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1. Fichas y anotaciones
Por Daniel Link
Naturalmente, no es obligatorio ni imprescindible fichar cada artículo o libro que
se lea, pero el hábito de fichado suele tener sus ventajas. El trabajo de fichado supone
la organización de cierto material bibliográfico con hipótesis de futuro. Esto significa
que, además de facilitar la comprensión (y posterior exposición) de la bibliografía, la
ficha se integra en una suerte de banco de datos de fácil acceso que permitirá al
estudiante (o al investigador, o al profesional) ahorrar esfuerzos a lo largo de su
carrera.
Existen varios tipos de fichas, de acuerdo con las hipótesis de desarrollo futuro:
1.1. Fichas de lectura. Incluyen los datos bibliográficos del libro (o artículo), un
resumen general, una serie de valoraciones sobre su importancia y una serie de citas
textuales que a primera vista parecieron especialmente significativas o potencialmente
utilizables en el futuro.
1.2. Fichas temáticas. Organizan el material bibliográfico por temas: comunicación
(concepto), funcionalismo, arte y cultura (América latina), por ejemplo. Estos
"índices" temáticos suelen organizarse hoy por hoy con gran facilidad gracias a la
profusión de software específico (bases de datos, bibliografías, buscadores de
Internet, etc...), pero un buen fichero hecho a mano es igualmente productivo.
1.3. Fichas de trabajo. Plantean hipótesis de trabajo, sugerencias para enfrentar un
problema determinado, temas y su localización en la bibliografía, repertorios
bibliográficos, etc... Suponen una especie de horror vacui de la memoria o procesos
ideacionales para cuyo desarrollo el estudiante o investigador no encuentra suficiente
tiempo. El "choque con la idea" queda conservado en fichas de este tipo.
2. Fichas de lectura
Son muchos los modos de fichar un libro y están en relación con los hábitos de
estudio personales, así como con la memoria del estudiante. Habrá personas que
preferirán un fichado minucioso y otras que se conformarán con un rápido apunte. La
ficha de lectura incluye:
2.1. Indicaciones bibliográficas precisas. Nombre completo del autor. Título del libro o
artículo. Datos completos de edición (lugar, editorial, fecha). Para artículos:
según el artículo haya sido publicado en una revista (indicación del número de la
3. La lectura como construcción
1 Peirce, uno de los más grandes filósofos, ha señalado: "La realidad es algo bruto. No hay razón en
ella" (Peirce, Charles Sanders. Collected Papers en Obra lógico-semiótica. Madrid, Taurus, 1987 [tr. de
Ramón Alcalde], p. 159 [número 1.24 de los "Principios de filosofía"]
3 Si a uno le interesara (o debiera) profundizar un poco más en esto, debería colocar el paréntesis
anterior como nota al pie. Citar o glosar a Kant e indicar de qué lugar de su obra estamos hablando.
4 Entenderemos textos, por el momento, como cualquier tipo de organización discursiva en cualquier
soporte (imágenes de video, fotografías, textos escritos, organización del espacio, secuencias musicales,
etc...) [esta es otra nota típica: sirve para aclarar el uso que se hace de las categorías. De otro modo la
monografía, el artículo o la tesis se vuelve endeble]
5 Aquí usamos bastardillas (o podríamos haber usado comillas) para señalar un uso figurado del
lenguaje. Conviene que el que lee sepa que nosotros sabemos que hemos fracturado el registro y que
controlamos, en síntesis, nuestro propio discurso. Conviene elegir dos o tres de estas marcas y usarlas
sistemáticamente (es decir: con coherencia) a lo largo de todo el trabajo.
6 "Razonable" no es lo mismo que "objetivo". No hay, en verdad, lecturas "objetivas". Pero sí hay
lecturas "razonables" y lecturas "disparatadas". Que una lectura sea considerada "razonable" o
"disparatada" tiene que ver con su capacidad de persuadir a quien la lee. Y todo el truco de aprobar una
materia o terminar una carrera pasa por convencer al que corrige de que uno sabe de qué habla, ¿no?
de aire" simplemente estoy describiendo la realidad7. Si lo que predomina, por el
contrario, es el sujeto (la subjetividad de quien habla, enuncia o escribe), estamos ante
una interpretación. Digo "Williams rechaza a Althusser porque, como todo británico, es
xenófobo" o "Benjamin rechaza la estética del aura porque es judío" o "A mí me
parece que Hegel es un filósofo materialista" o "Gregorio Samsa se transforma en
cucaracha porque sus padres lo han tratado emocionalmente como a un insecto" y en
cada uno de esos casos estoy interpretando, es decir: poniendo en primer plano mi
subjetividad con independencia de las características del objeto que queda, por lo
tanto, muy, muy atrás.
La lectura sería, entonces, la correlación de dos series de sentido (una,
inherente al objeto; otra, inherente al sujeto). Esa correlación es específica de la
lectura y no existe en las prácticas que la limitan, la descripción y la interpretación.
Cuando describimos (es decir, cuando parafraseamos o glosamos un "texto")
predomina la serie de sentido inherente al objeto. Cuando interpretamos (es decir,
cuando anteponemos nuestra subjetividad al objeto) predomina la serie de sentido
inherente al sujeto. ¿Qué importancia puede tener que repitamos (glosemos,
describamos, parafraseemos) un texto? En algunos casos esa operación sirve para
verificar la comprensión del texto. ¿A quién puede importarle lo que fulanito piensa de
la vida o de la televisión o de la prosa de Página/12? Por supuesto a nadie, salvo que
se trate de una "subjetividad privilegiada" (el caso de Benjamin es ejemplar en ese
sentido)8.
Todo esto importa porque una "monografía" es la puesta por escrito de un
proceso de lectura. En este punto es importante tener en cuenta lo antes dicho: la
descripción y la interpretación son la ruina ("arruinan") toda monografía,
definitivamente.
4. Cómo se lee
8 Claro que Benjamin (y muchos otros) interpretan. Si seguimos sus "interpretaciones" es porque por
alguna razón ellos han tenido la fuerza suficiente para imponernos la obligación de escucharlos. La
literatura, esa forma "irrazonable" de la prosa, interpreta todo el tiempo.
9 corpus: en latín, "cuerpo". Las palabras extranjeras deben subrayarse o colocarse en bastardilla
siempre. Corpus es ya una palabra técnica incorporada al castellano, de modo que podría escribirse sin
más trámite, pero aquí usaremos la bastardilla como exemplum.
leyes, decretos y reglamentos sobre sexualidad, o la fotografía sobre moda de la
década del 90 en Argentina. El corpus reúne la totalidad de enunciados definidos
recolectados en función de un proyecto de trabajo. Todo corpus debe tener una
variable de organización: por ejemplo, el límite temporal (de tal año a tal año, de tal
década) o el lugar de enunciación (los discursos presidenciales, Dios nos libre) o el
género. En fin, algo que haga que ese conjunto de enunciados funcione (pueda
funcionar) como un conjunto y no como un mero revoltijo.
El objeto es diferente del corpus. El objeto es aquello que efectivamente se
lee . No se puede leer "la totalidad" del corpus. Toda lectura supone un desperdicio.
10
Ese desperdicio es lo que, del corpus, no constituye el objeto. Si analizo (si leo) los
video-clips de Madonna, voy a hacerlo desde una cierta perspectiva. Puedo realizar un
análisis ideológico de los videos de Madonna, o un análisis formal de esos videos, o
un análisis económico. Cada vez, el objeto será otro. Lo que resulta claro es que
"desde una cierta perspectiva" define el objeto: el punto de vista define al objeto11.
"Desde una cierta perspectiva" o "desde un punto de vista" hay algo que seguro no se
ve: el desperdicio, lo que no vamos a leer. La distancia entre objeto y corpus se
explica por el punto de vista o la perspectiva. Pero además: el corpus es un conjunto
(o archivo) de enunciados concretos, definidos empíricamente. El objeto es ya una
delimitación teórica. El objeto es ya una correlación de dos series de sentido (una,
inherente al objeto, habíamos dicho y la otra inherente al sujeto)12
No hay que confundir "objeto" y "tema". El objeto es lo que se construye para
leer, el tema es lo que articula mi lectura. Cuando hablamos de lectura, pues, nos
referimos a un proceso que transforma el corpus en una manifestación discursiva de
sentido, lo que llamamos objeto. El objeto sólo se sostiene en la medida en que es
leído, no hay objeto de lectura sin lectura; no hay objeto de lectura, en consecuencia,
sin lenguaje (porque, en el caso de la monografía, la lectura se traduce en lenguaje).
Y finalmente, las hipótesis. Una hipótesis es una sentencia operacional que
debe ser probada. Una hipótesis es la respuesta que yo planteo a una pregunta que el
objeto me formula. Una hipótesis es una respuesta a ciertas preguntas que surgen de
la problematización que la lectura significa. Cuando leo, algo me llama la atención.
¿Qué me llama la atención y por qué me llama la atención? Responder a esas
preguntas es formular hipótesis. Me llama la atención, por ejemplo, las imágenes del
video arte. Propongo como hipótesis: La imagen del video arte funciona como el arte
egipcio. No importa cuán extravagante sea una hipótesis, cuán lejanos sean los
términos (las series de sentido) que relaciona. Lo importante es que la demostración
(la prueba) funcione.
Me llama la atención la estructura del soneto clásico. Propongo como hipótesis:
la forma del soneto clásico es la representación de la forma del Estado moderno. Me
llama la atención la oposición (construida) entre Mirtha Legrand y Susana Giménez.
Planteo como hipótesis: la oposición entre Mirtha Legrand y Susana Giménez es
equivalente de la oposición entre la cultura del siglo XIX y la cultura del siglo XX.
10 Cuando uno suministra definiciones que considera cruciales el uso de bastardillas es de buen
tono.
11 Como, por otro lado, no se cansan de repetir los epistemólogos y científicos contemporáneos.
12 ¿Se nota el deslizamiento terminológico? Estoy usando "objeto" con dos sentidos diferentes, sin
demasiada consistencia y sin demasiada aclaración. Eso puede ser la ruina (otra vez) de la monografía.
Las categorías deben usarse siempre en el mismo sentido o, de lo contrario, debe aclararse
profusamente cada variación en su uso. En el primer caso, habíamos usado "objeto" como un
equivalente de "objeto de conocimiento". En el segundo caso, usamos "objeto" como equivalente de
"objeto de lectura". El deslizamiento u oscilación vuelve oscura la frase (queda así como exemplum).
Lo importante es, pues, preguntarse cosas. Si uno no puede preguntarse nada
sobre el objeto, es evidente que no podrá leer. Podrá describir (es tedioso pero
seguro) o interpretar (es fácil y hasta divertido), pero leer, lo que aquí llamamos leer,
seguramente no.
4.1. La delimitación del corpus. Un corpus bien delimitado facilita el trabajo. El corpus
debe ser, en principio, manejable. Una monografía (a diferencia de una tesis) debería
plantearse a partir de un corpus, incluso, "transportable": un libro, un pequeño conjunto
de páginas, unas imágenes que quepan en una o dos cintas de video (por ejemplo, no
hay reglas al respecto). Naturalmente, la manejabilidad o transportabilidad del corpus
debe plantearse a partir de variables evidentes e indudables, de modo que quien lee
no se pregunte todo el tiempo: ¿por qué estas fotos y no esas otras? ¿por qué estos
comics y no estos otros? ¿por qué estos artículos del diario Crónica y no aquéllos de
La voz del interior?13
4.3. La formulación de hipótesis. Una buena hipótesis es una hipótesis que puede ser
demostrada17. Ya lo hemos dicho: casi todo puede demostrarse, en última instancia.
13 Ejercicio de autoevaluación: explicar todos los usos de bastardilla en este párrafo.
15 Las notas al pie también se usan para ejemplificar. En este caso: si analizando los videos de
Madonna quiero afirmar que la ideología sobre el sexo en esos videos es simplemente la manifestación
de la cultura sexual oficial (y aún, estatal) en las décadas del 80 y 90, voy a encontrarme con la fuerte
censura que, en muchos países, sufrieron esos videos. Debería aclarar esa contradicción (inconsistencia
del objeto). Si por el contrario, quiero afirmar que la ideología sexual de Madonna es contracultural y
resistente a las presiones crecientes de la cultura afirmativa en lo que a las prácticas sexuales se refiere,
debería explicar cómo un lugar de contracultura (o contrahegemonía) ocupa un lugar central en el
mercado. Problemas, problemas, problemas.
16 Debería quedar claro que en el caso de que el objeto sea, por ejemplo, un proceso institucional, el
corpus se delimita a posteriori. Planteo determinadas hipótesis sobre la implantación de la televisión en
la Argentina. Para verificarlas, selecciono determinados "documentos" (que, en ese caso, deberán ser
necesariamente representativos).
5. La monografía
19 ¿Es necesario aclarar que una sintaxis cuidada y una ortografía impecable predisponen
favorablemente a quien corrige? ¿Hace falta advertir que los errores de ortografía y la sintaxis laberíntica
(puntuación confusa, uso arbitrario de los pronombres, sujetos inhallables, correlaciones verbales
incomprensibles y otras atrocidades) no son comportamientos deseables en la Universidad?
20 Una nota bibliográfica absurda, aquí, sería la remisión a Aristóteles y Descartes en lo que
concierne a la "moderación". No es cierto, por supuesto, que lo que abunda no daña, sobre todo cuando
lo que está en juego es la paciencia de quien corrige.
que ciertas sociedades suelen castigar severamente).
Las mayores ansiedades suelen pasar por la extensión de la monografía.
Independientemente de lo "razonable" de la extensión, lo cierto es que la monografía
dura mientras la argumentación sea necesaria. La extensión de la monografía
dependerá, pues, de la complejidad del objeto y de las hipótesis en juego. Es por eso,
también, que se aconseja prudencia en ambos casos.
Puestos a leer, uno puede leer cualquier cosa. En general, lo que se pretende
estimular en la carrera de Letras es la lectura (en el sentido en que aquí se ha hablado
de lectura) de discursos, prácticas y procesos institucionales que tengan que ver con la
literatura, a partir de marcos teóricos definidos. Esa importante tener en cuenta, pues,
a la hora de "presentar" el problema a considerar, una adecuada contextualización,
tanto en lo que se refiere a los contextos históricos como la los contextos teóricos de
resolución.
6. Melancolía
Hay una melancolía típica de los claustros que los monjes medievales
denominaron acedía. Tristeza de la inacción, desesperación ante la inmovilidad. Tal
vez se trataba entonces, como ahora, de los rigores de las reglas, de la parálisis no
ante la página en blanco (problema de los literatos) sino ante la hoja plagada de
órdenes y prescripciones.
Esperamos que esta pequeña guía sirva, como una linterna en la noche, para
que todos encuentren el camino correcto hacia los objetivos que cada uno se ha fijado
con mayor o menor lucidez, pero con indudable entusiasmo.