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XV Coloquio Internacional de Geocrítica

Las ciencias sociales y la edificación


de una sociedad post-capitalista
Barcelona, 7-12 de mayo de 2018

DE ACTORES A AGENTES EN LA CIUDAD NEOLIBERAL


PERIFÉRICA. LA HUELLA DE LAS COOPERATIVAS DE VIVIENDAS
CERRADAS EN LA DIFERENCIACIÓN SOCIO-RESIDENCIAL DE LA
CIUDAD DE VIÑA DEL MAR-CHILE

Carlos Eduardo Valdebenito Valdebenito


Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
carlos.valdebenito@pucv.cl

Diversos han sido los actores y agentes que se han preocupado y ocupado, en cada momento
histórico, de la construcción formal de la ciudad1, así como diverso ha sido también su poder
para hegemonizar el diseño normativo y la concreción material y simbólica de ésta.

En la fase actual del desarrollo capitalista, si bien se mantienen actores y agentes de la fase
capitalista anterior, han emergido nuevos, poderosos y vitales agentes asociados al campo
financiero, que han hegemonizado este proceso de producción y reproducción de la ciudad2.

En la ciudad neoliberal latinoamericana actual, aún si consideramos que el incremento de


actores y agentes3, locales y globales, involucrados en el diseño y construcción de la ciudad es
también una particularidad, tal vez lo más significativo es la distribución del poder, formal e
informal, entre ellos, en función de su matriz pública, privada o de la sociedad civil.
Incrementándose significativamente el poder de aquellos de matriz privada, llegando incluso a
permear sustantivamente la actuación del Estado y de la sociedad civil en función de sus
intereses, tanto en el campo del diseño normativo que cristaliza en los instrumentos de
regulación urbana, como en el campo de la intervención urbana directa, que cristaliza en
infraestructura y equipamiento urbano.

La morfología de la ciudad Latinoamericana, en especial de sus áreas metropolitanas de mayor


tamaño, aunque no exclusivamente en éstas4, expresa de manera importante la huella de los
intereses de estos agentes privados, con su correlato de segregación, fragmentación y exclusión
social, que distan significativamente de la utopía de desarrollo que emerge en sus discursos de
fundamentación y justificación de esta forma de diseñar y de construir la ciudad.

1 Capel, 2013.
2
Capel, 2013; Harvey, 2007; Harvey, 2008; Harvey, 2011; Carlos, 2014; Hidalgo, 2004; Hidalgo, 2016; Rodríguez
y Rodríguez, 2012.
3
Hacemos referencia a la distinción que hace Capel (2013).
4
Benitez et al., 2017; Hidalgo et al., 2016; Valdebenito, 2014; López, 2013; Ortiz y Escolano, 2013; Aguilar y
Mateos, 2011; Alvarado et al., 2008; Natera y Gómez, 2007; Rojas, J. et al., 2006; González y Villeneuve, 2006;
Buzai, 2003, entre otros.
2 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

En el contexto de la convocatoria del Coloquio Internacional de Geocrítica, la línea de reflexión


que queremos compartir, a partir de resultados preliminares de un proyecto de investigación
en curso5, dice relación con la posibilidad de que emerjan actores de la sociedad civil con poder
para afectar, con sus intereses, el diseño y/o la construcción de la ciudad, en una sociedad
neoliberal como la latinoamericana en general y chilena en particular, y de este modo, propiciar
y dar forma a una ciudad menos segregada, fragmentada y excluyente, que la cristalizada hasta
ahora. Configurándose, o no, en una huella de la ciudad post-capitalista a construir. Tomando
como caso de estudio a la ciudad de Viña del Mar – Chile.

La ciudad de Viña del Mar, localizada en la región de Valparaíso, que junto a la región
Metropolitana de Santiago y la región de Rancagua conforman la macro-región central de Chile,
con sus aproximadamente 335 mil habitantes, de acuerdo a las cifras oficiales del último censo
de población y viviendas de 2017, es la ciudad de mayor tamaño poblacional del área
metropolitana y región de Valparaíso y la sexta en el país 6. Posición relativa que, en los
contextos espaciales en comento, se ha mantenido desde hace ya cuatro décadas7. La ciudad,
en la actualidad, se organiza territorialmente en 12 barrios y 150 unidades vecinales (Figura 1).

Como lo he referido antes, en el contexto del país, Viña del Mar se distingue como una de las
comunas cuya población residente es más favorecida en la distribución de capitales
económicos, sociales y culturales, con los que se construyen oficialmente los índices de bien
estar8. Sin embargo, también se distingue como una de las ciudades de más evidentes
desigualdades socio-espaciales, que lleva a representarla en el sentido común como una ciudad
dual, la favorecida y regular del plan y del borde costero y la desfavorecida e informal de la
cúspide de los cerros interiores9. Forma de segregación socio-residencial a gran escala, que no
acompañó a Viña del Mar ni en sus orígenes urbanos ni bien entrada la segunda mitad del siglo
pasado10.

En un artículo publicado en Scripta Nova11, a partir de una comunicación presentada a un


coloquio anterior, profundicé en las actuaciones de los residentes socioeconómicamente más
desfavorecidos, en el diseño y construcción de la ciudad de Viña del Mar-Chile. Una deriva, en
la reivindicación por un lugar donde residir en la ciudad en que nacieron, desde la irregularidad
del modo y del suelo ocupado a su regularización por el Estado, tras un promedio de ocupación
de veinte años. Modo de construir la ciudad que, al ocupar suelo “barato”, en busca de reducir
el riesgo de desalojo, consolida la configuración socio-económica-residencial propia de la
ciudad neoliberal latinoamericana, segregada, fragmentada y excluyente. Actuaciones, de este
actor y coyuntural agente urbano, que siguen emergiendo en la actualidad, bajo la misma lógica.
De hecho, uno de los asentamientos humanos irregulares de mayor tamaño en Chile, en donde
residen aproximadamente 900 familia, se localiza en Viña del Mar e inició su producción el año
201212.En esta oportunidad, el foco de preocupación está en la actuación urbanística residencial

5
Proyecto CONICYT_FONDECYT 11160747 “Ni tan cerca ni tan lejos. Transformaciones urbanas y
diferenciación del espacio residencial en el Área Metropolitana de Valparaíso, 1992-2017.
6
INE, censo abreviado de población y viviendas, abril de 2017.
7
Valdebenito, 2014.
8
Valdebenito, 2017; Valdebenito, 2014.
9
Valdebenito, 2017; Valdebenito, 2014.
10
Valdebenito, 2011.
11
Valdebenito, 2014.
12
De acuerdo a los registros oficiales, el tamaño de la población que reside en asentamientos humanos irregulares
en Viña del Mar, agrupados en 64 campamentos, representa aproximadamente el 5 por ciento del total de su
población residente, a abril de 2017. Casi dos puntos porcentuales más de lo que representaban en abril de 2002.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 3

de ocho cooperativas cerradas de viviendas13, conformada por profesionales de estratos


socioeconómicos medios. Tipo particular de cooperativas de viviendas14que, en la última
década del siglo veinte, diseñaron y construyeron ocho proyectos residenciales, emplazados en
siete unidades vecinales y tres barrios (Figura 1), que contemplaron, en conjunto, la
construcción de 1258 departamentos, que representaron el diez por ciento de la producción de
vivienda formal en Viña del Mar en el período15.

Figura 1. Localización de las cooperativas cerradas de viviendas en Viña del Mar

1. Nueva Aurora. 2. Recreo. 3. Forestal. 4. Chorrillos. 5. Oriente. 6. Miraflores. 7. Santa Inés. 8. Plan.
9. Achupallas. 10. Gómez Carreño. 11. Reñaca Alto. 12. Reñaca Bajo.
Fuente: Elaboración propia.

La intencionalidad de esta fase de la investigación, en curso, es examinar la huella de estas


intervenciones urbanísticas, en el marco de las reglas legales existentes, que norman el uso y

13
El artículo 1 de la Ley General de Cooperativas, DFL Nº5 de septiembre de 2003, define a las cooperativas
como asociaciones que de conformidad con el principio de la ayuda mutua tienen por objeto mejorar las
condiciones de vida de sus socios y presentan las siguientes características fundamentales: i. Los socios tienen
iguales derechos y obligaciones, un solo voto por persona y su ingreso y retiro es voluntario; ii. Deben distribuir
el excedente correspondiente a operaciones con sus socios, a prorrata de aquéllas; iii. Deben observar neutralidad
política y religiosa, desarrollar actividades de educación cooperativa y procurar establecer entre ellas relaciones
federativas e intercooperativas y iv. Deben también tender a la inclusión, como asimismo, valorar la diversidad y
promover la igualdad de derechos entre sus asociadas y asociados. El artículo 74 de la Ley en comento, define que
son cooperativas de vivienda aquellas que tienen por objeto satisfacer las necesidades habitacionales y
comunitarias de sus socios y prestar los servicios inherentes a dicho objetivo.
14
La Ley General de Cooperativas, en su artículo 74, reseña que habrá dos clases de cooperativas de vivienda:
1. Las cooperativas cerradas de vivienda, que se organizan para desarrollar un proyecto habitacional, y 2. Las
cooperativas abiertas de vivienda, que deben ser de objeto único y pueden desarrollar en forma permanente,
simultánea o sucesiva diferentes programas habitacionales y tener carácter nacional o bien desarrollar una acción
regional.
15
De acuerdo a las estadísticas oficiales de la Dirección de Obras del Ayuntamiento de Viña del Mar.
4 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

las condiciones de uso del suelo urbano, en la diferenciación social del espacio residencial de
la ciudad.

Actores y agentes en la construcción de Viña del Mar

El diseño y construcción de Viña del Mar, como ciudad regular, tiene su antecedente más
remoto en 1874, cuando, José Francisco Vergara, “el feliz poseedor de (la hacienda) Viña del
Mar se vio libre de rutinas españolas, portuguesas y especialmente chilenas sobre trasmisión de
la propiedad i enajenación de hijuelas urbanas, presentó a la autoridad un plan regularizado de
la población por venir, o para decir mejor, que está llegando. Este plano fue aprobado por el
Intendente Echaurren el 29 de diciembre de aquel año, i el dueño de los terrenos quedó
nombrado director de obras públicas para ejecutarlo”16. Si bien, habían existido iniciativas
anteriores de urbanización en la hacienda que configura en la actualidad el territorio de la zona
centro y norte de Viña del Mar17, éstas no habían sido autorizadas por las autoridades
gubernamentales de la época, ante la falta de planificación y el carácter voluntarioso de su
configuración18.

Lo reseñado da cuenta del significativo rol que le ha cabido al Estado de Chile en la


configuración de Viña del Mar. Rol que ha sido sistemáticamente cuestionado por la elite socio-
económica, agentes privados involucrados en esta travesía de diseño y construcción de esta
ciudad desde sus orígenes, como queda explícito en la editorial del diario El Ferrocarril, de
fecha 30 de agosto de 1873, en donde pone en tela de juicio la base argumental utilizada por la
autoridad política, el Intendente Echaurren, para frenar el emprendimiento inmediatamente
anterior al realizado por Vergara19.

Estos privados agentes urbanos, además de cuestionar las decisiones regulativas del Estado, ya
en ese entonces, destacaban públicamente la potencialidad especulativa que tenía el proceso de
construcción, en esta fase de desarrollo capitalista, de la emergente ciudad, a partir de la
aprobación del diseño de su plan regulador.

El desarrollo que experimenta la ciudad en el último cuarto del siglo XIX, que se manifiesta
en su incremento poblacional y en sus modernos equipamientos, es gatillado por la instalación
en su territorio de importantes industrias, en tamaño y prestigio.

La concepción sui-generis, entre el patrón anglosajón y el patrón mediterráneo-latino, de Viña


del Mar como suburbio de la ciudad-puerto de Valparaíso, está asociada a esta comunión de
usos de su territorio, residencial, comercial e industrial, que la ha acompañado en parte
importante de su trayectoria urbana.

Cuando los suburbios al interior de la comuna de Valparaíso, sus cerros Concepción, Alegre y
Playa Ancha principalmente, se hicieron insuficientes para acoger la creciente demanda
residencial, el vecino asentamiento emergió como una alternativa20. Alternativa que se potenció

16
Vicuña Mackenna, 1877.
17
Cada zona está conformada por 4 barrios, de acuerdo a la distribución que se presenta a continuación, i. Reñaca
Alto, Reñaca Bajo, Gómez Carreño y Achupallas (Zona Norte); ii. Plan, Santa Inés, Miraflores y Oriente (Zona
Centro) y iii. Recreo, Nueva Aurora, Forestal y Chorrilllos (Zona Sur).
18
Vicuña Mackenna, 1922 citado por Valdebenito, 2017.
19
Valdebenito, 2011; 2017.
20
Cáceres y Sabatini, 2007.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 5

con la llegada del Ferrocarril primero y del camino plano costero después. La misma trayectoria
sigue la decisión de localización de las industrias, perfilándose así, como un “arrabal industrial
de Valparaíso”21.

Como lo refiere Urbina (2003), en la decisión de localización industrial en Viña del Mar,
convergieron, por una parte, la pérdida de atributos de Valparaíso, a la sazón el segundo centro
industrial del país después de Santiago22, asociada a la saturación de su área urbana para acoger
la localización de nuevos emprendimientos fabriles o la ampliación de los existentes, y, por
otra, los atributos propios de este germinal asentamiento urbano, a saber: i. Cercanía a la
estación de ferrocarril, lugar de llegada de las materias primas necesarias para la producción y
lugar de salida de los productos elaborados, hacia Santiago o hacia el Puerto, centro de
distribución marítima, este último, hacia el resto del mercado interno; ii. Cercanía al Estero,
lugar de origen y lugar de destino, del agua necesaria para la producción y de los residuos
líquidos de su proceso productivo; iii. Disponibilidad de terrenos amplios y planos, que
facilitaban la localización de las industrias en zonas alejadas de sus lugares poblados; iv.
Terrenos más baratos que en la ciudad-puerto vecina de Valparaíso y v. A partir de 1895, con
la construcción del Muelle en la Población Vergara y de un ramal del ferrocarril que lo
conectaba con la red técnica ferroviaria Valparaíso-Santiago, una más directa conexión con el
medio de transporte más utilizado en ese entonces para allegarse a las materias primas
importadas y para distribuir los productos en el mercado nacional e internacional.

Lo reseñado en el párrafo precedente, nos permite colegir lo significativo del impacto, de esta
decisión de localización industrial, en la forma y funcionamiento de la emergente ciudad.

La precursora en instalarse en el territorio donde se fundará Viña del Mar, es la Refinería de


Azúcar. La relevancia nacional de esta original iniciativa de producir Azúcar en el país, del
empresario judío alemán Julio Berstein, se colige claramente de la presencia en la ceremonia
de inauguración, el año 1873, del Presidente de Chile Federico Errázuriz Zañartu y de sus
Ministros de Estado23. Relevancia, local y nacional, que mantuvo durante gran parte del siglo
XX. De hecho, su quiebra en plena dictadura, el año 1981, puso en cuestión ante Pinochet y el
Almirante Merino, oriundos de Viña del Mar, el modelo económico neoliberal impulsado por
los denominados Chicago Boys, al colapsar la empresa que era el “alma, corazón y riñón de la
economía de la ciudad”24.

Una significativa innovación en el campo residencial, asociada a la actividad económica


industrial de la refinería, es la construcción de la denominada ciudadela, en los 48 mil m2 de
terrenos que abarcaba la propiedad. Lugar que albergó a la refinería, a una planta eléctrica25 y
a un conjunto habitacional, en donde residían los empleados y sus familias, obreros y ejecutivos,
bajo un régimen de alquiler. En su trayectoria, esta ciudadela fue allegando servicios médicos,
restorán, biblioteca, club social, gimnasio techado, billares, una cancha de palitroques, un cine
de 500 butacas y, en la Población Vergara, próximo a su muelle, un estadio. Estos dos últimos
servicios, estaban abierto a todos los habitantes de la ciudad26.

21
Urbina, 2003.
22
Ortega, 1981 citado por Urbina, 2003.
23
Urbina, 2003.
24
Hurtado, 2006.
25
Que más tarde, prestó servicios eléctricos, al resto de la ciudad,
26
Hurtado, 2006.
6 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

Otra de las industrias de relevancia nacional e internacional que se emplaza en la ciudad de


Viña del Mar es la Maestranza y Galvanización de la firma inglesa Lever Murphy y Cía., que
se localiza en Caleta Abarca27, en el borde costero del Plan de la ciudad. Como refiere
Pecchenino (1972) en esta maestranza “se construyó la primera locomotora fabricada
enteramente en Sudamérica… y más tarde esta sección de la Maestranza exportaba trenes
completos a todos los países vecinos…”28. Ximena Urbina (2003) en su trabajo de
investigación sobre las industrias en Viña del Mar en el período 1870 y 1920, logra catastrar
la existencia de al menos 38 fábricas de diversos rubros instalados en la ciudad, además de
las ya mencionadas. La diversidad de emprendimientos industriales se corresponde con la
necesidad de cubrir las necesidades básicas de la vida cotidiana de la población nacional,
porteña y viñamarina, especialmente de su élite socioeconómica, ante la dificultad de acceder
a los bienes de soporte de la vida moderna a través de la importación.

El patrón de localización de las industrias en Viña del Mar, si bien es similar al observado en
las industrias que se construían en la periferia de las ciudades europeas y norteamericanas de la
época, en el contexto de la ciudad-puerto, se constituía en una originalidad29.

Otra propuesta de innovación residencial, asociada a la actividad industrial, entrada la segunda


mitad del siglo XX, la protagoniza, desde el otro polo de las relaciones de producción
capitalista, la Confederación Nacional de Sindicatos Obreros de Viña del Mar, que promueve
un proyecto inmobiliario que contemplaba: i. La adquisición del Fundo “Las Achupallas”, de
914 hectáreas emplazadas en la segunda terraza interior de la ciudad, entre los 200 y 250
m.s.n.m., en donde se localizan los actuales barrios de Achupallas y Oriente y ii. La
construcción en estos terrenos de un asentamiento urbano orientado a cobijar a las familias
obreras de Valparaíso y Viña del Mar30.

La huella de la ligazón de los barrios emplazados en los cerros de la ciudad con la industria,
rama que disputó a los servicios el liderazgo de la actividad económica local durante gran parte
del siglo XX, se manifiesta en los nombres de unidades vecinales, principalmente en el sector
oriente de la ciudad.

A comienzos del siglo XXI, las huellas de la localización industrial en el plan de la ciudad
han sido borradas casi totalmente por la actuación inmobiliaria privada, que haciendo uso de
las reglas urbanísticas permisivas, generó nuevos productos urbanísticos orientados a la
residencia, los servicios de educación superior privado y al comercio de grandes superficies 31.
Dos son las huellas más significativas de la actividad industrial realizada en la ciudad y que
se mantienen hasta nuestros días, a saber: i. El Muelle Vergara, que se ha constituido en un
hito espacial de la ciudad, aunque alejada de su función productiva original y ii. El lote que
quedó vacío frente al borde costero, entre 15 norte y Las Salinas, donde se localizaban las
empresas petroleras Shell, Esso y Copec, luego de la decisión de relocalización fuera de los
límites de la ciudad, consensuada entre el Ayuntamiento y los empresarios el año 2001.

El progresivo desplazamiento de las industrias del centro de la ciudad, principalmente hacia


la periferia oriente de la ciudad, unidad vecinal El Salto del barrio Chorrillos, queda

27
Méndez y Ejsmentewicz, 2003.
28
Pecchenino, 1972.
29
Urbina, 2003.
30
Cruz, 1954.
31
La posibilidad de localizar el comercio de grandes superficies, tipo mall, en el plan de la ciudad, tuvo como
condición básica de posibilidad, el cierre y/o relocalización de la industria viñamarina.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 7

establecido como condicionamiento normativo en la planificación urbana de Viña del Mar en


el Plan Intercomunal de Valparaíso de 1965.

El referido instrumento de planificación, en su artículo 26, que define los lugares de


“emplazamiento y radicación de Industrias y de creación de áreas de desarrollo y expansión
industrial…”32, establece como zona industrial 148 Há. de la comuna de Viña del Mar, el
sector denominado El Salto, destinada a albergar industrias de tipo molestas.

El último catastro industrial disponible de la región de Valparaíso, analizado en el contexto


de la actualización del Plan Intercomunal de Valparaíso, identifica 398 industrias de las cuales
el 78,1 por ciento se localiza en su área metropolitana 33. El Salto concentraba 30 empresas,
configurándose en la zona industrial de mayor tamaño en la intercomuna 34. Pero esta
preponderancia de la actividad industrial de la ciudad, espacial, económica y social, ha ido
decayendo en las dos últimas décadas, a favor de las ciudades vecinas interiores.

Ni en los orígenes de la ciudad, cuando se la concebía como un solaz residencial y de ocio, de


la élite económica ni ahora con esta firme decisión del Estado de convertirla en el balneario de
Chile por excelencia, no se observó un cuestionamiento oficial y decidido al desarrollo de la
industria en su territorio, aunque si existieron pronunciamientos en contra de vecinos y cronistas
de la época.

Tal vez la primera declaratoria oficial de incompatibilidad de usos, entre la industria y los
servicios turísticos, se manifiesta en la Ordenanza del Plan Intercomunal de Valparaíso,
aprobada en 1965, en donde se declara explícitamente como segundo objetivo del Plan el
“Reforzar el aspecto turístico que tiene características de orden nacional, en la comuna de Viña
del Mar, protegiendo el paisaje y cambiando el destino a zonas para transformarlas en turísticas
especialmente en las playas”35.

Hoy por hoy, como se refería, la gran mayoría de los emprendimientos industriales han sido
expulsados del centro histórico de la ciudad y de sus primeras expansiones, costeras e interiores,
dando lugar en sus antiguos emplazamientos a la emergencia de proyectos inmobiliarios
privados de carácter residencial, educacional y comercial. Tanto en la reformulación del Plan
Intercomunal de Valparaíso como en el Plan Regulador Comunal vigente, se plantea la zona
nororiente de la comuna de Viña del Mar, en la adyacencia de la ruta 60 CH, el principal
territorio de localización de industrias.

La incuestionable ligazón de la inicial configuración urbana de Viña del Mar a la ciudad-puerto


de Valparaíso, que se evidencia tanto en el campo residencial, lo que ha llevado a postularla no
sólo como un suburbio de Valparaíso sino como el primer barrio alto originado en Chile36,
como en el campo industrial, es también el antecedente basal, de la emergencia de los balnearios
en su territorio37.

La opción del Estado chileno por la actividad portuaria en Valparaíso y, en este contexto, por
el desplazamiento fluido del ferrocarril que comunicaba, desde 1863, a esta ciudad con

32
Ordenanza PIV, 1965.
33
URBE, 1995.
34
SEREMI MINVU, 2004.
35
Ministerio de Obras Públicas de Chile, 1965.
36
Cáceres, 2002.
37
Booth, 2002.
8 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

Santiago, tuvo como correlato la segregación a los márgenes de la ciudad primero y,


posteriormente, la expulsión de la mayoría de los balnearios costeros que se emplazaban en el
puerto. Balnearios, que habían tenido en sus inmigrantes anglosajones sus iniciales
promotores38.

Estos emprendimientos que se realizan en Viña del Mar entre el último cuarto del siglo XIX y
el primer cuarto del siglo XX, tienen en la iniciativa privada su principal motor, bajo la
modalidad de concesiones, a diferencia de lo que había acontecido en otros balnearios en el sur
de América. En Mar de Plata, por ejemplo, que se emplaza en el área de influencia de la ciudad-
puerto de Buenos Aires, el Estado, siguiendo los modelos europeos, cumplió un rol estratégico
en su impulso y consolidación39.

En el campo de preocupación de este artículo, es relevante la atención en la producción y en el


uso de los emergentes balnearios, por cuanto condicionaron modos socioeconómicamente
diferenciados de aproximarse al ocio playero. La existencia de balnearios segregados para la
élite y para los pobres, queda acreditada en la práctica del Estado chileno de condicionar el
otorgamiento de concesiones para la construcción y explotación de baños de mar pagados,
orientados a la élite porteña y capitalina de fines del siglo XIX, a la construcción paralela, a
cuenta del empresario privado, de baños gratuitos para los pobres40. La diferenciación queda
acreditada en la elaboración de normas que regulan “el uso de vestimentas especiales para las
inmersiones, penándose la impudicia que continuaban expresando los más pobres”41.

Bajo la dictadura modernizadora encabezada por el General Ibáñez del Campo (1927-1931), se
manifiesta por primera vez el propósito explícito del Estado de Chile de convertir a Viña del
Mar en una ciudad balneario de impacto internacional. La intencionalidad de este gobierno en
relación a la ciudad, queda claramente expresada en el Mensaje al Congreso pleno con motivo
de promover la discusión de la ley N°4.28342, que norma el acceso al financiamiento destinado
a obras de mejoramiento de la ciudad, a saber: “El propósito del Gobierno de hacer de esta
ciudad el principal centro de atracción de las corrientes de turismo que llegan al país, se ha
cumplido ampliamente y el Balneario de Viña del Mar constituye hoy, por sus bellezas naturales
y las obras realizadas, uno de los más importantes de Sudamérica (…)”43.

Es en este escenario que, durante el segundo cuarto del siglo XX, se ejecutan numerosos y
modernos proyectos urbanísticos de gran escala que apoyan y consolidan su cambio de carácter
hacia la configuración de la ciudad balneario. Entre estas obras públicas destacan, el Casino
Municipal, el Hotel O´Higgins, el Coliseo Popular de Plaza O´Higgins, las Piscinas
Municipales, el Palacio Presidencial de Cerro Castillo, el Estadio Sausalito, el Balneario Caleta
Abarca, el Teatro Municipal y la pavimentación del camino costero a Concón. Todos estos
emprendimientos consolidan una vocación costera de la ciudad, originalmente negada, dando
valor de uso residencial a la costa, lo que ha traído como correlato, a comienzos del siglo XXI,
su intensa ocupación residencial44.

38
Booth, 2002.
39
Pastoriza y Torre, 1999.
40
Booth, 2002.
41
Peña, 1872.
42
Publicada en el Diario Oficial del 16 de Febrero de 1928.
43
Cámara de Diputados, 19ª sesión ordinaria, martes 8 de julio de 1930, citado por Booth, 2003.
44
Valdebenito y Álvarez, 2016.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 9

Caleta Abarca es un caso emblemático de recuperación del borde costero marítimo para el ocio
público en la ciudad, a través de una acción pública planificada y sostenida en el tiempo. El
emprendimiento público de reurbanización se inicia el año 1937 con la adquisición de los
terrenos por parte del Ayuntamiento de Viña del Mar, al caducar, el año 1936, la concesión que
había entregado la Intendencia de Valparaíso a la empresa Lever Murphy y Cía., desde 1886,
afectada en sus posibilidades de desarrollo por la crisis económica internacional y nacional de
los 30 del siglo XX.

El borde industrial, de los gérmenes de la ciudad, da paso al balneario a mediados del siglo XX,
acogiendo en su diseño el lenguaje y la espacialidad de la arquitectura moderna, expresando
una evolución respecto de las formas más tradicionales que cristalizaron en los balnearios de:
i. Recreo (1924), que funcionalmente desaparece a fines del siglo XX y ii. Las Salinas (1929),
cuyo equipamiento actual no se condice con su relevancia urbana, como producto de la falta de
autoridad del Ayuntamiento de Viña del Mar respecto de las condiciones que exige la autoridad
marítima a la explotación, pública o privada, de estos bienes nacionales de uso público.

En el portal del siglo XXI, buscando dar un nuevo impulso a la condición de Viña del Mar
como la principal ciudad turística del país, el Ayuntamiento entrega en concesión el Hotel
Miramar a la empresa Sheraton, posibilitando la construcción de un hotel 5 estrellas el año
200445. Junto a ello, concesiona el Balneario de Caleta Abarca, en el marco y como
complemento del desarrollo del proyecto de hundimiento de la red ferroviaria Valparaíso-
Limache en su paso por la ciudad y la reconstrucción del par vial Álvarez-Viana46.

Otro de los emprendimientos emblemáticos impulsados por la ley 4.283 es el Casino Municipal,
cuyo aporte a los ingresos propios permanentes del Ayuntamiento de Viña del Mar, regulado
por su artículo 8°, es de vital importancia en el financiamiento de iniciativas de equipamiento
de impacto residencial en la ciudad hasta nuestros días. A inicios del siglo XXI, asociado a la
concesión del Casino Municipal se construyó el Hotel del Mar que junto al Sheraton Miramar
son los dos hoteles 5 estrellas emplazado en la ciudad y de propiedad del Ayuntamiento de Viña
del Mar. En esta segunda década del siglo XXI, se tiene programada la construcción de un tercer
hotel 5 estrellas, en este caso de propiedad de la cadena hotelera Hyatt, con un costo aproximado
a los 50 millones de dólares47, en donde se emplazaba el Hospital Sanatorio Marítimo San Juan
de Dios48, relocalizado en el barrio Gómez Carreño.

Esta ley posibilitó también que el Ayuntamiento de Viña del Mar adquiriera, en el barrio de
Santa Inés, la laguna Sausalito, antiguo embalse de la hacienda la Viña de la Mar, y remodelara
la cancha y velódromo del Estadio Municipal. Esta inversión en infraestructura deportiva,
sumada a la infraestructura de ocio y recreación también construida en el marco de esta ley,
permitió a la ciudad de Viña del Mar, el año 1962, estar en condiciones de ser elegida como
una de las sedes del Campeonato Mundial de Futbol que se realizó en Chile49.

45
Permiso de Obra Nueva N° 374/04, DOM, Ayuntamiento de Viña del Mar.
46
Valdebenito y Álvarez, 2017.
47
Diario El Mercurio, 15 de enero de 2010.
48
Institución sin fines de lucro, construido en 1929 en el borde costero del plan de la ciudad, para atender niños,
niñas y jóvenes, vulnerables socioeconómicamente con multidéficit, provenientes de todo Chile
49
La decisión del gobierno de Chile de elegir a Viña del Mar como una de las sedes en que se realizaría este evento
de escala internacional, trajo como correlato la canalización de importantes recursos, públicos y privados, para la
modernización de la infraestructura de ocio y turismo disponible en la ciudad, capitalizados socialmente dada la
propiedad pública de muchos de estos inmuebles.
10 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

El otro gran parque urbano de Viña del Mar, la Quinta Vergara, es adquirida en 1941 por el
Ayuntamiento. Su emplazamiento, adyacente al centro histórico de la ciudad, sumado a su
equipamiento, lo ha posicionado como el lugar privilegiado para acoger la realización de
eventos de ocio de escala comunal, regional, nacional e internacional50.

Otro de los emprendimientos emblemáticos promovidos a partir de esta ley de la primera mitad
del siglo XX es el camino que une a Viña del Mar con Concón por la costa marítima51. La
importancia de este proyecto no sólo está en su dimensión urbanística-paisajística, sino en el
modelo de financiamiento de la deuda contraída para su construcción, a través del cobro de un
derecho de peaje a sus usuarios52, semejante y antecedente al “pago por uso de infraestructura”
que es el principio rector del sistema de concesiones53 que, desde la promulgación de la Ley
N°19.068 en 1991, ha hecho posible la mayor transformación y adelanto en la infraestructura
de transporte y comunicaciones en Chile54.

No cabe duda que la decisión asumida por el Estado de Chile de transformar a Viña del Mar en
la principal ciudad balneario del país, con el sistema de inversión e intervención urbanística que
llevó asociado, es un antecedente explicativo de la situación privilegiada que ocupa la ciudad
en el sistema nacional de áreas urbanas, en términos de la disponibilidad de recursos propios
permanentes para invertir en su desarrollo.

Si bien, el devenir urbanístico de Viña del Mar, desde sus primeros gérmenes, se ha
correspondido con una trayectoria prefigurada, no es hasta entrada la década de los sesenta del

50 De hecho, desde 1960, en el mes de febrero de cada año, se realiza en el anfiteatro de la Quinta Vergara el
Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, cuya producción es adjudicada por el Ayuntamiento a
canales de televisión de cobertura nacional e internacional a través de un proceso de licitación. Hasta nuestros días,
este evento, por su relevancia en Latinoamérica y el Caribe, se constituye en un catalizador de la actividad turística
en Viña del Mar y, consecuentemente, en un dinamizador de la actividad económica local en época estival. El año
2002, el anfiteatro de la Quinta Vergara fue remodelado por el destacado arquitecto chileno Borja García-
Huidobro, contando en la actualidad con una capacidad aproximada a los 15 mil espectadores.
51
El significativo crecimiento poblacional experimentado en las últimas cuatro décadas del siglo XX, al norte
interno y externo de la ciudad, trae como correlato la priorización metropolitana del mejoramiento de este
emprendimiento a comienzos del siglo XXI (Estrategia de Desarrollo Regional, 2001).
52 Ley N°4283, 1928,
53 Ministerio de Obras Públicas del Gobierno de Chile, 2003.
54
En un informe elaborado por el Ministerio de Obras Públicas (“Sistema de Concesiones en Chile 1990-2003”,
Ministerio de Obras Públicas, MOP, Junio de 2003), que recoge su experiencia en la implementación del sistema
de concesiones, señala que a comienzos de la década del 90 del siglo pasado, la valoración del déficit de
infraestructura era de aproximadamente 11 mil millones de dólares a lo que se sumaba la pérdida de
competitividad, que la Cámara Chilena de la Construcción valora en 1710 millones de dólares anuales. Déficit que
“constituía un obstáculo objetivo al crecimiento económico del país y no se correspondía con los estándares de
vida alcanzados por la población y la industria nacional” (M.O.P., 2003).
“Solucionar este problema, constituía un imperativo de país. Por otra parte los niveles de inversión requerida eran
imposibles de enfrentar con fondos públicos, sin afectar otros proyectos de alta rentabilidad social y los equilibrios
macroeconómicos del país” (M.O.P., 2003).
Entre 1992 y 2003, según el referido informe del M.O.P., “la inversión total efectuada por el MOP a través de
distintas modalidades se ha quintuplicado”, pasando de 253 a 1.222 millones de dólares (M.O.P., 2003). Entre
los proyectos cristalizados en el período 1992 y 2003, con inversión privada en el sistema de concesiones, destacan
por su impacto en la estructura socio-residencial de Viña del Mar: i. La ruta 68: Santiago-Valparaíso-Viña del Mar
y ii. El troncal Sur en el Valle del Aconcagua, que conecta a Viña del Mar con ciudades interiores del Área
Metropolitana de Valparaíso y de la V región.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 11

siglo pasado que esta planificación se formaliza en instrumentos de regulación urbana, a saber,
el Plan Intercomunal de Valparaíso de 1965 y el Plan Regulador Comunal de 198055.

La contradicción que identifican Sabatini y Soler (1995), entre el enfoque europeo continental
de ciudad compacta, que estaba a la base de los planes de transformación de Santiago de Chile,
ejecutados entre 1870 y 1940, antecedente de los instrumentos y de la práctica de la moderna
planificación urbana en Chile, y “la aspiración cultural de la población y los agentes
económicos por reproducir la ciudad-jardín anglosajona de baja densidad”56, en el caso de Viña
del Mar, hasta bien entrado el siglo XX, no se experimentó con la misma intensidad. De hecho,
en la intervención urbanística pública más significativa que se realiza en Viña del Mar en la
primera mitad del siglo pasado, en un escenario nacional en que se promueven los planes
generales de transformación, no hay ninguna mención ni a las condiciones humanas y
ambientales de la ciudad existente hasta ese entonces ni a la promoción de la integración social
y el mejoramiento de la calidad de vida, postulados que estaban a la base de la acción del Estado
sobre la urbanización en ese entonces57.

Antecedentes explicativos de este desfase entre el acontecer nacional y el acontecer local, en


este ámbito de preocupación, lo podemos encontrar en: i. La inexistencia de memoria material
de la ciudad colonial en Viña del Mar, es decir, no hay una trama urbana desconectada de la
geografía física y humana local que modificar; ii. La propiedad privada, concentrada en un solo
dueño, de su territorio en sus orígenes urbanos y, consecuentemente, el emprendimiento privado
de su fundación y de sus primeros proyectos urbanos de expansión y iii. El carácter urbano
inicial de suburbio residencial de la élite socioeconómica de la ciudad-puerto de Valparaíso, en
donde la presencia inglesa era significativa. Los puntos ii y iii, nos informan de la indisputada
hegemonía del proyecto urbano de ciudad-jardín entre los diversos actores y agentes urbanos
de la época.

La pujante actividad industrial viñamarina y los emprendimientos urbanísticos implementados


en el marco de la Ley N°4283 de 1928, que dan a la ciudad una imagen urbana de bien estar y
bonanza socioeconómica, sumados a la crisis económica nacional del salitre a fines de la década
del 20 del siglo pasado, configura a Viña del Mar como un destino atractivo de las corrientes
migratorias internas, principal, aunque no exclusivamente de los proletarios que buscan mejores
oportunidades de trabajo58. La presión residencial que este proceso migratorio produce se
resuelve en la ciudad habitando su periferia de cerros interiores, lo que cristaliza en una nueva
fisonomía de la ciudad, al consolidar el habitar de su segunda terraza, tanto en el sector norte,
en torno al eje del Camino Internacional, como en el sector sur59. Estos emprendimientos
residenciales construyen los cimientos urbanísticos de los actuales asentamientos humanos de
los cerros interiores de la ciudad, a saber: Achupallas, Miraflores Alto, Oriente y Gómez
Carreño, en el sector norte, y a Nueva Aurora, Forestal y Chorrillos Alto, en el sector sur.
Paralelamente, en el centro histórico y en la Población Vergara se registra un cambio en su
imagen urbana, al ser progresivamente reemplazadas las casas-quinta, los chalets y las
mansiones, por modernas edificaciones. En un principio, prevalecen las casas, pero a poco

55
Actualizados los años 2014 y 2002, respectivamente.
56 Sabatini y Soler, 1995.
57 Sabatini y Soler, 1995.
58
De acuerdo a los datos oficiales de los Censos de Población y Vivienda, Viña del Mar más que duplicó su
población entre 1930 y 1960 (de 49.488 a 115.467 habitantes). Mientras el crecimiento intercensal entre 1930 y
1940 fue de un 33,2 por ciento (16.428 habitantes más), entre 1950 y 1959 este incremento se elevó al 35,4 por
ciento (30.186 habitantes más).
59
Valdebenito, 2011.
12 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

andar son los edificios de departamentos los que marcarán la impronta de los primeros frentes
de la costa marítima viñamarina60.

La actuación de las cooperativas cerradas de vivienda en Viña del Mar

Las cooperativas cerradas de vivienda en estudio, emergieron a fines de la década de los ochenta
del siglo pasado, como una alternativa habitacional, para grupos poblacionales de profesionales
de estratos socioeconómico medios residentes en el Área Metropolitana de Valparaíso, que si
bien eran objeto de crédito hipotecario en el sistema financiero formal, no eran objeto de la
oferta inmobiliaria, privada y pública, localizada en la conurbación costera Valparaíso-Viña del
Mar.

Entre las condiciones sociales de realización de esta práctica inmobiliaria cooperativa, una de
significativa relevancia fue la prexistencia de la Federación de Colegios Profesionales
Universitarios de Chile61, que en la segunda mitad de la década de los ochenta tuvo una
relevante participación, como miembro de la Asamblea de la Civilidad, en el proceso de
recuperación de la democracia en Chile62. Es desde esta instancia organizativa que se promueve
la constitución de la primera de las ocho cooperativas de vivienda cerrada, en estudio, orientada
a los profesionales universitarios colegiados63.

El proceso que va desde la constitución hasta el logro de los objetivos habitacionales de las
cooperativas de vivienda cerradas, en estudio, se estructuró en nueve etapas, de desarrollo
progresivo y acumulativo, en concordancia con los preceptos de la ley que las norma, a saber:
1. Constitución del comité organizador de la cooperativa; 2. Constitución legal de la
cooperativa; 3. Adquisición del terreno en donde emplazar el proyecto habitacional; 4.
Concurso y adjudicación del proyecto habitacional; 5. Obtención del crédito para construir el
proyecto habitacional64; 6. Concurso y adjudicación de la construcción del proyecto
habitacional; 7. Construcción del proyecto; 8. Inscripción en el Conservador de Bienes Raíces,
tramitación de condiciones de crédito hipotecario a los socios, adjudicación, escrituración y

60
Valdebenito 2011, 2014.
61
Uno de los miembros de la directiva de esta organización multi-gremial, era un experto internacional en el campo
de las cooperativas, que ya en la década de los 70 había asesorado la conformación de una cooperativa de viviendas
cerrada, orientada a los profesores universitarios de la región de Valparaíso, y la cristalización de su proyecto
habitacional. La multi-gremial, conociendo de sus competencias, le encarga la conformación de la primera
cooperativa de vivienda cerrada para sus colegiados. El nombre de esta primera cooperativa, Arco Iris, evocaba el
pluralismo político de las organizaciones que conformaban la Asamblea de la Civilidad.
62
Riquelme, 2012.
63
Si bien, originalmente se pensó en un solo proyecto habitacional, la cooperativa de vivienda cerrada Arco Iris,
la cristalización exitosa de ésta, que ya se observa en la adquisición al Estado de Chile de un terreno de su
propiedad, anexo al Hospital de Viña del Mar, en los inicios de la década de los noventa en un contexto de gobierno
democrático post dictadura cívico-militar, produjo una expansión de la demanda por este modo cooperativo de
resolver el problema de acceso a la vivienda en propiedad, por parte de profesionales y técnicos de estratos medios,
que no lograron un cupo en la primera iniciativa. Este mismo proceso se desencadenó en los siguientes siete
proyectos cooperativos.
64
La garantía para acceder a este crédito de enlace en el sistema financiero convencional, es el terreno adquirido
por la cooperativa para construir el proyecto habitacional y, desde luego, la solvencia económica-financiera de sus
socios.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 13

entrega de los departamentos a los socios y 9. Constitución de la Comunidad de


Copropietarios65.

Las ocho cooperativas en estudio construyeron en conjunto, entre 1992 y 2002, 1.258 viviendas
en edificios de departamentos, 176 mil m2 cuadrados de superficie y una inversión de
aproximadamente 3 millones de U.F.66 (cuadro 1)

Cuadro 1
Cooperativas según año de construcción, metros cuadrados construidos,
monto de inversión y localización

Monto Clúster Clúster


Años Número Unidad
Superficie Barrio / 1992 2002
Cooperativa
Construida (m2) Inversión Sector
Construcción Viviendas Vecinal
(UF)
Arco Iris 1992-1994 254 32.064 419.760 18 Plan 3 2
Parques de Toledo 1996-1998 122 18.400 287.508 1 Recreo 3 5
Lago Calafquén 1996-1998 250 33.802 594.490 12 Recreo 1 6
Arvense 1997-1998 33 5.097 99.297 15 Plan 3 2
Los Lagos 1997-1998 61 7.596 159.082 18 Plan 3 2
Jardines de Bahía 1997-1999 59 9.300 168.754 114 Recreo 3 2
Mallen 1997-2000 445 65.000 1.217.565 67 Miraflores 2 6
Abancay 2001-2002 34 4.700 90.000 8 Recreo 3 5
Viña del Mar 1992-2002 1.258 175.959 3.036.456
Fuente: Elaboración propia.

El número de departamentos construidos representaron el 10 por ciento del total construido en


el período. Proyectos residenciales que se localizaron en tres de los doce barrios que conforman
la ciudad (cuadro 2 y figura 1).

Cuadro 2
Barrios según localización de cooperativas de viviendas cerradas

N Departamentos N Departamentos % Departamento

Área de Estimación Unidad Vecinal Cooperativas Total Cooperativas / Total

1992-2002 1992-2002 1992-2002


Recreo 1, 8, 12 y 114 465 1.618 28,7
Miraflores 67 445 445 100,0
Plan 15 y 18 348 2.247 15,5
Viña del Mar 1.258 12.637 10,0
Fuente: Elaboración propia.

65
Las cooperativas de viviendas cerradas, una vez adjudicado los departamentos y definido el reglamento de
copropiedad, se disuelven. Los propietarios conforman una comunidad regida por la Ley 19.537 de Copropiedad
Inmobiliaria.
66
La unidad de fomento (UF) es una unidad de cuenta usada en Chile, reajustable de acuerdo con la inflación. Fue
creada durante el gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva mediante el decreto 40 del 20 de enero de 1967,
del Ministerio de Hacienda. Su finalidad original era la revalorización de los ahorros de acuerdo con las
variaciones de la inflación, permitiendo que el dinero ahorrado en bancos y cajas mantuvieran su poder adquisitivo.
Posteriormente, su uso se extendió al sistema crediticio. El monto en comento, a junio de 2018, equivale a 111
millones de euros, aproximadamente.
14 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

Las estadísticas oficiales, correspondientes a los censos de población y viviendas, informan que
el parque de viviendas particulares permanentes de Viña del Mar, en la última década del siglo
XX, a diferencia de lo observado en la población, se incrementó significativamente67.

El casi cero crecimiento poblacional, además de tener como antecedente una ralentización de
su dinámica demográfica vegetativa, propia del proceso de transición demográfica avanzada
observado en la ciudad68, informa de un balance negativo en la movilidad residencial de Viña
del Mar, nacional e/o internacional69.

Los datos reseñados, desagregados a escala de los barrios de la ciudad, nos informan de los
modos que se han experimentado en Viña del Mar, desde los diversos agentes, públicos,
privados y de la sociedad civil, para acoger las demandas residenciales producidas en la década
intercensal en estudio.

Por una parte, un modo extensivo que incrementa la superficie habitable en la comuna, aunque
en muchas ocasiones alejada de la norma urbanística, como una forma de acoger la movilidad
residencial, intra e intercomunal, que tiene como destino uno u otro barrio de la ciudad de Viña
del Mar. Lo emblemático de esta situación es la reproducción de modos análogos en barrios
cuyos residentes se diferencian significativamente en su capital económico, cultural y/o social
disponible.

Si bien la forma extensiva de construir la ciudad ha sido producida de manera irregular y


regular, por los habitantes más pobres de la ciudad y por el sector inmobiliario privado orientado
al mercado residencial de la población de ingresos más altos, respectivamente, el modo de más
alta prevalencia e incidencia en la década en estudio ha sido la densificación habitacional.
Modalidad en la que se inscribe la práctica urbanística residencial de las cooperativas de
vivienda cerradas.

En el caso de los proyectos inmobiliarios privados, la cristalización de este crecimiento urbano


intensivo ha respondido a una arquitectura de la cabida que privilegia la rentabilidad económica
privada por sobre una rentabilidad social que cautele una relación amigable con los valores
socio-urbanísticos-residenciales tradicionales de los barrios de la ciudad en que se asientan y la
calidad de vida de sus habitantes, incluso pasando a llevar atributos originalmente valorados en
sus propias ofertas residenciales. Alta densificación, disminución significativa de las áreas
verdes funcionales, pérdidas de unidades de paisaje, segregación socioeconómica, son algunas
de las expresiones conflictivas de esta tendencia observada en la actuación inmobiliaria privada
en el período.

Si bien en un contexto de economía urbana, la intensidad de utilización del suelo es


teóricamente una respuesta asertiva, por lo que significa en términos de aprovechar la
infraestructura existente en áreas consolidadas, cuando este modo de producción de la ciudad
no hace posible la generación y sustentación de una vida social, cultural y económica valiosa
aparece inapropiada.

67
Mientras la tasa anual de crecimiento del parque residencial de departamentos a escala de la ciudad fue de
1,19, la tasa de crecimiento poblacional fue de 0,05.
68
Mientras el índice de dependencia de niños y niñas se reduce significativamente (de 40,9 a 32,6), el índice de
dependencia de adulto mayores se incrementa (de 12,8 a 16,7).
69
El 14,1 por ciento de los residentes permanentes registrados en Viña del Mar el año 2002, habían llegado a
residir a la ciudad sólo en los últimos 5 años.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 15

En el caso de las cooperativas de vivienda cerradas en estudio, si bien no se desprenden de las


normas urbanísticas, económicas y financieras capitalistas vigentes70, de modo de hacer viable
el proyecto sin afectar la diversidad socioeconómica de sus socios, logran configurar un matiz
socio-urbanístico-residencial más bondadoso.

Otro dato significativo en el período, a este respecto, es el desplazamiento de la intervención


inmobiliaria residencial desde la zona sur71, experimentada en la década de los ochenta, hacia
la zona norte, en una escala que se refleja de manera inequívoca en las estadísticas oficiales72.

Aunque estas mismas cifras, reflejan el significativo incremento del parque habitacional en
barrios emplazados en el centro y en el sur de la ciudad, que se pensaban en el imaginario
técnico-político y académico como áreas consolidadas a comienzos de la década de los 90 del
siglo pasado, entre éstos, Recreo y Plan, que junto a Miraflores son los barrios en donde se
concentran las prácticas urbanísticas de las cooperativas cerradas de viviendas cerradas en
estudio.

Si bien las cooperativas cerradas de viviendas comparten con las empresas inmobiliarias
privadas la densificación de predios como estrategia urbanística residencial, se diferencian en
su localización y modos de cristalización, como correlato de su diversa intencionalidad social73.
El modo privilegiado, aunque no exclusivo, por la agencia inmobiliaria privada, es la
densificación de predios edificados, destrucción creativa que, a través de la fusión predial,
modifica el patrón de ocupación original, de viviendas unifamiliares a edificios de
departamento. El modo exclusivo adoptado por las cooperativas cerradas de viviendas, es la
densificación de predios vacantes o remanentes, no objeto antes de intervención ni por el Estado
ni por los agentes inmobiliarios privados, por la baja rentabilidad económica asociada a su uso.

La estrategia de densificación de predios edificados, se localiza principalmente en el Plan de la


ciudad y en el barrio Recreo. Esta estrategia busca incrementar el porcentaje de edificación a
través de la fusión predial, modificando sustancialmente los patrones de ocupación urbana
preexistente. El reconocimiento del impacto negativo de esta práctica urbana en barrios
tradicionales y poco flexibles para acoger cambios radicales en su patrón de ocupación, como
son los sectores de Recreo y Plan, llevó al ayuntamiento de Viña del Mar a proponer y aprobar,
en la primera década del siglo XXI, Planos Seccionales que limitan este patrón de densificación
intensiva.

70
El financiamiento de estos proyectos, se realiza bajo las normas regulares del sistema financiero chileno, aunque
la negociación colectiva acometida por cada cooperativa cerrada de vivienda, ha permitido conseguir tasas de
interés en los créditos hipotecarios significativamente más bajas a las vigentes en el mercado.
71
Se utiliza en esta distinción las categorías del Plan Regulador Comunal vigente que dividió los 12 sectores de la
ciudad en tres zonas, a saber: i. Norte (Reñaca Bajo, Reñaca Alto y Gómez Carreño); ii. Centro (Achupallas,
Miraflores, Santa Inés, Plan y Oriente) y iii. Sur (Recreo, Nueva Aurora, Forestal y Chorrillos).
72
El 42,7 por ciento de las viviendas recepcionadas por la D.O.M., en el período en estudio, se localizan en la zona
norte de la ciudad; el 40,9 por ciento en la zona centro (básicamente en los sectores Plan y Achupallas) y el 16,4
por ciento en la zona sur (concentrándose casi exclusivamente en el sector de Recreo).
73
El poner énfasis en “el período en estudio”, es porque los agentes inmobiliarios y financieros privados al ver el
éxito de estas iniciativas cooperativas, adaptaron su oferta, tanto en términos de procedimiento (se incrementa la
venta “en verde”, se reducen intereses, se disminuye el monto del aporte propio -del 25 al 10 por ciento del costo
de la propiedad-, se extiende el plazo para enterar el aporte propio a todo el proceso de construcción -incluso se
da acceso a financiamiento bancario del aporte propio, a través de un crédito complementario de consumo no
inmobiliario-, como de localización, ampliando su oferta orientada a estratos altos y medio-alto hacia barrios del
sur de la ciudad de tradicional estratificación media-baja y baja.
16 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

En la estrategia de densificación de predios no edificados, dos modalidades predominan y, son


experimentadas por las cooperativas de vivienda cerradas, exclusiva una y compartida con la
agencia inmobiliaria privada la otra, a saber: i. La urbanización de predios de topografía
irregular, sobre tres hectáreas aptas para el emplazamiento de edificios de 10 pisos con un
metraje de 6 mil m2, emplazados en faldeos de cerros de pendiente elevada que en épocas
pasadas no eran apetecibles por sus altos costos de urbanización. Las soluciones habitacionales,
casas y departamentos, se orientan a una demanda diversa socioeconómicamente y se localizan
privilegiadamente en barrios de la zona sur y norte de la ciudad, a saber, Recreo74, Achupallas75,
Gómez Carreño76 y Reñaca Alto77 y ii. La construcción de edificios que superan los 14 mil m2,
hasta 25 pisos de altura, los que se emplazan privilegiadamente en predios de 8 mil m2 y de
abrupta topografía, a saber: Camino del Alto en el sector de Reñaca Bajo (4000 UF), en
Miraflores Alto78 y en Plan-Oriente79.

El crecimiento regular, tanto en expansión como en densificación, ha involucrado un proceso


de construcción de la ciudad bajo el principio de la fragmentación, en donde el negocio
inmobiliario es el que prevalece en la definición de las nuevas homogeneidades de la ciudad.
Este predominio de los agentes inmobiliario-financieros, ha provocado un significativo cambio
en la imagen e identidad urbana de Viña del Mar e incluso ha operado como un expulsor de
habitantes de ciertos barrios residenciales tradicionales, mediante incentivos económicos, alto
valor del suelo, y desincentivos urbanos, intensa densificación. Lo sucedido en el centro
histórico de la ciudad, en las unidades vecinales que conforman la Población Vergara en el Plan,
sirve para graficar el desalojo de los residentes tradicionales en favor de las actividades de
comercio, de servicios y de proyectos inmobiliarios en altura orientados a hogares, permanentes
y de segunda residencia, de estratificación socio-económica medio-alto y alto y de estructura
predominantemente nuclear incompleto y unipersonal.

Lo expresado respecto de los residentes tradicionales pertenecientes a los quintiles de más altos
ingresos, se hace más agudo cuando nos focalizamos en los residentes de estratos
socioeconómico medios, cuyo desalojo no se expresa espacialmente como una segregación
dentro de los límites comunales, como acontece con los grupos poblacionales más favorecidos
y desfavorecidos socioeconómicamente, sino como una expulsión del territorio comunal, ante
la imposibilidad de cristalizar en ella su residencia, dado el alto valor del suelo disponible, la
falta de financiamiento público y privado y, consecuentemente, a la falta de proyectos
inmobiliarios orientado a este segmento de la demanda residencial.

Las matrices factoriales obtenidas para describir la diferenciación social del espacio residencial,
tanto para el año 1992 como para el año 2002, ante y post intervención de las cooperativas
cerradas de viviendas, distinguieron cuatro componentes que en conjunto explicaban

74
Aquí se concentran 4 de los 7 proyectos cooperativos implementados en el Período y corresponden a las
Cooperativas Parque de Toledo (1996-1998), Arvence (1997-1998), Lago Calafquen (1996-1998) y Abancay
(2001-2002). Precio promedio de la vivienda: 2500 UF.
75
Se construyen principalmente viviendas de un piso en predios de 60 a 100 m2, orientado hacia una demanda de
entre 500 y 1000 U.F.
76
Departamentos en edificios con u costo promedio de 2500 UF.
77
Viviendas unifamiliares en predios de 60 a 100 m2 con valores de venta entre 600 y 800 U.F.
78
Corresponde a una intervención urbanística, ejecutada entre 1997 y 2000, por la Cooperativa Mallén, orientado
a una demanda entre 2000 y 2500 U.F.
79
En este caso corresponde a dos proyectos cooperativos, Arco Iris (1992-1994) y Los Lagos (1997-1998),
orientado a una demanda entre 2000 y 2500 U.F.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 17

aproximadamente el 80 por ciento de la varianza80, lo que se consideró a partir de estudios


similares, como una solución apropiada a los fines de la presente investigación. Los
componentes en comento eran, estratificación socioeconómica81, estructura y dinámica
demográfica82, consolidación habitacional83 y posición en la relación laboral84. Siendo el factor
socioeconómico, el que más varianza explicaba en ambos años. En cuanto a las áreas
sociodemográficas homogéneas configuradas, en función de la solución factorial alcanzada en
cada año, las 138 unidades vecinales de 1992 y las 148 unidades vecinales de 2002,
conformaron siete y seis clúster, respectivamente.

Los resultados del análisis multivariado realizado, estadístico y espacial, nos permiten afirmar
que las transformaciones urbanísticas, socioeconómicas y demográficas en la ciudad reseñadas,
han modificado la estructura socio-residencial de la ciudad, aunque no radicalmente, lo que se
evidencia en continuidades y rupturas de homogeneidades entre sus unidades vecinales, de
acuerdo a sus características socioeconómicas y/o demográficas y/o de consolidación
habitacional (figura 2).

80
El año 1992, la solución factorial obtenida, explicaba el 81,2 por ciento y, el 2002, el 80,6 por ciento de la
varianza registrada.
81
Compuesto, el año 1992, por 13 indicadores, que explicaban el 37,3 por ciento de la varianza observada, a saber:
porcentaje de población de 15 años y más desocupados; porcentaje de población de 15 años y más sin estudios;
con estudios básicos y con estudios superiores; porcentaje de población estratificada socioeconómicamente como
nivel bajo, nivel medio bajo, nivel medio y nivel alto; porcentaje de mujeres en la fuerza de trabajo ocupada;
porcentaje de mujeres menores de 24 años con hijos; porcentaje de población que no nació en la comuna;
porcentaje de la población que llego a residir a la comuna en los últimos 5 años; porcentaje de viviendas no
permanentes, sin alcantarillado, sin ducha. El año 2002, este componente explica el 28,8 por ciento de la varianza
y está compuesto por 11 indicadores. En relación a lo registrado el año 1992, en este componente de estratificación
socioeconómica no aparecen integrados indicadores relacionados con la vivienda.
82
Este componente, el año 1992, explica el 21,1 por ciento de la varianza y está compuesto por 5 indicadores, a
saber: índice de dependencia de mayores de 64 años, de menores de 15 años; porcentaje de hogares familiares,
hogares unipersonales; porcentaje de mujeres que realizan quehaceres en su hogar. El año 2002, este factor explica
el 18,3 por ciento de la varianza observada y está conformado por los mismos 5 indicadores.
83
El año 1992, explica el 9,7 por ciento de la varianza registrada y está compuesto por 3 indicadores, a saber:
porcentaje de viviendas sin ducha, sin disponibilidad de alcantarillado, sin disponibilidad de agua potable. Este
factor, el año 2002, explica el 18,5 por ciento de la varianza y está compuesto por cuatro indicadores, los mismos
de 1992 a los que se le suma el indicador porcentaje de viviendas no permanentes.
84
Este componente, que es una extensión del componente estratificación socioeconómica, desde una distinción de
clase social, el año 1992, explica el 13,2 por ciento de la varianza observada y está compuesta por 4 indicadores,
a saber: Porcentaje de población de 15 años en la fuerza de trabajo asalariada; porcentaje de población de 15 años
y más en la fuerza de trabajo empresaria o patrón; porcentaje de población de 15 años y más desocupada; porcentaje
de mujeres en la fuerza de trabajo ocupada. El año 2002, este factor explica el 14,9 por ciento de la varianza
observada y está compuesto también por cuatro indicadores, los que se repiten en relación a lo registrado el año
1992 son el porcentaje de la población de 15 años y más asalariada y el porcentaje de población de 15 años y más
empresario o patrón. Los que se agregan son los indicadores de población de quince años y más ocupada, cuya
ocupación los estratifica como de nivel alto o de nivel medio-bajo.
18 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

Figura 2.
Unidad vecinal según clúster socioeconómico y demográfico / 1992-2002

156
156

162
162

152
152
105
105

153
124 153
124

116 137 116 137


142 142
101 101
100 100

99 146 99 146
118 102 118 102
98 135 98 135
97 95 134 95
97 134
94 94
157 157
96 96
93 143 103 104 93 143 103
136 136 104
88 88
92 92
84 149 149
84
161 61 161
85 61 85
64 89 160 64 89 160
62 140 62 140
130 130
83 90 83 90
60 60
82 141 82 141
59 81 59 81
56 80 86 56 80 86
57 63 57 63
79 79
77 77

78 55 78
55
147 58 147
58
115 115 87
87 155
155
13 67 68 133 13 67 68 133

14 158 14 158
66 69 66 69 73 138
17 73 138 9 17
9 70 15 70
15 131 131
16 16
8 71 8 114 71 123
114 32 33 18 123 74 91 32 33 18 65 74 91
1 22 65 1 22
10 10 19 34 132
19 34 132
44 44
11 11 23
23 2 12 119 35 45
2 12 119 35 45 72 42 43 72 75
21 42 43 51 75 21 51
54 3 5 7 54
3 5 7 20 41
20 41
36 46 151
36 46 151 24 40 76
24 40 76 4 47
4 47 52
52 125 38 53
125 38 53 154 37
154 37 25 28 31
25 28 31 27 29 39 48
27 29 39 48 49
49
126 50 159
126 50 159 26 139
26 139 30 129
30 129 127
127
128 113
128 113

121
121

150
150

1992 2002
Cluster 1 Cluster 5 Cluster 1 Cluster 4
Cluste 3 Cluster 6 Cluster 2 Cluster 5
Clúster 4 Cluster 7 Cluster 2 Cluster 3 Cluster 6

Fuente: Elaboración propia. Información censal procesada a través de REDATAM R*, SPSS y ArcGIS 9.0

La deriva socioeconómica y demográfica de las unidades vecinales en donde se localizan las


cooperativas de viviendas cerradas en estudio, como correlato de los proyectos inmobiliarios
construidos en el período, se ve también reflejado en la continuidad o ruptura, en relación a la
configuración de 1992, en las áreas sociales homogéneas que conforma el año 2002 (cuadro 3).

Cuadro 3.
Cooperativas según unidad vecinal, barrio y clúster / 1992-2002

Unidad
Cooperativa Barrio / Sector Clúster 1992 Clúster 2002
Vecinal
Arco Iris 18 Plan 3 2
Parques de Toledo 1 Recreo 3 5
Lago Calafquén 12 Recreo 1 6
Arvense 15 Plan 3 2
Los Lagos 18 Plan 3 2
Jardines de Bahía 114 Recreo 3 2
Mallen 67 Miraflores 2 6
Abancay 8 Recreo 3 5
Fuente: Elaboración propia.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 19

En términos socioeconómicos y demográficos, lo cambios más significativos se observan en


las unidades vecinales que alojaron a las cooperativas Parques de Toledo, Lago Calafquén y
Abancay. En el caso de las unidades vecinales 1 y 8 de Recreo, su deriva es desde un clúster
en donde predominan los grupos socioeconómicos medio y medio-alto (clúster 3 de 1992 y 2
de 2002) a un clúster en donde predominan los hogares de estrato medio-alto y alto (clúster 6
de 1992 y 5 de 2002). En el caso de la unidad vecinal 12 de Recreo, la deriva va desde un
clúster en donde predominan los hogares de estrato medio-bajo y bajo (clúster 1 de 1992 y
2002) a otro en donde predomina los hogares de estrato medio y medio-bajo (clúster 6 de 2002).

En el caso de las cooperativas Arco Iris, Arvense y Los Lagos en el Plan, se mantienen en un
clúster de unidades vecinales que se caracterizan socioeconómicamente, tanto en 1992 como
en 2002, por registrar más alta prevalencia de hogares de estrato medio y medio-alto (clúster 3
de 1992 y 2 de 2002). La unidad vecinal 67 de Miraflores, en donde se emplaza la cooperativa
Mallén, tampoco ve variar significativamente su homogeneidad en términos socioeconómico,
conformando un clúster que se caracteriza por contener una más alta prevalencia de población
estratificada socioeconómicamente como media y media-baja (clúster 2 en 1992 y 6 en 2002).

Las cooperativas de viviendas cerrada, si bien no se diferencian significativamente de los otros


agentes inmobiliarios en el artefacto urbanístico adoptado en la cristalización de las prácticas
de densificación residencial, cual es, el condominio cerrado, si lo hicieron, como se reseñaba,
en su localización, en el tipo de suelo ocupado y, sobre todo, en la composición socioeconómica
de su población objetivo y en la participación de éstos en sus decisiones más estructurales.

Si a ello, sumamos su concentración en solo siete de las aproximadamente ciento cincuenta


unidades vecinales en que se estructura espacialmente la ciudad, podemos afirmar
fundadamente que la intervención de las cooperativas de vivienda cerrada entre 1992 y 2002,
que representó alrededor del 10 por ciento de la edificación habitacionales formal, ha dejado
una huella en la geografía humana de la ciudad y, en especial, en las unidades vecinales y
barrios en donde se localizaron, logrando al menos contener el éxodo de su población de estratos
socioeconómicos medios, sino promover su atracción, erigiéndose en una alternativa para hacer
posible la residencia en la ciudad de estos grupos.

Esta estrategia compartida, ha contribuido a la reducción de la segregación residencial de tipo


socioeconómica de gran escala, observada desde la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros
días, lo que si bien no asegura, si incrementa la posibilidad de interacción entre grupos
socioeconómicamente diversos en los espacios públicos más cotidianos. Lo dicho, se refuerza
aún más al focalizar el análisis en los barrios y las unidades vecinales así intervenidas y, aún
más, en aquellas intervenidas por las cooperativas.

Esta alternativa social de gestión inmobiliaria, perdió fuerza y vigor en la primera década del
siglo XXI, como correlato de la asimilación por parte de los agentes del mercado inmobiliario
privado, para su aprovechamiento privado, tanto de las condiciones de uso social de las reglas
del juego urbanístico vigentes que realizaron las cooperativas de vivienda cerrada, como de las
nuevas reglas e intervenciones urbanísticas realizadas por el Estado. Generación de nuevo suelo
vacante y de nuevas condiciones de uso residencial en éstos, generación de oferta inmobiliaria
residencial por la agencia privada y flexibilización, por parte de la banca privada, de sus
políticas de otorgamiento de créditos hipotecarios, orientadas a estratos socioeconómicos
medios, se encuentran entre las señas de esta asimilación.
20 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

Discusión y propuestas

¿Es posible, en América Latina, evitar o amortiguar los efectos socialmente negativos asociados
a las transformaciones urbanas producidas en el marco de las actuales reglas de la ciudad
neoliberal? A mi juicio, como toda construcción social, esta travesía es posible y así lo
demuestran estas experiencias de cooperativas de vivienda cerradas, protagonizadas por grupos
poblacionales estratificados socioeconómicamente como medios, así como las “tomas
silenciosas” protagonizadas por grupos poblacionales más desventajados
socioeconómicamente. Cosa distinta es, si estas experiencias podrían ser leídas como huellas
de la sociedad post-capitalista por construir.

El punto nodal es a quién le corresponde y de que herramientas dispone para decidir: i. Si la


transformación de nuestras ciudades es necesaria; ii. Si así lo fuera, decidir si producen o no
externalidades negativas y iii. Si se decide que producen “males” para la vida urbana, qué
medidas serían las apropiadas para evitarlas o amortiguarlas.

En el caso de estudio, la ciudad de Viña del Mar una de las de mayor tamaño poblacional de
Chile y de las más aventajadas socioeconómicamente, un agente protagónico a este respecto ha
sido y es el Estado, en sus diversas escalas de preocupación y ocupación, por cuanto le
corresponde por Ley, decidir sobre la generación de las reglas del juego socio-espacial urbano,
que se materializan en leyes de alcance nacional, metropolitano y local; y, dispone, también por
Ley, del poder para elaborar y gestionar, los instrumentos de planificación y regulación urbana.

Un campo de actuación Estatal, de estructural relevancia a este respecto, es el proceso de


elaboración de estas reglas del juego, que asegure la comprensión de lo existente y lo propuesto,
la generación de posiciones y la formulación de proposiciones técnicas, por parte de todo los
actores involucrados, en especial de aquellos de menores capitales para incidir en esta fase de
diseño normativo y, complementariamente, formas legitimadas socialmente de resolver los
conflictos entre intereses potencialmente divergentes, considerando que el Estado es el vigilante
del bien común.

En sociedades neoliberales como la nuestra, este poder de decisión, desde luego, no está
exclusivamente concentrada en el Estado y se distribuye de manera desigual entre actores
privados, básicamente agentes urbanos ligados al campo inmobiliario-financiero, y de la
sociedad civil.

El Estado, en vista de responder a la radical complejidad contenida en su responsabilidad social


de planificar y regular la ciudad para su desarrollo, debe necesariamente incrementar su
complejidad. Incremento que se materializa en recursos humanos, recursos técnicos e
institucionalidad.

Lamentablemente, tomando como ejemplo solo el nivel local de planificación y regulación del
desarrollo urbano, tanto las unidades profesionales como las instancias sociopolíticas, con
autoridad de encarnar esta responsabilidad, están disciplinariamente reducidas. Ello, trae como
correlato, una simplificación de la realidad y una hegemonía de la lectura económica más
tradicional. Así configurado, el campo de la planificación y de la regulación urbana, es fértil a
los intereses de agentes urbanos privados, y entre éstos a los ligados a la actividad inmobiliaria-
financiera.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 21

Si en el campo del diseño normativo, dado el escenario ilustrado en los párrafos precedentes, el
Estado está en deuda, más aún lo está en el campo de la gestión estratégica de la norma, de
modo que asegure que su cristalización no sólo sea coherente con su letra sino,
fundamentalmente, con su espíritu.

Las comunidades, en la escala local de su preocupación y ocupación en relación a los


fenómenos que se desencadenan en estos procesos de transformación urbana, desde luego
tienen la competencia así como el potencial de incrementar significativamente su poder para
participar, tanto en el diseño como en la implementación de éstos, de modo que no
necesariamente impliquen gentrificación, segregación, fragmentación y/o exclusión social, o
que, al menos, aminoren significativamente los impactos que son leídos como negativos.

Sin embargo, de manera recurrente, las acciones de la comunidad local ante estos fenómenos
de y en la ciudad neoliberal, acontece, en modo reactivo, cuando los hechos están ya
consumados o en un avance importante de consumación, lo que hace que los alcances de estas
acciones sean irrelevantes a la luz de las pretensiones de sus protagonistas.

Que explica ello, desde luego el carácter de actores y no de agentes urbanos de parte importante
de las comunidades locales. Asociado a ello, la falta de convicción, individual y colectiva, de
su potencial, en sistemas democráticos representativos, de construir poder, es decir, de
transformarse de actores a agentes, principalmente aquellas comunidades locales que están en
una posición más desventajada en la distribución de capitales, social, cultural y/o económico.

¿Quién tiene la responsabilidad de revertir la situación descrita, promoviendo y facilitando este


necesario proceso de trasformación sociocultural? A mi juicio, de manera protagónica, de
acuerdo a la argumentación sostenida, es el Estado, en sus diversas escalas de manifestación.

El más significativo, a mi juicio, espacio de disputa de significación urbana, es el de la


normativa. A pesar de que las reglas generales obligan al Estado a promover la participación
ciudadana en estos procesos de planificación y regulación urbana, éstos, hoy en día, son
marginales en extensión y en densidad social.

Si bien, las formas representativas de participación, dado nuestro sistema político-institucional,


deben seguir promoviéndose, a la luz de sus resultados, son claramente insuficientes. Ello, trae
como correlato la necesidad de buscar y/o recrear nuevos modos de participación ciudadana, en
concordancia con la promoción de nuevas formas de analizar, representar y difundir las
propuestas públicas de regulación contenidas en los instrumentos de planificación.

El Estado, sigue planificando bajo una matriz ingenua, tradicional, que cree que sólo él planifica
y que esta planificación es exclusivamente normativa. Ello, implica desconocer, lo que es
injustificable a estas alturas, que otros agentes urbanos, principalmente del sector privado,
diseñan normativa y elaboran estrategias, para construir su viabilidad, en función de sus
particulares intereses.

Los resultados preliminares de la investigación en curso, nos permiten sostener que los procesos
de renovación urbana han cristalizado de manera diferenciada, aunque dialécticamente
relacionadas, en las ciudades que conforman el área metropolitana de Valparaíso, teniendo
como antecedente significativo sus igualmente diferenciadas, aunque, como decía, conectadas,
trayectorias urbanas. Incorporando en este constructo, no solo su manifestación material, a
saber, estructura y dinámica poblacional, infraestructura, equipamiento e institucionalidad
22 Las ciencias sociales y la edificación de una sociedad post-capitalista

urbana, sino también, y, sobre todo, su manifestación inmaterial, significaciones,


representaciones e imaginarios urbanos.

En el caso de Viña del Mar, a la espera de disponer los resultados del censo abreviado de 2017
para mostrar evidencias de la última década, los procesos de renovación urbana, que se han
desencadenado en los últimos veinticinco años, como los encarnados por los proyectos
cooperativos, no han implicado recurrentemente procesos de gentrificación, segregación y/o
exclusión, desde las matrices tradicionales de distinción de este fenómeno.

En la década de los noventa del siglo pasado, los datos estadísticos que nos informan sobre
procesos de movilidad de grupos poblacionales estratificados socioeconómicamente como
medio-bajo y bajo, desde las áreas centrales de la ciudad hacia otras con menos atributos
urbanos, asociados al constructo “desalojo”, no se evidencian. La trayectoria urbana de Viña
del Mar, nos informa que este proceso de desalojo del centro, ya había acontecido, cuando se
observaron en la ciudad los primeros atisbos de la emergencia de esta nueva fase del desarrollo
capitalista, a través de la pérdida de fuerza de su actividad industrial.

Sin desmedro de lo dicho, si la atención se concentra en las áreas peri-centrales de la ciudad, se


observan, aunque a menor escala que en otras ciudades, procesos de movilidad residencial,
desalojo o inducción, de antiguos residente, como correlatos de cambios urbanísticos y
sociodemográficos, desencadenados por la normativa regulatoria vigente, y que impactan
negativa o positivamente, dependiendo del actor o agente involucrado, en el costo de la
propiedad y de la vida cotidiana de estos barrios. Refiero aquí a las áreas residenciales aledañas
al Par Vial Álvarez-Viana, a los barrios Recreo, Agua Santa y Santa Inés, entre los más
significativos.

No deja de ser interesante, que el objetivo de las autoridades públicas, traducido en normativa,
de promover la ciudad como un centro de servicios metropolitanos, entre otros, de turismo, ha
venido acompañada de procesos de fragmentación funcional y, desde luego, de segregación
social, que afectan significativamente sus formas de vida posibles.

Las reformas urbanas no producen necesariamente externalidades negativas. Desde luego,


compartiremos que no es algo negativo mejorar las condiciones de vida de un barrio, mejorando
sus infraestructuras y sus equipamientos. Estos mejoramientos se vuelven en algo no deseado
cuando sus destinatarios exclusivos pertenecen a la población estratificada
socioeconómicamente como más aventajada y se transforma en un elemento más de
especulación.

Por ejemplo, el hundimiento del tren en su paso por el centro de la ciudad, tenía como
fundamento público la integración urbanística de la zona sur de Viña del Mar con el resto de la
ciudad, así como, a través de la normativa urbana, generar las condiciones para rehabilitar y
renovar la zona oriente del centro de la ciudad, significativamente deteriorada urbanísticamente
y crecientemente despoblada residencialmente. Pero, ¿quién se ha llevado el plus valor asociado
a estas intervenciones y normativas urbanas de carácter público? Claramente no ha sido la
sociedad viñamarina. En este caso, la gentrificación opera no como un desalojo de la población
residente, más desfavorecida socioeconómicamente, sino como una exclusión explícita, de
estos grupos poblacionales, a ocupar residencialmente estas áreas de la ciudad, rehabilitadas
urbanamente por la acción del Estado.
De actores a agentes en la ciudad neoliberal periférica. La huella de las cooperativas de viviendas… 23

Lo que está a la base de los fenómenos de segregación y fragmentación socio-espacial, es la


renta privada del suelo, es decir, la posibilidad de especular en vistas de incrementar esa renta,
en función de las intervenciones urbanísticas y sociales que allí se localicen.

En la sociedad post-capitalista a construir, el suelo deberá ser reconocido como un bien público,
controlando la especulación y acumulación privada del valor de éste, como condición sine qua
non para que los procesos de mejora y de renovación urbana no conlleven necesariamente ni el
desalojo ni una barrera de entrada a los residentes de la ciudad más desfavorecidos
socioeconómicamente.

Un precepto fundamental en esta posible sociedad post capitalista a construir, es que ningún
privado podrá apropiarse de las plusvalías generadas en la ciudad, si este incremento se explica
en función de la intervención pública, ya sea de carácter normativo o de obras urbanísticas
ejecutadas. Las propuestas de impuesto a este plusvalor, es una medida socialmente apropiada
y que se encamina en el sentido de la superación de este modo capitalista, segregado y
socialmente excluyente de concepción de la ciudad.

La actuación de pequeñas asociaciones inmobiliario-residenciales como las cooperativas


cerradas de vivienda analizadas, como contrapunto a la actuación de las grandes empresas
inmobiliarias, de acuerdo a lo analizado, se constituye en una opción no solo socialmente
apropiada y necesaria sino posible.

Para que sea viable todo lo que se ha referido, se requiere de un Estado que planifica compleja
y estratégicamente y no se conforma con una planificación reducida al diseño normativo
tradicional. Exigencia institucional que, aún hoy, se configura como una utopía, mientras la
distopía asociada a la gentrificación, la segregación y la exclusión socio-espacial se materializa
incrementalmente.

Agradecimiento: Se agradece el apoyo a la realización de esta investigación a CONICYT a


través del proyecto FONDECYT No 11160747.

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