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EQUIPO 4

Puede argumentarse que los problemas de pareja provocan tanto


dolor psicológico y físico como muchos, si no es que la mayoría,
de los trastornos del DSM, además de que pueden iniciar,
exacerbar y complicar trastornos del DSM como depresión o
desencadenar su recaída
Involucrados
Niños
A los involucrados (aka la pareja) también les afecta
Los problemas de pareja dichos problemas ya que estos puedes agravar
pueden tener un impacto problemas que ya se tienen .Cualesquiera que sean los
importante en los niños y méritos y el resultado de dichos esfuerzos, no hay
desencadenar o exacerbar los duda de que los problemas de pareja tienen
trastornos externalizantes e consecuencias psicológicas importantes y que merecen
internalizantes atención terapéutica.
Los tratamientos exitosos para los problemas de pareja han hecho hincapié en la
evaluación y modificación de cada contribución y respuesta individual a interacciones
específicas en su relación, con el propósito de facilitar los cambios en la conducta de
los cónyuges, la terapia conductual tradicional de pareja les enseña a incrementar o
disminuir conductas blanco (intercambio conductual), a comunicarse de manera más
eficaz (entrenamiento de la comunicación), y a evaluar y resolver problemas (solución
de problemas) para mejorar la satisfacción general con la relación. En esta forma de
terapia es muy frecuente el uso de la monografía de Jacobson y Margolin (1979) como
manual de tratamiento.
La investigación subsecuente de resultados ha respaldado
de manera sistemática la eficacia de las aproximaciones
conductuales al tratamiento de los problemas de pareja
La investigación ha demostrado incluso el impacto
positivo de la terapia conductual tradicional para parejas
en que uno de los integrantes tiene un trastorno individual
como depresión , alcoholismo y, o ansiedad.
A pesar del éxito aparente de la terapia conductual tradicional de
pareja, la investigación de resultados también reveló algunas
limitaciones en su eficacia y capacidad de generalización. Por
ejemplo, aproximadamente un tercio de las parejas no mostró
mejoría medible en la calidad de la relación después del tratamiento
con la terapia conductual tradicional. Además, muchas parejas que al
inicio respondieron al tratamiento recayeron uno o dos años
después de la terapia encontraron una tasa de divorcio de 37% en
parejas tratadas con la terapia conductual tradicional de pareja
cuatro años después del tratamiento.
La evidencia sobre los fracasos de la terapia conductual
tradicional impulsó los esfuerzos por encontrar tratamientos
que pudieran aplicarse incluso en esos casos difíciles. Tres
desarrollos de la terapia conductual integrativa de pareja
tienen el propósito de aumentar la durabilidad y aplicabilidad
del tratamiento:
(1) un enfoque en los “temas” de la relación
más que en conductas blanco específicas de la pareja;
(2) un énfasis en la conducta “moldeada por
contingencias” más que en la conducta “gobernada por
reglas”
(3) un enfoque en la aceptación emocional.
El primer aspecto que pretende hacer más aplicable y más duradera la efectividad de la terapia
conductual integrativa de pareja es la atención que dedica a los “temas” de la relación, es decir,
sus patrones duraderos de conductas dispares pero todavía funcionalmente similares. Aunque
este enfoque coincide con la terapia conductual tradicional en la necesidad de una evaluación
exhaustiva de los patrones conductuales de la pareja, difiere de ella en el hecho de que
considera múltiples y complejas interacciones conductuales, y no sólo blancos conductuales
específicos, para la intervención terapéutica.
En contraste con el énfasis de la terapia conductual
tradicional en blancos conductuales específicos, la terapia
conductual integrativa se enfoca en “temas” más
amplios en la historia de la pareja, es decir, en el
desarrollo de una comprensión compartida de las muchas
circunstancias en que la esposa se ha sentido querida y
no querida, y en que el marido ha sentido que su mujer
creía o no en él.
ETIOLOGÍA DE LOS PROBLEMAS
DE PAREJA

De acuerdo con la terapia conductual integrativa de pareja, las dificultades de la


relación se desarrollan como resultado de dos influencias básicas, la
disminución en los intercambios reforzantes positivamente -por ejemplo, a
través de la erosión del reforzamiento- y el desarrollo de intercambios
aversivos -por ejemplo, a través del desarrollo de conflicto. La erosión del
reforzamiento positivo se refiere al fenómeno por el cual las conductas que
alguna vez fueron reforzantes positivamente disminuyeron su capacidad de
reforzamiento a través de la exposición repetida a ellos.
Una de las metas básicas de la terapia conductual integrativa de
pareja es que los cónyuges adopten la formulación como parte de
la historia de su relación. A partir de ese punto, pueden usar la
formulación como un contexto para entender su relación y sus
conflictos. La formulación también proporciona a las parejas un
lenguaje para discutir sus problemas y les permite distanciarse de
éstos. Sin embargo, es importante recordar que la formulación es
un concepto dinámico que puede requerir alteraciones y
modificaciones (o “reformulaciones”) durante el tratamiento.
En la terapia conductual integrativa de pareja existe una clara distinción entre la fase de
evaluación y el tratamiento en sí. La fase de evaluación comprende por lo menos una sesión
con ambos cónyuges seguida de una sesión individual con cada uno de ellos. A esto le sigue
una sesión de retroalimentación en que el terapeuta describe su formulación de los cónyuges y
de sus problemas, así como su plan para el tratamiento. La sesión de retroalimentación es
seguida por las sesiones de tratamiento, cuyo número exacto se determina caso a caso
dependiendo del las necesidades de tratamiento de cada pareja. Sin embargo, el protocolo
usado en un ensayo clínico reciente de la terapia conductual integrativa para parejas con
problemas crónicos graves (que se revisa más adelante) fue un máximo de 26 sesiones,
incluyendo las fases de evaluación y de tratamiento.
Los instrumentos de evaluación objetivos (tabla 18-1) son de utilidad tanto en la
evaluación inicial como en la supervisión del progreso de una pareja en varios momentos
del tratamiento. Aunque esos instrumentos objetivos no son indispensables para conducir
la terapia conductual integrativa de pareja, ofrecen información adicional sobre áreas de
desacuerdo que no se han revisado durante las sesiones, o bien pueden brindar datos
objetivos sobre los niveles de angustia y satisfacción de una pareja. Además, la
investigación ha demostrado que compartir y discutir activamente el progreso (o la falta
de progreso) de una pareja en terapia puede mejorar los resultados de la misma.
Se recomienda que el clínico aplique, por lo menos, instrumentos
que evalúen la satisfacción en la relación, violencia íntima,
compromiso y áreas problemáticas en la pareja. La medición de
la satisfacción en la relación funciona como medición del
resultado y debe repetirse periódicamente. Las mediciones de la
violencia, compromiso y áreas problemáticas son necesarias
porque en el cuestionario los cónyuges pueden indicar
preocupaciones que no mencionan de manera espontánea.
Las parejas no suelen mencionar en la terapia
temas como los relacionados con violencia o
problemas sexuales aunque estén presentes.
Christensen (2010) desarrolló un Cuestionario de
Pareja Breve (Christensen, 2010) que puede ser
utilizado por los clínicos para evaluar las
condiciones de línea base de satisfacción, violencia
y compromiso. Por lo general, los cuestionarios se
entregan a los cónyuges en la primera sesión para
que los respondan y los regresen luego en las
sesiones individuales. Además de ser parte de la
fase de evaluación, los cuestionarios
pueden volver a aplicarse durante el tratamiento, al
final del mismo y en el seguimiento para evaluar
los cambios
en los niveles de angustia y satisfacción en relación
con los presentados por los cónyuges en línea base.
Los instrumentos objetivos son particularmente útiles en la
evaluación de la historia de violencia doméstica de una pareja, lo
que constituye una parte crucial del ingreso de cada una, no sólo
para determinar si la seguridad personal de cualquiera de los
cónyuges está en peligro inminente sino también porque en
algunas parejas violentas puede estar contraindicada la terapia
de pareja.
La fase de evaluación por lo general incluye una sesión

conjunta con los cónyuges (sesión 1) seguida de sesiones


individuales con cada miembro de la pareja (sesiones 2 y 3).
La meta principal de esta fase es permitir al terapeuta
evaluar la idoneidad de la pareja para la terapia y de ser
así, que desarrolle la formulación

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