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Polis, 40 | 2015
¿Qué significa Buen Vivir en los asentamientos irregulares de América Latina? 3
4 Bien sea que se le denomine favela(Caldeira, 2007), slum (Davis, 2006), ciudad
informal(Piñon, 2001), urbanización marginal(Busquets y Grau, 1999),o producción social del
hábitat(Romero & Mesías, 2004);losasentamientos irregulares ocurren “cuando los procesos
de adquisición de los predios no son adjudicados de manera legal o reconocidos por alguna
instancia de gobierno, es decir, su adquisición es vía un mecanismo extralegal como la invasión
de predios cuyo propietario es otro particular o el gobierno o cuya venta de los predios no
se da en un marco jurídico legal reconocido por una instancia de gobierno”(Bolívar Espinoza
& Caloca Osorio, 2012). Se caracterizan por ser áreas extensas de vivienda que adolecen de
infraestructura pública como plazas, calles, andenes y edificios institucionales. Por décadas
muchos arquitectos han evitado intervenir en esta ‘otra ciudad’, pues al no ser diseñada no se
la consideran de su dominio. Sin embargo, el crecimiento desbordado de los asentamientos
irregulares obliga hoy a que tanto arquitectos como urbanistas y gobierno piensen en formas
viables y apropiadas de actuar en ella. El arquitecto debe asumir la responsabilidad por la
totalidad de lo construido sostiene Diez (2010), lo cual incluye la arquitectura comercial y el
urbanismo que se desarrolla sin él. Le corresponde a la arquitectura, como disciplina al servicio
del hombre, atender la ciudad en su totalidad si lo que se quiere son ciudades más amables,
más vivibles y más sostenibles. Al revisar la literatura acerca de las acciones realizadas
en el marco de políticas de estado y técnicamente desde la arquitectura como respuesta a
este fenómeno, encontramos que en la región se destacan tres: (i) la “erradicación” que se
apoya en el higienismo promovido en el informe de Sir Edwin Chadwick(1842), donde se
equipara la enfermedad física con la enfermedad social; (ii) la que va en la línea que los
asentamientos irregulares no se debe intervenir puesto que el arquitecto es incapaz de entender
su lógica(Berenstein Jaques, 2007); y (iii) la que busca efectuar interacciones situacionales
desde el ámbito privado o público, a lo que Diez(2010) denomina “tácticas de infiltración” y
Lerner(2003)designa como“acupuntura urbana”. A continuación se expondrán y comentarán
críticamente estas tres ideas asociadas al manejo de la ciudad en América Latina, con la
pretensión de revelar desde las nociones del buen vivir cuál es una posible salida desde la
arquitectura y la planeación urbana para los asentamientos irregulares y el papel que podría
jugar el arquitecto en la construcción de esta ciudad.
La erradicación
5 El primer caso, es el higienismo en el cual se apoya la ‘erradicación’. Este es un concepto
reactivo de la arquitectura más no es nuevo y se formula a mediados del siglo XIX para
enfrentar la contaminación y las condiciones de vida muy deficientes en Inglaterra. La
ciudad higiénica tiene como resultado la erradicación de zonas no planificadas y parte de
la construcción de ciudad formal nueva que promueve la tábula rasa, homogeneizando y
estandarizando la forma de vida. Bajo esta mirada, los asentamientos irregulares deben ser
arrasados, limpiados, controlados y ordenados. Cabe destacar que el modelo higienista de
ciudad aún prevalece y con esta mirada se construye la mayoría de vivienda de interés social
del continente americano. Este modelo otorga a gobiernos locales, estatales y a organizaciones
no gubernamentales subsidios para la compra de predios nuevos, predios abandonados y casas
con extinción del derecho hipotecario. Los fondos pueden ser utilizados para la demolición
de estructuras consideradas en detrimento o para compra de lotes nuevos. El inconveniente de
esta posición es entender la ciudad desde la carencia, es decir, supone que el “otro” vive en
escasez y privación. Esto podría ser cierto si se midedesde la precariedad material, pero cabe
la posibilidad de que sea falso si se ve desde el orgullo y la alegría del esfuerzo realizado para
la construcción de un espacio propio.
6 El análisis de las caracterizaciones más frecuentes de los asentamientos irregulares como
vivienda pobre en cuanto a su materialidad, servicios públicos incompletos y falta de
titularización, advierte que solo se está considerando temas de índole físico y político sin
tener en cuenta aspectos sociales y económicos que están relacionados al buen vivir de las
personas y que no se pueden medir únicamente desde lo material. El problema es semántico,
al entender la vivienda en términos físicos de oferta y demanda de inmuebles sin estimar
lo que implica social y familiarmente para el residente. Según este postulado, el problema
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ofrecer mejores garantías en términos de afecto, identidad, capacidad de ahorro y libertad que
la vivienda subsidiada por el Estado.
La no intervención
11 La segunda posición que es contraria al higienismodefiende el modelo de autogestión, como
se evidencia en Berenstein Jaques (2007), donde se plantea que los asentamientos irregulares
no deben ser intervenidos, ya que el arquitecto como extraño a esa realidad no le puede
comprender para abordarle. Las condiciones culturales y estéticas propias de los asentamientos
irregulares hacen que el espacio sea difícilmente aprendido formalmente con las herramientas
tradicionales de la arquitectura y el urbanismo, por eso escoge un abordaje más marginal desde
el arte y la danza a través la obra de HélioOiticica. Esta interpretación de los asentamientos
irregulares desde el arte, implica la renuncia del arquitecto al ‘monopolio estético’ para
dar cabida a otras formas que no dimanan del despacho. Si bien hasta aquí no hay nada
especialmente novedoso, pues varios autores reconocen el valor de las estéticas que no
provienen del arquitecto (Bo Bardi, 1957; Alexander, 1966; Blake, 1974; Jencks, 1984; Lerner,
2003), lo subversivo que subyace en sus planteamientos es el desmonte de la disciplina de la
arquitectura. Al revelarse la relación entre ciudad formal e irregular como irreconciliable, no
solo arquitectura y planeación sino gobierno y comercio dejan de tener cabida creando una
especie de ciudad autárquica dentro de otra ciudad más amplia con los problemas que esto
implica.
12 En Berenstein Jaques(2007), no se considera los asentamientos irregulares arte pero, sí reserva
de potencial artístico. El abordaje desde esta disciplina hace que sea una posición más reflexiva
–de crítica a la construcción de ciudad– pero su carácter discursivo no es conducente a la
acción. Se plantea un caso similar en Colombia con la obra “Ciudad Quimera”del maestro
Cesar García donde se acepta de facto la imposibilidad de cambio; por eso no se busca alterar
la realidad sino realizar transformaciones de la ciudad desde la manifestación artística. Se
previene acerca de tratar de operacionalizar conceptos puesto que “solo cuando se llega a lo
puramente conceptual […] es que se puede hacer un retorno a lo real; solo a partir de ese
momento será posible avanzar hacia algunas ideas ligadas a la práctica de la arquitectura y el
urbanismo” (Íbid: 15). Esta visión cercana al “postdesarrollo”(Escobar, 2005) puede aportar
a la discusión y promueve una actitud crítica hacia las maneras de construir la ciudad pero,
al igual que el arte, es inoperativa pues a la teoría no la caracteriza el ser útil, dado que su
condición no es instrumental sino fundamental(Morales, 1999). Sin embargo, “en tiempos de
incertidumbre, las prácticas preceden a la teoría” (Lechner citado en Tamayo, 2009: 46) y este
es un momento histórico que reclama actuar.
13 Ni la propuesta desde la erradicación, ni la del retiro de arquitectos, planificadores y Estado
que propone el arte, parecen ser adecuadas para enfrentar la vivienda en los asentamientos
irregulares. La primera, no garantiza el cuidado y la inversión del inmueble pues al no incluir
a los usuarios en los procesos de desarrollo, construcción y manejo de las viviendas, las hace
ajenas a su manera de vivir y difícilmente apropiables por ellos. Por otro lado resulta cada vez
más difícil operar en forma taxativa en comunidades consolidadas y vinculadas. La segunda,
por ser una posición reflexiva y no operativa, no permite actuar. A su vez, este abordaje desde
el arte, promueve una actitud poco realística al suponer la retirada del gobierno, constructores,
planificadores y arquitectos de los asentamientos irregulares. Queda finalmente una tercera
actuación que se le denominará “interacción situacional”.
La interacción situacional
14 ¿Por qué situacional? La construcción y reconstrucción en el tiempo no sólo de lo tangible sino
de lo intangible, del espacio cargado de memorias y de deseos está presente en el modelo de
ciudad orgánica (Geddes, 1915), donde lo que existe se reconoce y se comprende a través de
quienes la habitan; la experiencia personal, sensorial y colectiva es fundamental, por eso no se
puede generalizar y se debería entender de manera más puntual. Al no buscar ser totalizante,
se aborda la ciudad a través de “situaciones específicas” de mejoramiento de las viviendas, de
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que los diseños, a pesar de su riqueza propositiva, terminan siendo experimentos aislados no
muy diferentes para los moradores a los que se proponen comercialmente.
18 La otra “interacción puntual” desde el ámbito privado restituye vivienda informal como las
“Viviendas con Corazón en la Quebrada Juan Bobo”en Medellín, Colombia. El proyecto,
financiado con recursos de multilaterales y locales, relocalizó 1.260 personas asentadas en
áreas de riesgo ambiental sin generar desplazamientos. Adicionalmente, se recuperó la cañada,
el espacio público y se dotó de servicios públicos a las viviendas, reforma física que estuvo
acompañada con programas sociales. En este caso se cumplió la finalidad de realizar las
mejoras sin generar desplazamientos, pero las viviendas diseñadas conformadas por espacios
especializados y compartimentados provenientes de la tipología que acompaña los proyectos
de traza impuesta no respondió a la composición familiar de las zonas asistidas. Hay que
reconocer que aunque se hizo un esfuerzo por flexibilizar las estructuras convencionales
para permitir diferentes maneras de residir, al haber tantas maneras de habitar como tipos de
conformaciones familiares no se alcanzó la satisfacción de los moradores. Si, como sostiene
Montaner &Muxí(2011), la vivienda de los asentamientos irregulares es multifuncional sin
distinciones entre espacio de producción y reproducción, la composición familiar, estructura
social y la forma en que viven no obedece al patrón del ideal burgués promovida por los
modelos de ciudad del siglo XIX y por eso chocan con las formas diferentes de habitabilidad
en los asentamientos irregulares. En otras palabras, lo que falla no es la propuesta de
emplazamiento, sino de habitabilidad.
19 En ambos casos la imposición de un modelo de vivienda diferente al que reclaman los
moradores puede conducir al rechazo o inconformidad de la solución propuesta. Las
imposiciones, además producen desconfianza y superarlas implica, por un lado, tiempo del
que adolecen las instancias políticas y económicas y, por otro, paciencia para llevar a cabo
procesos inclusivos por parte de arquitectos y planificadores. Sostienen Serageldin&Yunus
(1997) que “los arquitectos deben aprender a ejercer el mismo respeto que profesan a sus
clientes corporativos hacia los pobres” (1997: 8) y esto debe empezar por no imponerse en
ciertos procesos privados, de aquí la dificultad del arquitecto de enfrentarse a los asentamientos
irregulares desde el espacio de la cotidianidad.
20 Si desde el ámbito privado los modelos de habitabilidad difícilmente son reconocidos como
apropiados por los habitantes, queda la interacción situacional en el espacio público como
recurso para enfrentar los asentamientos irregulares. La interacción situacional desde el
espacio público urbano restablece la conexión de las dos ciudades mediante la mejora de las
condiciones de acceso a los asentamientos irregulares; se dota de uso los vacíos de ciudad; se
cuida la sostenibilidad ambiental y se planean espacios públicos y equipamiento de calidad
para los habitantes de un lugar determinado, respetando su identidad local.
21 Existen actuaciones como “Favela-bairro”en el Brasil, que son una praxis que rescata
el reciclaje, la autoconstrucción y la vivienda evolutiva como una experiencia positiva
(Montaner, 2011). No se ahondará más en los problemas que suscita la vivienda, pero sí
se analizará la propuesta desde lo público. Favela-bairroes un programa de las autoridades
locales en Rio de Janeiro que desde 1994 trabaja a favor de la mejora física y social de las
favelas. Mediante un proceso de incorporación del usuario a los procesos de diseño, se han
realizado avances en infraestructura, servicios públicos, espacios públicos y equipamientos
comunitarios. La continuidad ampliada de esta iniciativa se da en 2010 con “Morar Carioca”,
un programa ambicioso que propone realizar una integración urbana y social de todas las
favelas de Rio para 2020 a la ciudad formal.
22 En Colombia existen experiencias desde lo público como las “Obras con saldo pedagógico”
en Bogotá, ampliado a las intervenciones del “Programa de urbanismo integral PUI”en los
cerros nororientales en Medellín, donde se mejora la calidad de vida del sector mediante
intervenciones en el espacio público, complementado con edificaciones institucionales de
gran envergadura arquitectónica como el Colegio Santo Domingo Savio, que ha dotado de un
sentido de pertenencia y orgullo a los habitantes donde el edificio se emplaza.
23 El gobierno Federal en México, por su lado, encaminó sus esfuerzos a la recuperación física
de los espacios públicos en zonas marginales del país en mal estado y subutilizados. La falta
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de oferta de actividades de estos lugares los hacía propicios para la oportunidad del crimen.
Las mejoras físicas de los parques, jardines, plazas y unidades deportivas fueron acompañadas
con proyectos sociales que promovían la organización de las comunidades, la cohesión social
y la participación de los colectivos en el cuidado de estos lugares como prevención de la
inseguridad y de conductas delictivas. En 2010 se intervinieron 1620 espacios públicos en
treinta y dos estados.
24 El espacio público es el lugar de comunidad, afirma Mitchel(2013); el lugar de los encuentros
espontáneos que le pertenecen a la ciudad y no al suburbio, ya que en este último las relaciones
sociales se dan entre conocidos en una condición homogénea mientras que la verdadera
comunidad ocurre en la diversidad del encuentro con el otro. El espacio público se presenta
como lugar de interacción, encuentro, intercambio entre extraños(Jacobs, 1961). Si, como
sostiene Lerner, “la ciudad es el último refugio de la solidaridad” (Lerner, 2003: 27), conviene
al arquitecto iniciar su interacción situacional en el espacio de la comunidad donde se puede
profesar la solidaridad, el diálogo y también la lucha, y este es el espacio público.
25 Se privilegia la escala de barrio como la adecuada para resolver los problemas que aquejan
la ciudad. Para Alguacil(2008), la ciudad que se piensa desde una escala humana debería ser
lo suficientemente compleja para que logre el mayor número de interacciones, promueva la
diversidad de usos y heterogeneidad de usuarios, sin perder la individualidad y singularidad.
Sin embargo, debería también ser lo suficientemente pequeña como “para mantener una red
social densa (en el espacio), intensa (significativa) y continua (perdurable y sostenible en el
tiempo)”(Ídem: 218). De igual manera, es justamente en los espacios públicos de la ciudad-
barrio donde se encuentra el lugar para la solidaridad(Jacobs, 1961).
26 Ambos modelos privados y públicos, reconocen la importancia de incluir al usuario en los
procesos de desarrollo, construcción y manejo de la ciudad; sin embargo, solo lo segundos,
al interactuar en el espacio público, promueven el derecho de oponerse a lo impuesto y
de resistirse a la opresión o segregación. Se parte de la idea del favelado emancipado de
su condición de ciudadano “ordinario” dependiente del ciudadano “extraordinario”–en este
caso el arquitecto o planificador–,quien le diría cuáles son sus problemas y le impondría las
soluciones(Freire, 1970), sino más bien del arquitecto como posibilitador de un lugar donde se
puedan expresar las heterogeneidades. Este planteamiento propone que sin libertad de actuar
como condición fundamental para la genuina participación de los ciudadanos no es posible una
ciudad más equitativa y justa para todos y todas. Es evidente que las tácticas exitosas son las
que ubican a las personas al centro del proceso de desarrollo. Estas interacciones situacionales,
se apoyan en las habilidades innatas de las personas de solucionar sus propios problemas, con
los técnicos –arquitectos y financiadores– en un rol de apoyo. “Los pobres son los artesanos
de su propio bienestar, ellos quedan empoderados al tomar las riendas de su propio destino.
En esencia esa es la arquitectura del empoderamiento”(Serageldin & Yunus, 1997 : 125).
Reflexiones finales
27 Se expusieron y comentaron críticamente tres ideas asociadas al buen vivir de la ciudad en
América Latina que permitieran revelar cuál es una posible salida desde la arquitectura para los
asentamientos irregularesque privilegie la diversidad, la autonomía, la articulación y la escala
humana. También, cuál podría ser el papel del arquitecto en la construcción de esta ciudad.
28 Se planteó la necesidad de que los arquitectos se responsabilicen por la totalidad de la ciudad,
incluidoslos asentamientos irregulares que constituye más de la mitad de la ciudad en América
Latina. La arquitectura ha respondido al reto de los asentamientos irregulares de diferentes
maneras; se discutieron las tres más destacadas y se advirtieron sus consecuencias: (i) la
erradicación de los asentamientos irregulares, al no atender o respetar los procesos de los
colectivos, no empodera al usuario imposibilitando la aceptación e incorporación de la obra
por parte de la comunidad; (ii) la no intervención en las favelas o intervención desde el arte es
inoperativa. Se plantea una tercera, de interacciones situacionales, que reclama la especificidad
de las localidades sin buscar estrategias homogeneizantes y la necesidad de diálogo respetuoso
entre las comunidades y los técnicos. En esta última, el arquitecto se sitúa en un rol secundario
de acompañamiento, no de instructor.
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Notas
1 El presente artículo fue realizado en el marco del Doctorado en Arquitectura de la Universidad de
Mendoza, Argentina.
Referencia electrónica
Sabina Cárdenas O’Byrne y María Verónica D’Inca, « ¿Qué significa Buen Vivir en los asentamientos
irregulares de América Latina? », Polis [En línea], 40 | 2015, Publicado el 16 mayo 2015, consultado
el 20 mayo 2015. URL : http://polis.revues.org/10625 ; DOI : 10.4000/polis.10625
Autores
Sabina Cárdenas O’Byrne
Pontificia Universidad Javeriana, Cali, Colombia. Email: sabinac@javerianacali.edu.co
María Verónica D’Inca
Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina. Email: mdinca@fing.uncu.edu.ar
Derechos de autor
© Polis
Resúmenes
Este artículo busca exponer una alternativa desde la arquitectura y la planeación urbana para
afrontar la problemática de los asentamientos irregulares de América Latina y propone una
revisión crítica de las tres principales ideas asociadas al desarrollo de la ciudad en el último
siglo. Se apoya en las categorías existenciales y axiológicas de las necesidades humanas(Max-
Neef, Elizalde, & Hopenhayn, 1986)y en la escala de la ciudad-barrio(Alguacil, 2008). Bajo
nociones de solidaridad, articulación, diversidad, autonomía y escala, propias de un desarrollo
más humano, se asumirá que los proyectos arquitectónicos y urbanos deberían realizarse
con mayor interacción con la comunidad, cuidando las especificidades de cada barrio y
privilegiando la esfera pública del espacio urbano. El rol del arquitecto dentro de esta línea de
pensamiento es más un profesional de apoyo que un instructor, respetando las capacidades de
las personas de participar en las soluciones a sus propios problemas.
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Notas de la redacción
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