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LOS CONTRACTUALISTAS : HOBBES, LOCKE Y ROUSSEAU

El fin de los contractualistas es legitimar el estado moderno, según Rawls , el


nacimiento del estado moderno se produce tras las guerras de religiones con la paz
de Westfalia ( 1.648) .
Dicho nacimiento traerá como consecuencia la necesidad de legitimar este estado, ya
que, tras las guerras de religiones; Dios no puede seguir siendo el legitimador de
dicho espacio público (la teoría del derecho divino de los reyes), característica del
Antiguo Régimen; debido a ello, y ,a la deshomogeneización de intereses y formas de
vida, que trae consigo la distinción entre espacio privado y espacio público, nace las
teorías contractualistas que establece la soberanía en los derechos individuales y
en el pacto o contrato entre individuos .

1. THOMAS HOBBES (1588-1679): LEVIATÁN Y EL ABSOLUTISMO


El primero que se entrega a dicha teoría será Hobbes. Su teoría contractualista está
expuesta en su obra “Leviatán” (1651). Aunque, como señala J: Rodriguez Feo : “
Hobbes es un pensador que vive entre el mundo tardomedieval y el mundo
moderno”.

Veamos su teoría :

La concepción que tiene Hobbes del ser humano es pesimista. El ser humano es
egoísta, individualista e insociable. Y lo es por naturaleza, es decir que estos rasgos
pertenecen a la naturaleza humana que se rige por la rivalidad y la ambición. El
hombre es el lobo del hombre (homo homini lupus). Estas características están en
vigor en el estado natural, antes de que exista una comunidad gobernada. Todos los
hombres son iguales en esa situación pero su egoísmo, la propia conservación y el
propio placer conduce a una insostenible situación de guerra de todos contra todos,
estado de guerra continuo. La vida se hace insegura y peligrosa. El estado de
naturaleza hobbesiano es premoral, presocial y precultural. No hay derechos previos.
El hombre no es social por naturaleza.

Es evidente que la vida en el Estado de naturaleza se hace inhóspita e insegura. Para


evitar destruirse unos a otros y para garantizar la supervivencia, los seres humanos
hacen un pacto por el que transfieren su poder a un solo inviduo o varios que pueda
utilizarlo de forma absoluta (absolutismo) para conseguir la paz. El pacto es
irrevocable y se concede todo el poder al soberano para evitar la tentación de volver
a ese indeseable Estado de guerra y anarquía.

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La teoría de Hobbes es una justificación del Estado absolutista. El soberano debe
aplicar leyes con dureza para evitar que se desaten esas potencias negativas de la
naturaleza humana que sólo con miedo se contendrán. Los súbditos deben someterse
porque su voluntad debe identificarse con la del soberano, al que han cedido su
poder. La soberanía es absoluta y está por encima de cualquier otro punto de vista.

¿Por qué aboga Hobbes por un sistema de estas características?


Porque la ausencia de poder sería todavía más terrible que un poder absoluto e
irreversible. Esto se debe a la polémica naturaleza humana. Los súbditos están
sujetos al pacto de forma férrea a no ser que se dé una renuncia por parte del
soberano o su incapacidad de protegerlos. La disyuntiva es un poder sin límites, o un
estado de guerra continua. El camino hacia el totalitarismo está abierto, pero Hobbes
lo considera preferible a los desmanes e inseguridad presociales.

2. JOHN LOCKE (1632-1704): PACTO SOCIAL Y ESTADO LIBERAL

Locke es el teórico del Estado Liberal, en su tratado sobre la tolerancia religiosa se


ve mejor reflejada toda la introducción antes mencionada, a saber: Que la
legitimación del estado moderno no puede recaer en Dios. Las cuestiones religiosas
son de ámbito privado, al Estado sólo corresponde la paz y la seguridad

Los serLocke es el teórico del Estado Liberal, es humanos en el estado de naturaleza


tienen los derechos naturales (vida, libertad y propiedad privada). No hay por lo
tanto una situación presocial o premoral (como postulaba Hobbes).

En un principio el estado de naturaleza parece un lugar apacible donde los hombres


viven en libertad, respetando mutuamente sus vidas y propiedades ( “ cuando todo
era America). Pero este estado es deficitario y será incapaz de garantizar esos
derechos fundamentales o naturales a los individuos, considerado
fundamentalmente como derecho de propiedad. En este estado natural no hay
garantías jurídicas ni una acción punitiva para las posibles infracciones.

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La finalidad del pacto social es asegurar esos derechos naturales y los
participantes en el mismo renuncian, aunque no incondicionalmente como en
Hobbes, a su libertad natural en aras de un poder común que sea garante de los
mismos. El pacto en Locke, tiene carácter recíproco entre los individuos, que se
obligan a obedecer, y el soberano, que tiene que garantizar los derechos naturales.
Se trata de una concesión parcial: lo que ceden los individuos es la posibilidad de
ejercer la justicia por su mano, es decir, la capacidad de uso de la fuerza. El
pacto es reversible si el poder se disuelve o no respeta los derechos: puede
volverse al estado de naturaleza o puede hacerse un nuevo pacto social.

El verdadero depositario de la soberanía es el pueblo. Si el gobierno no cumple


con la pactado, el pueblo puede rescindirlo. El poder queda limitado y queda
legitimado hasta cierto punto el derecho de rebelión.

Como señalan muchos críticos: La justicia, para Locke, sólo radica en el derecho a
proteger la propiedad, no se contempla la justicia distributiva. Deficiencia que el
pensamiento socialista criticará de la ideología liberal.

Locke se decanta por una monarquía parlamentaria y por un Estado en el que


exista división de poderes: legislativo (supremo): representantes elegidos por el
pueblo; incluye el judicial; ejecutivo: gobierno, controlado por el legislativo;
federativo: relaciones internacionales.

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3. El  Contrato Social de Rousseau: bondad natural y sociabilidad contractual.

Si Locke es el teórico del Estado Liberal, Rousseau será del Estado Republicano
Todo su pensamiento político está construido sobre un doble conflicto, a saber:
- No perdonar a un mundo lleno de contradicciones y desigualdades políticas.
- Y, por otra parte, un estado de naturaleza, donde el hombre era feliz, pero al cual
es imposible retornar.
1. El estado de naturaleza. El hombre primitivo vivía en aislamiento, imagina
Rousseau: no poseía una sociabilidad natural (contra Aristóteles y Santo Tomás) ni
vivía en guerra contra los otros (contra Hobbes). Era el “buen salvaje”: inocencia
natural (no hay pecado original), bondad innata, ausencia de moral, igualdad. Pero
“esta condición natural es un estado que ya no existe, que quizá nunca ha existido”.
Lo toma como ideal regulativo, como utopía para diseñar la nueva sociedad.
2. El paso al estado de sociedad  hace al hombre menos feliz, menos libre y menos
bueno (“El hombre es bueno por naturaleza y la sociedad lo corrompe”; Rousseau
ataca la idea ilustrada de progreso). Surge la sociedad y con ella se pierde la libertad
y aparecen las desigualdades en el momento en que se establece el derecho de
propiedad privada. La sociedad es un autoengaño consentido: los hombres se unen
voluntariamente creyendo defender a los débiles, pero de hecho no defienden sino los
intereses de los más ricos (crítica del liberalismo económico y político).
3. Regreso a una sociedad modelada según las exigencias “naturales”. ¿Cómo
podemos formar un Estado sin sacrificar nuestra libertad? ¿Cómo enajenar nuestra
autonomía sin alienarnos? ¿Cómo ser ciudadanos sin dejar de ser inocentes?

El primer paso es la transformación del hombre mediante la educación (El Emilio) que
rescatará la bondad innata del individuo, una educación en la que los principios de la
Naturaleza han de tener más peso que los de la Cultura (ilustrada). El segundo paso
es la transformación de la sociedad mediante el establecimiento de una asociación en
la cual cada uno, al unirse libremente a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí
mismo y sea tan libre como antes del pacto. Se trata de una nueva forma de pacto
social que devuelva al hombre a su estado natural sin dejar de pertenecer a una
comunidad. No es un contrato entre individuos (Hobbes), ni de los individuos con un
gobernante (Locke), sino un pacto recíproco de la comunidad con el individuo y a la
inversa. El contrato social asegura el establecimiento de una ley que todos deben
cumplir para permitir la convivencia. Al constituir la comunidad política el hombre
experimenta una doble transformación: a) se convierte en ciudadano (participa en la
vida política) y b) se somete a las leyes.

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Este pacto crea la voluntad general (voluntad del sujeto colectivo resultante del
pacto y que se orienta exclusivamente por el bien común), que no se confunde con la
suma de las voluntades egoístas de los particulares (voluntad de todos).

Surge así la soberanía popular: el soberano es la voluntad general, la cual es


inalienable (no se delega: el gobierno no es más que un ejecutor de la ley que emana
de la voluntad general, y puede ser siembre recusado) e indivisible (no hay separación
de poderes, contra Locke y Montesquieu). De este modo, cree Rousseau, quedan
salvaguardadas la soberanía popular y la libertad individual, porque al hacer contrato
con la sociedad cada individuo hace un contrato consigo mismo, y al obedecer a la
voluntad general no obedece más que a sí mismo.
El objetivo de Rousseau es conciliar la idea de libertad como autogobierno con la
idea de la voluntad general, o dicho de otro modo: la verdadera libertad (libertad
moral) es la disposición a cumplir voluntariamente con la ley que se deriva de la
formación del Estado.
El modelo de organización política que está detrás de este ideal es
la democracia (soberanía popular) reforzada por una religión civil que inculca el valor
sagrado del contrato y las leyes.

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