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LA FORMACIÓN DEL FEUDALISMO

EN LA MESETA MERIDIONAL
CASTELLANA

Los señoríos de la Orden de Calatrava


en los siglos XII -XIII

La presente obra ha sido editada mediante


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ENRIQUE RODRÍGUEZ-PICAVEA

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Primera edición, noviembrede 1994


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de Calatrava la Vieja. © M.A.e. Fotográfica
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Impreso en MILO FE, S. L.
Río Tormes, 12. PoI. Ind. «El Nogal», Algete (Madrid)
La plataforma señorial calatrava: el potencial económico 4. LA EXTENSIÓN DEL SEÑORÍO CALATRAVO: ENCOMIENDAS
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y ÁMBITOS DE DOMINIO
GRÁFICO 17. Tipología de los bienes adquiridos. Por épocas (siglos XII-XIII)

Segunda mitad del siglo XII 121: 57,9%

1. LAS ENCOMIENDAS CALATRAVAS: NATURALEZA, SIGNIFICADO Y CRITERIOS


PARA SU VALORACIÓN

I.1. Algunas consideraciones acerca del significado de las encomiendas

Primera mitad del siglo XIII 38: 18,2% En principio, la encomienda está compuesta por el conjunto de rentas y propiedades
Segunda mitad del siglo XIII 50: 23,9%
que se ceden -se encomiendan, de aquí procede la denominación- a un freire de la
Orden que recibe a partir de ese momento el nombre de comendador. Este freire ca-
latravo debe encargarse entonces de la adecuada explotación de los bienes que le han
En el siglo XIII, con el definitivo alejamiento d~ la frontera andalusí, estas ren~as sido encomendados, ya que los beneficios de esta explotación irán destinados, por
extraordinarias conocieron un carácter más generalIzador afe~tando, salvo excepcIO- una parte, a su propio mantenimiento y, por otra, al del maestre. Esta característica,
nes, no tanto a lugares concretos del patrimonio calatravo, smo a toda l~ Orden en que en un primer momento beneficiará a las distintas encomiendas, a la larga supuso
general. En cualquier caso, estas rentas tuvieron a l? l~rgo de todo el pen~do .un ca- el abandono y deterioro de las mismas, ya que fomentaba la existencia de comenda-
rácter complementario de adecuado refue~zo econo:r~l1~o para la base terntonal, su- dores absentistas que, preocupados exclusivamente por la percepción segura de las
poniendo la décima parte del total de los bIenes adqUIndos. . rentas, se dedicaban a arrendar las propiedades más valiosas al mejor postor.
En definitiva, podemos considerar que las heredades, casas, huert~s,. olIvares y Por norma general, la encomienda está adscrita a un lugar o lugares determina-
otros bienes asimilables fueron durante todo el período l?s. más adq.tl1:l~os por la dos mediante la posesión de propiedades o la percepción de rentas. El lugar más
Orden, pero el mayor peso específico, sobre tod? en la d~clslva etapa lmclal, corres- adecuado para la administración de los bienes de cada encomienda se convertía con
pondió al conjunto de bienes integrados por VIllas, castillos y ald.easque, a~n9-ue frecuencia en la residencia del comendador y en sede de la misma, recibiendo de él la
porcentualmente no significaron ni la cuarta parte del total, supusIeron el mas Im- denominación principal por la que era conocida la encomienda. En suma, la enco-
portante incremento territorial para los calatravos. mienda puede considerarse como una unidad elemental de administración patrimo-
nial y cobro de rentas.
Por otra parte, estas encomiendas funcionaron como auténticas tenencias feuda-
les, en las que el maestre adoptaba el papel de señor feudal y los comendadores eran
sus vasallos. Naturalmente esto implicaría una contraprestación de vasallaje por
parte de los comendadores hacia el maestre, derivada de la naturaleza feudal de la
encomienda-tenencia. Sin embargo, además de esta idea tradicionalmente admitida,
las encomiendas calatravas pudieron tener un más complejo significado, que quere-
mos aventurar como nueva hipótesis de trabajo, ya que no tenemos pruebas docu-
mentales que la avalen, pero tampoco ninguna que la contradiga. N os referimos a la
hipotética vinculación de la tenencia con el maestre a través de una relación econó-
mica permanente de naturaleza estrictamente feudal. En consecuencia, habría en
toda la estructura social calatrava una generalización de las relaciones de dependen-
cia, con una contraprestación económica, desde la cúspide hasta la base. Según esta
hipótesis, la difusión de las relaciones de dependencia entre la elite dirigente cala-
58 La plataforma señorial calatrava: el potencial económico
La extensión del señorío calatrava: encomiendas y ámbitos de dominio
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trava podría tener su materialización en la jerarquización del sistema de enco-
?ía una gradació~n, puesta constantemente a prueba en los inicios del proceso, para
miendas. d h . 1 .
Partiendo de esta jerarquización feudalizada, se entien e mu.c o m~Jor~ a e.xls- mtentar controlar de modo más conveniente la impresionante organización señorial
tencia, tantas veces mencionada, de Ut; férreo y .e~tructurado ~ls:en:a Jerarqu~co­ que suponía la Orden de Calatrava. Se podría hablar entonces de la encomienda
administrativo de encomiendas en las Ordenes mlhtares. Este dlsclph~ad? y ~flcaz co.~o un~ institución que desempeñaba auténticas funciones de circunscripción ad-
mlmstratlva.
sistema, relacionado frecuentemente con el caráct~r milit~r de esta~ mstltu~lOnes,
debía tener también un componente feudo-vasallátlco., de mnegable ~lI~f~~encla para ~a:alel~mente a esta .estructura de encomiendas jerarquizadas con proyección
el control de toda la impresionante maquinaria señonal desde una umca cabeza: el admmlstratlva y plasmaclón geográfica concreta, coexistían una serie de encomien-
maestre. . .. ~ d'
d~s sin una. adscripción geográfica determinada y que eran las encargadas del go-
Pero la encomienda, ya lo hemos dicho, era también una clrcunscnpc~on a ml~ bIerno y la mfraestructura de la Orden. Naturalmente todas ellas dependían directa-
nistrativa dentro de la estructura de gobierno de la Orden calatrava ~ tema, en caSI mente del maestre, por lo que también entonces podría repetirse esa especial
todos los casos, su plasmación en un territorio concreto. En este sen~ldo, con la en- relación feudo-vasallática entre el maestre y los comendadores, aunque esta vez, ya
comienda no sólo se cede al comendador una serie de rentas y p~opledades para su lo hemos dicho, sin proyección administrativa de carácter territorial.
propio beneficio, sino que también se dele~a la jurisdicción señor~al sobre un. d~ter­ . ~ A c?n~inuación, comprobaremos. si todas estas hipótesis pueden tener su aplica-
minado espacio. Este territorio, cuyos líml.tes ~e~en. se: necesanamente d~flmdos, Clon practIca en el caso de las encomIendas calatravas de la meseta meridional, reali-
puede en ocasiones identificarse con los límItes JunsdlcclOnales de los cO.nceJos -de zando al final del análisis de las mismas una valoración global conectada de alguna
forma con lo expresado en este epígrafe.
las villas o aldeas de señorío calatravo- y de la administración eclesiástIca q~e, .a~n
no teniendo el mismo origen ni desempeñando la misma función, suelen Gomcldlr.
En este contexto de jurisdicción señorial delegada, el comen~ad~r aparece como
el auténtico representante del poder señorial calatra:o en el tern~ono que le ha en- 1.2. Criterios generales para una aproximación valorativa al potencial
comendado el maestre. Por eso, el comendador es sm duda el senor local de s~ en-
de cada encomienda
comienda, y reside en el «palacio» -así se me~ciona en. algu~os textos-, castIllo o
casa de la encomienda, edificios que en cualqUIer caso slmbohzan este poder feudal La inexpresividad de la documentación que hemos manejado y la ausencia casi total
y son el reflejo material de la coacción ejercid~ por la Orden sobre l?s vasallos ~e de valoraciones económicas de equivalencia monetaria, que no aparecen hasta el si-
sus señoríos. A pesar de todo, no debemos olvIdar que el maestre es SIempre el ma- glo XV.con los !ibr:os de visita, nos impiden realizar una evaluación de las rentas y el
ximo representante del poder señorial calatravo en tod~s y cada una de sus enco- potencla~ economlCO de ca~a una de las encomiendas. Sin embargo, para aproximar-
miendas ya que lo que ejercen los comendadores es slmplement~ un po~er dele- nos preCIsamente al potencIal de estas encomiendas en cada «zona» o comarca he-
gado, uda tenencia. Sería, salvando las distancias evidentes, un reflejo ~el sIstema de mo~ establecido unos criterios generales, aplicables de manera uniforme, para p~der
tenencias practicado por las monarquías feudales, en las que el reyes sm lugar a du~ realIzar comparaciones sobre la importancia de las encomiendas a nivel local co-
das el máximo señor de todos esos territorios cedidos temporalmen.te. Se ofrece ~Sl ~arcal o reg~onal. Conviene .aclarar que la aplicación de estos criterios ha seg~ido
un paralelismo que hace referencia a la idea, utilizada también con CIerta frecuencIa, sIempre el mIsmo orden, preCIsamente para facilitar ese análisis comparativo. A con-
de que las Órdenes militares constituían una estructura paraest~:al, un «Estado» t~nuación detallaremos cuáles han sido los criterios valorativos aplicados en el análi-
dentro del «Estado», con todas las connotaciones que tal expreSlOn conlleva y ~as SIS de las encomiendas de la meseta meridional.
matizaciones necesarias sobre la existencia de un «Estado» e? la Plena Edad !"1edla.
Finalmente cabría llevar nuestra explicación hasta las últImas consecuenClas, su- 1. Existencia de fuero: protagonismo de la Orden y niveles de renta. Desde
giriendo una cierta gradación local ~ntr~ e~com~endas del mismo sector, con pro- l~ego, la potestad l~gislativa de los calatravos en relación a un determinado lugar in-
yección administrativa y, por tanto, mstltl~clOnah~ada. Se trata, d~s~e luego, de una dIca un elevado mvel en la transferencia de competencias jurisdiccionales. Estas
hipótesis de difícil demostraci~n; .pero ~l reflexlOnamos y ad~ltlmos que .I~o ex- competencias legislativas suponen por lo general una mayor participación en las
puesto hasta ahora encierra en SI ml.smo cIerto gra~? de coherencIa, la extenslOn ~el rentas de ese señorío calatravo, parte de las cuales irían sin duda a la encomienda co-
sistema de relaciones de dependencIa a una gradaclOn local, comarcal y h~st~ .reglO- rrespondiente. En cualquier caso, los ordenamientos forales, emitidos o no por la
nal es, en realidad, la conclusión lógica de todo el proceso. Se .trata, en defl~~tlva, de Orden,. i~~ican el nivel de participación de los calatravos en las rentas de cada lugar.
la institucionalización del sistema de relaciones de dependencIa y su exten;l~m a to- En deflmtlva, los fueros se conVIerten en un instrumento para calibrar el volumen
de renta percibido por los freires calatravos.
das las encomiendas mediante un sistema intermedio de lazos feudo-vasallatlcos con
reflejo en competencias gubernamentales de carácter administrativo. Este sistema te- . 2 .. Farticipaci~n en rentas eclesiásticas. Resulta evidente también que la párti-
ClpaClOn en este tIpO de rentas, que provenía de la propia naturaleza religiosa de
La plataforma señorial calatrava: el potencial económico La extensión del señorío calatravo: encomiendas y ámbitos de dominio 61
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la Orden de Calatrava, puede ser un indicio del potencial económico de cada


encomienda. Algunas encomiendas, como la de Bolaños y Diezmos. d~l Campo, II. ENCOMIENDAS DEL CAMPO DE CALATRAVA
tenían precisamente en esta renta eclesiástica la base de su mantemm1ento eco-
nóm1co. II.l. Encomiendas de la zona septentrional del Campo de Calatrava
3. Concentración o dispersión del patrimonio comendatario. En el marco de
una economía precapitalista cualquier propiedad, sobre todo si tiene un mar~a.do ca~ n.1.1. Encomienda de Guadalerza
rácter agropecuario, obtiene mayores beneficios y una más adecuada r~:ltab1hdad S1
sus bienes aparecen concentrados. El núcleo fu?,damental de la encomienda lo constituían, desde sus orígenes, la forta-
4. Análisis de las potencialidades productivas del medio geográfico. I?esde leza -ya eX1stente en época islámica- y el hospital de Guadalerza, rodeados de una
luego, este criterio considerado aisladamente no indica el valor de una encom1enda, dehesa que ha ~onservado su nombre hasta nuestros días. Con esta configuración se
pero puesto en relación con los restantes puede resultar ilustrativo acerca de sus re- mantuvo esenc1almente durante toda la Edad Media 1.
cursos potenciales. En enero de 1179, Alfonso VIII donó al hospital de Guadalerza todas las viñas
5. Situación geográfica en relación a grandes vías de comunicación, enclaves que tenía en Aceca 2. Para esa época ya debía estar establecida la encomienda cala-
económicos, mercados urbanos y cursos fluviales esenciales. Indudableme~te la t:ava, ya que un año después su comendador Diego Martínez aparece entre los con-
cercanía de las encomiendas a todos estos lugares suponía un aumento cons1dera- f1rmantes del fuero de Zorita 3.
ble de sus rentas, una parte de las cuales podía residir en el portazgo, el pontazgo Durante el maestrazgo de Nuño Pérez de Quiñones (1182-1198), la encomienda
o el montazgo como consecuencia del control que ejercía la encomienda sobre pasó a denominarse «Hospital de Guadalerza», destacando así su faceta de atenciÓn
estratégicos enclaves comerciales. Piénsese, por ejemplo, en la situación de Zo- hospitalaria, al situarse en el camino Toledo-Calatrava-Córdoba. En ese período su
rita como canalizadora de todo el tráfico comercial del Alto Tajo a través de su comendador fue Suero Pérez ~~rroso 4. El hospital, según Hervás, había pertenecido
puente. a la Orden del Temple y se ut1hzaba para atender miembros de esta Orden y de las
6. Existencia de ferias y protagonismo en ellas de la Orden. Resulta claro que d~ Cala~rava y San Juan, aunque no sabemos en qué datos se basa para realizar estas
las ferias suponen un mecanismo excepcional para la canalización de toda la activi- af1rmaclOnes 5.
dad comercial de una comarca y que el control de estas reuniones feriales propor- La fortaleza y el hospital de Guadalerza se perdieron en la ofensiva almohade
ciona no pocos beneficios a sus responsables. Por eso la Orden de Calatrava intentó del año 1195. Sin en:~argo, a! ser la más septentrional de las fortalezas del Campo de
fomentarlas en algunos de sus señoríos más relevantes. Calatrava, fue tamb1en la pnmera en recuperarse. Así, tras la ruptura de las treguas
7. Fuentes demográficas, extensión del término de la aldea o villa, existencia de con los almohades (1211), Alfonso Téllez y Rodrigo Rodríguez, al frente de algunos
asentamientos anteriores (prehistóricos, romanos y musulmanes), datos sobre la tol~danos, tomaron la torre de Guadalerza con ayuda de máquinas de guerra 6. Pos-
composición y procedencia de las poblaciones. Se trata de un conjunto ~e datos he- tenormente pasaría de nuevo a manos de la Orden de Calatrava.
terogéneos, sobre los que no tenemos información para todas las encom1e~das, pe~o A partir de ent~~ces, tuvo oca~ión de desarrollar su función hospitalaria asen-
que pueden aportar criterios complementarios de cara a valorar el potenc1al econo- tada en la explotaclOn agropecuana de la dehesa circundante. A pesar de esto, o
mico de algunas de ellas. acaso por ello, en 1217 ya existía allí una iglesia perteneciente al arzobispo de To-
8. Desarrollo y continuidad de la estructura jerárquico-administrativa de cada ledo con la décima parte de todas las rentas reales 7. Entonces el comendador de
encomienda. Naturalmente, la existencia de más de un freire relacionado con la Guadalerza era don Gómez Manrique 8. Hacia mediados del siglo XIII la iglesia se
unidad comendataria supone, en principio, un nivel económico elevado. El caso
de Zorita es suficientemente significativo, ya que fue la encomienda más impor-
tante y la única en la que conocemos la existencia de un subcomendador. Por otra
: Sobre eS,ta encomienda en el siglo xv, véase E. Solano, La Orden de Calatrava, p. 216.
parte, la continuidad de una encomienda calatrava en la estructura de la Orden - J. Gonzalez, Alfonso VIII, II, pp. 514-515.
puede interpretarse como síntoma de rentabilidad económica. Esta estabilidad im- Ibid., II, p. 576.
3

plica también para cualquier señorío una explotación más eficaz de sus recursos F. Rades, Chronica de Calatrava, fol. 22 1".
4

5 1. Hervás, Diccionario geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real Ciudad


potenciales. Real, 1890, p. 20. '
• 6 Crónica latina de los reyes de Castilla, edición y traducción de L. Charlo Brea, Universidad de Cá-
dlz, 1983, p. 23.
: D. Mansilla, La documentación pontificia de Honorio IIl, Roma, 1965, pp. 25-26.
F. Rades, Chronica de Calatrava, fol. 39 v.

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