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Antropología Filosófica II

Prof. Francisca Tomar Romero

REVOLUCIÓN CIENTÍFICA, CIENCIA MODERNA Y MODERNIDAD

1. Ciencia y Filosofía en la Antigüedad y Medievo

La necesidad de comprender la realidad recorre la historia de la humanidad. Desde


las primeras explicaciones mitológicas la razón humana pasó a buscar explicaciones
racionales: filosóficas y científicas. El ser humano siempre ha necesitado comprender la
naturaleza. Mediante la explicación mitológica consiguió una cierta comprensión de la
misma a través de la personalización de la realidad natural. La filosofía y la ciencia
nacen de la crítica de la explicación mitológica. Se suele situar en las colonias griegas
de Asia Menor y en el siglo VI a. C. el surgimiento de la ciencia y de la filosofía. En su
origen, no se distinguía entre ciencia y filosofía porque se usaban los métodos
filosóficos para estudiar cualquier tipo de realidad. La ciencia, tal como hoy la
conocemos, es un invento reciente, del siglo XVII.

Explicar un suceso es responder a la pregunta de por qué ocurre. En la medida en


que ese porqué puede poseer distintos sentidos, habrá diferentes respuestas a la pregunta
y, por consiguiente, diferentes explicaciones. En su sentido antiguo, la ciencia es el
conocimiento racional que trata de la esencia de lo real (por oposición a la opinión); es
un conocimiento por causas. En su acepción contemporánea, la ciencia es un
conocimiento discursivo que establece relaciones o leyes necesarias entre los fenómenos
estudiados y que son recogidas o agrupadas en teorías.

Ciencia y Filosofía se identifican durante el largo camino que desde el paso del
mito al logos llega hasta la Baja Edad Media. Las aportaciones e intuiciones de los
filósofos presocráticos, el sistema aristotélico y una concepción geocéntrica del mundo
son algunos de los momentos clave del esfuerzo de la razón humana por alcanzar una
cosmovisión que explique las causas y orden de la realidad natural.

La física aristotélica parte de una serie de presupuestos básicos que adopta de la


tradición filosófica anterior. En síntesis, Aristóteles concibe la física como ciencia cuyo
objeto son los seres cuya naturaleza no es inmutable sino que, por el contrario, implica
el hecho de poseer un principio intrínseco e inmanente de movimiento. Debemos tener
en cuenta que en Aristóteles la física significaba tanto una ciencia empírica (semejante a
las ciencias naturales: biología, química, etc.) como lo que propiamente se denomina
filosofía de la naturaleza. De hecho, se trata de dos planos de estudio del mundo natural
que permanecerán unidos durante muchos siglos antes de separarse en disciplinas
independientes. Respecto a lo que hoy llamamos física, Aristóteles sostuvo ciertas
doctrinas (de acuerdo con las ideas y ciencia de su tiempo) que más tarde fueron
superadas. En ese sentido, su cosmología estuvo dominada por la fidelidad al sistema de
las esferas homocéntricas de Eudoxo (s. IV a.C), y elaboró un geocentrismo vigente
hasta Copérnico. Sin embargo, sus desarrollos en el plano de la filosofía de la naturaleza
no sólo tuvieron gran importancia sino una vigencia real hasta nuestros días.

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Durante el largo periodo que abarca la Edad media (ss. V-XV), la actividad
científica fue muy escasa. Lo árabes introdujeron en Occidente la ciencia griega;
substituyeron el sistema de cifras romano por otro más cómodo (precisamente
denominado "árabe") y difundieron los conocimientos de álgebra que habían tomado de
la India y en los que destaca la inclusión del "cero". La física siguió siendo la
aristotélica, y el sistema del mundo, el descrito por Ptolomeo. En este sentido, se debe
señalar que la cristianización del concepto griego de naturaleza respetaba la finitud y
esfericidad de su sistema geocéntrico y aportó, además una finitud en el tiempo
fundamentada en la idea de creación que desconocían los griegos. Así, el hombre
medieval creía ser el centro de un cosmos hecho a su medida, espacial y temporalmente
finito. Los alquimistas, a pesar de sus extravagantes teorías, hicieron avanzar los
conocimientos químicos. De la alquimia medieval se derivó la química como ciencia
moderna, a la que dio Lavoisier definitivo impulso en 1783 al establecer que los
elementos de los cuerpos compuestos son cuerpos simples y no propiedades ocultas.

En la Baja Edad Media la escuela de Oxford (Ockham y Roger Bacon) y la de


los nominalistas de París (Juan Buridán, Nicolás de Oresme) reaccionaron contra la
fidelidad absoluta a Aristóteles de las abstracciones escolásticas y proclamaron que la
experiencia debía ser la fuente del conocimiento científico.

2. El Renacimiento y la "Ciencia Moderna".

2.1. El nacimiento de la "ciencia experimental".

El Renacimiento trae consigo una renovación del clima científico que culmina con
el nacimiento en el s. XVII de la "Ciencia Moderna" y la escisión entre ciencia y
filosofía. La investigación empírica, la lógica inductiva, la consideración cuantitativa de
la realidad y de sus causas eficientes, así como el heliocentrismo y la mecánica
newtoniana, son elementos que caracterizan a esta "nueva Ciencia".

Tal y como ya se ha comentado, para la Antigüedad, la ciencia consistía en conocer


las cuatro causas aristotélicas: material, formal, eficiente y final. Esta concepción de la
ciencia, junto con su método -la demostración (deductiva e inductiva)- perduró durante
la Edad Media. Ya en la Edad Moderna (a partir del siglo XVII) la ciencia queda
definida por dos nuevos enfoques: el mecanicismo y el fenomenismo. Si la naturaleza es
una máquina, bastará con conocer sus mecanismos y las fuerzas que los mueven para
conocerla plenamente. Este fue el ideal de la llamada ciencia nueva que se inició con
Galileo, Descartes, Gassendi, etc. Nace así la ciencia experimental como aquella que
estudia sólo los seres físicos, usando como método la observación empírica, y no trata
de buscar causas, sino leyes o regularidades expresables mediante fórmulas
matemáticas.

Las cuatro causas aristotélicas quedan reducidas a dos: causa material y eficiente
(entendida ésta como fuerza física); y la realidad se entiende en términos de cantidad y
movimiento. En síntesis, la ciencia moderna se caracteriza por considerar que sólo es
objeto de conocimiento científico aquello que es observable empíricamente y que,
además, puede ser expresado matemáticamente. Limita su campo de estudio a los
fenómenos y sus leyes: ya no pretende conocer las causas de las cosas (su porqué

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último) sino las leyes de cómo funcionan, es decir, la explicación de la regularidad de
los procesos según su grado de probabilidad.

En el siglo XIX, los filósofos positivistas defendieron que la ciencia experimental


era el único modo válido de hacer ciencia y, en consecuencia, rechazaron la filosofía
como no científica. A esta postura se la llama positivismo y también cientificismo.

2.2. Copérnico y la ciencia del Renacimiento

El astrónomo polaco Nicolás Copérnico (1473-1543), siguiendo a Aristarco de


Samos (cuyas teorías no fueron aceptadas en su tiempo) ideó un sistema del mundo
heliocéntrico: introdujo la revolucionaria hipótesis del movimiento de los planetas
alrededor del Sol, incluida la Tierra, y de la rotación de ésta alrededor de sí misma, con
lo que contribuyó decisivamente a que la humanidad se despojara de la ingenua imagen
del cosmos vigente hasta entonces. Rompió así con el sistema geocéntrico de Hiparco y
Ptolomeo vigente hasta el s. XVII.

Copérnico dedicó su vida a hacer coincidir su sistema con la experiencia.


Rheticus, discípulo suyo, encargó la impresión de la síntesis de la obra copernicana a
dos impresores de Nuremberg: Schöner y Osiander. El libro apareció en 1543, año de la
muerte de Copérnico, bajo el título De revolutionibus orbium caelestium. El sistema
copernicano implicaba una física nueva, distinta de la aristotélica vigente hasta
entonces, que Galileo se encargó de poner a punto y que encontró gran oposición en los
medios intelectuales de la época. La defensa y perfeccionamiento de esta teoría culminó
en la revolución astronómica de Newton.

2.3. Galileo y la "nueva Ciencia"

El s. XVII marca el nacimiento de la ciencia moderna, que se refleja


gráficamente en la frase de Galileo: «La naturaleza está escrita en lenguaje
matemático».

Galileo Galilei (1564-1642, matemático, físico y astrónomo italiano): En 1609


construyó un telescopio de refracción; los fenómenos que observó revolucionaron
totalmente su actitud científica. Descubrió las rugosidades de la Luna, las manchas
solares y el sistema de los satélites de Júpiter. A partir de ese momento, todo el esfuerzo
de Galileo se centraría en rechazar la distinción aristotélica entre el cielo y la esfera
sublunar, y en probar la realidad física o veracidad del sistema copernicano mediante la
construcción de una mecánica que explicara simultáneamente los fenómenos terrestres y
los celestes. En 1632 publicó su Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo,
Tolemaico e Copernicano, obra en la que defiende enérgicamente el sistema de
Copérnico, no como hipótesis, sino como realidad física, y lanza un inteligente ataque a
la tradición y a la ciencia aristotélica de su época. Todo ello le supuso la enemistad de la
Inquisición y el consiguiente proceso, condena y abjuración en 1633.

Antes de morir pudo terminar, con la ayuda de sus discípulos Viviani y


Torricelli, sus trabajos de mecánica, publicados en 1638 en los Discorsi e dimostrazioni
matematiche intorno a due nuove scienze. Sus aportaciones esenciales a la mecánica

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son: su principio de la inercia, las leyes de la caída de los cuerpos, el principio de
independencia de velocidades, sus trabajos sobre el péndulo y su principio de la
relatividad. Con sus investigaciones se inició la física en el sentido moderno de la
palabra. Afirmó explícitamente que el lenguaje de la ciencia de la naturaleza es la
matemática y planteó una metodología completa para la misma.

En este contexto histórico también destacan figuras tales como Johannes Kepler
(considerado como el iniciador de la astronomía moderna) que, basándose en los datos
del astrónomo danés Tycho Brahe, descubrió hacia 1618 las leyes del movimiento
elíptico de los planetas. Huyghens estudió la fuerza centrífuga aplicando el método
galileano. Torricelli y Pascal estudiaron la presión atmosférica. Descartes descubrió la
ley de la refracción de los rayos luminosos, y su geometría analítica tuvo importantes
consecuencias en cuanto matematización de lo real. El mecanicismo universal
cartesiano marcó profundamente la historia de la física.

2.4. La mecánica de Newton

Isaac Newton (1642-1727, físico y matemático inglés) a partir de las leyes de


Kepler y la caída de los graves de Galileo, realizó la genial síntesis de la atracción
universal en 1687, y por otro lado, mediante los conceptos de inercia y de masa,
estableció las bases de la mecánica. En su Philosophiae Naturalis Principia
Mathematica, establece definitivamente la mecánica a partir de las leyes que llevan su
nombre. Aplica su dinámica al problema del movimiento planetario, unificando bajo la
misma ley de la gravitación universal el movimiento de los planetas y la caída de los
graves. Idea y aplica a diversos problemas físicos y geométricos los cálculos diferencial
e integral.

Las nociones de partida de la mecánica son las de espacio y tiempo; en la


mecánica clásica o newtoniana se supone que el espacio es euclídeo y que el tiempo es
absoluto, es decir, que transcurre igual para todos los observadores, y uniforme. A ellas
se añade la de punto material, objeto sin dimensiones, pero dotado de masa. El
movimiento de los cuerpos requiere la elección de un referencial para precisar la
posición y el tiempo.

En el campo de la óptica, descubrió la descomposición espectral de la luz blanca


y elaboró una teoría corpuscular de la luz. Dejó también una obra matemática de gran
importancia: el cálculo de fluxiones, fundamento del cálculo infinitesimal, y formuló el
teorema del binomio.

Newton es considerado uno de los mayores genios de la historia de la


humanidad: su obra señala el inicio del tratamiento matemático de los fenómenos
naturales vigente hasta nuestros días.

En los siglos XIX y XX siguen progresando en importancia y número los


descubrimientos científicos y se supera la física newtoniana. La Teoría de la relatividad
de Einstein y las investigaciones en mecánica cuántica constituyen dos importantes
aportaciones de este período.

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3. Edad moderna y modernidad. Características fundamentales de la modernidad
y sus diferencias frente al pensamiento antiguo y medieval.

La filosofía moderna constituye un nuevo modo de hacer filosofía, distinto del


empleado en la filosofía antigua y medieval. Son muchos los factores que influyen en
este cambio y no podemos detenernos a analizarlos detalladamente, pero quizás hay que
resaltar dos, uno filosófico y otro histórico.

Filosóficamente hablando, debemos destacar la decadencia del pensamiento


escolástico medieval. La riqueza de este pensamiento comienza a truncarse debido a la
crítica realizada, en sus puntos centrales, por la figura de Guillermo de Ockham, y
también por la progresiva aparición de pensadores de segunda fila que, en su desmedido
afán por defender el sistema escolástico, llegaron a hacer una apología que se tornó
ridícula y contraproducente.

A nivel histórico podemos destacar que la situación de la modernidad es una


situación de crisis que se expresa de modo fehaciente en la gran guerra que es la
"Guerra de los cien años". Esta situación crea una desazón tal a nivel europeo que los
fundamentos religiosos de Europa, y sus fundamentos metafísicos, empiezan a ser
cuestionados; cuestionamiento que ya será explícito en los ideales de la Ilustración en
los que, de forma injusta y exagerada, se intentará hacer borrón y cuenta nueva tildando
a la Edad Media de época oscura (prejuicio que se sigue manteniendo en la actualidad,
al menos a nivel popular) y que instaura como primer punto de su programa el proceso
al cristianismo o, como lo llamarán otros, la secularización.

Así pues, podríamos señalar que las características que presenta la filosofía
moderna, a grandes rasgos, son:
- Desplazamiento de la cuestión teológica en favor de una mayor centralidad de
los problemas de la naturaleza y el hombre.
- Insistencia en el sujeto humano como punto de partida del conocimiento.
Principio de inmanencia.
- Primacía del problema del conocer sobre el problema del ser. El primer
problema que plantearán los filósofos de la modernidad será el del alcance o
límites de nuestras facultades de conocimiento.
- Sustitución del concepto de verdad por el de certeza.

La palabra "Modernidad" tiene una connotación específicamente ideológica y


filosófica: significa una actitud mental que, aunque llega a ser dominante en la Edad
Moderna, no se circunscribe exclusivamente a un período de la historia. No se puede
identificar el término Modernidad con el de Edad Moderna. Este último designa un
período de la historia que va desde el final de la Edad Media hasta la Revolución
francesa. Por su parte, la modernidad, lejos de haber acabado perdura en la estructura
psicológica del hombre del nuevo siglo.

Características de la Modernidad:
1. Secularización.
2. Mentalidad científico-técnica. Mito del progreso. Cientismo y tecnicismo.
3. Opción filosófica por la inmanencia.
4. Utopismo inmanentista: espíritu capitalista burgués y marxismo.

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