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La teoría existencialista de Martin

Heidegger
Este controvertido filósofo alemán desarrolló su propio
concepto del "ser", el llamado "Dasein".

Adrián Triglia

La teoría existencialista de Martin Heidegger es


considerada uno de los principales exponentes de este
movimiento filosófico, asociado sobre todo a autores de finales
del siglo XIX y principios del XX. A su vez, el existencialismo ha
sido un movimiento que ha influido mucho a la corriente de la
Psicología Humanista, cuyos principales representantes
fueron Abraham Maslow y Carl Rogers y que durante las
últimas décadas se ha transformado en la Psicología Positiva.

En este artículo analizaremos los principales planteamientos del


controvertido filósofo alemán Martin Heidegger en sus
contribuciones a la filosofía de corte existencialista, incluyendo
la propia comprensión de su obra como parte del
existencialismo. Empecemos viendo qué es exactamente esta
corriente filosófica.

¿Qué es el existencialismo?
El existencialismo es una corriente filosófica en la que se ha
categorizado a pensadores tan dispares como Søren
Kierkegaard, Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger, Jean-Paul
Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus, Miguel de Unamuno,
Gabriel Marcel, el psicólogo Karl Jaspers, el escritor Fiódor
Dostoievski o el director de cine Ingmar Bergman.

Todos estos autores tienen en común su focalización en la


naturaleza de la existencia humana. En particular se
centraron en la búsqueda del sentido como motor de una vida
auténtica, para lo cual destacaban la importancia de la libertad
individual. También los unieron sus críticas a la abstracción y a
la concepción del pensamiento como aspecto central.

Martin Heidegger, el filósofo que nos ocupa, negó su


vinculación con la filosofía existencialista; de hecho se han
distinguido dos periodos en su obra, y el segundo de ellos no se
puede clasificar dentro de esta corriente de pensamiento. No
obstante, las propuestas y los objetos de estudio de su primera
etapa tienen un carácter existencialista evidente.

Biografía de Martin Heidegger


Martin Heidegger nació en el año 1889 en Messkirch, un pueblo
de Alemania. Sus padres eran católicos romanos devotos; esto
llevó a Heidegger a estudiar teología en la Universidad de
Freiburg, aunque finalmente decidió dedicarse a la filosofía. En
el año 1914 se doctoró con una tesis sobre el psicologismo,
corriente que destaca el rol de los procesos mentales.

En la década de 1920 trabajó como profesor de filosofía en la


Universidad de Marburg y posteriormente en la de
Freiburg, en la que ejercería durante el resto de su carrera.
Durante esta época empezó a dar charlas centradas en sus
ideas sobre la existencia humana y el sentido de esta, que
desarrollaría en su libro “Ser y tiempo”, publicado en el año
1927.

En 1933 Heidegger fue nombrado rector de la Universidad de


Freiburg, cargo que abandonó 12 años después. Cabe destacar
su afiliación y su participación activa en el Partido
Nacionalsocialista Obrero Alemán -más conocido como
“Partido Nazi”-; de hecho, Heidegger intentó sin éxito
convertirse en el filósofo de referencia de este movimiento.

Heidegger murió en 1976 en la ciudad de Friburgo de Brisgovia;


en ese momento tenía 86 años. A pesar de las críticas que ha
recibido por su colaboración con los nazis, por las
contradicciones entre sus obras y por su desconocimiento de
otros autores de su misma época, en la actualidad este filósofo
es considerado uno de los más importantes del siglo XX.

La teoría existencialista de Heidegger


La principal obra de Heidegger es “Ser y tiempo”. En ella el
autor trata de responder a una pregunta clave: ¿qué
significa exactamente “ser”? ¿En qué consiste la existencia,
y cuál es su característica fundamental, si es que existe una? De
este modo recuperó una cuestión que, en su opinión, había sido
dejada de lado por la filosofía desde el periodo clásico.

En este libro Heidegger plantea que esta pregunta debe ser


reformulada en busca del sentido del ser, más que de éste en sí
mismo. En torno a esto afirma que no es posible separar el
sentido del ser de un contexto espacial y temporal (con la
muerte como elemento estructurador) determinado; así, habla
de la existencia humana como “Dasein” o “ser-en-el-
mundo”.

A diferencia de lo que planteaban Descartes y otros autores


previos, Heidegger consideraba que las personas no somos
entes pensantes aislados del mundo que nos rodea, sino que la
propia interacción con el entorno es un aspecto nuclear del ser.
Es por esto que no es posible dominar el ser e intentar hacerlo
lleva a una vida carente de autenticidad.

En consecuencia, la capacidad humana para pensar tiene


un carácter secundario y no debe ser entendida como aquello
que define nuestro ser. Descubrimos el mundo a través del ser-
en-el-mundo, es decir, de la existencia en sí misma; para
Heidegger la cognición es tan sólo un reflejo de ésta, y por tanto
también lo son la reflexión y otros procesos similares.

La existencia no depende de la voluntad, sino que somos


“arrojados” al mundo y sabemos que es inevitable que
nuestra vida termine. La aceptación de estos hechos, así
como la comprensión de que somos una parte más del mundo,
permite dar sentido a la vida, que Heidegger conceptualiza
como el proyecto del ser-en-el-mundo.

Posteriormente los intereses de Heidegger se trasladaron a otros


temas. Destacó la relevancia del lenguaje como herramienta
fundamental para entender el mundo, exploró la relación entre
el arte y la búsqueda de “la verdad” y criticó la actitud
despectiva e irresponsable de los países occidentales con
respecto a la naturaleza.

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