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Investigar el abuso sexual infantil (ASI) presenta algunos desafíos únicos. Mientras que
el abuso físico generalmente se determina por las lesiones del niño y la negligencia
física por la condición del niño o de su ambiente, el ASI generalmente se determina por
las palabras o demostraciones del niño (Faller, 2003). Confiar principalmente en
información dada por niños es un gran desafío para los profesionales encargados de
tomar decisiones sobre la probabilidad de ASI. Los niños varían en su capacidad de
proporcionar información que satisfaga las expectativas de los adultos (una explicación
persuasiva de la victimización sexual) y en su disposición a develar el abuso sexual. La
forma de obtener declaraciones verbales y demostraciones de niños en casos de
sospecha de abuso sexual ha sido una preocupación constante para profesionales e
investigadores. Los problemas incluyen el uso de métodos apropiados al desarrollo,
técnicas que no puedan retraumatizar al niño y enfoques que mantendrán su validez
frente a tribunales.
1
Se han empleado dos enfoques básicos para recopilar información de los
niños: (a) hacer preguntas y (b) usar medios que pueden facilitar demostraciones (por
ejemplo, casas de muñecas [Faller, 1993], dibujos anatómicos [Faller, 2003; Groth y
Stevenson, 1990], y muñecas anatómicas [p. Ej., American Professional Society on the
Abuse of Children [APSAC], 1995; Koocher, Goodman, White y Friedrich, 1995]). Estos
métodos han sido aumentados por evidencia médica, en el modesto número de casos
donde se encuentra (por ejemplo, Adams, 2001), y otros tipos de evidencia que
corroboran el abuso (por ejemplo, informes policiales y de protección infantil, relatos de
testigos oculares y hallazgos detribunales; Carnes, Wilson, Nelson-Gardell y Orgassa,
2001)
También hay investigaciones que indican que el recuerdo libre de los niños,
como las respuestas a la pregunta "Cuéntame todo lo que sucedió cuando fuiste al
médico", son precisas pero cortas (por ejemplo, Steward et al.,1996). Al introducir otros
medios de comunicación (por ejemplo, muñecas o dibujos anatómicos) se aumenta
sustancialmente la información que da el niño, pero también puede generar un poco de
información inexacta (por ejemplo, Saywitz et al., 1991; Steward et al., 1996).
2
Finalmente, hay investigaciones que no respaldan el valor agregado del uso de
medios (Lamb, Hershkowitz, Sternberg, Boat y Everson, 1996; Thierry, Lamb, Orbach y
Pipe, 2005) e investigaciones que acusan que las muñecas anatómicas provocan altos
tasas de falsos positivos y falsos negativos (Bruck, Ceci y Francoeur, 2000; Bruck,
Ceci, Francoeur y Renick, 1995). En parte, las inconsistencias en los hallazgos sobre
estos medios derivan de diferentes paradigmas de investigación y de la confusión del
uso de estos medios con técnicas de entrevista sugerentes (Everson y Boat, 2001).
Aunque los datos se recopilaron hace 10 años, las técnicas empleadas por los
evaluadores no se examinaron en ese momento. De hecho, ninguna investigación
hasta la fecha ha abordado el tema de qué técnicas deberían emplearse o no durante
evaluaciones extendidas. En este estudio se abordaron 3 preguntas:
(a) ¿Qué técnicas emplearon los evaluadores forenses durante las evaluaciones
extendidas?
(b) ¿Cuáles fueron los resultados de las técnicas empleadas durante las evaluaciones
extendidas?
(c) ¿Hay características del evaluador o del niño que predicen las técnicas empleadas y
sus resultados?
MÉTODO
Muestra
3
magister. El campo de estudio más común era el trabajo social (n = 8), seguido de
psicología (n = 4) y consejería (n = 4). En promedio, los evaluadores tenían 2.5 años
(SD = 2.6, rango = <1-10) de experiencia en la realización de entrevistas forenses en
casos de ASI, y en promedio tenían 4.1 años (SD = 3.9, rango = 1-15) de experiencia
práctica en ASI.
Procedimiento
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(d) preguntas no-sugerentes focalizadas en el abuso (Carnes y LeDuc, 1998), y
(e) la entrevista cognitiva (Saywitz, Geiselman y Bornstein, 1992).
Los criterios para participar en una evaluación extendida como parte del
estudio multi-sitio fueron:
(a) el niño no develó abuso a los investigadores, pero exhibió conductas u otros
indicadores que sugieren fuertemente la victimización (p. ej., conductas sexualizadas
inapropiadas para su edad, pruebas médicas),
(b) el niño no develó abuso a los investigadores, pero supuestamente se lo había
develado a otra persona, o
(c) el niño hizo una declaración en una entrevista forense inicial que no estaba clara o
sugería abuso pero carecía de claridad.
Los casos considerados elegibles para someterse a evaluaciones extendidas se
asignaron aleatoriamente a las condiciones de 4 u 8 entrevistas (Carnes et al., 2001).
Los evaluadores forenses que participaron en el estudio completaron un formulario de
22 páginas recolectar los datos de cada niño. El formulario proporcionó datos basados
en el caso e información sesión por sesión.
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(i) conclusiones del evaluador sobre la probabilidad de abuso sexual y su clasificación
del caso.
Análisis
6
utilizó una técnica). También se realizaron pruebas t independientes comparando
evaluaciones extendidas de 4 y 8 sesiones en cuanto a porcentajes que confirmaban
los resultados para cada técnica. Se encontró una diferencia significativa. Esto se
informa en la sección Resultados.
En segundo lugar, para determinar qué técnicas se usaron por caso (niño), las
variables que documentan las técnicas utilizadas en cada sesión se agregaron entre
sesiones. Se crearon dos variables para cada técnica: una informa la frecuencia del
uso de la técnica y la otra proporciona el porcentaje de uso de la técnica. La variable de
porcentaje de uso tiene en cuenta el hecho de que los niños fueron asignados
aleatoriamente a una condición de 4 u 8 sesiones (Carnes et al., 2001).
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2 (incierta) o 3 (improbable). Se realizaron pruebas post hoc para examinar las
diferencias entre grupos.
Actividades de
evaluación general. 124 90.5 36.2 21.6
Prevención/seguridad
corporal 81 59.1 13.0 12.8
Combinación de
técnicas 22 16.1 3.8 10.2
RESULTADOS
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hallazgos significativos. Finalmente, se observan relaciones significativas entre el uso
de las técnicas y la probabilidad de abuso.
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estandarizados y las entrevistas cognitivas, cuando se emplearon, arrojaron
porcentajes bastante altos de información nueva y mejorada. Las técnicas de
evaluación general, los dibujos anatómicos dibujados a mano y la educación táctil
dieron como resultado la menor proporción de información nueva. Las muñecas
anatómicas produjeron el porcentaje más alto de retractaciones, aunque fue un
porcentaje muy pequeño (6,7%).
Educación sobre tocar 101 135 21.8% 14.9% 67.3% 9.9% 1.0%
Preguntas focalizadas
no-sugerentes 11 217 31.5% 44.1% 49.5% 20.7% 0.9%
Otras técnicas
34 50 11.8% 20.6% 64.7% 11.8% 2.9%
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En la Tabla 3, la variable de cinco categorías se colapsó en una variable de dos
categorías: confirmación (información nueva, mejorada y repetida) versus no
confirmación (sin información que respalde el ASI dado el uso de la técnica y
retractación de develaciones previas relacionadas al ASI). Los resultados se informan
como confirmación por uso general.
Como indica la Tabla 3, los muñecos anatómicos, que fueron la técnica menos
utilizada (n = 14), tuvieron la tasa de información confirmatoria más alta (78.6% de las
veces en que fueron empleadas). Entre el 60% y el 65% de los resultados de las
entrevistas cognitivas, una combinación de técnicas, elaboración narrativa y preguntas
focalizadas en el abuso produjeron información confirmatoria. Las técnicas de
evaluación general y educación táctil dieron un bajo porcentaje de resultados
confirmatorios. La única diferencia estadísticamente significativa entre 4 y 8 sesiones
fue la variable de otras técnicas, t (31) = 2.7, p = .01, con 8 entrevistas que tuvieron
mayores proporciones de resultados confirmatorios.
La tercera pregunta era si había predictores para el uso de las técnicas y para
los resultados de su uso. Las características del evaluador y del niño se emplearon
como variables independientes para determinar si estas variables predijeron el uso de
cuáles técnicas y sus resultados. La Tabla 4 presenta los resultados de regresiones
múltiples. Se encontraron predictores significativos para el uso de 5 de las 11 técnicas
(actividades de evaluación general, educación táctil, entrevistas cognitivas, muñecos
anatómicos y educación preventiva para seguridad corporal). Se encontraron
predictores significativos para el resultado de solo una de estas técnicas (actividades
de evaluación general).
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TABLA 4 Predictores de porcentaje de sesiones en que se utilizó la técnica
Evaluación general .28 (.29) 5.35 (1.50) −1.58 (.83) .92 (.60) −1.30(4.05) −6.87 (4.30)
Educacion sobre tocar .57 (.22) 1.31 (1.15) −.31(.64) −.78(.46) −.78 (3.10) 2.78 (3.29)
Entrevista cognitiva −.83(.25) −2.37 (1.32) 1.77 (.74) 1.67(.53) .35 (3.57) −7.29(3.80)
Muñecos anatómicos −.14(.10) −.33 (.51) .22 (.28) −.14(.20) .90 (1.37) −3.11(1.46)
Prevención y .04 (.18) 1.07(.91) −1,18(.51) .64 (37) 1.15 (2.46) −1,32(2,62)
seguridad corporal
Como indica la Tabla 4, los evaluadores que tenían más años de experiencia
en la realización de entrevistas forenses eran significativamente más propensos a usar
actividades de evaluación general (B = 5.35, R2 = .126, Adj. R2 = .085, p = .001). La
única diferencia significativa para los resultados del uso de diferentes técnicas fue con
respecto a las actividades de evaluación general. Irónicamente, los evaluadores con
menos años de experiencia en entrevistas forenses eran significativamente más
propensos a tener resultados confirmatorios usando actividades de evaluación general
(B = –4.47, R2 = .059, Adj.R2 = .01, p = .05).
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TABLA 5 Uso de la técnica por probabilidad de abuso sexual
Los ANOVA utilizando el porcentaje de sesiones en las que se usó una técnica
y las calificaciones de los evaluadores sobre la probabilidad de abuso sexual (probable,
incierta, improbable) arrojaron 5 técnicas cuyo uso que se relacionó significativamente
con la probabilidad de abuso (ver Tabla 5). Cuatro de estas técnicas dieron como
resultado porcentajes comparativamente más altos de casos categorizados como
probables. Se realizaron pruebas post-hoc para examinar las diferencias entre
categorías para los siguientes tres medios:
*el uso de muñecos anatómicos, F(2, 134) = 3.08, p = .05, las diferencias significativas
siendo entre abuso probable y abuso improbable (p = .02);
*el uso de dibujos anatómicos, F (2, 134) = 3.885, p = .02, siendo las diferencias
significativas entre abuso probable y poco claro (p = .03) y abuso probable e
improbable (p = .02);
*y el uso de dibujos anatómicos hechos a mano, F (2, 134) = 3.481, p = .03, siendo las
diferencias significativas entre abuso probable e improbable (p = .02) y abuso poco
claro e improbable (p = .02)
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Además, el uso de la Entrevista Cognitiva arrojó diferencias entre los grupos, F (2, 134)
= 4.098, p = .02, con diferencias significativas entre abuso probable e improbable (p =
.01) y abuso probable y poco claro (p = .03). Finalmente, las técnicas de prevención y
seguridad corporal arrojaron diferencias, F (2, 134) = 8.196, p = .001. Los evaluadores
utilizaron esta técnica en aproximadamente el 15% de las sesiones en casos probables
e improbables de abuso, pero en menos de la mitad de los casos poco claros. Por lo
tanto, los contrastes significativos fueron entre abuso probable y poco claro (p = .001) y
abuso poco probable y poco claro (p = .01).
DISCUSIÓN
Los resultados sugieren que los evaluadores emplearon las técnicas de entrevista que
se enfatizaron durante su capacitación sobre cómo llevar a cabo evaluaciones
extendidas. Casi todos los casos incluyeron actividades de evaluación general
(124/137; 90.5%). La mayoría incluyó educación táctil (100/137; 73%), que es el primer
enfoque -aunque indirecto- a la posibilidad de abuso sexual en ambos protocolos de 4 y
8 sesiones. Del mismo modo, los evaluadores se basaron en preguntas no-sugerentes
focalizadas en el abuso (111/137; 79%). Los evaluadores fueron entrenados
específicamente en entrevistas cognitivas, y 46/137 (33,6%) de los casos involucraron
el uso de esta técnica. Estas técnicas también son las que se mencionan
específicamente en los protocolos de evaluación forense extendida (ver Apéndice B).
Todas estas técnicas dependen en gran medida de la comunicación verbal.
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Además, la capacitación de 2 días no incluyó prevención y seguridad corporal,
pero la técnica fue referenciada en los protocolos de 4 y 8 sesiones. Aunque no fue
requerido en el protocolo de 4 sesiones, 81 (59.1%) de todas las evaluaciones de niños
incluyeron esta técnica. La prevención y la seguridad corporal tienen un beneficio
terapéutico tanto para niños que develan como para los que no develan, ya que les
brinda herramientas para responder a futuros intentos de abuso. El hecho de que la
mayoría de los evaluadores que participaron en este estudio tenían un Magister o
estudios clínicos aún mas avanzados podría explicar la inclusión común de esta técnica
terapéutica.
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Las técnicas con bajos rendimientos de detalles específicos sobre ASI fueron
técnicas de evaluación general (12.8%), educación táctil (35%), educación preventiva
(36.4%), dibujos anatómicos dibujados a mano (34.1%) y otras técnicas ( 37,1%). Las
técnicas de evaluación general tuvieron el mayor porcentaje de “sin información”
(92.7%) seguido de dibujos anatómicos dibujados a mano (75%). Hay razones para
esperar pocos hallazgos confirmatorios usando algunas de estas técnicas. Las técnicas
de evaluación general no se centran específicamente en el abuso sexual. La educación
táctil es la primera técnica utilizada por los evaluadores en la evaluación extendida y
aborda indirectamente el abuso realizando un inventario de partes del cuerpo y la
identificación de toques buenos y malos. La educación preventiva generalmente se
emplea durante la última sesión y no se enfoca en experiencias abusivas que ya han
ocurrido.
Hay varias razones que podrían explicar la falta de impacto de las variables
predictoras. Primero, había protocolos para evaluaciones extendidas de 4 y 8 sesiones
(ver Apéndice B). Aunque los evaluadores se tenían cierta flexibilidad, los protocolos
podrían haber limitado su capacidad de considerar variables del niño al seleccionar las
técnicas de entrevista. Segundo, los evaluadores eran un grupo homogéneo; todos
menos uno eran blancos, todos menos uno eran mujeres, y todos menos uno nacieron
en los Estados Unidos. Por lo tanto, las únicas variables que pudieron examinarse
fueron la edad del evaluador, el número de años como entrevistador forense y el
número de años que trabajaba en abuso sexual. Aunque hubo cierta variabilidad en la
especialidad del evaluador, los números eran demasiado pequeños para emplear estas
variables en una regresión. Además, el tamaño modesto de la muestra probablemente
afectó la falta de diferencias basadas en las variables del niño y del evaluador.
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Las variables infantiles fueron significativas como predictores en el uso de solo
dos técnicas: los muñecos anatómicos y la entrevista cognitiva. Los muñecos
anatómicos tenían menos probabilidades de usarse con niños de color. La razón de
este hallazgo no está clara, pero los muñecos solo se usaron en 14 casos. La mayor
edad del niño predijo el uso probable de la Entrevista Cognitiva, lo cual es
comprensible. El elemento esencial de la Entrevista Cognitiva es la reconstrucción del
contexto; es decir, pedirle al niño que visualice (haga una imagen en su cabeza) o
demuestre (por ejemplo, dibujando o con una casa de muñecas) el lugar donde ocurrió
el abuso. Luego, el entrevistador le pide al niño que cuente todo lo que él o ella
recuerda secuencialmente desde el principio hasta la mitad hasta el final del evento de
abuso (Saywitz et al., 1992). Por lo tanto, es coherente con las habilidades requeridas
que se use más con niños mayores.
Limitaciones
Este estudio tiene un número de limitaciones. Primero, los datos tienen casi 10 años.
Aunque la Evaluación Forense Extendida impartida hoy por el National Children's
Advocacy Center es muy similar en estructura al modelo descrito en el manual, ha
habido mejoras en la secuencia de preguntas, específicamente teniendo en cuenta las
investigaciones del protocolo de entrevista forense NICHD (Lamb et al., 2007). La
segunda limitación es que los investigadores tuvieron que confiar en los entrevistadores
para recopilar y enviar la información para la investigación. Aunque los evaluadores
recibieron una capacitación bastante extensa en el protocolo de recopilación de datos,
la recopilación de datos y la investigación no son sus principales áreas de
especialización.
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precisión de los informes de los entrevistadores. La tercera limitación es que este es un
estudio único con un tamaño de muestra modesto. Dado el tamaño de la muestra, no
fue posible examinar el rol de muchas variables independientes en las técnicas que se
usaron y en sus resultados. La cuarta limitación es la homogeneidad de los
entrevistadores que participaron en el estudio.
CONCLUSIONES
Estos hallazgos sugieren que los entrevistadores forenses siguieron las pautas de
mejores prácticas para realizar evaluaciones extendidas. Su uso de técnicas de
entrevista fue consistente con la capacitación que recibieron y los protocolos de
evaluación extendida. En este estudio, los entrevistadores se apoyaron en gran medida
en la comunicación verbal con los niños y rara vez utilizaron los muñecos anatómicos,
una técnica disputada (Ceci y Bruck, 1995; Ceci et al., 2002; Everson & Boat, 2001),
pero cuando lo hicieron, las tasas confirmatorias fueron más del doble que las de los
dibujos anatómicos a mano, una técnica menos disputada. Los hallazgos también
sugieren que cuando entrevistadores capacitados realizan evaluaciones extendidas con
niños que no están en etapa activa de develación y se les permite un cierto grado de
flexibilidad, pueden identificar y usar las técnicas más adecuadas para las
características y habilidades del niño. Estas evaluaciones extendidas dieron resultados
comparables a las evaluaciones de niños que develan en una sola entrevista, una tasa
de "abuso probable" del 60% (Hershkowitz et al., 2005). Sobre la base de estudios
previos que utilizan este conjunto de datos (Carnes et al., 2001; Faller y Nelson-
Gardell, 2010), este artículo brinda apoyo adicional para la eficacia de la evaluación
extendida, durante la cual entrevistadores expertos emplean una variedad de técnicas
para abordar denuncias de ASI que no pueden resolverse en una sola entrevista.
Aunque muchos niños develan el abuso sexual en una sola entrevista, existe la
necesidad de estudiar modelos de evaluación extendida para niños que no pueden
hacerlo. Asuntos como los criterios para la evaluación extendida, el número apropiado
de sesiones y las técnicas empleadas son todos componentes que deben ser foco de la
investigación. Además, dada la sobrerrepresentación de niños no-blancos en el sistema
de bienestar infantil, se debe prestar especial atención a los modelos de evaluación
extendida que tienen éxito con los niños no-blancos.
APÉNDICE A
Formación Para Proyecto De Investigación Sobre Evaluación Forense Extendida:
Agenda general
Día 1
8: 30–9: 00 Descripción general de la capacitación: el proceso de evaluación forense
9: 00–10: 15 Comprensión y entrevista a los padres no ofensores
10: 15–10: 30 Descanso
10: 30–11: 30 Evaluación del desarrollo de niños víctimas
18
11: 30–1: 00 Almuerzo
1: 00–2: 30 Evaluación psicosocial de niños víctimas
2: 30–3: 00 Descanso
3: 00–4: 00 Educación sobre el tocar e Inventario de las partes del cuerpo como
componentes de la evaluación forense
4: 00–5: 00 Discusión general
Dia 2
8: 30–10: 00 Evaluación de la divulgación para confiabilidad
10: 00-10: 15 Descanso
10: 15–11: 30 El instrumento de investigación / Implicaciones de la investigación
11: 30–12: 30 Almuerzo
12: 30-2: 00 Entrevista no-sugerente focalizda en el abuso
2: 00–2: 15 Descanso
2: 15–4: 00 Entrevista cognitiva
4: 00–5: 00 Discusión general
APÉNDICE B
Versión de 4 semanas
1. Entrevista a padres no ofensores Recopilacion de datos del CBCL y el CSBI
2. Evaluación del desarrollo y psicosocial, desarrollo de raport
3. Educación sobre el tocar, Inventario partes del cuerpo
4. Preguntas no-sugerentes focalizadas en el abuso, y/o entrevista cognitiva (según
edad)
Versión de 8 semanas
1.Entrevista a los padres no ofensores Recopilacion de datos del CBCL y el CSBI
2. Evaluación del desarrollo; desarrollo de raport
3. Evaluacion psicosocial
4. Educación sobre el tocar, Inventario de partes del cuerpo
5. Preguntas no-sugerentes focalizadas en el abuso y/o entrevista cognitiva (según
edad)
6. Relleno de vacíos de información
7. Educación sobre seguridad del cuerpo y prevención
8. Cierre clínico
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