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LA DEMOCRACIA Y LOS
DERECHOS HUMANOS
Profesora Bachilleres
Livia Gonzalez Karen Lopez 28.592.493
Piarmarys Coelho 29.642.725
Jhannaris Marin
Introduccion
Desde el mismo Platón, que consideraba que la sociedad ideal es aquella organizada de
acuerdo a la naturaleza; pasando por John Locke, quien teorizó acerca de los derechos
naturales de las personas como la vida, la libertad, la propiedad privada y en cuya filosofía se
basó la Declaración de Independencia de los Estados Unidos; hasta la formalización de una
Declaración Universal de Derechos Humanos después de la Segunda Guerra Mundial, es
evidente que el tema de los Derechos Humanos está profundamente relacionado con la
organización de los Estados, en particular con el Estado democrático. Esto se debe a que en
este tipo de organización social la legitimidad de las actuaciones del Estado reside en el poder
conjunto de la sociedad, y para que la sociedad funcione y esté capacitada para ejercer su
poder es necesario que cada uno de sus conformantes pueda disfrutar de garantías básicas
para su desarrollo.
A primera vista, parece existir una tensión casi indisoluble entre los derechos humanos y la
democracia. Los derechos humanos otorgan derechos a individuos, grupos y minorías como
protección contra la mayoría. Por otra parte, democracia implica el gobierno de la mayoría.
¿Pueden, por lo tanto, ser reprimidos derechos y libertades individuales en nombre de la
democracia y apelando a la soberanía del pueblo? ¿Son “antidemocráticos” los tribunales que
cuestionan decisiones de las mayorías parlamentarias argumentando con los derechos
humanos y la protección de las minorías? Con esa forma de contraponer la democracia a los
derechos humanos, la mayoría a la minoría, tal como es practicada por regímenes autoritarios y
propagado en parte bajo la etiqueta de democracia antiliberal, se ignora que la protección de
los derechos humanos no es un obstáculo, sino una condición funcional de una democracia
sostenible. Los derechos humanos garantizan elecciones libres y justas en condiciones de
igualdad política. Los derechos humanos garantizan una comunicación abierta y un proceso
libre de formación de opinión. Los derechos humanos aseguran la aplicación de las decisiones
tomadas democráticamente y hacen, por lo tanto, que el régimen democrático tenga
efectividad. Por último, al limitar el poder de la mayoría, los derechos humanos permiten que
los individuos y las minorías acepten las decisiones de la mayoría democráticamente
legitimada: la democracia ofrece a la minoría la perspectiva de convertirse en mayoría. Los
derechos humanos garantizan a los individuos que sus intereses serán protegidos, aunque no
pertenezcan a la mayoría. Del mismo modo que los derechos humanos tienen más
posibilidades de prosperar en una democracia, un régimen democrático sostenible es
inconcebible sin el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos humanos. Los
derechos humanos y la democracia no son antípodas, sino que se condicionan mutuamente
para lograr el éxito de una comunidad política. En su interacción, permiten al individuo llevar
una vida autodeterminada individual y colectivamente. La protección y materialización de los
derechos humanos es, por lo tanto, un proyecto genuinamente democrático
Los hombres y las mujeres somos diferentes de los demás seres vivientes porque podemos
pensar, crear, comunicarnos entre nosotros; porque intentamos ponernos de acuerdo con los
demás hombres y mujeres para organizarnos y vivir en comunidad. Por todo esto, somos seres
humanos y tenemos necesidades que nos son propias y que debemos satisfacer para
desarrollarnos plenamente. Durante muchos años los hombres y las mujeres han venido
luchando por mejorar sus vidas. Cada lucha supone un paso hacia la libertad, la igualdad y
hacia el disfrute de una vida más digna. Luego de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual
muchas personas fueron torturadas, encarceladas y muchas otras asesinadas, la Asamblea
General de la recién creada Organización de las Naciones Unidas preocupada porque
situaciones como estas no volvieran a repetirse, reconoció la existencia de derechos que no
pueden ser violados bajo ninguna circunstancia; por ello, la Asamblea y los Estados que la
conforman, se comprometieron a velar por la garantía y protección a estos derechos. La
DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS fue promulgada el 10 de
diciembre 1948, día que desde entonces se conoce como el Día Internacional de los Derechos
Humanos. En la Declaración Universal de Derechos Humanos encontramos derechos que se
refieren tanto a la protección individual: vida, integridad, libertad, seguridad; como también
aquellos aspectos que garantizan el disfrute del bienestar colectivo, tales como: seguridad
social, salud, educación, trabajo, vivienda, recreación.
Hasta los años 90, es que se comienza a presentar un fenómeno en las Américas, en el que
los poderes del Estado comienzan a imponerse y a tomar el control frente a los otros. Es decir,
el poder ejecutivo comienza a empoderarse del poder legislativo y judicial, situación que ocurrió
en países como Perú en 1992.
Esta situación le daba un giro importante a la historia que, hasta ahora, desestabilizaba la
democracia de los pueblos a través del golpe de estado, en la que los militares tomaban el
poder.
Frente a los nuevos fenómenos, las normas anteriores estipuladas por la OEA no tenían
respuesta, pues estaban previstas únicamente para el golpe militar clásico, lo que llevó a la
Asamblea General de la OEA a aprobar la resolución de la Carta Democrática Interamericana,
el 11 de septiembre de 2001 en Lima.
La creación de la carta fue necesaria, entonces, para reforzar “los instrumentos de la OEA para
la defensa activa de la democracia representativa”, como cita la organización. Es decir, son
medidas que tienen como objetivo restablecer el orden democrático y contiene herramientas de
negociación para adoptar con los países que incumplan con las obligaciones allí contenidas.
“Estas medidas están de acuerdo con las normas aprobadas por todos los miembros de la
organización (…) No se trata de castigar, se trata de restablecer y fortalecer las instituciones”,
explicó Jean Michel Arrighi, el secretario de asuntos legales de la OEA, a la Voz de América.
El objetivo es evitar la violación de derechos humanos, promover el respeto a la libertad de
expresión, a la separación de poderes, a la libertad de circulación, el debido proceso, la no
existencia de tortura, la no existencia de presos políticos y erradica aquellas situaciones que
ponen en riesgo la seguridad y la paz de los países de la región.
El experto Jean Michel Arrighi dice que la carta prevé cuatro hipótesis; la primera es cuando se
produce una situación que pone en peligro la estabilidad democrática en un país, el cual pide
ayuda a la OEA.
La segunda es muy similar y es que, cuando se presenta una crisis democrática en un país, la
OEA resuelve ayudarlo, con consentimiento de ese gobierno. Venezuela, en 2002, y Nicaragua,
en 2004 y 2005, pidieron asistencia a la organización, a través de la Carta.
A tercera hipótesis es muy diferente, y ocurre cuando se altera el orden constitucional y
democrático en un país, pero contrario a las dos primeras, el gobierno no pide ni acepta ayuda.
Es allí, cuando se invoca el Artículo 20, como ha ocurrido en el caso de Venezuela. De esta
manera, convocan al Consejo Permanente para evaluar la situación y tomar medidas.
“Veamos el debate que se da sobre la situación en Nicaragua, donde el Secretario General
también ha hecho uso de la facultad que le da el Artículo 20 para solicitar la reunión del
Consejo Permanente para estudiar la situación, ya que el país no quiere pedir asistencia”,
explica Arrighi.
Por último, la cuarta hipótesis es la prevista en las normas anteriores; cuando ya no hay
gobierno y solo un golpe de estado.
La Carta Social parte del reconocimiento que “los pueblos de América tienen una legítima
aspiración a la justicia social y sus gobiernos la responsabilidad de promoverla. El desarrollo
con equidad fortalece y consolida la democracia, en tanto son interdependientes y se refuerzan
mutuamente”.
A pesar de que la Carta Democrática no definió lo que debe entenderse por democracia,
debido a la gran cantidad de posibles definiciones que puede tener dicho término, sí estableció
una lista no exhaustiva de lo que se consideró que eran los elementos esenciales de una
verdadera democracia.
Así, según el artículo 3 de la Carta Democrática, dichos elementos esenciales son: “el respeto
a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con
sujeción al Estado de Derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas
en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural
de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes
públicos”.
Asimismo, en el artículo 4 de dicha Carta se establecen los componentes fundamentales para
un ejercicio efectivo de la democracia, en donde están incluidos: “la transparencia de las
actividades gubernamentales, la probidad, la responsabilidad de los gobiernos en la gestión
pública, el respeto por los derechos sociales y la libertad de expresión y de prensa, así como la
subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil legalmente
constituida y el respeto al Estado de Derecho de todas las entidades y sectores de la
sociedad”.
Cuidadania y democracia
Democracia es un sistema de gobierno y forma de vida en la que todos los miembros de la
comunidad, pueden por igual participar en las decisiones colectivas, de manera individual o a
través de sus representantes. La Democracia por tanto necesita de ciudadanos, y la
Ciudadanía es un proceso de construcción social. Ciudadanía y democracia son conceptos
múltiples, dinámicos, y ambos implican derechos y obligaciones, por ello se requiere que las
instituciones del Estado, funcionen de determinada manera, como componentes de un Estado
de Derecho.
Movimientos sociales
Los movimientos sociales son grupos de base organizados en torno a la defensa o promoción
de una causa que, de manera coordinada, planificada y sostenida en el tiempo, pretenden el
cambio social. Los movimientos sociales se articulan en torno a dos claves fundamentales: la
percepción de una identidad compartida entre sus miembros y la organización sistemática con
proyección de futuro, todo orientado a intervenir de manera concreta en la sociedad. Esto
distingue al concepto de movimiento social de los conceptos de comportamiento colectivo y
acción colectiva. El objetivo de los movimientos sociales es promover cambios en las
estructuras sociales y los valores que las legitiman, ya que dichas estructuras, por su
´propension a la estabilidad tienden a naturalizar las cosas, lo que es causa del estancamiento
y la perpetuacion de condiciones anacronicas generadas de conflicto
Tipos de democracia
1. Democracia directa
3. Democracia deliberativa
La democracia deliberativa es un modelo normativo de la política que aspira a profundizar la
democracia con base en un principio de razonamiento público entre ciudadanos
La noción prima de democracia deliberativa fue acuñada por Joseph M. Bessette en 1980, que
la reelaboró y argumentó de nuevo en 1994. Desde entonces, numerosos filósofos y politólogos
han contribuido a desarrollar la concepción deliberativa de la democracia, entre otros: Jürgen
Habermas, Jon Elster, Joshua Cohen, John S. Dryzek, Carlos Santiago Nino, Amy Gutmann,
James Fishkin, Dennis Thompson, Seyla Benhabib, José Luis Martí.
El término democracia deliberativa "designa un modelo normativo –un ideal regulativo– que
busca coordinar la noción de democracia representativa al uso mediante la adopción de un
procedimiento colectivo de toma de decisiones políticas que incluya la participación activa de
todos los potencialmente afectados por tales decisiones, y que estaría basado en el principio de
la deliberación, que implica la argumentación y discusión pública de las diversas propuestas"
4. Democracia participativa
La democracia participativa es aquella en donde se tienen en cuenta la voz y el voto. Es una
forma de democracia en la que tienen mayor participación en la toma de las decisiones
políticas que la que les otorga tradicionalmente la democracia representativa. La democracia
participativa permite una participación ciudadana mayor que en democracia representativa pero
menor que en la llamada democracia directa y equivalente en muchos de sus mecanismos a la
democracia semidirecta.
Su mecanismo puede definirse con mayor precisión como un modelo político que facilita a la
ciudadanía su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una
influencia directa en las decisiones públicas. En la actualidad se manifiesta usualmente por
medio de una diversidad de procedimientos, como presupuestos participativos, consejos
vecinales o comunales o consultas populares. En una etapa más avanzada, el proyecto
fundamental de la democracia participativa es la creación de un mecanismo de deliberaciones
mediante el cual el pueblo, con su propia participación, esté habilitado para manifestarse por
igual con puntos de vista tanto mayoritarios como minoritarios. Sin negar que todo sistema
democrático finalmente ha de descansar en decisiones mayoritarias, los mecanismos o
instituciones de participación tienen el propósito de hacer hincapié en el pleno respeto a las
minorías, sus opiniones y su amplia manifestación a través de un mecanismo participativo e
institucionalizado
5. Democracia social
La democracia social es una sociedad donde el poder reside en el Congreso de la Nación,
donde están diputados y senadores. No tanto en el presidente o el ejecutivo; es una sociedad
dónde el pueblo, los mayores de 21 años (o 18 en algunos lugares), son ciudadanos y no
habitantes, gozando a tal efecto de unos derechos que les permitan vivir con dignidad,
garantizado por el Estado Nación. Se expresa en una sociedad participativa, que vota y elige a
sus representantes para que ocupen cargos en el gobierno hasta las próximas elecciones, por
los plazos que cada territorio en particular establezca normativamente. Una sociedad que
respeta las minorías, donde los ciudadanos son libres e iguales ante la ley, iguales solo en
derechos y en iguales circunstancias; una sociedad sin pobres y excluidos. Una sociedad
donde existe la libertad de prensa.- democráticos de toma de decisiones en las instituciones
estatales que caracterizan a la sociedad civil. Se emplea el término democracia social para
distinguirlo de democracia política, relacionado con los procesos de toma de decisiones en el
Estado representante.
Decadencia de la democracia
Una decadencia es la extinción de ciertas características de una sociedad, que podemos
percibir claramente en nuestro presente. Al n y al cabo la palabra implica declive, caída o
empeoramiento. Durante décadas vimos cómo la democracia se expandía por el mundo, difícil
pensar que una vez que un país opta por un sistema democrático su población quiera
cambiarlo, sin embargo, en este proceso de expansión vemos que en Venezuela el modelo es
aprovechado por populistas que acomodan las reglas del juego democrático debilitando o
descomponiendo el sistema democrático.
La democracia venezolana está desde hace tiempo en decadencia, algo que se ha intentado
ocultar durante muchos años gracias a la ayuda de diversos actores de la comunidad
internacional, que han mediado cada vez que se acentúa la crisis.
Se ha perdido el principio central de tener la seguridad que la democracia era la certeza de
poner límite a la sin razón de la autoridad de arriba hacia abajo y la obligación de ser del
ciudadano de abajo hacia arriba. El poder se ha hipertrofiado al centralizar o estatizar todas las
funciones perdiendo el protagonismo de la sociedad civil como ente activo y regulador de la
función social del Estado como entidad jurídica de las naciones.
Es asombroso apreciar como se ha empequeñecido la democracia, se ha perdido en forma
sustancial la vinculación histórica, humana y generacional con el pasado democrático y lo peor,
no existe un compromiso con el futuro tanto individual como del grupo familiar, de pertenencia,
y al contrario, destruyen ese inmenso legado social. Se ha perdido la comparación entre los
regímenes autoritarios, despóticos y dictatoriales y los modelos políticos de libertad y progreso
sostenido de los pueblos. No se cumple la dinámica normal de los ciclos de los paradigmas
políticos, un periodo normal debe evolucionar a un cambio paradigmático para lograr mejores
derroteros sociales y estructurales de los países. Parece que no es normal o es una crisis
histórica, que estamos ante una utopía aberrante que los sistemas autoritarios como Rusia y
China se están afianzando más y le están ganando a la democracia y a la libertad en el mundo
global en detrimento de la razón del ser humano.
Conclusion
Si le preguntaras a la gente en la calle: “¿Cuáles son los derechos humanos?”, obtendrías
muchas respuestas distintas. Te dirían los derechos que conocen, pero muy pocas personas
conocen todos sus derechos.
Muchas personas, cuando se les pide que nombren sus derechos, mencionarán solamente la
libertad de expresión y de creencia y tal vez uno o dos más. No hay duda de que estos
derechos son importantes, pero el alcance de los derechos humanos es muy amplio. Significan
una elección y una oportunidad. Significan la libertad para conseguir un trabajo, elegir una
carrera, elegir al compañero con quien criar a los hijos. Entre ellos está el derecho de circular
ampliamente y el derecho de trabajar con remuneración, sin acoso, abuso o amenaza de un
despido arbitrario. Incluso abarcan el derecho al descanso. Es ahi donde se entrelazan los
derechos humanos y la democracia, para poder asegurar cada uno de esos derechos que
poseemos debemos estar seguros que las leyes de nuestro pais velaran por que se cumplan.
Etimológicamente democracia quiere decir "poder del pueblo", pero desde el punto de vista
filosófico la democracia es más que poder del pueblo, es un sistema socio político y económico
de hombres libres e iguales; no sólo libres e iguales ante la ley, sino en las relaciones sociales
en la vida cotidiana. La democracia en cuanto concepción del mundo nos conduce a uno de los
ideales más sublimes que el hombre intenta consolidar en la historia: el ideal de la simetría, es
decir, de la igualdad y el ideal de la noarbitrariedad. La sociedad auténticamente democrática
debe ser simétrica y no arbitraria. La historia de la humanidad esta plagada de luchas
populares por conseguir esa meta. Algo se ha avanzado pero falta mucho camino por recorrer.
En otras palabras, faltan nuevas revoluciones, nuevos cambios, para que pueda concretarse el
ideal de una sociedad justa integrada por hombres libres e iguales.
Un Estado democrático es aquel en el que la convivencia social de sus miembros se basa en
que todos son libres e iguales ante la ley. Es decir, el Estado democrático por naturaleza
aborrece la discriminación de sus miembros ante la ley por cualquier motivo, indiferentemente
de que esta sea por raza, religión, cultura, orientación sexual, género, idioma, etnia, edad o
ideología. Entonces, es necesario para que un Estado democrático funcione que los derechos
que son comunes a todos sus miembros, es decir los Derechos Humanos, sean respetados por
el mismo estado.