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1. Película
Título: 7 años.
Ficha técnico-artística:
Año: 2016.
País: España.
Idioma: español.
Reparto: Àlex Brendemühl (Marcel), Juana Acosta (Vero), Paco León (Luis), Juan
Pablo Raba (Carlos), Manuel Morón (José Veiga).
Duración: 77 minutos.
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Sinopsis:
2. Temática jurídica
3. Comentario de la profesora
Hoy en día resulta difícil mantener la atención de un espectador con una película que se
desarrolla en una habitación durante todo su metraje y con solo cinco actores. Pero lo
cierto es que el director, gracias a rodar con planos secuencia, lo logra plenamente
dando dinamismo a unos diálogos creíbles por cotidianos. De esta manera, consigue
evitar transmitir una sensación de estatismo que, a priori, parecía casi inevitable al
transcurrir la práctica totalidad del relato en un único escenario de dimensiones
reducidas.
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filme se centra en el potente debate y la difícil decisión a tomar, convirtiendo esta
discusión en una excelente forma de dar a conocer los rasgos característicos de cada uno
de los socios.
Con ello y con todo, lo relevante de la película, sin duda alguna, es la visibilidad que se
le da a la mediación, como método de resolución de conflictos, y a su desarrollo. Y es
que los ciudadanos disponemos no solo de la vía judicial para resolver nuestras
controversias, sino también de la posibilidad de acudir a otros métodos.
En efecto, una vez superada la autotutela la forma más primitiva, injusta y peligrosa de
resolver los conflictos, en tanto se caracteriza por la solución coactiva impuesta por la
parte más fuerte, surgen los métodos de composición, dentro de los que podemos
distinguir la autocomposición y la heterocomposición, en función de la existencia o no
de una decisión vinculante de un tercero. En los mecanismos heterocompositivos
proceso y arbitraje, el tercero se sitúa en una posición superior a las partes. Ello
implica que la solución del conflicto corresponde a ese tercero, quien la impone y
resuelve de forma concluyente. Por el contrario, en los mecanismos autocompositivos
negociación, conciliación y mediación van a ser las propias partes las que resuelvan
la disputa, renunciando total o parcialmente a las posiciones defendidas inicialmente.
Más allá de esta definición general de la mediación, huelga decir que nos encontramos
ante una institución que se caracteriza por su flexibilidad. En efecto, no cabe duda de
que su procedimiento debe hallarse presidido por la informalidad o la libertad de forma.
Es por ello por lo que resulta más que difícil describir unas etapas e incluso un
procedimiento tipo. Es más, al contrario de la estricta determinación legal del desarrollo
del proceso, cuyo respeto y observancia se impone a todos sus intervinientes, en la
mediación el ritmo y la dirección de las actuaciones queda en manos de las partes y de
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las eventuales orientaciones y propuestas del mediador, tal y como se observa en la
película.
Con todo, no quiere ello decir que la mediación carezca por completo de procedimiento,
al menos, de una arquitectura, por pequeña que sea. Y es que es innegable que el
procedimiento de mediación debe constar de una fase inicial o preliminar, un desarrollo
y un cierre, el cual viene marcado, en la mayoría de las ocasiones, por el acuerdo
alcanzado por las partes. En efecto, todo procedimiento de mediación se inicia con la
idea de que finalice con un acuerdo que ponga solución al conflicto. De esta manera,
esta última parte del iter procedimental representa una etapa esencial y la fase más
delicada del mismo, en tanto el acuerdo con el que puede concluir tal procedimiento
constituye su último escalón. De hecho, cabe destacar que el acuerdo representa el éxito
de la mediación.
De esta manera, la principal labor de este tercero, y hacia donde deberá dirigir sus
esfuerzos y estrategias, consiste en generar las condiciones adecuadas que faciliten la
comunicación entre las partes, para que sean capaces de ir transformando su visión
inicial y subjetiva de la controversia e ir avanzando en la búsqueda de una solución
consensuada. Por consiguiente, el mediador deberá crear un entorno en el cual las partes
realicen una exploración de las posibilidades de establecer lazos de cooperación. Se
trata de una tarea difícil, cuyo primer objetivo consiste en obtener un cambio de actitud
en las partes. Para ello, el mediador deberá escuchar y crear empatías, así como
positivizar, flexibilizar el ambiente y propiciar la comunicación y el diálogo, alejando a
las partes de la tendencia a conductas adversariales. Asimismo, en esta labor es
fundamental gestionar de un modo adecuado las emociones de las partes para evitar la
escalada del conflicto.
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En la película, tal y como sucede en todo procedimiento mediador, se observa como
José Veiga, una vez que los cuatro socios aceptan la mediación, les explica las tres
reglas básicas de este método. En primer lugar, la voluntariedad para todos, incluido él
mismo. A este respecto, les pregunta si realmente todos los que se van a involucrar en la
mediación quieren lo mismo y si tienen los mismos motivos para hacerlo. En segundo
lugar, todos deben escuchar con respeto porque las personas que tienen al lado no son
parte del problema, sino que son parte de la solución. Por último, el mediador traslada a
las partes que él no es juez ni parte, que sólo facilita la comunicación, por lo que son
ellas las que toman las decisiones. En suma, el tercero expone a los cuatro amigos las
características esenciales del procedimiento de mediación.
A continuación, el mediador les explica con calma cómo proceder y, además, ante la
probabilidad de que pasen allí varias horas, les pide que eviten las distracciones con los
móviles.
Aun cuando al inicio parece que la mediación será compleja, la actitud tolerante que se
le presume a los protagonistas, en cuanto no son solo socios, sino también amigos, se
entiende que permitirá garantizar un acuerdo final. Sin embargo, a medida que avanza la
película se va complicando la situación, pues ninguno quiere ir a la cárcel. En efecto,
todos tienen motivos laborales para no querer ir por el bien de la empresa: Vero sigue
siendo la que maneja los números, Marcel es el alma máter de la empresa, Carlos es el
que lleva a la clientela a los restaurantes y bares y Luis, el genio venido a menos.
Asimismo, se observa como del tema laboral, se pasa a que para una mujer es más fácil
el trago de la cárcel que para un hombre porque son menos duras. Y de ahí al tema
personal, ya que Marcel tiene mujer e hija y Carlos un padre con alzheimer. En este
punto se observa algo característico de la mediación. Y es que cuando el conflicto está
escalando, con frecuencia, se producen los intensificadores del mismo, en este caso, se
trata del pase del problema a la persona.
Avanza la trama y finalmente, las partes logran un acuerdo. Éste representa la fase final
y lo que permite concluir el procedimiento mediador. Sin embargo, no hay acta para
firmar, no olvidemos que el asunto muy legal no es. Es una mediación privada y las
partes estaban de acuerdo en acordar sobre esto. Lo que sí se firma es el contrato que al
principio de la película le ofrecieron al mediador: empezar su nuevo empleo en el
departamento de mediación de la empresa con un compromiso de permanencia de 10
años.
Sea como fuere, podemos constatar que en muchas ocasiones resulta difícil transmitir la
realidad de lo que ocurre en una sala de mediación, máxime cuando se trata de un
procedimiento confidencial. Por ello, y dejando al margen los elementos de película, “7
años” nos muestra una mediación de principio a fin, que técnicas usa el mediador, cómo
lo hace y qué planteamientos propone, lo que sin duda representa una gran oportunidad
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para que el público vea cómo se desarrolla una mediación y compruebe como ésta
ayuda a cuatro socios en un momento crucial para su empresa y para sus vidas.
En este caso, y al hilo de la película, simularemos una mediación. Para ello, los
estudiantes trabajan por grupos de 4 componentes: 2 serán los mediados, uno el
mediador o dos si se quiere y el otro será un observador. Se plantea un conflicto, que
tratará de resolverse a través de un acuerdo que logren las partes. Para ello, se pondrán
en práctica, a lo largo de la mediación, las técnicas utilizadas por los mediadores.
Para finalizar el Role-Playing, se realiza una fase de debate, donde de manera conjunta
se analizan los resultados de la simulación. Se recaban las opiniones de quiénes han sido
observadores y las sensaciones de los actores protagonistas del nuevo rol. En esta última
fase, el docente ejerce de moderador del debate, pudiendo plantear alternativas a las
resoluciones de conflictos aportadas.
5. Lecturas recomendadas
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- CASTILLEJO MANZANARES, R. (Dir.), Nuevos debates en relación a la
mediación penal, civil y mercantil, Servicio de Publicaciones e Intercambio Científico,
Santiago de Compostela, 2018.