón y refrendada por el congreso de Viena. Esta forma política era totalmente
opuesta al sistema federal, especialmente por reclamar territorios que Portugal pretendía
como suyos. La regencia de Don Juan (futuro Juan VI), enclavada en Río de Janeiro desde
1808, tenía un gran interés en la Banda Oriental y en las antiguas misiones jesuíticas, y su
principal política después de alejada la amenaza napoleónica fue recuperar los territorios
perdidos en el siglo XVIII. Amparados en la legalidad de las restauraciones monárquicas y
alejados los sueños de la coronación de Carlota Joaquina, solo quedaba emplear las fuerzas
veteranas de la guerra peninsular que harían doblegar por la fuerza a las ideas
emancipadoras de las provincias artiguistas.

c. Paraguay

El Paraguay se encontraba representado desde 1814 por la dictadura del doctor José
Gaspar Rodríguez de Francia. Este presentaba una política cerrada y aislacionista con una
importante pretensión sobre las Misiones Occidentales, especialmente las de la costa del
Paraná que consideraba propias después del tratado del 12 de octubre de1811 con Buenos

17
MACHÓN, Jorge y CANTERO, Daniel. “1815–1821 Misiones, provincia federal”. Posadas: Editorial
Universitaria de Misiones, 2008, pp. 20-21.
28 - 129
Aires. Este tratado exponía lo siguiente: […] “por el artículo 4º los límites quedaron como
hasta entonces, hasta tanto el congreso general estableciera la demarcación territorial,
pero reconociéndose la jurisdicción paraguaya en los partidos de Pedro Gonzales y
Candelaria”18.

Esta fue la causa por la cual Paraguay, en marzo de 1814, ocupó los departamentos
de Candelaria y de Concepción con todos los pueblos que lo integraban. Artigas deseaba
ganar la alianza de Paraguay a su causa, pero las características políticas del doctor Francia
lo llevaron a autorizar a Andresito a recuperar en 1815 los territorios de Misiones tomados
por Paraguay, esto produjo el enfrentamiento de estos dos actores y el acercamiento entre
Paraguay y Portugal.

d. Buenos Aires

El conflicto entre Artigas y Buenos Aires se inicia el 26 de mayo de 1812 con la


firma del tratado Nicolás Herrera–Juan Rademaker entre Buenos Aires y Portugal. Este
tratado había puesto fin a la intervención portuguesa en la Banda Oriental y posibilitaba el
sitio de Montevideo por parte de las tropas de Buenos Aires.

La evolución política de la revolución en Buenos Aires había pasado por una junta
y dos triunviratos, y para la caída de Montevideo inauguraba el cargo de director supremo,
figura política que exaltaba la diferencia entre el centralismo porteño y el sistema federal
de Artigas. Esta situación había culminado con la escisión de Artigas del gobierno de
Buenos Aires, en consecuencia fue declarado traidor por dicha autoridad. El resultado de
esta diferencia ideológica fue la creación de la Liga de los Pueblos Libres, hecho que
marcaría el inicio de la separación federal de las provincias hacia el gobierno de Buenos
Aires.

3. Factor económico

La economía de principios del siglo XIX en los territorios de las antiguas misiones
jesuíticas estaba dividida en dos zonas económicas distintas. Los pueblos del norte, con un
ambiente geográfico selvático que tenía como principal producción la yerba mate; los

18
CARDOZO, Efraím. “El Paraguay Independiente”, 2º ed., paraguaya, Asunción: Carlos Schauman Editor,
1988, p. 30.
29 - 129
pueblos del sur que tenían como principal producción la ganadería, siendo las del lado
occidental del río Uruguay las más prósperas por las características del territorio y la
proliferación de ganado cimarrón.

Las misiones del lado del Brasil (sector oriental) no prosperaron como las del sector
occidental. Las continuas depredaciones y guerras en ese territorio, sumado a la
explotación forestal practicada en el sur de Brasil, deterioraron esa región para la
producción económica.

La inestable situación política y militar de la zona afectó la producción y el sistema


de agricultura. Los antiguos cultivos como el algodón, que merecían mayor cuidado,
perdieron vigencia y dieron paso a un sistema extractivo como el de la yerba que era de
mayor proliferación en el territorio, además de ser una importante infusión alimenticia en
todo el territorio del antiguo virreinato del Río de la Plata.

“En el sur, la guerra era constante y los saqueos habían prácticamente agotado la
producción ganadera misionera. En cambio, los estancieros correntinos, que habían
padecido menos por su relativa lejanía respecto al enemigo portugués (en realidad, en
cierto momento hubo un entendimiento directo entre los comandantes correntinos y las
fuerzas portuguesas invasoras de Chagas, que tenían órdenes explícitas de no atacar
posiciones de Corrientes y Paraguay) y al frente de lucha contra Buenos Aires estaban en
pleno proceso de expansión. Los saqueos de los numerosos “indios sueltos” que se
asentaron en la zona fronteriza, eran una fuente constante de reclamos del gobierno de
Corrientes y una de las principales justificaciones para su avance sobre el “Anárquico”
territorio misionero.

Buscando remediar esta situación, Artigas permanentemente enviaba ganado desde


la Banda Oriental para el sustento de las tropas y a fin de que sirviera para dar inicio a la
recuperación de las estancias misioneras”19.

Esta situación había generado el constante interés portugués por extinguir las
reservas económicas de las Misiones; las convirtió en un objetivo estratégico operacional

19
MACHON, Jorge, y CANTERO, Daniel. Ob.cit., pp. 30–31.
30 - 129
con el fin afectar de esta forma la logística de las fuerzas de Artigas en todo el teatro de
operaciones de la Banda Oriental.

4. Factor social

La sociedad desarrollada en las Misiones Occidentales presentaba el grupo criollo,


proveniente de la ciudad de Corrientes —centro de poblamiento desde la época colonial—,
que normalmente coexistía con el grupo aborigen. Esta agrupación de distinta procedencia
conformaba los pueblos que constituyeron las Misiones, que no era muy diferente las otras
del territorio de las Provincias Unidas y de la Banda Oriental.

Las Misiones Orientales presentaban una característica diferente ya que,


posteriormente al Tratado de Permuta y a las guerras guaraníticas, estas poblaciones fueron
ocupadas por portugueses que esclavizaron a los guaraníes que en ellas habitaban; también
la provincia de Santa Catalina recibió, una inmigración europea, primeramente de las
Azores y, por último, un aporte directamente de Portugal, a causa de las guerras
Napoleónicas.

“Los indígenas jugaban un papel fundamental, tanto en los planes de Artigas como
en las filas de sus ejércitos […].

El caso de los guaraníes misioneros era diferente al de otras etnias, al tratarse de


aborígenes ya totalmente sedentarizados y que habían adoptado diversos elementos
culturales europeos. Tampoco se los debe confundir con los Mbyá que hoy habitan la
provincia, quienes arribaron a la misma en épocas más recientes (a partir de mediados del
siglo XIX), proveniente del Paraguay.

Los guaraníes misioneros presentaban una serie de rasgos distintivos: pasados dos
siglos desde evangelización por los jesuitas eran cristianos, sedentarios y poseían una
notable aptitud para las artesanías, la escultura y la música, por lo que muchos de ellos
desempeñaban esas actividades en los centros urbanos de la región e inclusive Buenos
Aires. La institución colonial del Cabildo seguía funcionando en numerosos pueblos, con
sus cargos ocupados por aborígenes. Muchos sabían leer y escribir en español, aunque en
su trato cotidiano se expresaban en su lengua ancestral. Se puede afirmar entonces que los

31 - 129
guaraníes misioneros eran naturales desde el punto de vista étnico pero culturalmente
eran mestizos”20.

5. Conclusiones parciales

a. Factor geográfico

El territorio del pantanal, representado por las lagunas interconectadas en el Iberá,


sirvió de protección natural a las tropas artiguistas que operaban en Corrientes. Este
territorio había canalizado los sectores donde se replegaban estas fuerzas y presentó una
barrera infranqueable frente a las tropas portuguesas. Esta laguna durante mucho tiempo
fue el límite natural entre la gobernación de Corrientes y el de las Misiones. Durante el año
1817, el principal efecto que ejerció este tipo de ambiente geográfico fue el de limitar las
operaciones militares a ambos márgenes del río Uruguay; es por ello que Andresito cambia
su puesto comando de Yapeyú hacia Apóstoles y San Carlos, así tiene la zona de lagunas
en proximidad y se aleja de las costas del río Uruguay

La zona de campos y malezales, ubicada en el territorio al este de la provincia de


Corrientes y sureste de la provincia de Misiones, fue el principal sector de movimientos y
acciones de las fuerzas enfrentadas, principalmente de los portugueses que aprovecharon la
facilidad de movimientos que les daba este territorio y la posibilidad de atacar los poblados
que allí existían.

El territorio de la selva paranaense limitó el accionar portugués durante la campaña


de 1817, por la dificultad de movimientos en la selva y la anegación de los caminos con las
lluvias.

El efecto que el terreno había ejercido en el desarrollo de las acciones militares


durante el año 1817 en las Misiones Occidentales fue determinante. Los ejércitos
artiguistas habían aprovechado al máximo las características del terreno y, siendo
connacionales en el territorio del teatro de operaciones, desplegaron tácticas que
explotaban al máximo estos factores. Entre estas tácticas cabe mencionar el uso intensivo
del refugio de la zona del pantanal con el fin de ocultar gran cantidad de personal y poder
recuperar el poder de combate, que después se emplearía en la zona de malezal con la
20
MACHÓN, Jorge y CANTERO, Daniel. Ob. cit., pp. 23-24
32 - 129
mayor rapidez y sigilo aprovechando la lentitud de los movimientos portugueses. Estos en
cambio, tuvieron grandes obstáculos por la influencia negativa que ejercieron estos
factores en su desarrollo. El ejército portugués había limitado sus movimientos a las zonas
más despejadas que poseyeran avenidas de aproximación, y, además, había dirigido sus
objetivos a la destrucción total de los centros poblacionales que sirvieran de apoyo a las
fuerzas artiguistas.

b. Factor político

De los cuatro actores políticos enumerados anteriormente, los artiguistas y


portugueses se enfrentaron directamente durante la campaña de 1817 debido
principalmente al conflicto territorial en disputa; pero la Liga de Los Pueblos Libres
evidenciaba un sistema político diferente al de los otros tres actores, quienes lo habían
considerado peligroso para sus intereses. Por ese motivo el enfrentamiento entre Portugal y
las tropas artiguistas evidenció un antagonismo ideológico que se sumaba a la lucha por la
libertad de las provincias que constituían la Liga de los Pueblos Libres.

c. Factor económico

La campaña ofensiva de 1817 por parte del imperio portugués en el sector de las
Misiones Occidentales había tenido por objetivo la destrucción y saqueo de los recursos
económicos de este sector, con la intención de debilitar a las fuerzas de Artigas en todo el
frente.

d. Factor social

La composición social explicada anteriormente había determinado que durante la


campaña de 1817 los portugueses considerasen las acciones contra los criollos guaraníes
como acciones punitivas contra forajidos, esto afectó el desempeño portugués durante la
campaña por subestimar la organización y maniobra de las tropas de Andresito Artigas.

33 - 129
CAPÍTULO 3

EJÉRCITOS ENFRENTADOS

Objetivos: analizar la organización militar de las fuerzas enfrentadas durante la


campaña a estudiar.

Metodología: se investigará en bibliografía y documentos la descripción de la


influencia de los mandos, la organización de las fuerzas, sus tácticas y equipamientos, y se
hará hincapié en los aspectos que incidieron y afectaron el desarrollo de la campaña de
1817 en el sector de las Misiones.

1. EJÉRCITO PORTUGUÉS

a. Conceptos generales

Al llegar Don João VI encontró al Brasil en pleno proceso de desintegración


política y administrativa. El gobierno del virrey, instalado en Río de Janeiro, no gozaba de
ninguna autoridad efectiva sobre los capitanes generales, quienes habían sido los
verdaderos colonizadores del Brasil a través del sistema de capitanías donatarias.

La instalación de la corte portuguesa en Brasil había ocasionado la unificación del


gobierno y del ejército que había sido fragmentado por las capitanías generales. Esto
generó la disolución de los ejércitos particulares que los mismos capitanes generales
habían creado, y además deshizo los elementos disgregadores y autonomistas.

El rey Don João cimentó las bases para la organización política administrativa y
militar del Brasil. El fortalecimiento del poder militar era un objetivo político destinado a
llevar a cabo la política externa determinada por el rey, dirigiendo sus esfuerzos en
extender su influencia hacia la Banda Oriental.

La organización militar estaba constituida por tropas de línea, por milicias y por
ordenanzas. Las fuerzas de las milicias, más las de ordenanzas representaban la
sustentación de la ley y el orden, porque garantizaban la autoridad civil de los magistrados
y componían el grueso de los medios para la defensa territorial. Estas fuerzas eran la única
defensa garantizada para el territorio, a pesar de que su adiestramiento militar era
34 - 129
insuficiente. Las tropas de línea más instruidas garantizaban la autoridad militar de los
capitanes generales; las milicias obedecían a sus coroneles; y las ordenanzas, a los
capitanes mayores que eran jefes civiles y militares residentes en las villas y aldeas, junto
con las autoridades judiciales.

A principios del siglo XIX, a causa de las guerras napoleónicas en Brasil, surgía
una nueva organización militar que influía en todo el territorio. Esta reorganización afectó
principalmente a San Pablo, región que pasó a tener tres batallones de infantería, tres de
caballería y dos de artillería en Rio Grande do Sul. La capitanía se separó de la de Santa
Catalina, y la tropa fue reorganizada mediante la creación de un Regimiento de Dragones
con 985 hombres y un batallón de Cazadores con 601 hombres.

En 1805 Brasil había sido elevado a la categoría de Reino Unido de Portugal y


Algarves. El gobierno portugués en Río de Janeiro solicitó al gobierno británico la
designación de un oficial capaz de reorganizar el ejército. Se propuso al general Beresford,
quien, por decreto del 7 de marzo de 1809, fue nombrado por el príncipe regente Don João
comandante en jefe del ejército portugués. Luego, tras asumir el mando del ejército,
Beresford introdujo medidas disciplinarias muy severas, además de algunas innovaciones
tácticas de acuerdo con lo practicado por los demás ejércitos europeos.

Posteriormente a la expulsión de Napoleón de la península ibérica, las tropas


altamente preparadas del ejército anglo-lusitano no tenían razón de ser en Portugal, y la
necesidad de tropas con experiencia en las campañas de la Banda Oriental generó que
desde Portugal fuese enviada la División de Voluntarios Reales, compuesta por dos
batallones de Cazadores, tres escuadrones de caballería y una batería de artillería, con un
total de 4830 hombres.

En esa misma época sucedía el cambio hacia el sistema de servicio militar


obligatorio y general para lo cual el ejército se organizó de la siguiente forma: las tropas de
línea mantenían su antigua tradición de formarse con las determinaciones del capitán
general, pero a órdenes de los oficiales y autoridades del gobierno central de Río de
Janeiro. Las de segunda línea reemplazaban a las milicias, pero se alcanzaba un mayor
grado de instrucción. Estas estaban constituidas por ciudadanos interesados en servir en el
mantenimiento del orden público, aunque siempre se les daba una mayor responsabilidad

35 - 129
local porque sus integrantes —hombres con responsabilidades en la producción económica
de esas tierras— se podían movilizar para ejecutar ejercicios, desfiles revistas u
operaciones militares a órdenes de los gobernadores de provincia, en respuesta a solicitud
del gobierno central. Por último, la tercera línea reemplazaba a las ordenanzas y estaba
constituida por individuos —incapaces de servir en la segunda línea, no por invalidez, sino
por conveniencia o protección de alguna autoridad local— destinados a defender esas
localidades como una reserva local.

Para 1816, en la zona de operaciones, el ejército portugués se combinó con las


tropas brasileñas. El teniente general, Carlos Federico Lecor, asumió el mando de la
División de Voluntarios Reales, y el marqués de Alegrete, gobernador y comandante de
armas de las tropas brasileñas, concentró sus fuerzas en Río Pardo.

b. Mandos portugueses

Las guerras napoleónicas produjeron el éxodo de los mejores oficiales hacia la corte
de Río de Janeiro. El ejército anglo-lusitano de Beresford suplió esta falta con oficiales
británicos y formó sus propios oficiales lusitanos durante las campañas contra Francia.
Este nuevo personal, con gran experiencia de combate, formó la División de Voluntarios
Reales, al mando de Lecor.

En Brasil los oficiales mantuvieron su particular procedencia aristocrática


vinculada a las funciones político-administrativas en los lugares donde prestaban servicio;
por lo demás, la situación inestable de la Banda Oriental obligó a mantener activa las
fuerzas militares en Brasil y a sus oficiales en constante alistamiento.

La característica formación prusiana del siglo XVIII fue la predominante en los


mandos lusitanos que servían en Brasil hasta la llegada de las tropas del continente, las
cuales manejaban la disciplina e instrucción británica.

Los grados existentes en el ejército lusitano al momento de las operaciones eran los
siguientes:

“Mariscal General: Era el Comandante en Jefe del Ejército, con acceso directo al
monarca. Fue establecido en 1640 bajo el nombre de Capitán General.

36 - 129
El mariscal del Ejército: Era el Jefe de Estado Mayor, subordinado a la Secretaría
de Estado para la guerra. Fue establecido en 1762 y asignado a los gobernadores de las
armas, pero nunca fue utilizado por los agentes. Fue utilizado por primera vez por el
príncipe de Waldeck en 1797.

General de Infantería, Caballería y Artillería: Nombre dado en 1762 a los


Directores Generales, creada en 1735. Ellos fueron los encargados de la organización que
dirigía cada arma, siendo ayudado por los Inspectores Generales, que estaban
subordinados.

Teniente general: Nombre dado en 1762 al rango de Maestre de Campo General.

Mariscal de campo: Nombre dado en 1762 al rango de Sargento Mayor de Batalla.

General de brigada/ Brigadier (Brigadeiro): Cargo creado en 1707 y abolido en


1790. Reintroducida en 1796, debido a la organización de las Brigadas del Ejército

Coronel: Jefe de regimiento.

Teniente coronel: Segundo Jefe de un regimiento, o jefe de batallón independiente,


como los cazadores.

Sargento / Mayor: Oficial a cargo de la administración diaria de un regimiento,


Jefe eventual de un Batallón o segundo jefe de un batallón independiente. Se le
consideraba un oficial de órdenes pero no de comando.

Capitán: Jefe de una compañía.

Primer teniente: Segundo jefe de la compañías que tenían los coroneles, tenientes
coroneles, comandantes y capitanes. Fue suprimido en 1796 en la Infantería y Caballería.
En Artillería e Ingenieros equivalía al rango de Teniente.

Ayudante: Oficial Adjunto del Sargento Mayor, Ingeniero oficial con el rango de
teniente primero hasta 1792

37 - 129
Teniente: 2do comandante de una compañía. Equivalente al rango de teniente en la
artillería y la ingeniería

Alférez: Antiguo Oficial Porta bandera.

Cadete Porta bandera: Puesto creado en 1797 debido a la supresión del puesto de
Porta Bandera.

Cadete : Grado creado en 1757 como una manera de reclutar oficiales para el
ejército de nobles. Si bien no fueron promovidos a un puesto de oficial efectivo, estaban
subordinados a los sargentos”21.

Los principales mandos afectados al teatro de operaciones son los siguientes:

Marqués de ALEGRETE: (Portugal, 1775 – Brasil, 1828) Luis Teles da Silva


Caminha de Meneses, quinto marqués de Alegrete. Vino de Portugal como coronel en
1807, acompañando al príncipe regente. Fue brigadier en 1807 y mariscal de campo
efectivo en 1811, además de capitán general de San Pedro de Río Grande y, en julio de
1814, de San Pablo. Llevó adelante la campaña del interior contra Artigas en 1816 desde
Rio Grande do Sul.

CARLOS FEDERICO LECOR: barón y vizconde de Laguna. (Portugal 1767 – Río


de Janeiro, 1836) “Inició su carrera militar como cadete en Algarbe. Durante la invasión
francesa a Portugal, en 1808, combatió en la 6ta Brigada. En 1816 el rey Juan VI lo envió
como comandante de los Voluntarios Reales. En 1817, tras haber ocupado Montevideo, se
le concedió el título de barón de la Laguna. En 1820 derrotó a las fuerza artiguistas en la
Banda Oriental y en 1822 proclamo su fidelidad a Pedro I de Brasil. Pese a sus desbordes
autoritarios, se le deben reconocer su hidalguía, sus dotes de administrador y su
honestidad”22.

JOAQUIN XAVIER CURADO: (Goais Portugal, 17046 – Río de Janeiro, 1830)


Alférez en 1774, participó en la campaña contra España en Rio Grande do Sul. En 1806,

21
“O exercito Portugês en finais do Antigo Regime”. En: O Portal da Historia.
http://www.arqnet.pt/index.html
22
LUZURIAGA, Juan Carlos y DÍAZ BUSCHIAZZO, “Las Batallas de Artigas 1811-1820” Montevideo:
Cruz del Sur, 2011, p. 241
38 - 129
como brigadier, fue comandante de una de las columnas pacificadoras en la campaña de
Diego de Souza de 1811. Ascendió a teniente general en 1813 y venció a Artigas en la
batalla de Catalán. En 1825 fue nombrado barón de João de las Duas Barras.

JOSE DE ABREU MENA BARRETO: (Rio Grande do Sul, 1771- Ituzaingó, 1827)
Participó en todas las campañas contra los hispanos entre 1801 y 1827 y también en la
campaña contra Artigas. Combatió en San Borja, en Arapey y en la batalla de Tacuarembó.
Fue el primer y único barón de Cerro Largo.

JUAN DE DIOS, MENNA BARRETO, VISCONDE DE SAN GABRIEL: (Río


Pardo, 1769-1849) Se formó como oficial siendo soldado en el Regimiento de Dragones de
Río Pardo. Fue sargento en 1801y estuvo en la campaña de las Misiones. En 1811 fue
teniente coronel en las columnas lusitanas que invadieron la Banda Oriental. Formó parte
de las victorias de Ibirocay y Catalán frente a los artiguistas. Entre 1822 y 1823 fue
presidente de Rio Grande do Sul. En 1836 participó de la guerra de los Farrapos.

FRANCISCO DAS CHAGAS SANTOS: (Río de Janeiro, 1703–1840) “Estudió


Matemáticas en Lisboa. Oficial de Ingenieros, fue Capitán en 1784 y formó parte de la
comisión demarcadora de límites con España. Ascendió a Teniente Coronel en 1805, a
brigadier en 1813. Fue el comandante de los Pueblos de las misiones, estableció su cuartel
General en San Luis Gonzaga, posteriormente fue transferido para São Borja. En 1816,
defendió la ciudad de los ataques de Andresito Artigas, siendo liberado el 3 de octubre por
las fuerzas de José de Abreu Mena Barreto. Fue el jefe de la columna de invasión a las
Misiones occidentales y principal enemigo de Andresito al que persiguió hasta su captura.
En 1818, fue promovido a mariscal de campo y recibió la distinción de la Imperial Orden
de Avis.

En 1821 fue transferido para el comando de la Villa de Río Grande, después fue
comandante de armas de la provincia de São Paulo en 1823.

Fue miembro de la primera Asamblea Constituyente del Brasil en 1829. Fue


comandante de armas de la corte en 1830 y 1831. Reformado en 1832, se mudó con su
familia para Porto Alegre. Con el inicio de la Revolución Farroupilha, presto auxilio en la

39 - 129
defensa de la ciudad, siendo después nombrado presidente de la provincia de Rio Grande
do Sul en 1837.

Fue miembro de la Sociedad Promotora de la a Industria Rio-grandense de Río


Grande. Nombrado oficial de la Imperial Orden del Cruzeiro y comendador de la Imperial
Orden de la Rosa"23.

JOSE MARIA DA GAMA LOBO: Primer y único barón de Saicã. Nació en


Armação de Alagoinha, 15 de setiembre de 1793—Santa María, 28 de diciembre de 1872).
Hijo del General de Brigada José María Gama Lobo D'Eça e María Joaquina da Conceição
Coimbra, Con 5 años de edad, consiguió una plaza como cadete en el regimiento de su
padre. A los 15 años participó de la primera campaña cisplatina como teniente. Con 17
años asumió el comando de la Compañía de granaderos como coronel de milicias,
operando en las Misiones. Participó en las campañas contra Artigas. En 1816 resiste, como
mayor y comandante de la plaza de São Borja, al asedio de las fuerzas de Andresito
Artigas. Junto con José Abreu expulsa a las fuerzas sitiadoras al otro lado del
Uruguay.Participó en toda la campaña del río Uruguay en 1816 y 1817. Fue el oficial
predilecto del general Chagas en todas las campañas contra Andresito. Tuvo una destacada
actuación política y militar en el Brasil durante los años posteriores a la captura de
Andresito. Participa en la guerra contra Argentina en 1826 y en la Revolución Farroupilha
en 1839. Durante la guerra de la Triple Alianza proveyó de ganado y de víveres a las
unidades que participaron en esta. Por servicios prestados en las campañas de Argentina y
Paraguay, fue agraciado por el emperador D. Pedro II con el título de Barón de Saicã, el 28
de agosto de 1866.

c. Organización para la campaña

Durante las campañas producidas entre 1816 y 1820 existieron dos frentes de
combate perfectamente establecidos: el primero, ubicado en el territorio de Río Grande,
comprendía el distrito de Entre Ríos y de las Misiones, estaba bajo el comando del teniente
general Xavier Curado (Ver Anexo 5), comandante de la frontera del Río Pardo, quien a su
vez se hallaba subordinado al marqués de Alegrete, gobernador de esos territorios. Este

23
SILVA, Alfredo P.M. Os Generais do Exército Brasileiro, 1822 a 1889, M. Orosco & Co., Rio de Janeiro,
1906, vol. 1, p. 949.
40 - 129
trabajo se ocupa de analizar este frente en especial, que en su época era conocido por
ambos bandos como el territorio de las Misiones. Es allí donde se desarrollaron los
combates de Ibicuí (21 de septiembre de 1816), el sitio de São Borja (03 octubre de 1816),
Ibirocaí (19 octubre de 1816), Carumbé (27 de octubre de 1816) y Catalán (04 de enero de
1817), esta última en la región del Río Arapei, en la Banda Oriental del Uruguay.

El segundo frente de combate fue realizado por la División de Voluntarios Reales.


Este frente entró en el territorio oriental por el litoral, dirigiendo su esfuerzo principal
sobre Montevideo, el cual, finalmente el 20 de enero de 1817, terminó siendo ocupado
después de vencer en el sitio y asalto del fuerte Santa Teresa (12 agosto de 1816) en los
combates de Chafalote (24 de septiembre de 1816), India Muerta (19 de noviembre de
1816) y en la toma de Maldonado (17 de enero de 1817).

Antes de iniciar las operaciones en el primer frente, el teniente general Curado


había concentrado sus tropas en la localidad de Río Pardo, las cuales estaban compuestas
por el Regimiento de Dragones de Río Pardo, el Regimiento de Caballería de Milicias, el
Regimiento de Infantería de Santa Catalina y los Escuadrones 1ro y 3ro de la Legión de
Tropas Ligeras.

Entre sus comandantes estaban el teniente general João de Deus Menna Barreto; el
brigadier Joaquín de Oliveira Alvares, comandante de la Legión de Tropas Ligeras; el
brigadier Francisco Das Chagas Santos, comandante del distrito de las Misiones, y el
teniente coronel José Abreu de las Milicias de Caballería de Río Grande.

La base de esta organización estaba constituida por el Regimiento de Santa


Catalina, cuya organización puede ser recreada teniendo en cuenta la reglamentación
militar del príncipe regente de 1808, la cual se aplicó para todo el periodo comprendido
desde su puesta en vigencia, el 20 de diciembre de 1808 hasta la independencia del Brasil.

“Capitulo II Composición y Fuerza de un Regimiento de Milicias.

1ro Cada Regimiento de Milicias estará compuesto por un estado mayor, una
compañía de Granaderos y ocho compañías de Fusileros, las cuales formaran dos
batallones de cuatro compañías cada una.

41 - 129
Estado mayor

Coronel 1

Teniente Coronel 2

Mayor 1

Ayudantes 2

Cuartel maestre 1

Abanderados 2

Tambor mayor 1

Pífanos 2

Total 12

Compañía de Granaderos o Fusileros

Capitán 1

Teniente 1

Alférez 2

Primer sargento 1

Segundos sargentos 2

Furriel 1

Cabos 8

Aspirantes 8

Tambor 1

42 - 129
Soldados 6

Total 21

Fuerzas de un Regimiento

Estado Mayor 2

Compañía de Granaderos 121

Primer Batallón 484

Segundo Batallón 484

Total 1.101”24

Otra organización militar que merece especial atención es la Legión de Tropas


Ligeras, unidad cuya denominación anterior fue el de la Legión de San Pablo, existente
desde inicios del siglo XVIII. Esta se reorganizó en 1808 con la llegada del príncipe
regente, quien mediante un decreto determinó su disposición de la siguiente forma: “La
legión de tropas Ligeras será compuesta de dos Batallones de infantería, de cuatro
escuadrones de caballería y de dos baterías de artillería montada […]”25.

Si bien al inicio de las operaciones solo se encontraban dos escuadrones de esta


Brigada de Caballería Ligera, durante las batallas desarrolladas en la campaña a estudiar
surgen otros elementos pertenecientes a la Legión. Por ejemplo, en el archivo del Estado de
San Pablo existe un relato —transcripto en la “Historia del 5.º Regimiento de Infantería
Mecanizado del ejército brasileño”— en donde Joaquim de Oliveira Álvares, jefe de la
Legión, escribe a Xavier Curado informando sobre los detalles de la batalla de Carumbé.
El informe, enviado el 27 de octubre de 1816 al campamento del arroyo Elías, traía datos
sobre los efectivos de la Legión que participaron en ese encuentro.

Las fuerzas participantes eran las siguientes: de Caballería, 120 efectivos del
Regimiento de Dragones, 40 de la Legión y 140 del Regimiento de Milicias, total 300. De

24
“O exercito Portugês en finais do Antigo Regime” En: O Portal da Historia.
http://www.arqnet.pt/index.html
25
Cartas de Lei, Alvarás, Decretos y cartas Régias. p. 113
43 - 129
infantería sumaban 200 de la Legión, 40 artilleros con dos piezas de 6 libras. Además, se
agregaban 120 hombres de las guerrillas, sumando un total de 760 hombres.

Estas organizaciones para el combate se constituían de acuerdo a las circunstancias.


Pero lo normal durante esta campaña en las Misiones fue formar una brigada sobre la base
de por lo menos un elemento de infantería completo, al que se le agregaban escuadrones o
regimientos de caballería con un mínimo de apoyo de fuego de piezas pequeñas de
artillería. Los uniformes empleados por las tropas portuguesas se pueden apreciar en los
Anexos 6 y 7 del presente capítulo.

d. Tácticas empleadas

El ejército portugués, a igual que los demás ejércitos europeos durante el siglo
XVIII, adoptó el uso de brigadas, siguiendo el sistema táctico legado por Gustavo Adolfo
de Suecia, sistema que era eminentemente ofensivo y se basaba en la combinación de las
distintas armas.

Esto fue demostrado durante todas las campañas realizadas en América en las
luchas entre Portugal y España, aunque las características del terreno hacían muy particular
el desarrollo de estos enfrentamientos. La táctica consistía en buscar, sitiar y devastar las
fuerzas adversarias, destruyendo sus centros de abastecimientos logísticos; la finalidad era
aislar las fuerzas y posteriormente aniquilarlas en combate de campo abierto donde se
podía hacer uso del sistema de combate de armas combinadas.

La instrucción del empleo táctico de los elementos básicos de combate se realizaba


utilizando los manuales británicos aprendidos por el ejército luso-británico de Beresford.
Esta táctica empleaba en gran medida la infantería en línea central, apoyada por piezas de
artillería distribuidas entre los batallones de infantería y la caballería a los flancos para
envolver o perseguir al enemigo en retirada; la infantería podía formar cuadros en caso de
ser atacada por la caballería.

La infantería portuguesa en sus formaciones regimentales presentaba una


desventaja y era que no poseía tropas ligeras dentro de los regimientos, esto afectaba
notablemente los combates contra las fuerzas artiguistas.

44 - 129
Los Cazadores o Tropas de Infantería Ligera fueron creados como batallones
durante la guerra peninsular. En esto difería Portugal de España y de Francia que incluían a
los Cazadores dentro de los regimientos de infantería, con lo cual daban una cobertura de
exploración por el fuego y de temprana alarma a las compactas líneas de infantería.

Siguiendo la tradición británica que organizaba estas unidades en batallones como


el 95 Rifles (Anexo N.º 9) —que eran unidades compuestas de tropas ligeras que
combatían en orden abierto, pero organizadas dentro de brigadas y no dentro de los
regimientos de infantería—, los portugueses intentaron imitar el uso de estas selectas
unidades que tuvieron un excelente desempeño en Portugal. El problema de esta
organización era que esas unidades podían ser afectadas enteras como infantería de línea,
como realmente pasó en las guerras de la Banda Oriental, ya que la columna de Lecor que
había avanzado por el litoral marítimo de este territorio llevó consigo todas las unidades de
Cazadores y dejó a las tropas de las Misiones con regimientos de infantería reforzados,
pero que no poseían en su orgánica este tipo de elemento.

La caballería portuguesa, sin embargo, estaba compuesta completamente por tropas


ligeras con amplio empleo (podían luchar en línea de tiro desmontados); además, no
existían elementos de caballería pesada. Esta característica había sido adoptada desde el
siglo XVIII. Portugal, que no era un país caracterizado por su buena caballería, había
tenido necesidad de tropas con mucha movilidad y versatilidad en su empleo, lo cual
propició el uso de Dragones en la mayoría de los territorios bajo el dominio lusitano. Dado
que este tipo de unidad podía cumplir también funciones de infantería, por lo que estaban
armados de mosquetes, se creó así una caballería útil a las necesidades operacionales de la
américa meridional.

La artillería empleada en la campaña de las Misiones de 1817 fue un mero elemento


de apoyo de fuego directo a las líneas de infantería y de protección de localidades
importantes, ya que se emplearon piezas de pequeño calibre en forma individual y no en
baterías. Muy pocas veces fueron empleadas las baterías de artillería montada de la Legión
de Tropas Ligeras. La misión de la artillería consistía en apoyar el ataque de la infantería y
dificultar el ataque enemigo, excepcionalmente, podía hacer fuegos de contrabatería. Esta
descripción da una muestra de la organización básica de las tropas portuguesas al momento
de iniciar la campaña de 1817.
45 - 129
e. Equipamiento de las fuerzas portuguesas

La provisión de efectos de arsenales e intendencia del ejército portugués no se


diferenció mucho de las otras potencias europeas durante el siglo XVIII. Las guerras
napoleónicas y la posterior ocupación francesa de Portugal habían provocado la disolución
del ejército portugués en la península y el éxodo de la monarquía hacia Brasil, y habían
dejado a las fuerzas de ultramar aisladas de su cadena logística de aprovisionamiento.

“La manutención del ejército portugués en el periodo 1808-1814 contó con los
subsidios británicos como consecuencia del acuerdo entre las dos coronas. En noviembre
de 1808 Gran Bretaña se compromete a costear el salario y la manutención —además de
las armas, uniformes y equipamiento— de 10.000 hombres del ejército de primera línea,
duplicando a 20.000 en 1809 (con la apertura de los puertos brasileños) llegando a 30.000
en 1810, cuando la construcción de las líneas de Torres Vedras. Portugal pagaba los
salarios y equipamientos de cerca de 25.000 hombres del ejército de primera línea,
además de la marina, las milicias, las ordenanzas y de las tropas de ultramar.

En el mismo periodo fueron remitidas desde Gran Bretaña cerca de 160.000


espingardas,26 2.300 carabinas, 3.000 de caballería, 7.000 pistolas, 15.000 espadas,
15.000 sables de caballería, 190.000 uniformes, etc.”27.

Este sistema de provisión duró todo el tiempo de la guerra contra Napoleón quien
fue derrotado completamente en 1815, Estos pertrechos serían destinados a abastecer tanto
a la división de voluntarios reales como a las fuerzas de ultramar para recuperar los
territorios perdidos o amenazados.

26
Nombre portugués dado al mosquete y a las escopetas de caza con sistema de fuego a chispa de pedernal.
27
CORREA BARRENTO DE LEMOS PIRES, Nuño “El ejército portugués y el nuevo ejército anglo-
portugués en 1808”.
http://jornadaspatrimonio.weebly.com/uploads/4/2/3/7/4237090/el_ejrcito_portugus_y_el_nuevo_ejrcito_ang
lo.pdf

46 - 129
2. ANDRESITO ARTIGAS Y SU EJÉRCITO CRIOLLO-GUARANÍ

a. Conceptos generales

Se puede calificar como fuerza irregular a las tropas que integraban este
heterogéneo grupo de guaraníes y de criollos a órdenes de Andresito Artigas. Estos grupos
eran herederos de los antiguos ejércitos jesuíticos-guaraníes que derrotaron tantas veces a
los portugueses en la Colonia del Sacramento y que finalmente fueran destruidos en las
guerras guaraníticas, enfrentados a Portugal y a España.

Pero a pesar de no constituir un ejército convencional organizado a la usanza de las


tropas de inicios del siglo XIX, poseían una instrucción básica y características distintivas.
Lo único que realmente había permitido que estas tropas mal equipadas e instruidas se
enfrentaran a fuerzas superiores fue su espíritu de lucha y su cohesión étnica.

En septiembre de 1816, Andresito había redactado un exhorto a todos los naturales


de las Misiones para lograr este espíritu de lucha y cohesión con el fin de poder enfrentar a
las tropas portuguesas. Manuel Antonio Curaeté, su emisario, había llevado esta proclama
a todos los pueblos de las Misiones.

“EXHORTO A TODOS LOS NATURALES DE LOS PUEBLOS ORIENTALES DE


MISIONES.

Andrés Guacurary y Artigas, Ciudadano Capitán de Blandengues, Comandante


general de la provincia de Misiones por el supremo Gobierno de la Libertad, a todos los
naturales de la Banda Oriental.

Siendo constante que por un favor del cielo he sido llamado al mando de las
Misiones, como para el efecto, he tenido la dicha de quitar los pueblos gobernados por
Buenos Aires y rescatar los otros que se hallaban en el año anterior bajo el yugo del
Paraguay, colmándome el dios de los ejércitos de todos aquellos beneficios que son
necesarios para la empeñosa empresa de rebatir todo enemigo de la justa causa que
defiendo:

47 - 129
Por tanto atendiendo, e inteligenciando que las mismas o aún mayores razones
concurren en mí para libertad de los siete pueblos de ésta banda del tiránico dominio de
los portugueses, bajo el cual han estado quince años los infelices indios gimiendo la dura
esclavitud:

He puesto mi ejército delante de los portugueses, sin recelo alguno, fundado en


primer lugar en que dios favorecerá mis sanos pensamientos, y en las brillantes armas
auxiliadoras, y libertadoras, solo con el fin de dejar a los pueblos en el pleno goce de sus
derechos, esto es , para que cada pueblo se gobierne por si, sin que ningún otro Español,
Portugués o cualquiera de otra provincia se atreva a gobernar, pues habrán ya
experimentado los pueblos los grandes atrasos, miserias y males en los gobiernos del
español y portugués:

Ahora pues, amados hermanos míos, abrid los ojos y ved que se os acerca y
alumbra ya la hermosa luz de la libertad, sacudid ese yugo que oprimía nuestros pueblos
descansad en el seno de mis armas, seguros de mi protección, sin que ningún enemigo
pueda entorpecer vuestra suspirada libertad; yo vengo a ampararos, vengo a buscaros
porque sois mis semejantes y hermanos, vengo a romper las cadenas de la tiranía
Portuguesa, vengo por fin a que logréis vuestros trabajos y a daros lo que los portugueses
os han quitado el año 1801 por causa de las intrigas españolas, no tengáis recelo en cosa
alguna, si, temed las fatales resultas que puedan originarse de vuestra dureza y
obstinación.

Acordaos de aquel famoso pasaje de la sagrada escritura, en que se dice que


Moisés y Aarón libertaron al pueblo de Israel de la tiranía del Faraón; así yo siguiendo
este apreciable ejemplo, he tomado mis medidas para el mismo fin, de las cuales una es la
de dar comisión al Capitán Ciudadano Miguel Antonio Curaeté, para que como
representante mío corra los mencionados Pueblos haciéndolos entender mis ideas y la
sagrada causa que defendemos y para la que estoy pronto con todas mis tropas a
derramar las últimas gotas de sangre si se ofrece, como también de juntar todos los
naturales para que los portugueses no los arreen para adentro, debiendo reunirse con él,
todos que penetrados de la dulce voz de la libertad que os llama, quieran seguir el
pabellón de la patria: él se entenderá conmigo.

48 - 129
Ea pues, compaisanos míos, levantad el sagrado grito de la libertad, y destruid la
tiranía y gustad del deleitable néctar que os ofrezco con las veras del corazón que lo
traigo deshecho por vuestro amor.

Andrés Guaçurary y Artigas”28.

b. Andresito Artigas y sus orígenes

Para comprender el mando implementado por las fuerzas de Andresito, es menester


conocer su origen y su formación.

“El 30 de noviembre de 1778, nació en Santo Thomé, entonces pueblo de las


Misiones occidentales Andrés Guaçurary. El apellido Guaçurary es de origen Guaraní
estando escrito en portugués, de manera, que la forma correcta seria Guazurary y no
Guacurary, como se acostumbra. A pesar de esta consideración se mantendrá la vieja
forma en portugués: Guaçurary.

Andresito no era indio puro, en realidad fue mestizo, hijo de una india sanborjense
y de un español desconocido, ambos radicados en Santo Thomé. Esta mescla de razas,
después de la expulsión de los jesuitas (1768) fue una constante en todos los pueblos
misioneros, lo que en general dio lugar a un lento proceso demográfico de mestización.

Andrés Guaçurary era robusto aunque de baja estatura, lo que le valió el nombre
de Andresito. Tenía ojos verdes claros de mirada profunda, tez rojiza con rostro redondo y
lampiño de pómulos salientes; y posteriormente desde 1815 salpicado de cicatrices de
viruela.

Paso su niñez en Santo Thomé donde aprendió el guaraní, idioma de sus mayores y
el castellano que leía y escribía gracias al mercedario padre Martin Céspedes, que ofició
de cura párroco y atendió el “pasto espiritual” del viejo pueblo jesuítico.

[…] Mas tarde, siendo adolecente se radicó en San Borja con su familia materna,
donde aprendió las distintas labores agrícolas, y como todo indígena varón, lecciones de

28
Archivo Mitre. Ob. cit., Tomo IV: 21.
49 - 129
ataque y defensa. A partir de 1801, el pueblo cayó bajo la dominación Lusitana, así
conoció la lengua portuguesa, y su apellido comenzó a escribirse en portugués.

Rápidamente los militares y estancieros lusitanos, implementaron las viejas


prácticas de los bandeirantes, de manera que guaraníes jóvenes fueron enganchados en
los ejércitos, o bien obligados a servir como esclavos o peones de los portugueses.

Andresito con numerosos indígenas, cansados de las injusticias, huyeron cruzando


el río Uruguay y se establecieron en el poblado español de Santo Thomé. Y allí, en la
antigua plaza de los naranjales de su pueblo natal, escuchó cientos de veces los relatos,
que sus mayores hacían sobre la lucha de los indios misioneros contra la opresión, y se
hizo carne su pasión por la justicia […].

[…]A fines de agosto de 1810, el misionero Andresito en calidad de soldado de la


Compañía de Naturales, marchó desde Santo Thomé hasta el pueblo de Yapeyú, donde con
los integrantes de la otra compañía recibió instrucción militar. En efecto bajo la
permanente amenaza de una invasión paraguaya, un viejo español que se desempeñaba
como sargento en el Real Cuerpo de Artillería, en Concepción, fue traído hasta Yapeyú,
donde los hizo practicar ejercicios de artillería a los yapeyuyanos y a los naturales de
Santo Thomé y la Cruz. Al desplazarse a Yapeyú las dos compañías de naturales, el pueblo
de Santo Thomé quedo bajo la custodia de un Destacamento, que tenía órdenes de
abandonarlo ante el avance de los paraguayos hacia las misiones occidentales”29.

Andresito, posteriormente, había integrado las milicias que el gobernador de las


Misiones, Tomás de Rocamora, organizó para apoyar a Belgrano en su campaña contra el
Paraguay.

Muchos autores concuerdan con que el encuentro entre Artigas y Andresito se


produce en 1811, cuando Artigas fue designado teniente de gobernador del departamento
de Yapeyú. Andresito comparte con él su ideal federal y republicano, y quedan unidos
como padre e hijo; Artigas le cede su apellido, el que Andresito usará a partir de ese
momento para firmar sus cartas y documentos.

29
SAVOINI, Juan Luis. “Andrés Guaçurary y Artigas, La destrucción de las Misiones Occidentales”. Ob.cit.,
pp. 7 y 12.

50 - 129
Una de las órdenes impartidas por José Gervasio Artigas, como teniente de
gobernador de Santo Tomé, fue la de que todos los indios misioneros pertenecientes a su
jurisdicción fueran incorporados a la escuela de caballería perteneciente al Cuerpo de
Blandengues de la patria. Los Blandengues eran soldados de caballería que recibían
instrucción mixta, a pie y a caballo. Fueron combatientes con características particulares,
similares a los Dragones del ejército portugués: debían tener un conocimiento acabado del
terreno, ser hábiles jinetes y soportar permanentes privaciones en sus numerosas campañas.
Originariamente, el Cuerpo de Blandengues tenía por misión custodiar las fronteras
orientales para evitar el contrabando, posteriormente, fue destinado a luchar contra los
realistas e invasores portugueses. Andresito Artigas se incorporó a este regimiento, siguió
las órdenes de su protector y alcanzó el grado de capitán para el año 1815. Este origen y
formación fue muy común entre los caudillos guaraníes de la época y, como se verá más
adelante, la instrucción militar también.

Los caracteres fisonómicos de Andrés Artigas se pueden observar en el retrato


pintado por Lucas Braulio Areco (Ver Anexo 10), basado en las memorias de Fermín Félix
Pampín, un comerciante español radicado en Corrientes que había presenciado la
ocupación y gobernación de Andresito en esta ciudad, en el año 1818.

c. La conducción de la campaña

Artigas, en febrero de 1815, había designado a Andresito como ciudadano capitán


de Blandengues y comandante general de la provincia de Misiones. Instaló su puesto de
mando en Santo Tomé, situación que convirtió de manera efectiva a dicha localidad en
capital de la provincia desde donde comienza comandar las operaciones.

La conducción de las operaciones se basaba en realizar guerrillas, escaramuzas y en


hostilizar al enemigo para desgastarlo y así obtener condiciones favorables para enfrentarlo
en una batalla decisiva, si además poseía superioridad numérica.

“Todas las fuerzas estaban montadas y el combate se desarrollaba generalmente a


caballo, sobre grandes escenarios con pocos efectivos, con una importante movilidad que
le permitía a cada jefe patriota conducir distintas acciones militares dando gran
flexibilidad a las fuerzas. Cada comandante poseía la capacidad militar necesaria para

51 - 129
desarrollar, de acuerdo a la situación en el campo de batalla, la acción militar más
conveniente para apoyar la idea de maniobra general: atacar por sorpresa, reagrupar
fuerzas, realizar envolvimientos, extraer tropas etcétera. Además como norma, en el
campo de batalla cada caudillo actuaba de forma aislada y las fracciones se comunicaban
por medio de chasques”30.

Como ejemplo de la descripción anterior se puede apreciar en las cartas de José


Gervasio Artigas a Andresito, durante la campaña de 1816 donde impartía órdenes al
respecto:

“Al Señor Comandante General Don Andrés Artigas.

Pasado mañana salgo con el resto de las tropas para activar los movimientos de la
frontera. Por consecuencia a los 17 días contados desde esta fecha deben abrirse las
hostilidades contra Portugal, cumplido este término debe usted repasar el Uruguay y
atacar San Borja, continuando sus marchas hasta libertar los pueblos de Misiones y ganar
la boca del Monte Grande. Para ello que Miño repase con su gente por Concepción
apoyando sus movimientos en los de usted.

Es preciso que usted si logra repasar el río Uruguay y superarlos en el primer


reencuentro, los persiga sin misericordia procurando quitarles todas las caballadas que
pueda y los mismos ganados remitiéndolo todo a la retaguardia.

Usted procure tener adelante siempre sus partidas volateras y exploradoras, y con
ellas hacerles toda la guerra, que se pueda, mientras marcha el grueso de la división.

Usted lo que debe procurar es ocultar sus movimientos hasta franquear el


Uruguay. Este debe usted pasarlo en donde halle menos oposición y en donde
cómodamente pueda usted pasar mucha gente para no exponerla. […]

Lo que interesa es que usted mande partes continuados tanto de lo favorable como
lo adverso, para arreglar mis providencias. Porque si afortunadamente logramos que esas
divisiones repasen el Uruguay y nosotros de frente atacamos por este lado no será difícil

30
LUZURIAGA, Juan Carlos y DÍAZ BUSCHIAZZO, Marcelo. “Las Batallas de Artigas 1811-1820”.
Ob.cit., p. 149.
52 - 129
que las comunicaciones de usted se abran por el Ibicuy, y será más fácil tomar una
providencia acertada con el pronto conocimiento de las circunstancias […].

Purificación, 25 de agosto de 1816 José Artigas”31.

Con este ejemplo se exponen las características de la conducción que Artigas quería
para sus tropas: un mando centralizado que seguía un plan determinado y con constante
comunicación para poder corregir las desviaciones que este pudiera sufrir.

Para la campaña de 1817, Artigas había impuesto una actitud defensiva, distinta a la
ofensiva implementada en 1816, pero con similares procedimientos de mando y de
conducción.

d. La organización y los mandos subalternos

Para 1817, Andresito se había organizado preparando la defensa de algunos puntos


fuertes en las localidades importantes y concentrando bajo su mando directo el grueso de
sus fuerzas. Este sistema defensivo presentaba debilidades ya que disminuía las ventajas
del sistema de lucha de montoneras, el cual había sido el predominante durante las
campañas de 1815 y 1816.

“La Montonera

Todas estas tropas son de caballería, están mal vestidas pero […] bien armadas.
Estas dos provincias son las más entusiastas para la guerra y todos sus habitantes a
excepción de una pequeña parte se unirán inmediatamente a las tropas de Artigas y
engrosaran su número en caso invasión.

Estas tropas son valientes y de una constancia admirable; no tienen disciplina de


ninguna especie, ni conocen otra formación que ponerse en ala.

Hacen la guerra por el estilo de cosacos, desbastando todo el terreno que deben
ocupar sus enemigos y cargándolos al descuido; pero nunca presentando batalla a no ser
en el caso de contemplarse en una marcada superioridad numérica”32.

31
“Cartas de Artigas a Andresito” Museo Mitre: Contribución Documental para la Historia del Río de la
Plata, Buenos Aires. Tomo IV, 1913
53 - 129
Por lo expresado anteriormente, la ventaja de la sorpresa que daba el sistema de
lucha de montoneras se había perdido, quedaba la opción por parte de Andresito de
ejecutar una defensa móvil aprovechando una posición central, y de esta forma aplicar con
sus fuerzas de caballería la superioridad numérica en un punto. Pero el sistema de
montoneras y el sistema de defensa de puntos fuertes se basaba en la confianza de los
mandos subalternos que este caudillo poseía. Los más destacados eran los siguientes:

PANTALEÓN SOTELO: comandante guaraní, nacido en Santo Tomé en fecha


desconocida. Recibió su formación militar junto a Artigas, igual que Andresito. Para 1811
había logrado ascender a cabo y tenía a su cargo la 6ta Compañía del Cuerpo de
Blandengues con la que formó parte de las fuerzas sitiadoras de Montevideo. En 1816
había sido promovido a alférez y fue enviado a Misiones, con refuerzos para Andrés
Artigas, con la tarea de comandar el piquete armado de Yapeyú. A comienzos de
septiembre de 1816, Sotelo estaba al mando de los refuerzos que debían apoyar a
Andresito durante el sitio a San Borja, pero fue interceptado por Abreu y debió retirarse.Se
tiene poco conocimiento de su actuación en 1817, pero para 1818 ya era el segundo al
mando de las fuerzas de Andresito, a quien reemplazaba como comandante auxiliar
durante sus ausencias.

“Tras el cruento combate de San Carlos, Sotelo acompañó al ejército guaraní


también en la campaña a Corrientes de 1818, sobresaliendo en el triunfo de Saladas.
Desde principios de 1819, el subcomandante guaraní se hallaba concentrando tropas en
las cercanías de Caá Catí e Ibiritingay (Corrientes), las cuales participaron de la última
campaña a las Misiones Orientales al lado de Andresito, quien resulto apresado en el
transcurso de la misma.

Sotelo fue entonces designado Comandante General Interino en el Acuerdo de


Asunción del Cambay (22 de septiembre de 1819), participó de la última campaña de
Artigas contra los portugueses, perdiendo la vida en la batalla de Tacuarembó (22 de
enero de 1820)”33.

32
LUZURIAGA, Juan Carlos y DÍAZ BUSCHIAZZO, Marcelo “Las Batallas de Artigas 1811-1820”. Ob.
cit., p. 152
33
MACHÓN, Jorge y CANTERO, Daniel. “1815–1821 Misiones Provincia Federal”. Ob. cit., p. 134.

54 - 129
MATÍAS ABUCU: “Matías Abucú nació en Apóstoles, posiblemente alrededor del
año 1780. En 1804 formaba parte del Cabildo de ese pueblo con el cargo de Regidor
Primero y en años sucesivos integró las milicias misioneras del departamento de
Concepción, entre las que alcanzó el grado de teniente.

En 1812 el Triunvirato gobernante solicitó la conformación de una “fuerza


militar” de 300 jóvenes guaraníes a ser incorporados al recientemente creado Regimiento
de granaderos a caballo, en respuesta al deseo propio del Comandante, José de San
Martín. Solo pudieron reunirse 283, por no encontrarse en los pueblos otros que reunieran
las exigentes condiciones de “talla, robustez y presencia” necesaria para convertirse en
granadero.

Al teniente Matías Abucú le correspondió el deber de conducir a estos nuevos


reclutas, acompañado por el Capitán Antonio Morales y los Alféreces Miguel Aibí, Andrés
Guayaré y Juan de Dios Abayá.

La comitiva misionera llegó a Buenos Aires a principios de mayo de 1813, y antes


de emprender el regreso, Abucú y sus compañeros tuvieron el honor de conocer
personalmente a su “paysano”, el entonces Coronel San Martín.

En noviembre, el capitán Morales, Abucú y los demás oficiales guaraníes


emprendieron su regreso a Misiones. San Martín no solo los atendió deferentemente, sino
que también les hizo proveer de uniformes de oficiales de Granaderos a Caballo, con los
que regresaron orgullosos a su terruño natal.

Matías Abucú, como otros ilustres oficiales del departamento de Concepción […],
participó activamente, a partir de 1815, de las campañas militares del Comandante
general de las Misiones Andrés Guacurarí y Artigas.

En 1820, al producirse la ruptura entre Artigas y Ramírez, se hallaba comandando


un cuerpo de Dragones bajo las órdenes del entonces Comandante General de las
Misiones, Francisco Javier Sití. Cuando este pasó a las filas de Ramírez, Matías Abucú
primeramente lo acompañó, […], pero pronto volvió a integrarse a las fuerzas de José
Artigas que resistían heroicamente.

55 - 129
Abucú tuvo destacada actuación en el sitio de Asunción del Cambay, a tal punto
que los atacantes manifestaron que sus Dragones fueron los únicos que sostuvieron una
tenaz resistencia.

Luego de la derrota, Abucú acompaño a Artigas hasta su último campamento en


Santa Ana […]”34.

IGNACIO MBAYBÉ: “[…] era originario de Concepción, al igual que Cayré; era
hijo de un cacique, y por ello recibió una esmerada educación, la cual se puede
comprobar al ver su caligrafía y su firma. El 18 de febrero de 1800 fue uno de los
beneficiarios de las medidas modernizantes impulsadas por el Marqués de Aviles para
Misiones, en vista de las cuales fue exceptuado de las obligaciones comunales.

A partir de 1804 se desempeñó como Corregidor de Concepción; en 1809 pasó a


ser alcalde en primer voto y en 1810 nuevamente Corregidor. En vista a las reformas
llevadas a cabo por Belgrano a su paso por Misiones, pasó a ser comandante militar y
como tal integró los refuerzos misioneros a la campaña al Paraguay, los cuales no
participaron de los combates y permanecieron acantonados en Itapúa por orden del
General.

En 1812 colaboró activamente en la convocatoria de jóvenes guaraníes a ser


incorporados a los granaderos de San Martín.

En 1815 reconoció la autoridad del Comandante General Andrés Artigas, quien al


año siguiente lo designó Comandante de Candelaria, con la misión de vigilar la costa del
Paraná ante posibles ataques paraguayos, al tiempo que se iniciaba el primer intento de
recuperación de los pueblos orientales.

Durante la invasión portuguesa de 1817 intentó reunirse con Andresito, pero le fue
imposible porque las tropas invasoras de Chagas se colocaron en medio de las posiciones
de ambos jefes […)]. Ante la precariedad de su situación por el inminente ataque enemigo
y no teniendo otro camino para replegarse, Mbaybé se retiró hacia la frontera correntina.

34
MACHÓN, Jorge y CANTERO, Daniel. “1815–1821 Misiones Provincia Federal”. Ob.cit., p. 136
56 - 129
Alcanzado por las portuguesas de Carvalho, resolvió enfrentarlas el 9 de febrero,
pero fue vencido tras media hora de lucha. Posteriormente se retiró hacia su campamento
en Ibiritingay, donde fue nuevamente sorprendido y derrotado. Este combate arrojó un
saldo de 72 bajas, por lo que fue el más importante de toda la invasión.

No obstante, Mbaybé quiso continuar hacia Caa Catí, donde su comandante se


negó a auxiliarlo, dándole la orden de continuar hasta Itaibaté, donde debía detenerse y
no seguir avanzando. Dos días después, ignorando la orden, llegó hasta Itatí, donde por
fin sus hombres recibieron los primeros auxilios de cabalgaduras y vacas.

En realidad algunos comandantes correntinos, liderados por los hermanos


Esquivel, estaban aliados de los portugueses y buscaron hacer que los guaraníes cayeran
en una trampa, la cual fue evadida hábilmente por Mbaybé, ya que los invasores llegaron
hasta Itaibaté sin ser detenidos.

Finalmente con el apoyo del gobernador Méndez de Corrientes, logró reunirse con
Andresito en septiembre de 1817.

En 1819 participó de la última campaña de Andrés Artigas a las Misiones


Orientales, y en agosto fue uno de los comandantes que reunieron los dispersos
contingentes misioneros en Asunción del Cambay, donde Sotelo fue designado comandante
general en reemplazo del apresurado Guacurarí.

No tenemos noticias suyas posteriores a la batalla de Tacuarembó”35.

MANUEL CAYRÉ: “[…] nació en 1761 probablemente en Concepción, ya que en


ese pueblo se desempeñaba en 1800 como Mayordomo Primero del Cabildo. Pasó a ser
miliciano al año siguiente en la compañía de Don Francisco del Castillo. En 1813 formó
parte del contingente de guaraníes misioneros y se trasladó a Buenos Aires, donde se
incorporó al regimiento de granaderos a caballo creado por José de San Martín, el cual
desertó a principios de 1814, regresando a Misiones.

A partir de 1815 fue corregidor de Concepción. Tras el éxodo de 1817 y la


fundación de Asunción del Cambay, se desempeñó como Corregidor y Comandante de la

35
MACHÓN, Jorge y CANTERO, Daniel. “1815–1821 Misiones Provincia Federal”. Ob.cit., pp. 137-138.
57 - 129
nueva capital misionera. A principios de 1819, Cayré organizó las tropas locales en visitas
a la nueva campaña que planeaba Andresito, en el transcurso de la cual el Comandante
General fue tomado prisionero. Cayré fue precisamente el primero en informar la derrota
guaraní.

En agosto de 1819 participó de la reunión organizada por Artigas en Asunción del


Cambay, en la que Sotelo fue designado Comandante general y se integró a las tropas
federales en su última campaña contra los portugueses de la Banda Oriental. Su meritorio
desempeño hizo que compartiera el cargo de subcomandante de las fuerzas artiguistas con
el propio Sotelo (el comandante era La Torre) las cuales sufrieron una aplastante derrota
en Tacuarembó el 22 de enero de 1820 […]”36.

En general, el liderazgo de las tropas artiguistas era una suerte de elección del
primero entre sus pares, ya que el líder, jefe o caudillo compartía sus costumbres,
padecimientos y, además, se expresaba en su propio idioma.

e. La composición y tácticas empleadas

El ejército artiguista contaba con numerosos contingentes de soldados guaraníes,


pero no eran la totalidad; existieron otros componentes que integraron estas fuerzas como
los criollos que habitaban las provincias de Corrientes y de Misiones, además de negros
libertos.

Existen numerosas cartas donde Artigas solicita tropas a los cabildos.


Particularmente, en la campaña de 1817 posterior a la derrota de Catalán, Artigas solicita
refuerzos al Cabildo de Corrientes en los siguientes términos:

“12 de Enero de 1817

Me es bastante sensible tener que anunciar a V.S. la desgraciada suerte de


nuestras armas el 4 del corriente y me es mucho más doloroso tener que anunciar a V. S.
que contada la victoria por nosotros sufrimos la dispersión que es consiguiente a la
impericia de los paisanos. Visto que nada podemos conseguir con esta clase de hombres
que exponen a la tropa a perecer sin provecho.

36
MACHÓN, Jorge y CANTERO, Daniel. “1815–1821 Misiones Provincia Federal”. Ob. cit., pp. 138-139.
58 - 129
Es preciso partir de otro principio en lo sucesivo para no experimentar semejantes
desastres en lo venidero. Es superfluo que V. S. se empeñe en mandar gente que no sea
para servir en clase de veteranos para que tengan la responsabilidad y subordinación
precisa. El señor gobernador según se me anuncia se ha vuelto con la gente, yo lo
celebraré; yo lo celebraré si con ella no se halla capaz de sostener el honor de esa
provincia y su compromiso.

Yo desearía que en otra ocasión V. S. me mandase aunque sea de la gente baja y


ociosa para sujetarla en los regimientos antes de lidiar con gente voluntariosa e inexperta.

Por lo mismo me es forzosa insinuar a V. S. un pensamiento que si lleva a la


ejecución podríamos asegurar unos resultados felices.

Es preciso apurar los recursos y no es el menor la libertad de la esclavatura (sic),


dejando a la dependencia de V. S. la elección de aquellos que sin mayor gravamen de esa
provincia pudieran colectarse a fin de agregarlos a las armas y sellen su libertad con sus
servicios.

Tengo el honor de saludar a V. S. y reiterarle mis más cordiales afectos.

Purificación; 12 de Enero de 1817.

José Artigas

Al muy ilustre cabildo de Corrientes”37.

La barrera cultural entre guaraníes y criollos nunca pudo ser superada, y el propio
Artigas organizó cuerpos de naturales separados del resto de su ejército para mantener la
convivencia, aunque igualmente estos nunca fueron totalmente homogéneos.

“Entre las tropas de Andresito, por ejemplo, había algunos criollos y su guardia
personal estaba formada por negros libertos. A medida que se desarrollaba la guerra, la
heterogeneidad de las fuerzas se acentuó y a partir de 1817 y sobre todo 1818, fue cada

37
GÓMEZ, Hernán Félix: “El general Artigas y los hombres de Corrientes, Colección documental”
reedición de la obra de 1929. Corrientes: Amerindia, 2010. pp. 219-220.
59 - 129
vez mayor la presencia de soldados guaraníes en Corrientes y de criollos en Misiones, lo
cual generó en ocasiones serios conflictos”38.

La táctica y las formaciones que utilizaban las tropas artiguistas, especialmente las
de Andresito, eran realmente novedosas y muy particulares. La infantería iba montada a
caballo, pero armada con fusiles con bayoneta, siempre escoltada por caballería de lanza.
Para describir cómo se utilizó esta táctica particular es preciso transcribir las palabras del
general Paz, quien en oportunidad del combate de la Herradura se enfrentó a estas tropas:

“Serían las dos de la tarde cuando las guerrillas enemigas empezaron á ser
reforzadas. Esto siguió en una progresión tan creciente, que las nuestras, que eran de
caballería, tuvieron que recogerse al campo cercado. Muy luego presentaron su línea, que
siguió avanzando, pero que hizo alto para dejar obrar a lo que llamaban su infantería;
esta consistía en unos hombres armados de fusil y bayoneta, que venían montados
habitualmente, y que solo echaban pie a tierra en ciertas circunstancias del combate.
Cuando estaban desmontados nunca formaban en orden unido, y siempre iban dispersos
como cazadores; formaban parejas, y para ello hacían servir sus amistades y relaciones
personales, de modo que tenían ese vínculo más para protegerse mutuamente y no
abandonarse en el conflicto.

A presencia del enemigo, y sin desmontarse, se desplegaban en guerrillas, y


cuando habían llegado a la distancia conveniente, echaban pie a tierra, quedando uno con
los dos caballos, y avanzándose el compañero de algunos pasos para hacer fuego, el que
continuaba mientras se creía conveniente. Algunas veces se conservaba a caballo el uno
teniendo de la rienda el caballo del que se había desmontado.

Si eran cargados y se veían precisados a perder terreno, saltaban en sus caballos


con rara destreza, y antes de un minuto habían desaparecido; si por el contrario huía el
enemigo, montaban con igual velocidad, para perseguirlo; y entonces obraban como
caballería, por más que sus armas fuesen las menos adecuadas. Esta era la famosa táctica
de la infantería de Artigas, con la que había triunfado de los ejércitos de Buenos Aires, y
que a juicio de aquellos caudillos, era el último esfuerzo del ingenio humano. Es por

38
MACHÓN, Jorge y CANTERO, Daniel. “1815–1821 Misiones Provincia Federal”. Ob.cit., p. 27.
60 - 129
demás decir que esta operación de su infantería, era sostenida por cuerpos de caballería,
que conservaban generalmente a su inmediación.

Nuestro campo fue completamente circunvalado por una extensa línea de


guerrillas, en la forma que he descripto, cuyos fuegos siendo convergentes, nos
incomodaban bastante, principalmente a la caballería, que estaba al descubierto. Ellos
apenas eran contestados por algunos de nuestros infantes, que guardaban los suyos para
mejor ocasión que luego se presentó.

Repentinamente y por un movimiento simultáneo, se pronunció una carga general


de caballería, á que acompañaron sus infantes, que tomaron para esto sus caballos, con
una destreza y celeridad sin igual y se vinieron del modo más impetuoso sobre nuestra
débil trinchera. Entonces lo recibió nuestra infantería, con la plenitud de sus fuegos, en
términos, que los rechazaron e hicieron retroceder. Al mismo tiempo salieron por los
portones los tres escuadrones, cargando dos de ellos y quedando el otro en reserva. A mí
me tocó cargar por nuestra izquierda y casi sobre el centro del enemigo, el cual cedió en
desorden, probando los filos de nuestros sables, pero haciendo al mismo tiempo, toda su
línea, una rápida concentración sobre varios puntos, que a su vez amenazaban envolver
nuestra diminuta fuerza. Los dos escuadrones en acción, parecían dos puntos en el
espacio, comparados con aquella multitud que abarcaba una gran extensión. No debí,
pues, llevar la carga indefinidamente, y después de andar diez o doce cuadras, en que el
enemigo tuvo pérdidas proporcionadas, hice la señal de alto, para reunirme y
reorganizarme.

Ya era tiempo, porque los Montoneros, advirtiendo su inmensa superioridad


numérica y la dispersión que naturalmente origina una carga, se preparaban (no los que
llevábamos acuchillando) a tomar la ofensiva y envolvernos por todos lados. La brevedad
con que se rehízo el escuadrón y la actitud que tomó, les impuso, y permanecimos algún
tiempo en observación. Cada instante que pasaba, volvía más el enemigo de su estupor y
se persuadía más de nuestra debilidad, pues podíamos contarnos en aquella circunstancia,
uno contra diez. Cuando quise replegar mi escuadrón, el enemigo quiso y aún se movió
para echarse sobre él, pero le dimos otra vez frente y se contuvo, a lo que pudieron
contribuir, dos compañías de infantería que habían salido del campo y que se dejaron ver
a la distancia. Pude, pues, seguir mi movimiento, en el mayor orden y sin ser inquietado,
61 - 129
fuera del fuego de las guerrillas, que era contestado por otras, hasta apoyarme en la
infantería que había salido.

El escuadrón de Húsares que cargó, pudo hacerlo con mas desahogo, porque
siendo su movimiento sobre la extrema izquierda del enemigo, no corría el mismo peligro
de ser envuelto. Sin embargo, no fue tan feliz, porque aunque arrolló el enemigo, cuando
cesó su movimiento ofensivo y quiso replegarse, este trató de cargarlo a su vez, le hizo
perder algunos hombres, y lo hubiera deshecho, sin el oportuno socorro del escuadrón de
reserva.

Aunque los federales y Montoneros no tuviesen táctica, o mejor dicho tuviesen una
de su invención, se batían con el mas denodado valor; su entusiasmo degeneraba en el
más ciego fanatismo, y su engreimiento por causas de sus multiplicadas victorias sobre las
tropas de Buenos Aires, se parecía al delirio, entre los hombres que perdieron en la carga,
que serían treinta, solo uno se pudo tomar vivo y herido también, pues los otros
prefirieron morir con sus armas en la mano. Vi un indio (no hablo de los salvajes, de que
traían algunos del Chaco) que habiendo perdido su caballo, había quedado a retaguardia
de los nuestros cuando había pasado el momento de la carga, y que rodeado de diez o
doce soldados, que le ofrecían salvarle la vida, los desafiaba con lanza en la mano,
despreciando su perdón; a alguno hubo de costarle cara su clemencia, pues el bárbaro
hirió a uno de sus generosos vencedores. Semejante a una fiera acosada por los cazadores
que vuelve a esperarlos para vender cara su vida; así, este furioso, no escuchaba, sino su
rabia y su desesperación. Fue preciso matarlo, como se hubiera hecho con una pantera o
con un tigre [….].

El jefe de la expedición era el célebre gobernador de Santa Fé don Estanislao


López, trayendo a sus órdenes a D. Ricardo López Jordán, hermano del gobernador
Ramírez y al famoso aventurero inglés Campbell. Este mandaba una división de indios
misioneros y correntinos y aquel los entrerrianos [….].

Me he detenido de propósito en los detalles de esta corta y poco importante


campaña para dar a conocer de una vez la táctica y modo de combatir de las Montoneras
que acaudillaba en jefe el proto-caudillo D. José Artigas; mediante la cual obtuvieron
considerables victorias sobre las tropas de Buenos Aires [….].

62 - 129
La Montonera aunque compuesta de tropas irregulares estaba poseída de un
entusiasmo extraordinario, el que unido al brío y valor de nuestros campesinos, les daba
una ventaja en los combates individuales (digámoslo así) a la arma blanca que es la que
regularmente se emplea en los ataques de caballería. Por otra parte esos grandes cuerpos
de esta arma improvisados para oponerles, ya se compusiesen de milicianos, ya de tropas
de línea recientemente creadas no podían tener ni la posesión ni la instrucción
convenientes para maniobras, de modo que las batallas se reducían a choques bruscos y
desordenados en que se combatía casi individualmente. De aquí resultó que los
montoneros daban tanta importancia a lo que llamaban entrevero, expresión (sic) que
estuvo en uso y que era repetida con énfasis por personas de más altura”39.

Estas montoneras adaptaron las tácticas de cazadores a sus necesidades para


enfrentar a un enemigo superior en instrucción y equipamiento; su versatilidad les permitió
subsistir en un conflicto que desde su inicio estaba perdido, si se analizaba objetivamente
el poder relativo de combate de cada ejército participante.

f. La logística de las montoneras

1) Aspectos generales

El apoyo de los recursos materiales durante esta época, y en este frente en


particular, era sumamente precario y algunas veces primitivo, pero exigió de mucha astucia
e iniciativa de parte de los defensores de la frontera oriental.

2) Abastecimiento y mantenimiento

a) Arsenales: el abastecimiento de arsenales, una de las principales funciones


de recursos materiales empleada durante esta campaña, fue concebido de forma ingeniosa e
innovadora y proporcionado por José Artigas desde Montevideo. Para comprender el tipo
de abastecimiento y mantenimiento de arsenales de la época se debe aclarar cuál era el
equipo utilizado por los hombres de Artigas:

La infantería estaba equipada con fusiles de chispa de hierro fundido de


aproximadamente 1,40 m de longitud, 4 kg de peso y unos 19 mm de boca; el alcance

39
PAZ, José María “Memorias Póstumas”. 2ª ed., La Plata, Tomo1.º, 1892. pp. 327–331.
63 - 129
máximo no superaba los 500 m y el efectivo no llegaba a los 300. La bayoneta, que se
calzaba en una ranura del cilindro haciéndola girar, tenía una hoja de 47 cm de longitud. La
caballería estaba armada con tercerola (arma de fuego similar al fusil de la infantería, pero
más pequeña, un tercio más corto) del tipo de carabina y sable.

Las cartas escritas entre Artigas y Andresito nos comentan sobre el abastecimiento:

“Mande Usted dos hombres a llevar las lanzas que ya han llegado de Montevideo
para que acabe de armar, la gente de la división. Los sables aún no han llegado pero los
espero, y si cuando vengan los conductores están aquí llevarán también.

Es cuanto tengo que prevenir a Usted y saludarle con todo mi afecto

Purificación, 11 de enero de 1816. José Artigas”40.

“[…] Le envío ochenta fusiles con bayonetas flamantes, un balero y plomo para
hacer balas, pólvora y un cajón de cartuchos y a Yapeyú, otros veinte fusiles, balero y
pólvora, a fin de que se forme en aquel pueblo una compañía que sirva de guarnición y
defensa del mismo pueblo”41.

También se puede dar fe de la incipiente industria de la pólvora que existió en


Misiones para el sostenimiento de la guerra contra los portugueses:

“Al muy Ilustre Cabildo de….

Habiéndose descubierto lo que tanto tiempo en los terrenos de Misiones estaba en


el olvido, cual es el grande arte de la pólvora, útil preciso para hacernos respetar de todo
opresor tirano del hombre que con justicia aspira a su libertad, siendo esto tan justo, pues
lo vemos hasta en los brutos cuando por sus desdichas se ven oprimidos, no descansar día
y noche de solicitar su libertad hasta ver concluido su intento; ¿con cuánta mayor razón
deberá el americano solicitarla habiéndose visto tanto tiempo doblando la cerviz al
pesado yugo que le oprimía, y adormecido en el letargo profundo de la inocencia, sin
conocer su derecho?

40
MUSEO MITRE, Contribución Documental para la Historia del Río de La Plata. Tomo IV, pp. 65-66.
41
MUSEO MITRE, Ob.cit., pp. 84-86.
64 - 129
Pero habiéndose ilustrado y roto el velo que los oscurecía, es preciso que
enarbolemos nuestras armas para sostener el estandarte de nuestros derechos, herencia
que desde el alto imperio la hemos heredado […] para ello me ha sido preciso poner una
fábrica de pólvora en el pueblo de Concepción, y siendo uno de los ingredientes el azufre,
para dicho efecto, suplico a V.S. dirija a dicho punto todo el que obtenga para su
adelantamiento, lo que espero su puntual obedecimiento conociendo yo su decisión al
sistema y acendrado patriotismo.

Tengo el honor de saludar a V.S. con todo mi afecto desde este mi cuartel general
de la fecha.

Cuartel General Santo Tomé, 3 de septiembre de 1816.

Andrés Guacurari y Artigas”42.

Este documento, que explica en forma retórica la necesidad de producción de


pólvora y solicita el envío de azufre hacia Concepción, fue también enviado a los pueblos
de La Cruz, Apóstoles, Concepción, Santa María, San Javier, Mártires, San José, San
Carlos, Candelaria, Santa Ana, Loreto, San Ignacio, Corpus y San Francisco de Paula (Ver
Anexo1). Todos los pueblos de la antigua provincia de las Misiones participaban de la
instalación de esa fábrica. Sus cabildos se notificaron y sus hombres se pusieron manos a la
obra, y pronto Artigas pudo recibir una muestra de la pólvora que se hacía en la provincia
gobernada por Andresito. Además de los fusiles enviados por Artigas, se obtenían algunos
más mediante el cambio de yerba por armas a los indios salvajes que habitaban el otro lado
del Paraná, actual provincia del Chaco. De igual manera, los cabildos de Corrientes y de
los demás pueblos debían contribuir con cartucheras, cananas, monturas y fornituras en
general.

b) Intendencia: el abastecimiento de Clase I se resume sencillamente en el


consumo de ganado en pie, el que normalmente era abundante en la zona. Son
innumerables las misivas que aluden a los cabildos de la zona, solicitando apoyo de este
tipo. Se puede apreciar en el Anexo 11 una carta inédita de Andresito al Cabildo de
Corrientes pidiendo dicha provisión.

42
MUSEO MITRE. Ob.cit., p. 18.
65 - 129
Complementaban esta ración, el abastecimiento de yerba, sal, tabaco y papel que
realmente era la porción de combate imprescindible del soldado misionero

La provisión de agua no fue problema, ya que en el litoral son abundantes los ríos,
riachos, arroyos y lagunas. Pero para cubrir las distancias entre estos con una provisión
individual para el consumo personal exclusivo del soldado de infantería y caballería, se
utilizaba el chifle, solución barata y práctica en un país que disponía de abundante ganado
vacuno. Este consistía en un asta de animal bovino, generalmente buey, que a modo de
frasco resistente servía para llevar agua u otros líquidos más estimulantes, siempre
preferidos por la tropa en campaña. La punta era agujereada, para gorgotear en dosis
determinadas, y tenía una tapa atornillada a modo de tapón, mientras que la otra
extremidad, o sea la base del asta, se cerraba con un trozo de madera; se completaba con
un cordón fijo en las extremidades que permitía llevarlo suspendido del recado o cruzado
en bandolera por el infante, generalmente la dotación era de un par de ellos por individuo.

El abastecimiento de uniforme era inexistente. Los ropajes utilizados eran los


normales de los gauchos de la zona, aunque algunos, como Andresito, usaban parte o la
totalidad del uniforme de blandengues, unidad en la cual muchos se formaron; también
existieron guaraníes que usaron el uniforme de granaderos por haber servido en ese
regimiento.

c) Sanidad: es importante al efecto mencionar la provisión de vacunas contra la


viruela, creada a similitud de lo utilizado por Washington en la guerra de Independencia
Norteamericana. Esta enfermedad azotó la región, y el predecesor de Andresito, Blas
Basualdo, fue una de sus víctimas. Artigas instruía a Andresito con respecto a su uso de la
siguiente forma:

“Acompaño a V.S. un ejemplar de la instrucción de la vacuna, un vidrio con pus y


otra instrucción manuscrita del modo de prepararse la operación, todo con el fin de
propagar a la humanidad un consuelo tan ventajoso como el progreso de la vacuna, según
está suficientemente comprobado y anuncié a V.S. por el correo anterior. Yo celebraré que
V. S. penetrado del grande interés que resulta a la provincia, de su propagación, tome V.S.

66 - 129
las más eficaces providencias para que ella se extienda con abundancia y a la brevedad
posible”43.

d) Veterinaria: el abastecimiento de ganado en pie fue una constante tanto para


montura y transporte como para consumo. Al igual que la fabricación de pólvora, todos los
cabildos debían aportar sus provisiones de este efecto para el mantenimiento del ejército.

3) Transporte

El transporte fue una de las actividades utilizadas en esta campaña. El transporte


terrestre en carretas fue imprescindible para el abastecimiento de efectos de arsenales y de
intendencia. Normalmente, eran provistos por los cabildos de Corrientes y de las Misiones
para entregar los recursos que estos debían aportar, o también para complementar el
sistema de transporte fluvial que provenía de Montevideo a través del Uruguay o el Paraná,
utilizando embarcaciones de corsarios.

Las naves corsarias, contratadas por Artigas para mantener estas importantes vías de
navegación en apoyo de las fuerzas de Andresito y de las otras fuerzas de la Liga de los
Pueblos Libres, estaban comandadas por el comandante Pedro Campbell y su escuadrilla,
formada por faluchos y lanchones artillados. Su actuación estuvo coartada por la censura
de Pueyrredón, quien ejerció una severa custodia a los mercantes lusitanos que llevaban
destino a Buenos Aires.

4) Finanzas

Los medios para mantener las operaciones y poder comprar productos básicos
provenían mayormente de los cabildos de las Misiones, como parte de su contribución a la
defensa contra los portugueses. Además, en muchas oportunidades se implementó el cobro
de un empréstito forzoso a los portugueses residentes en las Misiones. Se ejemplifica en la
siguiente carta donde el Cabildo de Corrientes contesta al gobernador Méndez cuando
solicita, después de la derrota de Catalán, levantar un empréstito forzoso a los portugueses

43
GÓMEZ, Hernán Félix. ¨El general Artigas y los hombres de Corrientes¨, colección documental. p. 117.
67 - 129
residentes en la provincia: “Si V.S. está necesitando esa cantidad, para subvenir a las
necesidades de su tropa, podemos franquearla de los fondos del estado”44.

Igualmente, Artigas no aprobó en esta ocasión ese sistema de pago en efectivo, sino
que le fueron enviados efectos de consumo denominados vicios (yerba, tabaco, sal, papel)
para mantener a la tropa y como socorro, aduciendo además que solo debían resplandecer:
“las virtudes y el entusiasmo por la sagrada causa, más que el oro y la plata”45.

5) Comentarios generales sobre la logística artiguista

Las funciones y actividades logísticas enumeradas marcan los aspectos que este
ejército había necesitado para mantenerse en operaciones, aunque en forma rudimentaria,
pero efectiva y constante. El apoyo de los cabildos fue determinante y logró una red de
variados caminos de abastecimiento que mantenían el flujo logístico ininterrumpido.

El siguiente parte de Andresito al Cabildo de Corrientes enumera algunos de los


aspectos mencionados anteriormente. Fue escrito con posterioridad al enfrentamiento de
Itaqui, al inicio de la campaña de 1817 (la copia del original se agrega como Anexo 12 a
este trabajo). Decía lo siguiente:

“Luego que ha visto (sic) el Capitán Don Vicente, el enemigo trató de atraer a una
partida porque se le presentó dirigiéndoles primeramente un tiro con un pedrero, el cual
al primer tiro cayó a tierra; inmediatamente trató de entreverarse y no pudiéndolo
efectuar por ser mucha la gente que cargo, trató de retirarse siendo herido él en una
pierna.

Luego que tomo caballo mi gente traté de ver si les podía contrarrestar centrando
primeramente mis partidas a inspeccionar las fuerzas enemigas, pero viendo que son
superiores y son dos columnas las que vienen me retire hasta este punto donde pienso
caminar a esta misma hora por venirse el enemigo sobre mí a toda prisa y pienso
dirigirme por las puntas del Miriñay y entrar a los campos de Curuzú Cuatiá donde pienso
encontrar auxilio de cabalgaduras y dirigirme hasta el punto donde se halle V.E. donde

44
GÓMEZ, Hernán Félix. “Historia de la Provincia de Corrientes: Desde la Revolución de Mayo al tratado
del cuadrilátero¨. Corrientes: Amerindia, Ediciones Correntinas, Tomo II, fascículo 12, pp. 163-164.
45
GÓMEZ, Hernán Félix. Ob.cit., p. 164.
68 - 129
determine que sea más conveniente, no voy por la costa por la suma escasez de
cabalgaduras y me temo ayga (sic) nos pasado el enemigo por los pasos de abajo pues
esta tan seco el Uruguay que se podía pasar a caballo sin mojarse, pienso que los
corsarios se le prendarán luego por la imposibilidad del tránsito y que pueden cargar
sobre ellos en ambas costas y perecer la gente.

A la una para las dos estaban pasando caballada y ganado y también pasando en
distancia como una legua o más del pueblo de La Cruz que a(sic) esta hora ya entraran en
él, y aun más para acá. En el punto donde me encuentre algo de seguridad, pienso
detenerme a aguardar la gente, que viene de Santo Tomé, y de Candelaria, pues he
oficiado que se dirijan por afuera hasta dar conmigo.

Dios Gue. V.E. Ms. As. Yapeyú

19 de Enero de 1817, a las ocho de la mañana

ANDRES ARTIGAS¨46.

46
ARCHIVO GENERAL DE LA PROVINCIA DE CORRIENTES, Documentos oficiales, Carta de
Andresito al Cabildo de Corrientes, FOLIO 128.
69 - 129
CAPÍTULO 4

PRIMERA FASE DE LA CAMPAÑA

Objetivos: analizar la batalla del Arroyo de Catalán y sus consecuencias, además de


estudiar las primeras operaciones de la ofensiva de 1817, con sus características
particulares y las contramedidas que adoptó Andrés Artigas.

Estudiar la posición del Cabildo de Corrientes en relación con el apoyo prestado en


material y personal.

Metodología: para analizar estos hechos se procederá a cotejar las fuentes


documentales escritas, publicadas e inéditas, para determinar de acuerdo con su veracidad
y exactitud cómo se desarrollaron los hechos.

Es menester aclarar que para definir campaña, batallas y combates se tomó como
guía la doctrina vigente en el Ejército Argentino:

Campaña: “Conjunto de operaciones militares relacionadas entre sí y destinadas a


obtener un objetivo fundamental a nivel estratégico operacional dentro de un tiempo
determinado. Frecuentemente abarca lapsos grandes y puede ser dividida en fases.”47

Batalla: “Acto táctico (…), que consiste en el choque violento entre dos adversarios
de gran magnitud, por medio del cual al menos uno, busca modificar sustancialmente la
situación estratégica operacional (batalla). Normalmente será el episodio más importante
de una campaña, a la que puede llegar a resolver (…).”48

Combate: “Acción violenta entre dos fuerzas militares de relativa importancia. Sus
resultados pueden ser decisivos o no para la batalla.”49

47
Ministerio de Defensa, Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, PC 00-01. Doctrina Básica para la
Acción Militar Conjunta. Proyecto. Año 2012. Pag 52.
48
Ejército Argentino.ROB 00-01. Reglamento de la Conducción para el Instrumento Militar Terrestre. Bs.
As. 1992. Art. 1.027.
49
Ministerio de Defensa, Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, PC 00-02. Glosario de términos
de empleo Militar para la Acción Militar Conjunta. Proyecto. Año 2012. C-23-43.
70 - 129
Teniendo en cuenta las definiciones anteriormente enunciadas, se denominaran
batallas y combates a aquellas acciones que se encuadren en esos conceptos, a pesar de que
la bibliografía tradicional los denomine de otra forma.

1. Situación previa

La actitud estratégica operacional ofensiva que había presentado Artigas durante el


año 1816 había llegado a su punto culminante; a esto se sumó que el marqués de Alegrete
decidió conducir las operaciones para darles un mayor ímpetu.

En septiembre de 1816, se había firmado el Acta de Consejo de Guerra en Porto


Alegre, donde el marqués de Alegrete, el teniente general Carlos Federico Lecor y el
brigadier Bernardo Da Silva Pinto organizaban la ofensiva que se lanzaría contra las
fuerzas artiguistas en la zona de las Misiones. Ese acuerdo establecía que el Regimiento de
Caballería de Río Pardo, el Regimiento de Santa Catalina y los milicianos que no
integraran las columnas comprometidas en las operaciones de la costa y el centro se
destinaban a la defensa de la provincia de las Misiones Orientales.

“Las fuerzas de las Misiones deberán observar los movimientos de la provincia del
Paraguay, lanzando partidas hasta Candelaria”50.

A fines de 1816, el teniente general Joaquín Javier Curado comunicaba al


comandante de las Misiones Orientales, brigadier Francisco Das Chagas Santos, las
órdenes del gobernador y capitán general de Río Grande, marqués de Alegrete, lo
siguiente: “Atacar a viva fuerza los pueblos de los insurgentes, destruirlos y quemarlos”51.

Cuando se enteró el marqués de Alegrete que José Artigas había establecido su


cuartel general a orillas del Arapey y enviado avanzadas hacia Santa Ana, población
situada en la frontera de Río Grande, decidió atacarlo en ese punto.

“El 20 de diciembre destacó hacia Santa Ana al brigadier Tomás de Costa con 500
hombres de caballería, con la misión de distraer la atención del enemigo con el objeto de

50
DE ALMEIDA COELHO, Manuel Joaquim. “Memoria Histórica do extinto Regimiento d`Infanteria de
Linha de Santa Catarinha”. p. 34.
51
DE MORAES LARA, Diego Arouche. “Memoria Campanha 1816”. Revista do Instituto Histórico e
Geográfico Brasileiro R.I.H.G.B, VII, 1845, p. 287.
71 - 129
franquear el Cuareim con sus fuerzas, a 8 leguas aguas debajo de aquel punto. Alegrete
dirigió el grueso hacia el paso Faría o Lageado. En el camino se le reunió de Costa pues
encontró fuerzas importantes en Santa Ana. En efecto, Artigas, cuyo plan consistía en
atacar al Marqués de Alegrete donde lo encontrase, destacó con tal misión a su mayor
general D. Andrés Latorre con 3.400 hombres y 2 cañones. Este alcanzó Santa Ana y
continúo sobre Ibirapuitán Chico, pero contramarchó hacia el sur, cuando comprobó que
Alegrete había salvado el Cuareim, para esperar el ataque de Latorre, más como éste no
apareciese, en la noche del 2 al 3 destacó a Abreu con 600 hombres y 200 piezas de a 3,
con la misión de atacar a Artigas por sorpresa, que cumplió con todo éxito el día 3”52.

a. La sorpresa de Arapey, 3 de enero de 1817

Artigas, con una pequeña división de 500 hombres, se encontraba como reserva de
las fuerzas de Latorre en el paraje de Tres Cerros, al norte de Arapey. El marqués de
Alegrete ordenó que allí se dirigieran el teniente coronel José de Abreu con fuerzas
compuestas por 640 hombres, 2 cañones y un Regimiento de Dragones para ubicarse entre
el ejército de Latorre y Artigas.

En la mañana del 3 de enero, los portugueses vadearon el Arapey y fueron


rechazados por fuego de los artiguistas que se habían parapetado en una zona de barrancos,
pero Abreu los desalojó y dispersó con su artillería. Artigas debió abandonar su
campamento y dejó en el lugar bagajes y pertrechos que fueron saqueados; esta situación
permitió que Artigas no cayera prisionero.

2. Batalla del arroyo Catalán

El día 4 de enero de 1817, ya sin la preocupación de enfrentar a las fuerzas de


Artigas, el marqués de Alegrete se encontraba en su campamento en la margen derecha del
arroyo Catalán, cuando fue atacado por las fuerzas de Latorre.

El orden de batalla dispuesto por las fuerzas enfrentadas era el siguiente:

Ejército federal de la Banda Oriental (total 2600 hombres, entre uruguayos,


entrerrianos, correntinos y charrúas)

52
“La invasión Lusitana, Artigas y la Defensa de la Banda Oriental”. Ob.cit., p. 186
72 - 129
Comandante: coronel Andrés Latorre.

División de Milicias de Infantería, aproximadamente 500 hombres.

10 Escuadrones de Milicias de Caballería aproximadamente 2000 jinetes.

2 cañones con 100 artilleros.

Ejército portugués (2400 hombres)

Comandante en jefe: mariscal de campo marqués de Alegrete.

Infantería: batallón 1 y 2 de la Legión de San Pablo, con 1.200 hombres en total.

Caballería: Regimiento de Dragones de Río Pardo, 400 jinetes.

Grupo de exploración y vigilancia de la Legión de San Pablo, 100 jinetes.

Escuadrones de Milicias de Río Pardo, Porto Alegre y Entre Ríos, 450 jinetes.

Artillería: cuatro piezas de 3 libras, tres piezas de 6 libras, un obús con 150
artilleros.

Latorre, desconociendo que Artigas había sido batido en Arapey y que se


encontraba en retirada, se dispuso a cumplir el plan original de hostigamiento al ejército
portugués ordenado por Artigas.

Los lusitanos organizaron su posición apoyándose en el arroyo Catalán como


obstáculo natural. En su ala izquierda ubicaron escuadrones de Caballería de Milicia y tres
cañones; en el ala derecha dispusieron los Dragones, y en el centro, la infantería de la
Legión de San Pablo con dos cañones. (Ver anexo 13 y 14 esquema de la batalla)

Latorre había empezado el ataque dirigiendo su esfuerzo principal contra el ala y el


flanco derecho de los portugueses. Dispuso la infantería en el centro, apoyada por dos
piezas y el grueso de la caballería, constituida principalmente por sus lanceros indígenas
que acometieron con decisión y arrollaron las guerrillas enemigas.

73 - 129
“Latorre envió cuatro cargas seguidas contra el centro del adversario, que resistió
y desgastó al atacante. Ya al anochecer, las alas se cerraron sobre los orientales. En ese
momento regresando del victorioso encuentro de Arapey, llegó al Catalán José de Abreu.
Atrapó desprevenida al ala izquierda de Latorre y la destrozó. Los uruguayos así
sorprendidos se refugiaron en un bosque y ofrecieron una desesperada resistencia,
principalmente con arma blanca a los infantes y jinetes que los fueron a enfrentar. Allí
murieron intentando penetrar en la arboleda, el comandante Antonio José do Rosario, del
2 Batallón de San Pablo y los capitanes Victoriano Centeno, José Prestes y Corte Real.
Fue ya entrada la noche cuando la división brasilera, a bayoneta expulsó y limpió el
bosque. Al cronista de esta campaña, Diego Arouche de Moraes le tocó recibir la
rendición de los sobrevivientes. En su descripción nos narra que hubo novecientos
muertos, incluyendo 20 oficiales, 290 prisioneros dentro de los cuales se encontraban siete
oficiales, dos cañones una bandera, siete cajas de pertrechos e instrumentos musicales,
6.000 caballos, 600 bueyes, muchos fusiles, lanzas, espadas, caballos de carga y
municiones, esta fue la pérdida del enemigo en esta batalla ciertamente la mayor en esta
campaña. Las pérdidas de los vencedores fueron 79 muertos, siendo cinco oficiales, 164
heridos, de los cuales había 12 oficiales”53.

El saldo de la derrota señalaba el cambio de situación en la Banda Oriental y las


Misiones. Las fuerzas orientales, correntinas y entrerrianas que podían apoyar la ofensiva
de Andresito sobre las Misiones Orientales habían sido diezmadas, razón por la cual el
mismo José Artigas en oficio al Cabildo de Corrientes de fecha 12 de enero de 1817 le
comunica su preocupación al respecto:

“Me es bastante sensible tener que anunciar a V. S. la desgraciada suerte de


nuestras armas el 4 del corriente y me es mucho más doloroso tener que anunciar a V. S.
que contada la victoria por nosotros sufrimos la dispersión que es consiguiente a la
impericia de los paisanos. Visto que nada podremos conseguir con esta clase de hombres
que exponen la tropa a perecer sin provecho.

Es preciso partir de otro principio en lo sucesivo para no experimentar semejantes


desastres en lo venidero. Es superfluo que V. S. se empeñe en mandar gente que no sea
para servir en clase de veteranos para que tengan la responsabilidad y subordinación
53
DONATO, Hernani. “Diccionario das batalhas Brasileiras”, Bibliex, 2001.
74 - 129
precisa. El Sr. gobernador según se me anuncia se ha vuelto con la gente; yo lo celebraré
sin con ella no se halla capaz de sostener el honor de esa provincia y su compromiso.

Yo desearía que en otra ocasión V.S. me mandase aunque sea de la gente baja y
ociosa para sujetarla en los regimientos antes que lidiar con gente voluntariosa e
inexperta.

Por lo mismo me es forzoso insinuar a V. S. un pensamiento que si se lleva a la


ejecución podríamos asegurar unos resultados felices.

Es preciso apurar los recursos, y no es el menor la libertad de la esclavatura,


dejando a la dependencia de V. S. la elección de aquellos que sin mayor gravamen de esa
provincia pudieran colectarse a fin de agregarlos a las armas y sellen su libertad con sus
servicios.

Tengo el honor de saludar a V.S. y reiterarle mis más cordiales afectos.

Purificación: 12 de enero de 1817.

José Artigas”54.

La preocupación de Artigas estaba muy bien fundada, ya que el elemento humano


era de muy difícil reposición. Esta derrota dejaba el camino libre a Montevideo, y a las
Misiones Occidentales aisladas de cualquier apoyo oriental.

La batalla de Catalán marcó un punto de quiebre en la actitud estratégica


operacional ofensiva de Artigas mantenida durante todo el año de 1816; a partir de este
momento, la actitud ofensiva pasaría a manos portuguesas con la intención de destruir toda
oposición de la Liga de los Pueblos Libres.

3. La invasión de las Misiones Occidentales. Primeros combates

Ya desde los primeros días de enero de 1817 el marqués de Alegrete se había


enterado, de acuerdo con informes de prisioneros artiguistas, que una gran concentración

54
GÓMEZ, Hernán Félix. “El General Artigas y los hombres de Corrientes, Colección Documental”.
Corrientes: Amerindia, 2010. p. 217.
75 - 129
de fuerzas se estaban reuniendo en Yapeyú, y 210 hombres se encontraban listos como
refuerzos de José Artigas para marchar a su orden. Estos informes preocuparon al marqués,
por tal motivo escribió al brigadier Francisco Das Chagas Santos, actual comandante de las
Misiones Orientales portuguesas, informándole de estas novedades y recordándole las
órdenes impartidas a través del teniente general Curado de: “Atacar a viva fuerza los
pueblos de los insurgentes, destruirlos y quemarlos55, aclarándole que debía: […]
hostilizarlos, saquear y arrasar sus poblados y todos los lugares que pudiesen servir de
guarida a los insurgentes, haciéndolos pasar al otro lado del río con los despojos o con un
botín producto del saqueo”56.

Estas operaciones estaban destinadas a dejar a José Artigas sin los recursos de las
Misiones y, especialmente, a la destrucción de la fuerzas de Andresito, así como a su
captura en represalia a la ofensiva de 1816 en territorio portugués. La finalidad era destruir
cualquier amenaza de avance hacia Montevideo.

Gracias al cambio de situación estratégica operacional producida en Catalán, el


brigadier Das Chagas Santos inicia las operaciones ordenadas el 14 de enero de 1817
partiendo desde San Borja con 11 canoas, 9 carretas, 5 piezas de artillería y 550 hombres
con el propósito de atacar a Andrés Artigas que se encontraba en La Cruz.

De acuerdo a lo narrado en la carta de Andresito al Cabildo de Corrientes (figura


como Anexo 12), el día 19 de enero se produce el combate de Itaqui. La vanguardia
portuguesa al mando del teniente Carvalho, que cumpliendo su misión de cruzar el río
Uruguay media legua arriba de Itaqui para cubrir el pasaje del grueso por la Barra de
Aguapey (Ver Anexo 15 mapa de la campaña), es: “detenida por fuego de artillería y
obligada a entablar combate con un escuadrón al mando del capitán Vicente Tiraparé, la
oportuna intervención de una Compañía de Granaderos, a más de infantería, que
mandaba el jefe portugués, cruza el río y ataca por la retaguardia a los defensores, obliga
a estos a retirarse, resultando en la oportunidad herido el capitán Tiraparé; luego de la
acción los portugueses completan el pasaje del río. El 20 a la mañana, con más de 500
hombres, Francisco Das Chagas Santos ocupa el pueblo de La Cruz sin encontrar
resistencia ya que la noche anterior había sido abandonada por Andresito quien se retira

55
DE MORAES LARA, Diego Arouche. Ob.cit., p. 287.
56
DE ALMEIDA COELHO, Manuel Joaquim. Ob.cit., p. 34.
76 - 129
de Yapeyú; al anochecer de ese mismo día es enviado el Mayor José Maria Da Gamma
con 330 hombres de caballería a Yapeyú, la que encontrada desierta es ocupada el 21 a la
mañana, a la tarde de ese día Gamma envía al Alférez Eleuterio Dos Santos a perseguir la
retaguardia de Andresito, a la que no pudo alcanzar por falta de caballos, habiendo
matado 8 espías se retiró arreando caballos y destruyendo las chacras del campo”57.

Andresito, prevenido de los movimientos portugueses, había iniciado a partir del 15


de enero un éxodo con las comunidades indígenas de los pueblos misioneros. Estos, por su
parte, llevaron a salvo sus bienes particulares y los de las comunidades. Por ejemplo, los
indios de Santo Tomé escondieron en la capilla de Tarairy las arrobas de plata labrada
pertenecientes a la iglesia de Santo Tomé, como también aquellas que fueron trasladadas
por los españoles durante su fuga de las Misiones Occidentales durante 1801.

Una vez que Andresito alcanzó Yapeyú, mandó sus hombres a acompañar a los
vecinos que abandonaban esa localidad, quienes, por su parte, trasladaron en numerosas
carretas los ornamentos religiosos, campanas y otros elementos de culto. “Y así, después de
varios días de marcha los dejaron en depósito al presbítero Ocantos del pueblo de las
Saladas, de donde en parte fueron retirados en septiembre de 1820 por los hombres de
Francisco Ramírez”58.

Andresito siguió su retirada hacia Capilla del Rosario (en inmediaciones al Paso del
Rosario, Mapa Anexo 15), tal como lo había comunicado a José Artigas mediante una carta
del 20 de enero de 1817 en donde solicita atención a las operaciones en ese sector y ayuda
al Cabildo de Corrientes:

“Con motivo de hallarse los enemigos apoderados del pueblo de La Cruz, el día 19
del corriente, es de necesidad de que V. S. esté a la mira, de lo que pueda ocurrir por esa
frontera, por lo que es preciso haya mucha vigilancia, yo sigo con toda mi división para
Capilla del Rosario, jurisdicción de Yapeyú, en donde voy a permanecer haciendo reunión

57
MACHÓN, José Francisco. “La primera invasión portuguesa de 1817. XV Encuentro de Geohistoria
Regional, Resistencia, Chaco, 1994, p. 8.
58
GÓMEZ, Hernán Félix. “Yapeyú y San Martín. Los últimos años de las Misiones Jesuíticas”. J. La Joune
Editores. pp. 68-69.
77 - 129
general, en caso que tenga que retirarme por ser invadido por los enemigos en número
considerable hare mi retirada por ese territorio”59.

La situación de éxodo se refleja en el lugar donde se ubica la confección de la carta


citada anteriormente, “Cuartel general Volante”. Esto indica la movilidad de sus fuerzas
que evitaban un contacto con las del el ejército portugués (ver carta completa como Anexo
16).

Por su parte José Artigas, mediante otra carta, comunica el plan de Andresito al
Cabildo de Corrientes:

“Incluyo a V. S. ese parte que acabo de recibir del Comandante de Misiones


relativo al repaso de los portugueses en el pueblo de La Cruz, y su deliberación de
retirarse en caso de ser perseguido hasta esa frontera, para reunir allí toda su gente y
mientras tomar todas las providencias que se crean precisas para asegurar un golpe [...]
el movimiento de Misiones es puramente paliativo, y dirigido a llamarnos la atención por
varios puntos. Sea realidad o apariencia es preciso contrarrestarlo; al efecto he oficiado
hoy a aquel comandante general trate de reunir toda su fuerza y la demás gente pueda,
dándome partes continuos de las marchas del enemigo […] V.S. debe igualmente tomar
sus providencias a fin de proporcionarle a aquel jefe en la frontera de su provincia los
auxilios precisos y reforzarlo con la gente que se pueda”60.

La realidad de la situación indicaba que ni Artigas ni el Cabildo de Corrientes


podían prestar ayuda, por haber sido destruidas sus fuerzas en la batalla de Catalán.

El día 22 de enero, el mayor Da Gamma Lobo había ordenado incendiar Yapeyú y


sus inmediaciones, cuando sus tropas fueron sorprendidas por una fuerza de guaraníes que
se enfrentaron a estos y los hicieron retroceder hacia La Cruz, cercándolos sobre el bañado
Colorado en proximidades y al sur de La Cruz. El mando de las tropas guaraníes que
participaron en este enfrentamiento ha sido atribuido a Andresito por autores como Juan
Luis Saboini, pero las cartas dirigidas al Cabildo de Corrientes y a José Artigas lo ubican
en Capilla del paso del Rosario, como lo demuestra también Francisco Machón en su obra
59
Archivo General de la Provincia de Corrientes. “Correspondencia oficial”, Año 1817, Tomo VIII,
documento129.
60
GÓMEZ, Hernán Félix. “El General Artigas y los hombres de Corrientes”. Ob.cit., p. 219.

78 - 129
sobre Andresito. Auxiliado por las tropas de Chagas, las tropas artiguistas se retiran hacia
Capilla del Rosario, estas acciones reciben el nombre de combate de Capilla San José o
combate por Yapeyú.

Posteriormente al saqueo, destrucción e incendio de Yapeyú y de La Cruz, el


brigadier general Chagas había avanzado con sus tropas hacia el norte, hacia el poblado de
Santo Tomé (Ver Anexo 15) al cual llegó el 31 de enero. En el pueblo solo se encontraba
un anciano corregidor y cuatro indios, ya que los habitantes habían huido, y una partida de
200 hombres se había marchado al sur para reunirse con Andresito en el Miriñay.

Bajo la orden de Chagas todos los edificios fueron demolidos puesto que esta
antigua misión era considerada un punto fuerte. Era, además, donde Andresito había
establecido su cuartel general, y por orden de José Artigas, la actual capital de las Misiones
Orientales; pero por sobre todo, fue demolida para evitar que desde esta se iniciaran
operaciones sobre San Borja, como se habían realizado en 1816.

4. Operaciones sobre las misiones del norte del río Uruguay

El primero de febrero de 1817, había arribado a Santo Tomé el teniente Carvalho al


mando de una fracción de 50 hombres del ejército portugués. Estos traían consigo 600
cabezas de ganado vacuno, caballar y mular, provisiones que fueron reforzadas al otro día
con 200 caballos más, obtenidos del saqueo. Posteriormente, el teniente Carvalho parte
desde las ruinas de Santo Tomé conduciendo 125 hombres, entre los que se encontraban 50
milicianos guaraníes al servicio de Portugal; estos aborígenes estaban al mando del
Teniente Chará, con la orden de destruir los pueblos situados al norte de Santo Tomé.

Ignacio Mbaibé, comandante militar de Candelaria, al frente de 300 guaraníes, trató


de cortar la marcha invasora, y el 8 de febrero de 1817, a la altura del pueblo de San José,
tuvo un enfrentamiento con el bando lusitano y perdió 38 hombres. Los portugueses
mientras se desplazaban fueron asediados constantemente por los guaraníes, de manera que
la destrucción fue parcial y solo lograron saquear los pueblos de Apóstoles, de San Carlos
y de San José.

Una partida portuguesa, al mando del teniente Cardozo, cruzó el río Uruguay en el
paso San Fernando, situado en una línea general entre San Nicolás (Brasil) al sur y
79 - 129
Concepción (Argentina) al norte, donde se enfrentaron a un grupo de guaraníes al
momento del franqueo del río. Una vez dispersados los guaraníes, las fuerzas portuguesas
alcanzaron el pueblo de Concepción y se dedicaron a su saqueo y destrucción; la
devastación de esta localidad constituyó un factor desequilibrante porque allí se producía la
pólvora que abastecía a las tropas de Andresito.

Chagas destacará a su ayudante Manuel José De Mello con 80 hombres para que
destruyesen los pueblos de Santa María, San Javier y de Mártires, mientras el capitán Elías
Antonio de Oliveira quedaba custodiando las canoas en el paso de San Isidro. Según
Almeida Coelho, estas poblaciones fueron tratadas con más moderación. Días después fue
enviado el capitán Alejandro José Campos, con 30 hombres y una carreta, a la capilla de
Tararí a saquear tanto los ricos ornamentos religiosos de plata labrada —que habían
pertenecido a la iglesia de Santo Tomé y que habían sido escondidos por sus habitantes en
fuga— como también aquellos que habían sido depositados en 1801 por los españoles
cuando abandonaron los siete pueblos orientales.

El capitán Campos trasladó el botín obtenido en una carreta hasta el río Uruguay,
desde donde fue trasportado en canoas hasta el pueblo de San Borja. Después de cierto
tiempo, fue llevado a Porto Alegre donde, el 22 de marzo de 1817, se hizo el inventario del
cual quedó constancia en una relación firmada por Alejandro José Campos y Manuel Da
Silva Freire, de acuerdo a lo que consta en los escritos del padre Gay.

5. La retirada de Andresito y la posición de Corrientes

a. La retirada

La retirada de Andresito hacia la Capilla del Rosario se había producido porque


este no contaba con todas sus fuerzas, ya que gran parte de estas se hallaban con José
Artigas en el campamento de Purificación. Por este motivo, Andresito había evitado a toda
costa enfrentar a los portugueses en una batalla campal, teniendo como antecedente lo
acontecido en Catalán. Su táctica consistió en ceder terreno y hostigar al enemigo cuando
este se dividiera o se debilitara.

Esta actitud correspondía al acatamiento de las órdenes impartidas por Artigas de


no presentar batalla, a menos de estar seguro de la victoria. Dada la imposibilidad de salvar
80 - 129
los poblados, se dedicó a salvaguardar a sus habitantes. Su maniobra fue en ese sentido
exitosa, porque logró salvar gran número de familias y al grueso de sus tropas que tuvieron
muy pocas bajas.

La retirada se produjo en dirección sur para poder tomar contacto con José Artigas
que se encontraba en Purificación; buscaba de esta manera obtener refuerzos y
abastecimientos para continuar con las operaciones.

La retirada hacia el norte hubiese sido un error, porque los portugueses podían
haber interceptado alguna de sus columnas y se habría producido un combate en campo
abierto como temía José Artigas. De acuerdo a varias comunicaciones, Andresito
confirmaba que de seguir el avance de los portugueses retrocedería hasta Curuzú Cuatiá y
desde allí trataría de reunirse con él. La ruta que seguiría era la del interior de la provincia,
bordeando los esteros debido a la mayor disponibilidad de caballos, pero también para
evitar encuentros con fuerzas portuguesas que pudieran haber cruzado el Uruguay por el
sur, ya que la gran bajante del río permitía su vadeo por algunos lugares.

“Como los portugueses siguieron con sus saqueos hacia el norte, Andrés Artigas
organizó la reunión general de los contingentes guaraníes emigrados en la Capilla del
Rosario, sobre el río Miriñay. Superado el primer momento de confusión, sucesivos grupos
de guaraníes dispersos se fueron uniendo a Andresito, tanto partidas como grupos
aislados que habían llegado por fuera, es decir por el borde, de los esteros, evitando las
partidas portuguesas, a tal punto que en los primeros días de febrero ya contaba con una
fuerza de 1.000 hombres, además de las numerosas familias. Poco después, el cuartel
general pasaría a las cercanías de la desembocadura del Miriñay, cerca de donde pronto
se erigiría Asunción del Cambay, sitio más adecuado para regularizar las comunicaciones
con Artigas.

El éxodo misionero pronto tuvo que enfrentar problemas de abastecimiento, por lo


que el 1ro de febrero Andrés Artigas solicitó 300 vacas para alimentar a los guaraníes, ya
que no quería sacárselas a los pobres vecinos que ya tantos males habían sufrido.
Igualmente, el ganado enviado fue escaso, y el caudillo logró salir del paso solo gracias a
los auxilios brindados por algunos particulares, como don Manuel Ledesma. Muchas de
las familias emigradas nunca regresaron a sus hogares, sino que fundaron los pueblos de

81 - 129
Asunción del Cambay y San Roquito (San Roque del Iberá) en los límites de Misiones con
Corrientes”61.

b. La posición de Corrientes

Producida la retirada, expuesta en el punto anterior, Andrés Artigas había


empezado a reunir partidas sueltas que pudieron escapar de la ofensiva portuguesa. La
gobernación de Curuzú Cuatiá prestó todo su apoyo, pero los abastecimientos mermaban
en la zona y es por esto que en sucesivas cartas, el gobernador de Curuzú, Manuel
Ledesma, comunica sobre su apoyo con reses a las familias guaraníes refugiadas, pero este
apoyo no incluye el de tropas que el gobernador de Corrientes, Méndez, le había ordenado.
La mayoría de los poblados de Corrientes que poseían cabildo habían organizado milicias
para movilizarse en caso de invasión (en el Anexo 17 se puede apreciar la lista de tropas
disponibles en el partido de Yaguareté Corá).

Pero este apoyo del elemento humano para engrosar las filas es resistido por la
mayoría de los pueblos de Corrientes. Esta postura respondería al temor de experimentar la
derrota producida en Catalán y a la posibilidad de entablar negociaciones con Buenos
Aires o Portugal. Para una compresión de estas posturas es necesario transcribir las misivas
que atestiguan los cambios de políticas. Andrés Artigas solicita respuestas al Cabildo de
Corrientes:

“Con fecha 20 al próximo pasado, enero, dirigí a V. S. mi oficio, en el cual


comunicaba mi retirada de los pueblos, a hacer mi reunión, en la Capilla del Rosario ésta
ya la tengo formada en el Arroyo Miriñay, y a la fecha consta ya a más de 1.000 hombres.
También insinué en mi anterior a V. S. que en caso de que me viera en la precisión de
retirarme lo verificaría siempre que lleguen a estos destinos.

Hasta ahora no he merecido la contestación de mi anterior por lo que no dejo de


estar con bastante cuidado sin saber la causa de habérseme dado carpetazo a mi oficio; en
esta virtud que de encarecerle a V. S. que en la primera oportunidad me comunique su
resolución.

61
MACHÓN, José Francisco y CANTERO, Oscar. “Andrés Guacurarí y Artigas” 1º ed. Misiones: Editorial
del autor. Año 2006, p. 126.
82 - 129
Aquí mi gente está demasiado animosa para perseguir a los tiranos, y con mi afán
poniendo, dar a las armas de la libertad un nuevo triunfo, pues hemos jurado morir libres,
y no tiranizados por un enemigo falto de religión y humanidad, faltando a lo más sagrado.

Tengo el honor de saludarle a V. S. como fiel compatriota, desde mi Cuartel


General, en el Miriñay, en febrero 9 de 1817 y 7mo de la libertad.

Andrés Artigas”62.

José Artigas, por su parte, también intimaba al Cabildo de Corrientes a adoptar una
posición más activa respecto a la invasión portuguesa:

“22 de enero de 1817

Por estimable de V. S. de 19 quedó enterado de haber adoptado V. S mis


insinuaciones y espero que ellas tendrán el más feliz resultado después de la junta general
de comandantes que V. S me indica. Por mi oficio de ayer verá V. S que los momentos de
apuro crecen, habiendo los portugueses tentado al repaso de 400 hombres sobre el pueblo
de La Cruz.

Por oficio que he recibido hoy nuevamente de aquel Comandante General de


Misiones, se me anuncia que ellos no subsistirán por mucho tiempo según las providencias
que toman de quemarlo todo y arrasarlo, y que sus miras no son otras sino de llamarnos la
atención por ese lado, franqueando de ese modo el camino a la división de este costado
para que se interne sin oposición. No lo conseguirán: auxiliando V.S. en su frontera los
esfuerzos de la derecha de don Andrés Artigas; podrán contenerse aquellos y nosotros
contrarrestar a éstos. Si las cosas no se disponen de otro modo y nos dan tiempo de
asegurar un golpe.

Entretanto espero que V.S. propenderá a la remisión de las cartucheras y cananas


como un reglón de primera necesidad. Igualmente si V. S. puede facilitarnos algunas
monturas nunca estarán de más, pues V. S. debe conocer que es un artículo siempre
interesante y siempre necesario para el ejército.

62
Archivo General de la Provincia de Corrientes. Ob. cit., documento 71.

83 - 129
Acabo de mandar un socorro general para la división del Sr. Comandante Berdun.
En ella va incluso la del Sr. Gobernador de esa provincia. Por consecuencia está
remediada al tenor de las demás, no me parece oportuno el tiempo para entrar en
contribuciones ociosas y mayormente siendo en estos infelices momentos. Si el estado se
halla con fondos me parece más propicio que se remitan para la división correntina
mensualmente los vicios de yerba, sal, tabaco y papel. Esto será más útil y provechoso que
acostumbrar a los hombres a unas erogaciones importunas e insubsistentes.

No sabemos el tiempo que se empleará en esta lucha y los recursos que será
preciso agotar. Por lo mismo es preciso conservar escrupulosamente los fondos de la
provincia y emplearlos solamente en artículos de primera necesidad, y en casos muy
precisos, […].

Espero que V. S. hará presente estas verdades a la reunión general de


comandantes y de las medidas serias que es preciso adoptar para contrarrestar a un
enemigo que se interna prevalido de su poder. La inacción no nos ha de salvar, ni la ronca
voz de la libertad en la lobreguez de los momentos o en medio de los poblados. La fuerza
armada en campaña es quien ha de operar sobre el enemigo y aterrarlo. Para esto V. S.
debe tomar sus providencias; si su representación no se ha creído bastante a sellarlas, al
menos fortificada con la junta general será indispensable que ella resuelva con majestad
su pronta ejecución. No hay que emplear el tiempo en otro objeto. Al efecto V. S.
comisionará a cada uno de los comandantes en sus respectivos partidos para llenarlos y
serán los órganos más seguros para impartir las ulteriores.

Tengo el honor de saludar a V. S. con todo mi afecto.

Purificación, 22 de Enero de 1817. José Artigas”63.

Lo acontecido en Corrientes, respecto a la invasión portuguesa, confirma que en los


círculos más cerrados de la sociedad correntina se estaba comenzando a gestar la idea de
romper lazos con la Liga de los Pueblos Libres para acercarse a Buenos Aires, y de esta
manera, gozar de un beneficio de neutralidad que era dado tanto al Paraguay como a las
Provincias Unidas del Río de la Plata.

63
GÓMEZ, Hernán Félix. “El General Artigas y los hombres de Corrientes”. Ob. cit., p. 222.
84 - 129
6. Conclusiones parciales

Esta primera fase de la campaña se la puede ubicar cronológicamente desde la


batalla de Catalán, ocurrida el 4 de enero de 1817. Este encuentro, que había significado la
derrota de las fuerzas de Artigas en el sector oeste de la Banda Oriental, dejó sin refuerzos
ni apoyo a las tropas de Andresito Artigas. De esta manera se había iniciado el año 1817
con un cambio en la situación estratégica operacional de ambos contendientes.

Esta fase incluye todas las operaciones realizadas en el periodo comprendido entre
el 4 de enero y el 9 de febrero, en las que los lusitanos consiguieron destruir los pueblos
establecidos en las márgenes del río Uruguay, dentro del territorio de las Misiones
Occidentales —que comprende las actuales provincias argentinas de Corrientes y
Misiones—.

Las tropas criollo-guaraníes de Andresito Artigas optaron por evitar una


confrontación frontal contra los portugueses que destruyera su capacidad militar, por ese
motivo buscaron refugio en la zona de esteros y malezales de la provincia de Corrientes.
Los portugueses eligieron blancos puntuales en los poblados guaraníes al no poder dar con
la fuerza principal de Andresito.

Las operaciones en este frente no buscaban conquistar terrenos para consolidar ni


capturar prisioneros, eran operaciones de destrucción, saqueo y extermino de las fuerzas y
localidades que pudieran haber prestado apoyo a José Artigas. Este trato diferencial se
daba porque los portugueses no consideraban a las tropas guaraníes como soldados
regulares, dignos de las leyes y usos de la guerra vigentes en la época.

85 - 129
CAPÍTULO 5

SEGUNDA FASE, OPERACIONES SOBRE EL PARANÁ

Objetivos: analizar las operaciones desarrolladas en el sector norte de las Misiones


Occidentales, a orillas del río Paraná, y la invasión paraguaya.

Investigar los motivos del intento de sedición de Corrientes a fin de determinar su


incidencia en la campaña.

Metodología: para analizar estos hechos se procederá a cotejar las fuentes


documentales escritas, publicadas e inéditas, para determinar de acuerdo a su veracidad y
exactitud cómo se desarrollaron los hechos.

1. Situación general en la Banda Oriental

La situación en la Banda Oriental a principios de 1817 no había sido nada favorable


a la recién creada Liga de los Pueblos Libres, ya que las derrotas de Arapey y de Catalán,
más la invasión de Chagas a las Misiones Occidentales habían liberado el camino de los
portugueses hacia Montevideo. El 4 de enero de 1817, el general Lecor ocupó la ciudad de
Maldonado y tomó contacto con la escuadra portuguesa del Conde Viana, coordinando las
operaciones para la toma de Montevideo y estableciendo su cuartel general en Pan de
Azúcar, con una fuerza de 8000 hombres.

La situación de la plaza fortificada de Montevideo no era muy firme para el ejército


oriental, ya que estos poseían solamente 600 hombres y una compañía de artillería con
escasa provisión de pólvora y pertrechos.

Artigas, enterado de las derrotas ocurridas en el norte de la Banda Oriental,


resuelve retirarse de Montevideo y la abandona junto con sus fuerzas, con las principales
familias y funcionarios leales. A partir del 19 de enero empieza la ocupación portuguesa, y
el 20 del mismo mes entra formalmente el general Lecor a la ciudad, siendo recibido por el
síndico Bianqui, quien, al ser la única autoridad del cabildo, le entrega las llaves de la
ciudad.

86 - 129
A pesar de que la capital de la Banda Oriental había caído, Artigas dominaba la
campaña oriental y los territorios al oeste del río Uruguay. El brigadier Curado, desde la
frontera de Santa Ana y el Yaguarón, había destacado partidas contra los lugartenientes
artiguistas y Verdún fue batido y apresado en Belén. Esta ocupación había tratado de
presentarse con el nombre de “Ejercito Pacificador” para demostrar que su intención era la
guerra contra Artigas y sus lugartenientes y no contra los pobladores de la Banda Oriental.
Se concedía la permanencia del cuerpo capitular y el mantenimiento de sus empleos a
todos los oficiales que se presentaran a prestar servicios en la plaza de Montevideo; se
presumía, además, que el soberano portugués conservaría a los orientales todos sus fueros,
privilegios y exenciones, más: “las franquicias comerciales desde luego entrarían a gozar
en común con los demás pueblos del Brasil”64.

El flamante capitán general lusitano, Lecor, quedó sitiado en Montevideo por las
fuerzas de Artigas que dominaban los campos aledaños. En las tropas artiguistas surgían
diferencias estimuladas desde Buenos Aires a medida que los desastres militares minaban
el prestigio de Artigas.

Los caudillos entrerrianos se desligaron de su antiguo protector y se incorporaron a


las Provincias Unidas. En Corrientes sucedía algo similar que se verá en profundidad más
adelante.

Una fuerza portuguesa salida de Montevideo había conquistado Colonia del


Sacramento, Paysandú y otros puertos menores sobre el Uruguay, arrebatando a Artigas las
bases desde donde operaban exitosamente sus corsarios contra el comercio marítimo
lusitano y los abastecimientos de las fuerzas de ocupación de Montevideo.

2. Las operaciones en el Paraná y el combate de Ibiratingay

a. Aclaraciones preliminares

Antes de analizar este combate es necesario aclarar que los vocablos guaraníes que
se refieren a lugares o nombres de personajes son escritos de diferente forma por los
protagonistas e historiadores que estudiaron el tema. Por ejemplo, Ibiratingay o
Güiratingay se refieren al lugar del combate; Baybe (Mbaybe), al comandante guaraní. Los
64
Archivo General de La Nación. Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, Serie 3, Buenos Aires
87 - 129
documentos de la época y los primeros historiadores mencionan el lugar del combate como
Güiratingay y al comandante al mando, como Baybe. El historiador misionero José
Francisco Machón toma como dato fidedigno los escritos del científico contemporáneo de
los sucesos, Amado Bompland, quien recorrió las Misiones en 1820 y describe el lugar
como Ibiratingay y al comandante como Mbaybe, —utiliza correctamente la fonética
guaraní, y no la deformación errónea del idioma que era común en esa época; esta escritura
está correctamente avalada por profesores de origen guaraní que enseñan en escuelas
bilingües65—. Además, el profesor Machón nos aclara que en las cartas de la época aparece
el nombre Güiratingay, y el historiador correntino Hernán Félix Gómez lo transcribe así
refiriéndose al lugar del combate. Esto generó que historiadores posteriores confundiesen
el lugar, pensando que se trataba de un lugar cercano a Candelaria o a San José y no al
paraje Ibiratingay, situado en el actual departamento de San Miguel, provincia de
Corrientes, próximo a la antigua guardia fronteriza de Santa Lucía. Por ese motivo se
utilizará para este trabajo la escritura utilizada por el profesor Machón.

b. Combate de Ibiratingay

El panorama del teatro de operaciones para fines de marzo estaba caracterizado por
la retirada de las tropas artiguistas en el sector de las Misiones Occidentales. El avance
portugués había continuado hacia el norte, desde las orillas del río Uruguay hacia la rivera
del Paraná; la situación se agravaba porque la división correntina, al mando del gobernador
Méndez, se encontraba en la Banda Oriental bajo las órdenes de José Artigas.

Durante la aproximación portuguesa al Paraná, que amenazaba los poblados


defendidos por el comandante guaraní Ignacio Mbaybé, la mayoría de las tropas de
Andresito se encontraban en el campamento de Capilla del Rosario y el resto, dispersos por
los poblados aledaños a la laguna del Iberá. (Ver Anexo 18)

El 5 de febrero ante la inminente invasión portuguesa, el Cabildo de Corrientes


había expuesto su preocupación al general Artigas, quien rápidamente había elaborado un
plan para contener el avance lusitano. Ante el silencio del Cabildo de Corrientes,Andresito,
desde su cuartel general a orillas del río Miriñay, insistió en su pedido de ayuda, exigiendo

65
Profesor José Javier Rodas, autor del libro “Los derechos de los pueblos originarios”, y el profesor Carlos
Benítez, aborigen guaraní de la aldea Mbororé, ambos profesores de enseñanza primaria intercultural
bilingüe de la escuela Fortín Mbororé, de la aldea guaraní del mismo nombre.
88 - 129
la explicación sobre la demora y el olvido a que era sometido. Esta carta, transcrita en el
capítulo anterior, hace referencia al encajonamiento o carpetazo que hace el cabildo
correntino a sus misivas, y deja claro que el ya estaría listo para comandar las acciones con
el refuerzo que tendría que salir de Corrientes.

Por su parte José Artigas enterado de esta circunstancia, toma acciones para aliviar
la situación de Andresito y de la capital correntina, decide mandar de vuelta a su ciudad
natal a la división correntina de Méndez y expone en una carta sus razones de la falta de
apoyo:

“De 12 de febrero de 1817

En razón de lo expuesto por V. S. en su honorable el 5 del corriente, marcha con


toda su división a ocupar esa provincia el señor Gobernador y Comandante en jefe Don
Juan Bautista Méndez para que en razón de las circunstancias pueda atender las
urgencias de la provincia y activar las providencias necesarias. Es el único medio que he
hallado más a propósito para dar el mejor impulso a los negocios.

Es negado el caso de solicitar auxilios de Buenos Aires. No los hemos podido


conseguir ni por su justo precio, ni en razón de las circunstancias. Buenos Aires ha
publicado en crónica de 17 del próximo enero ser orden del Supremo Congreso, se
atempere aquel gobierno a las circunstancias y no declarase la guerra a Portugal sin
nueva determinación.

En consecuencia verá V. S. son inconseguibles de allí toda clase de auxilios que


hemos pedido con insistencia habiéndosenos negado con tenacidad. Es preciso que
hallemos en nuestra energía el mejor sostén y que la decisión sea el mejor apoyo aun en
los últimos apuros. Aún no hemos empeñado guerra de recursos. Es visto que ella intimará
al enemigo más que la guerra armada. Para empeñarla en el contorno de la frontera
bastará empeñar a los comandantes de ella, y auxiliar la fuerza de Misiones, que según me
oficia aquel Comandante General se halla capaz por sí sola de triunfar sobre el enemigo.

Cualquiera fuerza que intente amagar el paso de la tranquera nunca será más que
una partida que puede contrarrestar solo con el Comandante Esquivel retire los auxilios y

89 - 129
subministre los precisos al Comandante Baybe(Sic) de Candelaria para que pueda con su
gente proteger cualquier esfuerzo”66.

De esta manera, José Artigas trata de excusar su poca ayuda al atribuir a Buenos
Aires su falta de apoyo y al asegurar que Esquivel y Mbaibé resolverán juntos el problema.

El comandante de Candelaria, Ignacio Mbaibé, tratará en un primer momento de


buscar la reunión con Andresito quien provenía desde el sur. Al comprobar la
imposibilidad de esto, por estar el territorio ocupado por fuerzas superiores a las que
disponía, resuelve correrse a los límites occidentales de Misiones y establece su
campamento en Ibiritingay buscando la ayuda correntina. (Ver Anexo 18)

“El 9 de febrero la partida de Carvalho logra sorprender en la tranquera de Loreto


a 20 hombres que marchaban a reunirse con Mbaibé; prosiguiendo su marcha, ocho
leguas después tendrá un encuentro con Mbaibé que salió a encontrarlo con 100 hombres,
luego de media hora de lucha, Mbaibé derrotado se repliega hasta su campamento de
Ibiritingay a cinco leguas de esta primera acción, donde sus fuerzas estimadas por los
portugueses en 270 hombres son posteriormente derrotadas y obligadas a ponerse en fuga,
con una pérdida de 72 hombres, lo que nos habla de la magnitud del hecho.

Bompland, que recorriera la región, años más tarde consignará:

[…]los portugueses que combatieron a Artigas hace algunos años, entraron al


Entre Ríos hasta Barranqueras, en este lugar me dicen han terminado de derrotar a los
indios, después de haberles muerto un gran número, en los alrededores de barranqueras,
Ibiritingay (Sic) y aquí (camino a la Tranquera de Loreto) no vemos más que pequeñas
cruces signo de tumbas”67.

El 13 de febrero, el Cabildo de Corrientes había enviado un parte al general José


Artigas comunicándole la derrota de Ibiratingay, a lo que el jefe de los orientales respondió
con un oficio del 18 del mismo mes, llamándoles la atención por no respetar las
instrucciones por él dadas en misiva anterior:

66
GÓMEZ, Hernán Félix. Ob.cit., pp. 224-225.
67
MACHÓN, José Francisco. “La primera invasión portuguesa de 1817”. En: XIV Encuentro de Geohistoria
Regional–Resistencia Chaco, 1994.
90 - 129
“[…] por los partes que V. S. me adjunta advierto que no era mayor la distancia en
que se hallaba el comandante Esquivel y pudo haber auxiliado los esfuerzos de Baybe(sic)
y no dejarlo solo en su empeño y retirada. Es preciso no dividir las fuerzas porque así se
hacen más débiles. Yo espero que V.S. presencia del peligro reiterará sus providencias por
fomentarlas, empeñando por este deber la eficacia de dicho señor gobernador”68.

Posteriormente a la derrota de Ibiratingay del 10 de febrero de 1817, se produce la


dispersión de las tropas de Mbaibé. La mayoría de estas intentaron refugiarse en la zona de
las antiguas estancias misioneras, situadas entre los esteros de Santa Lucía y la laguna del
Iberá, e inclusive tratarán de llegar a Yagureté- Corá. Desde allí el 12 de febrero, Manuel
Maidana, comandante de esa localidad, escribiría al cabildo correntino informando del
parte, que con fecha 11 recibiera, del comandante militar de Misiones, Gaspar S.
Montañes, quien le decía:

“Que el Comandante de Candelaria Don Ignacio Mbaibé que a la sazón se hallaba


acampando en Guiritingay(sic), tuvo noticias que venían doce portugueses en procura de
él, y tomando parte de su gente los fue a encontrar, y aviendose(sic) avistado con ellos en
el paraje llamado Araguata, y al mismo tiempo de atropellarse, se le salió mayor cantidad
de portugueses y cercado que fue este apenas que escapo Mbaibé con unos pocos, y que
los portugueses se hallan en Guiritingay(sic) […]”69.

También informaba Maidana que venían muchas familias marchando a pie y le


ponía al tanto sobre esta situación con la finalidad de: “[…] que delibere sobre estas
familias intrusas que son el resto de la Provincia de Misiones, y aparecen aquí sin pase ni
documento credencial de su venida, si los he de suspender a los que vienen, admitir, o
echar para adelante o atrás, o los interno ya desde el día de ayer 11”70.

En este contexto de retirada y dispersión, el comandante Mbaibé con sus tropas


buscará replegarse en Caá Catí, pero el comandante de esta localidad se negará a recibirlo
y le ordena que se dirija a Itaibaté. Finalmente, recibe en la estancia de San Antonio auxilio
de cabalgaduras y alimentos por parte del encargado de esta, quien a su vez comunicará

68
GÓMEZ, Hernán Félix. “El General Artigas y los hombres de Corrientes, Colección Documental”.
Corrientes: Amerindia, 2010.p. 226.
69
Archivo General de Corrientes, Actas Capitulares, volumen 49, Fol. 72.
70
Ibídem.
91 - 129
este hecho al comandante de Itatí, Francisco Antonio Riveros. Por esta razón Mbaibé,
apremiado por las circunstancias, continuará hasta Itatí donde había intentado reorganizar
sus fuerzas y familias en éxodo. El 12 de febrero estando acantonado en Itatí, el
comandante Ignacio Mbaibé se dirigía al Cabildo de Corrientes de la siguiente forma:

“Sin embargo de que en parte que me ha dado V. S. el comandante de Caa caty


Don José Mariano Esquivel, estará orientado de mi retirada del pueblo de Candelaria en
donde sustituía al Comandante General don Andrés Artigas, y del combate que tuve con el
enemigo en el camino, en que por la diferencia de armas me fue preciso cederle la acción
y profugar.(sic) Siendo mi deseo presentarme ante V. S. y ponerme a su superior
disposición y no pudiendo apersonarme, por estar reuniendo mi gente, en este pueblo cuyo
número llega ya a cincuenta (aunque sin más armas que muy pocas lanzas) siendo el
principal de ciento veintinueve, e igualmente tener disposición de dicho Esquivel espere
sus órdenes en este destino; no lo puedo verificar, sino por medio de este a fin de dar a
reconocer a V. S. mi subordinación y que quedo esperando órdenes de V. S. Dios guarde a
V. S. ms. As.

Pueblo de Itaty, 12 de febrero de 1817.

Ignacio Mbaibé”71.

El combate de Ibiratingay había resultado en derrota por la descoordinación entre


los refuerzos de Andresito, de Esquivel y de Mbaibé. Esto dio como resultado un combate
entre fuerzas de caballería armadas solo con lanzas (ya que la infantería armada con fusiles
venía con las fuerzas de Méndez y Esquivel) contra fuerzas portuguesas que, aunque
reducidas en número, aproximadamente 150 hombres, lograron un superior poder de
combate a causa de marchar con fuerzas de Dragones y auxiliares guaraníes, razón por la
cual alcanzaron una gran movilidad y poder de fuego que permitió derrotar a las tropas
irregulares de Mbaibé.

3. El intento de sedición de Corrientes

La consecuencia más importante de este combate se dará con la desinteligencia


entre los correntinos y Andresito, lo cual provocó una ruptura que amenazaría la
71
Archivo General de la provincia de Corrientes. Actas capitulares, volumen 48. Fol. 133.
92 - 129
organización de la Liga Federal. Al respecto de esto, y antes de profundizar en los
pormenores de esta sedición por parte de Corrientes, es necesario transcribir lo que el
historiador correntino Hernán Félix Gómez aporta sobre este hecho, además de demostrar
el pensamiento de la mayoría de la sociedad correntina de la época:

“Andrés Artigas, en los primeros días de febrero vuelve a hablar de retirarse y las
tropas portuguesas, prosiguiendo su marcha destructora se internan en Misiones. ¿Qué
iría a oponerles Corrientes en caso de deslizándose por el norte del Iberá buscasen
correrse al sur por la tranquera de Loreto, si sus últimos soldados estaban en Curuzú
Cuatiá apoyando a Andrés Artigas que no hablaba sino de retirarse? Y claro, reclamó del
General Artigas la fuerte y bien pertrechada división que comandaba el Gobernador
Méndez. Artigas accedió; al hacerlo caracterizaba la prescindencia absoluta de Buenos
Aires que no quería ni vender armamento, como que el directorio, conforme a
instrucciones expresas del congreso de Tucumán, estaba obligado a prescindir de todo
acto que importase declarar la guerra a Portugal. Notoriamente, buscaba dar a los
hombres de Corrientes la impresión de aislamiento que garantizaría su unión a los
pueblos orientales; es preciso, les decía, que hallemos en nuestra energía nuestro mejor
sostén y que la decisión sea el mejor apoyo aún en los últimos apuros […].

Tal vez convencido de que las cosas pasarían o podían pasar tal cual lo expresaba
en su referido oficio del 12 de febrero, Artigas no se apresuró a pasar la orden al
gobernador Méndez, que ya estaba con su división correntina en territorio oriental, a las
órdenes inmediatas del Comandante General de Entre Ríos. Pero los sucesos se
precipitaron; las fuerzas portuguesas que actuaban en Misiones eludiendo la vigilancia de
Andrés Artigas, o a favor de su ineptitud, se habían corrido al noroeste, hacia el litoral
paranaense, venciendo en Guiratingay(sic) a la guarnición de Candelaria que constituida
de soldados guaraníes estaba a las órdenes del comandante militar de Itatí Ignacio
Baybé(sic). La noticia llegada a Corrientes el 12 de febrero, fue comunicada de inmediato
a Artigas, el que avisaba, hacia tres días había iniciado su marcha de retorno a la
provincia el gobernador Méndez y su división, a quien se notificaba los sucesos y la
presunta invasión portuguesa para que acelerara su marcha. Se extrañaba, asimismo,
Artigas, de que el comandante Esquivel, próximo al lugar de la derrota de Baybé(sic) no
lo hubiese auxiliado.

93 - 129
La intuición del protector es proverbial en el proceso político. ¿Por qué no ayudó
al jefe guaraní Baybe el Comandante Esquivel? Varias eran las razones; los hombres de
Corrientes no eran afectos a los pueblos guaraníes, ellos representaban la usurpación
jesuítica de tiempos de la colonia, heredada como procedimiento, por las administraciones
civiles que siguieron a la expulsión de los padres de la Compañía de Jesús, afirmada por
el caudillo Andrés Artigas erigido en gobernador de Misiones por el protector, violando
los dispuesto en el decreto del Director Posadas que en 1814 declaró provincia a
Corrientes con la amplitud a la zona misionera. Las fuerzas guaraníes eran asimismo
indisciplinadas, destrozaban en la derrota y en la victoria, sin mirar los horrores del suelo
propio, y su acción, como el viento que agosta y se va […] era incapaz de volverlas al
combate para quebrar las resistencias que sobrevivían al huracán del primer impulso. Y
sobre estas razones generales, qué interés práctico se habría buscado en la defensa de
Candelaria cuando ya todos los pueblos estaban destruidos […].

Pero había algo más que estas razones, tan elementales y claras que limitaban
para Corrientes la probabilidad de resistir con éxito a la acción exclusiva de su milicia,
los oficiales portugueses al frente de las partidas actuantes hicieron llegar a los
comandantes militares de su frontera con Misiones las instrucciones oficiales de su
gobierno; luchaban no contra los pueblos regulares, disciplinados y constituidos, sino
contra el desorden y la anarquía; el propósito, decían no era conquistar sino hacer
respetable el orden de la frontera, y es obvio que bastaba que Corrientes se separase de la
Confederación Oriental o adoptase una neutralidad en la guerra contra Artigas, para que
su territorio fuese respetado.

Arrojada la semilla, las partidas portuguesas suspendieron su avance


retrocediendo hasta San Carlos, mientras el Comandante J. Mariano Esquivel se retiraba
a la plaza de Caá-Catí con toda su gente. Por su parte el Comandante de las Ensenadas
Juan Bautista Fernández y el Capitán de la plaza de Caá Catí León Esquivel, marchaban
hacia la capital, después de dejar fuerzas de consideración frente a Itatí. Y en efecto, todo
estado de crisis fue seguido en los pueblos indígenas de algo como un furor de
destrucción, que centuplicaban los desertores o dispersos de Misiones […]” 72.

72
GÓMEZ, Félix Hernán. “Historia de la Provincia de Corrientes. Desde la revolución de Mayo hasta el
Tratado del Cuadrilátero” Tomo II, Fascículo 12. Amerindia Ediciones pp. 165-167.
94 - 129
Hasta aquí este autor nos describe la versión de esa provincia sobre los hechos de
Ibiratingay y de la postura de la sociedad correntina ante el ejército guaraní de Andresito
Artigas. Pero estas diferencias se acentuarán aún más por el hecho de buscar el Cabildo de
Corrientes una paz por separado con el imperio portugués, y de tratar de proteger la
integridad de la ciudad y de sus habitantes en detrimento del apoyo a las tropas de la Liga
de los Pueblos Libres.

“Al cerrar el día 20 de febrero habían llegado a la capital noticias graves; se


hablaba de que el Comandante Militar y el Capitán Esquivel, de Caá Catí, se habían
puesto de acuerdo con los portugueses para declararse en contra de Artigas, y la noticia
recogida por las clases y soldados del piquete de la guarnición los llevó a amotinarse y
partir de inmediato al encuentro del gobernador Méndez.

En balde el Cabildo quiso volverlos a la obediencia ratificando su fidelidad a la


confederación oriental, el motín triunfó retirándose los soldados, dejando sus guardias y
la cárcel a la custodia de los elementos civiles. El gobernador Méndez recibió a los
diputados del cabildo, y después de comprobar la lealtad de sus miembros rompió las
comunicaciones abiertas con los portugueses, marchando con su tropa a la plaza de Caá
Catí. Retirados los portugueses ante el número, hizo avanzar al Capitán Aranda, con su
partida, hasta la tranquera de Loreto, fácilmente defendible, y volvió a su cuartel de San
Roque, para dedicarse por entero a la organización militar de la provincia”73.

Al respecto de entendimiento entre portugueses y correntinos que el historiador de


esa provincia intenta hacer figurar como incidente menor o solamente como un intento de
las tropas portuguesas con poca aceptación, la bibliografía y documentación brasilera nos
aportan otra cosa, un entendimiento más explícito y afín con ambas partes.

El 31 de marzo, desde San Borja, el comandante de las Misiones Orientales


brigadier Francisco Das Chagas Santos, en un extenso oficio remitido al teniente general
Joaquín Xavier Curado, se jactaba de una proclama con copias en español y en guaraní
remitida al comandante paraguayo. En la misiva informaba que este oficial la había
distribuido por el territorio de Corrientes, haciendo constar en este escrito que la noticia
había sido tomada en forma favorable por paraguayos y correntinos, y aclaraba que había

73
Ibídem pp. 167-168.
95 - 129
causado un gran efecto porque existía una gran división entre estos, y que era mayoritaria
la postura contraria a la unión bajo las órdenes del protector de los Pueblos Libres, general
José Artigas.

En el documento descripto en el párrafo anterior también informaba:

“El Capitán correntino de milicias León Esquivel, me escribió, después que regresé
a este pueblo, pidiendo socorro de trescientos hombres. Le respondí diciéndole que me
mandara dos mil caballos. Me volvió a escribir con muchos agradecimientos y vino
después a hablarme aquí, dejando del otro lado cien correntinos que lo acompañaron con
el capitán Francisco Antonio Fernández, y me participó que no había podido conducir los
caballos que deseaba porque una partida artiguista se lo había impedido […] y me pidió
doscientos cartuchos que les hice dar para veinte armas de fuego que había en su partida
y me dejó trescientos sesenta y ocho caballos que enseguida mandé juntar”74.

Este documento per se certifica las tratativas directas del comandante correntino
con el comandante portugués. Existe otro documento, encontrado por el profesor Machón
en el Archivo Histórico de Rio Grande do Sul y cedido gentilmente para este trabajo, el
cual constituye prueba irrefutable de este acuerdo, ya que figura como documento oficial
del ejército portugués, firmado por León Esquivel desde Ibiratingay, con fecha 14 de
marzo y dirigido al brigadier Chagas, y que hace referencia a la situación descrita en el
párrafo anterior.

“Mi muy amado jefe, orientado del oficio de V. S. de 6 de marzo del corriente, igual
proclama de 20 de mes de febrero próximo pasado último anterior dirigido al señor
comandante subdelegado de Candelaria de donde debíamos hacernos el honor para
practicar su publicación en distrito de la comprensión del partido de mi y cimentarlo. De
todo lo cual habiéndose enterado los habitantes mis honrados hermanos resolvieron cada
uno de per si estimular todo interés que poseen a disposición de V. S. […] me hallo en
medio camino con caballada correspondiente a 300 y más plazas, que a numerosa

74
Diego Arouche de Moraes Lara. “Memoria Campanha 1816”. Revista do Instituto Histórico e Geográfico
Brasileiro. I.H.G.B VII, p. 294
96 - 129
montura mas no se pudo conseguir […] Dios mediante estaré con V. S. el 18 del corriente
[…]”75.

Este intento de sedición, avalado por el Cabildo de Corrientes con los grupos afines
a Buenos Aires, fue frenado por un motín de las tropas leales apoyadas por las fuerzas del
gobernador Méndez quien, leal a José Artigas, impuso con sus tropas la estabilidad rota en
el sector del Paraná.

4. La incursión paraguaya

El Paraguay, gobernado por el dictador Gaspar Rodríguez de Francia, había


aprovechado la oportunidad del avance portugués hacia el Paraná para intentar volver a
recuperar las misiones aledañas al río, perdidas ante Andresito en 1815.

Chagas no había atacado estos pueblos porque los consideraba de jurisdicción


paraguaya y tenía instrucciones precisas de no entrar en conflicto con el gobierno de
Asunción.

Cuando el comandante de Candelaria Ignacio Mbaybé realiza su retirada de este


poblado, el comandante paraguayo Castro, enterado de su derrota en Ibiratingay, había
iniciado una incursión sobre esta localidad desde donde había procedido a ocupar Santa
Ana, Loreto, San Ignacio y Corpus (Ver Anexo 18). Esta operación se había realizado con
dos compañías de milicias paraguayas.

Chagas en su oficio al teniente general Curado, de fecha 31 de marzo, había


manifestado:

“Tengo noticias de que desde que pasamos el Uruguay el 19 de enero, el


comandante Castro, de la frontera del Paraguay, ha juntado más de quinientos fusiles del
gran número de insurgentes fugitivos que han pasado el Paraná por los pasos de Itapuá y
Candelaria; y es tan grande el odio que los paraguayos les tienen, como inhumano y atroz
el procedimiento que observan con ellos; pues a medida que van apareciendo, en virtud de
las órdenes dadas por el comandante para que se presenten, examina a los que han sido

75
Archivo Histórico Rio Grande Do Sul. Autoridades Militares, Lata 172, maço 01, doc.219.
97 - 129
soldados de Artigas y los hace pasar a la otra banda del Paraná, donde son degollados; y
a los otros les manda dar doscientos azotes y los envía a los pueblos del interior”76.

Chagas califica de inhumano el procedimiento de los paraguayos, a pesar de que


este militar portugués había aplicado el mismo procedimiento en su avance sobre los
poblados misioneros.

Los paraguayos permanecerán en Candelaria poco tiempo. Hacia marzo, habían


iniciado su traspaso hacia la otra orilla del Paraná, cuando el avance de Andresito desde el
sur hizo peligrar sus posiciones. Este repliegue se había realizado destruyendo e
incendiando los pueblos ocupados y llevándose todos los objetos de valor.

La población restante también fue trasladada a los pueblos paraguayos, e incluso,


algunos fueron internados más allá del Tebicuary donde se emplearon como peones de
estancia.

5. La retirada portuguesa

Concluida esta fase de la campaña y considerando el brigadier Chagas cumplida


esta etapa informa, con fecha 13 de febrero de 1817, al teniente general Curado los detalles
de las operaciones realizadas:

“Después de recibir los oficios de V. E. datados el 23 de septiembre, con orden del


Exmo. Señor Marques, Gobernador y Capitán General, por lo que se me recomienda
atacar a viva fuerza a los pueblos de insurgentes, destruirlos y quemarlos, no perdí tiempo
en hacer preparar todo lo que me pareció necesario para ese fin […].

Salí de San Borja el 14 del mes pasado con once canoas y con ellas municiones de
cinco bocas de fuego, llevando también quinientos cincuenta hombres, incluidos ciento
cincuenta de infantería escogidos, con el fin de atacar a Andrés Artigas que se hallaba en
el pueblo de La Cruz con gran número de insurgentes. El 19 pasé el Uruguay, una legua
debajo de dicho pueblo […].

76
DE MORAES LARA, Diego Arouche . Memoria… Op.cit., p. 293.
98 - 129
Destruidos los pueblos de Yapeyú y La Cruz, me puse en marcha el día 26 por la
costa occidental del Uruguay, mientras nuestras canoas, me acompañaban por el río. El
31 llegamos a Santo Tomé, en donde no encontré sino al corregidor y cuatro indios […].

Siguieron los nuestros al pueblo de Concepción que fue saqueado y a esta hora
estará destruido. Al ayudante Melo lo mandé a san Nicolás para que ochenta milicianos
de aquella frontera, destruyese los pueblos de Santa María, San Javier y Mártires,
próximos a esta margen del Uruguay. Los cuarteles de este pueblo de Santo Tomé, que
podían considerarse como un buen fuerte, ya están demolidos; lo que en breve se hará con
los demás. […]

En suma, las hostilidades y daños que hemos hecho y continuamos haciendo a este
país, que va a quedar destruido (excepto los pueblos de la costa del Paraná que
pertenecen al Paraguay) es, sin duda, el golpe más sensible para Artigas. Este malvado,
cada vez más enfurecido contra los portugueses, había mandado orden a Andrés Artigas
de que, juntando el mayor numero que pudiese, pasase el Uruguay no para atacarme
directamente, sino para devastar, incendiar y matar a los que encontrase y a todos los
animales que no pudiese llevar a las estancias. El mismo Andrés Artigas, me consta se
halla en Rosario del otro lado del Miriñay reuniendo gente. […]

S.E. no dejará de reconocer la importancia de las ventajas obtenidas con la


felicidad, y de las cuales resultará el total aniquilamiento de los principales recursos de
Artigas”77.

Si bien la orden de destruir los pueblos había sido ejecutada con excesiva
perfección, se deduce que el principal objetivo de esta campaña era destruir las fuerzas
militares y especialmente capturar a Andresito, pero como este comandante guaraní había
aprovechado la gran movilidad de sus tropas, pudo escapar de un combate frontal que
hubiese destruido sus fuerzas y dado por finalizada la campaña. La retirada de Andresito
demandó a las tropas portuguesas de Chagas que los persiguieron por Corrientes y
Misiones, hasta que necesitaron realizar una pausa en su ofensiva para trasladar el botín
capturado, reaprovisionarse y reorganizarse en la seguridad de su propio territorio.

77
Comisión Nacional de Museos y Monumentos Históricos. Boletín Año IX: 121-125, Buenos Aires, 1948.
99 - 129
El balance del saqueo y destrucción de las misiones fue el de 80 arrobas de plata
labrada, 4500 caballos, sin contar yeguas y potrillos; fueron capturados 5 cañones y 160
sables. La pérdida de hombres por parte del ejército de Andrés Artigas había sido muy
elevada. Hubo unos 3.190 muertos, ya que no se había perdonado la vida ni a los
moribundos ni a los heridos; los portugueses solo tomaron 360 guaraníes como prisioneros.

La población civil que acompañaba al ejército o habitaba las misiones, las mujeres,
los niños y los ancianos, fueron asesinados sin compasión, o bien, trasladados al otro lado
del Uruguay para ser vendidos como esclavos.

“[ …] y estos actos de horror entonces se practicaron por esos lugares, se vio un


teniente del Regimiento guaraní de San Borja Luiz Mairá, estrangular más de una criatura
y jactarse de ello, se vio la inmoralidad, el sacrilegio, el robo, el estupro en su auge, se vio
finalmente la religión católica ofendida por todos lados”78.

6. Conclusiones parciales

En esta segunda fase de la campaña, comprendida entre las operaciones en la ribera


del Paraná y la retirada portuguesa al otro lado del Uruguay, se aprecia el carácter punitivo
y revanchista de las fuerzas portuguesas. Esta característica se da por el hecho de que los
lusitanos consideraban a estas tropas como algo menos que bandidos, y buscaban
separarlos de paraguayos y de correntinos a quienes pretendían sumar a su lucha.

La derrota de Ibiratingay había puesto al descubierto las principales causas del


posterior fracaso de Artigas en la Banda Oriental. De un lado, el aislamiento de Buenos
Aires que se hacía sentir por la falta de logística y refuerzos; y de otro, la estrategia
portuguesa que buscaba aliados entre correntinos y paraguayos para dejar a Artigas
cercado en la campiña del sur de la Banda Oriental.

Pero también este combate había demostrado la ineficacia de la táctica portuguesa


para destruir las fuerzas guaraníes en un combate abierto. Esta situación permitía que las
tropas derrotadas pudieran reagruparse y unir fuerzas con el grueso de las tropas de
Andresito para seguir dando combate en otros lugares a los lusitanos, quienes se

78
GAY, Jean Pierre. “Historia da República Jesuítica do Paraguai”, Ministerio da educaçao e saúde. Rio de
Janeiro: Imprensa Nacional, 1942, p. 402.
100 - 129
encontraban siempre con nuevos focos de resistencia en sus operaciones ofensivas dentro
del territorio de las Misiones Occidentales.

Esta intriga con los sectores de opositores a la Liga de los Pueblos Libres es el
inicio de una postura política de Corrientes que tendrá su punto álgido en 1818 con la
separación de esta provincia de la Liga, y provocará la invasión de Andresito a Corrientes.
Esta situación se daba especialmente por un factor social, ya que la alta sociedad correntina
despreciaba a las tropas guaraníes de Andresito y se consideraba más afín con la incipiente
burguesía porteña. Esto se identifica claramente en las narraciones peyorativas que la
historiografía correntina hacía sobre la figura de Andrés Artigas.

Si bien el objetivo descripto en las cartas era la destrucción de los recursos, Chagas
sabía que su objetivo real era la destrucción de las fuerzas y, en especial, la captura o
muerte de Andresito como lo predice en sus cartas. En ese aspecto la campaña no podía
finalizarse, ya que la situación estratégica operacional no se había modificado porque
Andresito aún poseía fuerzas militares y constituía una amenaza a las tropas portuguesas
que actuaban sobre las partidas de Artigas en la Banda Oriental.

101 - 129
CAPÍTULO 6

LA BATALLA DE APÓSTOLES

Objetivos: analizar el desarrollo de la batalla de Apóstoles y las consecuencias


inmediatas de esta.

Metodología: para analizar estos hechos se procederá a comparar las fuentes


prístinas portuguesas y las de otros autores, pero principalmente las confeccionadas de
acuerdo con los relatos de participantes de esta batalla. Posteriormente, se verificaran estos
datos con los restos arqueológicos encontrados en el terreno, el análisis del terreno, las
condiciones meteorológicas, y de acuerdo con la comparación de fuerzas enfrentadas se
realizará una síntesis del desarrollo de la batalla.

1. Movimientos previos

Posteriormente a la retirada portuguesa, Andrés Artigas había comenzado a reunir


sus tropas que se habían dispersado ante las acciones desarrolladas durante los meses de
enero y febrero. Para mediados de febrero, había reunido 1000 hombres, situación que
comunicó al cabildo correntino; también lo había hecho con Ignacio Mbaybé para que
reagrupase sus hombres y se dirigiese hacia Candelaria.

El comandante Méndez ya se había establecido con sus tropas en la provincia de


Corrientes y, desde su cuartel general en la localidad de San Roque, escribía al cabildo
correntino pidiendo que se diesen todos los auxilios necesarios al comandante general de
Misiones y también al comandante Mbaybé; en esta misiva se ordena la activación para la
defensa al pueblo de Itatí.

La ayuda de Méndez no solo se había limitado a ordenar que se le facilitasen todos


los auxilios necesarios a Andresito, sino que también había enviado al capitán Aranda, que
revistaba en su división con 100 hombres hacia la frontera de Misiones, a observar y
vigilar para dar seguridad al territorio.

El sublevado comandante Esquivel y su hermano León abandonaron la provincia de


Corrientes, se llevaron tropas y ganado en pie; y el capitán Aranda avanzaba con sus

102 - 129
fuerzas hasta las fronteras del Paraná. En la zona de poblados establecidos a orillas del río
Uruguay, Andresito Artigas había comenzado su reconquista del territorio invadido. El día
12 de marzo, sus partidas reconquistan La Cruz y toman prisionera a la guardia dejada por
Chagas. Esta buena noticia es transmitida por Méndez al Cabildo:

“[…] antes de ahora tuve determinado noticiarle lo que el comandante general de


Misiones me comunica con fecha 12 de marzo que una de sus partidas avanzó al pueblo de
La Cruz, y les tomó 8 hombres prisioneros; noticia a la verdad placentera después de las
funestas que pocos días ha nos comunicaron los artificios de la sociedad”79.

Artigas, habiéndose enterado de esto, ordena a Méndez avanzar sobre Caá Catí y
manda a Andresito a recuperar los pueblos de la costa del Uruguay. Andresito cambia su
cuartel general desde Paso del Rosario hacia Asunción del Cambay. Chagas enterado de
estos movimientos por sus avanzadas y algunos prisioneros, refuerza su cuartel general en
San Borja al otro lado del río Uruguay e informa a sus superiores de estos movimientos.

En abril, Méndez, cumpliendo las órdenes de José Artigas, había ocupado la


localidad de Caá Catí y había enviado al capitán Aranda hasta la tranquera de Loreto desde
donde estaría en condiciones de apoyar a Andresito o a Mbaibé.

Andresito con sus fuerzas había continuado avanzando hacia el norte y recupera de
esta manera los poblados que habían sido tomados por los portugueses, siempre
manteniendo contacto y en forma coordinada con los apoyos de las fuerzas correntinas de
Aranda y de Méndez, Para no repetir los errores de Ibiritingay, estas fuerzas correntinas
tienen la misión de recuperar los poblados de la costa del Paraná que habían sido ocupados
por los paraguayos. Los pobladores guaraníes y criollos de estas localidades, que no fueron
tomados como prisioneros de los paraguayos, se establecerán en las antiguas estancias de
la zona comprendida entre el río Santa Lucía y la laguna del Iberá, lo cual da lugar a la
erección de los nuevos pueblos de Yatebú (Loreto) y de San Miguel.

A mediados de mayo, la mayor parte del territorio perdido al inicio de la ofensiva


lusitana había sido recuperado, solo faltaba tomar las guardias que Chagas había apostado

79
Archivo General de la Provincia de Corrientes – Actas Capitulares 49, folio 136.
103 - 129
sobre los pasos del Uruguay, desde donde estas tropas mantenían vigilancia de los
movimientos artiguistas.

Muchos documentos del Archivo General de la Provincia de Corrientes atestiguan


los movimientos de Andresito y las partidas de milicias correntinas que mencionan el
desplazamiento de Andresito entre las localidades de Apóstoles, San Carlos y San José.

Chagas, por su parte, había procurado solamente los movimientos de traslado del
botín capturado y argumentaba a sus superiores la falta de caballada para accionar sobre las
fuerzas artiguistas al otro lado del río Uruguay.

Previo a la acción de Apóstoles en el mes de junio, los portugueses realizaron una


incursión sobre las Misiones Occidentales.

“[…] el 8 de junio traspone el Uruguay con 50 milicianos el Capitán Joaquín


Ferreira Braga destacado en el paso Itaqui, el cual, por prisioneros tomados tuvo
conocimiento de la reunión que pretendían hacer partidas de 50 hombres con el fin de
atacar el destacamento portugués que todavía se hallaba en Santo Tomé, que al no
verificarse la reunión marcharon a San Carlos, donde se encontraba Andrés Artigas.
También tuvo noticias que desde Cambay venían dos carretas con familias y con el fin de
apoderarse de las mismas llegan a la capilla de Santo Tomás el día 10, tomando las
carretas y algunos prisioneros que le informan que muy cerca viene el padre Acevedo,
consejero de Andresito, con 50 hombres a los cuales persigue hasta los “Tres Cerros” no
pudiendo alcanzarlos por falta de caballos, escapándose el padre en un “caballo
parejero”; que mató algunos, hizo prisioneros a otros, tomó un par de bolsas con ropas
del padre y cartas de José Artigas y Andrés Latorre; posteriormente se retiró del territorio
conduciendo 31 indios, 23 chinas y 2 españoles con 21 personas de familia”80.

La situación en las Misiones se mantenía casi como había empezado en 1817,


Andrés Artigas mantenía las Misiones Occidentales, excepto Santo Tomé, y Chagas, las
Orientales. Esto obligaba al comandante portugués a buscar una acción ofensiva decisiva
que pudiera terminar con este escenario que poco le favorecía. (Ver Anexo 19)

80
MACHÓN, Francisco: XV Encuentro… Ob.cit., pp. 34-35.
104 - 129
2. La batalla de Apóstoles de acuerdo a las primeras fuentes documentales

a. Fuentes portuguesas

Los primeros datos documentales de los cuales se tiene conocimiento hasta ahora
son aquellos realizados por el ejército de Portugal, compilados y conservados por el
gobierno del Brasil —son documentos importantes en la medida en que se toma en cuenta
su parcialidad respecto al resultado de la misma—. Estos documentos describen los hechos
desarrollados que, al compararlos con otros relatos y hacer un análisis del terreno,
condiciones meteorológicas, armamento y fuerzas empleadas, dan una imagen clara del
proceso de la batalla.

El primer documento había sido escrito por el marqués de Alegrete, quien


informaba al ministro Joao Paulo Bezerra sobre las últimas noticias de las acciones en el
sector de Misiones:

“El Brigadier Chagas fue comunicado que Andrés Artigas pretendía, con el auxilio
de Corrientes y Candelaria, renovar sus hostilidades; creyó ciertamente que debía
detenerlo: el primer cuerpo que destacó, derrotó completamente al enemigo; siendo por
esto prevenido de que las fuerzas enemigas eran considerables, resolvió pasar el mismo al
otro lado, y no encontrarlo en la margen del río, donde parecía dispuesto a esperarlo, fue
en su seguimiento hasta el pueblo de Apóstoles, que consiguió tomar, con pérdidas
considerables del enemigo en comparación con las nuestras.

El Brigadier Chagas no juzgó conveniente permanecer en el otro lado, por eso y


por el estado de los caballos que no le permitían ir en alcance del enemigo”81.

Pero el documento portugués más importante y por el cual la historiografía


brasileña toma como victoria portuguesa la batalla de Apóstoles es el informe oficial del
brigadier Chagas, publicado el 19 de noviembre de 1817 en la Gazeta de Río de Janeiro:

“Por noticias verídicas venidas del sur, nos consta que la expedición al Uruguay
fue feliz, a pesar del rigor de la estación y falta de caballos. Los insurgentes después que

81
Revista Instituto Histórico–Geográfico del Brasil. Río de Janeiro, Tomo 42, pp. 28-29. (Traducción del
Autor).
105 - 129
fueron rechazados por nuestra patrulla en el paso de San Fernando, se ausentaron de la
costa del Uruguay, marcharon entonces los nuestros para el pueblo de Apóstoles (18
leguas distantes) cerca del cual el 2 del mes pasado tomaron 40 caballos y 4 prisioneros
que nos dan noticias que se hallan 500 garruchos82 poco más o menos en el mismo pueblo
y San José (3 leguas distante), 200 con Andrés Artigas. Dejando una buena guardia a la
caballada, formóse en batalla 500 hombres de los nuestros incluyendo nuestra infantería
50 milicianos guaraníes, por ser el terreno embarazoso y cubierto de arbustos en los
alrededores.

Afuera de este salieron los insurgentes con bandera encarnada y grande algazara,
a recibirnos e inmediatamente los embistió nuestra tropa con mayor intrepidez. El
escuadrón de la izquierda rompió el fuego tomando los costados del cementerio y huerta.
El de la derecha ganó al galope el portón del 2do patio y por el centro atacó nuestra
infantería, que luego tomó la bandera siendo muerto su portador y atacando a los
garruchos, huyeron éstos para la plaza y acosados por nuestra fusilería corrieron por el
patio del colegio, cuyo portón cerraron guarneciéndose adentro con sus tiradores; así
como por las ventanas de la iglesia desde donde nos habían iniciado fuego. Al mismo
tiempo los milicianos de la derecha habían forzado el portón del 2do patio debajo del
fuego de los garruchos, que precipitadamente corrieron para el primer patio, en que hubo
mucho fuego de ambas partes. A las tres de la tarde, apareció un cuerpo de caballería de
más de 200 hombres a galope comandados por Andrés Artigas en socorro del pueblo y
salió un escuadrón de 120 hombres comandado por el bravo Capitán de Granaderos José
María de Gamma, que pusieron en huida al enemigo por espacio de media legua matando
tres garruchos y haciendo un prisionero.

Por falta de caballos de refuerzos, regresó el capitán al pueblo, donde nos


conservamos hasta el día siguiente, cercándolos y rodeando el primer patio donde
nuestros milicianos de la derecha mataron e hirieron a muchos.

El tiempo lluvioso y la creciente del Uruguay obligaron a retirar y acampar a una


legua de distancia de la referida población, que quedó casi totalmente quemada. De
nuestra parte hubo 4 muertos y 16 heridos, en cuyo número entró el Comandante
Francisco Das Chagas Santos con una contusión en la clavícula del hombro derecho, de
82
Denominación portuguesa dada a los milicianos artiguistas compuesta por gauchos criollos y guaraníes.
106 - 129
que ya está restablecido. El enemigo perdió mucha gente entre muertos y heridos, no
sabiendo el número exacto, contándose solo entre muertos 82.

Pasaron nuestras tropas el Uruguay el 8 el paso de San Lucas, sin aparecer un


solo espía del enemigo, curándose las heridas y fueron conducidos a San Nicolás, donde
de los heridos falleció un soldado de infantería. Llegó nuestra tropa el 13 a San Borja y el
18 fueron remitidos a Río Pardo, 38 garruchos enemigos”83.

El informe del brigadier Chagas presenta algunas incongruencias, especialmente


después de que se enfrenta a los refuerzos de caballería de Andresito. Estas divergencias
serán aclaradas más adelante con los relatos de otros autores y con el análisis del terreno,
de las tropas y de las condiciones meteorológicas.

Pero tenemos también dentro de la bibliografía brasileña un documento que refuta a


Chagas y que fue confeccionado mediante los testimonios de sus participantes, el cual
narra lo siguiente:

“La Tentativa de Apóstoles 2 de julio de 1817

Avisado el general Chagas de movimientos del enemigo por la margen derecha del
Uruguay con apariencias verídicas de una reunión de sus fuerzas, y persuadido, con
mucha certeza y con buenos fundamentos, que él se disponía a algún fin que incomodase,
no quiso facilitar esto, comprometiendo su responsabilidad, se dispuso a buscarlo en su
país, antes que esperarlo y combatirlos en el nuestro, o ellos a nosotros en el río. Hizo
reunir una fuerza de 500 hombres, incluyendo doscientos del regimiento (Santa Catalina)
con todos sus oficiales, fue a pasar el Uruguay en el paso de San Lucas. Ahí sabiendo que
los insurgentes se hallaban reunidos en la misión de Apóstoles, para allá dirigió su
marcha y a pesar del mal clima y la creciente de los ríos pudo hacerlo bien con las
medidas y cautelas, siempre necesarios cuando se trata de invadir un territorio extranjero,
o atacar un enemigo en su propia casa, sin estar bien informado del número de ellos que
le iban a presentar batalla y mucho menos del estado de las fortificaciones, entendió (sin
duda confiado en su gran animo) que ese día era llegar, ver y vencer; más no le sucedió

83
Biblioteca Nacional de Rio de Janeiro, “Gazeta de Río de Janeiro, 1817” (copiado y traducido por José
Francisco Machón).
107 - 129
así; porque el enemigo en número de 600 o 700, bien prevenido y avisado se preparó
hábilmente para dejar llegar, ver y volver.

Determinado al asalto después de algunos tiros de obús que dirigiera a la


población, el digno alférez Zeferino Antonio, barriendo el espeso alboroto que casi lo
cubría, le tocó a la infantería el desempeño en ese acto de honra militar, y como era de su
brío, avanzó con denuedo y gallardía; mas de ahí a pocos momentos el enemigo se le
mostró bien atrincherado y fuerte.

Hallábase la infantería en un porfiado combate sobre las fortificaciones del


enemigo, peleando con ímpetu, cuando oyó tocar la retirada; y entonces debajo de un
vivísimo fuego, obedeció el llamamiento y se pudo reunir el grueso de la división, que ya
sentía su tardanza.

Las temperaturas bajas, la flaqueza de los animales, la dificultad de recibir


auxilios, la falta de municiones que se habían mojado, la excesiva lluvia, la creciente de
los ríos y la noticia de que un cuerpo de caballería que venía a muy poca distancia a
auxiliar a los sitiados, fueron poderosos motivos para que el general no insistiera y
desistiera de la opinión de esperar al enemigo para decidir la lucha. Contramarchó por el
mismo camino para San Borja, dejando bien guarnecidos los pasos del Uruguay”84.

Esta memoria histórica cuenta otro desarrollo descripto por participantes de la


batalla pertenecientes al Regimiento Santa Catalina y realizado con posterioridad a la
creación del estado del Brasil (no tiene la presión que poseía Chagas de transmitir una
victoria a sus superiores). Este documento es similar a lo que se conoce en nuestro ejército
como Libro Histórico de Unidad, resume los testimonios de los participantes una vez
disuelto el regimiento con la creación del ejército del Imperio del Brasil.

b. Otros autores

Los otros autores que pueden aportar una fuente primigenia son Martin de Moussy,
naturalista francés que recorrió las Misiones, quien publicó “La memoria histórica sobre la
decadencia y ruina de las misiones jesuíticas en el seno del Plata. Su estado 1856”, de la

84
DE ALMEIDA COELHO, Manuel Joaquim. “Memorias históricas do extinto regimiento de linha da
provincia de Santa Catharina”. Tipografia Catharinense, 1853, pp. 36-37.
108 - 129
cual solo se pudo obtener la versión francesa. En esta el autor describe algo similar a lo
expuesto por Almeyda Coelho, le da la victoria a Andresito después de acudir con sus
refuerzos desde San José.

El otro autor del cual vamos a tomar su relato es el sacerdote francés Jean Pierre
Gay o João Pedro Gay, como se llamó una vez ordenado sacerdote. Este canónigo dedicó
su vida al sacerdocio y al estudio de la historia y de la lengua guaraní. Durante su estancia
en Santa Catarina (Brasil) en 1848, recorrió las antiguas misiones jesuíticas para
reconstruir su historia. Su aporte es valioso porque —además de transcribir lo expuesto por
Almeyda Coelho— recoge testimonios de algunos sobrevivientes guaraníes de la batalla de
Apóstoles los cuales incluye en su obra. Nos cuenta lo siguiente:

“Luego de que se retiraran los portugueses, los indios volvieron a visitar las ruinas
de su patria y juraron vengarla, Andresito aprovechó esta exasperación para excitarlos
aún más.

Después de haber tratado en vano con la poca gente que tenía de resistir al
General Chagas, había corrido al otro lado de las lagunas para buscar refuerzos, con los
cuales volvió a ocupar los pueblos de las misiones, y colocó su cuartel general en las
ruinas de Apóstoles. Este pueblo que fuera solamente saqueado, conservaba todavía sus
edificios y su colegio era una de las mejores obras de los jesuitas por aquellos lugares.

Avisado el general Chagas, de los movimientos del enemigo, y persuadido de que


se proponía a atacarlo, se dispuso a buscarlo en su país, antes que esperarlo y combatirlo
en el nuestro, fue con quinientos hombres a pasar el Uruguay en el paso de San Lucas y
siendo ahí informado del lugar que el enemigo ocupaba para ahí marchó, a pesar del frío
y de las crecientes (era en el mes de julio de 1817) sin estar bien informado del número de
gente que tenía Andresito ni el estado de sus fortificaciones […]”85.

Posteriormente, esta obra cita a Almeyda Coelho en el relato de la batalla. Este


autor, además, describe perfectamente las construcciones de Apóstoles tal como las
encontró en 1847 en su recorrido, antes de que los primeros inmigrantes polacos y
ucranianos demolieran los edificios de la antigua misión para construir sus haciendas.

85
GAY, Joao Pedro: “Historia de la República Jesuítica del Paraguay, desde el descubrimiento del Río de La
Plata hasta nuestros días, año 1861” Río de Janeiro, 1863, pp. 300-301.
109 - 129
De los autores nacionales, el mejor relato de la batalla es el que nos narra José
Francisco Machón y que recoge lo descripto por Martin de Moussy en su obra:

“El ataque de Apóstoles se libró el día 2 de julio. Los misioneros guaraníes con
gran algazara, saldrán al encuentro de los invasores enarbolando bandera encarnada,
simbolizando que la guerra será total; la lucha que se entabla en las afueras del pueblo es
cruenta y encarnizada, la superioridad de las fuerzas portuguesas obligará a los
misioneros a replegarse a la plaza del pueblo, buscando refugio en el patio del colegio y
en la iglesia, donde atrincherados vigorosamente, repelen los continuos asaltos,
entablándose un prolongado fuego de fusilería por ambas partes, con su consiguiente
saldo de muertos y heridos. A primeras horas de la tarde es avistado un cuerpo de
caballería que al galope, desde San José y al mando del comandante General de Misiones
Andrés Guacurarí y Artigas, venía a socorrer Apóstoles. El Capitán José María Da
Gamma sale con su escuadrón al encuentro y no los debe haber puesto en huida, como lo
manifestó Chagas en su informe, sino solamente contenido por unos momentos, pues
únicamente de esa forma podemos entender el porqué de su regreso y posterior abandono
del sitio de las demás fuerzas.

Es indudable que la heroica resistencia al asalto hizo posible que Andrés Artigas,
que se encontraba en San José, prontamente pudiera venir en auxilio de los sitiados,
posibilitando el triunfo de los guaraníes misioneros que, dispuestos a vender caras sus
vidas, pudieron vengar los atropellos recientemente cometidos por el Atila del Uruguay.
De haber sido otro resultado, Chagas sin lugar a dudas hubiera repetido su acción
anterior, destruyendo y saqueando Apóstoles, San José y San Carlos, al mismo tiempo que
nuevamente hubiera avisado a los paraguayos que Candelaria estaba a su disposición”86.

3. Análisis particular

a. Consideraciones básicas

Este análisis tiene por objetivo incrementar la certeza sobre algunos aspectos de la
batalla, ya que el autor pudo realizar el estudio del campo de batalla con la ayuda del
profesor Esteban Snihur, residente en la ciudad de Apóstoles y licenciado de Historia,

86
MACHÓN, Jorge Francisco. “La batalla de Apóstoles y otros Trabajos”, Junta de Estudios Históricos,
Sociales y Literarios de Jardín América. Jardín América. 1996, p. 38.
110 - 129
egresado de la Universidad Nacional de Misiones, UNAM. Snihur, por iniciativa propia,
había investigado los hallazgos de los antiguos pioneros polacos y ucranianos que fueron
los primeros que repoblaron Apóstoles, luego de la diáspora de los guaraníes artiguistas
hacia la provincia de Corrientes. Muchos de estos objetos aun se conservan en la colección
privada de dicho profesor; actualmente continúan las excavaciones arqueológicas por parte
de la Universidad Nacional de Misiones, en el sector de la antigua iglesia (Ver Anexo 20).

b. Terreno y condiciones meteorológicas

El terreno, como se ha estudiado en el capítulo 2, pertenece a la región de campos y


malezales donde el monte misionero se mezcla con los campos correntinos. Es por ello que
en Apóstoles se pueden encontrar manchones de selva con algunas zonas de pastizales que
aún en el año 1847 (cuando lo visitó el padre Gay) se mantenían de esta forma, a pesar de
que el monte se había expandido hacia la iglesia (Ver Anexo 4), el pueblo y los sectores de
cultivo.

La antigua Misión estaba ubicada en el terreno más alto de la zona (Ver Anexo 21),
desde donde dominaba los caminos que conducían a esta y que la comunicaban con el río
Uruguay, así como con los poblados de Santo Tomé y Yapeyú al sur, San Carlos y San
José al Norte. Aún hoy se conservan rastros del antiguo camino del sureste desde donde se
aproximó Chagas (Ver Anexo 22). Estos caminos de tierra, ampliamente utilizados,
dejaban ver unas profundas huellas de los carros de transporte de mercaderías y productos
cultivados, pero se vuelven sumamente anegadizas en época de lluvia y crean un barro
resbaladizo y blando que puede entorpecer el movimiento, inclusive a pie y a caballo.
Además, otra característica importante es que los cursos de agua aumentan
considerablemente su caudal durante las lluvias y hacen sumamente dificultoso y peligroso
su franqueo, lo cual limita su paso sobre los puentes.

El relieve de la zona presenta una altura máxima de 150 m en la cota más alta que
es donde estaba ubicada la misión —y donde actualmente está ubicado el centro deportivo
municipal— (Ver Anexo 21 y 23). Aún se conservan rastros de la iglesia en los parterres
centrales de la avenida que la cruza (Ver Anexo 23); este desnivel también influye
notablemente el tránsito en épocas de lluvia, ya que hace difícil el agarre en subida por
caminos de tierra sumamente resbalosos.

111 - 129
Características del trazado urbano (Ver Anexo 24):

“En todas las misiones, el centro topográfico era representado por una gran plaza
cuadrada; en uno de sus lados se situaban la iglesia, el colegio y el cementerio,
ubicándose en los otros tres lados las casas de los indígenas y algunos laboratorios.
Había excepciones en esta disposición, el coty guazú, es decir, la casa de las viudas, que
ocupaba habitualmente una posición más descentrada respecto al resto de la vida social
que se realizaba en estos pueblos.

Esta sistematización urbanística no presentó nunca excepciones importantes puesto


que la iglesia y las habitaciones de los padres estaban siempre al fondo de la plaza, en una
posición no elevada pero central. Todo ello estaba destinado a crear un impacto sobre la
población indígena, a lo que se añadían el contraste creado por la reducida dimensión de
las casas de los indígenas, y la notable vastedad de la plaza. En algunos casos, la iglesia
superaba un poco el conjunto de los edificios ubicados a ambos lados

El núcleo de la reducción.

El complejo de los edificios religiosos, es decir, la trilogía de la iglesia, el colegio y


el cementerio, constituían un bloque único que se separaba con gran resalto del cuerpo
regular de la estructura interna urbana y próximos a ellas se disponían los edificios de
utilidad social: cabildo, coty guazú, campos, hospital, cárcel, hornos y despensas de
víveres.

Las casas, constituidas por estancias independientes alineadas, formaban


"cuadras", separadas unas de otras por calles que desembocaban de forma paralela en la
plaza.

Los edificios de la iglesia, el colegio y el recinto que delimitaba el cementerio y la


huerta, y las casas rigurosamente ordenadas y alineadas constituían el núcleo de la plaza,
que era el elemento central y el espacio sacro. En definitiva, la planta de las reducciones
jesuíticas no se diferenciaba a primera vista del trazado de otras ciudades americanas.

La solución urbanística de la iglesia, colegio y cementerio hacían resaltar la


interpretación de la existencia humana en términos de preparación, muerte y promesa de

112 - 129
vida eterna; el cementerio, colocado solitariamente en el fondo de la plaza, constituía una
solución para resaltar esa conciencia cristiana que los jesuitas habían infundido. Es decir,
esta triada así dispuesta creaba un complejo escenográfico sobre el fondo de la plaza. Tal
estructura única tenía otra función, la de limitar el desarrollo extensivo de los habitantes
en sólo tres direcciones, factor del todo inusual en las demás instalaciones
hispanoamericanas. De hecho, las reducciones jesuíticas representaban el único ejemplo
de pueblos adecuados a las planificaciones estables de las Ordenanzas de la Población de
Felipe II, de 1573.

Posiblemente el trazado típico de las misiones no fue simplemente generado de un


a priori, sino que fue también fruto de una gestación que duró casi un siglo, en la cual
confluyó una multitud de factores, y en último caso el pragmatismo y la religiosidad que
distinguió a la Compañía de Jesús”87.

De acuerdo con esta planificación urbanística, con el relato del padre Gay y el
informe de Chagas, el autor de esta tesis realizó en el año 2008 una maqueta que recreaba
la población de Apóstoles en 1817 y los combates de esta batalla (Ver Anexo 25). Como
comentario final, se puede inferir que las características del terreno y las condiciones
meteorológicas favorecieron la posición de los defensores al crear un primer obstáculo en
el arroyo Cuñamanó, ubicado al sureste de la Misión (Ver Anexo 26). Posteriormente,
dichas condiciones dificultaron el avance de las fuerzas portuguesas tanto de infantería
como de caballería, y obligaron a la artillería o cañones de apoyo a mantenerse en las
posiciones altas al otro lado del Cuñamanó —como lo certifica el encuentro de restos óseos
que se explicará más adelante—. Esta dificultad se trasladaría también a los refuerzos de
Andresito venidos desde la localidad de San José, ubicada a 20 km al norte, al limitar
también la persecución de los portugueses al término de la batalla.

c. Tropas enfrentadas

Las fuerzas enfrentadas presentaban grandes diferencias, especialmente de


organización. Los habitantes de Apóstoles estaban constituidos principalmente por
aborígenes guaraníes y gauchos criollos. Con respecto a la cantidad, el parte de Chagas
menciona que en Apóstoles había entre 600 y 700 enemigos, lo cual sería una exageración

87
Las Misiones Jesuíticas. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2001.
113 - 129
más del parte de Chagas, ya que un prisionero guaraní capturado había informado que se
hallaban 500 garruchos entre Apóstoles y San José, 200 bajo las órdenes directas de
Andresito, esto dejaría aproximadamente 300 en Apóstoles y 200 con el refuerzo.

Saboini en su obra ubica al correntino Aranda como el responsable de prestar apoyo


a la localidad sitiada, pero esto es imposible ya que este se encontraba en la Tranquera de
Loreto, ubicada a 80 km de Apóstoles; también, recuérdese el estado del clima durante el
desarrollo de la batalla que dificultaría la marcha por los caminos fangosos. Además, de
acuerdo a un parte de Aranda, este menciona el triunfo de Apóstoles una vez terminada la
batalla desde San José. El que lideraría esta batalla es Nicolás Aripi, oriundo de Apóstoles
y con experiencia militar en el Regimiento de Granaderos a Caballo, y de todas las
campañas de Andresito.

Con respecto al equipamiento, la fuerza que defendía la localidad poseía armas de


fuego y abundante munición, aunque el parte de Chagas no lo describe. Este grupo de
infantería combatiría con caballos a su retaguardia que le facilitarían el repliegue y
explicarían porqué los portugueses no los persiguieron ni ultimaron con sus escuadrones de
caballería (este sistema particular se explica en el capítulo 3 en una cita de José María
Paz). La fuerza de caballería de refuerzo poseía en su mayoría lanzas, y actuaba, como lo
había demostrado en combates anteriores, retirándose ante el fuego nutrido de infantería
para reagruparse posteriormente sin perder su aptitud de combate. Estas tácticas habían
sido utilizadas en el combate del Palmar, Itaqui y tendrían su ejemplo más notorio en la
campaña de Corrientes en 1818 cuando, tras ser rechazado por una fuerza correntina bien
organizada en Lomas del Caá Catí, se repliega y los rodea tomando por asalto a sus
refuerzos y apoyos en Saladas, lo cual ocasiona el desbande de esa fuerza y la toma, sin
dificultades, de la ciudad de Corrientes.

Los portugueses, como se condujeron en toda la campaña y de acuerdo al parte, se


habían organizado para el combate con un sistema de armas combinadas, teniendo como
base al Regimiento de Infantería de Santa Catalina, con un número de 200 hombres que, de
acuerdo con su organización, serían dos compañías de infantería de línea —esta unidad ya
se había enfrentado a Andresito durante los años 1815, 1816 y 1817—; sus granaderos
habían recibido la más dura prueba durante el sitio de San Borja. La caballería estaba
compuesta por dos Escuadrones del Regimiento de Dragones del Río Pardo, en número de
114 - 129
120 aproximadamente (de acuerdo a la reglamentación del ejército portugués de 1808, los
escuadrones tenían un número de 56 a 60 jinetes). Estas unidades estaban apoyadas por el
fuego de dos obuses que podrían haber sido del arma de artillería de las fuerzas que
protegían los pasos del Uruguay, o ser piezas capturadas en la primera etapa de la campaña
y utilizadas por unidades de infantería. Las demás tropas, en número de 180, estarían
constituidas por milicias de fronteras y por guaraníes de infantería, que componían
indistintamente compañías de infantería de línea o eran utilizados como cazadores por el
conocimiento que tenían del territorio y de la forma de lucha de los artiguistas.

d. Restos encontrados

Durante el trabajo de campo realizado en la localidad de Apóstoles y con la


colaboración del profesor Snihur se pudieron constatar las zonas donde se habrían
encontrado restos óseos, de armas y diversos utensilios cercanos a las orillas del arroyo
Cuñamanó (Ver Anexo 26). Este hallazgo, especialmente de huesos humanos, llamó la
atención de los primeros pobladores quienes transmitieron oralmente el encuentro a sus
descendientes, lo cual posibilitó la comprobación por parte del profesor Snihur. A pesar de
que estos restos no fueron sometidos a un análisis de carbono 14, indicarían el sitio del
primer enfrentamiento con los portugueses, ya que el cementerio de la Misión se hallaba a
lado de la iglesia y no existen registros de ninguna peste o plaga durante el periodo jesuita,
que haya obligado a enterrar los cuerpos tan lejos del cementerio y menos cerca de un
arroyo, además, la ubicación de dichos restos estaba sobre los dos únicos caminos con
puentes que llevaban a la Misión. En esa zona sería donde se había producido el primer
encuentro comentado por Chagas en su informe. Actualmente se siguen realizando
excavaciones, aunque en la zona de la iglesia de los Santos Apóstoles San Pedro y San
Pablo; muchos de los hallazgos realizados por los pioneros europeos adornan casas e
iglesias

4. Síntesis realizada por el autor en torno a la batalla

Después de cruzar el río Uruguay por el Paso de San Lucas, el brigadier Chagas se
dirigió hacia la antigua misión de Apóstoles con la intención de destruir las fuerzas que
Andrés Artigas había reunido para reiniciar las operaciones en territorio portugués. Para
cumplir con esta misión, Chagas marchó con el Regimiento de Santa Catalina, con dos

115 - 129
compañías de infantería de línea y todo su estado mayor, el Regimiento de Dragones de
Río Pardo, con dos escuadrones y milicianos guaraníes y de frontera, las fuerzas sumaban
en total cerca de 500 hombres; las tropas artiguistas en Apóstoles sumaron cerca de 300
hombres.

El 2 de julio se inician las acciones frente al arroyo Cuñamanó. Durante la mañana,


bajo una fuerte lluvia, los apostoleños se despliegan en la orilla oeste y cierran los dos
puentes que comunican a la Misión desde el sureste. El orden de batalla es disperso y en
escaramuza y hacen gran alboroto, los portugueses abren fuego de fusilería y de artillería y
producen muchas bajas, los obligan a replegarse en los caballos que tenían a sus espaldas
aguardándolos, haciéndolo velozmente como estaban acostumbrados. El general Chagas
ordena avanzar a la infantería dividida en dos columnas, apoyada por la Caballería de Río
Pardo.; en la orilla este del arroyo queda la artillería con una reserva, protegiendo los dos
caminos principales de repliegue. (Ver Anexo 27)

Los defensores se protegen en los edificios del pueblo centrando sus fuerzas en la
iglesia y en el colegio. Las dos columnas portuguesas atacan la iglesia y el colegio por el
norte y por el sur forzando la entrada; por el primer patio del colegio una y por el
cementerio la otra, y abren el fuego desde los edificios frente a la fachada de la iglesia.
Este sitio se mantiene durante horas, el resto de los milicianos se dedican al saqueo y
destrucción del pueblo. (Ver Anexo 25). El capitán José Da Gamma parte por orden de
Chagas al encuentro de una fuerza de caballería que se aproxima desde San José, los
Dragones tratan de rechazar las fuerzas de Andresito quien se repliega e inicia un
envolvimiento como normalmente lo había demostrado en otros enfrentamientos con los
portugueses. El combate se traslada al pueblo donde los atacantes empiezan a sentir la
presión de los refuerzos de Andresito; en la refriega sale herido el mismo brigadier Chagas.
El repliegue se empieza a dar al finalizar la tarde cuando los lusitanos cruzan el arroyo bajo
la protección de su artillería y se reorganizan en el terreno elevado al este del Cuñamanó;
emprenden la retirada en la madrugada del día 3. Andresito no ejecuta la persecución del
enemigo por no contar con fuerzas suficientes. Habiendo quedado dueño del terreno,
Andresito reorganiza sus tropas y atiende a los heridos, de los cuales la mayoría muere por
la rudimentaria atención médica.

116 - 129
5. Acciones posteriores

El único documento que atestigua la batalla de Apóstoles es un oficio reservado del


gobernador de Corrientes, Juan Bautista Méndez, al cabildo de esa provincia, escrito desde
San Roque el 12 de julio:

“Se me acaba de oficiar por el capitán Aranda y el Comandante General de la


provincia de Misiones (Andresito) desde el pueblo de San Carlos que los enemigos se
mueven por varios puntos, y aunque pocos, hace días que derrotó a una división de
portugueses en el pueblo de Apóstoles el citado Comandante General; sin embargo
intentan asechar sus fuerzas por tres puntos principales; por lo que pueda acaecer (no
porque falte valor, brío y fuerza de nuestra gente) doy este aviso a V. S. para que tengan
prevenido el barco que por hoy se halla por cuenta del estado, en que pueda salvar los
intereses y de todas las iglesias; que es (según voces) a lo que se dirigen los enemigos
nuestros […]”88.

Al retirase Chagas de Apóstoles, había dejado tras su paso por el río Uruguay
guardias bien custodiados y guarnecidos en San Fernando, frente al paso de San Isidro y en
Santo Tomé. Andresito no realiza la explotación de su éxito al no perseguir a los lusitanos,
pero las circunstancias no le habían permitido tomar esa iniciativa. Como se dijo
anteriormente, a este caudillo guaraní le era preciso reorganizar sus fuerzas y proteger la
frontera del Paraná, donde las familias huían temerosas de la repetición de los sucesos de
principios de año. Con esta finalidad se establecerá en la tranquera de Loreto, mientras
Aranda lo hacía en San Carlos. Su recelo era infundado, según un informe de Chagas, este
comunicaba al barón del Río Branco que Andresito estaba esperando que los paraguayos
actuaran sobre Candelaria con la intención de apoyar una incursión portuguesa en ese
sector, el comandante portugués se mantendría en San Borja a la defensiva hasta el año
siguiente.

Las tropas artiguistas al hacerse más fuertes, el 15 de octubre de 1817, conquistaron


la guardia de San Fernando con fuertes pérdidas por parte de los portugueses; por este
motivo se reforzó la frontera portuguesa al este del río Uruguay con milicianos de Porto
Alegre. La situación, que se había iniciado en enero de 1817 como una ofensiva lusitana

88
Archivo General de La provincia de Corrientes-Actas Capitulares 48, Folio 206.
117 - 129
para terminar con Andrés Artigas, se había transformado en una defensa de las fronteras
para que este no accionase sobre las Misiones Orientales como lo había hecho en 1816.

6. Consecuencias inmediatas

La consecuencia inmediata más notoria de la batalla de Apóstoles fue el cambio de


la situación estratégica operacional en el frente de las Misiones Occidentales, en la que
Portugal abandonó la acción ofensiva para pasar a la defensiva. Las operaciones militares
portuguesas en las Misiones Occidentales no se volverán a producir hasta marzo del año
siguiente, cuando Chagas realiza una incursión para capturar a Andresito y lo cerca en la
localidad de San Carlos. Allí las fuerzas misioneras, que se habían fortificado en el templo
y en las casas del pueblo, resisten hasta el 3 de abril; después de que el polvorín fuera
destruido, producto de un incendio, los sobrevivientes se repliegan hasta la Tranquera de
Loreto y escapan una vez más de las tropas portuguesas.

Otra consecuencia es que el equilibrio político de la Liga de los Pueblos Libres se


pudo estabilizar en la Mesopotamia, ya que tanto los disidentes correntinos como los
paraguayos se mantuvieron alejados de sus pretensiones sobre los pueblos de las Misiones
Occidentales. Al abandonar Portugal ese territorio, el único dueño de la región al occidente
del río Uruguay era el comandante general Andresito Artigas.

La movilización portuguesa hacia la frontera con el río Uruguay, producto de la


batalla de Apóstoles, provocó una distracción de fuerzas que debilitó los refuerzos que
había necesitado Lecor para avanzar sobre José Artigas y alargó la resistencia de este por
dos años más.

7. Conclusiones parciales

Si bien la definición de batalla en nuestra doctrina establece que: “consiste en el


choque violento entre dos adversarios de gran magnitud, por medio del cual al menos uno,
busca modificar sustancialmente la situación estratégica operacional (batalla).
Normalmente será el episodio más importante de una campaña, a la que puede llegar a
resolver”89, en la batalla de Apóstoles tenemos fuerzas enfrentadas que apenas superan los
1000 hombres entre las dos. Esto en comparación con otras batallas de la misma época
89
ROB 00-01 Art. 1.027
118 - 129
parece insignificante, por ejemplo Chacabuco que sumó 7000 hombres, o Maipú al año
siguiente con más de 10000 hombres enfrentados. Para dimensionar en forma acertada hay
que tener en cuenta que las operaciones en este ámbito geográfico se realizan con fuerzas
de muy poca magnitud, ya que los montes, pantanales o selvas no permiten el despliegue
de grandes fuerzas en el campo de batalla. Es por eso que para este frente en particular la
batalla de Apóstoles significó el episodio más importante de esta campaña, por este motivo
se llega a la conclusión de que es una batalla y no un combate.

Otra consideración analizada tiene que ver con el resultado de la batalla. Durante
mucho tiempo figuró como victoria portuguesa en la historia brasileña, recién con las
primeras publicaciones nacionales se daba la victoria a Andresito Artigas, pero sin ahondar
en detalles sobre cómo se logró. El análisis pormenorizado de la bibliografía, las
características del terreno y las condiciones meteorológicas, así como de las tropas
enfrentadas y los restos encontrados permitieron establecer como victorioso a Andresito de
acuerdo con la narración realizada en el punto 4 (síntesis realizada por el autor).

En definitiva, en toda la campaña de 1817, más allá del saqueo y destrucción de los
edificios, las tropas del brigadier general Chagas no pueden informar a la corte portuguesa
de una victoria rotunda sobre tropas artiguistas en este frente. La táctica de Andresito
ayudaba intensamente a favorecer estos informes, ya que en muchos combates se repetía la
estrategia de replegarse en varias direcciones para posteriormente reagruparse en un punto
determinado. Es por ello que no sorprendió a los mandos portugueses el informe de Chagas
como una victoria, ya que se había llevado prisioneros y algunos materiales producto del
saqueo.

El mantenimiento del terreno y de todo el sector de las Misiones Occidentales había


permitido a Andresito afianzar su poder y desbaratar cualquier intento paraguayo o
correntino de alianza con Portugal o de recuperación del territorio perdido en 1815. Este
poder es realmente preocupante para Portugal que vuelve a insistirle a Chagas respecto de
la captura de Andresito, obligándolo a realizar una incursión fallida sobre San Carlos en
1818.

Más allá del resultado o de la categorización de batalla o combate, este encuentro


violento permitió la supervivencia de los pobladores de las Misiones Occidentales y su

119 - 129
continuidad en una lucha por la libertad de esta frontera y la Banda Oriental que seguiría
por tres años más hasta la derrota total de Artigas en Tacuarembó. Ya sin Andresito, pero
con su legado ideológico, la caída de la Liga de los Pueblos Libres había obligado a las
poblaciones guaraníes a migrar y a establecerse definitivamente en las zonas de lagunas, en
la provincia de Corrientes, para evitar una posible invasión portuguesa que nunca se
produjo.

120 - 129
CONCLUSIONES FINALES

Sobre la base de todo lo analizado se intentará contrastar la pregunta inicial, los


objetivos y la hipótesis con los resultados obtenidos, y de esta manera intentar dejar un
aporte historiográfico sobre este tema en particular.

Los antecedentes que habían producido la ofensiva lusitana de 1817 se


manifestaron mediante el orden político de alianzas e intereses enfrentados de los actores
estratégicos que participaron en dicha ofensiva. Si bien estos habían surgido desde la época
de la colonia, tienen su eclosión con la Revolución de Mayo, y particularmente durante el
año 1815 cuando, al finalizar las guerras napoleónicas en la batalla de Waterloo, se había
reformado la carta de Europa por el Congreso de Viena, lo que permitió de esta manera a
las potencias coloniales recuperar los territorios perdidos.

Los actores estratégicos directos participantes en la campaña de 1817 son: Portugal,


España, Paraguay, las Provincias Unidas del Río de la Plata y la Banda Oriental. Por su
parte, Portugal, haciendo uso de todos sus medios, lanza una ofensiva que buscaba destruir
la amenaza de la Banda Oriental y de Artigas específicamente.

Además del enfrentamiento directo entre Portugal y los artiguistas, fue importante
conocer como Buenos Aires (representada por el directorio) y Paraguay tuvieron su
intervención en esta campaña. Buenos Aires acaparó a los opositores correntinos para
cortar el apoyo a Artigas y separar Corrientes de la Liga de los Pueblos Libres; y Paraguay,
dentro de su aislamiento, buscó sacar provecho de la necesidad de Portugal de aliados
contra Artigas, y de esa forma recuperar los territorios del Paraná que reclamaron en el
tratado de 1811 con Buenos Aires.

La necesidad de enmarcar la definición de campaña con la doctrina actual había


surgido por la falta de documentos que avalasen la doctrina estratégica operacional de la
época, así como por el desconocimiento sobre terminología y doctrina militar de los
autores que abordaron el tema.

Los factores geográficos, políticos, económicos y sociales establecieron las


características y procedimientos empleados en esta campaña, como por ejemplo, la táctica
de las tropas guaraníes que, aprovechándose del terreno, evadían los enfrentamientos
121 - 129
frontales con las tropas portuguesas y esperaban el momento propicio para accionar sobre
estos; los lusitanos por su parte, habían limitado sus movimientos a las zonas más
despejadas que tuvieran avenidas de aproximación, y, además, habían dirigido sus
objetivos hacia la destrucción total de los centros poblacionales que sirvieran de apoyo a
las fuerzas artiguistas.

La organización militar diferente y asimétrica de las fuerzas que se oponían había


contribuido, junto con los factores mencionados anteriormente, en particularizar los
combates desarrollados en este frente. La montonera criollo-guaraní demostró su capacidad
de movilidad en la imposibilidad que había tenido el ejército portugués en destruirla
completamente, saliendo siempre en buenas condiciones para volver a reagruparse
inclusive en la derrota.

Si tenemos en cuenta que la campaña es: “el conjunto de operaciones militares


relacionadas entre sí, para obtener un objetivo fundamental, a nivel estratégico
operacional, dentro de un tiempo limitado”90, podemos afirmar que Andresito, en
funciones de su cargo de comandante general de las Misiones, había establecido una
campaña defensiva para evitar la destrucción total de sus fuerzas en el territorio de las
Misiones Occidentales, desde enero a julio de 1817.

Esta campaña se dividió en tres fases. La batalla de Catalán es el punto de inicio de


la campaña, tal como se había sugerido en la hipótesis. Este encuentro violento cobraría un
importante significado en el desarrollo de las operaciones posteriores, porque la derrota de
las fuerzas de Artigas en el sector oeste de la Banda Oriental había dejado sin refuerzos ni
apoyo a las tropas de Andresito Artigas. De esta manera se iniciaba el año 1817 con un
cambio en la situación estratégica operacional de ambos contendientes: los portugueses
decidieron eliminar la amenaza de Andresito cruzando el río Uruguay, y Andresito había
intentado evitar la destrucción de sus fuerzas en busca del momento propicio para accionar
contra las tropas invasoras.

La primera fase de la campaña se había establecido con todas las operaciones


realizadas en el periodo comprendido entre el 4 de enero y el 9 de febrero. En esta los

90
Escuela Superior de Guerra “Tte. Gral. L. M. Campos. “Bases Para el Pensamiento Estratégico”. Tomo III.
Estrategia OP. Buenos Aires: Docencia, 1994, p. 85.
122 - 129
lusitanos lograron destruir los pueblos establecidos en las márgenes del río Uruguay dentro
del territorio de las Misiones Occidentales, como La Cruz, Yapeyú y Santo Tomé.

Las operaciones desarrolladas por los portugueses en esta fase de la campaña


estaban destinadas, de un lado, a dejar sin los recursos de las Misiones a José Artigas, y de
otro, a la destrucción de la fuerzas de Andresito y principalmente a su captura, como
represalia a la ofensiva de 1816 en territorio Portugués; tenían la finalidad de destruir
cualquier amenaza sobre las fuerzas lusitanas en su avance hacia Montevideo.

La retirada de Andresito hacia la Capilla del Rosario se había producido porque no


contaba con todas sus fuerzas, ya que gran parte de estas se hallaban con José Artigas en el
campamento de Purificación. Por este motivo Andresito había evitado a toda costa
enfrentar a los portugueses en una batalla campal, teniendo como antecedente lo
acontecido en Catalán. Su táctica consistió en ceder terreno y hostigar al enemigo cuando
este se dividiera o se debilitara.

La búsqueda de Portugal por obtener el apoyo de Corrientes y de Paraguay fue el


motivo por el cual se llevaron las operaciones militares al norte sobre las riberas del Paraná
(constituye la segunda fase de la campaña). Pero estos protagonistas no pudieron sostener
sus aspiraciones ante la decisión de las fuerzas artiguistas y, especialmente, de las tropas
correntinas que fueron fieles al ideal federal; Paraguay por su parte al no establecer
contacto efectivo con fuerzas lusitanas decidió replegarse para no sucumbir aislado.

Andresito con solo mantener la amenaza de sus fuerzas cumplía los objetivos de
Artigas. A pesar de que el deseo de Andresito era recuperar las Misiones Orientales
ocupadas por Portugal, nunca se planteó una estrategia defensiva estática y de
mantenimiento del terreno, las acciones desarrolladas en 1817 eran producto de la
adaptación a la iniciativa portuguesa.

El éxito de su supervivencia radicaba en evitar una batalla convencional en campo


abierto, como lo habían hecho Artigas y Latorre en la Banda Oriental con resultados
nefastos.

Portugal, con su experiencia de las guerras napoleónicas, buscaba la destrucción


total de las fuerzas y recursos enemigos para evitar los errores de Francia en la península,
123 - 129
donde la guerrilla pudo desgastar tanto a la Grand Armé de Napoleón que posibilitó su
derrota y posterior repliegue de España.

Si bien la ofensiva lusitana durante el año 1817 había abarcado todo el sector de la
Banda Oriental, la campaña defensiva de Andresito Artigas se diferenció de la de José
Artigas por la delimitación territorial y por finalizar antes con la retirada portuguesa.

El número de fuerzas empleadas, a pesar de ser reducido en comparación con otros


frentes de la misma época, no dejó de ser relevante y de constituir un instrumento en el
cual los actores estratégicos trataron de imponer sus intereses por medios violentos y
crueles. Esta campaña defensiva de Andresito fue una lucha desesperada por sobrevivir y
mantener abierto ese territorio de la dominación lusitana, amparando siempre la posibilidad
de pasar a la ofensiva para accionar sobre el territorio de las Misiones Orientales y
recuperarlas a lo que antes de 1801 era la provincia de las Misiones.

La tercera fase de la campaña abarcó los meses de junio y julio de 1817, con
movimientos de aproximación hacia Apóstoles, el desarrollo de la batalla, la retirada
portuguesa y la conquista de los pasos sobre el río Uruguay por parte de las fuerzas de
Andresito.

La batalla de Apóstoles, durante el año 1817, constituyó el fin de la campaña


ofensiva lusitana en el sector de las Misiones Occidentales. Este cambio de situación
estratégica operacional es el elemento definitorio para diferenciar las posiciones de otros
autores que nombran dos o más campañas durante ese año. Esta tesis evidenció que
existieron solo dos batallas: Catalán y Apóstoles, los demás fueron combates o acciones
que buscaban obtener los resultados deseados por los actores estratégicos, pero que no
modificaron la situación estratégica operacional reinante.

Más allá de lo notificado a la corte portuguesa en los partes oficiales del brigadier
general Chagas, la retirada total de las tropas lusitanas y la pérdida de las guardias
establecidas en los pueblos y pasos aledaños al río Uruguay dejaba el control total de las
provincias de Misiones y Corrientes a Andresito, quien lo mantuvo hasta su captura en
1819. Andresito evitó cumplir los objetivos portugueses de eliminar la resistencia artiguista
en el sector, dejar a Paraguay con el control de los poblados del Paraná y a un gobierno

124 - 129
aliado en la ciudad de Corrientes para que manejara las poblaciones del sector oeste del río
Uruguay.

Por los conceptos vertidos anteriormente, este trabajo intentó dar un aporte
académico militar sobre un tema que había sido poco estudiado e incluso desconocido en el
ambiente castrense fuera de la provincia de Misiones, pero que deja enseñanzas sobre
acciones militares irregulares contra un ejército convencional en un ambiente geográfico
particular.

Finalmente, en virtud de todo lo expuesto, queda corroborada la hipótesis planteada


en lo que se refiere que: A la luz de la doctrina vigente, demostrar que las operaciones
militares desarrolladas en defensa de las Misiones Occidentales durante el año 1817, al
mando de Andrés Artigas, constituyeron una campaña cuyo inicio se dio a partir de la
derrota de Catalán y su final fue la batalla de Apóstoles.

125 - 129
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