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Matrimonio

¿Que son los sacramentos?


son los signos por los cuales se les facilita a los cristianos el camino a la salvación de su alma,
santificando ciertos momentos cruciales ritualizados a lo largo de su ciclo vital.

Los sacramentos  se administran en distintos momentos de la vida del cristiano y simbólicamente la


abarcan por entero, desde el bautismo hasta la unción de los enfermos (que antes del Concilio Vaticano
II se aplicaba solo a los que estuvieran en peligro de muerte).

 están clasificados en tres partes: de iniciación, de curación y de servicio a la comunidad. De iniciación


son tres: bautismo, confirmación y eucaristía. De curación son dos: reconciliación y unción de los
enfermos y por último de servicio a la comunidad son dos: orden sacerdotal y matrimonio.

la Iglesia católica reinterpreta estos pasajes bíblicos como que, en la medida en que los gentiles
participan de esta salvación y de la Iglesia, aceleran la plenitud final de la salvación. Además, se
interpreta que el "mysterion" o sacramento son los signos y prodigios que realizan la voluntad divina de
que todos los hombres se salven por medio de la Iglesia, actualizando el signo y prodigio fundamental.

La mayoría, solo pueden ser administrados por un sacerdote. El bautismo, en ocasiones excepcionales,
puede ser administrado por cualquier seglar, o incluso no cristiano, que tenga la intención de hacer con
el signo lo que la Iglesia hace. Además, en el sacramento del matrimonio los ministros son los mismos
contrayentes y se compone de dos personas.

Los sacramentos son signos especiales del amor y la presencia de Dios, que fueron instituidos por Jesús.
Los sacramentos unen a los católicos de todo el mundo con Jesucristo y a los unos con los otros. Los 7
sacramentos son las celebraciones más importantes de la Iglesia. Hasta el siglo XI no existe una clara
distinción entre las celebraciones de los sacramentos y de los sacramentales. Los escritos de Pedro
Lombardo en el siglo XII, así como los de Tomás de Aquino en el XIII, ya codifican los sacramentos en
siete y en la forma en la que se conocen en la actualidad: bautismo, confirmación, penitencia, eucaristía,
sagradas órdenes, matrimonio y extremaunción.

Las primeras representaciones iconográficas de los siete sacramentos no ilustran la práctica ritual de
cada uno de ellos, sino que aluden a sus simbolismos conceptuales (agua, óleo, amor, unión, etc.)
¿Qué es el sacramento?
Consiste en el arrepentimiento verdadero de los pecados, presentados a Dios, el cual, perdona
por intercesión del sacerdote u obispo. En casos extremos se puede recibir la absolución
colectiva, siempre y cuando si se supera esta situación, se acuda a un presbítero u obispo para
recibir el sacramento de la reconciliación de forma individual.
La Iglesia Anglicana solo acepta los dos sacramentos que según dicha iglesia están claramente
presentes en los evangelios, el bautismo y la eucaristía. Sobre otros sacramentos existen
debates y diversas posturas teológicas, y reciben el nombre de "sacramentos menores".
Respecto a esto es menester saber que la Iglesia Anglicana está dividida en tres partes: "Iglesia
Alta" o "Anglo católica" surgida del Movimiento de Oxford a principios del siglo XIX sector que
acepta y practica los siete sacramentos o actos de fe que nos relacionan con el Dios de la
creación, la Iglesia Baja o sector que por mantener posturas calvinistas rechaza que estos actos
de fe, definidos por la Iglesia con sustentación bíblica, se llamen sacramentos, y la Iglesia liberal
que considera que todos los sacramentos son puramente simbólicos. Por eso, no para toda la
Iglesia Anglicana solo existen dos sacramentos, para muchos anglicanos en el mundo, los
sacramentos son siete.
nos dan o aumentan la Gracia Divina. a) Decimos que son actos salvadores, porque son
acciones que salvan al hombre de situaciones concretas, llenándolo de la fuerza del amor, fruto
de la muerte y resurrección de Cristo. Abarcan toda la vida del hombre en sus puntos más
significativos.

Un sacramento es un signo eficaz que nos ha dado Jesucristo y a través del cual compartimos la
vida de Dios. Los 7 sacramentos que se celebran en la Iglesia Católica son el Bautismo, la
Confirmación, la Eucaristía, la Penitencia y Reconciliación, la Unción de los Enfermos, el Orden
Sagrado y el Matrimonio.

sí están en la Biblia, el que tú no los veas o lo ignores no quiere decir que no existan. Eucaristía.
Muchos no obedecen a Cristo que dice: "Haced esto en memoria mía".
El matrimonio (del latín matrimonīum) es una institución social, presente en gran cantidad de
culturas, que establece un vínculo conyugal entre personas, reconocido y consolidado por
medio de prácticas comunitarias y normas legales, consuetudinarias, religiosas o morales. La
unión matrimonial establece entre los cónyuges. en muchos casos también entre las familias de
origen de estos derechos y obligaciones que varían considerablemente según las normas que la
regulan en cada sociedad. El matrimonio constituye una realidad que tiene su propio modo de ser,
que puede y debe ser regulado por el ordenamiento jurídico, pero no es creada ni definida por las
leyes. Las normas matrimoniales están vinculadas con aquellas que regulan las relaciones
sexuales (incesto, adulterio, exclusividad sexual, monogamia, poligamia), la reproducción y
la filiación de los hijos, según las reglas del sistema de parentesco vigente. El matrimonio suele
estar estrechamente relacionado con la familia y en algunos casos constituye su núcleo. Las reglas
sobre el final del matrimonio incluyen aquellas referidas al divorcio.

En diversos momentos de la historia y en lugares diferentes, el matrimonio podía ser llevado a cabo
sin tener en cuenta la voluntad de los contrayentes, incluso contra su voluntad o por la fuerza. En
los últimos dos siglos se ha universalizado la exigencia del libre y pleno consentimiento de los
contrayentes para contraer matrimonio, como uno de los derechos humanos fundamentales.

Con respecto al género de los contrayentes, en los últimos años el movimiento LGBT ha obtenido
en varios países el reconocimiento legal del matrimonio entre personas del mismo sexo.

En las sociedades actuales existen dos formas principales de matrimonio: matrimonio


civil y matrimonio religioso. En el primer caso son las leyes del Estado las que establecen los
derechos, deberes y requisitos, mientras que en el segundo caso el matrimonio se regula según las
normas o costumbres de la religión bajo la que se celebra. La coexistencia de ambas formas y el
reconocimiento de su validez varían de acuerdo con cada sociedad.

Durante el tercer siglo de nuestra era se produjo, en Occidente, el pasaje de una sociedad en la que
el matrimonio no era de ningún modo una institución creada para toda la sociedad, a una sociedad
en la que se da por sentado, como natural que el matrimonio es una institución fundamental para
todos. En las sociedades no cristianas, judías o musulmanas, el matrimonio no era la norma, el
matrimonio era utilizado solo por los poderosos, por las clases altas. En la antigua Roma la castidad
no era una virtud, no era necesario contraer matrimonio para tener relaciones sexuales ni para tener
hijos. Solamente cuando un miembro de una clase social elevada deseaba transmitir su patrimonio
a sus descendientes directos, en vez de que lo recibieran otros miembros de la familia o sus
amigos, decidía casarse. Pero la mayor parte de las veces se legaba los bienes a un amigo o una
persona muy querida, no a los hijos. Cuando se carecía de patrimonio o bienes el matrimonio era un
trámite prescindible, los esclavos directamente carecían del derecho de hacerlo.

 la palabra por la que se suele traducir matrimonio en griego koiné es γάμος (gámos), sustantivo del
griego γαμέω (gaméo), cuyo significado es «tomar mujer, casarse. En Atenas, en la Grecia clásica,
para el acto mediante el cual un varón se comprometía a unirse a una mujer, se utilizaba el
vocablo griego ἐγγύη (engúē) literalmente la garantía, la caución, es decir, el acto por el cual el
padre cabeza de familia entregaba su hija a otro hombre.
La ciudad no era testigo ni registraba ningún acta para este acontecimiento privado entre dos
familias. Este contrato solo se realizaba cuando existía patrimonio para heredar. Los herederos
de la mujer en la Antigua Grecia eran los hijos, pero no el esposo.
La dote que la familia de la novia proporcionaba no era propiedad del esposo. Cuando la mujer
moría sin hijos o en caso de divorcio, la dote volvía a la familia de la mujer. El tutor de la mujer (su
padre o su hermano) podían pedir el divorcio (aun en contra del deseo de la mujer) pero ella no
tenía derecho a solicitar la disolución del contrato. Tampoco tenía derecho a elegir a su futuro
esposo. En caso de divorcio no recibía parte alguna de los bienes del matrimonio sino, simplemente
la devolución de la dote que aportó. El objetivo de la ἐγγύη (engúē) era dar nacimiento a hijos
legítimos que pudieran heredar los bienes paternos. Una estricta fidelidad era requerida de parte de
la esposa, en caso de adulterio era devuelta a la casa paterna. Para el varón, el adulterio,
especialmente con esclavas, esclavos o prostitutas, estaba permitido.
En Esparta los varones no convivían con sus mujeres, pero el objetivo era producir chicos fuertes.
El varón se reunía con su mujer en la oscuridad y después de tener relaciones con ella se
marchaba para reunirse en su dormitorio con el resto de los jóvenes varones.
En la Europa del norte, durante la Edad Media, se produjo un lento reemplazamiento de la ley
germánica -por la que el contrato matrimonial se establecía entre el novio y el guardián de la mujer-
por los códigos civiles cristianos -donde se requería el consentimiento de la mujer-. En el siglo XII el
principio legal del matrimonio por consentimiento estaba establecido y los matrimonios impuestos
comenzaban a quedar atrás. El proceso de urbanización también contribuyó a dicho proceso ya que
liberaba en parte a la mujer de la tarea de procreación. El matrimonio se considera una institución
importante porque contribuye a definir la estructura de la sociedad, al crear un lazo
de parentesco entre personas (generalmente) no cercanas en línea de sangre (por ejemplo, hay
comunidades en las que se acostumbra el matrimonio entre primos o entre parientes de distintos
grados; véanse las entradas acerca de la endogamia y el incesto).
El matrimonio se considera una institución importante porque contribuye a definir la estructura de
la sociedad, al crear un lazo de parentesco entre personas (generalmente) no cercanas en línea de
sangre (por ejemplo, hay comunidades en las que se acostumbra el matrimonio entre primos o entre
parientes de distintos grados; véanse las entradas acerca de la endogamia y el incesto).
En las sociedades de influencia occidental suele distinguirse entre matrimonio religioso y
matrimonio civil, siendo el primero una institución cultural derivada de los preceptos de una religión,
y el segundo una forma jurídica que implica un reconocimiento y un conjunto de deberes y derechos
legal y culturalmente definidos. La dualidad del matrimonio es el principio por el que la institución
está prevista, en principio, para unir a dos personas y vincularlas para su convivencia y procreación.
En algunos ordenamientos (en especial los de base islámica) se reconoce la posibilidad de que un
hombre contraiga matrimonio con más de una mujer. Pero incluso en este caso la institución vincula
a una persona con otra, pues las diversas mujeres que un musulmán pueda tener no están unidas,
en principio, por ningún nexo matrimonial ni tienen derechos y obligaciones entre sí.
Tradicionalmente el matrimonio exige la pertenencia de cada contrayente a uno de ambos sexos, de
manera que un hombre y una mujer son los únicos que, en principio, pueden contraer matrimonio.
Este principio está siendo modificado en algunos países en favor del principio de igualdad, a fin de
reconocer la paridad de derechos y obligaciones entre hombre y mujer y extender los beneficios que
implica la institución del matrimonio a parejas formadas por personas del mismo sexo.

El contenido en cuanto a derechos y deberes de los cónyuges varía en función del ordenamiento


jurídico de cada país, pero por lo general todos les imponen la obligación de vivir juntos y
guardarse fidelidad, de socorrerse mutuamente, de contribuir al levantamiento de las cargas
familiares y de ejercer conjuntamente la potestad doméstica y la patria potestad sobre los hijos, que
se presumen comunes salvo prueba en contrario. Las singularidades del contenido del matrimonio
en cuanto a derechos y deberes de los cónyuges derivan en cada país de su propia concepción
cultural de la institución, que le ha dado forma en su legislación positiva y en su práctica jurídica.
Véanse también: Ius connubii  y  Affectio maritalis.
Para la Iglesia católica, el matrimonio es una alianza por la que un hombre y una mujer constituyen
una íntima comunidad de vida y de amor. Por su naturaleza está ordenada al bien de los cónyuges
y a la generación y educación de los hijos. Entre bautizados, el matrimonio es, además,
un sacramento. Por eso, un matrimonio de paganos que, al cabo de los años, recibiera el bautismo,
no necesita repetir ningún rito o ceremonia: en el momento de recibirlo, su vínculo conyugal se
convierte en sacramento.

Según la Iglesia católica, el origen del matrimonio entre una pareja no es solo cultural, sino que
procede de la misma naturaleza humana en cuanto que (como dice el libro del Génesis (1-27), en
la Biblia) al principio "Dios los creó hombre y mujer". El matrimonio sería, por tanto, una institución y
no un producto cultural cuyas principales características -unidad, indisolubilidad y apertura a la vida-
vendrían definidas por la propia naturaleza del concepto católico de amor entre hombre y mujer, que
exige a los esposos o cónyuges amarse el uno al otro para siempre y que alcanza su mayor
expresión en la procreación.

Por eso, la Iglesia católica se ha opuesto tradicionalmente al adulterio, la poligamia, el rechazo de la


fecundidad y el divorcio.28 También, recientemente, se ha manifestado en contra tanto a las
legislaciones que permiten las uniones entre personas del mismo sexo como a aquellas que
equiparan el estatus jurídico de dichas uniones al del matrimonio, porque entiende que «significaría
no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad
actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la
humanidad

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