Está en la página 1de 49

El Nordeste Argentino: Corrientes y las

Misiones Guaraníes durante el ciclo


revolucionario (1810-1824)

Enrique César Schaller


6 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

Corrientes y Misiones a fines de la etapa colonial

Junto con Paraguay, Corrientes y los pueblos de la Gobernación de Misiones


representaron las avanzadas de la colonización española en el interior de la Cuenca
del Plata. Estos distritos tenían muchos elementos en común tales como su condi-
ción de áreas marginales, las amenazas fronterizas, una base cultural con fuerte
impronta guaraní y un contacto permanente debido a la cercanía geográfica. A
pesar de ello no existía entre las comarcas una verdadera integración. Sus vínculos
económicos eran sólo de importancia secundaria ya que todas se hallaban ligadas
estrechamente con el mercado porteño. Paraguay y Corrientes constituían centros
autónomos que litigaban entre sí por la posesión de tierras y en esta competencia
quedaban incluidas las Misiones consideradas como un área de expansión que
buscaban incorporar a sus respectivas jurisdicciones.
Durante el ciclo revolucionario el Paraguay constituyó una república indepen-
diente en tanto que Corrientes se organizó como provincia autónoma. Como tal
integraba la entidad política que con el tiempo constituiría la República Argentina.
Tras la segregación paraguaya, la provincia pasó a ser la frontera Nordeste del
Estado nacional en formación. Por el contrario, en este mismo lapso Misiones
desapareció como unidad política diferenciada y su territorio se repartió entre las
nuevas naciones.
El punto de partida de la formación de la provincia fue la fundación de la ciu-
dad de Vera (1588), con el tiempo denominada Corrientes. Desde este núcleo se
desarrolló el proceso de ocupación de la campaña. Hacia 1700 la zona de dominio
correntino comprendía el Noroeste del actual territorio. Entre 1760 y 1810 el avan-
ce de la frontera interior se aceleró como resultado del auge de la actividad gana-
dera. El avance de las estancias se extendió desde el Noroeste hacia las comarcas
despobladas del centro y el Sur. El frente ganadero ocupó la cuenca del Iberá,
extensa franja comprendida entre los ríos Santa Lucía y Corrientes y la región del
Paiubre, inmenso triángulo delimitado por los ríos Corrientes, Miriñay, Guayquira-
ró y Mocoretá. En ese lapso la población correntina pasó de 9.715 habitantes a
alrededor de 27.000. 1
El progreso ganadero convirtió a Corrientes en un importante proveedor de
cueros vacunos para las exportaciones por el puerto de Buenos Aires. A fines de la
etapa colonial su aporte superaba al de otras zonas del Litoral rioplatense como
Santa Fe o Entre Ríos. El tráfico hacia la metrópoli porteña se canalizaba por el río
Paraná.

1
Ernesto Maeder, Historia económica de Corrientes en el período virreinal, Buenos Aires, Academia
Nacional de la Historia, 1981, cap. III
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 7
revolucionario (1810-1824

Desde el punto de vista administrativo con la aplicación de la Ordenanza de


Intendentes en el Virreinato del Rio de la Plata, Corrientes pasó a ser era un distrito
subordinado que integraba la Intendencia de Buenos Aires. A partir de 1786 fue
administrado por un Subdelegado de Hacienda y Guerra que reemplazó al antiguo
Teniente de gobernador. El cambio no dio los resultados esperados y en vísperas de
la revolución se restableció la Tenencia 2 .
Dentro del territorio correntino sólo existía el Cabildo de la ciudad cabecera.
Durante el proceso de expansión se formaron otras localidades pero no tenían aún
una existencia legal. El Cabildo cumplió un papel muy activo en el proceso de
poblamiento y a veces adoptó medidas que desafiaban la política centralista de la
Corona.
Por su parte, la Gobernación de Misiones constituía una entidad conformada
por los pueblos de indios guaraníes organizados por los jesuitas a partir de 1610
en áreas no controladas por los españoles. Tras numerosas vicisitudes el espacio
misionero quedó definido en las primeras décadas del siglo XVIII. El mismo se
integraba con treinta pueblos, sus campos de explotación agrícola y ganadera y las
zonas de explotación de yerbales naturales. Ocho de los pueblos se situaban al
norte del río Paraná y recibían la denominación de las Misiones del Paraguay.
Quince se ubicaban entre el Alto Paraná y el Alto Uruguay constituían los pueblos
de las Misiones Occidentales. Finalmente en la cuenca oriental del río Uruguay
estaban siete pueblos de las Misiones Orientales. 3
Como es sabido, existía una diferencia fundamental entre la organización eco-
nómica de los distritos hispano-criollos y la de los pueblos de Misiones. Los pri-
meros se basaban en el aprovechamiento individual de los recursos. Por su parte,
la economía de los pueblos misioneros se fundaba en el trabajo de la comunidad
bajo la orientación de sacerdotes y jefes indígenas. La producción se destinaba
primordialmente para el abastecimiento de las reducciones. El intercambio sólo
cumplía un rol secundario para la adquisición de aquellos bienes que no podían
obtenerse en la zona. Los jesuitas como parte de su política evangelizadora trataron
de mantener a los pueblos aislados de los españoles.
En general los resultados del sistema jesuítico fueron exitosos en la medida que
proveyeron a la subsistencia de una población numerosa. En el momento en que se
produjo la expulsión de los jesuitas (1768) los treinta pueblos sumaban 88.828
2
Ernesto Maeder, Historia económica de Corrientes… cap. IV
3
Ernesto J. A. Maeder, Misiones del Paraguay: conflicto y disolución de la sociedad guaraní, Madrid,
MAPFRE, 1992, cap. II
Misiones del Paraguay: Jesús, Trinidad, Itapúa, San Cosme, Santiago, San Ignacio Guazú, Santa
Rosa, Nuestra Señora de la Fe; Misiones Occidentales: a) sobre la vertiente del Paraná: Corpus, San
Ignacio Miní, Loreto, Santa, Ana, Candelaria, Mártires, b) Sobre la vertiente del Uruguay: Mártires,
San Javier, Santa María La Mayor, Concepción, San Carlos, San José, Apóstoles, Santo Tomé; Mi-
siones Orientales: San Borja, San Nicolás, San Luís, San Lorenzo, San Miguel, San Juan Bautista,
Santo Ángel.
8 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

habitantes. De todas formas siempre existió un frágil equilibrio entre los recursos y
el crecimiento demográfico. Por otra parte este sistema sólo era viable mientras las
comunidades permanecieran en el aislamiento y no tuvieran que competir por los
recursos con las poblaciones hispano-criollas.
La administración secular que sucedió a la jesuítica, con objetivos contradicto-
rios y administradores sin experiencia o venales, produjo en poco tiempo confu-
sión y desorden social que desorganizaron las actividades productivas. La
manifestación más evidente de la crisis interna de los pueblos fue la disminución
del número de habitantes por la emigración y el aumento de la mortalidad. Para
1803 la población misionera se había reducido a poco más de 38.000 individuos.
El debilitamiento de las comunidades las hacía particularmente vulnerables a las
amenazas externas que desde la segunda mitad del siglo XVIII afectaban a su juris-
dicción. El territorio de los pueblos sobre la Banda Oriental del río Uruguay se
encontraba en la zona de conflicto fronterizo entre España y Portugal. Por otra parte
la región en rioplatense se producía un vertiginoso proceso de poblamiento rural
impulsado por la actividad ganadera que avanzaba sobre las tierras de misioneras.
Entre fines del siglo XVIII y principios del XIX los pueblos perdieron práctica-
mente todo el territorio de la Banda Oriental. En la banda occidental del Uruguay,
el avance del frente ganadero correntino generó disputas con los pueblos misione-
ros por la posesión de tierras en la zona del Paiubre y de la cuenca del Iberá. 4
La organización de las Misiones de la etapa post-jesuítica experimentó nume-
rosas modificaciones que reflejaban la incertidumbre de las autoridades españolas
para encontrar un sistema que detuviera la rápida decadencia de los pueblos. En
1770 se creó una gobernación de Misiones subordinada a Buenos Aires. A partir de
1774 Misiones quedó dividida en cinco departamentos. De esta manera los pueblos
de las Misiones del Paraguay integraban el departamento de Santiago (cinco pue-
blos) y parte del de Candelaria (tres pueblos al norte del Paraná); los de las Misio-
nes Occidentales constituían una parte del departamento de Candelaria (cinco
pueblos al sur Paraná) y los departamentos de Concepción (siete pueblos) y Yapeyú
(tres pueblos); por último los siete pueblos de las Misiones Orientales formaban el
departamento San Miguel. 5
En 1784 con la aplicación de la ordenanza de intendentes los departamentos de
Santiago y Candelaria (trece pueblos) quedaron bajo la jurisdicción del Paraguay y
los departamentos de Concepción, Yapeyú y San Miguel (diecisiete pueblos) en la
de Buenos Aires. En 1801 los portugueses ocuparon los pueblos del departamento

4
Ernesto Maeder, Misiones del Paraguay,… pp. 122-140
5
La agrupación de los pueblos por departamento era la siguiente: Departamento de Santiago: Nuestra
Señora de la Fe, Santa Rosa, San Ignacio Guazú, Santiago, San Cosme. Departamento de Candela-
ria: Jesús, Trinidad, Itapúa, Corpus, San Ignacio Miní, Loreto, Santa Ana, Candelaria. Departamen-
to de Concepción: Mártires, San Javier, Santa María Mayor, Concepción, Apóstoles, San José, San
Carlos; Departamento de Yapeyú: Santo Tomé, La Cruz, Yapeyú. Departamento de San Miguel:
San Borja, San Nicolás, San Luís, San Lorenzo, San Miguel, San Juan Bautista, Santo Ángel.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 9
revolucionario (1810-1824

San Miguel. A raíz de este acontecimiento en 1803 se creó el gobierno político y


militar de Misiones que debía ser independiente de Paraguay y Buenos Aires. Sin
embargo desde 1805 este gobierno quedó a cargo de Bernardo de Velazco quien
también fue designado Gobernador Intendente del Paraguay. Sin embargo, ambas
funciones no podían ser ejercidas eficazmente por una sola persona por lo que en
1808 se había designado un Comandante de Armas de Misiones que actuaba como
lugarteniente del gobernador. 6
Cuando se inició la crisis de la monarquía Corrientes contaba una sólida base
territorial, demográfica y económica organizada en torno un centro cabecera. Exis-
tía además una élite local identificada con los intereses de la comarca. Por el con-
trario, las Misiones pese a que todavía tenían un extenso territorio y una población
numerosa carecían de la cohesión para mantenerse como entidad autónoma.

Los acontecimientos políticos. La autonomía de Corrientes y la


desorganización de las Misiones

Al conocerse en Corrientes la formación de una Junta en Buenos Aires el Ca-


bildo de la ciudad reconoció al nuevo gobierno (22 de junio). Por su parte, las
Misiones guaraníes pasaron a constituir un área de conflicto donde inicialmente
rivalizaron Buenos Aires y Paraguay para imponer su influencia. Paraguay contro-
ló los pueblos de los departamentos Santiago y Candelaria y Buenos Aires los de
Concepción y Yapeyú. 7
En Corrientes y Misiones pronto se pusieron de manifiesto tendencias auto-
nómicas y, de manera similar a la vecina Paraguay, escaparon del control de Bue-
nos Aires. A ello contribuyeron las exigencias de la movilización política y militar
pero el factor decisivo fue el surgimiento del liderazgo de José Artigas que trans-
formó las relaciones de poder en la región. 8
La militarización se inició en Corrientes y Misiones con el arribo de la expedi-
ción de Belgrano hacia el Paraguay. Más tarde, cuando se produjo la rebelión de la
campaña en la Banda Oriental en favor del gobierno de Buenos Aires (febrero de
1811) un importante contingente de las milicias correntinas y misioneras integró el

6
Ernesto Maeder, Misiones del Paraguay… cap. I.
7
Ernesto Maeder, Misiones del Paraguay… pp. 242-248; Edgar Poenitz y Alfredo Poenitz, Misiones,
provincia guaranítica. Defensa y disolución (1768-1830), Posadas, Editorial universitaria, 1993,
cap. IV.
8
Hernán Félix Gómez, Historia de la provincia de Corrientes. Desde la Revolución de Mayo al Trata-
do del Cuadrilátero, Corrientes, 1928, caps. III-V; Hernán Gómez, Artigas y los hombres de Co-
rrientes, Corrientes, 1929, pp. 25-39; Manuel Florencio Mantilla, Crónica histórica de la
provincial de Corrientes, Corrientes, 1928, tomo I, cap. V; Edgar Poenitz y Alfredo Poenitz, Mi-
siones, provincia guaranítica…, caps. IV-VI.
10 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

ejército sitiador de Montevideo. Durante las operaciones los oficiales de esas tropas
entraron contacto con Gervasio de Artigas quien se había puesto al frente del
movimiento rural contra las autoridades montevideanas.
Poco tiempo después el panorama bélico de la región se complicó con la inter-
vención militar portuguesa solicitada por las autoridades montevideanas (julio de
1811). Esta fuerza efectuó incursiones depredadoras en el sur del territorio corren-
tino y asaltos a los pueblos misioneros de la costa del río Uruguay.
La fuerza política que había alcanzado Artigas quedó manifiesta tras la firma
del acuerdo provisorio celebrado entre Buenos Aires y Montevideo el 20 de octubre
de 1812. En el convenio, Buenos Aires reconocía a las autoridades montevideanas
la jurisdicción sobre la Banda Oriental y la costa occidental del Uruguay a cambio
del cese de las hostilidades. Artigas se opuso al acuerdo y prefirió abandonar la
zona de control realista. Gran parte de la población de la campaña acompañó en su
retirada a las milicias del jefe oriental. Éstas acamparon en la banda occidental del
Uruguay en la jurisdicción del pueblo misionero de Yapeyú
El tratado del 20 de octubre tuvo muy poca duración y nuevamente se reanudó
el sitio de Montevideo. Artigas se unió al mismo con sus milicias y la mayor parte
de los pobladores del éxodo retornaron a la Banda Oriental. Sin embargo, la tirante
relación entre el gobierno de Buenos Aires y el caudillo derivó pronto en un en-
frentamiento abierto. La ruptura definitiva se produjo a principios de 1814 cuando
Artigas se retiró del sitio de Montevideo. A partir de ese momento su dominio se
extendió rápidamente por todo el Litoral rioplatense.
En Corrientes la campaña ganadera del sur se plegó a la causa del caudillo y
quedó fuera del control de la ciudad cabecera. Una asonada protagonizada por la
reducida fuerza veterana destituyó al teniente de gobernador (10 de marzo
de.1814). En una sesión del 20 de abril de 1814, el Cabildo proclamó la “indepen-
dencia [autonomía] bajo el sistema federativo” y al general Artigas como Protec-
tor. Más tarde, un Congreso reunido el 11 de junio legalizó el nuevo orden político
y adoptó varias disposiciones para organizar la nueva provincia. 9
También, tras una etapa de luchas, el artiguismo se impuso en los pueblos de
Misiones subordinados a Buenos Aires. En febrero de 1815 se designó Comandan-
te Militar de Misiones al jefe guaraní Andrés Guacurary Artigas, conocido también
como Andresito. 10

9
La obra básica para los acontecimientos políticos de Corrientes en esta etapa sigue siendo la de Her-
nán Gómez, Historia de la provincia…. Alguna información adicional sobre el Congreso de de 1814
y sus protagonistas en Wenceslao Néstor Domínguez, El artiguismo en Corrientes, Buenos Aires,
1973.
10
La figura de Andrés Artigas ha sido revalorizada recientemente por la historiografía regional. Salva-
dor Cabral, Andresito Artigas en la emancipación americana, Buenos Aires, 1980; Juan Luis Sa-
voini, Andrés Guacuary y Artigas. La destrucción de las Misiones Occidentales, Santo Tomé
(Corrientes), 1990; José Francisco Machón y Oscar Daniel Cantero, Andrés Guacurarí y Artigas,
Posadas, 2006.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 11
revolucionario (1810-1824

Con el triunfo de Artigas en el Litoral, Corrientes y Misiones pasaron a consti-


tuir entidades autónomas. Integraban una confederación denominada “Liga de los
Pueblos Libres” de la que también formaban parte la Banda Oriental, Entre Ríos,
Santa Fe y, durante algún tiempo, Córdoba. Aunque no definida claramente en
instrumentos legales la Liga era, en líneas generales, una alianza ofensiva y defen-
siva dirigida por José Artigas en calidad de Protector. 11
Para Corrientes los primeros años de su existencia como Estado autónomo sig-
nificaron una intensificación de la lucha facciosa y del desorden rural. Pese a su
rápido triunfo el artiguismo no contaba en la provincia con bases suficientemente
sólidas para prevalecer sin obstáculos. Su principal apoyo eran los jefes de mili-
cias, en particular, los comandantes de los partidos rurales. En la élite de la capital
las adhesiones habían sido muy limitadas. En general el grupo dirigente de comer-
ciantes y grandes propietarios que residía en la ciudad de Corrientes era partidario
de un gobierno autónomo pero asociado a Buenos Aires. Su principal bastión polí-
tico era el Cabildo. 12
El apoyo local a Artigas fue debilitándose con el agravamiento de la lucha. La
difusión en Corrientes de las ideas autonómicas se había visto favorecida por el
cansancio general por el esfuerzo militar que demandaba el gobierno de Buenos
Aires. Sin embargo, la política artiguista abrió varios frentes de conflicto simultá-
neos y exigió una actividad militar mucho mayor.
Las disidencias locales contra el artiguismo se manifestaron a través de un mo-
roso cumplimiento de algunas órdenes emanadas del Protector. En otras ocasiones
en levantamientos que se coordinaban con operaciones militares iniciadas desde
Buenos Aires. Los más importantes se produjeron en septiembre de 1814 y en ma-
yo de 1818. Las rebeliones, sujetas al vacilante apoyo porteño, terminaron en un
completo fracaso y significaron la ocupación de la provincia por milicias de otros
integrantes de la Liga. De todas formas la supremacía artiguista en su etapa final
dependía de cada vez más apoyos militares externos.
Si la crisis bélica de la etapa artiguista afectó seriamente a la nueva provincia
de Corrientes para Misiones representó su desaparición como entidad organizada. 13
En febrero de 1815 fue designado Comandante General de Misiones Andrés Gua-
curari y Artigas. Andresito fue la primera autoridad guaraní con jurisdicción sobre
todo el territorio misionero. Tras la reconquista del departamento de Candelaria de
11
Una perspectiva renovadora sobre la confederación artiguista en José Carlos Chiaramonte, Ciudades,
provincias, Estados: orígenes de la Nación Argentina (1800-1846), Buenos Aires, Ariel, 1997 pp.
157-159; Ana Frega, Pueblos y soberanía en la revolución artiguista. La región de Santo Domingo
Soriano desde fines de la colonia a la ocupación portuguesa, Montevideo, Banda Oriental, 2007,
pp. 194-205.
12
Tulio Halperin Donghi, Revolución y guerra. Formación de una élite dirigente en la Argentina crio-
lla, Buenos Aires, Siglo XXI, 1972, pp. 315-322.
13
Un relato clásico sobre el proceso final de disolución de las Misiones es el de Victor Martin de Mous-
sy, Memoria histórica acerca de la decadencia y la ruina de las Misiones jesuíticas en la Cuenca
del Plata. Su estado actual, publicado por primera vez en 1857
12 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

manos de los paraguayos (septiembre de 1815) su mando se extendió sobre los 15


pueblos de las Misiones Occidentales y su título militar era más adecuado para un
pueblo ya intensamente movilizado.
Una buena proporción de las fuerzas que comandaba Artigas estaba integrada
por indios guaraní-misioneros. Éstos aceptaron con relativa facilidad la militariza-
ción posiblemente porque la vida de campamento ofrecía una alternativa más
atractiva a la pobreza y la desorganización de los pueblos. Por otra parte, al igual
que en la sociedad criolla el mando militar constituyó en esta etapa la vía más
efectiva para obtener el liderazgo.
No hay duda que para ese entonces se había agravado el empobrecimiento de
las comunidades. Artigas buscó la reorganización de los pueblos pero los intentos
fueron de corta duración porque en 1816 los guaraníes de las Misiones Occidenta-
les se vieron involucrados en la lucha contra la expedición portuguesa destinada a
ocupar a la Banda Oriental. La participación de las milicias guaraníes provocó una
expedición de represalia de los invasores. Se realizaron tres incursiones (enero-
mayo de 1817, julio de 1817 y mayo de 1818) que produjeron la destrucción de los
quince pueblos. 14
Las invasiones portuguesas provocaron una dispersión general de los habitantes
pero no significó la desaparición de Misiones. Pese a todo, los guaraníes misione-
ros lograron conservar su cohesión militar. Andresito fue vencido y tomado prisio-
nero por los portugueses en junio de 1819. Se nombró un nuevo Comandante
General. El gobierno administrativo se encomendó al Cabildo de Asunción del
Miriñay, uno de los nuevos pueblos formados a raíz la dispersión. Esta labor de
reconstrucción fue efímera pues pronto se reanudó la lucha. La última campaña de
Artigas contra los portugueses finalizó con la derrota de Tacuarembó (22 de enero
1820) en la que perecieron muchos milicianos guaraníes y sus jefes.
Mientras el artiguismo era vencido en la Banda Oriental por los portugueses, en
la banda occidental lograba un postrer triunfo en su lucha contra Buenos Aires. Las
fuerzas del caudillo oriental comandadas por sus lugartenientes Francisco Ramírez
y Estanislao López vencieron en la batalla de Cepeda (febrero de 1820). Como
consecuencia cesó el gobierno que pretendía arrogarse una autoridad sobre el
antiguo Virreinato. Buenos Aires se organizó también como provincia autónoma
con la jurisdicción reconocida al Cabildo de la ciudad.
Este triunfo de Artigas fue sólo aparente pues tanto López como Ramírez
trataron de liberarse de la tutela del Protector con el apoyo de Buenos Aires. Ramí-
rez, en particular, buscaba unificar bajo su mando a los distritos Entre Ríos, Co-
rrientes y Misiones. Artigas decidió enfrentar a Ramírez con el apoyo de las

14
La bibliografía sobre las campañas de Andresito y las represalias portuguesas contra las Misiones es
abundante. Sobre la expedición portuguesa a las Misiones Occidentales nuevos detalles basados
en la documentación del archivo de Corrientes en José F. Machón, “Las invasiones portuguesas de
1817 y 1818”, Décimo Cuarto Encuentro de Geohistoria Regional, Resistencia, IIGHI, 1994, pp.
245-266.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 13
revolucionario (1810-1824

milicias correntinas y misioneras pero fue vencido y debió asilarse en Paraguay


(septiembre de 1820).
Tras la derrota de Artigas y el derrumbe de la “Liga de los Pueblos Libres”
Corrientes y Misiones quedaron incorporadas como departamentos de la “Repúbli-
ca Entrerriana” de Francisco Ramírez. 15
En general el breve gobierno de Ramírez en Corrientes estuvo destinado a
organizar hombres y recursos para sus campañas militares. Esta nueva movilización
resultó sumamente gravosa. Sin embargo, la muerte del caudillo en Córdoba creó
las condiciones para anular sin grandes trastornos la tutela entrerriana. El 12 de
octubre de 1821 un pronunciamiento organizado por sectores civiles de la capital,
entre los que se encontraban Ángel Fernández Blanco y Pedro Ferré, la fuerza
militar de la ciudad y algunos comandantes de campaña destituyó al representante
designado por Ramírez. Se convocó a un Congreso provincial (noviembre). Una de
las disposiciones más importantes de la Asamblea fue la aprobación de un Regla-
mento Constitucional Provisorio, la primera carta orgánica de la provincia.
Tras la recuperación de la autonomía Corrientes inició un largo período de esta-
bilidad interna que permitió la organización institucional y la recuperación econó-
mica. Con la desaparición de los caudillos regionales que constituían el apoyo de
los jefes militares de la campaña, la élite civil de la capital recuperó su preeminen-
cia en el gobierno. De todas formas la organización de las instituciones provincia-
les permitió la incorporación de los pobladores rurales a la actividad política por
medio del sufragio y la participación tanto en los Congresos como en la Legisla-
tura provincial creada en 1824. Asimismo los comandantes rurales también se
integraron al nuevo orden como oficiales en la fuerza veterana que comenzó a or-
ganizarse en 1822.
La provincia de Corrientes a partir de 1821 buscó formalizar su vinculación
con las otras provincias argentinas mediante acuerdos que tenían las características
de tratados entre estados independientes. El primero de estos pactos fue el tratado
del Cuadrilátero (25 de enero de 1822). El convenio celebrado con las provincias de
Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos constituía una alianza ofensiva y defensiva
contra amenazas externas o de otras provincias.
En lo que respecta a las Misiones Occidentales, tras la desaparición de la “Re-
pública Entrerriana” se desarrolló la última fase de su disolución. En el Norte, los
antiguos departamentos de Candelaria y Concepción fueron ocupados por los para-
guayos (marzo de 1823) para despejar la ruta comercial terrestre que comenzaba a
establecerse entre la localidad paraguaya de Itapúa y la brasileña de San Borja.
En el Sur restaban algunos centros formados tras la diáspora de 1817 y núcleos
agrupados en las ruinas de los antiguos pueblos. Su situación institucional fluctuó
pues Corrientes reclamaba su anexión mientras que las provincias de Buenos Ai-
15
Hernán F. Gómez, Historia de la provincia…, caps XIX- XXI; Hernán F. Gómez, Corrientes y la
república entrerriana, Corrientes, 1928, passim; Tulio Halperin Donghi, Revolución y guerra…
pp. 313-315; Manuel F. Mantilla, Crónica histórica…, tomo I, pp. 223-227.
14 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

res, Santa Fe y Entre Ríos favorecieron la autonomía misionera. De todas maneras,


privada de sus jefes y de recursos humanos y materiales, Misiones de hecho ya
había cesado de existir como entidad autónoma.

La formación territorial y los conflictos limítrofes

Hacia 1810 la jurisdicción de Corrientes comprendía una extensión de alrededor


50.000 km2. El límite occidental estaba claramente determinado por el río Paraná y
el meridional, por el Guayquiraró. Al Norte, el río Paraná era demarcación natural
aunque el avance correntino superó este linde y se extendió sobre áreas reclamadas
por los paraguayos. El límite oriental estaba menos definido pero en líneas genera-
les pasaba por la zona deprimida de los esteros del Iberá y, a continuación de la
misma, por el lomo elevado de la zona del Paiubre que constituía la divisoria de
aguas de la cuenca del Paraná y del Uruguay. El área más densamente poblada del
distrito era la región del Noroeste, delimitada al Norte y al Oeste por el río Paraná y
al Sudeste por el Santa Lucía. 16
Las Misiones guaraníes desde 1768 habían experimentado una fuerte retracción
espacial por la pérdida de las tierras de la Banda Oriental. En esa área todavía
quedaba una vasta rinconada entre los ríos Cuareim e Ibicuy que pertenecía al
pueblo de Yapeyú pero, en la práctica, la zona no tenía jurisdicción definida. Asi-
mismo, en 1810 los pueblos guaraníes del Norte del río Paraná pasaron a integrar
el Paraguay. De esta forma el territorio propiamente misionero quedó reducido al
de los quince pueblos de las Misiones Occidentales ubicados sobre la banda sur del
Paraná y la cuenca occidental del río Uruguay. Este espacio abarcaba unos 48.000
km2. Estaba delimitado al Norte, por el río Paraná, al Oeste por los esteros del
Iberá y la divisoria de aguas del Paiubre; al Sur por el arroyo Yerúa y al Este por
el río Uruguay. 17
Hacia 1810 salvo en el sector occidental, los límites de Corrientes no estaban
aún definitivamente establecidos. La situación era más fluida aún en lo que respecta
a lindes de las Misiones dado que en este lapso continuó el proceso de desmem-
bramiento territorial de fines de la etapa colonial.
Durante el siglo XVIII Corrientes sostuvo con Paraguay un largo litigio por
tierras situadas al norte del curso superior del río Paraná. Éste sólo se resolvió
parcialmente por el tratado de octubre de 1811. Por otra parte, la secesión del Pa-
raguay planteó el problema de la jurisdicción sobre los pueblos misioneros del
departamento de Candelaria al sur del Paraná, y más tarde, los del departamento
Concepción sobre el río Uruguay. Las pretensiones paraguayas sobre estos territo-
rios fueron discutidas primero, por el gobierno de Buenos Aires, a partir de 1814

16
Ernesto Maeder, Historia económica de Corrientes… pp. 97-102
17
Ernesto Maeder, Misiones del Paraguay… pp. 128-140
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 15
revolucionario (1810-1824

por los jefes guaraníes de las Misiones y desde fines de la década de 1820, tras la
desaparición de los pueblos misioneros, por la provincia de Corrientes. 18
También desde la etapa colonial Corrientes y Misiones tuvieron litigios pues la
progresión correntina hacia el Este y el Sur avanzó sobre los campos de los pue-
blos guaraníes. Las controversias continuaron en el período revolucionario. La
provincia de Corrientes, a diferencia del Paraguay, reconocía la autonomía de Mi-
siones por lo que entre ambos distritos existieron continuos reclamos y negocia-
ciones por la definición de los límites
En la cuenca del Iberá los correntinos disputaron el dominio de campos de
pastoreo con los pueblos de Santa Ana, San Ignacio Miní, Corpus y Trinidad, per-
tenecientes al departamento de Candelaria. En 1817 los pueblos de Candelaria
fueron destruidos por las incursiones de los paraguayos y los portugueses. Los
habitantes de estos centros se refugiaron en la zona del Iberá y conformaron los
pueblos de San Miguel y Loreto. Estas nuevas localidades se asentaban precisa-
mente en las estancias que habían pertenecido a los pueblos destruidos. Durante un
tiempo San Miguel y Loreto formaron parte de Misiones. Sin embargo, al entrar
ésta en la fase final de su disolución los dirigentes locales optaron por negociar la
incorporación a la jurisdicción correntina. 19
Otro litigio mucho más complejo se generó en las últimas décadas del siglo
XVIII en la zona del Paiubre en torno a la localidad de Curuzú Cuatiá. La perte-
nencia correntina de esta población y sus tierras adyacentes fue discutida por el
pueblo misionero de Yapeyú. La disputa entre Corrientes y Yapeyú constituía en
realidad un episodio del proceso de ocupación de una vasta franja de la banda
occidental del río Uruguay comprendida entre el río Miriñay, al Norte y el Yeruá, al
Sur. En esta zona confluyeron tres frentes que se desarrollaron a fines de la etapa
colonial: 1) el poblamiento misionero del pueblo de Yapeyú, a partir del río Miri-
ñay con dirección Norte-Sur para establecer estancias y un punto de embarque de
frutos ganaderos sobre el río Uruguay. Como resultado del mismo se formaron las
localidades de Salto Chico y Mandisovi; 2) este avance confluyó con el poblamien-
to hispano-criollo que en dirección contraria se realizaba por la costa occidental del
río Uruguay a partir de la localidad de Concepción del Uruguay. La concurrencia
de estos dos frentes creó una zona de indefinición jurisdiccional entre los ríos
Yeruá y Mocoretá, hasta que a principios de la década de 1820 fue incorporada a la
nueva provincia de Entre Ríos; 3) en la franja ubicada entre el Mocoretá al Sur y el

18
Los conflictos de límites de Corrientes y Misiones en el curso superior del río Paraná se desarrollan
con más detalle en la sección dedicada al Paraguay.
19
Archivo Histórico de la Provincia de Corrientes, Documentación histórica 1821-1822, Corrientes,
1928; Ramón Contreras, Lisandro Segovia, Juan Valenzuela y José Alsina, Colección de datos y
documentos referidos a Misiones como parte integrante del territorio de Corrientes, Corrientes,
1877; José Francisco Machón, Misiones después de Andresito, p. 133-137; Ernesto Maeder; “Los
últimos pueblos de guaraníes: Loreto y San Miguel”, Anais do Simposio de Estudos Missioneiros,
Santa Rosa (RGS), 1983, pp.156-172.
16 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

Miriñay, al Norte, la ocupación yapeyuana debió competir con el frente ganadero


que con dirección Este, hacia la costa del río Uruguay, era impulsado por la provin-
cia de Corrientes. 20
Como resultado del avance correntino se había formado localidad de Curuzú
Cuatiá. Sin embargo, el pueblo de Yapeyú consideraba que la localidad se ubicaba
en su jurisdicción. En la etapa revolucionaria, Manuel Belgrano, en su paso por la
zona al frente de la expedición contra el Paraguay, dictó un laudo que buscaba
definir los límites (16 de noviembre de 1810). Los problemas continuaron y en los
años siguientes los pobladores de Curuzú reclamaron ante al Cabildo correntino
por los robos de las estancias efectuadas por los yapeyuanos. Un nuevo acuerdo en
Asunción de Cambay (19 de septiembre de 1819) tampoco logró una solución defi-
nitiva. 21
Al margen de los acuerdos y convenios la paulatina disolución de Misiones
hacía que las aspiraciones correntinas tuvieran cada vez mayor peso. El Congreso
General que se reunió a fines de 1821 dictó una resolución (29 de diciembre) que
fijaba el límite oriental de la provincia. Por esta medida unilateral Corrientes se
adjudicaba las áreas en litigio en el Iberá y en el Paiubre. Este linde sería confirma-
do por otras provincias en el tratado del Cuadrilátero. En la práctica, la indefini-
ción sobre el dominio de las tierras continuó y la jurisdicción correntina sólo logró
hacerse efectiva a partir del año 1827.
Al finalizar la década de 1820 la mayor parte del territorio de las Misiones
Occidentales ya había sido anexado por los Estados vecinos. Sólo formaban parte
de su jurisdicción las tierras comprendidas entre el río Aguapey, Norte, río Uru-
guay, al Este, el Miriñay, al Sur y los esteros del Iberá al Oeste. En conjunto unos
11.000 km2 muy débilmente ocupados pues los pueblos del área, Yapeyú, La Cruz
y Santo Tomé, estaban en ruinas. Finalmente esta zona fue también incorporada a
Corrientes en 1830.
Corrientes constituía uno de los centros de poblamiento hispano-criollo que
compartía la vecindad con la región del Chaco, área que había permanecido al
margen de la conquista durante la etapa colonial. La provincia vigilaba una exten-
sa sección de la banda izquierda de río Paraná medio contra las incursiones de los
indios abipones y tobas del Chaco oriental. Este eje de defensa Norte- Sur se coor-
dinaba con la línea a cargo de la ciudad de Santa Fe con una orientación de Este a
Oeste y que custodiaba la frontera meridional del Chaco. Durante el siglo XVIII el
sistema defensivo de poblaciones, fortines y reducciones había experimentado
sensibles progresos.

20
Ernesto Maeder, Historia económica de Corrientes…, pp. 90-97; Alfredo Poenitz, El proceso de
ocupación espacial y poblamiento al sur del río Miriñay (1769-1869), Resistencia, 1986, Cuaderno
de Geeohistoria Regional nº 18.
21
Hernán Gómez, Historia de la provincia…, tomo I, caps., VIII, XVIII y XXIV; José F. Machón,
Misiones después…, pp. 49-60; Juan Luis Savoini, Paso de los Libres 4, El fin de las Misiones Oc-
cidentales y Orientales, Paso de los Libres, 2002, cap. II.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 17
revolucionario (1810-1824

A partir de la revolución de Mayo la línea de defensa militar en la zona custo-


diada por Santa Fe se debilitó con la incorporación de las tropas de la frontera en la
lucha contra los realistas y los enfrentamientos civiles. Las reducciones, sin recur-
sos ni protección, terminaron por desaparecer. Asimismo, los bandos en lucha
intentaron movilizar a los indios chaqueños. La participación de algunas parciali-
dades en los conflictos que afectaban a la sociedad blanca sólo contribuyó a aumen-
tar el desorden. Como resultado se produjo un retroceso de la frontera Norte de
Santa Fe hasta las cercanías de la ciudad.
La crisis de la línea de Santa Fe repercutió en la vecina Corrientes. Las pobla-
ciones sobre la orilla izquierda del Paraná, estaban bajo una constante alarma de
incursiones. No se organizó una defensa eficaz porque las milicias actuaban en
otros frentes de batalla. Recién a principios de la década de 1820 con el retorno de
la paz las autoridades locales estuvieron en condiciones atender con mayor eficacia
la seguridad. A partir de 1822 el gobernador correntino Fernández Blanco reforzó
la línea defensiva sobre el Paraná para cubrir las rutas de ingreso más frecuente-
mente utilizadas por los aborígenes. Tras un acuerdo celebrado en 1824 la amenaza
de nuevos ataques desde el Chaco disminuyó. Pedro Ferré, sucesor de Fernández
Blanco, desmanteló parte del sistema defensivo y decidió aumentar la presencia
correntina sobre la costa del Paraná mediante una activa política de poblamiento.
Así sobre la ribera izquierda se fundaron las localidades de Bella Vista (1825) y
Empedrado (1826). De igual manera en 1825 se suprimió el régimen comunal en la
antigua reducción de Santa Lucía (al norte de Goya) y las tierras pertenecientes al
pueblo fueron vendidas a particulares. También sobre la margen derecha, en la
región Chaqueña comenzaron a establecerse numerosos obrajes madereros que
ocasionalmente utilizaban mano de obra indígena.

Evolución demográfica 22

Población de Corrientes

Sobre la población de Corrientes en el período revolucionario se cuenta con datos


bastante consistentes porque en ese lapso se efectuaron dos recuentos generales.
Tras la proclamación de la autonomía en 1814 las autoridades provinciales ordena-
ron la realización de un censo del distrito. Posteriormente, en 1820, bajo el manda-
to de Francisco Ramírez, se realizó un nuevo empadronamiento. Muy posiblemente
la realización de estos censos se orientaba a facilitar el reclutamiento militar. Reve-
lan, no obstante, una mayor preocupación de las autoridades locales por obtener
información básica sobre el nuevo Estado.

22
Sobre la evolución demográfica de Corrientes y las Misiones en el contexto rioplatense, ver la sección
correspondiente a la república del Paraguay.
18 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

En 1814 se contabilizaron 30.184 pobladores y en 1820 un total de 36.697


habitantes. Por lo tanto, en este lapso la tasa anual de crecimiento fue de 3,3%.
Este índice bastante elevado, propio de una frontera en expansión, indica que en
general los conflictos y el desorden social en la provincia no tuvieron un efecto
apreciable en su evolución demográfica. El incremento se basó principalmente en
el crecimiento vegetativo ya que los movimientos migratorios tuvieron una in-
fluencia menor. Las luchas políticas produjeron el desplazamiento de los vencidos
hacia la vecina Paraguay o a Buenos Aires. En sentido contrario se debe señalar el
ingreso al distrito de guaraníes misioneros sobre todo tras la dispersión general de
1817.

Tabla 1. Población de la provincia de Corrientes

1760 1814* 1820


Blancos 6.420 66% 14.851 70,8% 28.115 76,6%
Índios 1.724 17,7% 3.611 17,2% 4.232 11,5%
Mestizos - 59 0,2% 104 1%
Negros esclavos 500 0,2% 106 0,5% 77 1%
Castas libres 1.071 11% 2.334 11,1% 3.478 9,4%

*Datos incompletos.
Fuentes: Ernesto Maeder, “Demografía y potencial humano de Corrientes. El censo provincial de
1814, Nordeste, nº 3, Resistencia, 1963; Ernesto Maeder “Estructura demográfica y ocu-
pacional de Corrientes y Entre Ríos en 1820”, Cuadernos de Historia, Serie I, nº 4, Co-
rrientes, Archivo General de Corrientes y Registro Oficial, 1969.

En relación con la composición étnica existía en Corrientes un predominio


numérico de la población “blanca”. La misma al igual que la vecina república del
Paraguay tenía un fuerte componente mestizo De todas formas se observa la pre-
sencia de una importante minoría de indios y castas. Para 1820 menos de un tercio
de los indios vivían agrupados en los pueblos formados en la etapa colonial. El
resto se distribuía en las zonas rurales, particularmente en la franja comprendida
entre los ríos Santa Lucía y Corrientes. Parte de los indios de la campaña, posible-
mente la mayoría, procedía de Misiones, pero también existían grupos de la vecina
comarca del Chaco radicados a veces en forma forzosa. Dentro del grupo étnico de
negros y castas, la proporción de esclavos era insignificante y tendía a disminuir
aún más.
En cuanto al lugar de origen de los pobladores, de acuerdo con el censo de
1820 un total 1.235 habitantes no había nacido en Corrientes. De ellos 651 provení-
an de otras provincias argentinas y 584 eran americanos y europeos. Entre los
provenientes de de las Provincias Unidas el mayor aporte estaba constituido por los
misioneros seguidos por los bonaerenses y santafecinos. De los americanos el
sector mayoritario (406) era del Paraguay. Los inmigrantes europeos sumaban en
total 177. Con la apertura comercial iniciada a partir de 1810 este grupo se diver-
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 19
revolucionario (1810-1824

sificó con el arribo de mercaderes y artesanos de Gran Bretaña, Italia y Francia.


Sin embargo, los españoles con un total de 106 individuos eran aún la mayoría de
los inmigrantes de ultramar. Desde fines del siglo XVIII algunos peninsulares
habían logrado ubicarse en puestos clave del comercio y el gobierno local lo cual
no dejó de producir conflictos con la élite nativa. Durante las primeras etapas de la
revolución los españoles quedaron excluidos de los cargos públicos. Se ordenó
su internamiento temporal e inclusive Artigas proyectó su expulsión. Sin embargo,
la persecución política no llegó tan lejos como en el Paraguay. La misma élite local
logró morigerar las medidas más extremas ordenadas por el gobierno de Buenos
Aires o el de Artigas.
Para 1810 el único centro urbano con existencia legal era la ciudad de Corrien-
tes la cual desde 1814 asumió el rango capital de provincia. El número de habitan-
tes de la localidad había crecido regularmente en las etapas finales del período
colonial pero este incremento demográfico era más lento que el de su jurisdicción
(ver tabla nº 3). Pese a su denominación de ciudad era, en realidad, un modesto
poblado.
En las zonas rurales se habían organizado en forma más o menos espontánea
una decena de pueblos. Entre ellos se destacaban Saladas y Caá Catí, en el Noroes-
te; San Roque, punto de contacto del Noroeste con las zonas ganaderas del Sur;
Goya y Esquina, puertos sobre la costa del Paraná y Curuzú Cuatiá, punto de avan-
zada hacia el Sudeste. Estas localidades raramente superaban el millar de habitan-
tes y hasta 1814 no tenían existencia legal. Tras la provincialización, debido a las
reformas en la administración de la campaña y la inclusión de sus habitantes a la
actividad política, estos centros adquirieron una nueva jerarquía como cabeceras de
distrito. En 1825, tres de ellos, Goya, Saladas y San Roque, fueron elevados al
rango de villa.
Durante el período colonial el Cabildo correntino había contribuido activamen-
te en el poblamiento de la campaña. Esta labor sufrió una parálisis en la década
inicial de la etapa independiente. Recién en los primeros años del decenio siguiente
la acción pobladora, desarrollada ahora por las autoridades provinciales, adquirió
un nuevo impulso. Como parte de la misma, se fundaron las localidades de Bella
Vista (1825) y Empedrado (1826), para fortalecer la presencia sobre la costa del
Paraná ante posibles incursiones de los indios del Chaco. 23
Al iniciarse el ciclo revolucionario existían además tres pueblos de indios ad-
ministrados por los franciscanos. De ellos, Itatí y Santa Lucía, reunían a indios
guaraníes y el tercero, Las Garzas, agrupaba a abipones del Chaco. Todos estaban
en plena decadencia. El más importante era Itatí que en 1814 reunía 712 habitan-
tes. Hacia 1812 se adoptaron medidas para suprimir el régimen de comunidad en
estos pueblos e integrarlos con el resto de los distritos rurales pero no se avanzó
23
Una síntesis sobre la historia de los pueblos de Corrientes en Federico Palma, “Historia de Corrientes
y sus pueblos”, Academia Nacional de la Historia, Historia Argentina Contemporánea, Buenos Ai-
res, 1968, t. IV, primera sección, pp. 301-322
20 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

mucho por el creciente desorden administrativo. Las Garzas fue destruido durante
las guerras civiles (1818). Una vez recuperado el orden interno, los dos centros que
subsistían perdieron su condición de pueblos de indios. Una ley del 14 de Febrero
de 1825 suprimió el régimen de comunidad de Itatí y determinó la venta en remate
de las tierras del pueblo. Una medida similar se aplicó a Santa Lucía por ley del 28
de septiembre de 1828. 24
Con respecto a la distribución de los pobladores en la provincia, desde la se-
gunda mitad del siglo XVIII el avance de la frontera ganadera produjo un paulatino
desplazamiento de la población desde la zona de ocupación inicial en el Noroeste
hacia el Sur y el Sureste.

Tabla 2. Distribución de la población de la provincia de Corrientes

1814 1820
Distrito
Habitantes % total Densidad Habitantes % del total Densidad
por km2 por km2
Capital 4.771 15,8 5.308 14,5

Noroeste 16.340 54,1 1,1 18.462 50,3 1,2

Ibera 6.335 21 0,3 9.731 26,1 0,5

Paiubre 2.738 9,1 0,09 3.196 8,7 0,1


Total 30.184 36.697

Fuentes: idem tabla 3

La zona del Noroeste, comprendía cerca del 27% de la jurisdicción correntina


de 1820. Era la comarca de más antigua ocupación y reunía el mayor número de
pobladores pero su participación dentro del total de habitantes tendía a disminuir
por el crecimiento acelerado de las zonas ganaderas del Sur. El Noroeste con férti-
les lomadas arenosas y una producción mixta agrícolo-ganadera en pequeñas y
medianos explotaciones en muchos aspectos se asemejaba a la comarca de Asun-
ción. En los distritos más cercanos a la capital (Lomas y Ensenadas) la densidad
era de aproximadamente cuatro habitantes por km2.
De las tierras pastoriles de Sur la franja comprendida entre el río Santa Lucía
y el Corrientes, la cuenca del Iberá, abarcaba cerca del 20% de la superficie. Fue
el área de la provincia de mayor crecimiento relativo durante la etapa revoluciona-
ria. Pese a que gran parte de sus campos están cubiertos por bañados y esteros,

24
Raúl Labougle, “La reducción franciscana de Itatí”, Investigaciones y Ensayos, Nº 3, Buenos Aires,
1967, pp. 131-143; Raúl Labougle, “La reducción de Santa Lucía de los Astos”, Investigaciones y
Ensayos, Nº 5, Buenos Aires, 1968, pp.281-323.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 21
revolucionario (1810-1824

cuenta con excelentes tierras de pastoreo. El puerto de Goya sobre el Paraná expe-
rimentó en ese lapso una actividad excepcional con el auge de las exportaciones de
cueros.
Finalmente, al sur del río Corrientes, la extensa comarca del Paiubre, abarcaba
casi la mitad del territorio pero albergaba menos del 10% de los habitantes. Esta
zona constituía la frontera de la ocupación correntina donde el control fiscal y judi-
cial de la ciudad cabecera era débil.

La población de Misiones
Al producirse la expulsión de los jesuitas en el año 1768, los treinta pueblos de
Misiones reunían un total de 88.828 habitantes. Constituía una de las concentra-
ciones humanas más importantes de la cuenca del Plata. Desde el punto de vista
étnico la población de Misiones era homogénea pues salvo una ínfima minoría
estaba compuesta exclusivamente por indios guaraníes. Asimismo en contraste con
la ocupación dispersa de los distritos hispano-criollos los habitantes se concentra-
ban en los pueblos. Fuera de los mismos sólo existían algunos puestos de estancia
o postas.

Tabla 3. Población de las Misiones Guaraníes

Departamento 1793 1801 1814 1822


Santiago 7.115 5.308 ? ?
Candelária 10.944 11.085 ? ?
Concepción 7.987 6.545 5.624 ?
Yapeyú 12.678 12.434 8.000 ?
San Miguel 13.267 10.267 6.385 2.350
TOTAL 51.991 45.639 ? ?
Fuentes: Años 1793,1801 y 1822: Ernesto Maeder, Misiones del Paraguay… pp.48-53 y 269-273;
Año 1814: Adriana, Jacqueline Machón, “La población misionera guaraní de los departa-
mentos Concepción y Yapeyú después de la Revolución de mayo de 1810”, Decimocuarto
Encuentro de Geohistoria Regional, Resistencia, Instituto de Investigaciones Geohistóri-
cas, 1995, pp.237-245.

Con el gobierno temporal iniciado la población de Misiones experimentó una


sostenida disminución. Esta caída no se produjo al mismo tiempo en todos los
pueblos y algunos de ellos incluso tuvieron breves momentos de recuperación.
Pero estas diferencias no modificaron la tendencia general. En 1801 la cantidad
de habitantes los pueblos era aproximadamente la mitad de la de 1768.
La crisis demográfica se produjo por un aumento de la mortalidad ante el em-
peoramiento de las condiciones de vida. También influyó de manera decisiva la
creciente emigración de los guaraníes. La “deserción” o “fuga” de los indios fue
un fenómeno extendido que tenía efectos graves para el sistema de trabajo comuni-
tario. Creaba un fuerte desequilibrio en la estructura de la población guaraní ya que
22 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

disminuía la proporción de hombres en edad de trabajar y formar familias y crecía


la del sector dependiente de niños y ancianos.
Las autoridades coloniales se preocuparon por frenar las deserciones pero con
pocos resultados. El trabajo reglamentado y limitaciones a la libertad individual
que implicaba la vida comunitaria eran menos tolerables por las precarias condi-
ciones de subsistencia en los pueblos. Al mismo tiempo fuera de las reducciones
el crecimiento económico de las regiones hispano-criollas ofrecía amplias oportu-
nidades de trabajo y mejores remuneraciones.
La disminución demográfica de los pueblos se vio acompañada por otros cam-
bios no menos significativos. Uno de ellos era la mayor diversidad étnica con la
aparición de una minoría pobladores españoles y criollos como administradores y
comerciantes. Se produjo también una “ruralización” de la población guaraní en la
medida que muchos de los emigrados de los pueblos se asentaban en la campaña.
Pero al mismo tiempo los vastos espacios baldíos eran ocupados por los diferentes
frentes pioneros provenientes Paraguay, Corrientes, Montevideo y Río Grande del
Sur.
El impacto de los conflictos del período independiente no fue similar para
todos los pueblos misioneros. Para los quince pueblos de las Misiones Occidentales
tuvieron un efecto catastrófico. Los siete pueblos de las Misiones Orientales, tem-
pranamente incorporados a Río Grande del Sur, sobrevivieron más tiempo pero
también se despoblaron como resultado de las luchas rioplatenses. Para las ocho
reducciones al norte del Paraná incluidas en el nuevo Estado paraguayo el proce-
so final de disolución fue menos dramático.
Como se ha visto, entre 1810 y 1814 los pueblos de las Misiones Occidentales
quedaron repartidos entre la jurisdicción del Paraguay (cinco pueblos del departa-
mento Candelaria) y la de Buenos Aires (diez pueblos de los departamentos de
Concepción y Yapeyú). Estos últimos hacia 1813 agrupaban todavía alrededor de
14.000 habitantes. Con la incorporación a la Liga artiguista a partir de 1815 se
restableció la unidad territorial con la recuperación de Candelaria. Además por
orden de Artigas se ordenó la expulsión de europeos y administradores. Así con la
autonomía política se afianzó también la identidad étnica en el sector dirigente.
Las invasiones de 1817 y 1818 provocaron el despoblamiento del distrito. Las
pérdidas de los guaraníes en combate sólo en algunos casos tuvieron cierta magni-
tud pero las incursiones provocaron destrucción de las bases materiales de los
pueblos y la retirada forzosa o voluntaria de sus habitantes. Los portugueses en su
expedición de enero a marzo de 1817, apresaron 1.800 guaraníes de los departa-
mentos de Yapeyú y Concepción y los repartieron entre los pueblos del departa-
mento de San Miguel en las Misiones Orientales. También los habitantes de
Candelaria fueron trasladados forzosamente al territorio paraguayo. Muchos de los
misioneros que escaparon a la captura se diseminaron por la campaña. Otros emi-
graron hacia lugares más protegidos adonde nuevamente intentaron reconstruir su
organización urbana. Surgieron así los pueblos-refugio. En el Sur, sobre la orilla
derecha del río Miriñay se conformó Asunción del Cambay. Llegó a ser la a agru-
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 23
revolucionario (1810-1824

pación más importante de Misiones. Para 1820 se calcula que tenía alrededor de
3.000 habitantes que en su mayoría provenían de Yapeyú. Más que un centro
urbano era un campamento organizado en torno a las milicias comandadas por los
jefes guaraníes. Por un tiempo fue asiento de la autoridad reconocida de Misiones.
También sobre el Miriñay, pero en su orilla izquierda, se formó San Roquito nú-
cleo que hacia de 1820 reunía unos 350 guaraníes. Otro grupo integrado por
indios de los departamentos de Candelaria y Concepción se dirigieron al Oeste y se
instalaron en una zona muy aislada entre los esteros del Iberá. Allí formaron los
pueblos de San Miguel y Loreto, los que de acuerdo con un padrón de 1822 reunían
1.300 misioneros. A estas agrupaciones más menos organizadas se sumaban nú-
cleos de pobladores que volvieron a asentarse en los pueblos en ruinas. Finalmente
también debe mencionarse la emigración de misioneros hacia el Norte a lo largo
de la costa del alto Uruguay sobre las sierras que dominaban el pueblo de San Ja-
vier. 25
Los últimos jefes guaraníes, Siti y Aripí, en los años 1821 y 1822, intentaron
repoblar de la zona de Candelaria y Concepción mediante el traslado de una parte
de los habitantes de Asunción del Cambay. Estas tentativas motivaron las represa-
lias de Francisco Ramírez y de Gaspar Rodríguez de Francia que no deseaban la
reconstrucción de un poder autónomo en Misiones. Estos ataques produjeron un
nuevo éxodo de unos 1.500 guaraníes hacia las Misiones Orientales. Asunción del
Cambay terminó por dispersarse. San Roquito fue por un breve tiempo (1822) capi-
tal de la “provincia” de Misiones. Finalmente durante la guerra contra el Brasil
(1825-1828) la expedición organizada por Fructuoso Rivera para reconquistar las
Misiones Orientales consiguió arrastrar la mayor parte de la población de la banda
occidental. En el territorio de los antiguos quince pueblos sólo quedaron algunos
grupos dispersos. De los asentamientos formados luego del éxodo de 1817 sólo
subsistieron San Miguel y Loreto que en 1827 se incorporaron definitivamente a la
provincia de Corrientes.
Por su parte los siete pueblos de las Misiones Orientales, como se ha dicho,
desde 1801 estaban bajo el control de los portugueses. El cambio de dominio no
implicó reformas en la organización preexistente pero tampoco una mejora en la
condición de los pueblos. La disminución del número de habitantes continuó. Esta
declinación se atribuía a la acción de los administradores y aventureros que enaje-
naban el patrimonio de los guaraníes y a la autorización que tenían los guaraníes
para emigrar de las comunidades Se intentaron algunas reformas pero las mismas
no detuvieron el proceso. Asimismo, también los pueblos de este distrito se vieron
involucrados en el proceso de militarización. Se conformó una milicia guaraní que

25
Ernesto Maeder; “Los últimos pueblos de guaraníes…” pp.156-172; Juan Luis Savoini, Paso de los
Libres 4…primera parte, caps. II y VI, segunda parte, cap. V; tercera parte, cap II y cuarta parte;
Jorge F. Machón, Misiones después de Andresito… pp. 127-146.
24 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

combatió del lado portugués contra sus hermanos de raza de la banda occidental
que seguían a Artigas.
Aún cuando las Misiones Orientales recibieron importantes aportes de emi-
grantes guaraníes de la zona occidental a principios de 1820 el número de habitan-
tes en los pueblos era una pequeña fracción del que habían tenido en 1801. En los
centros, ya en plena decadencia, sólo permanecían los niños, mujeres, ancianos y
enfermos. La disolución definitiva también está ligada a la expedición de Rivera.
Éste con los habitantes que le siguieron formó la localidad de Bella Unión, en el
actual territorio del Uruguay. El intento también fracasó y con él cesó todo vestigio
de la antigua organización de los guaraníes misioneros.
En Paraguay la integración de los guaraníes a la sociedad nacional fue menos
traumática. Durante la dictadura de Francia la organización de los pueblos se man-
tuvo sin cambios. Además con la política aislacionista y la reorientación hacia una
economía de subsistencia también disminuyó el incentivo para emigrar de las co-
munidades. Itapúa adquirió una mayor importancia estratégica como punto habili-
tado al comercio con el Brasil y centro de vigilancia de la frontera de Misiones. En
general en el gobierno de Francia la población de los distritos donde se ubicaban
los pueblos creció pero al mismo tiempo disminuía el componente indígena por el
rápido proceso de mestizaje. La organización de los pueblos heredada de la colonia
recién fue abolida definitivamente durante el gobierno de Carlos Antonio López
por una resolución del 7 de octubre de 1848. 26

La organización político-administrativa.

La provincia de Corrientes

Como se ha visto, la formación de un gobierno criollo en Buenos Aires provocó


reacciones diversas en los distritos del Norte de la cuenca rioplatense. En el Para-
guay desde las etapas iniciales del ciclo revolucionario existió una fuerte tendencia
hacia la formación de un Estado independiente. Por el contrario, en la vecina Co-
rrientes, los grupos dirigentes en ningún momento cuestionaron la pertenencia a un
cuerpo político más amplio. De todos modos, en poco tiempo se afirmó una fuerte
corriente autonómica que rechazaba la subordinación política y administrativa a
Buenos Aires y que culminó con la formación de la provincia en marzo de 1814.
A principios de la década 1820 tras el derrumbe de los diversos proyectos polí-
ticos (Directorio de Buenos Aires, Liga artiguista, República Entrerriana), Corrien-

26
Thomas Whigham, “De indios a ciudadanos: sobrevivencia y adaptación de en los pueblos de indios
del Paraguay”, Jerry Cooney y Thomas Whigham, El Paraguay bajo el doctor Francia: Ensayos
sobre la Sociedad patrimonial (1814-1840), Asunción, 1996, pp. 103-140.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 25
revolucionario (1810-1824

tes, al igual que las otras provincias argentinas, constituía una entidad estatal de
naturaleza particular. Su denominación de provincia suponía la pertenencia a una
organización mayor que la contenía pero esta entidad no existió institucionalmente
hasta la creación del gobierno nacional en 1853. Por eso la provincia ejerció atribu-
ciones propias de un Estado soberano en lo que se refiere a la administración
interior y el manejo de las relaciones exteriores. 27
Durante la etapa de subordinación a Buenos Aires (mayo de 1810 a marzo de
1814), no se produjeron cambios significativos en la organización institucional.
Hasta 1814 el distrito fue administrado por un Teniente de Gobernador bajo la
dependencia directa de Buenos Aires. La designación de representantes locales
ante el gobierno porteño estuvo a cargo de la Cabildo de la ciudad en donde sólo
tenía participación una reducida élite de vecinos.
A partir de la proclamación de la autonomía el mando fue ejercido por un Go-
bernador Intendente. El gobernador contaba con amplias atribuciones pero en el
período 1814-1820 su poder efectivo quedaba muy limitado por la necesidad de
permanecer al frente de las milicias y la ingerencia de los comandantes rurales y
lugartenientes que tenían una comunicación directa con Artigas. Además como
mandatario de una provincia integrante de la “Liga de los Pueblos libres”, el mane-
jo de las relaciones con otros Estados y la conducción de la guerra se delegaba al
Protector, José Gervasio Artigas. 28
La participación política se amplió considerablemente con la incorporación de
los habitantes de las zonas rurales. Éstos intervenían en la elección de los diputados
de los sucesivos Congresos que se convocaron durante la etapa artiguista
(1814,1815, 1816 y 1820). En el primer Congreso los diputados (uno por partido
rural y dos por la ciudad de Corrientes) se designaron mediante elecciones de se-
gundo grado. Los ciudadanos convocados en cada distrito elegían una comisión de
cinco miembros los que se encargaban por de elegir al diputado. En las siguientes
se optó por la designación por sufragio popular. 29
De todas formas La puesta en práctica del principio de la soberanía popular a
través de estas asambleas y el afianzamiento del poder del gobernador no disminu-
yeron el papel del Cabildo. Pese a que este organismo ya no encajaba en el modelo
republicano de representación ciudadana la institución cumplió un papel relevante
en el lapso de 1814 a 1820 porque daba continuidad a la administración en una
etapa de inestabilidad política. En la práctica se produjo una división de funciones

27
José Carlos Chiaramonte, “El federalismo argentino en la primera mitad del siglo XIX”; Marcelo
Carmagnani (coordinador), Federalismos latinoamericanos; México/Brasil/Argentina, México,
Fondo de Cultura Económica, pp. 81-134.
28
Hernán F. Gómez, Instituciones de la provincia de Corrientes, Corrientes, 1923, pp. 20-21, 202-204.
29
Hernán Gómez, Historia de la provincia…, tomo 2, pp.107-110
26 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

donde el gobernador ejercía el mando militar mientras que la administración inter-


na quedaba a cargo del Cabildo 30
Durante la etapa del predominio de Francisco Ramírez (septiembre de 1820-
octubre de 1821) Corrientes perdió su condición de provincia autónoma y pasó a
constituir un departamento de la República Entrerriana. Cesó de funcionar el Cabil-
do y el gobernador fue reemplazado de un Comandante que cumplía el papel de
delegado del Supremo Ramírez.
Al igual que en otras comarcas rioplatenses uno de los rasgos salientes de la
vida política fue participación de los jefes militares. Hacia 1810 no existía en
Corrientes una fuerza armada permanente excepto una reducida guarnición vetera-
na en la ciudad cabecera. La defensa del territorio estaba a cargo de las milicias
locales que realizaban esta tarea con sus propios recursos. En el período 1810-1821
pese a la intensa movilización no llegó a constituirse una fuerza profesional. De
todas formas creció la influencia de aquellos jefes que tenían a su cargo los mayo-
res contingentes armados. Los jefes de las milicias rurales en repetidas oportuni-
dades ejercieron una presión abierta sobre el gobierno de la capital provincial. Se
planteó un equilibrio pues la ciudad cabecera no podía controlar a los jefes de la
campaña pero las zonas rurales tampoco contaban con bases económicas o demo-
gráficas que permitieran el afianzamiento de un poder militar. La influencia de los
jefes de las milicias dependía de los apoyos exteriores que aportaron primero Arti-
gas y luego Ramírez. Una vez que desaparecieron los caudillos también diminuyó
el ascendiente militar. De todas formas en esta etapa el continuo ejercicio de las
armas permitió la formación de un grupo de oficiales experimentados y con presti-
gio local. El mismo constituyó la base de la fuerza militar permanente que se orga-
nizó una vez que la élite civil recuperó el control político.
Una vez recuperada la autonomía a fines de 1821, la élite local, libre de influen-
cias externas, llevó adelante el ordenamiento institucional de la provincia. Se inició
una etapa de profundas reformas en la que se dictaron las primeras constituciones
que organizaron los poderes del Estado. Tras un primer ensayo en 1821 la organi-
zación provincial quedó definida en la constitución de 1824.
La nueva constitución se fundaba en los principios republicanos de la división
de poderes, representación popular y periodicidad de las funciones. Se suprimía
definitivamente el Cabildo de la capital. Creaba un Poder Legislativo permanente
y sentaba las bases para la organización de un Poder Judicial autónomo. El funcio-
namiento de la legislatura, cuyos representantes eran designados por los pobladores
de la ciudad de Corrientes y de los distritos rurales, significó la definitiva incorpo-
ración de los habitantes de la campaña a la vida política. Para evitar los desbordes
de la etapa artiguista esta participación estaba estrictamente regulada mediante un

30
Hernán Gómez, Historia de la provincia… tomo 2, passim; Tulio Halperin Donghi, Revolución y
Guerra… pp. 316-322.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 27
revolucionario (1810-1824

sistema de elección de segundo grado y la intervención de los comandantes depar-


tamentales.
El Poder Ejecutivo estaría desempeñado por un gobernador que duraría tres
años en el cargo y no sería reelegible para el período inmediato. Pese a las limita-
ciones constitucionales, el manejo de los recursos fiscales, el mando militar y el
control de los nombramientos de los cargos públicos le otorgaban un amplio poder
decisión en el ámbito local. 31
También a partir de 1821 comenzó a organizarse la administración interior.
Antes de la revolución el aparato estatal era insignificante. Entre 1810 y 1820 no
se produjeron mayores cambios excepto que desde 1815 aumentó el número de
receptores de impuestos. Recién a partir de 1821 se introducen algunas reformas
significativas. El gobernador intendente contaba con un Secretario de Gobierno y
sus ayudantes. La administración de la Tesorería era responsabilidad de un Colec-
tor General secundado por un vista de Aduana. Tras la supresión del Cabildo las
causas judiciales estaban a cargo de dos Alcaldes y un Alcalde Mayor para los
recursos de apelación. Este último en su calidad de Juez de Policía también se en-
cargaba de la administración urbana. 32 .
El territorio de la provincia estaba dividido en comandancias, luego denomina-
das departamentos, que tenían cabecera un centro urbano. Eran unidades adminis-
trativas y desde 1814 pasaron a ser también distritos electorales que nombraban
delegados al Congreso. Esto otorgó una existencia institucional a los centros urba-
nos del interior formados espontáneamente en la etapa colonial. 33
El gobierno político y militar de los departamentos correspondía a los Coman-
dantes Militares. A él estaban subordinados en lo administrativo los Jueces Comi-
sionados (denominados Jueces de Paz en los cuarteles de la ciudad de Corrientes).
También en cada localidad actuaba un Receptor de Rentas (en lo lugares de escaso
movimiento comercial la tarea era ejercida por el comandante).
Una de las reformas más importantes en la etapa de la organización provincial
fue la formación de una fuerza militar permanente. El ejército local se organizó
según el Reglamento Militar Provisorio del 27 de abril de 1822 y el decreto del 2
de agosto 1822. El contingente de soldados regulares era acorde con los limitados
recursos de la provincia. En el primer quinquenio de la de década de 1820 nunca

31
Hernán Gómez, Instituciones de la provincia … pp. 21-34 y 148-152. En cuanto al Legislativo se
determinaba que se reuniría un Congreso General para elegir al gobernador y dictar leyes. Una vez
concluido su cometido el mismo se “concentraba” en un cuerpo de cinco miembros, el Congreso
Permanente, que sesionaría mientras durara el mandato del gobernador.
32
Dentro del grupo dirigente correntino existía interés por organizar las instancias superiores del Poder
judicial en base a Tribunales permanentes pero, al igual que otras provincias, un obstáculo era la fal-
ta de letrados. Hernán F. Gómez, Instituciones…, pp.353-355; José C. Chiaramonte, Mercaderes del
Litoral…pp. 147-159
33
Enrique C. Schaller, “El gobierno de los centros urbanos y los distritos rurales de la provincia de
Corrientes en la primera mitad del siglo XIX”, Nordeste, Segunda época. serie Investigación y En-
sayos, nº 9, Resistencia, 1998, pp. 4-62.
28 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

superó los 300 efectivos. En caso de necesidad la fuerza podía ampliarse con una
movilización extraordinaria de las milicias. 34
En lo que respecta a la organización religiosa Corrientes, pertenecía al Obispa-
do de Buenos Aires. Al convertirse en provincia separada de Buenos Aires tam-
bién se quebró la dependencia del Obispado lo cual planteó problemas con las
designaciones que sólo comenzaron a tener un principio de solución en la década
de 1830. El primer Congreso provincial legisló sobre aranceles eclesiásticos. Tam-
bién desde 1816 la recaudación del diezmo pasó a integrar las rentas generales.
Asimismo la constitución de 1821 incluía dentro de las atribuciones del P.E. la de
dar aprobación a todo los nombramientos eclesiásticos realizados por el obispado
de Buenos aires. 35

Las Finanzas de la provincia de Corrientes.

La tesorería de la provincia tenía su origen en la Caja Real de la etapa colonial.


Con la reorganización del sistema de cajas del Virreinato (1783), la Caja menor de
Corrientes dependía de la de Santa Fe, cual a su vez se hallaba subordinada a la
Caja principal de Buenos Aires. El movimiento de la Caja correntina era insignifi-
cante. Ente 1790 y 1810 las entradas regulares oscilaban en promedio entre 4.000 y
6.000 pesos anuales. Éstos se destinaban a pagar los gastos locales pero como la
administración española invertía muy poco en el distrito existía un excedente
anual de entre el 40% y 50% de los ingresos que se remitía a Santa Fe.36
Los ingresos principales provenían de la alcabala (impuesto a las ventas). La
misma representaba generalmente cerca del 60% de las entradas. De los otros
gravámenes se destacaba el diezmo, el principal impuesto directo, pero su percep-
ción era irregular y sólo una parte correspondía a la Corona (el noveno) y el resto se
entregaba a la Iglesia. Otros ingresos provenían del papel sellado y las patentes de
los negocios.
También en Corrientes funcionaba una dependencia de la Administración del
Estanco (monopolio) del Tabaco. En Corrientes ésta tenía ingresos superiores a la
Caja con un promedio anual de cerca de 10.000 pesos gran parte de los cuales se
gastaban en la comarca.
Durante el lapso en que Corrientes se mantuvo bajo la dependencia con Buenos
Aires los ingresos de la Caja fueron similares a los del período colonial. No obs-

34
Registro Oficial de la provincia de Corrientes, Años 1821-1825, Corrientes, 1929, pp 106-109 y 128-
131; José C. Chiaramonte, Mercaderes del Litoral…, pp. 177-183; Raúl E. Pimienta, “Orden social
y reclutamiento. Las tropas de línea correntinas entre 1821 y 1828”, XXVII Encuentro de Geohisto-
ria Regional, Asunción, agosto de 2007 (en CD)
35
Hernán Gómez, Instituciones…, pp. 236-259.
36
Ernesto J. A. Maeder, Historia económica de Corrientes… cap. IX
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 29
revolucionario (1810-1824

tante en esta época recibió subsidios especiales de las autoridades porteñas para
solventar los gastos militares. La principal reforma fue la supresión de la Adminis-
tración del Estanco del Tabaco.
Con la proclamación de la autonomía la Caja correntina pasó a constituir la
Tesorería de la provincia. El sistema rentístico de la provincia quedó definido por
el Reglamento Provisorio del 9 de septiembre de 1815 dictado por Artigas para
todos los territorios pertenecientes a la Liga. En él se establecían los diferentes
ingresos de la provincia, en particular los derechos al comercio exterior. Con esta
reforma la alcabala colonial fue reemplazada por un conjunto de impuestos de
aduana mucho más elevados. Además de la aduana del puerto de Corrientes co-
menzaron a funcionar las receptorías de Goya y Esquina. La recaudación del diez-
mo, por su parte, quedaba incorporada en su totalidad a la Tesorería.
Estas reformas produjeron un aumento considerable de la recaudación. En el
quinquenio 1815-1819 el ingreso anual promedio de la Tesorería fue de cerca de
$26.000, es decir, cuatro veces y media más que en el lustro anterior. La ventaja
que significaba la mayor disponibilidad de recursos fue en gran medida anulada por
el aumento del gasto militar y por la anarquía en la administración. Asimismo las
fuerzas en campaña acostumbraban a sustentarse en base contribuciones forzosas
en ganado y dinero. Estos aportes irregulares afectaron a la economía local y dis-
minuyeron la capacidad contributiva de la población. 37

Tabla 4. Ingresos y gastos de la Tesorería de Corrientes (en pesos plata)

Año Ingresos Gastos


1796-1800* 6.535 2.815
1801-1805* 4.472 2.560
1806-1810* 6.096 2.118
1811 10.418 13.238
1812 4.494 2.839
1813 6.568 3.796
1814 8.107 12.129
1815 14.915 11.081
1816 52.077 31.788
1817 33.732 58.371
1818 25.732 23.476
1819 22.253 21.734
1820 30.827 29.225
1822 41.658 22.707
1823 38.549 43.731
1824 33.327 40.601
1825 89.007 85.167

37
Enrique C. Schaller “Las finanzas públicas de la provincia de Corrientes durante la organización
nacional (1810-1861), Temas de historia argentina y americana, nº 5, Buenos Aires, 2004, pp. 161-
202.
30 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

* Promedio anual

Tabla 5. Principales rubros de ingresos (en pesos plata)

Aduana Diezmos Patentes de Papel sellado Eventuales


Comercios
1810 2.306 - 290 309 1.114
1811 1.809 - 164 140 8.177
1812 2.536 - 107 188 1.437
1813 3.198 2.122 119 232 766
1814 2.656 1.143 112 126 3.854
1815 7.497 - 40 290 6.783
1816 35.756 187 - 210 15.595
1817 30.114 1.379 1.441 168 225
1818 18.413 971 864 139 5.115
1819 19.485 - 719 290 1.354
1820 25.183 3.441 875 529 291
1824 26.712 863 - 863 4.323

Tabla 6. Porcentaje de los ingresos

Aduanas Patentes Diezmos Papel sellado Eventuales


1810 51.4 6.5 - 7 0.7
1811 17.3 1.6 - 1.3 69
1812 56.4 2.4 - 4.4 24.5
1813 48.7 3 32.3 3.5 1.5
1814 32.8 1.3 14.5 1.5 46.5
1815 50.3 0.3 - 1.9 45
1816 68.6 - 0.3 0.4 28
1817 89.3 4.3 4 0.5 0.4
1818 71.5 3.3 3.8 0.5 19.6
1819 87.6 3.2 - 1.3 5.3
1820 81.7 2.8 11.2 1.7 0.7
1824 80 2.6 2.6 5.6

Fuentes: 1) Período 1791-1810: Ernesto J.A. Maeder: Historia económica de Corrientes durante la
etapa virreinal, Buenos Aires, 1981, pp. 326-337 2) Período 1810-1820: Archivo General
de la Provincia de Corrientes: Libros de Caja nº 55 al 66; 3) Período 1822-25: José Car-
los Chiaramonte: Mercaderes del Litoral. Economía y sociedad en la provincia de Co-
rrientes. Primera mitad del siglo XIX, Buenos Aires, FCE, 1991;
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 31
revolucionario (1810-1824

Tras las la asonada de 1821 la clase dirigente decidió corregir los abusos de las
etapas anteriores. La élite buscó fomentar el intercambio comercial y estimular la
producción de aquellos bienes que tenían mayor demanda en el mercado exterior.
De esta forma se buscaba que el progreso económico asegurara ingresos a través
de los derechos aduaneros. La coyuntura era favorable porque el tráfico fluvial se
había regularizado tras la derrota de Francisco Ramírez. Para promover el inter-
cambio el Reglamento Provisorio de 1822 redujo los derechos de aduana. A pesar
de la rebaja la recaudación entre 1822 y 1824 alcanzó un promedio anual de
$38.000, monto superior a la de la etapa artiguista. Este aumento también se logró
por una percepción regular de los impuestos del diezmo, sellados y patentes. A
partir de 1824 también se obtuvieron entradas adicionales con la venta de tierras
De todas formas los recursos eran limitados. La organización provincial implicó
el aumento del personal que percibía salarios y el crecimiento del gasto militar
por la creación de una fuerza veterana. Durante la década de 1820 aún cuando la
provincia no se vio involucrada en conflictos prolongados los gastos destinados a la
defensa representaron entre el 50 y el 60% de las erogaciones. Se intentó mantener
el equilibrio de ingresos y gastos y de no gravar al sector productivo ya fuertemente
afectado por las prácticas arbitrarias de años anteriores. El Estado trató de abonar
escrupulosamente a los acreedores del Estado, en particular por el ganado consu-
mido por las tropas. 38

La organización de Misiones

Misiones al comenzar el período revolucionario era un Gobierno militar y político.


Constituía un distrito subordinado que entre 1784 y 1803 estuvo bajo la doble de-
pendencia de las Intendencias de Buenos Aires y e Paraguay. Esta división, ori-
gen de futuros problemas de límites entre los nuevos Estados, concluyó en 1803
cuando se creó un Gobierno Militar y Político independiente. El mando fue otor-
gado a Bernardo de Velazco quien poco tiempo después (1805) fue designado Go-
bernador Intendente del Paraguay. Velazco ejerció ambas funciones hasta que en
1810 el territorio volvió a dividirse a raíz de la ruptura entre Buenos Aires y Para-
guay. 39

38
José C. Chiaramonte, Mercaderes del Litoral…, pp. 147-165.
39
Ernesto J:A. Maeder, Misiones del Paraguay…, cap. 1
32 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

La jurisdicción misionera se dividían en cinco departamentos. Éstos eran regi-


dos por los Subdelegados de Hacienda y Guerra, colaboradores inmediatos del
Gobernador. Cada departamento reunía a su vez varios pueblos de indios.
La dirección de cada pueblo era compartida por las autoridades indígenas, los
funcionarios hispano-criollos y los sacerdotes. La elite gobernante guaraní estaba
formada por los integrantes del Cabildo indígena, el corregidor, que constituía el
nexo con la sociedad hispano-criolla y los caciques que participaban en la organi-
zación de las tareas comunales. El ejercicio efectivo de la autoridad por parte de la
élite indígena se hallaba limitado por la tutela ejercida por los administradores y
los curas doctrineros.
Los pueblos, es decir, el centro urbano y su jurisdicción, constituían las estruc-
turas más sólidas de la organización misionera en torno a las cuales se desenvolvía
la sociedad guaraní. Por el contrario, la Gobernación de Misiones como entidad
político-territorial tenía bases mucho menos firmes. Era una creación administrativa
formada por la agrupación de pueblos que, en gran medida, eran unidades autó-
nomas y autosuficientes. Aún teniendo en cuenta la afinidad cultural y las relacio-
nes de intercambio no existía una organización jerarquizada en torno a un centro
cabecera que diera unidad al conjunto como las vecinas Paraguay y Corrientes. El
aparato administrativo y fiscal que se organizó para velar por los intereses genera-
les de los pueblos constituía una estructura adventicia que se reveló también inefi-
caz y onerosa. Se integraba con funcionarios hispano-criollos desconocedores del
idioma y costumbres de los guaraníes e indiferentes a las necesidades de sus admi-
nistrados. Dentro de este régimen de tutela la élite local guaraní sólo podía aspirar
a ejercer el mando, con grandes limitaciones, en el ámbito de los pueblos.
Ya durante la etapa colonial existieron varios proyectos para reducir esta estruc-
tura parasitaria. Los mismos proponían suprimir el Gobierno y anexar las Misio-
nes a los distritos vecinos para que éstos se encargaran de la tutela de los pueblos.
No se adoptó ninguna disposición al respecto pero esto ocurrió en la práctica en
1801 con la ocupación portuguesa de las Misiones Orientales y en 1810 con la
incorporación de los pueblos del norte del Paraná al Paraguay. En ambos casos las
nuevas autoridades no modificaron la organización interna de los pueblos y se
limitaron a cambiar los funcionarios que ejercían la protección de los indios.
Durante el ciclo revolucionario sólo las Misiones Occidentales tuvieron la posi-
bilidad de organizarse como un distrito autónomo porque el control que ejercía
Buenos Aires se vio anulado por el triunfo del movimiento artiguista. En septiem-
bre de 1810 el gobierno porteño había ordenado la separación de las Misiones de la
jurisdicción del Paraguay. Los pueblos que no fueron ocupados por los paraguayos
mantuvieron su subordinación a Buenos Aires hasta marzo de 1814. Durante este
lapso el mando fue ejercido por un Teniente de gobernador que contaba con la
colaboración de un subdelegado. Tras un período de indefinición, el protectorado
de Artigas se afianzó a principios de 1815 y se mantuvo hasta septiembre de 1820.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 33
revolucionario (1810-1824

Luego de la derrota de Artigas las Misiones pasaron a constituir un departamento


de la “República Entrerriana” dirigida por Francisco Ramírez. 40
Como parte integrante de la “Liga de los Pueblos Libres” la Misiones consti-
tuía una organización autónoma. Todos los europeos y administradores blancos
fueron expulsados a instancias de Artigas. Así, la administración interior quedó a
cargo exclusivamente de los guaraníes. Por primera vez la autoridad superior del
distrito, el Comandante General, era un jefe misionero. Este Comandante, como
delegado de Artigas era el encargado de trasmitir las directivas del caudillo y
supervisar su cumplimiento. Los pueblos se manejaban como siempre por medio de
Cabildos y Corregidores los que, libres de la tutela de los administradores, adqui-
rieron mayor protagonismo. Artigas alentó la intervención de los guaraníes en los
asuntos locales y la participación política de los pueblos en los Congresos que se
celebraron en el período. Sin embargo, en las Misiones sólo llegó a esbozarse un
modelo de representación ciudadana similar a los Estados vecinos. En general se
mantuvo el modelo tradicional hispano en donde los actores principales eran los
Cabildos.
Es difícil conjeturar acerca de la evolución futura de Misiones como Estado
pues muy pronto las luchas produjeron su rápida desorganización. La estructura
administrativa y fiscal de la Gobernación de Misiones había prácticamente
desaparecido desde la revolución y no fue sustituida por otra. La atención religiosa
experimentó también una rápida declinación ya que eran muy pocos los curas que
aún permanecían por la pobreza creciente de las comunidades.
A partir de 1815 el vínculo institucional que unía a los pueblos estaba definido
por el reconocimiento de la jefatura de un caudillo, primero Artigas y luego Ramí-
rez, fundamento de la autoridad del Comandante General. Como en otras regiones
rioplatenses la intensa movilización otorgó gran protagonismo a los jefes de las
milicias. El cargo superior del distrito era de carácter militar y en cada pueblo tam-
bién creció el papel de los comandantes de las milicias, generalmente ejercido por
los corregidores. La conformación del ejército misionero y la cadena de mando
establecida por la jerarquía militar creaban lazos de cohesión. Asimismo hay que
destacar que en esta etapa los jefes misioneros trataron de superar los particula-
rismos de los pueblos con la realización de empresas comunes, que, finalmente,
fracasaron. Así Andresito congregó a los guaraníes en la lucha contra los portugue-
ses y Francisco Sití buscó aunar esfuerzos para iniciar la reconstrucción de los
centros destruidos por las invasiones de 1817 y 1818.
En la última fase de la disolución estos vínculos también desaparecieron. Si
bien al menos hasta 1827 existió una autoridad superior su poder efectivo se redu-
cía a la localidad donde residía. Las dirigentes de los pueblos sobrevivientes trata-

40
José F. Machón, Misiones después de Andresito…, pp. 13-28 y 127-162; Edgar Poenitz y Alfredo
Poenitz, Misiones provincia guaranítica… pp.152-154 y 193-198; Juan Luis Savoini, Paso de los
Libres 4… pp. 28-36, 57-63, 141-150 y 188195.
34 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

ron por su cuenta de incorporarse a las provincias vecinas para recibir ayuda y
protección.

Producción y comercio

Las transformaciones a fines de la etapa colonial

Al finalizar la etapa colonial el espacio ocupado por el poblamiento correntino y


guaraní-misionero en la Cuenca del Plata comprendía la franja que se extendía
entre los 27º y 31º de latitud Sur y los 55º y 60º de longitud Oeste. 41
La zona constituye una vasta planicie con alturas que raramente superan los 200
metros sobre el nivel del mar. En este ámbito se alternan lomadas con zonas de-
primidas donde se acumulan bañados y esteros. En el extremo nordeste de las
Misiones, en las cuencas de Alto Paraná y el Alto Uruguay el relieve se eleva
hasta alcanzar alturas que oscilan entre 300 y 600 metros. El paisaje de serranías
con una cubierta vegetal compacta y maciza constituye las últimas estribaciones del
planalto brasileño. El clima de comarca es subtropical sin estación seca. En la zona
de las sierras misioneras las temperaturas son más elevadas mientras que en el Sur,
a partir de los 30º de latitud, tiene lugar la paulatina mutación hacia el clima tem-
plado.
En Corrientes las diferencias del relieve si bien no muy acusadas definen paisa-
jes diferenciados. La zona del Noroeste enmarcada por el Paraná al Norte y al
oeste y el río Santa Lucía al Sudeste presenta suaves lomadas arenosas que se
elevan sobre la chatura del terreno. Las lomadas tienen una dirección este-oeste
definidas por los valles de los cursos de agua que desaguan en el Paraná. Era un
área con una producción mixta donde se combinaba la ganadería extensiva con la
agricultura diversificada.
Las tierras situadas más allá del río Santa Lucía constituyeron la zona expan-
sión ganadera a partir del siglo XVIII. La primera zona de avance fue la inmensa
franja comprendida entre los ríos Santa Lucía y Corrientes. En esta región el ele-
mento más destacable es la cuenca del Iberá, amplia masa de esteros y lagunas que
cubren gran parte de las áreas disponibles. Este conjunto es compacto en el centro
pero en hacia el Sudoeste el terreno se eleva conformando lomadas similares a las
del Noroeste. Finalmente, en el sur de la jurisdicción, la región del Paiubre com-

41
La descripción geográfica se basa en; Enrique Bruniard, “Bases fisiogeográficas para una división
regional de la provincia de Corrientes”, Nordeste nº 8, Resistencia, 1966, pp.7-80; Ernesto Maeder y
Ramón Gutiérrez, Atlas Histórico del Nordeste, pp.20-27; Erich L.W. Poenitz, “La cuenca del río
Uruguay: su función geopolítica”, Randle (ed.) La Geografía y la Historia en la unidad nacional,
Buenos Aires, OIKOS, 1982, tomo II, pp 97-129
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 35
revolucionario (1810-1824

prendida entre el Corrientes y el Miriñay es una planicie abierta, sin lagunas ni


bajos, bien regada con abundantes arroyos y praderas de hierbas en los terrenos
elevados, con excelentes condiciones para el desarrollo ganadero.
Ubicada en una zona de transición entre el clima cálido y el templado Corrien-
tes tenía una producción diversificada con cultivos subtropicales similares a los del
Paraguay y actividad ganadera como las otras zonas del Litoral rioplatense. En
contraste, esta diversidad implicaba que no contaba con los beneficios de la espe-
cialización de las áreas situadas más al Norte o más al Sur.
Por su parte los pueblos misioneros del Norte pertenecientes a los departamen-
tos de Santiago, Candelaria y Concepción, en el área del Alto Paraná y Alto Uru-
guay, se ubicaban en las lomadas bajas y suaves en los bordes de la selva serrana.
En estos pueblos la actividad predominante era la agricultura, si bien contaban con
estancias para el abastecimiento. Los pueblos del Sur, integrantes del departamen-
to Yapeyú, se ubicaban sobre los bordes elevados de la ribera occidental del río
Uruguay. Su producción era fundamentalmente ganadera. Estas comunidades
habían contado con extensos terrenos de pastoreo en la Banda Oriental pero hacia
1810 esos campos se hallaban ocupados por pobladores hispano-criollos y portu-
gueses. Sus estancias se encontraban en la cuenca occidental del Uruguay, en la
zona de malezales ubicada entre los ríos Aguapey y Miriñay y en el sector oriental
del la región del Paiubre adonde también se ubicaban establecimientos a cargo de
ganaderos correntinos.
En la etapa colonial tanto para Corrientes como para los Misiones la principal
vía de comunicación con las comarcas del sur era el río Paraná, navegable en la
mayor parte de su recorrido. Como resultado de la gran demanda de frutos pecua-
rios además del puerto de Corrientes, surgieron en el distrito otros embarcaderos
semiclandestinos en Goya y Esquina. El tráfico por el alto Uruguay fue menor por
el obstáculo que significaban los grandes saltos rocosos .De todas formas esta vía
también se activó con la instalación de los puertos de Salto y Salto Chico al sur de
los rápidos. A través de los mismos se embarcaban los frutos pecuarios provenien-
tes de las estancias yapeyuanas. 42
Hacia los grandes ríos confluían los cursos que tenía su origen en la zona de
esteros y bañados de la cuenca del Iberá. Estos cursos autóctonos, Santa Lucía,
Corrientes, Miriñay constituyeron otras tantas etapas de de la expansión territorial
correntina durante el siglo XVIII.
En Corrientes la producción agrícola tenía un papel relevante en la economía
doméstica pero su participación en el comercio exterior era limitada. Cuando se
estableció el Estanco del tabaco (1782) el distrito quedó excluido como productor

42
Edgard Poenitz, “La ruta oriental de la yerba. Navegación y comercio en el Alto río Uruguay”, Cua-
dernos de Estudios Regionales, 1, Concordia, 1981, pp. 25-59.
36 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

pues monopolio real determinó que el Paraguay fuera el único proveedor en la


región. 43
En las Misiones cada pueblo cultivaba una amplia variedad de frutos agrícolas
para satisfacer las necesidades locales pero además la yerba mate y el algodón
constituían un componente fundamental del comercio misionero. Parte del exce-
dente se destinaba al intercambio por bienes pecuarios con Corrientes y los pueblos
misioneros del Sur pero el mayor volumen se enviaba para ser negociado en Bue-
nos Aires.
Aunque la yerba mate es un arbusto silvestre los jesuitas lograron dominar la
técnica de su cultivo y por ello todos los pueblos tenían sus propios yerbales en las
cercanías. El aprovechamiento de los mismos se complementaba con la explota-
ción de los yerbales silvestres. Los principales proveedores eran los pueblos del
Norte: San Cosme, en el departamento de Santiago, y Jesús, Trinidad, Candelaria,
Corpus, Loreto, Itapúa, San Ignacio Miní y Santa Ana, en el departamento de Can-
delaria.
El algodón, por su parte, se destinaba la producción de hilo y lienzo que se
elaboraba en los talleres comunitarios. Los principales excedentes exportables
también provenían de los pueblos de los departamentos de Santiago, Candelaria y
Concpeción.
En la segunda mitad del siglo XVIII la producción ganadera pasó a constituir el
fundamento de la economía correntina. A partir del crecimiento pecuario el distri-
to contó con excedentes considerables. Hasta la década de 1790 los principales
mercados eran Paraguay y los pueblos de Misiones hacia donde se exportaba gana-
do en pie. Sin embargo, la apertura del puerto de Buenos Aires al comercio exte-
rior (1778) abrió nuevas posibilidades a la producción pues, por primera vez el
distrito podía acceder a los mercados de ultramar como exportadora de cueros y
otros subproductos ganaderos. Así a fines de la etapa colonial el comercio corren-
tino se orientó hacia los puertos del Sur. 44
Para los pueblos misioneros que contaban con las mayores estancias como era
el caso de Yapeyú, Santo Tomé, y La Cruz, la apertura al comercio internacional y
la demanda de cueros no trajo ningún beneficio. El aumento de las exportaciones se
hizo a costa de la destrucción de las existencias. Al iniciarse la etapa independiente
tenían menos de ganado que los pueblos misioneros del Norte con estancias más
pequeñas pero mejor cuidadas. 45
43
Ernesto J. A. Maeder, Historia económica de Corrientes…, pp. 352-362; Tomas Whigham, The
Politics of the River Trade…, pp. 133-141.
44
Claudia Wentzel, “El comercio del Litoral de los Ríos con Buenos Aires: el área del Paraná 1783-
1821”, Anuario IEHS, nº 3, Tandil, 1988, pp. 161-210.
45
Juan Carlos Garavaglia, “Las actividades agropecuarias en el marco de la vida económica del pueblo
de indios de Nuestra Señora de los Santos Reyes de Yapeyú”, Enrique Florescano (coord.), Hacien-
das, latifundios y plantaciones en América Latina, Siglo XXI, México, 1975, pp.464-485; Ernesto
Maeder, Historia económica de Corrientes…, pp. 217-252; Ernesto Maeder, Misiones del Para-
guay…, pp. 121-157
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 37
revolucionario (1810-1824

Existía también una actividad artesanal ligada con la elaboración de derivados


de la ganadería. El cuero constituía un producto que tenía múltiples aplicaciones
para la construcción de viviendas y carretas, para el acarreo de frutos, la indumen-
taria, etc. También el acopio de sebo, grasa y crines, la preparación de vela y jabón
cumplían un papel fundamental en la economía cotidiana y tenían alguna participa-
ción en el comercio regional.
Pero la principal industria vinculada al comercio fue la del curtido que permitía
una mejor conservación y valorizaba el producto. En Corrientes, donde existía
abundante materia prima, la industria de la curtiembre alcanzó una considerable
importancia. La actividad se instaló a fines del siglo XVIII gracias a las inversiones
realizadas inicialmente desde Buenos Aires. Hacia 1810 existían diez estableci-
mientos en la ciudad y su producción representaba un importante porcentaje de las
exportaciones del distrito.
Otra actividad económica era la explotación forestal. En la región las extensio-
nes abiertas se combinaban con isletas de montes y bosques en galería a lo largo
de los afluentes de los grandes ríos. En la sierras del nordeste misionero prevalecía
el bosque denso, mientras que en la vecina región del Chaco abundaban las espe-
cies de madera dura. A fines de la etapa colonial tanto en Corrientes como en Mi-
siones el aprovechamiento de la madera se destinaba para las necesidades locales y
prácticamente no participaba en el tráfico interregional. De todas formas, al igual
que en la vecina Paraguay, en Corrientes el crecimiento del comercio de los ríos
favoreció la instalación de astilleros para la construcción y reparación de naves 46
El auge del comercio favoreció en Corrientes la diversificación de las activida-
des económicas y dio lugar a la formación de un sector especializado en el comer-
cio y las comunicaciones. Otra novedad importante fue la circulación de la moneda
metálica (el peso plata y la onza de oro), introducida por la Administración del
Estanco del Tabaco para solventar sus gastos.
El valor anual promedio de las exportaciones correntinas entre 1805 y 1809
era de aproximadamente 119.000 pesos plata. De ese monto el 57% correspondía a
los cueros sin curtir, el 27% a suelas y el 4,5% a otros subproductos ganaderos.
Del resto, un 11% eran productos agrícolas y sus elaboraciones y un 0,5% made-
ras. 47 Se puede apreciar, sin embargo, un fuerte desequilibrio en la balanza comer-
cial a favor de las exportaciones. En el mismo período, por el puerto de Corrientes,
el más importante del distrito, el promedio anual de las salidas era de 83.000 pesos
por año mientras que el de las importaciones era de alrededor de 33.000 pesos.
Esta gran diferencia no implicaba necesariamente una transferencia de valor a
favor de la comarca pues debido a las limitaciones del sistema comercial español
gran parte de los beneficios del tráfico quedaba en manos de los intermediarios
46
Ernesto Maeder, Historia económica de Corrientes … pp. 282-290.
47
Cálculo en base a un resumen de las exportaciones correntinas del período 1805-1809. Archivo Gene-
ral de la Provincia de Corrientes, Expedientes Administrativos, legajo nº 1, años 1810-1812, el va-
lor de las importaciones en , Libros de Caja, años 1805 a 1809
38 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

fuera del distrito. Ésta recibía muy poco en crédito y bienes en relación por los
frutos que remitía. La situación variará sustancialmente durante el ciclo revolucio-
nario por la afluencia de mercancías y comerciantes y el mayor poder de las autori-
dades locales para controlar el tráfico y apropiarse de una parte de los beneficios
del flujo comercial. 48
La transferencia de riqueza en favor de los intermediarios alcanzó niveles ex-
tremos en las Misiones. La administración temporal que reemplazó a los jesuitas
abandonó la política de aislamiento impuesta por los padres y buscó integrar a los
pueblos guaraníes a la sociedad colonial. Se promovió la producción de bienes
exportables para que los pueblos pudieran solventar los gastos de una estructura
administrativa mucho más compleja que en la etapa jesuítica. La comercialización
de los frutos remitidos a Buenos Aires quedaba a cargo de una Administración
General. Del producto de esas ventas este organismo pagaba los sueldos y tributos
y adquiriría los bienes requeridos por los pueblos. Además del comercio controla-
do por la Administración General los pueblos podían efectuar intercambios por su
cuenta con los comerciantes de los distritos vecinos de Corrientes y Paraguay. Este
tráfico fue estrictamente reglamentado para evitar abusos 49
Debido a la presión de la Administración General y de los funcionarios
encargados de los pueblos, las exportaciones misioneras experimentaron un creci-
miento extraordinario sobre todo en las décadas de 1780 y 1790. Pero este aumen-
to se efectuó a costa de una sobreexplotación de los recursos comunitarios.
Además la mayor parte de los ingresos provenientes del tráfico se disipó en el pago
fletes, comisiones y salarios y por el enriquecimiento ilegal de los funcionarios.
Pese a que se remitía un mayor volumen de frutos crecía la pobreza de los pueblos
lo cual terminó por afectar seriamente la producción comunitaria. Para principios
del siglo XIX las remesas para la administración General habían disminuido drás-
ticamente y el comercio de Misiones cada vez se circunscribía más a los intercam-
bios locales de los pueblos entre sí y con los distritos vecinos. De esta manera la
comarca dejó de cumplir un papel relevante en el comercio rioplatense. 50

Comercio y vinculaciones mercantiles de Corrientes en el período revolucionario

A partir de de 1810 la apertura del puerto de Buenos Aires al comercio de ultramar


valorizó los productos locales, en particular los frutos pecuarios, e incrementó la
afluencia de mercaderes y manufacturas extranjeras. Sin embargo debido a los
conflictos que se desarrollaron en el litoral rioplatense y la Banda Oriental el tráfico

48
Tulio Halperin Donghi, Revolución y guerra… pp. 44-45; Juan Carlos Garavaglia, “El Río de la Plata
en sus relaciones atlánticas: una balanza comercial (1779-1784)”, Economía, sociedad y regiones,
Buenos Aires, La Flor, 1987, pp. 65-119..
49
Ernesto Maeder, Misiones del Paraguay, cap. IV
50
Clauda Wentzel “El comercio del Litoral de los ríos…” IEHS 3, p.200 y 210.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 39
revolucionario (1810-1824

por el río Paraná experimentó violentas fluctuaciones y finalmente una fuerte de-
clinación entre los años 1818 y 1821.

Tabla 7. El comercio exterior Corrientes durante el ciclo revolucionario (valores en


pesos plata)

Año Importaciones Exportaciones


1805 53.483 173.375
1806 29.114 100.684
1807 12.630 111.708
1808 18.953 129.173
1809 48.560 161.514
1810 57.650 100.628
1811 42.225 76.990
1812 63.400 40.666
1813 79.950 76.758
1814 66.400 40.721
1815 s.d. 100.359
1816 58.683 144.363
1817 84.488 122.000
1818 79.122 80.209
1819 52.601 78.022
1820 69.419 78.226
1821 109.584 65.015
1822 129.941 164.682
1823 383.066 185.558
1824 s.d. 106.285
1825 357.624 172.232

Fuentes: Exportaciones: 1805-1812 y 1814-1815: Claudia Wentzel “El comercio del Litoral de los
Ríos”, p. 206; 1813: Archivo General de la Provincia de Corrientes. Correspondencia
Oficial. Libro de la Recaudación del Ramo Patriótico perteneciente al año 1813, t. 6, fls.
77-83; 1816-1825: Archivo General de la provincia de Corrientes: Comprobantes Libros
de Caja y Expedientes Administrativos; Importaciones: Archivo General de la Provincia
de Corrientes: Libros de Caja y guías en la serie Comprobantes Libros de Caja y Expe-
dientes Administrativos

La resistencia activa del centro de oposición realista en Montevideo tuvo gra-


ves consecuencias para el comercio rioplatense en general. La ciudad era asiento de
un fuerte contingente naval que mantuvo el dominio de los ríos entre 1810 y 1813.
El control de la flota realista paralizó las exportaciones por el puerto de Buenos
Aires y creó inseguridad en el tráfico de los ríos interiores. La ciudad de Corrientes
se vio amenazada por los ataques de corsarios realistas en agosto de 1811 y mayo
de 1812. A las dificultades sobre el Paraná se sumaron las incursiones de las fuer-
zas portuguesas que ingresaron en la Banda Oriental en apoyo de Montevideo
(agosto de 1811 - julio de 1812). Las mismas realizaron expediciones de saqueo
40 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

que afectaron a los pueblos de Misiones en la costa del Uruguay y a la zona meri-
dional de Corrientes. 51
Las exportaciones correntinas sufrieron una profunda retracción y este estan-
camiento se prolongó aún después de la rendición de Montevideo (junio de 1814).
La desaparición de la amenaza realista no resultó en una reactivación inmediata
del comercio correntino por la crisis política y los desórdenes internos que acom-
pañaron el triunfo del artiguismo y la formación de la provincia autónoma.
Entre 1815 y 1820 el comercio de Corrientes con otras comarcas estuvo fuerte-
mente condicionado por las alternativas de la lucha entre la “Liga de los Pueblos
Libres” de Artigas y Buenos Aires. El enfrentamiento político se trasladó ámbito
comercial mediante la aplicación de medidas arancelarias discriminatorias.
El comercio exterior de los distritos integrantes de la Liga dirigida por Artigas
estuvo regido a partir del 9 de septiembre de 1815 por el “Reglamento General
Provisional”. Por el mismo los productos importados de ultramar estaban sujetos a
un gravamen del 25% ad valorem. Además se determinaban derechos más elevados
para aquellos bienes extranjeros que pudieran competir con la producción local.
Por su parte los denominados “frutos de América”, es decir producciones propias
de las comarcas del antiguo virreinato, sólo pagaban el tradicional impuesto del
4%, así como también los frutos de exportación. El “Reglamento” tenía una orien-
tación proteccionista y estaba claramente dirigido contra Buenos Aires de donde
provenían la mayor parte de los productos de ultramar. El impuesto del 25% enca-
recía enormemente las mercancías pues las mismas estaban sujetas al pago de un
derecho similar en el momento de introducirse en la plaza porteña. En caso de que
el producto ingresara por Montevideo, el gravamen sólo debía abonarse una sola
vez. Se buscaba así reorientar el tráfico y sustituir a Buenos Aires como principal
proveedor de artículos importados. 52
Sin embargo, el obstáculo principal para el tráfico no fueron las trabas arance-
larias sino las luchas. El conflicto se desarrolló en forma intermitente. Los acuerdos
provisorios que permitían la regularización del tráfico tenían corta duración y eran
seguidos por nuevas rupturas. Éstas implicaban el cierre de los puertos, la autoriza-
ción para ejercer la guerra de corso y el decomiso del cargamento de aquellos
buques que navegaban con el pabellón enemigo. En varias oportunidades los co-
merciantes que realizaban la carrera del Paraná se vieron atrapados en medio de
estos cambios repentinos de la situación política.
Tras el largo período de estancamiento la salida de frutos locales experimentó
un fuerte crecimiento entre 1815 y 1817. Sin embargo, este aumento fue breve
porque la anarquía política, el desorden social y las exacciones de los jefes militares

51
Hernán Gómez, Historia de la provincia, pp. 70-83, Claudia Wentzel, “El comercio del litoral de los
ríos…”, IEHS 3, pp. 166-179
52
El texto del Reglamento de Artigas en Hernán Gómez, El general Artigas y los hombres de Corrien-
tes, pp.98-100; Enrique C. Schaller “La legislación sobre derechos aduaneros de la provincia de Co-
rrientes (1810-1855”, Folia Histórica del Nordeste, nº 13, Resistencia, 1997, pp. 143-196.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 41
revolucionario (1810-1824

produjeron una fuerte crisis en la producción ganadera local. A la crisis pecuaria se


sumó el recrudecimiento de las operaciones militares a partir de 1818 y la ruptura
de las vinculaciones con la vecina Paraguay en 1819. Se inició un nuevo declive
en las exportaciones que alcanzó su punto más bajo en 1821.
Además de los conflictos otro factor que influyó notablemente en el desarrollo
del tráfico fue la libertad de comercio vigente desde la formación del primer go-
bierno criollo en Buenos Aires. La apertura comercial implicó un crecimiento de la
importación de bienes de ultramar y la participación de mercaderes extranjeros que
compitieron con los ya establecidos. Los comerciantes de origen británico obtuvie-
ron una protección especial de Artigas como súbditos de una nación amiga. Esta
garantía les permitió eludir las restricciones impuestas al tráfico con los enemigos
y los protegió contra las exacciones de jefes subalternos. De esta manera durante
los años 1816 y 1819 entre el 40% y 50% del valor de las exportaciones de Co-
rrientes correspondió a las operaciones de los hermanos Juan y Guillermo Parish
Robertson o sus agentes 53 .
A partir de 1810 el valor de las importaciones en Corrientes fue superior al de la
etapa colonial aún en los años de mayor crisis. Sin embargo, varios factores contri-
buyeron a frenar este crecimiento. El reglamento artiguista de 1815 impuso fuertes
derechos a los bienes de ultramar. Por otra parte el desorden interno tampoco crea-
ba condiciones favorables para una ampliación de la demanda. En general en la
balanza comercial correntina mantuvo el superávit durante la etapa revolucionaria
pero se aprecia un mayor equilibrio entre las exportaciones y las importaciones. 54
A principios de la década de 1820 con la consolidación de las autonomías pro-
vinciales en el Río de la Plata se atenuaron los conflictos en el Litoral. Pese a que la
navegación del Paraná era compartida por Corrientes, Santa Fe, Entre Ríos y Bue-
nos Aires los nuevos Estados provinciales celebraron acuerdos que debían consti-
tuir las bases para una futura unión política. Entre otros aspectos, estos convenios
tendían a levantar las restricciones al comercio interprovincial. Así el tratado del
Cuadrilátero (25 de enero de 1822) determinó que la navegación de los ríos sería
libre para los buques de las provincias signatarias y sus habitantes no estarían
sujetos a impuestos especiales. 55
En la provincia de Corrientes, la élite local trató de favorecer el intercambio. En
1822 se reemplazó el Reglamento artiguista por otro que reducía el derecho general
de importación del 25% al 9%. Las autoridades pusieron especial preocupación por

53
Tulio Halperin Donghi, Revolución y guerra, pp. 97-126.
54
Enrique C. Schaller, “El comercio de la provincia de Corrientes durante la primera mitad del siglo
XIX. Un panorama de su evolución”, Folia Histórica del Nordeste, nº 17, Resistencia, 2008, pp.
137-160.
55
En general sobre el comercio de las provincias del Litoral argentino en la primera mitad del siglo XIX
cfr. Roberto Schmit y Miguel A. Rosal, “De la colonia la independencia. El comercio del Litoral
argentino a Buenos Aires entre 1783 y 1850”, Cuadernos del Instituto Ravignani, nº 9, Buenos ai-
res, 1995, pp. 91-118.
42 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

combatir el desorden rural, promover el arraigo de la población y estimular algunos


cultivos. Como resultado, la economía local se recuperó rápidamente de la crisis de
la etapa revolucionaria. Entre 1822 y 1825 el promedio del valor de las exporta-
ciones correntinas fue de alrededor de 160.000 pesos plata, un 35% superior al del
período de 1816-1819. 56
Uno de los factores que favoreció de la rápida recuperación correntina fue la
retracción comercial del Paraguay a raíz de la política aislacionista de Gaspar Ro-
dríguez de Francia. Ante la drástica disminución de los frutos paraguayos en el
mercado rioplatense se abrieron nuevas oportunidades para algunos productos de
la provincia. A partir de 1822 crecieron las exportaciones de tabaco, el cual se
convirtió en uno de los artículos más valiosos del tráfico exterior. También aumen-
taron las salidas de miel de caña, maní, naranjas y maderas.
Más significativo aún fue el crecimiento de las importaciones. En los años de
1822 a 1825 el valor promedio de los artículos importados estuvo en alrededor de
290.000 pesos plata, un monto cuatro veces superior al de la etapa artiguista. Este
incremento espectacular fue el resultado de la disminución de los derechos aduane-
ros locales que coincidió con una mayor liberalización aplicada en Buenos Aires.
Como consecuencia, la balanza comercial que hasta 1820 había sido favorable se
transformó en fuertemente deficitaria. Este desequilibrio trató de ser corregido más
adelante con sucesivos aumentos arancelarios y prohibiciones.
Si los cambios habían sido importantes en el eje fluvial de los ríos Paraguay-
Paraná, también en la cuenca del Alto Uruguay el panorama tanto político como
demográfico se había transformado sustancialmente durante el período revoluciona-
rio. Con la desaparición de los pueblos misioneros la banda occidental se había
convertido en un vasto vacío demográfico. Hacia él convergieron el Paraguay desde
el Norte y la provincia de Corrientes desde el Sur. Sobre la ribera opuesta avanza-
ba el poblamiento de las estancias riograndenses cuyos puntos de avanzada eran la
localidad de San Borja, que ya había perdido su condición de reducción guaraní y
la guardia de Itaqui, establecida en 1821. 57
El contacto inmediato del Paraguay y Corrientes con el nuevo Estado del
Brasil resultó en el establecimiento de vínculos comerciales regulares. En el caso
del Paraguay el comercio que se realizaba desde Itapúa con San Borja tenía un
papel estratégico fundamental.
También en Corrientes a partir de 1822 se estableció un intercambio regular
con el Brasil. El tráfico tenía como punto de control la aduana de la localidad co-
rrentina de Curuzú Cuatiá. De allí se remitía al Estado vecino primero mulas, luego
caballos y yeguas y, finalmente, también vacunos. Las tropas de hacienda atravesa-
ban los pasos más accesibles del río Uruguay, principalmente el de Santa Ana,
56
José Carlos Chiaramonte, Mercaderes del Litoral, pp. 159-164.
57
Alfredo Poenitz, “La ocupación del espacio y la consolidación de las fronteras en la Alta Cuenca del
río Uruguay (1801-1840); Regina A. F. Galdelha Missoes Guarani. Impacto na sociedade contem-
poranea, Sao Paulo, 1999, pp. 21-40.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 43
revolucionario (1810-1824

cerca del cual se instaló la guardia fronteriza brasileña de Itaquí. A cambio del
ganado la provincia importaba yerba, tabaco y aguardiente aunque que en algunos
casos también ingresaban manufacturas europeas. En esta zona fronteriza el control
estatal era muy débil por lo que proliferaba el contrabando. De todas formas, la
vinculación mercantil con Brasil en la zona del Uruguay sólo tenía para Corrientes
una significación marginal si se la compara con la decisiva ruta del Paraná 58 .

Crisis y recuperación de la economía correntina


Como se ha dicho, la economía de Corrientes tenía una orientación netamente ga-
nadera. Sin duda el artículo más valioso del tráfico exterior era el cuero sin curtir
o cuero seco cuyo destino principal eran a los mercados de ultramar. Los demás
productos, por lo general, se remitían a las otras áreas rioplatenses.

Tabla 8. Composición de las exportaciones correntinas (% del total)

Taba- Otros productos Cueros Cueros Subproductos Animales en Made- Otros


co Agrícolas curtidos Ganaderos pie ras
1805 - 3,4 84,9 4,4 0,6 4,5 0,1 2,1
1806 - 8,5 72,4 12,4 0,3 2,9 1 2,5
1807 - 5,3 66,5 16,5 6,5 3 0,1 1,1
1808 - 9 46,3 35,2 1,1 3,9 0,4 0,6
1809 - 7,5 55,5 22,9 5 5 0,7 0,1
1810 s/d s/d 52,2 s/d s/d s/d s/d s/d
1813 s/d s/d 11 s/d s/d 44 s/d s/d
1814 s/d s/d 28,1 s/d s/d s/d s/d s/d
1815 s/d s/d 65,5 s/d s/d s/d s/d s/d
1816 1,3 4 84,7 4,1 3,5 - 1,9 0,5
1817 - 5,2 85 5,2 3,8 - 0,7 0,5
1818 - 7,3 78,3 8,5 4,7 - 1 -
1819 - 6,5 81,8 5,3 4,7 - 1 0,7
1820 - 6,6 67 17 7,1 - 1,8 0,4
1821 10 1,4 54 20,3 5,7 - 8 0,8
1822 10,3 3,1 69 10 2,8 0,3 4,5 0,2
1823 9,6 1,6 57 11,9 2,2 4,1 13,4 0,2
1824 19,2 3,7 49,6 15,2 3,4 5,7 2,8 0,4
1825 7,2 2,5 58,6 21 2 1,5 6,9 0,3

58
En 1825 el 2,8% del valor total de las exportaciones registradas salieron por Curuzú Cuatiá, el resto
se extrajo de los puertos de Corrientes (55,3%), Goya (36,8%), Esquina (1,7%) y Bella Vista
(3,4%), sobre el río Paraná.
44 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

Tabla 9. Exportaciones de cueros secos y curtidos de la provincia de Corrientes

Año Cueros sin curtir Cueros curtidos


Total % cueros equinos Total
1805 132.318 - 2.579
1806 64.927 1,5* 4.297
1807 91.602 17* 9.545
1808 60.225 14* 20.305
1809 143.518 24* 20.435
1810 68.444 s/d s/d
1811 61.586 s/d s/d
1812 7.931 s/d s/d
1813 6.593 s/d s/d
1814 17.299 s/d s/d
1815 75.993 s/d s/d
1816 159.243 25,7 3.231
1817 136.813 40,4 3.692
1818 97.166 44,7 3.842
1819 102.029 47,6 2.241
1820 81.763 36,6 6.627
1821 11.644 25,5 3.929
1822 108.980 66,4 4.487
1823 104.068 68,9 4.969
1824 45.417 62,4 4.168
1825 88.752 32 5.010
1826 29.775 51 5.306

Fuentes: Elaboración propia en base a la siguiente documentación del Archivo General de la provincia
de Corrientes, año 1813: Correspondencia Oficial Libro de la Recaudación del Ramo Pa-
triótico perteneciente al año 1813, t. 6, fls 77-83; 1805-1809 y 1816-1824: Comprobantes
Libros de Caja y Expedientes Administrativos; 1825: José Carlos Chiaramonte, Mercade-
res del Litoral, p. 211. 1810-1812 y 1814-1815: Claudia Wentzel “El comercio del Litoral
de los Ríos”, IEHS 3, p. 206

El último quinquenio de la etapa colonial fue un período de dificultades para la


actividad pecuaria correntina. Las interrupciones del tráfico marítimo por las gue-
rras internacionales y la crisis de la monarquía española produjeron en 1806-1808
una disminución de las salidas y una caída del valor de los cueros secos. En 1809 se
reactivó la exportación posiblemente influida por la apertura del puerto de Buenos
Aires al comercio con Gran Bretaña autorizada por las autoridades virreinales. De
todas formas, el abandono en que cayeron muchas estancias se manifiesta en la
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 45
revolucionario (1810-1824

proporción creciente de cueros equinos, de menor valor comercial, que integraban


las remesas. 59
En este lapso de incertidumbre para el comercio de ultramar los frutos destina-
dos al mercado interno de la región rioplatense pasaban por un momento favora-
ble. Entre los años 1807 y 1809, las remesas de suelas fueron las más elevadas de
toda la primera mitad del siglo XIX. Este crecimiento fue posiblemente impulsado
por la necesidad de equipar las fuerzas militares de la ciudad de Buenos Aires crea-
das a partir de las invasiones inglesas. También se produjo una leve reactivación de
la venta de ganado en pie al Paraguay y Misiones y aumentaron las exportaciones
agrícolas. Los frutos agrícolas más valiosos eran el maní y algodón cuya extrac-
ción alcanzó en 1809 el pico máximo del período con 3.800 arrobas para el primero
y alrededor de 9.000 para el segundo.
En los primeros años del movimiento revolucionario el bloqueo del puerto de
Buenos Aires y la amenaza de los corsarios produjo una virtual paralización del
comercio de cueros. Entre los años 1810 y 1814 las remesas fueron insignificantes.
Gran parte del tráfico estaba integrado por los productos destinados al consumo
interno, menos afectados por el bloqueo. La exportación de ganado en pie a Para-
guay y Misiones aumentó con tal intensidad que llegó a preocupar a las autorida-
des locales ante la posibilidad de que produjera el agotamiento de los planteles. 60
Tras la consolidación del dominio artiguista partir de 1815 se reactivó la venta
de los frutos destinados a los mercados de ultramar. Hasta 1818 la exportación de
cueros recuperó el volumen de la época colonial, además el valor de los bienes
pecuarios tendió a crecer.
Sin embargo, la reactivación del comercio de cueros tenía bases frágiles puesto
que a raíz de desorden reinante se fundaba en la liquidación de las existencias de
las estancias. El problema no era nuevo. Antes de la revolución la ciudad cabecera
no ejercía un control muy efectivo sobre las áreas del sur recientemente incorpo-
radas. En esta vasta frontera las autoridades administrativas y judiciales tenían
dificultades vigilar a la población errabunda que proliferaba en la campaña. El
contrabando y el abigeato constituían para muchos de los habitantes un recurso
alternativo de subsistencia junto con el laboreo de la tierra y el trabajo asalariado.
Para fines del siglo XVIII, el Cabildo local estimaba que los cueros vendidos ile-
galmente representaban entre el 25% y un 30% del total exportado.
La inseguridad y el desorden se agravaron con el estallido de los conflictos en el
Litoral y la movilización de la población rural. La riqueza pecuaria de la provincia
fue perjudicada por las depredaciones que produjeron las incursiones de los portu-
gueses en 1811 y 1812, el éxodo de la población de la Banda Oriental, las luchas

59
Ernesto Maeder, Historia Económica, pp. 246-250, 257-262 y 268-276 y ; Enrique Schaller, “El
comercio de la provincia de Corrientes…”, Folia Histórica, nº 17, pp. 154-155.
60
Claudia Wentzel, El comercio del Litoral de los Ríos”, IEHS 3, 176-177 y 207-210; Archivo General
de la Provincia de Corrientes, Correspondencia Oficial Libro de la Recaudación del Ramo Patrióti-
co perteneciente al año 1813, t. 6, fls 77-83.
46 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

de Artigas contra Buenos Aires en los años 1813 y 1814, la entrada de milicias
artiguistas para sofocar rebeliones locales en 1815 y 1818 y el arribo de las fuerzas
guaraníes de los pueblos destruidos por los portugueses en 1817 y 1818.
El consumo de hacienda que realizaban las partidas armadas era difícil de con-
trolar por los jefes militares y a veces constituían robos encubiertos. Por otra parte
el reclutamiento del personal de los establecimientos rurales desorganizaba las
actividades productivas. Finalmente el cuadro se completaba con la proliferación
desertores y dispersos que subsistían del pillaje. 61
En estas condiciones los productores preferían liquidar las existencias pecuarias
para comercializarlas cuando las condiciones lo permitían. Este consumo destructi-
vo produjo una considerable disminución del stock vacuno. Se calcula que al finali-
zar el período colonial las existencias de ganado vacuno en la provincia superaban
las 400.000 cabezas. Para 1827 de acuerdo con un registro efectuado por las auto-
ridades de la provincia el total era de unos 220.000. Hay que tener en cuenta que
para ese momento la ganadería correntina ya llevaba varios años de recupera-
ción. 62
Por ese motivo si bien la cantidad de piezas exportadas se mantuvo elevada, el
valor monetario de las remesas comenzó disminuir porque un porcentaje cada vez
más importante de las extracciones estaba integrado por cueros equinos. Este cre-
cimiento muestra otro aspecto de la crisis como es la proliferación de manadas de
potros y yeguas silvestres considerados una plaga en tiempos regulares pero que
abundaban en esa época por el descuido de los rodeos.
Esta desorganización no era, por supuesto, un problema exclusivo de Corrien-
tes sino que afectaba a toda la región ganadera del Litoral y la Banda Oriental. Por
ello, las autoridades locales, Artigas y Francisco Ramírez adoptaron disposiciones
para frenar dilapidación de los recursos pecuarios. 63 .
La desorganización productiva también afectó a otras actividades. La exporta-
ción de suelas experimentó una importante caída en relación a los años finales de
61
Ricardo D. Salvatore, “The breakdown of Social discipline in the Banda Oriental and the Litoral,
1790-1820”, Mark D. Szuchman and Jonathan C. Brown, Revolution and Restoration. The
Rearrangement of Power in Argentina, 1776-1860, Lincoln, University of Nebraska Press, 1995,
pp. 74-102.
62
José Carlos Chiaramonte, Mercaderes del Litoral…, p. 220; Ernesto Maeder “La riqueza ganadera en
la época de la Confederación (1827-1854), Res Gesta, nº 27-28, Rosario, 1990, pp. 177-197
63
Con el fin de garantizar el procreo del ganado se buscó limitar el faenamiento de las vacas y sus crías.
Así, por ejemplo, en el reglamento del 25 de abril de1816, posiblemente atendiendo a reclamos lo-
cales se prohibió la exportación de cueros de vaca. Más tarde cuando la provincia fue incorporada a
la “República Entrerriana”, Francisco Ramírez en un Bando del 29 de septiembre 1820, dictado
poco tiempo después de afirmarse en el poder, prohibió la matanza de vacas, becerros y yeguas, y
estableció fuertes penas (pérdida de bienes) para los transgresores. Sin embargo, el caudillo entre-
rriano contribuyó al saqueo pues se afirma que al iniciar su campaña contra Santa Fe y Buenos ai-
res, sacó de la provincia 20.000 caballos y 70.000 vacunos, Hernán Gómez, Corrientes y la
República Entrerriana, Corrientes, 1929, pp. 184-188; Tulio Halperin Donghi, Revolución y gue-
rra…, pp. 313-314
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 47
revolucionario (1810-1824

la etapa colonial. También disminuyeron las remesas de productos agrícolas. En


conjunto, las exportaciones correntinas del período 1816-1820 tienden a concen-
trarse en la venta de cueros secos y otros subproductos ganaderos de menor valor
agregado.
Tras el restablecimiento de la plena autonomía en octubre de 1821 concluyó la
etapa más grave de la crisis. Mientras que el Paraguay se encaminaba a la autar-
quía la vecina Corrientes buscó la prosperidad a través del fomento del comercio
exterior. La coyuntura era favorable por la cotización favorable de los frutos loca-
les en el mercado rioplatense. La élite tradicional de comerciantes y hacendados
que controlaba la administración del Estado provincial veía en el tráfico un instru-
mento eficaz para promover la actividad privada y estimaba que la consolidación
estatal debía resultar del crecimiento de la riqueza particular. 64
Un primer paso esencial para el fomento de las actividades productivas era el
restablecimiento del orden interno y la disciplina laboral. Tras la derrota de Artigas
y Ramírez la élite de la ciudad logró recuperar el control sobre las zonas rurales.
Se reorganizó la administración de los distritos de la campaña. De esta manera se
pudieron aplicar con mayor eficacia diversas disposiciones de control social. Se
obligó a los pobladores a adoptar una residencia estable, practicar un oficio y a
dedicarse a la agricultura para proveer a su sustento. Estas providencias fueron
acompañadas con la ejecución de rigurosas medidas punitivas contra quienes in-
cursionaran en el delito de la vagancia o del robo.
Otro instrumento importante fue la adjudicación de la tierra. Para 1820 más de
la mitad de los terrenos de la jurisdicción correntina eran dominio del fisco. En la
etapa colonial el otorgamiento de campos se había centralizado en Buenos Aires lo
que hacía que los procedimientos fueran lentos y onerosos. Esto favoreció la for-
mación de grandes dominios sobre todo en las tierras ganaderas del sur del río
Santa Lucía. En contraste la gran mayoría de pequeños y medianos productores
permanecían como ocupantes de hecho o con títulos imperfectos.
En la etapa provincial la administración del patrimonio inmobiliario resultó
más ágil y efectiva pues quedó a cargo de las autoridades locales. En general la
política tendió a favorecer el dominio privado del suelo. A partir de 1822 se
buscó la regularizar las posesiones de hecho mediante las ventas a moderada
composición. Asimismo el Estado había heredado de la Junta de Temporalidades la
inmensa estancia Rincón de Luna alrededor de 50.000 hectáreas. Por unos años se
intentó formar un establecimiento administrado por el Estado similar a la expe-
riencia de las “Estancias de la Patria” en Paraguay. Sin embargo, en 1825 se deci-
dió vender esta propiedad a un grupo de inversores de la provincia de Buenos
Aires. Igualmente, se remataron las tierras comunales de Itatí y Santa Lucía, los
únicos pueblos de indios que restaban en la provincia. La enajenación de este pa-
trimonio (100.000 ha en el caso del pueblo de Itatí) favoreció miembros de la élite

64
José Carlos Chiaramonte, Mercaderes del Litoral…, pp. 176-194
48 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

vinculada con el gobierno pero significó liberar a la explotación terrenos mal apro-
vechados por la decadencia de las comunidades. 65
A principios de la década de 1820 con el restablecimiento del orden interno y la
prosperidad del comercio exterior se inició una etapa favorable para las produccio-
nes locales. Las exportaciones se ampliaron con la incorporación de nuevos bienes,
los principales frutos tendieron a valorizarse y, aparentemente, se abrieron amplias
posibilidades para algunos cultivos de la provincia.
Una prioridad de las autoridades fue la recuperación de las disminuidas existen-
cias pecuarias. En diciembre de 1822 se prohibió la exportación de cueros de vaca
y de terneros. Se trató también de limitar el faenamiento de yeguas. Pese a la crisis
pecuaria durante 1822 y 1823 el número de piezas exportadas fue similar al de los
años de comercio regular aunque cerca del 70% eran cueros equinos. Recién a
partir de 1824 comienza una fuerte reducción de las salidas debido al agotamiento
del ganado alzado y las restricciones del gobierno. Esta caída tuvo una larga dura-
ción pues hasta la década de 1840 no se alcanzarían las cantidades similares de
cueros exportados a las de la etapa colonial o el período artiguista. Esta disminu-
ción se vio compensada por un fuerte incremento del precio 66
La regularización de los vínculos con Buenos Aires significó una nueva etapa
propicia para la actividad de las curtiembres. De acuerdo con el censo de 1820
existían seis establecimientos. Las suelas correntinas eran muy apreciadas en el
mercado porteño y su valor también experimentó un importante incremento en
concordancia con la valorización de la materia prima y la mayor demanda. 67
La retirada voluntaria del Paraguay del mercado rioplatense favoreció a la
agricultura de la provincia la cual estaba en condiciones de aportar productos simi-
lares aunque en un volumen mucho más reducido. Una de las novedades del co-
mercio de frutos correntino en este período fue la incorporación del tabaco. La
eliminación de las restricciones al cultivo tras la supresión del Estanco en 1811
posiblemente favoreció la producción local pero en lo inmediato no tuvo un efecto
perceptible en el comercio exterior. El auge de las ventas de tabaco correntino se
inició en 1822 tras la disminución de exportaciones paraguayas. En esa etapa los
precios eran muy favorables. La cotización del producto saltó de alrededor de $3 la
arroba hacia 1818 a valores que oscilaban entre $5 y $8 entre 1822 y 1824. En el
quinquenio de 1822 a 1826 Corrientes exportaba unas 3.000 arrobas anuales. De

65
Enrique C. Schaller Distribución de la tierra y poblamiento en la provincia de Corrientes (1821-
1860), Resistencia, 1995, pp. 105-109. y 120-131.
66
Señalaba el cónsul británico en Buenos Aires que desde la apertura comercial del Río de la Plata, el
cuero se había valorizado en forma constante, pero que ese momento (1824) el precio del producto
estaba más allá de su "valor natural" y atribuía este fenómeno a la fuerte disminución de los envíos
desde la Banda Oriental y la Mesopotamia. Humphreys, R.A. British Consular Reports on the Trade
and Politics of Latin America, London, 1940, p.42.
67
José Carlos Chiaramonte, Mercaderes del Litoral, pp. 123-133.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 49
revolucionario (1810-1824

esta manera las extracciones de tabaco pasaron a ocupar el tercer lugar en el valor
total de las exportaciones correntinas luego de los cueros secos y las suelas. 68
Aunque de mucho menor trascendencia desde el punto de vista económico
también en la década del 1820 prosperaron la producción y el tráfico de naranjas,
miel de caña y maní. En contraste se produjo la desaparición del algodón. El ocaso
definitivo de este rubro tradicional del comercio refleja el avance de las importa-
ciones de ultramar que provocaron la ruina del tejido doméstico en el Litoral.
En los inicios de la organización provincial tuvo lugar además un incremento de
las exportaciones de madera las cuales alcanzaron una participación muy superior a
la que había tenido en la etapa colonial. Los avances en la actividad forestal fueron
promovidos por el aumento de la demanda de los mercados del Sur y por la pacifi-
cación de la frontera del Chaco que permitió un mejor aprovechamiento de los
bosques ribereños en la región.
El crecimiento de la participación de los frutos agrícolas y forestales y el mayor
valor de los productos compensaron en gran medida la declinación temporaria de la
venta de cueros secos. La composición del flujo exportador se diversificó y au-
mentó el valor del tráfico exterior.
La apertura comercial, sin embargo, trajo aparejado también un fuerte creci-
miento de las importaciones. A partir de 1823 la balanza comercial correntina fue
casi permanentemente deficitaria. El arribo masivo de importaciones preocupó a la
dirigencia local porque muchos de los efectos importados competían con la produc-
ción local. Además el déficit podía implicar una salida constante de moneda metá-
lica. Para evitar la fuga del circulante, como en otras regiones, se prohibió la
exportación de oro y plata. También a partir de 1825 se aumentaron los derechos de
introducción para algunos productos y se avanzó más tarde hacia la prohibición de
su ingreso. Las medidas proteccionistas sirvieron para equilibrar la balanza pero
no hicieron desaparecer el déficit. 69
De todas formas, el crecimiento de la actividad mercantil favoreció la circula-
ción monetaria. El déficit comercial era compensado en gran medida por inversio-
nes en tierras y viviendas que efectuaron de mercaderes y propietarios de otras
provincias así como también por el pago de de fletes y comisiones. El gobierno
también contribuyó a la difusión de la moneda porque sus ingresos crecieron con
los impuestos del comercio. Los montos recaudados por la tesorería local, muy
superiores a los de la etapa colonial, se distribuían luego mediante salarios y adqui-
siciones a comerciantes y productores. El Estado provincial correntino, a diferencia
del paraguayo no buscó autoabastecerse y dependía de los proveedores particulares
para el equipamiento de las fuerzas militares, la realización de obras públicas y las
necesidades de la administración.
68
José Carlos Chiaramonte, Mercaderes del Litoral…, pp. 72-73; Roberto Schmit y Miguel A. Rosal,
“De la colonia a la indepedencia…”, Cuadernos del Instituto Ravignani, nº 9, pp. 94-97; Enrique
Schaller “El comercio de la provincia de Corrientes…”, Folia Histórica nº 17, pp. 154-159.
69
José Carlos Chiaramonte, Mercaderes del Litoral…, pp. 159-164.
50 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

Durante la década de 1820 la clase dirigente correntina logró un éxito conside-


rable en el logro de un régimen político estable y en la recuperación de las activi-
dades productivas. Sin embargo, el crecimiento productivo y el desarrollo mercantil
enfrentaban fuertes obstáculos pues la economía local conservaba sus rasgos arcai-
cos. Pese a los avances logrados la misma todavía se caracterizaba el bajo nivel de
consumo de la población, el fuerte peso de la producción para la subsistencia, la
escasez de capitales y las técnicas primitivas. A esto se sumaba el control del co-
mercio de ultramar por Buenos Aires que le impedía obtener las mayores ventajas
con las exportaciones de los cueros y otros frutos pecuarios. Por ese motivo la élite
buscará ampliar el horizonte económico a través de una mayor integración política
con las otras provincias argentinas. Se convertirá en una de las principales promo-
toras de la organización constitucional como el mecanismo idóneo para corregir
los desequilibrios regionales.

Las Misiones guaraníes.

En la última fase de la disolución de las Misiones guaraníes se completó la desor-


ganización de estructura productiva y la dilapidación del patrimonio de los pueblos.
El proceso de formación de nuevos estados nacionales aceleró la crisis del modelo
reduccional y las comunidades terminaron por desaparecer como entidades diferen-
ciadas de la sociedad criolla
En el caso de los ocho pueblos al norte del Paraná bajo la jurisdicción del Para-
guay, la paz interna y la política aislacionista de Francia permitieron que conserva-
ran su antigua organización por un tiempo prolongado. Estas comunidades en los
comienzos del ciclo revolucionario se hallaban en mejores condiciones que los
pueblos ganaderos del Sur. Sus estancias estaban mejor atendidas y se conservaban
aún los yerbales cultivados. La separación política del Paraguay aisló a estos
centros de las demás comunidades guaraníes pero también las libró de la destruc-
ción. Durante el largo dominio de Francia las instituciones españolas se mantuvie-
ron sin alteraciones. El Estado en general no intervino directamente en el gobierno
de los pueblos pero al parecer ejerció un control más efectivo sobre los administra-
dores. La política autárquica del Dictador favorecía la estructura económica tradi-
cional de las comunidades. El gobierno utilizó el trabajo de los talleres de los
pueblos de Misiones en la manufactura de telas de algodón, suelas y sombreros.
Asimismo, como se ha visto, el pueblo de Itapúa a partir de 1823 cumplió un
papel importante en la economía nacional como cabecera de la ruta comercial
terrestre con el Brasil. 70

70
Ernesto Maeder, Misiones del Paraguay…, pp. 266-260; Thomas Whigham, “De indios a ciudada-
nos…” pp. 126-131.
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 51
revolucionario (1810-1824

En los restantes pueblos misioneros la desorganización fue mucho más acelera-


da. En las Misiones Orientales el empobrecimiento y la pérdida de bienes comuni-
tarios continuó tras a la ocupación portuguesa iniciada en 1801. Las tierras de la
comunidad fueron ocupadas paulatinamente por un frente poblador riograndense.
Este proceso fue favorecido por las autoridades locales que otorgaron concesiones
sin tener en cuenta los derechos de los indios. Las luchas del ciclo revolucionario
constituyeron un nuevo factor de disolución. Este enfrentamiento implicó incur-
siones destructivas en ambas bandas del río Uruguay. 71
En las Misiones Occidentales la administración porteña introdujo pocos cam-
bios aunque se plantearon algunas disposiciones reformistas. Las mismas no signi-
ficaron mucho para la vida de los pueblos 72 Más influencia tuvieron los ataques
destructivos de los portugueses de 1811 y 1812 que prácticamente aniquilaron lo
que restaba de la riqueza ganadera del pueblo de Yapeyú. Otro factor negativo fue
la formación de milicias locales y el envío de hombres aptos para integrar los ejér-
citos en la lucha contra los realistas. La militarización creciente sustrajo de las
actividades productivas una porción considerable de hombres aptos. 73
Pese a la decadencia, las comunidades, en particular las del departamento
Candelaria y Concepción, aún conservaban su estructura productiva y un valioso
patrimonio en tierras cultivadas, yerbales, haciendas, alhajas y ornamentos de las
iglesias. Una vez consolidado el dominio artiguista en 1815 Andresito trató de
adoptar medidas para reconstruir la vida económica e institucional de lo pueblos
Sin embargo, todo quedó subordinado a las necesidades de la lucha que se reinició
en 1816. Las incursiones depredadoras de 1817 y 1818 significaron la ruina defini-
tiva de los Misiones Occidentales. Los invasores se encargaron de efectuar una
destrucción sistemática de las edificaciones y de transportar el ganado, yerba y
ornamentos de plata.
Las derrotas y los desastres no significaron la desintegración de las Misiones
pues algunos grupos intentaron reconstruir la organización tradicional de los
pueblos en lugares más protegidos. Sin embargo, con la pérdida de las bases eco-
nómicas los principales factores de cohesión de lo que restaba de la sociedad gua-
raní eran la disciplina militar y el liderazgo de un caudillo guerrero. La guerra
pasó a constituir una forma de vida que brindaba la posibilidad de subsistir de la

71
Ernesto Maeder, Misiones del Paraguay…, pp. 269-276; Juan Luis Savoini, Paso de los Libres 4. El
fin de las Misiones… pp. 287-316.
72
Cuando Belgrano atravesó las tierras de Yapeyú al frente de la expedición contra el Paraguay pro-
mulgó un reglamento (30 de diciembre de 1810) destinado a regir la vida de los pueblos. Las dispo-
siciones apuntaban a promover la integración con la sociedad criolla. Allí se proclamaban los
derechos fundamentales de libertad y propiedad, exención de tributos, comercio libre e igualdad an-
te los empleos. Otras disposiciones adoptadas por el gobierno de Buenos Aires fueron la abolición
del tributo (1º de noviembre de 1811) y la supresión del servicio personal proclamada por la Asam-
blea Constituyente (12 de febrero de 1813).
73
Jorge F. Machón, Misiones después de Andresito, pp. 16-28; Ernesto Maeder, Misiones del Paraguay,
pp. 244-252; Edgar y Alfredo Poenitz, Misiones, Provincia guaranítica, pp. 111-139.
52 Enrique Schaller., El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo re-
volucionario (1810-1824)

depredación de los recursos disponibles. Esto quedó manifiesto en la expedición


efectuada por las tropas guaraníes de Andresito para sofocar un movimiento antiar-
tiguista en la provincia de Corrientes (agosto de 1818-marzo de 1819). La presencia
misionera como fuerza de ocupación permitió utilizar plenamente los recursos
fiscales y privados de la provincia, para sostener a las fuerzas bajo su mando. 74
Hacia 1820 el territorio de las Misiones Occidentales todavía no había sufrido
ninguna desmembración pero prácticamente todo el patrimonio en cultivos y gana-
do había desaparecido. Los principales recursos disponibles eran su disminuida
población y los ricos yerbales en las cercanías de los pueblos en ruinas y en el
interior de la selva.
La reconstrucción económica e institucional requería en primer lugar el resta-
blecimiento de la paz. En la etapa final del ciclo artiguista, la mayor parte de los
misioneros encabezados por el comandante Francisco Javier Siti abandonaron la
causa del caudillo oriental y se aliaron con su rival Francisco Ramírez a cambio
del compromiso de éste no movilizar durante diez años las milicias guaraníes y del
reconocimiento del derecho exclusivo de los misioneros para explotar los yerbales
(julio de 1820). 75
Tras el triunfo de Ramírez, Siti comenzó a ejecutar un proyecto para repoblar
las abandonadas zonas del Norte. Para ello organizó una expedición que involucró
cerca de dos mil pobladores de Asunción del Cambay. Se trataba de restablecer
primero el pueblo de Santo Tomé y luego el de San José. El regreso al Norte permi-
tiría la explotación sistemática de los yerbales y por ello se preveía habilitar el
paraje de Candelaria como puerto de embarque en el río Paraná.
El proyecto del jefe guaraní confrontaba con los intereses de Ramírez quien
pese al acuerdo celebrado no podía prescindir utilizar las milicias guaraníes para
sus campañas. También el caudillo tenía previsto la reocupación del norte misione-
ro pero como posible punto de partida para una proyectada expedición contra el
Paraguay. Otra fuente de conflicto era la propiedad de los yerbales. Debido a la
caída de las exportaciones paraguayas la yerba mate constituía un producto escaso
y caro. Para aprovechar esta coyuntura favorable Ramírez otorgó varias concesio-
nes a empresarios particulares. Siti reclamó por estas licencias y reivindicó el dere-
cho exclusivo de los misioneros.

74
La ocupación de Corrientes por Andresito ha generado mucha controversia entre los historiadores
sobre la actuación del jefe guaraní. Las fuentes básicas son los relatos testimoniales de Fermín Félix
Pampín, “Memorias sobre la degradante humillación que Corrientes y su provincia sufrió del ejér-
cito de guaranís y Tapes, al mando de su general Dn. Andrés Artigas”, y el de Jane y Anne Posth-
letwhite incluido en la obra de Juan y Guillermo Parish Robertson, Cartas de Sudamérica, carta
LVI; cfr. El comentario de Tulio Halperin Donghi, Revolución y guerra, pp. 319-320.
75
Sobre los intentos guaraníes por repoblar el Norte de las Misiones occidentales los trabajos más
completos son los de Jorge F. Machón, Misiones después Andresito, pp. 165-210, Jorge Machón, El
viaje de Amado Bompland a Misiones en 1821 , pp. 7-38; Juan Luis Savoini, Paso de los Libres 4.
… pp.87-175
Enrique Schaller. El Nordeste Argentino: Corrientes y las Misiones Guaraníes durante el ciclo 53
revolucionario (1810-1824

Estas diferencias produjeron con el tiempo una rebelión de los misioneros


contra Ramírez. La misma fue rápidamente vencida y como consecuencia de esta
derrota una parte considerable de la población emigró hacia Misiones Orientales
(diciembre de 1820).
La derrota de Siti, sin embargo no significó el fin de los intentos de repoblar el
Norte. Los mismos fueron impulsados por el naturalista francés Amado Bomplad
con el apoyo del comandante guaraní Nicolás Aripí. El naturalista francés arribó a
la zona en junio de 1821 con la autorización de Ramírez. Planeaba establecer una
colonia agrícola con los pobladores de la zona en las cercanías de Candelaria. Se
llegó a organizar un establecimiento incipiente pero el mismo fue destruido por una
expedición paraguaya (diciembre de 1821). Para el Dictador Francia la reocupa-
ción misionera de Candelaria constituía una amenaza potencial para la frontera del
Sur. Además, había decidido mantener desierto el puente terrestre entre Itapúa y
San Borja para que el comercio entre estas localidades se desarrollara sin trabas.
La presencia paraguaya se afianzó con una nueva expedición de marzo de 1823
que estableció guardias de vigilancia en los puntos estratégicos de Tranquera de
Loreto, San José y Candelaria.
La expedición paraguaya de 1823 significó para los misioneros la pérdida de
toda la zona de los yerbales. Misiones como entidad política todavía subsistió hasta
1830 pero sin recursos, con un territorio desmembrado y una población disminuida
no tenía muchas posibilidades de subsistir. En la última fase de su disolución, los
gobernantes reconocidos de Misiones obtuvieron ingresos mediante la enajenación
de tierras, único patrimonio que la comarca poseía en abundancia. 76

76
En 1824 se enajenaron a José Urquiza y a su socio Juan Baranao 75.000 ha del denominado “Rincón
de San Gregorio” entre los ríos Mocoretá y Uruguay. Posteriormente entre 1825 y 1826 en sucesi-
vas operaciones se enajenaron 890.000 ha al comerciante Blas Despouys a cambio de efectos pro-
vistos al gobierno misionero. Parte de esta inmensa extensión se ubicaba al norte del río Aguapey
en áreas controladas por el Paraguay. A partir de 1830 lo que restaba del territorio de las Misiones
Occidentales fue incorporado a Corrientes. El gobierno de esta provincia consideró nulas las ventas
efectuadas a Despuoys y comenzó a adjudicar las tierras en enfiteusis. Por el contrario, por una ley
del año 1848 ratificó la propiedad de Urquiza. Cfr. Beatriz Bosch, Urquiza y su tiempo, Buenos
Aires, Eudeba, 1980, p. 19; Raimundo Fernández Ramos, Apuntes históricos sobre Misiones. Posa-
das, Territorio de Misiones, Madrid, 1929, pp.197-204; Juan Luis Savoini, Paso de los Libres
4…pp. 218-223.

También podría gustarte