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FINAL CLÍNICA PSICOLÓGICA NIÑOS

UNIDAD 1: Introducción:
 Freud, A (1990). Psicoanálisis del niño (7ª ed.)
 Frizzera, O. (2001) Cuadro comparativo sobre las distintas posiciones de los
psicoanalistas de niños. Cátedra de clínica psicológica de niños y adolescentes I.
 Klein, M (1990). Symposium sobre el análisis infantil. En Obras Completas. (Tomo I).
 Lacan, J. (1984) Variantes de la cura tipo. En Escritos 2. (pp. 311- 329). México: siglo
XXI.
 (1985) El Mito individual del Neurótico. En Intervenciones y textos I. Buenos Aires:
Manantial
 (1964) Subversión de sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente. En Escritos 2.
(pp.316 – 319)
 Mannoni, M (1967). El psicoanálisis de niños a partir de Freud. El niño su
“enfermedad y los otros. (Prefacio).

“Psicoanálisis del niño”. Anna Freud.


Anna Freud comienza planteando cuando se debe aplicar el análisis en los niños.
Menciona que Melanie Klein sostiene que toda perturbación del desarrollo anímico o
mental del niño podría ser eliminada o, al menos, mejorada por el análisis, y que tiene
grandes ventajas para el desarrollo del niño normal. Y destaca que la mayoría de los
analistas vieneses opinan que el análisis del niño solo se justifica frente a una neurosis
infantil.
Sobre la técnica del análisis con niños Anna Freud plantea primero que, el adulto es
un ser maduro e independiente y el niño en cambio, es un ser inmaduro y dependiente,
que por esto mismo el método analítico no es el mismo. Partiendo de esto, dice que en
el caso del niño la decisión de analizarse nunca parte de él, sino siempre de sus padres.
Y que el analista es para el niño un extraño, y el análisis mismo, una cosa
desconocida; que además el niño no percibe ningún trastorno, solo los que le rodean
sufren por sus síntomas. Por esto dice que lo que considera indispensable con el
adulto, aquí falta: la conciencia de enfermedad, y la voluntad de curarse. A partir de
aquí Anna Freud dice que hay que hacer a los niños “analizables”, hay que establecer
en ellos la conciencia de su enfermedad, infundirles confianza en el análisis y en el
analista, y convertir en interior la decisión externa de analizarse. Entonces, plantea
que hay que introducir un periodo de introducción o de preparación. En este periodo
lo que Anna Freud busca para iniciar un verdadero análisis es: la conciencia de
sufrimiento, establecer una transferencia positiva, establecer una relación de completa
dependencia del niño hacia ella.
Cuenta caso de niño del demonio
Anna Freud también dice que el niño poco puede decir sobre la historia de su
enfermedad y que por esto el analista recurre a sus padres para completar la historia.
También habla de la interpretación de los sueños en los niños, y dice que son más
fáciles de interpretar que el de los adultos, aunque no siempre pueden ser
interpretados con facilidad. Además, destaca la importancia de las fantasías diurnas,
dice que los niños las narran con mayor facilidad y se avergüenzan menos que los
adultos. Otro recurso técnico que utiliza Anna Freud es el dibujo, que permiten
deducir los impulsos inconscientes.
Por otro lado, Anna Freud, dice que el niño es incapaz de asociar libremente, pero si
el analista se le torna indispensable para el niño, puede ser inducido a cualquier cosa,
y en algunas ocasiones podrá asociar accediendo al pedido del analista, y que también
surgen algunas inesperadas y espontáneas. Anna Freued dice que, como reemplazo de
las asociaciones libres del adulto, la doctora Hug-Hellmuth recurrió a los juegos con el
niño, observándolo en su propio ambiente y tratando de averiguar las circunstancias
íntimas de su vida. Y que Melanie Klein, sustituya la técnica asociativa del adulto por
una técnica lúdica en el niño, basándose en que al niño le es más afín la acción que el
lenguaje, les ofrece juguetes con la posibilidad de actuar en ese mundo de juegos,
todos los actos que el niño realiza son equiparadas a las asociaciones verbales del
adulto, y complementados con interpretaciones. Anna Freud dice a partir de esto que
plantea Melanie Klein, que el niño no tiene consciencia de que está en análisis, y por
esto no puede asociar libremente. Y que, además, Melanie Klein plantea que la
ventaja de su método permite evitar esa preparación previa del niño, a la que Anna
Freud recurre. Anna Freud considera que no se le debe atribuir sentido simbólico a
todos los actos y ocurrencias, sino solo a los que surgen en la situación analítica
aceptada por el paciente.
Anna Freud plantea que el análisis con niños además de tener una finalidad analítica
también persigue cierto objetivo pedagógico, y que el éxito pedagógico depende de la
vinculación afectiva del educado con el educador. Por esto y por la finalidad del
análisis, sería necesario establecer una transferencia positiva, y si el niño tiene
impulsos negativos contra el analista, se deben eliminarlos y atenuarlos cuanto antes.
A pesar de esto, Anna Freud plantea a pesar de todo esto el niño no llega a formar una
neurosis de transferencia, no ocurre como en los adultos que sustituyen sus síntomas
antiguos por síntomas transferenciales, que convierten su antigua neurosis en una
neurosis de transferencia. Dice que el niño no es capaz de reeditar sus vinculaciones
amorosas, porque los padres todavía existen en la realidad y no solo en la fantasía
como en el neurótico adulto, el niño mantiene con ellos todas las vivencias reales de
satisfacción y de desengaño. El analista representa un nuevo personaje, pero el niño
no lo va a colocar inmediatamente en el lugar de los padres.
Anna Freud destaca la diferencia más importante entre el análisis del niño y el del
adulto; a partir de la dependencia del superyó infantil y la doble moral del niño frente
a la vergüenza y el asco. El superyó del niño está ligado a sus padres, esos mismos
padres fueron en efecto, las personas cuyas desmesuradas exigencias impulsaron al
niño a la neurosis, entonces señala que la prevención de la neurosis obliga a evitar que
el niño experimente satisfacciones reales en cualquier fase de su sexualidad, ya que la
fijación al placer se va a convertir en el grave obstáculo de la evolución normal,
entonces, Anna Freud plantea que el propio analista debe asumir el derecho de guiar
al niño en este momento decisivo, bajo su influencia el niño va a dominar su vida
instintiva, y el analista va a decidir qué parte de los impulsos infantiles ha de ser
suprimida, qué parte puede liberarse a la satisfacción directa, y cuál debe ser
conducida hacia la sublimación. Es preciso que el analista ocupe durante el análisis el
lugar del yo infantil, y debe dominar completamente al niño. Entonces, el objetivo del
análisis para Anna Freud es: analizar y educar a la vez, o sea, permitir y prohibir al
mismo tiempo, librar y volver a coartar simultáneamente.

“Simposium sobre análisis infantil”. Melanie Klein.


En 1921 Melanie Klein llega a la conclusión de que es perfectamente posible e incluso
saludable explorar en los niños el Complejo de Edipo hasta sus profundidades, y que
se pueden obtener resultados iguales a los obtenidos en los análisis de adultos.
También descubrió que era innecesario que el analista ejerciera una influencia
educativa, y que ambas cosas son incompatibles. Esta idea va en contra de Anna
Freud que no realizaba ningún análisis del Complejo de Edipo, y que combinaba el
análisis del niño con influencias educativas.
Compara el análisis de niños con el de adultos, y dice que es un grave error asegurar
una transferencia positiva, con el empleo de las medidas que Anna Freud propone,
como someter, o intimidar o persuadir al paciente por medios autoritarios, Melanie
Klein dice que nos da una introducción parcial al inconsciente, pero nunca se podría
establecer una verdadera situación analítica.
Anna Freud coloca el consciente y el yo del niño y del adulto en primer plano, cuando
según Melanie Klein debemos trabajar en primer lugar y sobre todo con el
inconsciente, y dice que los niños no son fundamentalmente distintos de los adultos, lo
único que sucede es que en el niño el yo no está desarrollado plenamente aun, y por lo
tanto los niños están más gobernados por el inconsciente, y a él debemos
aproximarnos y es el punto central de trabajo.
Melanie Klein dice destaca que lo que Anna Freud plantea del conocimiento de la
enfermedad o del portarse mal que logra despertar en el niño emana de la angustia,
que para sus propios fines ha movilizado en él: la angustia de castración y el
sentimiento de culpa. La crítica de Melanie Klein no es que Anna Freud active la
angustia y el sentimiento de culpa, sino que no los resuelva suficientemente, no ataca a
la angustia en sus raíces inconscientes aliviándola en la medida de lo posible.
El método que Melanie Klein presupone es que desde el comienzo se debe atraer la
transferencia positiva como la negativa, e investigarla hasta su origen, en la situación
edípica. Al resolver parte de la transferencia negativa obtendremos un incremento de
la transferencia positiva, y de acuerdo con la ambivalencia de la niñez, ésta será
pronto seguida de una nueva emergencia de la negativa; así se establece una
verdadera situación analítica.
Melanie Klein también plantea que los niños no pueden dar asociaciones de la misma
manera que los adultos, no porque les falte la capacidad para poner sus pensamientos
en palabras sino porque la angustia se resiste a las asociaciones verbales; y por lo
tanto no se puede obtener suficiente material únicamente por medio de la palabra.
Por lo tanto, se pueden emplear técnicas como por ejemplo el dibujo, el relato de
fantasías, los sueños y la compresión del simbolismo que manifiestan; el niño va a
traer más fantasías si lo seguimos con la convicción de que lo que nos relata es
simbólico. La representación por medio de juguetes, la representación simbólica en
general, está menos investida de angustia que la confesión por la palabra hablada.
Melanie Klein dice que los juguetes (lápices, tijeras, cuerdas, pelotas, ladrillos y sobre
todo agua) están a disposición del niño para que los use si quiere, y su finalidad es
ganar acceso a su fantasía y liberarla. La forma de representación simbólica que
prevalece en el inconsciente es mucho más natural en los niños que en los adultos. En
los niños también se detectan resistencias, en la forma más natural para ellos, la
angustia. Si observamos los cambios en su manera de representar lo que ocurre
dentro suyo (mediante lo que ocurre en el juego), damos cuenta de que nos
enfrentamos con el sentimiento de culpa, y que debemos interpretarlo. Interpretando
y por lo tanto aliviando la angustia, accedemos al inconsciente, lograremos que
fantasee; si llevamos hasta el fin el simbolismo que sus fantasías contienen va a
reaparecer la angustia, y así habrá un progreso del trabajo.
Al contrario de Anna Freud, Melanie Klein dice que en los niños aparece una plena
neurosis de transferencia, los síntomas cambian, se acentúan o disminuyen de acuerdo
con la situación analítica; para ello se debe manejar lógicamente la transferencia
positiva y negativa.
Para Melanie Klein el superyó del niño es resistente, inalterable en su núcleo y que no
es esencialmente diferente del de los adultos, a diferencia de Anna Freud que
planteaba que el superyó del niño era demasiado inmaduro, dependiente de su objeto.
Para Melanie Klein, si se quiere penetrar en el verdadero superyó, reducir su poder
de actuación e influirlo, el recurso es el análisis que investigue todo el desarrollo del
complejo de Edipo y la estructura del superyó.
Melanie Klein se opone a la idea de Anna Freud de que se debe combinar en la
persona del analista la tarea analítica y educativa, ya que una actividad anula a la
otra; ya que, si el analista se torna representante de agentes educativos, si asume el rol
de superyó, bloquea el camino de los impulsos instintivos a la conciencia, ya que se
vuelve un representante de los poderes represores.
Melanie Klein también destaca que el análisis de niños debe tener la misma actitud
inconsciente que pedimos al analista de adultos, debe querer realmente solo analizar y
no desear moldear y dirigir la mente de los pacientes.

“Cuadro comparativo sobre las distintas posiciones de los psicoanalistas


de niños”. Osvaldo Frizzera.
ANNA FREUD MELANIE KLEIN
 No proceso analítico como en los adultos.  Si proceso analítico.
 Es preciso asociarles medidas pedagógicas.  No orientación pedagógica.
 No asociación libre. El niño no tiene  Los niños no pueden asociar, no porque les
representación final de que está en análisis. falte la capacidad para poner sus pensamientos
en palabras, sino porque la angustia se resiste a
 El sufrimiento y la aceptación del tratamiento las asociaciones verbales
deben ser producidas.  El juego como expresión de un simbolismo es
equivalente de la asociación libre considerando
legitima su interpretación.
 Período preparatorio: amaestramiento para el  No amaestramiento para el análisis.
análisis puesto que el niño no tiene sufrimiento
psíquico.
-Ponerlo en oposición consigo mismo (escisión del  Escisión del Yo obstáculo inútil.
Yo).  El trabajo analitico no se basa:
-Intimarlo, sugerirle que está enfermo, loco. -en un proyecto consciente
-La aceptación del tratamiento será obra de la -ni sobre el yo (sede de las resistencias)
instauración de la transferencia positiva que el Se respalda en el inconsciente.
analista obtiene volviéndose indispensable para el  Analizar transferencia positiva y negativa.
niño, hasta lograr un estado de dependencia.
-Firme promesa de curación.
No neurosis de transferencia. Si neurosis de transferencia.
Edipo situado en el plano de la realidad. Se instala Los objetos del Edipo son fantasmáticos. Edpo ya
alrededor de los cinco años. atravesado a los tres años, se instaura en el destete.

Superyó no bastante independiente en el niño  El superyó padece escazas modificaciones en el


para que pueda controlar sus tendencias trascurso del desarrollo.
pulsionales.  Su núcleo permanece inalterado.
 Es independiente: de influencias externas, en su
formación.
 La fuerza del superyó es más temible que su
debilidad.
 Abandono de la neutralidad analítica. El  Mismas reglas que para los adultos.
analista para prevenir la neurosis debe  Al analista le está vedado el dar a las pulsiones
impedir que el niño experimente una liberadas una orientación cualquiera.
satisfacción verdadera de su sexualidad. Debe  La falta de moderación pulsional encubre la
decidir lo que tiene que ser rechazado, angustia y la necesidad de castigo ligadas al
domado, satisfecho o sublimado. conflicto edípico.
 El analista debe sustituirse por toda la  El analista no debe encarnar al Ideal del yo.
duración del análisis al ideal del yo infantil.
 Fin diferente del psicoanálisis de adultos.  Fin igual del psicoanálisis de adultos,
levantamiento de las represiones. Con la
consiguiente libertad de la actividad
fantaseadora. La cura psicoanalítica es una
 Se apunta al reforzamiento yoico, a través de reeducación de la capacidad de fantasear.
la angustia.  Se apoya en el inconsciente para el
levantamiento de la represión.

Caso clínico:“La niña del demonio”.


Se trata de una niña de seis años que le fue confiada a Anna Freud para que la observara
durante tres semanas, concluyó que sufría de una neurosis obsesiva grave y definida para
su edad. La niña le planteó a Anna Freud que tenía un demonio dentro de ella y le preguntó
si podía sacárselo.
Desde la posición clínica de Anna Freud: uno de los postulados principales reside en
poner al analista en el lugar del Ideal del yo identificándose de esta forma con las figuras
paternales. La clínica que plantea con niños difiere de la de adultos, ya que con los niños no
se cumpliría la regla fundamental, la asociación libre. El niño no asocia porque no tiene
conciencia de enfermedad, sin embrago la niña del demonio tiene conciencia de
enfermedad cuando le plantea “que tiene un demonio dentro suyo”, tiene una demanda de
análisis, aunque por esto Anna Freud apunta a una clínica del Yo en donde los procesos
inconscientes no son tomados en cuenta, y además se le agrega componentes pedagógicos.
Además, en el relato del sueño la niña se identifica con el conejito que es abandonado, con
lo cual hace una referencia a una asociación onírica en donde la asociación libre se haría
presente.
La clínica de Anna Freud plantea un período de amaestramiento, y en donde se debe
establecer una transferencia positiva y generar una dependencia hacia el analista, que
considera al superyó como débil. El analista es el encargado de satisfacer y reprimir
utilizando medios pedagógicos. En este caso de la niña del demonio, Anna Freud le dice
que de no cesar de “contar cosas sucias” fuera del ámbito analítico deberían interrumpir el
análisis y la niña manifiesta “si me dices así, nunca volveré a contar esas cosas”, aquí
vemos como la analista domina a la niña pedagógicamente. Para Anna Freud el analista
debe: analizar, permitir y liberar al mismo tiempo que eduque, prohíbe y coarta.
La forma en que da cuenta de la neurosis de la niña se expresa en el odio hacia la madre,
la misma no estaba cuando su hija más la necesitaba. La construcción de su hipótesis se
basa con la realidad yoica del paciente “la odio porque me abandona”, este sentimiento de
abandono actúa como desencadenante de la neurosis obsesiva.
El fin del análisis se produjo cuando la niña hallo el sentido medio entre los dos extremos,
de la neurosis obsesiva y la perversión. En tanto objetivo para Anna Freud en la niña del
demonio consistía en demostrarle su odio a la madre contra el que se estaba protegiendo
creando su “demonio”, representante personal de todas sus tendencias hostiles.
Desde la posición clínica de Melanie Klein: Melanie Klein trabaja con el inconsciente del
niño, la transferencia positiva y además la transferencia negativa.
La técnica fundamental para el análisis va a ser el juego, que lo considera como lenguaje,
como significante. Es a partir del juego infantil que se accede al inconsciente, entendido
como una formación del inconsciente, al igual que los sueños o el lenguaje. Los niños
hablan jugando, Melanie Klein espera la escena que propone el niño para jugar y la
interpreta, el juego es un lenguaje poblado de símbolos a interpretar; es una actividad
sublimatoria en donde confluyen movimiento y palabra y se expresan los deseos
inconscientes.

Otro elemento central de la clínica de Melanie Klein es el Complejo de Edipo como


nuclear de las neurosis infantiles, dice que la evolución edípica debe ser desanudada tan
completamente como sea posible y los sentimientos de odio y culpa que resultan de esta
evolución deben ser investigados hasta sus mismos comienzos.
Melanie Klein no apoya la idea de ubicarse en el Ideal del yo ni de asumir el rol del
superyó ya que estaría encarnando un papel coercitivo y represor, sino que promueve la
misma relación que con el análisis de adultos, esto implica analizar sin moldear ni dirigir
la mente de sus pacientes.
Melanie Klein da cuenta de la neurosis de la niña a partir del tránsito edípico, el complejo
de Edipo aparece en el niño a la vez que comienza a tener sentimientos de odio, se
relaciona directamente con un deseo inconsciente de matar a la madre, deseo fundamentado
por el complejo de Edipo.
El fin del análisis se enfocaba en capacitar a los niños para controlar mejor sus impulsos,
busca levantar la represión y hacer consciente lo inconsciente para resolver la cuestión
edípica.

“El psicoanálisis de niños a partir de Freud”. Maud Mannoni.


Mannoni comienza partiendo de las ideas de Freud en 1909 a partir de la cura de un
niño de cinco años (Juanito), afectado por una neurosis fóbica, Freud demuestra que
con un niño es posible interpretar, el análisis de Juanito se constituye como el primer
modelo del género. .
En el análisis de niños nos encontramos también el campo del lenguaje (incluso
cuando el niño todavía no habla). El discurso que rige abarca a los padres, al niño y al
analista: se trata de un discurso colectivo constituido alrededor del síntoma que el
niño presenta. La queja de los padres, aunque el objeto sea el niño real, también
implica la representación que de la infancia tiene el adulto. La sociedad le confiere al
niño, sin que él lo sepa un estatus; la misión del niño consiste en reparar el fracaso de
los padres, e incluso en concretar sus sueños perdidos.
El discurso que tiene lugar en psicoanálisis en el caso del niño y en el del adulto, nos
remite a una realidad como a un mundo de deseos y ensoñaciones. El adulto al
reconstruir su infancia reordena un pasado de acuerdo con su deseo; lo mismo sucede
en el niño, que en su juego reordena su mundo presente o pasado de acuerdo con lo
que quiere.
Freud ante todo está a la escucha de lo que habla en el síntoma: solo este camino
conduce hacia la posibilidad de una actitud analítica frente a una neurosis. El análisis
de las histericashistéricas le permite descubrir que la infancia de la que hablan no es nunca
la infancia real, que los traumatismos a que aluden pueden ser ficticios. Entonces descubre
que una palabra, incluso cuando es engañosa, constituye la verdad del sujeto: su decir
tiene que ser integrado en el discurso inconsciente. Los recuerdos de la infancia y los
traumatismos adquieren un sentido cuando se los sitúa con relación al deseo del sujeto.
Sin embargo, algunos creían en un psicoanálisis concebido como educativo, como Anna
Freud; según ellos el niño dependía de medidas de condicionamiento o de
adiestramiento. Los psicoanalistas admitían algunas observaciones que confirmaban las
concepciones de Freud, pero manifestaban cierta resistencia a utilizar sus descubrimientos
en la conducción de una cura, como Hug-Hellmuth que practicaba el análisis sin hacer
entrar en él a lo reprimido, es decir sin tocar el problema edípico.
Siguiendo con Melanie Klein, su atención se dirige a la manera en que el sujeto sitúa su
propia persona y su familia dentro de un mundo de fantasmas. Muestra la forma en que el
niño transforma la realidad de lo que vive en función de sus miedos, de su culpabilidad, de
sus defensas e incluso de los sentimientos agresivos que lo impulsan. También insiste en la
noción de ambivalencia, es decir, en la presencia de la intención agresiva dentro de toda
pulsión de amor; esta situación inconsciente, desconocida por el niño, es la que lo impulsa
en ciertos estados de crisis, a tratar de reparar el daño imaginario que cree haberle infligido
a su madre.
Por otro lado, Laing, muestra que el síntoma se dirige a otro, se desarrolla con y para otro,
con un caso clínico de un niño de cuatro años, Brian. A diferencia, Erikson plantea piensa
que el niño desarrolla desde muy temprano una identidad separada de la pareja de los
padres y según él, renuncia a veces a ella por angustia reemplazándola por identificaciones
ciegas.
Freud en 1908 habló por primera vez del juego en el niño, y dice que este crea mediante el
juego un mundo suyo, o reordena las cosas de ese mundo en relación a su idea. Dice que el
juego en un análisis debe ser comprendido no en el nivel de experiencia vivida sino como
uno de los elementos o accidentes del discurso que se emite. La escuela americana retoma
las ideas de Freud con el nombre de play therapy, pero la aportación freudiana fue
traicionada, se invitaba a los niños a jugar, destruir, romper, sin que nada de lo que hacen
sea interpretado positivamente, van a los lugares para “abreaccionar emociones”. En 1919
Melanie Klein introduce el juego en el análisis de niños, sin dejar de respetar por ello, en la
dirección de la cura, el carácter riguroso del análisis de adultos.

“Variantes de la cura tipo”Jacques Lacan.

Primero Lacan comienza diciendo que el título le fue impuesto por un comité de
psicoanalistas que le dicen que escriba sobre eso; y Lacan critica el título diciendo que es
un pleonasmo (una contradicción, una redundancia), ya que no se puede hablar de tipo sin
hablar de variantes y viceversa; y entonces dice que no hay variantes de la cura tipo, por lo
tanto, ¿hay psicoanálisis o no?, Lacan va a decir que no hay psicoanálisis con niños o
adultos, sino que es psicoanálisis al fin y al cabo, y dice que es una praxis (práctica) que se
basa en la intersubjetividad.
Cuando hablamos de variantes de la cura tipo, considerando que Lacan dice que un
psicoanálisis tipo o no es la cura que se espera de un psicoanalista, invita justamente a
considerar en las variaciones, en el caso por caso, los fundamentos de la cura, como un
modo de responder a la pregunta "si todavía estamos en el psicoanálisis”.
Habla de la ambigüedad del psicoanálisis y dice que, entre el emisor y el oyente, se produce
una escisión entre lo que se quiere decir y lo que se dice; lo que se quiere decir depende del
oyente, éste significa lo que el emisor dice, y lo que el emisor es. Entonces el emisor seria
el sujeto (paciente) y el oyente, el A (otro), el analista, y éste significa desde su fantasma,
que es un montaje imaginario simbólico, en su centro no es más que entrevisto, lleva lo
real, el deseo del Otro. Por esto la formación del analista es fundamental y el análisis del
analista también es fundamental, no hay variantes de una cura tipo, sino que hay variantes
de analistas.
¿Qué espera un sujeto de un psicoanalista? La formación del mismo.
JUICIO CLINICO: Es una definición, un sentido de la palabra misma, no depende de la
experiencia
JUICIO SINTETICO: Es una definición, el predicado dice más que el sujeto, puede ser a
posteriori o a priori
POSICION DEL ANALISTA: Tiene que haber pasado por el psicoanálisis, va a ocupar el
lugar de oyente si no hizo el recorrido de su propia subjetividad, va a significar al paciente
(lo que dice y lo que es) desde su propio fantasma, tuvo que haber atravesado su fantasma,
ya que la constitución subjetiva es fantasmatica, no debe determinar. El analista debe poder
barrar su yo.

Dice también que el inconsciente se define como un sujeto francamente constituyente, ya


que sostenía los síntomas antes de que éste fuese revelado; una vez que el analista le da al
sujeto la clave de su síntoma, éste no deja por ello de persistir, el sujeto resiste a conocer su
sentido y se concluye a que es esa resistencia la que hay que analizar, antes que nada. Y la
interpretación de la resistencia abre también la ambigüedad de la posición del oyente:
¿quién resiste?

“Mito individual del neurótico”Jacques Lacan.

Lacan dice que lo importante es la constelación familiar, la ubicación del padre y la madre,
ya que esto va a determinar el destino del niño, la otredad influye en la constitución
subjetiva, él la llama inmixión del Otro, todo lo de uno, no es de uno, está en juego el Otro.
Esta operación subjetiva que constituye al sujeto se llama alienación, el Otro aliena al
niño y a la vez lo constituye, le da vida, un niño que no es tomado por el fantasma del Otro
(su deseo), muere.
El analista por esto, es que debe analizarse para correr su fantasma porque sino alienaría al
niño de vuelta y quedaría como objeto de su deseo. El analista tiene que ser un cero, un
conjunto vacío, la palabra del analista no tiene que vehiculizar ningún elemento ni
determinación porque sino habría sugestión.
El análisis se basa en que el niño caiga del lugar donde se encuentra alienado y debe
ocupar el lugar cero, “no sos ahí donde te crees que sos”. El fin del análisis Lacan dice que
tiene que ver con el no ser, con la destitución subjetiva.

UNIDAD 2: La consulta

 Aberastury, A (1969). La entrevista inicial con los padres. En Teoría, Clínica y


Técnica del Psicoanálisis de niños. (Capítulo V). Buenos Aires: Paidós.
 Ferenczi, S. (1984). La Elasticidad de la Técnica Analítica. Obras Completas.
Madrid: Espasa Calpe.
 Freud, S. (1986). Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico (2ª. ed.)
Obras completas. Tomo XII. Buenos Aires: Amorrortu.
 (1986). La iniciación del Tratamiento (2ª ed.). Obras completas. Tomo XII. Buenos
Aires: Amorrortu.
 Frizzera, O. (2001). Ferenczi y el Mundo Infantil. Cátedra de clínica psicológica de
niños y adolescentes I. UCES.
 Frizzera, O. (2005). Los padres: Encuentros y desencuentros en el psicoanálisis con
niños. Revista Cuestiones de Infancia. 9, 60-68.
 Lacan, J. (1981). Introducción a los comentarios sobre los escritos técnicos de
Freud). El Seminario I. Los escritos técnicos de Freud. (Capítulo I). Buenos Aires:
Paidós

“La entrevista inicial con los padres” Arminda Aberastury.

Aberastury plantea que cuando los padres consultan sobre el problema o enfermedad de su
hijo, pedir una entrevista inicial, en donde el hijo no debe estar presente, pero si informado
sobre la consulta. Sugiere que en la entrevista estén ambos padres, o en algunos casos muy
especiales algún familiar o amigo, cualquiera de estas posibilidades es reveladora del
funcionamiento del grupo familiar en relación con el hijo. Para formar un juicio
aproximado sobre las relaciones del grupo familiar y en especial de la pareja, se deben
reconsiderar todos los datos consignados en la entrevista. Ésta no debe parecer un
interrogatorio, en el cual se sientan enjuiciados, sino que hay que tender a aliviarles la
angustia y la culpa que la enfermedad o conflicto de un hijo despiertan, y para eso se debe
asumir desde el primer momento el papel de terapeuta del hijo y hacerse cargo del
problema o síntoma. Los datos que dan los padres suelen ser inexactos, deformados o muy
superficiales, y durante la entrevista olvidan parte de lo que sabían, debido a la angustia que
ésta les provoca, suelen vivirla como un enjuiciamiento. Además, no pueden en un tiempo
tan limitado, establecer una relación tal con el terapeuta que les permita profundizar en sus
problemas.
No considera conveniente finalizar con la entrevista sin haber logrado los siguientes datos
básicos que se necesitan conocer antes de ver al niño: 1) motivo de la consulta, 2) historia
del niño, 3) cómo se desarrolla un día de su vida diaria, un domingo o feriado y el día de su
cumpleaños, 4) cómo es la relación de los padres entre ellos, con sus hijos y con el medio
familiar inmediato.
La entrevista debe ser dirigida y limitada de acuerdo a un plan previo, esta entrevista es
para que nos hablen del hijo y de su relación con él, fluctúa entre una y tres horas, y no se
debe abandonar este criterio durante todo el curso del tratamiento.
Arminda explica el ordenamiento anterior de los datos que debemos solicitar en la
entrevista:
1) Motivo de la consulta: es el escollo inicial más difícil para los padres ya que deben
hablar de lo que no anda bien en y con el hijo. Hay una resistencia que no es
consciente, ésta ya la han vencido cuando decidieron realizar la consulta, para
ayudarlos hay que tratar de disminuir la angustia inicial. Al sentirse aliviados
recuerdan más correctamente los acontecimientos sobre los cuales se interroga;
aunque también ocurren olvidos totales o parciales de hechos importantes. Los datos
obtenidos son valiosos no sólo para el estudio del caso, sino también porque pueden
ayudar a comprender la etiología de la neurosis infantil. Y la comparación de datos
obtenidos durante el análisis del niño con los suministrados por los padres en esta
entrevista es importante para valorar en profundidad las relaciones con el hijo.
2) Historia del niño: debemos tener en cuenta la respuesta emocional, en especial de
la madre, ante el anuncio del embarazo, si fue deseado o accidental, si hubo
rechazo abierto con deseo de abortar e intentos realizados, o si lo aceptaron con
alegría, ya que desde que el niño es concebido todo lo que acontece es importante
en su evolución posterior; es un hecho comprobado que el rechazo emocional de la
madre deja huellas en el psiquismo del niño. También la respuesta que brinda la
madre sobre cómo sobrellevó su embarazo indica cuál fue la iniciación de la vida
del hijo. Además, también se debe consultar si la lactancia fue materna y sobre el
ritmo de alimentación. Luego debemos preguntar cómo aceptó el bebé el cambio de
alimentos del pecho a la mamadera, de la leche a otros alimentos, de líquidos a
sólidos, y así sabremos mucho más sobre el niño y la madre y las posibilidades de
ambos para desprenderse de los viejos objetos. Debemos saber que el pasaje del
pecho a otra fuente de gratificación l oral exige un trabajo de elaboración
psicológica, y determina cómo en su vida posterior se enfrentará con las pérdidas.
Son importantes la fecha del destete y sus condiciones. También se debe pregunta a
qué edad y en qué forma se realizó el control de esfínteres, se pregunta la edad en
la que comenzó el aprendizaje, la forma en que se realizó y la actitud de la madre
frente a la limpieza y la suciedad. Luego también debemos consultar sobre la
sexualidad del hijo, lo que han observado al respecto. Y por último debemos
preguntar la edad en que el hijo ingresó a la escuela y la facilidad o dificultad en el
aprendizaje de lectura o escritura.
3) El día de vida: se realizan preguntas concretas que nos orienten sobre experiencias
básicas de dependencia e independencia, libertad o coacción externas, inestabilidad
o estabilidad de las normas educativas, del dar y recibir. Así sabremos si las
exigencias son adecuadas o no a la edad, si hay precocidad o retraso en el
desarrollo, las formas de castigo y premio. Cuando interrogamos sobre el día de
vida, hay que preguntar quién lo despierta y a qué hora, si se trata de un niño mayor
de cinco años saber si se visten solos y desde cuándo, o bien quién los viste y
porqué. La descripción de los domingos, días de fiesta y aniversarios nos ilustra
sobre el tipoy grado de la neurosis familiar, lo que nos permite estimar mejor la del
niño y orientarnos en el diagnóstico y pronóstico del caso.
4) Relaciones familiares: debemos consignar la edad, la ubicación dentro de la
constelación familiar, si los padres viven o no, profesión o trabajo que realizan,
horas que están afuera de la casa, condiciones generales de vida, sociabilidad de
ellos y de sus hijos.
“Elasticidad de la técnica psicoanalítica” Sandor Ferenczi.

Ferenczi comienza diciendo que el propio Freud en sus primeras comunicaciones sobre la
técnica, dejaba el campo libre a otros métodos de trabajo en psicoanálisis, esta declaración
proviene de la época anterior a la segunda regla fundamental del psicoanálisis: quién
desee analizar a los demás debe primero ser él mismo analizado. Tras la adopción de esta
regla, las diferencias de la técnica analítica estaban en trance de desaparecer.
Ferenczi habla de la ecuación personal luego de observar a pacientes ya analizados por
otros; y dice que se trata ante todo de una cuestión de tacto psicológico, de saber cuándo y
cómo se comunica algo al analizado, cuando puede estimarse que el material proporcionado
es suficiente para sacar conclusiones, en qué forma debe ser presentada la comunicación,
cómo puede responderse a una reacción inesperada desconcertante del paciente, cuándo
debe uno callarse y esperar otras asociaciones, y en qué momento el silencio es una tortura
inútil para el paciente. Y dice que, éste tacto es la facultad de sentir con, y si oncseguimos
ayudados de nuestro conocimiento hacer presentes las asociaciones posibles o probables del
paciente que él todavía no percibe, podemos adivinar no sólo sus pensamientos estancados
sino también las tendencias que son para él inconscientes, y esto nos va a proteger de
estimular la resistencia del paciente de forma inútil. Debemos saber que antes de realizar
una comunicación, se debe retirar por un momento la libido del paciente y examinar
fríamente la situación: en ningún caso hay que dejarse guiar solamente por los sentimientos.
Ferenczi dice que no se le debe prometer al analizado más que: si se somete al proceso
analítico, acabará por saber mucho más sobre sí mismo y si persevera hasta el final, podrá
adaptarse mejor a las dificultades inevitables de la vida, con una repartición de energía más
oportuna.
Por otro lado, Ferenczi plantea que no hay nada más perjudicial para el análisis que una
actitud de maestro de escuela o de médico autoritario. Todas las interpretaciones deben
tener el carácter de una proposición, más que el de una afirmación cierta, y esto no sólo
para no irritar al paciente, sino porque podemos efectivamente equivocarnos. La confianza
en nuestras teorías solo debe ser una confianza convencional, porque puede darse el caso
de la excepción a la regla, o puede necesitar modificarse algún aspecto de la teoría. La
modestia del analista no es una actitud aprendida, sino más bien la expresión de la
aceptación de los límites de nuestro saber.
Por todo esto es que Ferenczi habla de la expresión elasticidad de la técnica analítica, y
hay que ceder a las tendencias del paciente, como si se tratara de un hilo extensible, pero
sin abandonar la dirección de las propias opiniones, mientras la ausencia de consistencia de
una u otra de estas posiciones no quede plenamente demostrada.
También una de las reglas más importantes del análisis consiste en economizar las
interpretaciones, en no decir nada superfluo en general; el fanatismo de la interpretación
forma parte de las enfermedades iniciales del analista. Ya que cuando se superan las
resistencias del paciente mediante el análisis, el paciente realiza todo el trabajo de
interpretación prácticamente solo o con una ayuda mínima.
Tampoco se deben dar órdenes ni plantear prohibiciones, sino todo a lo más aconsejar
algunas modificaciones en la manera de comportarse, quedando siempre dispuesto a
retirarlas si se convierten en un obstáculo o si provocaban resistencias, pero nunca aplicar
medidas coercitivas, ni siquiera aconsejándolas.
Ferencxi también dice que el analista no puede abandonarse al placer de dar libre curso
a su narcisismo y a su egoísmo en la realidad, y en la fantasía sólo en algunos momentos.
El resultado ideal de un análisis acabado es precisamente esta elasticidad que la técnica
exige, y esto es un argumento más a favor de la necesidad de la segunda regla fundamental
del psicoanálisis.

“Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico” Sigmund Freud.

Freud propone diferentes técnicas analíticas:


1) Plantea que, al tratar a más de un enfermo al día, se busca en retener en la memoria
nombres, fechas, detalles del recuerdo, asociaciones y manifestaciones patológicas,
sin confundir el material con el de otros pacientes. Entonces, algunos analistas
piensan que deberían servirse de algún medio auxiliar especial para dominar un
material tan amplio, pero debemos rechazar todo medio auxiliar, incluso la
anotación, y consiste en no intentar retener nada y acogerlo todo con una igual
atención flotante, así nos ahorramos de un esfuerzo de atención imposible de
sostener muchas horas al día y evitamos una retención voluntaria que nos va a
llevar a seleccionar el material que se nos ofrece. En la mayoría de los análisis
oímos del enfermo cosas cuya significación solo a posteriori descubrimos. Esto es
equivalente a la regla que le imponemos al analizado, que nos comunique sin crítica
ni selección alguna, todo lo que se le vaya ocurriendo. Debemos escuchar al sujeto
sin preocuparnos de si retenemos o no sus palabras.
2) No recomienda tomar apuntes de alguna extensión, formar protocolos, etc.,
durante las sesiones con el analizado. Al anotar las comunicaciones del sujeto
realizamos forzosamente una selección perjudicial, ponemos nuestra actividad
mental en ello, cuando podríamos aplicarla a la interpretación del material.
Podemos infringir esta regla cuando se trata de fechas, textos de sueños o detalles
aislados., para utilizarlos como ejemplos.
3) La anotación de datos durante las sesiones del tratamiento podría justificarse con el
propósito de utilizar el caso para una publicación científica, no es posible negar al
médico tal derecho. Pero cuando se refiere a los historiales clínicos
psicoanalíticos, presentan una utilidad mucho menor.
4) Antes de terminar el tratamiento no es conveniente elaborar científicamente un caso
y reconstruir su estructura e intentar determinar su trayectoria. En cambio, se
obtiene mejores resultados terapéuticos cuando actuamos como si no
persiguiéramos un fin determinado, dejándonos sorprender por cada nueva
orientación y actuando libremente, sin prejuicio alguno.
5) Se hace máximamente peligrosa para el analista una cierta tendencia afectiva. La
justificación de esta frialdad de sentimientos está en que crea para ambas partes
interesadas las condiciones más favorables, asegurando al médico la protección de
su propia vida afectiva y al enfermo el máximo auxilio.
6) El analizado debe comunicar todo aquello que la introspección le revela,
absteniéndose de toda objeción lógica o afectiva que intente moverle a realizar una
selección, y el médico tiene que colocarse en situación de utilizar, para la
interpretación y el descubrimiento de los inconsciente oculto, todo lo que el
paciente le suministra, sin sustituir con su propia censura la selección a la que el
enfermo ha renunciado.
Freud dice que se podría llegar a ser analista por el análisis de los propios sueños,
pero hay muchas personas que se les hace imposible analizar sus sueños sin ayuda
ajena. Por lo tanto, para poder practicar el psicoanálisis es condición indispensable
haberse hecho analizar previamente, además de obtener elementos ocultos de su
propia personalidad, podrá obtener aquellas pruebas que no puede aportar el estudio
de los libros ni la asistencia a cursos y conferencias. Quienes intenten dedicarse al
análisis sin someterse antes a él, se expondrán a un grave peligro, que puede serlo
también para otros, ya que se inclinaran a proyectar, lo que descubra sobre su
propia personalidad.
7) El médico debe permanecer impenetrable para el enfermo y no mostrar, como un
espejo, más que aquello que le es mostrado. No debemos utilizar una técnica
afectiva, permitir la visión de sus propios defectos y conflictos anímicos, ya que con
ella abandonamos el terreno psicoanalítico y nos aproximamos al tratamiento por
sugestión. Incapacita al sujeto para vencer las resistencias más profundas
provocando una curiosidad que va a encontrar el análisis del médico más interesante
que el suyo propio; y, además, esto también dificulta una de las tareas principales de
la cura: la solución de la transferencia.
8) No debemos imponer una sublimación excesiva, ni privarlos de las satisfacciones
más fáciles y próximas de sus instintos, ya que le haremos la vida más difícil aun de
lo que ya la sienten. Debemos saber que muchas personas han enfermado al intentar
sublimar sus instintos más de los que su organización les permite, mientras que
aquellas capacitadas para la sublimación la llevan a cabo espontáneamente en
cuanto el análisis deshace sus inhibiciones.
9) En relación a la colaboración intelectual, debemos atenernos a la personalidad del
paciente, no se debe plantear al analizado una labor mental determinada. Por esto
mismo Freud recomienda que los pacientes no lean durante el tratamiento ninguna
obra psicoanalítica, sino que aprendan de su propia persona, y así aprenderán mucho
más de lo que pudiera enseñarles la bibliografía.

“La iniciación del tratamiento” Sigmund Freud:

Freud dice que se debe iniciar el tratamiento con un período de prueba de algunas
semanas, en donde hay que dejar hablar preferentemente al enfermo, y no suministrar
ninguna explicación, esto además tiene una motivación diagnóstica, para considerar si el
paciente es apropiado para el tratamiento analítico.
Por otro lado, el hecho de que entre el médico y el paciente o entre sus familias respectivas,
existan relaciones de amistad o conocimiento, suscita a dificultades.
En relación con la condición del tiempo, se debe adscribir a cada paciente una hora
determinada, la cual le pertenece por completo, y responde económicamente de ella,
aunque no la utilice. Se debe mantener estrictamente el criterio indicado, ya que así van a
desaparecer los obstáculos casuales que pudieran impedir al enfermo acudir algún día a la
consulta. Cuando el enfermo realiza la pregunta: ¿cuánto habrá de durar el
tratamiento?, cuando previamente le hemos propuesto comenzar con un período de
ensayo, podemos informarle al sujeto que una vez cumplido tal período, nos va a ser más
fácil indicarle la duración aproximada de la cura, aunque resulta imposible fijar de
antemano la duración del tratamiento, ya que el psicoanálisis precisa siempre períodos
prolongados, desde un semestre hasta un año cuando menos, y desde luego mucho más
prolongados de lo que espera el enfermo. Estamos obligados a hacérselo saber antes que se
decida a someterse al tratamiento.
Otras de las cuestiones que deben ser resueltas al iniciar un tratamiento es la referente al
dinero, el analista no niega que el dinero debe ser considerado como medio para la
conservación individual y la adquisición de poderío, pero, además, que en valoración
participan poderosos factores sexuales.
Freud también plantea el consejo de hacer echarse al paciente en un diván, colocándose el
médico detrás de él y fuera del alcance de su vista. Dice que no resiste pasarse ocho o más
horas al día teniendo constantemente clavada en él la mirada de alguien, y que demás, no
quiere que su gesto procure al paciente materia de interpretaciones o influya sobre sus
manifestaciones.
Por otro lado, en relación al material para comenzar el tratamiento, Freud dice que en
general no importa cuál sea la materia, sino que debemos empezar dejando hablar al
enfermo sobre sí mismo, sin determinar su elección del punto de partida. Freud dice: “diga
usted, todo lo que acude a su pensamiento”, no debe el paciente guardarse de ceder a
críticas que le surjan y deben decirlo a pesar de sentirse inclinado a silenciarlo.

“Los padres: encuentros y desencuentros en el psicoanálisis de niños”


Osvaldo Frizzera.

Frizzera comienza diciendo que la historia de los padres y antepasados influye en los
síntomas y padecimientos de los hijos, como así también los efectos de los síntomas y
padecimientos de los hijos producen un efecto en los padres.
A través de la llegada del analista surge una pregunta ¿cuál es la causa?, y una vez que
este interrogante se instala no resulta siempre fácil que éste se sostenga o que sostengan el
interés por conocer posibles determinantes, no tenemos que esperar una posición simétrica
o idéntica entre los padres. Las intervenciones del analista resultan fundamentales para
permitir la instalación de una transferencia indispensable para cualquier trabajo posterior,
y se debe “dosificar la angustia”, es un consejo que Freud y Lacan nos han legado.
Tenemos que saber que un hecho que sucede nunca está ahí ya constituido, sino que
deviene, es fruto de una serie de ligaduras y desligaduras que a su manera insisten. Un
hecho puede quedar allí, como algo incomprendido pero que pasará, o como algo
demasiado comprendido porque vuelve siempre igual. O puede transformarse en un
acontecimiento que pide por un nuevo sentido, en esta franja se presenta el trabajo del
análisis por el cual toda nueva situación recompone aquella que le precedía.
La orientación de la recomposición está referida a una constelación de situaciones a través
de la historia. Hay que entender que han ocurrido una serie de hechos que abren
temporalidades múltiples, muchas veces contradictorias y que se actualizan, se encuentran
ante determinadas circunstancias. Los acontecimientos psíquicos no solo abracan la vida de
uno solo sino varias vidas, hay historias que pueden “dormir” por mucho tiempo y luego
por circunstancias puntuales surgen o irrumpen en otra generación.
Por otro lado, el tiempo en psicoanálisis no es nunca una flecha lineal, sino que desde el
momento que algo se actualiza, resignifica lo que antecedió para dar lugar a lo por venir.
El trabajo del análisis lleva una apertura hecha por la vía de las preguntas hacia otras
búsquedas, otros modos de decir, de percibir y percibirse. Este movimiento es el que
permite la recomposición de los tiempos y en mucho excede a la de un orden lineal o
cronológico. Lacan apunta “la historia no es el pasado. La historia es el pasado historizado
en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado”.
Del lado de psicoanálisis de niños, más que la cuestión de lo que ha vivido, el niño plantea
su destino, se podría formular ¿cuál es mi lugar en la historia, donde se me reconoce? El
niño mira más la reconstrucción de una autobiografía y al sentido de la historia.
Debemos tener en cuenta que incluir entrevistas con los padres según el momento que así
lo requiera el analista y/o a veces ellos, es una herramienta de suma utilidad para todos. La
finalidad es escuchar la angustia cuando es manifiesta o hacer que aparezca cuando ésta es
ignorada. Y además enterarlos de fragmentos de la historia que el actuar de los hijos trae a
veces sólo como hilachas incomprensibles. Además, las entrevistas son también la
posibilidad de brindarles un espacio los padres, para tramitar el dolor, incomprensible
para ellos, de un tiempo de crecimiento de los hijos que reactualiza lo padecido por ellos.
La repetición en la cura no es simple reactualización del pasado en el presente, sino
encuentro en la transferencia de un tiempo que pasa y de un tiempo que no pasa.

“Introducción a los comentarios sobre los escritos técnicos de Freud”


Jacques Lacan.

Lacan va a decir que los escritos de Freud son comprendidos entre los años 1904 y 1919, es
el testimonio de una etapa en el pensamiento de Freud.
En 1904 aparece un artículo sobre el método psicoanalítico, hay quienes que sostienen que
surge allí por primera vez la palabra psicoanálisis, pero para Lacan esto es falso, porque
Freud ya la había utilizado mucho antes.
En 1920, vemos elaborarse la teoría de las instancias, la teoría estructural, o como Freud
llamó, metapsicología.
Y Lacan plantea que es una concepción errónea creer que su unidad surge del hecho de que
Freud habla de ellos de técnica. Pero en cierto sentido, Freud nunca dejó de hablar de
técnica, no hay obra alguna donde Freud no aporte algo sobre la técnica.
Las reglas practicas nos permite ver en qué medida ellas eran, para Freud, un instrumento
en el sentido en que se dice una herramienta hecha a medida.
Luego Lacan plantea que luego de la muerte de Freud, no hubo originalidad teórica,
menciona a M. Blaint que toma el término “two bodies psychology” de Rickman, y a partir
de esto Lacan dice que no existe una two bodies psychology, sino que la experiencia
analítica debe formularse en una relación de tres y no de dos. Aunque esto no quiere decir
que no puedan expresarse fragmentos importantes de esta teoría en otro registro.

UNIDAD 3: El fantasma y la transferencia

 Freud, S. (1986). El material y las fuentes del sueño. En La interpretación de los


sueños Obras completas. (2’ ed.) (Cap. V) Tomo IV. Buenos Aires: Amorrortu.
 (1986). Fragmento de análisis de un caso de histeria (2ª ed.). Obras Completas.
Tomo VII. Buenos Aires: Amorrortu. (Cap. IV. Epilogo).
 Frizzera, O. (1994). La transferencia en el psicoanálisis con niños. En Revista
Psicoanálisis de niños y adolescentes en América latina. 1, 248-255.
 Lacan, J. (1966) El Seminario XIV. La Lógica del Fantasma. (Fragmentos de la
Clase N°1). Buenos aires: Inédito.
 Mannoni, M. (1987). La transferencia en psicoanálisis de niños. Problemas
actuales. En El niño, su “enfermedad” y los otros. (Cap. 2). Buenos Aires: Nueva
Visión.

“El material y las fuentes del sueño” Sigmund Freud.

Freud comienza planteando que en todo sueño se descubre un anudamiento con las
vivencias de la víspera (del día del sueño), y a partir de esto puede empezar la
interpretación investigando primero las vivencias diurnas que suscitaron el sueño. Freud
dice que para todo sueño existe un excitador entre aquellas vivencias después de las cuales
«no se ha consultado aún con la almohada». Las impresiones del pasado más reciente
(exceptuadas las de la víspera) no muestran con el contenido del sueño una relación
diferente que otras impresiones de épocas todo lo remotas que se quiera. El sueño puede
tomar su material de cualquier época de la vida, pueden ser desde las vivencias del día del
sueño hasta aquellas más lejanas corra un hilo de pensamiento. Pero el sueño recoge con
preferencia, en su contenido manifiesto, episodios circunstanciales de la vida, en cambio,
en la interpretación todo lleva a la vivencia importante, la que excita con fundamento.
Freud dice que estamos frente a un fenómeno de desfiguración onírica.

“La transferencia en el psicoanálisis con niños” Osvaldo Frizzera.


Frizzera comienza planteando a la transferencia, desde los primeros escritos freudianos,
implica desplazamiento. En la interpretación de los sueños, transferir es desplazar desde
un deseo inconsciente a un resto diurno, desde un pasado a un presente, entonces según
esta primera concepción la transferencia es el mecanismo de todas las formaciones del
inconsciente.
Un pasado se actualiza, se repite con la persona del analista. La transferencia se convierte
entonces en motor y resorte de la cura, para hacer consciente lo inconsciente y para la
aparición de aquello que por traumático retorna.
Entonces, si la transferencia en su sentido amplio es repetir, es transferir de un pasado
a un presente, y si ese amplio sentido se restringe luego a lo que ocurre con el analista
(neurosis de transferencia), habremos de considerar los siguientes ejes:
1)Lo que los padres transfieren al hijo: podría sintetizarse bajo el interrogante: ¿Qué es
un hijo para los padres?, un niño es aquel que desde su desvalimiento e indefensión queda
ofrecido para ser investido por los adultos. Un hijo, entonces, será aquello que los padres
adscriben en él de sus anhelos y deseos y desde su propia historia traumática. El pequeño
será el que habrá de cumplir los sueños no realizados de sus progenitores y quién habrá de
repetir una historia que le antecede, repetición cuyo fin podría ser elaborar o ligar lo
traumático de ella, pero que, llevando la marca del fracaso, será compelido a repetir lo
mismo.

2) El desencadenante de la consulta como un ahora que presentifica un pasado: en toda


llegada a un analista hay fundamentalmente dos cuestiones que se ponen en juego. Una de
ella es el “¿Por qué ahora?”, qué del momento actual ha resultado más inquietante o
conmovedor, qué de la actualidad ha producido un corte de una rutina. La otra cuestión, es
qué teoría o teorías se ponen en juego como explicación acerca del por qué piensan que
las cosas suceden de esa determinada forma
3) Lo que los padres transfieren al analista: luego del interrogante de los padres del
¿Por qué sucede esto? ¿Qué pasa?, quedará abierta así la dimensión de la transferencia
analítica, ya que hay una pregunta y ésta es dirigida a alguien a quién por alguna razón se
le atribuye un lugar de autoridad, un lugar de ideal, y así se habrá establecido la
transferencia en esa dimensión de sugestión, que es importante para definir luego, cuando
plantee qué intenta hacer el psicoanalista con ese lugar de poder que le otorga la
transferencia.
En la consulta por un niño se produce una encrucijada de transferencias, los padres se
dirigen al analista, lo interrogan, hablan y se resisten a ello. También tenemos que
considerar que las reacciones y los dichos de los padres intervienen en el síntoma del niño
e incursionan en el tratamiento.
4)Lo que el niño transfiere sobre la persona del analista: un momento importante en la
iniciación del tratamiento con un niño, es aquel en donde se desprende de los padres y
acepta la presencia única del analista, comienza a quedarse a solas con el analista, a
dirigirle sus juegos, sus decires, sus síntomas. Ese “extraño” para el niño, ocupa el lugar de
quien se interesa por lo que le pasa de una manera particular, así, el niño pasa a
“soportar” la presencia del analista y el entrar ya solo, constituye el momento de apertura
del psicoanálisis del niño.
5) Lo que el analista transfiere en un niño y en los padres: el analista frente al niño,
frente a ese pequeño sujeto sujetado a otros por esa particular indefensión de la especie
humana. Y el analista frente a los padres del niño, que reeditan en esa niñez sus propios
deseos y conflictos. Es por esta especificidad que habremos de considerar que el
psicoanálisis de niños es un campo en donde se pone a prueba aún más que en otros el
deseo del analista. No se trata que cada uno de nosotros no tenga deseos, sino que ser
analista implica no desear cosas por y para el paciente, implica que en esta función
habremos de estar animados por algo más allá del narcisismo.

“La lógica del fantasma” Jacques Lacan.

 El fantasma mediatiza la relación del hombre del mundo y con el Otro. Uno ve
la realidad a través del marco del fantasma. El fantasma va a ser montaje imaginario
y simbólico.
 El Otro significa al niño desde su fantasma, se produce una alienación en el niño
ya que cuando nace es un cero, no hay un ser-ahí, pero queda tomado como objeto
“a” por el fantasma del Otro.
 Es del imaginario del fantasma parental que va a depender la estructura
subjetiva del niño, para esta constitución hace falta lo listo para proveer y lo listo
para vestir, para vestir e investir, para llevar el “pret a porter”, y para esto siempre
debe haber un Otro; cuando el niño nace tiene un pret a porter que lo diseña un
Otro, que lo inviste desde su fantasma. El pret a porter es un montaje de lo
simbólico y de lo imaginario, en cuyo centro lleva el deseo del Otro, el deseo es la
esencia de la realidad. Cuando el niño nace lo espera un mundo de discurso,
significantes, pero allí no puede encontrar un ser, porque siempre remite a Otro, en
cambio sí una significación de objeto. En el transcurso del análisis cambia ña
relación del sujeto con el fantasma, el punto de llegada es el cambio del sujeto con
su fantasma, se busca producir un des-ser.
 El objeto es en el inicio, por una parte el (pre)sujeto, lo que va a advenir como
sujeto, en su real, o sea en el deseo del Otro, cuando es deseado por Otro. Solamente
habiendo sido objeto del deseo del Otro se adviene a ser sujeto deseante.
 Lacan va a decir que el fantasma es un guion, es una pequeña historia muy
detallada: hay una escena, un decorado, con personajes que efectivamente obran,
que hacen acciones.
 El fantasma tiene una lógica, el fantasma es un axioma, punto de partida necesario,
que permite explicar lo más nimio y lo más importante en la vida de un sujeto. En la
cura analítica se trasciende el plano de la identificación, se deja atrás el plano del
fantasma.
 En el fantasma el analista ocupa un lugar que está predeterminado antes de la
consulta.

“El niño, su enfermedad y los otros” Maud Mannoni.


A partir de ciertos casos clínicos, Manonni plantea que en el análisis de niños tenemos que
vérnosla con muchas transferencias (la del analista, la de los padres, y la del niño). Las
reacciones de los padres forman parte del síntoma del niño y, en consecuencia, de la
conducción de la cura. El niño enfermo forma parte de un malestar colectivo, su
enfermedad es soporte de una angustia parental. Si se toca el síntoma del niño se corre el
riesgo de poner ven descubierto aquello que en tal síntoma servía para alimentar, o para
colmar la ansiedad del adulto. Toda demanda de cura del niño cuestiona a los padres, y es
raro que un análisis de niños pueda ser conducido sin tocar para nada los problemas
fundamentales de uno u otro de los padres. Se necesita situar lo que representa el niño
dentro del mundo fantasmático de los padres, toda demanda de curación de un niño
enfermo hecha por los padres sebe ser situada en el plano fantasmático de los padres
(particularmente de la madre) y luego debe ser comprendida en el nivel del niño.
La transferencia es una pura relación interpersonal, con los niños y con los padres,
estamos en una encrucijada transferencial. Y hay un guion preparado de antemano; como
por ejemplo antes de que Dora iniciara el tratamiento, se esbozaba un sueño en donde el
puesto de Freud ya estaba determinado, pero Freud se equivoca porque busca la
transferencia en las asociaciones de Dora, en esa época Freud no sabía que chocaría con un
guion en el que estaba todo previsto de antemano. Freud como no interpreta la transferencia
aparece un acting out, por esto Dora abandona a Freud.
En el caso de Emilio que cuenta Mannoni la transferencia está allí antes de que la analista
aparezca.
El problema de los padres se plantea de manera diferente según se trate de psicosis o de
neurosis. En el análisis del neurótico, también estamos ante un discurso colectivo, que
aparece en la palabra del niño, y hace presente la sombra de los padres. En el campo de
juego de la transferencia no se limita a lo que acontece en la sesión analítica. La
transferencia no siempre aparece donde el analista cree que la puede captar. Antes de que
comience un análisis ya pueden estar dispuestos los índices de la transferencia y luego el
análisis se limita a llenar aquello que para ella estaba provisto en el fantasma fundamental
del sujeto.

UNIDAD 4: La clínica

 Dolto, F. (1984) Seminario de Psicoanálisis de Niños. (pp.144 – 152)


 Freud, S. (1986). Análisis de la fobia de un niño de cinco años (2ª ed.). Obras
completas. Tomo X. Amorrortu.
 Frizzera, O. (1998). Desde el grito a la melodía. La Estructuración de un sujeto.
Revista Cuestiones de Infancia
 Los nuevos niños “anormales”. ¿Niños o Síndromes? Gabriela Dueñas
 Lacan, J. (1988). Dos notas sobre el niño. En Intervenciones y textos 2
 (1963). El seminario X. La Angustia. Buenos Aires: Paidós. Litle, M.
 (2001). EL papel de la persona total del analista en el Psicoanálisis. Traducción de
la cátedra psicológica de niños y adolescentes I. UCES.
 (1987). Del desplazamiento al síntoma Fóbico. En Los blasones de la fobia.

“Dos notas sobre el niño”Jacques Lacan.


Dos notas sobre el niño- Lacán
Lacan plantea que el síntoma del niño está en posición de responder a lo que hay en la
estructura familiar. El síntoma se define así, como representante de la verdad, puede
representar la verdad de la pareja familiar.
El niño está involucrado como correlativo de un fantasma. Cuando no hay distancia entre la
identificación con el ideal del yo y la parte del deseo de la madre no tiene mediación (dada
por la función paterna), el niño queda expuesto a las capturas fantasmaticas y se convierte
en el objeto de la madre. El niño realiza la presencia del objeto a en el fantasma. El niño
aliena en él todo acceso posible de la madre a su propia verdad, dándole cuerpo,
existencia.
En el síntoma la interpretación es posible, a condición de la transferencia. El síntoma en
su naturaleza es goce, se basta a sí mismo; no necesita del Otro como el acting out.

“La angustia” Jacques Lacan.

DIFICULTAD

INHIBICIÓN IMPEDIMENTO EMBARAZO


M Deseo de no movimiento Impotencia Concepto de angustia
O
V
I EMOCIÓN SÍNTOMA PASAJE AL ACTO
M Deseo de no saber Omnipotencia Suicidio
I
E
N TURBACIÓN ACTING-OUT ANGUSTIA
T Ideal del Yo Duelo
O

Cada uno comparte características con el del al lado.

 INHIBICIÓN: (Deseo de no movimiento), tiene que ver con una detención del
movimiento del deseo, no hay interrogante, hay un resto de lo vivido, un estatismo.
Aparece una significativa distancia del síntoma y más aún de la angustia. Encubre
fobias cotidianas, hay un predominio narcisista, está relacionado con el carácter,
con el Yo, “si soy así, qué voy a hacer”. Para salir de la inhibición se hace síntoma
pasando a ser impedimento, otra forma de salir es como acting-out.
 IMPEDIMENTO: (Impotencia), es el síntoma de la inhibición, aparece un
interrogante, y se pasa a un “quiero, pero no puedo”, hay más dificultad subjetiva.
Lo que está impedido es el movimiento del deseo, para no encontrarse con lo real
éste se posterga.
 EMBARAZO: (Concepto de angustia), hay cierta dificultad para poder enfrentar
y salir de una situación embarazosa, acontece algo que uno no reconoce, hay un
exceso, algo que aparece más allá de la voluntad de uno, cae el parapeto yoico, y
aparece el sujeto barrado. El embarazo es una forma ligera de angustia.
 EMOCIÓN: (Deseo de no saber), se produce una descarga emocional en donde
genera una disminución de las aptitudes locomotrices, y un sesgo de descontrol.
 SÍNTOMA: (Omnipotencia), es el indicio y sustituto descentrado de una
satisfacción pulsional, es el resultado de un proceso represivo, que anuda la
angustia. Tiene un sentido que solo se interpretará correctamente en la medida en
que se relacione con la realidad sexual. (El síntoma del niño está en posición de
responder a lo que hay de sintomático en la estructura familiar. Se define como
representante de la verdad de la pareja).
 PASAJE AL ACTO: (Suicidio) hay un Otro sin barrar que totaliza saber y goce, lo
le falta nada, entonces no hay lugar para que el sujeto se aloje, por lo tanto, el sujeto
se va de la escena, éste no es causa del deseo del Otro, es un desecho y por eso no
tiene lugar en donde ser alojado.
 TURBACIÓN; (Ideal del Yo), hay una caída del Otro y se produce una confusión.,
y el sujeto no sabe qué hacer, falta la acción. Hay un máximo movimiento que
ocasiona la pérdida del significante fálico, entonces el sujeto pierde el significante
primordial, el sujeto se encuentra con la castración del padre.
 ACTING OUT: (Duelo), es una formación que se expresa en el hacer y se opone al
recordar, se pone en juego algo de lo indecible. Es una escena burlesca en donde se
produce un mensaje dirigido al Otro, y lo que muestra es para causar el deseo del
Otro, lo llama y lo muestra de forma tal que produce rechazo en el Otro. Hay un
intento de evitación de la angustia, y se relaciona con el duelo.
 ANGUSTIA: es una señal, que incide en el cuerpo y no engaña. La angustia surge
cuando falta la falta y apunta al recordar. La aparición de la angustia es necesaria
para la cura.

“Del desplazamiento al síntoma fóbico” Erik Porge.

Comienza destacando el lugar que le asigna por un lado Freud y por otro Lacan a la fobia.
Del lado de Freud, el término histeria de angustia indica un acercamiento entre la
histeria y la fobia, aunque manteniendo una diferencia en cuanto a la formación del
síntoma.
Del lado de Lacan, dice que el deseo fóbico está especificado en la neurosis por ser un
deseo precavido, la fobia se opondría a la perversión. Esta oposición desaparece en otro
contexto en donde Lacan escribe: “la fobia vira hacia la histeria o la obsesión y permite la
unión con la perversión”. La fobia se agarra como límite redoblado de la estructura: límite
de la neurosis y límite entre la neurosis y la perversión.
Por otro lado, la angustia es una señal, en el Yo dice Freud, que marca en el espacio, cada
vez que se desencadena, otras tantas zonas infranqueables.
La cura de Hans: el síntoma fóbico cae sobre Hans en el momento en que las reglas del
juego son perturbadas y donde debe asumir la integración simbólica de su sexo. Las reglas
del juego son perturbadas porque en ese momento Hans se situaba en una relación
imaginaria, dual con su madre, dentro de un juego intersubjetivo de
velamiento/desvelamiento del falo de ésta. Dos acontecimientos reales vienen a cambiar
las reglas del juego: los primeros goces fálicos que agitan a Hans; el nacimiento de una
hermanita, asociado a la pregunta “¿de dónde vienen los niños?” que implica el
interrogante sobre el significante padre, una situación nueva surge para Hans que llama a
un tercer personaje, el padre. Hans se encuentra desarmando, por un lado, su madre hace
juicios despectivos sobre su sexo “no es más que una porquería”. Por otro, la madre no
renuncia a conservar a Hans como su pequeño apéndice que lleva a todas partes; al baño,
al lecho, y esto a pesar de las intervenciones del padre que quedan sin efecto, no puede
servir de soporte a una transformación del sistema simbólico de Hans. Es para paliar esta
carencia del padre real que el síntoma fóbico sobreviene para sostener al niño respecto a
la angustia de la devoración materna. El síntoma, en tanto se sustituye en lo real a la
instancia paterna carente en lo real, juega un rol estructurante, reparador, mediador de
lo imaginario a lo simbólico. El miedo que no proviene de la palabra del padre va a
provenir del caballo en el caso de Hans, el caballo es a la vez la imaginarización de un
elemento simbólico, este lazo se hace por la mediación del síntoma donde el significante
caballo representa el elemento sustituible, separable. El caballo no tiene significación
univoca, representa a veces a la madre, al padre, a Hans mismo, a su pene; es un elemento
variable en sus presentaciones que liga, coordina.
En relación a la cura de Hans no fue la efectuación de la castración, sino que se concluye
sobre un pensamiento que enuncia a su padre y que éste y Freud ratifican: “él te ha dado un
hace pipí más grande y un trasero más grande”.
Sobre las formaciones del inconsciente, para Freud a partir de la segunda tópica, yo,
superyó y ello, no hay un solo lugar de las formaciones del inconscientes, sino varios; estos
lugares tienen sus propias leyes, su propia consistencia. Para Lacan, él nombra tres
dimensiones, lo real, lo simbólico y lo imaginario, que tiene una consistencia de nudo,
aquella de la cadena borronea: ninguna de las consistencias se sostiene de dos en dos con
la otra, pero las tres sostienen un conjunto de manera tal que, si se corta alguna, las otras
quedan libres. Es desde el lugar de esta modalidad borronea que los circuitos de Hans
deben ser examinados, la elección del caballo es porque éste es el representante de tres
circuitos, la fobia de Hans es este nudo triple donde los tres aros se sostienen juntos, es en
esto que él es neurótico.

“Los nuevos niños anormales” Osvaldo Frizzera.

Comienza hablando de la medicina, y de cómo ésta se ha ido apoderándose del cuerpo, y


no sólo para curar enfermedades, sino para tomar a su cargo conductas. El objetivo más
preciado son los niños, futuros hombres del mañana, futuros consumidores.
Las razones de injerencia de la medicina en la infancia se apoyan en los siguientes factores:
 El trato que se le da a la consideración de la sexualidad autoerótica infantil.
 Una concepción de inmadurez del desarrollo que concluye en diagnósticos de
infantilismo.
 La importancia otorgada a la herencia biológica.
 Y una defensa de la sociedad, como protección social.
El saber científico y el saber médico comenzaron a ocuparse de aquello que no es
supuestamente normal en la evolución. La medicina así, se convierte en una especie de
control general de las conductas y el médico en juez de los comportamientos en general.
Esta situación que aspira universalizarse viene a obturar ña complejidad de cada caso, una
complejidad que el psicoanálisis se propone escuchar para traer otra lectura posible.
Desde Freud, sabemos que el sujeto, que él descubre como siempre dividido entre lo que
dice y lo que quiere decir, lo que dice y lo que hace, se constituye a través del Otro, Otro
que en primera instancia es su madre. Aquello que antecede, pertenece al campo del
lenguaje, un campo que lo espera al niño en un lugar asignado y lo ubica como hijo en
relación a un padre, madre, hermanos, etc. Antes de que llegue al mundo tiene un nombre y
apellido, va a formar parte de un linaje y de él se van a esperar muchas cosas.
El Otro va a significar al niño desde su fantasma, desde el fantasma materno, que, en el
mejor de los casos, incluya al padre, desde donde se irá constituyendo la subjetividad del
niño. Siguiendo a Lacan, el fantasma es un guion que antecede a la llegada del niño, es
una pequeña historia detallada: hay una escena, un decorado con personajes que obran, que
hacen acciones, donde el chico tiene destinado un papel. Y, por lo tanto, la escucha
psicoanalítica se propone rescatar en cada consulta la subjetividad del niño.

UNIDAD 5: La sesión con el niño

 Freud, S. (1986). Personajes psicopáticos en el teatro (2ª ed.). Obras Completas.


Tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu.
 (1986) El creador literario y el fantaseo Obras Completas. Tomo IX. Buenos Aires:
Amorrortu.
 Frizzera, O. (2006). Algunas consideraciones acerca del juego. Revista Cuestiones
de infancia. 10, 122-135.
 Frizzera, O. (1999). El Origen del sí- mismo. Winnicott- Lacan: una confrontación
posible. Encuentros. Asociación Psicoanalítica Argentina.
 Mannoni, O. (1989). El teatro desde el punto de vista imaginario. En Un Intenso y
Permanente Asombro. (Capítulo 1). Barcelona: Gedisa. Mannoni,
 O. (1989). La desidentificación. En Un Intenso y Permanente Asombro. (Capítulo
6). Barcelona: Gedisa.
 Winnicott, D. (1980). Psicoanálisis de una niña pequeña. (The Piggle). Barcelona:
Gedisa.

“El creador literario y el fantaseo” Sigmund Freud.

Freud realiza una comparación entre el niño, y el poeta y dice que, todo niño que juega se
comporta como un poeta, pues se crea un mundo propio o, mejor dicho, inserta las cosas
de su mundo en un nuevo orden que le agrada. El niño toma muy en serio su juego,
diferencia muy bien de la realidad su mundo del juego, a pesar de toda su investidura
afectiva; y tiende a apuntalar sus objetos y situaciones imaginados en cosas palpables y
visibles del mundo real.
El poeta hace lo mismo que el niño que juega: crea un mundo de fantasía al que toma
muy en serio, lo dota de grandes montos de afecto, al tiempo que lo separa tajantemente de
la realidad.

“Algunas consideraciones acerca del juego” Osvaldo Frizzera.

Jugar es una parte fundamental del discurso infantil. El niño despliega en él diversos
sentidos, lo ha ce a través del contenido del juego y de la forma que utiliza para
expresarlos. Con su creación pue de comunicarse, representar, simbolizar, expresarse. El
contenido del mismo descorre el velo de su deseo, del momento de crecimiento que
transita, de sus miedos y sus desvelos.
La palabra “jugar” pro viene del latín “ioca re”, y la palabra ludus deriva de otra palabra
que es ‘iludo” e ‘ilusio” que significa ilusión.
En el jugar hay una representación que se despliega y ésta va configurándose con elementos
creados en el sendero de la fantasía.
Lo que plantea Winnicott, es que jun to a estos espacios de la realidad psíquica y externa
menciona un tercer lugar llama do “espacio potencial”, esta parte sería para él “la
condición de verdad del sujeto”, es un espacio de ilusión y crea ti vi dad. Para él, la marca
que imprime la madre (madre como el entorno del niño), será proteger al yo incipiente del
niño de las angustias primitivas, ofreciéndole un espacio de protección en el que exista
lugar para crear una ilusión. La constante repetición de esta experiencia dará lugar a que
el niño pue da crear y jugar por sí mismo.
El niño que juega se comporta como un poeta (Freud, S., 1908). Por medio del juego
encuentra cauce a su deseo, toman cuerpo sus impulsos y sus demandas. Esto va dando
lugar a la organización subjetiva. Freud sostiene que el pequeño crea median te el juego
un mundo su yo, o más exacta mente, reordena las cosas de ese mundo en relación con
su idea. El juego permite transportarnos, de la realidad, hacia el terreno de la ilusión, allí
pueden tomar cuerpo las fantasías y aproximarnos a deseos.
Mediante el juego, el niño pue de ejercer su capacidad de ser otro, de obrar una
transformación, una transitoria mutación. Por un rato, con aceptación del mundo, él puede
ser otro. No como un engaño, si no a sabiendas de los que juegan y los que miran que es
una representación y un papel ejercido momentáneamente. Es un montaje de escena
lúdica, placentero para sí y para los ojos del otro. De este modo, el niño puede recorrer el
terreno del Otro, la alteridad, disponiendo la materia de la identificación.
Sin duda, al jugar el niño repite una situación placentera. La repetición cobra tal valor,
que la sola intención de variar algún elemento de un juego o de un cuento lleva al niño al
enojo. Se percibe en esto la ilusión de carácter narcisista, ilusión de lograr una
permanencia, una igualdad en el tiempo que sostienen los padres otorgándole al niño un
marco de seguridad para crecer y desplegar sus juegos. Son los mismos padres que
otorgan seguridad, continuidad, esa necesaria repetición, una suerte de habilitación
fantasmática que da lugar a la tranquilidad necesaria para jugar, manipular la ausencia y
poder crear el símbolo. El niño imagina la presencia paren tal sin interrupciones,
constante, esta ilusión brinda un reaseguro para su posibilidad de subjetivación. Por
intermedio del juego resguarda, cuida esta ilusión de igualdad y continuidad.
En el juego, también repite lo displacentero (Freud, S., 1920), en tales casos repite para
ligar, trata de dominar lo traumático y lo hace insistiendo o pasando a la actividad lo que
sufrió pasivamente. También existe un profundo displacer en la pérdida, en la ausencia,
pero la posibilidad de la simbolización le otorga el placer de organizar, montar y disfrutar el
placer de la representación.

UNIDAD 6: El niño en la escuela

 Filidoro, N. (2011). Aportes desde la psicopedagogía. Cuando las etiquetas se tornan


invisibles. ¿Niños o Síndromes? Gabriela Dueñas (Comp.). Buenos Aires: Noveduc
 Frizzera, O. (2002). Trastornos de Aprendizaje. Revista Cuestiones de Infancia. 6,
36-43.
 Frizzera, O. (2007). EL Niño Desatento e Inquieto en la Escuela. En Janin, B.,
Frizzera O., Heuser, C., Rojas, M., Tallis, J., Untoiglich, G. Niños desatentos e
hiperactivos. ADD/ADHD (3 ed.). (Cap. 6). Buenos Aires: Noveduc. Fernández, A.
 (1995) Aburrirse-Aburrarse. En Rodulfo, R. (Comp.). Trastornos Narcisisticos no
psicóticos. Buenos Aires: Paidós.

“Trastornos de aprendizaje” Osvaldo Frizzera

Frizzera plantea que, cada vez más nos encontramos con consultas que provienen del
ámbito escolar: posible dislexia, descensos en el nivel de rendimiento, dificultades para
respetar las consignas, déficit en la atención, etc. Llegan por lo general frente al
psicoanalista como aquel en quien se quiere confiar, pero al que también se desea utilizar
para remover querellas personales, de esta forma nos encontramos con padres que en
algunas oportunidades quieren saber qué sucede y en unas cuantas más vienen a buscarnos
para acallar o tranquilizar a los maestros o directores, y solicitan con insistencia el informe
o psicodiagnóstico.
Cuando escuchamos a los educadores y a los padres, es muy probable que existan esas
dificultades escolares que refieren, pero sabemos bien que estas recubren casi siempre
otra cosa, por lo tanto, al no tomar al pie de la letra la demanda inicial, el psicoanalista se
enfoca en el contexto en el que está situado el niño: una familia con el peso de la historia de
cada uno de los padres y la escuela, con el peso de la historia como institución pedagógica
en general, y por qué no, con la historia de la maestra interviniente. Con lo cual no
podemos dejar de considerar al chico inmerso en un discurso colectivo.
Las entrevistas con los padres nos conducen a una escucha que ha de poner entre paréntesis
los rótulos con los que son ubicados, que no siempre se pueden considerar síntomas con
la dimensión de mensaje a descifrar, por esto, en este punto hablamos de trastornos,
ubicando así una perspectiva más amplia que la de síntoma. Estos trastornos incluyen
fenómenos vecinos al síntoma, que muestran una patología por la cual un chico queda más
en posición de objeto que de sujeto deseante de conocer, de aprender. Entonces así queda
entrampado narcisísticamente bajo la forma de la inhibición o se precipita en actings, en
acciones que lo sacan del detenimiento, pero lo alejan del fin perseguido. La inhibición y el
acting se nos presentan entonces como trastornos en donde el niño o el adolescente en
calidad de objeto, no pueden realizar el acto del aprendizaje.
Conocer implica un movimiento hacia algo que está oculto o por lo menos no visible, y en
este camino se puede generar una evitación que toma la forma de la inhibición, que es
definida como detenimiento en el movimiento, en este caso movimiento que se dirige a
aprender. En el lugar de ese detenimiento al chico sólo le queda repetir, quedarse en el
lugar donde está, sin avanzar, y que se convierte en las malas notas que pueden conducir a
la repetición del grado.

UNIDAD 7: La formación del terapeuta

 Clavreul, Jean. (2003). Quartier Lacan. Buenos Aires: Nueva Visión.


 Freud, S. (1986). Prólogo al libro de August Aichorn. Juventud descarriada (2ª ed.).
Obras completas. Tomo XIX. Buenos Aires: Amorrortu.
 Frizzera, O. (2001). La formación del analista de niños. Cátedra de clínica
psicológica de niños y adolescentes I. UCES. Buenos Aires: Autor
 Mannoni, M. (1992). Lo que falta en la verdad para ser dicha. Buenos Aires: Nueva
Visión.

“Juventud descarriada “Prologo al libro de Aichorn, Sigmund Freud.

Aichhorn desarrolló su experiencia profesional en instituciones y centros de reeducación


dirigidos a jóvenes con problemas de inadaptación social y con tendencias delictivas,
trabajó como educador y dirigió di versas instituciones. El autor sanciona como propio de
la educación la renuncia del sujeto a determinados grados de placer, de origen pulsional,
este es e l precio que paga el sujeto para socializarse, entrar en sociedad. Cada niño es al
principio, un ser asocial, porque exige una satisfacción instintiva, primitiva y directa, sin
preocuparse del mundo que le rodea. Este comportamiento normal para un niño, es
considerado asocial o disocial en el adulto. El fin de la educación es conducir al niño
desde aquel estado asocial a uno social.

“La formación del analista de niños” Osvaldo Frizzera.

ESCOLLOS ANCLAJE
La pretensión de estatuto científico del La elección de ser analista estaría
psicoanálisis, acaba perdiendo de vista la determinada por la historia. Algo
invención y la creación que formaban parte constituye un acontecimiento e influye
integrante de la realidad psíquica descripta sobre determinada orientación-invención
por Freud. Prisionero de un personaje o de científica.
un rol; el analista se vuelve sordo a un En Maud Mannonni estos acontecimientos
desamparo difícilmente expresable en son:
palabras.
EL ESPIRITU DOGMATICO -Winnicott INFANCIA: LAS RUPTURAS -
se alza contra el mínimo espíritu Separación (ruptura) de Aya vivido como
dogmático cuando Maud Mannonni aporta un abandono.
una “Historia bien redondeada... él
persigue las fisuras... para dejar un mayor LA UNIVERSIDAD: UNA PALABRA
espacio a la verdad”. Teme que pase por PARA ENCONTRAR -Amor – pasión
alto mis propias resistencias. Mis propios
puntos ciegos. Se resiste a la posición LA EXPERIENCIA PRIMERA EN
lacaniana, temiendo que el analista llegue a ANALISIS -Dos primeros analizados.
coincidir con el aspecto “ineluctable” de la
posición psiquiátrica frente a la psicosis. LA LLEGADA A PARIS -Conocimiento
Lamenta que el analista acepte tan mal el de Francoise Doltó (Transferencia). -
hundimiento de un adolescente. Análisis con Lacan, Lacan me autoriza a
-Laing reprocha a los analistas tener solo articular una experiencia en tanteos:
en mente la clasificación botánica de las (errores, avances, y descubrimientos) sin
perturbaciones mentales. Que el analista él, nunca habría encontrado palabras para
acabe como el psiquiatra, hablando no del testimoniarlo. Lacan da valor a la torpeza,
enfermo sino de la enfermedad. Me dice permitiéndole un cuestionamiento ajeno a
que yo confundo acompañamiento de una cualquier espacio de semblante.
persona en estado de desamparo con “afán
de curar”. Me alerta contra el peligro de
dejarme reclutar por las potencias de la
represión.
LA SEGURIDAD EN EL SABER - LOS DEBATES DECISIVOS DE LOS
Winnicott considera que hay que preservar AÑOS 60: LONDRES -“En mi misma
entre el analista y el paciente un espacio andadura fui llevada... a privilegiar unas
abierto al surgimiento de una verdad. Por veces el aporte de Lacan, otras el de
eso le chocó la sistematización de las Winnicott, Bleger, etc. No por ello me
Interpretaciones Kleinianas. Hay que abstengo de traducir estos diferentes
centrarse al máximo en la experiencia aportes en una lengua que me es propia”.
clínica. Lamenta los analistas no muestren ---El paciente es el que sirve de guía. La
más inventiva en sus instituciones y que se teoría permite hallar luego las palabras que
medicalice tan fácilmente el menor expliquen qué sucedió en una situación que
trastorno emocional. Que el analista ignore engloba al Icc. del analista y al de su
lo que sucede en la conducción de una paciente.
cura. -“Oír lo que la teoría no dice”. -Aprender
-No buscar en la práctica una pura del Error y del Fracaso. -“En cuanto a la
aplicación de la teoría. garantía de su práctica, el joven analista la
-Imponerse un modelo. busca en cierto modo prosiguiendo su
-Homologar lenguaje a una variedad de análisis personal o en las supervisiones.
comportamiento lleva a la adaptación a una
norma.

LA INSTITUCION BONNEUIL, ¿LUGAR UTÓPICO?


-Riesgo de desembocar en estructuras Institución – Bonneuil quisimos crear un
asilares por aceptar el anhelo de ciertos lugar donde pudiese existir un espacio para
pacientes o de padres de pacientes de que la creación y la fantasía, abierto al mundo
nada cambie. exterior, al artesanato. La noción de
-Riesgo de pulverizar los referentes Institución estallada es el intento de
analíticos que dan sostén a la palabra de los sustraernos a los perjuicios y abusos que
asistentes, hasta el extremo de que los toda Institución coagulada implica, y de
pacientes se queden sin apoyo. Si no existe paso protegernos de los peligros de un
un mínimo de referentes analíticos y de dejar hacer cuando no nos era posible
continuidad en el marco institucional, se omitir la instancia educativa. Dice Bleger
corre el riesgo de inducir Angustias “La institución pertenece al hombre y no el
Psicóticas no susceptibles de ser manejadas hombre a la institución”. “Si mi vida se
por los asistentes. confunde aquí con las historias de los
-Antipsiquiatría. descubrimiento que la pacientes, es porque su progreso guarda
Institución psiquiátrica contribuye a crear relación con lo que oigo o me rehúso a oír”
el estatuto de enfermo mental y de que su
enfermedad se debe a ese estatuto.
-Los fracasos en el trayecto que efectúo UNA VIDA CONSAGRADA AL
con ciertos pacientes psicóticos... ponen al ANALISIS “Lo intolerable de ocupar esta
descubierto algo intolerable que el adulto posición de analista induce en mí la
no ha podido enfrentar en cierto momento necesidad de escribir. En las curas de
de su vida. De ahí que la interrogación psicóticos, el problema de la muerte y del
sobre el pronóstico de “curación” de ciertos odio ocupa un espacio tan grande que me
casos graves no pueda pasar por alto las veo movida a encontrar en la escritura la
resistencias del analista. Quizá sea una de posibilidad de desplazar hacia ella las
las razones por las que el analista esta claves de estos “crímenes”, dejando
como “condenado” a mantener una narrarse la aventura analítica, es decir, ese
apertura a lo Icc. trabajo donde se trata de división del
-No se puede utilizar a un paciente para sujeto, de separación, pérdida y duelo. La
demostrar la exactitud de una doctrina. elaboración teórica se ejerce entonces a
través de la escritura la cual va tomando
forma a través de mis represiones y
denegaciones
LOS ESCRITORES SON NUESTROS
MAESTROS. “En cuanto surge la
creación, ella remite, a una parte de no-
dicho que estaba allí desde siempre, pero
con la cual el sujeto mantenía relaciones de
evitamiento. “Lo que los analistas tienen
que decir está edificado con las alegrías y
sufrimientos, los suyos, y los de sus
pacientes. El analista capturado por el
deseo de escribir intenta dar testimonio. Se
siente tironeado entre el deseo de ocultarse
bajo la máscara del lenguaje académico,
aquel que convendría a los colegas y una
voluntad de revelamiento por la que está en
pos de un contacto con el otro a través de
un intento de restituir una palabra viva con
sus efectos de verdad. Los analistas
trabajados por lo que falta en la verdad
para ser dicha, con sus pacientes se
encuentran no obstante frente a aquello
que, en el síntoma, insiste como palabra
amordazada. La escritura es entonces para
ellos la salida natural de un análisis
infinito. Se trata de un trabajo de lo Icc.
Donde cada cual se confronta con una parte
de desconocimiento cuya naturaleza difiere
de la que utiliza el escritor para crear, esta
producción no interfiere con el trabajo del
diván sino que pasa a ser su prolongación.

UNIDAD 8: La cura

 Attal, J. (1990). Transferencia y fin de análisis con el niño. Litoral. Buenos Aires:
La Torre Abolida.
 Frizzera, O. (2000). Fin de análisis en el psicoanálisis con niños. Revista
Cuestiones de Infancia. 4, 93-102.

“Transferencia y fin del análisis con el niño” José Attal.

Parte diciendo que no hay psicoanálisis sin transferencia, y se hace dos preguntas: 1) ¿la
transferencia en el trabajo con niños tiene el mismo estatuto que en el paciente adulto? Si
no, 2) ¿puede incluso hablarse de psicoanálisis?
También plantea que las condiciones de comienzo unas curas posibles con un niño son
diferentes de las habituales en el adulto, a causa del hecho de que no es el niño mismo, sino
algún otro quien en un comienzo se dirige al analista. Es una discusión clínica que
siempre surge: ¿quién demanda qué? ¿son los padres quienes demandan más que el niño?
Se trata estrictamente de la neurosis de transferencia, por lado Anna Freud sostiene que
no hay neurosis de transferencia en el niño, mezcla educación y psicoanálisis, pero Attal
dice que Anna Freud hacía todo para ´poner la transferencia en su lugar. Cuando Anna
Freud le plantea a la niña del demonio que debería decírselo todo, para Attal, está en
contradicción con el hecho de sostener que no hay asociación libre en el niño. Cuando la
niña dice que puede llegar a dominar al demonio ella, sola pero que sin embargo la necesita
a Anna Freud, ilustra la existencia de transferencia, negada.
Cuando hablamos de neurosis de transferencia tenemos que tener en cuenta dos cuestiones:
la repetición, y el lugar de sujeto supuesto saber. Attal plantea que no se puede hablar
fundamentalmente de repetición ya que las cosas no están completamente constituidas, sino
que están en curso, se trata de puntos de tropiezo (tienen que ver con ese lugar particular
que se le atribuye al niño en el mito familiar), de puntos de detención sobre un recorrido
que se está construyendo. Plantea a la repetición en el niño como insistencia de una
palabra, insistencia de una cuestión.
El lugar del niño es modificable en la fantasía parental, en tanto que los padres no están
puestos fuera de juego, algo se analiza también con ellos permitiendo al niño hacer un paso
más. Por lo tanto, es imposible hablar de estructura acabada en el niño.
Se sitúa al analista en un doble lugar: es el sujeto supuesto saber para el niño porque es
supuesto saber para los padres. La mayoría de las veces, la cura se inicia verdaderamente
sólo después de una palabra del analista que resuene particularmente y hace responder al
niño: ¿cómo adivinaste eso?
El saber textual se encuentra ubicado en un doble nivel: al nivel del niño, pero también y
ante todo a nivel de los padres en el discurso que sostiene sobre el niño. Entonces, es
necesario una doble escucha para el analista, y tiene que estar en posición de soportar una
transferencia desde los dos lados.
El fin de la cura del niño con un niño: no es conveniente forzar las cosas, pero las cosas
se modifican en el niño, lo que ocasiona una vacilación talen alguno de los padres, debido a
que el lugar que hacía ocupar el niño se encuentra de alguna manera, vacante.
“Fin del análisis en el psicoanálisis con niños” Osvaldo Frizzera.

Comienza preguntándose ¿cuándo un niño está curado?, y plantea que: una respuesta
seguramente aceptada por todos es la que nos lleva a decir: cuando hay cambios, cuando
hay soluciones. Otra respuesta es: que los síntomas terminen no es sinónimo inmediato
de curación. Hay que tener en cuenta la dimensión del fantasma, y el lugar que éste ocupa
en la determinación del síntoma del sujeto.
Como por ejemplo en Juanito, Freud relaciona la resolución de la angustia y de la fobia
(síntomas que preocupaban a su padre) con el cambio de la posición del pequeño en la
estructura edípica. El final del análisis de Juanito es la rectificación fantasmática, es decir
ocupar otro lugar.
Para Melanie Klein, la dirección de la cura parte de una insistencia en preparar al niño,
en recubrirlo, para protegerlo de la destructiva acción de la pulsión de muerte. El
análisis evoluciona, en la medida en que se interpretan las ansiedades paranoide y
depresiva, en la medida que se domina la pulsión de muerte a través de la introyección
del objeto bueno.
Por otro lado, Winnicott, para él, el odio surge como un paso estructurante, incluye la
aparición del odio como un corte que podemos considerar indispensable para marcar un
desprendimiento de la fusión con la madre. Además, destaca la importancia que le da al
juego, a la creación y al fortalecimiento de esa zona intermedia que lo llevará a pensar
el final en término de la capacidad del niño para convertir al mismo analista en otros
personajes posibles; en convertirlo en objeto transicional.
En Anna Freud podemos escuchar su teoría final a través de la “niña del demonio”. Ella
también busca el odio, tratará de hacerle ver a la niña el odio por su madre. Para ella un
analista de niños debe educar y analizar. El analista ha de decidir qué parte de las
tendencias sexuales infantiles han de ser rechazadas y cuántas han de ser admitidas para la
satisfacción, inmediata, reservando un porcentaje para la sublimación. El analista ocupa el
lugar de los padres a quienes considera peligroso dejarles la decisión sobre la vida
instintiva liberada. Por lo tanto, un análisis concluiría cuando el niño alcance una
identificación con el ideal del yo del analista.
A partir del caso Federico, en donde el juego se convirtió en el hilo conductor que lo llevó
a una identificación lúdica que implicó una desidentificación de una identificación que
se había convertido en alienante, Frizzera plantea que el final de análisis de un niño
podría pensarse como: la reconstrucción de una serie de juegos que no pudieron ser
sancionados como tal por sus padres. Es un tratamiento del cual seguramente el niño ya
grande nada recordará: la represión habrá producido sus efectos.

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