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TEMARIO
INTRODUCCIÓN
En esta Unidad se trata el campo de la ciencia, cómo ésta ha sido estructurada a lo largo de
toda la historia moderna de la humanidad, cómo se ha concebido, cuáles son sus principios
que la enmarcan desde la concepción de diferentes teóricos de la filosofía y las posturas que
se asumen desde cada una de ellas, explicando la objetividad y la subjetividad de la ciencia
a través de los supuestos teóricos.
No es fácil establecer criterios para definir lo que se considera ciencia, pues éstos han
variado constantemente a lo largo de la historia y también en función de perspectivas e
intereses de la humanidad. En la historia cultural de Occidente, anterior al siglo XVII,
predominó una determinada idea de ciencia, heredada mayormente del pensamiento griego
y, en parte, redefinida más tarde por los medievales. La ciencia (llamada episteme) se
consideraba un saber seguro, apoyado en demostraciones y ordenada en conocimientos,
contrapuesta a la simple opinión (doxa). La filosofía se consideraba como la síntesis y el
ordenamiento de toda la episteme.
En la edad media, la teología fue “la reina de las ciencias” y la misma filosofía era una ancilla
theologiae. Sin embargo, la “revolución científica”, suscitada entre los siglos XVI y XVIII,
desde la formulación inicial del sistema copernicano de astronomía hasta la presentación de
los trabajos de Newton, representa un periodo de numerosos descubrimientos que
reorientaron el pensamiento y configuración en gran medida de la visión del mundo que
poseemos en la actualidad.
El siglo XVII puede ser considerado como un punto de pronunciación en la historia del
pensamiento, y las ideas que significó, un declive del antropocentrismo, el antropomorfismo y
la teología. Se rechaza la cosmología teleológica, centrada en el hombre de Aristóteles.
Además, aparece una visión del mundo fundamentalmente impersonal y mecánica.
La experiencia como fuente de conocimiento adquirirá un énfasis mayor. Suelen señalarse
como precursores de este nuevo “mundo científico” los trabajos de Francis Bacon (1561 –
1626) y Galileo Galilei (1564 – 1642), como generadores de un nuevo método, distinto del
filosófico, que unían el experimento empírico al cálculo matemático. Bacon, inspirado por el
Renacimiento y en contra de la lógica aristotélica y escolástica, propuso un método inductivo
de descubrimiento de la verdad, expuesto en el Novum Organum Scientiarum, basado en la
observación empírica, el análisis de los datos observados, en la inferencia para llegar a las
hipótesis y en la comprobación de las mismas mediante la observación y el experimento, en
lugar de explicar los fenómenos por una razón aceptada de antemano. Por su parte, los
estudios de Galileo sobre la oscilación pendular, la caída de los cuerpos, etc., se asentaban
sobre la idea de que la naturaleza se regía por leyes matemáticas precisas, y así creó su
teoría del movimiento.
Se suele señalar a René Descartes (1596 – 1650) como uno de los fundadores de la
epistemología moderna que impulsó el espíritu científico moderno inaugurado con Kepler y
Galileo. Descartes modifica el planteamiento filosófico clásico, el cual, sostiene que el
pensamiento es suscitado por la realidad, está ahí y es independiente del pensar; la realidad
es el fundamento del conocimiento. El primer principio es el ser. Para el pensador moderno
no el ser deja ese lugar de primer principio y su sitio lo ocupa la razón, lo que suscita el
pensamiento. La inspiración de Descartes está presente en todos los pensadores posteriores
a él. La razón lo explica “todo”, el problema es mostrar cómo. Este autor nos hereda un
cambio en la noción de fundamento: antes era lo real, ahora es la razón. Todo ha de ser
explicado desde ésta. Comienzan las aporías de la filosofía moderna.
A partir del siglo XVII y hasta la figura de Kant, los filósofos europeos se catalogan en dos
grandes corrientes que se desenvuelven de forma paralela: el racionalismo, donde figuran
los pensadores continentales, y el empirismo, representado por los autores ingleses. En
sentido amplio, el racionalismo es una doctrina filosófica, defiende que el criterio de verdad
no es sensorial, sino intelectual y deductivo. La razón es el único principio y fundamento del
conocimiento verdadero, porque sólo ésta produce ideas claras y distintas de la realidad. El
saber constituido por la razón (matemáticas, metafísica, etc.) es necesario, universal e
indudablemente cierto, mientras que la experiencia proporciona datos empíricos particulares
y relativos a la persona, quien los recibe.
Con la figura de Immanuel Kant (1724 -1804) finaliza el realismo, por algunos denominado
“realismo ingenuo”, el cual supone que las cosas son como las conocemos. La actitud
filosófica de Kant se denomina criticismo, porque él se propone básicamente analizar los
fundamentos y estructura del conocimiento humano para decidir acerca del valor de sus
pretensiones y sus límites. A partir de entonces, la filosofía y la teoría del conocimiento
están obligadas a plantearse la difícil cuestión de las condiciones que hacen posible el
conocimiento de esas cosas.
Para mayor comprensión de lo que aquí se expone, especialmente en los cambios surgidos
en torno a la concepción positivista de la ciencia, se presenta el siguiente cuadro
comparativo.
ACTIVIDADES COMPLEMENTARIAS
Describa un breve concepto y análisis del temario:
Ciencia: breve aproximación histórica
Principios de la epistemología contemporánea en la ciencia
Objetividad y subjetividad.