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  XVII Congreso Nacional

de Ar     ueología
  Chilena  Valdivia 2006

Actas / 1

S o c i e d a d C h il e n a d e A r q u e o l o g í a

Proyecto financiado por el


Fondo Nacional de Fomento del Libro y la Lectura,
del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes,
Convocatoria 2008.

GOBIERNO DE CHILE
CONSEJO NACIONAL
DE LA CULTURA Y LAS ARTES
Consejo Nacional del Libro y la Lectura

Dirección Museológica

.
S o c i e d a d C h il e n a d e A r q u e o l o g í a

Dirección Museológica
LAS POBLACIONES TARDÍAS DE ARAUCANÍA SEPTENTRIONAL: EL COMPLEJO EL VERGEL y su Relación…  •  Francisco Bahamondes Muñoz •  451  •

LAS POBLACIONES TARDÍAS DE ARAUCANÍA


SEPTENTRIONAL: EL COMPLEJO EL VERGEL Y SU
RELACIÓN CON EL PROCESO DE ANDINIZACIÓN
Francisco Bahamondes Muñoz*

RESUMEN
Los estudios estilísticos y decorativos de la cerámica pintada Vergel/Valdivia han llevado a pensarla
como portadora de una estética andina, hecho que vincularía a la Araucanía y al complejo El Vergel
con esferas septentrionales de interacción más amplias dentro de un proceso regional de intercambio
cultural que habría aportado al desarrollo de una mayor complejidad social interna.
Palabras Clave: Complejo El Vergel, cerámica pintada, Araucanía, Período Prehispánico Tardío.

ABSTRACT
The stylistic analyzes of Vergel/Valdivia’s painted pottery has taken to think that it is the bearer of an
Andean aesthetic, linking Araucania and Vergel complex with wider interaction spheres in the north
in the context of a regional process of cultural exchange, that would have contributed to the develop-
ment of a major inner social complexity.
Key words: Vergel Complex, painted pottery, Araucanía, Late Prehispanic Period.

Introducción y antecedentes

E l presente trabajo refiere a las poblaciones prehispánicas tardías de la


Araucanía, conocidas arqueológicamente como el complejo cultural El
Vergel (Menghin 1962, Bullock 1970, Aldunate 1989, 2005, Dillehay 1990,
entre otros). La materialidad de estudio en este caso es la cerámica, en espe-
cífico las expresiones decoradas pintadas tanto a nivel de piezas completas
como su fragmentería. Estas manifestaciones han sido agrupadas dentro de la
denominada tradición cerámica bícroma rojo sobre blanco, dentro de la cual
se han reconocido dos estilos: Vergel y Valdivia (Adán et al. 2005).
El énfasis de esta investigación se centra en el aspecto decorativo de la al-
farería, con el propósito de sistematizar las expresiones estilísticas prehis-
pánicas tardías de la región centro-sur y su relación con otras culturas más
septentrionales.
A su vez, ya en una esfera mayor de análisis, esta investigación pretende
aportar a la comparación de la decoración existente en las vasijas tardías de la
Araucanía con las del resto del Área Meridional Andina, proponiendo la exis-
tencia de vínculos estéticos con grupos de más al norte, hecho que también se
observa en otras materialidades como la metalurgia, textilería, lítica, etc. Se
pretende lograr así, aportar al entendimiento de la compleja naturaleza socio-

*  Departamento de Sociología y Antropología, Universidad de Concepción. E-mail: fjabm@udec.cl


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cultural de estos grupos entendidos como el sustrato directo de la sociedad


mapuche colonial temprana, destacando su relevancia histórica dentro del
surandino. Entendiendo a lo Vergel como un desarrollo formativo, se postula
que durante los últimos siglos antes de la conquista hispana, la Araucanía
junto con desarrollar una tradición local milenaria, habría estado inserta en
dinámicas de interacción mayores.
A partir del trabajo basado en el fichaje de colecciones cerámicas (Baha-
mondes 2005), se ha logrado aumentar la muestra existente de vasijas decora-
das Vergel-Valdivia a un total de 275 ejemplares. A un nivel espacial, también
se ha realizado una ampliación al incorporar las inéditas colecciones museo-
lógicas y privadas depositadas a lo largo de la zona de Arauco y cuenca del
río Bío-Bío en sus sectores medio e inferior. Esto ha permitido, al menos en
el caso de las vasijas con adscripción espacial, situar con seguridad a la tra-
dición bícroma en los ámbitos septentrionales de la Araucanía. Además, se
ha logrado constatar nuevos elementos y variedades decorativas en la zona
de desembocadura del Bío-Bío, que ha permitido proponer una situación en
ciertos aspectos diferencial al resto de la región centro-sur.

La región de la Araucanía y su inserción en el Área


Meridional Andina

El desarrollo de ciertas manifestaciones ergológicas de la región centro-sur ha


sido vinculado muchas veces con las expresiones materiales de poblaciones
más septentrionales. Las relaciones que se han establecido han sido por lo ge-
neral estilísticas, señalando lazos indirectos y esporádicos.
Nuestra idea dice relación con vínculos que se expresaron a una escala es-
tilística, pero también en otras esferas de la cultura, como puede ser el sistema
y patrón de asentamiento común a todos estos grupos del área valliserrana
del Noroeste Argentino, Centro Oeste Argentino, Norte Chico y Chile Central,
donde la ocupación se centraba en las cajas de valle, aprovechando las terra-
zas fluviales. Se trata de un mismo modo de ocupar el espacio, herencia dual,
cuyo principal motor son las tierras medias y bajas del Noroeste de Argenti-
na donde elementos selváticos y de tierras altas andinas se dan fusión, hecho
que puede ser testeado desde el período Formativo con los desarrollos de San
Francisco, Candelaria, Tafí y Condorhuasi, siendo los dos primeros de raigam-
bre oriental, mientras los últimos detentores de una herencia andina de tie-
rras altas (Otonello y Lorandi 1987). Este proceso habría alcanzado proporcio-
nes hacia el período Medio, momento en el que la cultura La Aguada establece
fuertes vínculos con Las Ánimas (Otonello y Lorandi 1987), antecesor directo
de la cultura Diaguita, hacia la segunda mitad del primer milenio de nuestra
era, haciendo presente la herencia cultural de Tiwanaku (Thomas y Massone
1994). La caída de esta confederación de sociedades, redunda en la segmenta-
ción de los distintos grupos (sensu Albarracín-Jordán 1996), generándose los
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dinámicos desarrollos regionales característicos del período Intermedio-Tar-


dío. Este es el período de nuestro mayor interés, pues se trata de un momento
de importante complejidad social y económica que viven estas poblaciones,
desde nuestra perspectiva, integrando incluso a la región centro-sur de Chile.
En este trabajo proponemos la existencia de un área cotradicional Meri-
dional Andina (Bennett 1948, González y Pérez 1964, Lumbreras 1966), con-
cepto que implica relaciones interculturales que permiten reconocer rasgos
comunes dentro de culturas diferenciadas. Un área de co-tradición compro-
mete un proceso histórico coherente, determinado por situaciones de perma-
nente identificación de un área extensa con un mismo desarrollo, ocurriendo
en todas las regiones de ella una misma manera de darse los cambios, con
las variaciones de tiempo y las características propias del fenómeno histórico
(Lumbreras 1966: 65).
Para el autor, dentro del área cotradicional pueden existir dos o más zonas
de co-tradición, definidas como el reconocimiento de un territorio dentro del
cual tradiciones más o menos diferentes han tenido una íntima correlación,
conformando un proceso ligeramente distinto al de otras zonas, ya sea por
la intensidad de determinados rasgos o por accidentes históricos distintos.
Por su parte, al área de co-tradición es la identificación de un territorio que
mantiene durante un espacio largo de tiempo una estructura homogénea que
determina rasgos culturales y momentos semejantes (Lumbreras 1966: 66).
La formulación de un área de cotradición fue realizada tentativamente por
Bennett (1948), sobre la base de la suposición que era posible encontrar rasgos
comunes en la formas arqueológicas del Noroeste argentino, indicando que los
rasgos de tradición para dicha área pudieran ser,

«el entierro en urnas, particularmente para niños; aldeas de piedra tosca


o barro; ausencia de centros ceremoniales; énfasis sobre la cerámica, me-
talurgia, figurina y pipas de arcilla; uso del tabaco para fumar y del rapé;
agricultura probablemente sin irrigación; la serpiente, el jaguar, el búho
y la rana como motivos de diseño y probablemente tendencias guerreras»
(Bennett 1948:7).

Según estos autores, los vínculos de desarrollo existirían desde tempranas


épocas pre-alfareras, mas, para el interés de nuestro estudio las similitudes
culturales y sociales que interesan destacar son las relativas a tiempos alfare-
ros, esencialmente lo que atinge al período Intermedio Tardío o Tardío en la
Araucanía (ca. 1.000-1.470 DC).
Como vemos, a partir de las ideas recién expuestas, los principales rasgos de
tradición de esta área co-tradicional se manifiestan por lo menos a partir del
año 1.000 DC. Esto, lo conocemos a partir de la información que entrega tanto
la arqueología, la etnohistoria como la antropología, sobre todo lo respectivo
al uso de urnas, el énfasis en la cerámica, metalurgia y pipas, agricultura, los
determinados animales como motivos de diseño y como parte del imagina-
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rio ritual (Aldunate 1989,


Dillehay 1990 y 2007). A
su vez, en el plano esti-
lístico, hacia esta época
ha sido reconocido en la
cerámica un horizonte
geométrico (González y
Pérez 1964), con expre-
siones pintadas abstrac-
tas y bidimensionales
(Falabella 1994).
En este último ámbi-
to, los trabajos de Fala-
bella (1994) y Cantarutti
(2002) han evidenciado Figura 1: Cuatripartición por cruz diametral en diseños de la cultura
Aconcagua (a) y en diseños Diaguita I (b) (González 2000). Cuatripartición
similitudes decorativas en vasijas Vergel/Valdivia (Vista polar) (c).
y estilísticas entre la al-
farería de las distintas vertientes de la Cordillera de los Andes al sur del trópi-
co de Capricornio. Las similitudes entre la cultura Diaguita y las expresiones
de la tradición bícroma de la Araucanía, a nivel de elementos decorativos, pre-
sentan algunos elementos y estructuras en común (Figura 1).
Al respecto, pensamos que diversas fueron las tradiciones culturales que
se desarrollaron siguiendo un eje histórico común, hecho que tuvo alcances
similares en el ámbito socio-cultural, donde la región del Noroeste Argentino
sería el principal foco catalizador y articulador de elementos propios tanto de
las tierras altas serranas y altiplánicas (Thomas y Massone 1994, Villaseca y
Ayala 1997), como de los sectores bajos de la vertiente oriental vinculados con
ámbitos selváticos de la cuenca amazónica. Esto daría origen a un particular
«modo andino», más meridional, característico de ámbitos de cajas de valle,
más boscosos y húmedos, probablemente alternativo al existente en al Área
Circumtiticaca o en los Andes Centrales.

La tradición bícroma en La Araucanía.


Las vasijas completas y la fragmentería

Hasta el momento han sido relevados 313 fragmentos decorados y 85 piezas


completas pintadas, depositadas a lo largo de la cuenca del Bío-Bío y el sec-
tor de las subcuencas fluviales de Arauco. En esta zona se han evidenciado,
por una parte, piezas decoradas clásicamente del estilo Vergel (Adán et al.
2005) (Figuras 2 y 3), los que reafirman la presencia de la tradición alfarera
en cuestión hacia estas latitudes y por ende la participación de estas poblacio-
nes locales en un modo compartido de realizar las cosas. Este hecho a su vez
se ve confirmado con los hallazgos de Chiguayante (Chizelle et al. 1969), Isla
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Quiriquina (Bustos et al. 1985), Isla


Santa María (Massone et al. 2002)
Lenga y Cerro la U (Sánchez 2005),
en donde tanto sitios domésticos
como funerarios confirman una
presencia vergelina y dejan abierta
la posibilidad de la existencia del
estilo Valdivia en el área (Seguel
1968). A su vez, estas expresiones
de El Vergel manifiestan en esta
zona un nuevo tipo decorativo, ex-
clusivo del Bío-Bío inferior, el que Figura 2: Fragmentos y vasijas completas del tipo 5, estilo
hemos denominado Tipo 9 (Figu- Vergel.
ra 4 derecha).
Un llamativo hallazgo fue el
realizado en la zona de Concep-
ción, sector de La Candelaria, co-
muna de San Pedro de la Paz, hace
más de 20 años donde fue encon-
trado un cementerio con al menos
11 individuos, cantidad nunca an-
tes evidenciada para los entierros
El Vergel (Bahamondes et al. 2006).
Según los aficionados que intervi-
nieron el sitio, cada inhumación Figura 3: Fragmentos y vasijas completas del tipo 8, estilo
poseía una ofrenda cerámica, al- Vergel.
gunas de ellas aros y pulseras de
cobre, cuentas de collar de concha
en forma de coma y puntas de pro-
yectil características de este perío-
do cultural de la región. Dentro de
este sitio se evidencian ciertas pie-
zas clásicas del complejo El Vergel
(jarros asimétricos decorados sólo
en la parte superior del cuerpo y el
cuello, vasijas engobadas de rojo,
tapas de urna, etc.). Sin embargo,
además de estas piezas, en el ofer-
torio de determinados individuos
aparecen jarros con una decora- Figura 4: Tipo 9 (derecha) e indefinidos (izquierda) presen-
ción muy diferente, ajenos a las tes en el curso inferior del Bio-Bío.
piezas decoradas de la región descritas anteriormente, incluidas en la catego-
ría de indefinidos. Una de estas vasijas sin adscripción que presenta decora-
ción trícroma (negro y rojo sobre blanco) y el motivo de grecas escaleradas en
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doble reflexión (Figura 5), es asi-


milable a las del período Tardío de
la zona central de Chile vinculado
a la presencia incaica, conocidas
como estilo Viluco para el Maipo-
Mapocho y tradición centro-sur
para sectores más meridionales
(Cáceres et al. 1995). El otro tiesto
que escapa a lo conocido para los
contextos vergelinos, no manifies-
ta ejemplares comparables en la
macro-área, ni formal o estilísti-
Figura 5: Variedad decorativa trícroma presente en el cur-
camente (Bahamondes et al. 2006) so inferior del Bio-Bío.
(Figura 4 izquierda inferior).
Las dos inusuales piezas de Candelaria, al igual que una de las vasijas ads-
cribibles al tipo 9A (de Coronel) (Quiroz et al. 2005), presentan una forma pro-
pensa a lo ovoide a diferencia de los clásicos cuerpos con estructura tendiente
a lo elíptico y esférico Vergel/Valdivia de más al sur. Pudiendo así, el ejemplar
de Coronel manifestar algún vínculo con el particular ceramio trícromo de
San Pedro de la Paz. A esto se suma los datos entregados por Latcham (1928)
que muestran el hallazgo, dentro del perímetro de la ciudad penquista, de
varias piezas decoradas ofrendadas muy similares morfológica y decorativa-
mente a las descritas para este tipo nº9 (Figura 4 derecha).
En cuanto a esta singular expresión decorativa que se manifiesta en las
cercanías de la desembocadura del Bio-Bío, vemos que no es la única exis-
tente en la zona. Los datos aportados por los trabajos en la isla Quiriquina,
específicamente en el sitio Punta Arenas-1 (Bustos et al. 1985), reportan dos
fragmentos cerámicos con decoración trícroma. El primero, encontrado en el
nivel inicial de ocupación alfarera se encuentra pintado negro y rojo sobre
blanco, homologable al de La Candelaria. El segundo fragmento se encuentra
decorado con los colores crema, rojo y naranja, correspondiendo según los au-
tores «…a un segmento de la figura denominada ‘trinacrio’ presente en la zona
septentrional de Chile Central» (Bustos et al. 1985: 50-51).
Por su parte, el trabajo de la fragmentería cerámica se abocó al análisis de
las unidades decoradas pertenecientes a 45 sitios provenientes de 15 localida-
des de la región del Bío-Bío. Se trabajó a partir de distintas esferas de análisis,
desde una aproximación general que consideraba a todos los fragmentos y a
todos los sitios representados, centrando luego el foco en las unidades donde
era posible reconocer motivos y variedades decorativas y en los sitios excava-
dos de manera sistemática. A partir de este trabajo se pudo discriminar la pre-
sencia de las tres variedades decorativas adscritas al Vergel de la cuenca del
Bío-Bío (3A, 5A, 8A, sensu Adán et al. 2005), junto a otras expresiones nuevas
(pestañas) e indefinidas.
Espacialmente, el tipo 3A se presenta predominantemente en la zona de
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Concepción, hecho destacable al presentarse esta variedad principalmente en


vasijas abiertas, hecho asociable a las expresiones de Tirúa (Latcham 1928), su-
puesta parcialidad del complejo El Vergel caracterizada por entierros en cistas
y ofrendas consistentes en platos con decoración estrellada. En este sitio, la
elevada cantidad de fragmentos pertenecientes a vasijas irrestrictas (68%) en
conjunto con otros sitios del Bío-Bío inferior hacen pensar en expresiones di-
ferenciales para esta zona. Acá habrían predominado los platos y otras formas
no restringidas, con el tipo decorativo 3A, que aparte de esta zona se presenta
en un ejemplar de la localidad de Tirúa. Sin embargo, este hecho no ha sido
corroborado en las piezas completas, donde las vasijas irrestrictas atribuibles
a la zona penquistas son escasas. De todas formas en el depósito del Museo de
Concepción dos pequeñas piezas restringidas existentes sin procedencia po-
drían haber sido las rescatadas en alguna campaña realizadas por el antiguo
personal de la institución, durante principios del siglo veinte en las inmedia-
ciones de la ciudad, apoyando la evidencia encontrada a nivel de fragmentos.
A su vez se ha constatado una posible nueva variedad decorativa cuyo
elemento central serían las bandas de pestañas enmarcadas por líneas ho-
rizontales. Su presencia se encuentra acotada solamente a la fragmentería,
por lo que no ha podido ser confirmada a partir de tiestos completos. De este
modo, su calidad de tipo decorativo se mantiene sólo como una posibilidad,
pues este mismo elemento figura en diversas piezas completas que han sido
adscritas a variedades definidas. Éste se presenta frecuentemente en el labio
y en las asas de las vasijas. Sin embargo, la peculiaridad la otorgan ciertos
fragmentos, algunos de considerable tamaño, procedentes de la porción norte
de la provincia de Arauco donde el único motivo se encuentra compuesto por
pestañas. Por otra parte, como motivo adicional, las pestañas se manifiestan
generalmente en piezas circunscritas a Araucanía Septentrional.
A partir de nuestros universos de estudio centrados al norte de la región,
vemos desde una perspectiva general, la existencia de una importante varia-
bilidad por parte de los artesanos al momento de elaborar las vasijas. Tal es
la versatilidad con que las piezas son decoradas que ninguna pieza es igual
a la otra, a diferencia de los contextos valdivianos en donde sí se observa un
proceso de mayor estandarización como lo hemos señalado anteriormente
(Bahamondes 2005). Esta multiplicidad de formas de expresión, nos muestra
los «modos de hacer» de cada especialista, los que en conjunto seguramente
compartieron una serie de pautas respecto al proceso constructivo y al as-
pecto estético que las piezas debieron detentar para ser aceptadas dentro de
la trama social. Mas, por otro lado se observa una gran libertad para realizar
motivos adicionales y variaciones menores a cada pieza, lo que sin duda ha
implicado la realización de propuestas tipológicas amplias, basadas en los pa-
trones más básicos de diseño vergelino.
Sobre la base del estudio realizado en las vasijas completas y la fragmente-
ría decorada, es posible observar una situación distintiva en el curso inferior
del Bío-Bío. Esto, al observarse junto a los clásicos tipos decorados de la tra-
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dición bícroma, nuevas variedades de ésta (tipo 9A) y a su vez ejemplares con
decoración trícroma (Bahamondes et al. 2006, Bustos et al. 1985), similares
a vasijas encontradas en las regiones de O´Higgins y el Maule (Cáceres et al.
1995, Rees et al. 1993), además de otras sin adscripción, en conjunto con una
considerable presencia de vasijas abiertas, algunas adscribibles al tipo 3A, no
observadas a nivel de piezas completas y que recuerdan la idea de lo «Tirúa».

Discusión y conclusiones

El propósito y objetivo central de esta investigación se ha centrado en el análi-


sis estilístico de los diseños pintados de las vasijas Vergel/Valdivia, para lograr
integrar así una visión general del uso de estos contenedores, dentro de su
contexto tanto histórico, cultural como social.
A escala decorativa, varios de los supuestos esbozados por Adán y colabo-
radores (2005), vienen a confirmarse con este estudio cerámico. Partiendo por
el más importante, que ha sido reconocer en Vergel y Valdivia la pertenencia
a una misma tradición alfarera, donde el más tardío estilo Valdivia toma ele-
mentos de lo Vergel, normándolos y estilizándolos, hecho que se evidencia en
el mayor orden que presentan las configuraciones de motivos y en los trazos de
la pintura que se encuentran mejor acabados. Junto a lo anterior, se ha corro-
borado la predominancia de los tipos netamente valdivianos al interior de la
muestra por sobre los vergelinos, hecho que señalaría una producción cuanti-
tativamente más elevada de piezas Valdivia, marcando un proceso tendiente a
la especialización y estandarización productiva, evidenciando un mayor con-
trol de ésta, aunque sin una clara centralización. La aparición, aunque escasa,
de ejemplares con decoración pintada diferente a lo definido para los tipos de
la tradición bícroma, es un hecho de relevancia que abre perspectivas en torno
al rol de las vasijas decoradas y las relaciones sociales de estos grupos.
Se observa que la diversidad y heterogeneidad que se presenta en la elabo-
ración de los tiestos de la tradición Vergel/Valdivia señalan un énfasis en los
elementos decorativos y formales, por sobre los estructurales, evidenciando la
importancia del aspecto de las piezas. Esta relevancia social respecto a «lo que
se ve», es posible que haya sido manejada a una escala de producción domésti-
ca, conservadora y ligada a la tradición. En este sentido cada unidad aportaría
con el estilo propio, jugando todos un papel de importancia pública, sirviendo
como ofrenda o regalo, valiendo como objeto de prestigio que denota los lazos,
relaciones de reciprocidad y la articulación existente entre las distintas uni-
dades sociales (Dillehay 2007).
A partir de la integración de esta materialidad a un marco analítico más
amplio es como surgen las ideas y conceptualizaciones relacionadas con los
niveles de desarrollo y vínculos que los actores sociales en cuestión desple-
garon. Con relación a la problemática en torno al proceso de andinización,
vemos que éste ha sido el instrumento conceptual para evaluar la materia-
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lidad de estudio y poner a prueba las hipótesis de vínculos con tierras más
septentrionales por parte de los araucanos. Sin que éste deje de ser un tema en
debate y carente de consenso para muchos.
Sin embargo, en la actualidad el cúmulo de datos que apunta hacia esa
dirección es cada vez mayor. El proceso de agriculturización en Chile Central
ya no puede ser negado (Cornejo 2006), donde diversas materialidades como
los textiles, cerámica y metalurgia a su vez, hablan de horizontes estilísticos
relacionados con sectores nortinos (Falabella 1994, Navarro y Aldunate 2002,
Campbell 2004, Bahamondes et al. 2006).
En cuanto a la alfarería en específico, vemos que la tradición bícroma lo-
cal denota una distribución distintiva según los distintos espacios fluviales y
en muchos aspectos detenta un aire de familia con otras manifestaciones del
Surandino (Falabella 1994), notándose claros elementos estéticos en común. A
ello se suma la presencia de nuevos ejemplares, tanto en las vasijas completas
como en la fragmentería que se muestran diferentes, a la vez que similares a
otras expresiones decorativas del resto de la región (denominadas tradición
centro-sur, Aconcagua, Diaguita y Viluco) (Bustos et al. 1985, Bahamondes et
al. 2006). Éstos fueron los más elaborados y claramente poseían importancia
pública, al actuar como objetos de prestigio que marcaron las relaciones de
reciprocidad y vincularon identitaria como socialmente a las diferentes uni-
dades sociales resaltando en todos éstos expresiones que remiten en definitiva
a una estética andina.
Con relación a este comportamiento diferencial de las expresiones alfare-
ras observado a lo largo de las distintas porciones de la Araucanía, aparece
ante nosotros la idea sistematizada por Bengoa (2003) respecto a una organi-
zación a modo de parcialidades de la sociedad mapuche hacia momentos del
contacto. A partir del estudio de fuentes etnohistóricas, el autor propone que
la antigua sociedad agrícola mapuche se habría organizado en torno a las dis-
tintas cuencas fluviales de la región, actuando éstas como espacios sociales
de constante interacción. Manifestaciones decorativas diferenciales a lo largo
de los distintos espacios geográficos podrían estar, quizás, reafirmando esta
propuesta etnológica.
Así, probablemente la existencia de ejemplares singulares en la zona de la
desembocadura del Bío-Bío (Variedad Trícroma, Tipos 9A, sin adscripción y
formas abiertas), la predominancia de tipos engobados de rojo en el sector de
Arauco, la concentración de determinados tipos en el Cautín-Imperial (3A y
7A), entre otras singularidades observables a lo largo de las diferentes cuen-
cas, en conjunto también con las diversas modalidades de entierro presentes
en cada zona, pueden estar graficando diferencias significativas.
Estas disimilitudes nos hablan de un probable escenario alterno en esta
área respecto al resto de la región de la Araucanía, al exhibir posibles vínculos
con latitudes más septentrionales. En este sentido, la zona de Concepción pu-
do haber sido un foco de interdigitación de tradiciones, donde posiblemente la
tradición Vergel/Valdivia se da encuentro con otros estilos representacionales
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de más al norte. De cualquier modo, es difícil precisar el momento en que sur-


gieron todas estas expresiones diferenciales a lo conocido como el componen-
te local. Tentativo es pensar que estas manifestaciones alternas, asignables a
poblaciones de más al norte, sean la cristalización de la integración a ámbitos
más septentrionales, produciéndose ésta en algún momento alrededor de los
siglos XIV y XV DC, momentos finales del período Tardío prehispánico de la
zona, cuando se supone un incremento en la complejidad de las poblaciones
del Surandino (Lumbreras 1981, Villaseca y Ayala 1997, Navarro y Aldunate
2002).
Estas expresiones podrían entenderse quizás como identidades locales que
posiblemente cada unidad territorial manifestó activa o pasivamente. Esta-
mos conscientes que nuestra hipótesis de trabajo necesita ser refinada, ésto
a partir de la integración de nueva información y a la profundización de de-
terminados temas como la arqueobotánica, la zooarqueología, la textilería y
la continuidad investigativa que se pretende dar al tema de la alfarería pinta-
da. Lo anterior podrá dar mayores luces respecto a las poblaciones tardías de
Araucanía Septentrional. De todas maneras es preciso realizar una reflexión
respecto a la naturaleza social y política de estas poblaciones, entendiéndo-
las como una sociedad segmentada y a la vez integrada, con una dinámica
local muy activa pero no desconectada de esferas de interacción mayores, en
donde se establecieron nexos con ámbitos de más al norte, a pesar de la gran
heterogeneidad a nivel local, pudiendo existir relaciones y lazos de coopera-
ción latentes (Falabella 1994). Estos vínculos habrían tenido una manifesta-
ción concreta en aspectos tanto materiales como ideacionales, siendo dichas
similitudes la evidencia de la integración de la sociedad proto mapuche a una
esfera social mayor (Villaseca y Ayala 1997, Cornejo 2006), proceso macro-re-
gional, al cual nosotros hemos optado por llamarlo andinización.

Agradecimientos: A Daniel Quiroz y al proyecto Fondecyt 1020272.


A Leonor Adán y al proyecto Fondecyt 1950823. A todas las entidades
museológicas visitadas de la Región del Bío-Bío. A Mauricio Uribe,
Fernanda Falabella y Luis Cornejo por sus valiosos consejos. A Mi-
guel Carrasco y Raúl Morris por permitir el acceso a sus inéditas
colecciones. A Carolina Grandón por sus dedicadas ilustraciones.

Referencias Citadas

Adán, L., R. Mera, M. Uribe y M. Alvarado  §  2005. La Aldunate, C.  §  1989. Estadio alfarero en el sur de Chi-
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región sur de Chile: los estilos decorativos Valdivia y Desde sus orígenes hasta los albores de la conquista.
Vergel. Actas del XVI Congreso Nacional de Arqueolo- Editado por J. Hidalgo, V. Schiappacasse, H. Nieme-
gía Chilena: 399-410. yer, C. Aldunate e I. Solimano, pp. 329-348. Editorial
Albarracín-Jordán  §  1996. Tiwanaku: arqueología re- Andrés Bello, Santiago.
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