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¿De qué hablamos cuando hablamos de Derechos Humanos?

Este concepto es un neófito de las ciencias sociales, la primera mitad del siglo XX estaba por
finalizar cuando empezó su auge. Se solidificaba en 1948, tres años después que finalizara la
segunda guerra mundial, con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, Herrera
(2008)expone que también “por aquellos tiempos proliferaban las empresas públicas, las
negociaciones estatales entre sindicatos y gobiernos sobre las condiciones de trabajo en las
empresas y, por supuesto, una labor legislativa tendente a reconocer cada vez más derechos a
la ciudadanía de los países” y que además, también iban formándose según avanzaba la
descolonización y el nacimiento de nuevos países. Pero solo habrían pasado un par de décadas
para que la visión de prioridad que mantenían los estados en cuanto a la lucha constante por el
de los derechos humanos fuera disminuyendo cada vez más. El avance del libre mercado ha
ido modificando que esas garantías jurídicas ya conseguidas se vean como libertades, todo
esto con el propósito de que el estado tenga la mínima injerencia en el avance del capital y
que por tanto sean vistos como costes sociales que hay que eliminar por competitividad
económica (Herrera,2008).

Para analizar el concepto el autor plantea que tenemos una Perspectiva tradicional y una
hegemónica de los derechos y que contradiciéndose ambas se encuentran en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948. En el Preámbulo de la Declaración se
menciona que los derechos humanos deben entenderse como un ideal a conseguir, por el cual
todos debemos esforzarnos para su aplicabilidad. Y al iniciar los artículo que componen la
Declaración encontramos el primero y segundo de ellos que rezan de la siguiente manera:
artículo 1.- todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados
como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Y, en el artículo 2.1, toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta
Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o
de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o
cualquier otra condición. Dándonos a entender que los derechos ya son propios por el solo
hecho de nacer como seres humanos. Esta sería la visión más difundida para nuestra época,
pero estamos quizás ante un momento donde la vulneración es constante.
Actualmente, la aplicabilidad y el goce de los derechos humanos es cada vez menor; la
sociedad se encuentra inmersa en una visión que permite el deterioro ambiental, las injusticias
en pro del consumo y comercio, la desigualdad y la guerra, las consecuencias son
mayoritariamente experimentadas por cuatro de las quintas partes de toda la humanidad, es
urgente una nueva perspectiva que integre, critique y promueva las prácticas sociales
emancipadoras hacia la defensa de los derechos.

La creación de los derechos con el objetivo que su cumplimiento sea universal debe
construirse bajo 3 planos de trabajo:

1. El qué de los derechos: entendiéndolos como el proceso de las luchas para acceder a
los bienes necesarios para la vida. Serán exigibles para vivir con dignidad: educación,
alimentación, etc. Debiéndose garantizar normas jurídicas que posibiliten construir las
condiciones materiales e inmateriales para poder vivir.
2. El porqué de los derechos: responde a una cuestión simple, necesitamos acceder a
los bienes exigibles para vivir y, porque su acceso siempre ha reflejado que unos
tienen más facilidad para obtenerlos que otros y porque se considera injusta la
distribución y la facilidad material e inmaterial que permite acceder a los bienes que
acompañan y garantizan la existencia
3. El para que de los derechos Que se centra en la lucha jurídica para la
implementación de los derechos y en el objetivo principal que es empoderar a las
personas para que los ejerzan.

Según Herrera (2008) las luchas por la implementación de los derechos humanos tendrán sus
bases en:

1-Reconocer que nacemos y vivimos necesitando la satisfacción de conjuntos culturalmente


determinados de bienes materiales e inmateriales. Según el entorno de relaciones en el que
vivamos, así serán los bienes a los que intentaremos acceder.
2- Visibilizar que para satisfacer nuestras necesidades estamos inmersos en sistemas de
valores y procesos que imponen un acceso restringido, desigual y jerarquizado a los bienes.
Lo cual se materializa a lo largo de la historia a través de los marcos hegemónicos de división
social, sexual, étnica y territorial del hacer humano.
3-Que la historia de los grupos marginados y oprimidos por esos procesos de división del
hacer humano es la historia del esfuerzo por llevar adelante prácticas y dinámicas sociales de
lucha contra los mismos.
4-El objetivo fundamental de dichas luchas no es otro que el de poder vivir con dignidad. Lo
que en términos materiales significa generalizar procesos igualitarios
(y no jerarquizados a priori) de acceso a los bienes materiales e inmateriales que conforman el
valor de la “dignidad humana”
5-Y, al final –si tenemos el poder político y legislativo necesario– establecer sistemas de
garantías (económicas, políticas, sociales y, sobre todo, jurídicas) que comprometan a las
instituciones nacionales e internacionales al cumplimiento de lo conseguido por esas luchas
por la dignidad de todas y de todos.

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