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Educación de niños
con dificultades en el
control inhibitorio
Índice
Esquema 3
Ideas clave 4
7.1. Introducción y objetivos 4
7.2. Signos de alarma durante el desarrollo 5
© Universidad Internacional de La Rioja (UNIR)
Test 35
Esquema
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Los niños con dificultades en el control inhibitorio (DCI) experimentan una multitud
de desafíos diarios. Muchos de sus comportamientos no son entendidos tanto por
los compañeros como por quienes los rodean. Estos comportamientos son, a
menudo, malinterpretados y atribuidos erróneamente a otros aspectos no
relacionados con la causa que los provoca, como falta de educación, desobediencia
o incluso agresividad.
El comprender mejor las dificultades y por lo que está pasando el niño permite ser
más empáticos y reconocer más fácilmente aquellos comportamientos que apenas
puede controlar y, por lo tanto, en los que debemos centrar principalmente la
atención educativa.
El objetivo general de este tema será, por tanto, promover las relaciones
armoniosas entre el alumnado y una óptima integración social, de tal manera
que las herramientas y estrategias pedagógicas descritas ayuden al niño con
DCI a superar sus dificultades diarias (Pujolàs, 2017).
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Los estudios han demostrado que las DCI pueden generar dificultades en la escuela,
la familia, la vida social y, más tarde, en el ámbito profesional. También son un factor
de riesgo de trastornos del sueño, obesidad, accidentes, lesión cerebral traumática,
ansiedad, trastornos del estado de ánimo y el consumo abusivo de sustancias y
videojuegos.
Evaluar e intervenir en las DCI a una edad temprana no solo podría reducir el
impacto de síntomas en el momento actual, sino también reducir la probabilidad de
desarrollar problemas asociados durante el curso de su vida, como desadaptación
social y escolar, incremento de la agresividad, impulsividad y desinhibición
(Terrón, 2019).
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Signos de alarma
▸ Actuar sin planificar o pensar con antelación.
▸ Tener dificultades para respetar las reglas y las secuencias.
▸ Hacer comentarios inapropiados molestar o interrumpir a los
demás.
Es importante que la familia que tiene un hijo con DCI disponga de información precisa
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sobre cómo actuar. La formación de los padres, el asesoramiento psicosocial y los grupos
de autoayuda también pueden ayudar a las familias a comprender mejor el
comportamiento de su hijo y devolverles la esperanza. Los profesores también pueden
ofrecer apoyo informal a las familias a diario. Escuchar con empatía es una gran manera
Las DCI no son el resultado de una mala educación, el deseo de desafío a la autoridad o
la falta de interés por mantener relaciones sociales gratificantes. Las conexiones
neuronales de estos niños se han desarrollado de una manera atípica, lo que dificulta la
capacidad de modular su conducta, por lo tanto, su actividad e impulsividad.
No significa que el niño que no lo hace sea menos inteligente, es simplemente que el
niño no establece una pausa entre el estímulo y la respuesta, es decir, no se da tiempo
para planificar, evaluar las consecuencias positivas o negativas de sus actos. Pero estas
conexiones podemos modificarlas, entrenarlas a través de la práctica diaria. Cuando el
niño comience a ver los primeros resultados positivos de sus nuevas conductas será él
mismo quien desee ejecutarlas y mantenerlas.
▸ Entender el DCI.
▸ Establecer reglas, una estructura y una rutina en función de la rutina escolar y
comportamientos relacionados.
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Tabla 2. NEE.
Estos niños tienden a tomar una decisión rápida y a actuar de manera inapropiada en
función del contexto, sin pensar antes de actuar. En otras palabras, el niño tiene
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Para un niño con DCI las emociones pueden surgir en oleadas y manifestarse a
veces de forma extrema sin tener en cuenta las emociones y los deseos del otro,
así, la expresión o manifestación de sus emociones puede que a veces sea
incómoda o hiriente.
Dado que tiene dificultades para esperar que se satisfagan sus deseos o
necesidades, el niño puede sentir rápidamente irritación e incluso ira. Algunos
compañeros aprovechan que el niño con DCI es tan reactivo para divertirse
burlarse de él o provocarlo, hasta que tenga una rabieta.
emoción previa (por ejemplo, ansiedad del niño) o solicitudes verbales cargadas
de emoción (por ejemplo, gritarle con impaciencia, hacerle sentir vergüenza).
Algunos niños con DCI también pueden ser menos receptivos a los cambios o menos
flexibles en su forma de pensar, especialmente si se sienten ansiosos o confrontados;
esta rigidez puede afectar sus relaciones sociales. Tienden a tener menos cuidado y
no estar al tanto de las molestias que puedan generar en sus compañeros y pueden
malinterpretar los deseos e intenciones de los demás. En consecuencia, su
comportamiento puede ser inapropiado ante una situación (por ejemplo, reaccionar
agresivamente en una situación neutral) (García-Molina et al., 2009).
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En ocasiones pueden tener dificultades para recordar eventos del pasado con
fidelidad, debido a que solo atendió y memorizó algunas partes. De tal manera que
cuando el niño tiene que informar de lo sucedido en el contexto de un conflicto
puede negar su responsabilidad o inventar algo, sin recordar el papel que
Este miedo al fracaso puede crecer hasta el punto de no querer correr más riesgos o
lanzar nuevos retos, por miedo a decepcionar a los que les rodean. A algunos incluso
les resulta difícil apropiarse de sus éxitos. Además, algunos niños a veces dicen
sentirse como chivos expiatorios o tener miedo de ser acusados injustamente de un
accidente (como un objeto roto u otro daño). De hecho, debido a sus síntomas, sería
fácil atribuirles tal evento, ya que destacan entre la multitud y todos los ojos estarían
constantemente sobre ellos. Por eso también es importante prestar mucha atención
a las palabras utilizadas con un niño con DCI, porque otros niños que escuchan
pueden imitar y repetir los términos utilizados y podrían ver al niño con DCI como un
verdadero «chivo expiatorio» (Portellano, 2013).
Figura 1. Las formas son muy importantes con este tipo de niños. Fuente: https://www.bbc.com/
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Con cada estudiante, individualmente, buscar una pista que les haga saber que un
comportamiento determinado está obstaculizando el aprendizaje.
Estas pistas deben ser sencillas y discretas, como colocar una mano en su escritorio
o en su hombro. Esta técnica funciona para comportamientos menores, como
interrupciones o cambios de tema. Un gesto sencillo y discreto recuerda al alumno
que debe volver al trabajo sin llamar la atención de los demás (López y González,
2017).
En algunos casos, será necesario explicar claramente cómo utilizar estas pistas
discretas. Deben servir como un recordatorio amistoso, no como una reprimenda, y
deben comunicarse en voz baja, en un tono positivo.
▸ Utilizar tarjetas de colores con mensajes clave como «habla en voz baja» o «sigue
trabajando». Si el estudiante necesita un recordatorio, coloque la tarjeta en su
escritorio, sin comentar. Después de cinco minutos, si el comportamiento ha
▸ El estudiante también puede usar señales para indicarle al maestro que necesita
ayuda o una explicación de las instrucciones. En clases más avanzadas, puede usar
tarjetas de colores (uno o dos bloques temáticos) que los estudiantes pueden
colocar en sus escritorios para indicar que necesitan la ayuda del maestro o un
compañero de clase.
Esperar la ayuda de un maestro puede ser difícil para algunos estudiantes con DCI y
puede conducir a un comportamiento impulsivo. Muchos de ellos necesitan ayuda
para canalizar su exceso de energía física hacia comportamientos más aceptables.
▸ Realizar actividades o juegos en los que el niño ha de ejecutar una orden e inhibir
comportamientos automáticos o irrelevantes.
Tareas go–no go
Permitir que los estudiantes trabajen en diferentes lugares, como una mesa
grande, una pizarra, un caballete u hojas grandes de papel en la pared.
Por ejemplo, se puede reemplazar la silla del estudiante con una bola
grande. Esto le permite al estudiante moverse silenciosamente en el
escritorio mientras hace su trabajo. Las bolsas de aire pequeñas también
permiten que los estudiantes se muevan en sus asientos sin molestar a los
demás. A algunos estudiantes les resulta más fácil guardar el equilibrio.
▸ Planificar un lugar en el aula donde los estudiantes puedan moverse sin molestar
a los demás. Ofrecerse para ir cuando necesiten estirarse.
▸ Asignar a los estudiantes que realicen tareas regulares en el aula, como entregar
documentos o guardar materiales, para que se muevan de manera adecuada y
útil durante el horario escolar.
cambiará la tarjeta por otra tarjeta que diga, por ejemplo, «Juan necesita un
descanso de cinco minutos».
4. El estudiante lleva la tarjeta a la oficina o biblioteca y se la da a un adulto,
como la secretaria de la escuela o la bibliotecaria.
▸ Esta estrategia se puede modificar para ayudar a los estudiantes a planificar sus
descansos durante el día.
Por ejemplo, los estudiantes podrían recibir varias tarjetas con las palabras
«Necesito un descanso» al comienzo del día y ser responsables de planificar
cómo las usarán durante el día.
▸ Asegúrate de que los estudiantes salgan al aire libre durante el recreo, tomen
descansos o participen en actividades físicas. Es posible que estén más atentos y
sean más productivos después de un descanso porque han gastado su energía
extra. Si notas que algunos estudiantes tienen dificultades para sobrellevar el
estímulo de salir con toda la escuela al mismo tiempo, puede retrasar la salida
uno o dos minutos.
Justo antes del recreo, el estudiante puede repasar una serie de preguntas
de planificación con un maestro o compañero de clase, por ejemplo:
Algunos estudiantes con DCI pueden tener dificultades sociales con sus compañeros,
mientras que otros tienen excelentes habilidades sociales y hacen amigos fácilmente
y son apreciados.
Puede ser necesario dar las instrucciones en grupos pequeños, mientras que otras
actividades pueden involucrar a toda la clase.
Resolución de conflictos
1. Tomar nota de cada punto de vista («Tú dices que...»).
2. Presentar el problema como un problema común con el fin de atenuar la actitud defensiva
(«Es un problema» y no «Tienes un problema»).
3. Hacer participar a los alumnos en la búsqueda de soluciones («¿Qué vamos a hacer al
respecto?»).
4. Encontrar alternativas con la ayuda de un adulto.
5. Tratar de encontrar una solución que cada alumno acepte y haga suya.
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Visualización
1. Imagina un lugar donde te sientas relajado, tranquilo y feliz.
2. Recuerda todas las sensaciones que has experimentado.
3. Imagínate en este lugar, relajándote.
4. Regresar al presente trayendo consigo estos placenteros sentimientos.
Plan de relajación
• Enseñar a los estudiantes el vocabulario que les permitirá describir sus
emociones y sentimientos para que puedan verbalizarlos mejor y actuar
menos.
• Ayudar a los estudiantes a desarrollar un plan de relajación. Este plan es una
lista de acciones saludables que un estudiante puede hacer si se siente
estresado o incómodo (Pujolàs, 2017).
• Hacer una lista en clase y pedir a los estudiantes que marquen las estrategias
que usarán en diferentes contextos, por ejemplo:
Estrategias
1. Habla con alguien en quien confíes.
2. Cuenta hasta diez (o más) para calmarte.
3. Utiliza un refuerzo positivo personal como "Puedo hacerlo."
4. Aléjate de la situación.
5. Aprieta una pelota.
6. Lee un libro.
7. Escucha música.
8. Da un paseo o corre.
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9. Respira hondo.
10. Tómate un minuto de vacaciones en la cabeza (imagínate en tu lugar
favorito o haciendo tu actividad favorita.)
11. Habla con tu perro.
12. Dibuja.
cambiarán.
Estas observaciones pueden proporcionar información útil sobre los factores que
tienen una influencia positiva o negativa en el comportamiento de un estudiante en
particular. La información obtenida se puede utilizar para desarrollar un plan para
monitorear y reforzar el cambio de comportamiento.
Los pasos siguientes sirven de guía para establecer este tipo de intervención:
Siempre que sea posible hacer que los estudiantes marquen los puntos en los que
deben trabajar haciéndoles preguntas como: ¿Qué tipo de cosas necesitas hacer
para tener un mejor día en la escuela? ¿Qué tipo de comportamiento te impide
tener un buen día en la escuela? o ¿qué harías tú en lugar de eso?
Estos criterios deben ser razonables. Un estándar justo es aquel en el que los
estudiantes pueden lograrlo entre un 75 y un 90 % de las veces. Para alentar al
estudiante a mejorar se puede establecer una prueba inicial para comprobar si hay
una mejoría ligeramente superior a la que está haciendo el estudiante ahora.
Se deben establecer los criterios que se deben cumplir para cada parte del día, no
para todo el día. El cálculo de puntos debe ser razonable, pero dentro del alcance
de las habilidades actuales del estudiante. Los refuerzos se pueden establecer de
acuerdo a una escala progresiva.
9:00-10:30
10:30-12:00
12:00-13:30
4- Excelente
3- Bien
2- A mejorar
1- Inaceptable
metas y criterios.
• Utilizar un lenguaje que el alumno comprenda.
• Considerar la posibilidad de incorporar un componente de autocontrol para
que el alumno pueda evaluar su propio comportamiento, antes de que el
maestro haga su evaluación. El objetivo no es obtener la misma respuesta que
El informe de ida y vuelta de la escuela a casa puede ser un desafío para algunos
estudiantes. Hay que buscar formas de hacerlo más fácil para todos, incluidos los
padres y los maestros. Si el informe contiene comentarios positivos, es más
probable que el estudiante se lo lleve a casa. Si el estudiante tiene dificultades
para recordar llevar el informe a la escuela o al hogar, se pueden probar otras
formas, como las siguientes:
Consultar con los padres para asegurarse de que existe un sistema de recompensa
eficaz en el hogar por los resultados positivos informados en el informe diario.
Animarlos a utilizar recompensas naturales en lugar de artículos o actividades
creados por el hombre. Animarlos a dar recompensas a corto plazo que el
estudiante recibirá el día o la semana en que ocurra el comportamiento. Por
ejemplo, el acceso a la televisión o los juegos de ordenador, que antes era
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• Combinar siempre los comentarios diarios del informe con los refuerzos
sociales apropiados. Al completar el informe diario, describir los
comportamientos positivos y observar las mejoras y sus beneficios. Responder
a los objetivos incumplidos con un mensaje de aliento sobre el día siguiente.
• Mantener un registro diario de la frecuencia con la que el estudiante alcanza
cada objetivo.
• Aumentar gradualmente los comportamientos apropiados pasando al
siguiente criterio una vez que el estudiante haya logrado un objetivo de manera
constante.
• Si el estudiante no cumple constantemente con los criterios, reducir las
expectativas durante una semana o dos. Es más fácil apostar por los éxitos que
por los fracasos.
• Una vez que el estudiante cumpla con los criterios para un objetivo a un nivel
aceptable y se esté seguro de que puede realizar ese comportamiento de
manera consistente, anunciar que el objetivo se ha cumplido. Simplemente se
le dirá al estudiante que se está desempeñando tan bien que este objetivo ya
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no es necesario.
• En algunos alumnos será necesario realizar un control periódico. Si es
necesario, reemplazar el objetivo por otro. Si el estudiante logra resultados que
justifiquen la eliminación de informes diarios, cambiar a un sistema de informes
Si esta intervención no funciona como se esperaba, sería aconsejable reunirse con los
padres y discutir nuevas estrategias que puedan apoyar la intervención, puede ser
necesario cambiar a una intervención conductual más intensa (Servera, 2005).
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4. El control de impulsos:
A. Permite a los niños imaginar las consecuencias de sus conductas.
B. Es la habilidad de parar y pensar antes de actuar.
C. A y B son correctas.
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D. Evita frustrarse.
9. Entre las necesidades que presentan los niños con DCI se encuentran:
A. Regular la euforia.
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B. Regular la ira.
C. Regular la agresividad.
D. Todas son correctas.