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El autor de la primera carta de Pedro es el mismo Simón, también conocido como Pedro,
y data a la fecha 64 d.C. aproximadamente; y es dirigida del apóstol a los judíos.
El nombre de Pedro, uno de los doce apóstoles de Jesús aparece 210 veces en el Nuevo
Testamento, en comparación, el nombre de Pablo que aparece unas 162 veces, y los
nombres de todos los demás apóstoles juntos que aparecen solo 142 veces.
Su nombre en griego, Pedro o “Petros”, es la forma griega del arameo “Kefas o Cefas”,
el sobrenombre dado a Simón por Jesucristo cuando lo vio por primera vez (Juan 1:42) y
reafirmó en la forma griega cuando hizo su confesión en Mateo 16:18. Pedro emplea este
nombre, cuando escribe a los cristianos esparcidos por Asia Menor.
Pedro fue uno de los amigos más íntimos de Jesús, que fue invitado a subir al Monte de
la Transfiguración con su Jesús, caminó sobre el agua y defendió al Señor en el Huerto
de Getsemaní cortando la oreja del siervo del centurión. Sin embargo, fue de carácter
voluble e inestable hasta el día de Pentecostés, cuando él predicó un poderoso mensaje
bajo la unción del Espíritu Santo y 5,000 se convirtieron en un solo día.
El último capítulo del evangelio de Juan nos relata como Cristo restauró el ministerio de
Pedro cuando estaba tan desanimado por haber negado a al Señor que había vuelto a
su viejo oficio de pescador.
Cristo le encomendó con la tarea en Juan 21:16, “Pastorea mis ovejas”. Pedro fue
nombrado apóstol a los judíos, según el apóstol Pablo, quien fue enviado a los gentiles.
Pero a Pedro le fue revelado en Hechos 10 con una visión y después la conversión de
Cornelio el centurión, que el evangelio incluía a los gentiles.
Pedro escribe desde Babilonia, según 1 Pedro 5:13, y hay dos teorías en cuanto a la
ubicación de Babilonia. Primero, pudo haber sido literalmente la ciudad de Babilonia
asentada a orillas del río Éufrates. Este sería la interpretación natural del pasaje y la lista
de países mencionados en 1 Pedro 1:1, que abarca del Oriente al Occidente sugiere que
él estaba en el Oriente en el momento de escribir. Ahí, había una amplia colonia de judíos
en la antigua Babilonia, quienes habían huido de Roma durante la severa persecución de
Claudio y Nerón. La segunda teoría es que Babilonia se refiere a Roma, nombre simbólico
para la gran ciudad. Este nombre fue usado por escritores que querían evitar problemas
con las autoridades romanas.
Algunos creen que Pedro estaba en Roma durante la última década de su vida.
La tradición sugiere que Pedro fue martirizado y crucificado de cabeza en Roma durante
el tiempo de severas persecuciones ordenadas por Nerón contra los cristianos tras el
incendio de esa ciudad en el año 64 d.C. Parece que esta epístola fue escrita al final de
su vida.
Propósito de la carta.
Pedro se dirige a los creyentes que estaban bajo la presión de la sociedad en que vivían.
Sabiendo que la situación empeoraría por lo que les escribe para enseñarles como
debían conducirse bajo esas circunstancias difíciles.
Pedro analiza la relación que existe entre el sufrimiento y la gloria, haciendo hincapié en
la agonía de Cristo y la victoria que resultó de ella.
Bosquejo de la Carta.
Salutación 1:1–2
Pedro enseña que el cristiano que sufre debe recordar y tener la certidumbre
de que, en el futuro, recibirá grandes bendiciones.
La carta termina con una serie de instrucciones para los líderes, los
jóvenes y la congregación en general.
Conclusión 5:12–14
Desarrollo de la Carta.
Los versículos 1–2 del primer capítulo son la salutación y es en donde se identifican al
autor y los destinatarios. Asimismo, se describen las circunstancias problemáticas en que
vivían quienes reciben la carta. Generalmente, dispersión se refería a los judíos que
desde los tiempos del exilio en Babilonia vivían fuera de Palestina. Pero aquí se refiere a
todos los cristianos (judíos y gentiles) esparcidos por las cinco provincias romanas del
norte de Asia Menor.
Los primeros versículos del pasaje señalado enseñan que el Señor tiene un propósito
muy específico al permitir las tribulaciones en la vida del cristiano. Además, el apóstol
Pedro habla de las emociones positivas que debemos sentir a pesar de los
padecimientos. En los últimos tres versículos, el autor introduce el misterio del sufrimiento
y gloria que se aprecia en la vida del Jesucristo. El interés que los profetas y ángeles
tienen en este acontecimiento debe hacer que el hijo de Dios agradezca la maravilla de
la salvación que Cristo provee.
SANTIDAD - (1:13–21)
“Las actitudes determinan las acciones”. Enfrentarse a una sociedad hostil requiere tener
actitudes correctas y una conducta que sea congruente. A partir de aquí el estilo del autor
varía. Ahora comienza una serie de mandatos. También cambia la intención de su escrito
al introducir el párrafo con las palabras “por lo tanto”. Con esto quiere decir que después
de las enseñanzas dadas, las exhortaciones que siguen están bien fundamentadas
porque el creyente ha recibido muchas bendiciones de Dios y su futuro está asegurado.
En este pasaje, los tres mandatos principales señalan tres divisiones:
En este pasaje, junto con las exhortaciones, el apóstol explica el papel que tiene diciendo
que es necesaria para que el cristiano inicie su vida espiritual y la alimente. La lista de
mandatos sigue en este pasaje donde veremos dos imperativos más:
El autor emplea ricas figuras que dan a su enseñanza una belleza poética muy particular.
Describe la alta posición y grandes privilegios que tenemos como creyentes. La variedad
de ideas en el pasaje gira alrededor de dos de ellos expresados en los versículos 5 y 9.
Este pasaje se dirige a los esclavos del primer siglo. Muchos esclavos se habían añadido
a las nuevas congregaciones cristianas. Algunos pensaban que la libertad espiritual
también les daba derecho a ser libres legalmente, pero Pablo aclara en 1 Corintios 7:20–
24 y en Filemón que debían respetar las leyes establecidas. En este pasaje, el apóstol
vuelve a referirse a Jesucristo como el modelo perfecto de siervo. De nuevo veremos que
los deberes del creyente están relacionados con la doctrina, especialmente la que trata
de Jesús y la salvación (1:2, 3, 10–11, 13, 18–21; 2:4–6).
La clave para entender estos versículos es observar la relación que tienen con el capítulo
2. La palabra asimismo con que se inicia 3:1 relaciona el pasaje acerca del matrimonio
con el ejemplo de Jesucristo. El, con paciencia y propósito, se sujetó a los demás y sufrió
para llenar las necesidades de otros. Este es el secreto de un matrimonio feliz y duradero.
Pedro nos recuerda el comportamiento de Jesucristo que es Dios mismo y quien diseñó
el matrimonio, por lo que es el experto en relaciones humanas. La Biblia es el manual del
fabricante que instruye a las parejas sobre el buen funcionamiento de esa institución.
EL TRIUNFO (3:8–22).
El creyente que vive la burla y la crítica y que es acusado injustamente de mala conducta,
no se puede sentir victorioso, sino débil y despreciado en un mundo que lo ve con odio,
y que a veces ejerce el peso de la autoridad sobre él. Es importante que entendamos lo
que es una victoria verdadera y cómo se puede lograr. Pedro deja de hablar a creyentes
específicos, como a los siervos, y cónyuges para dirigirse a todos en general.
Lo que afirma en este pasaje es la médula de las instrucciones para los creyentes que
sufren la hostilidad de otros.
Al escribir este párrafo, el autor de la epístola estaba muy consciente del correr del tiempo
y de ese fenómeno, por lo que reflexiona acerca de las etapas espirituales de la vida
refiriéndose al tiempo pasado (v. 3) cuando vivíamos sin tomar en cuenta a Dios y del
tiempo que resta (v. 2).
Pedro sabía que tenían poco tiempo para recibir a Cristo y que pronto confrontarían al
que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos (v. 5). Así mismo, la segunda
venida de Jesucristo también preocupaba al apóstol: el fin de todas las cosas se acerca
(v. 7). A la luz de ese acontecimiento, les enseña que urge que los cristianos hagan
ciertas cosas.
La enseñanza de este pasaje gira alrededor de dos de las etapas en la vida humana.
o Porque Cristo nos salvó del dominio del pecado (v. 1).
o Porque queremos hacer la voluntad de Dios (2–3).
o Porque debemos testificar de Cristo (4–6).
o El que sufre como cristiano puede sentir paz y gratitud (vv. 15–16)
o El que sufre como cristiano escapa del castigo de Dios (vv. 17–18)
o El que sufre como cristiano debe confiar en Dios y practicar el bien (v. 19)
Pedro termina su carta con una serie de exhortaciones para todos los creyentes. El autor
enfoca tres relaciones de gran importancia, especialmente para los que sufren hostilidad
en el lugar donde viven. Se puede dividir este capítulo en cinco temas: los ancianos, la
sumisión a Dios, Satanás, la promesa del Señor y la conclusión de la carta.
Autor y fecha
A primera vista, no debería ser difícil determinar quién es el autor de una carta que lleva
el saludo: “Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo…” (2 Pedro 1:1). En el
contexto neotestamentario, el nombre “Simón Pedro” es único. Sin embargo, a través de
los siglos, la epístola de 2 Pedro ha sufrido cierta cantidad de ataques, e inclusive hasta
el día de hoy tiene divididos a los eruditos conservadores.
De la misma manera, puede aceptarse la autoría de Pedro por lo que la carta no dice.
Por ejemplo:
c. Antes del desarrollo mayor de los errores citados, que de hecho ocurrió en
el segundo siglo. En 2 Pedro, la referencia a los errores se hace con verbos en
tiempo futuro.
BOSQUEJO DE LA CARTA
I. EL CONOCIMIENTO.
a. Activos.
b. Fructíferos.
c. No ciegos.
d. No olvidadizos.
e. No caídos.
f. Con amplia y generosa entrada en el reino eterno.
1. Lo apostólico (1:12–18).
2. Lo profético (1:19–21).
BOSQUEJO DE LA CARTA
II. EL CONOCIMIENTO.
III. EL CONOCIMIENTO.
1. La historia (3:3–6)
2. La voz de Dios (3:7)
3. La teología propia (3:8–9)
IV. EL RECONOCIMIENTO.
El autor de las tres cartas es el apóstol Juan (85-90 d.C.) y aunque la primera epístola es
anónima, su estilo y vocabulario claramente indican que fue escrita por él mismo que
escribió el Evangelio de Juan. Tanto la evidencia interna como el testimonio de los padres
de la iglesia unánimemente concuerdan que Juan fue el autor.
Juan tenía dos apodos, Juan el Amado, y juntamente con su hermano Jacobo fueron
llamados, Hijos de Trueno. Esto indica dos características muy diferentes en su persona.
Por un lado, Juan fue uno de los tres que Jesús incluyó en su círculo más íntimo, y él que
se recostaba sobre su pecho en la última cena. Juan fue el único de los doce que se
quedó al pie de la cruz cuando fue crucificado y no abandonó a su Señor. Pero tenía
también un carácter muy fuerte, como vemos en el segundo apodo, Hijo de Trueno. En
una ocasión los dos hermanos, Juan y Jacobo fueron reprendidos por el Señor porque
querían pedir que cayera fuego del cielo sobre una aldea samaritana que no los quería
recibir (Lucas 9:51-56).
Uno de los temas principales de las epístolas es el amor, pero hay muchas declaraciones
fuertes también en cuanto a los que no pongan en práctica ese amor; es homicida él que
odia a su hermano y no tiene la vida eterna, según 1 Juan 3:15, por ejemplo.
El Apóstol Juan escribió cinco libros del Pacto Renovado, el Evangelio de Juan, 1, 2 y 3
Juan, y Apocalipsis, de los cuales se ha dicho que El Evangelio habla del pasado, es
decir, de la vida de Jesús y la salvación; las tres epístolas hablan del presente, es decir
de la santificación y la comunión; y Apocalipsis habla del futuro y del mundo por venir.
Parece que Juan fue el único de los doce apóstoles que murió una muerte natural, aunque
fue exiliado a la isla de Patmos, una isla rocosa y desierta; y probablemente escribió 1
Juan cuando estaba viviendo en Éfeso durante la última década de su vida. Juan escribió
esta epístola principalmente para comprobar tanto la deidad de Cristo como su verdadera
humanidad y para darles a los creyentes seguridad de su salvación. También les exhorta
mucho a que vivan de acuerdo con la luz y el amor que Dios les había concedido, en
plena comunión con El y con sus hermanos, y no ser engañados con falsos profetas y
doctrinas acerca de Cristo. Juan no escribió esta epístola a ninguna iglesia o persona en
particular, sino a todos los creyentes, tanto los niños, como a los jóvenes y adultos. En
capítulos 1 al 3 descubrimos si estamos viviendo como cristianos verdaderos, y en
capítulos 4 a 5 descubrimos si estamos creyendo como verdaderos cristianos.
Por su parte, las dos últimas epístolas, 2 y 3 Juan nos enseñan como identificar los falsos
y verdaderos maestros de la Palabra de Dios y como tratar con ellos. En 2 Juan nos
manda a no recibir a los falsos maestros en nuestras casas e iglesias, para no participar
en sus malas obras dándoles nuestro apoyo. 3 Juan nos manda a recibir a los verdaderos
BOSQUEJO DE LA CARTA
• El pecado (3:4-9)
• Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (v. 1a).
• El engendrado, ama al que lo engendró, y ama a sus hermanos (v. 1b)
• ¿Cómo podemos saber que amamos a los hijos de dios? (v. 2).
• ¿En qué consiste el amor a Dios? (v. 3).
• La fe que triunfa (vv. 4–5)
Como cualquier carta, 2 Juan contiene tanto elementos personales como formales.
Empieza con un saludo (1–3) y termina con palabras de despedida, en las cuales expresa
su deseo de visitarles (12–13). La parte principal explica el significado práctico de andar
en la verdad. Dos exhortaciones mayores acompañan a ésta. En primer lugar, debemos
obedecer los mandamientos de Dios, especialmente el de amarnos unos a otros (4–6).
Segundo, es necesario resistir el error, apartándonos de los que enseñan doctrinas que
contradicen la de Cristo (7–11).
BOSQUEJO DE LA CARTA.
RESUMEN DE 2 JUAN
El contenido principal de 3 Juan gira alrededor de las tres personas mencionadas. Gayo
recibe una felicitación por el buen trato que da a los hermanos fieles que viajan en esa
zona y se le anima a seguir ayudándoles (3–8). Por el contrario, Diótrefes es condenado
por su renuencia a recibir a otros creyentes (9–11). Por último, se recomienda a Demetrio
como uno que deben recibir por causa de su buen testimonio (12). La carta comienza (1–
2) y termina (13–14) con saludos normales.
Bosquejo de la carta.
En pocas palabras, juan escribió esta carta con tres propósitos importantes en mente:
La corta epístola de Judas sólo comprende 25 versículos, pero no tiene igual en el Nuevo
Testamento. No obstante, su carácter único no se debe solamente a su tamaño. (La carta
de San Pablo a Filemón también tiene únicamente 25 versículos.) Más bien, tiene que
ver con el duro mensaje de Judas. En su epístola, el escritor hace una denuncia
vehemente contra los libertinos y los apóstatas.
Una de las dificultades estribaba en la fuente de algunos datos que incluye Judas. Por
ejemplo, no se encuentran en el Antiguo Testamento los detalles a los cuales Judas alude
en los vv. 9 y 14–15.
La primera referencia de cuenta del arcángel, Miguel, que contendió con el diablo
por el cuerpo de Moisés.
Trataremos a 2 Pedro y Judas como dos epístolas juntas, porque tienen varios temas en
común, como la importancia de contender por la fe, seguir firmes hasta la venida del
Señor, y el tema de los falsos profetas y la apostasía. Estas epístolas nos instan a tener
muy presente la venida del Señor y el día de juicio para tener una perspectiva correcta
de la vida. Estas cartas muestran tres paralelismos importantes:
2 Pedro 2:4 y Judas 6 se refieren al castigo de los ángeles caídos que siguieron a
Satanás en su plan de levantarse contra Dios y contra su creación.
2 Pedro 2:11 y Judas 9 hablan de la reluctancia de los ángeles en acusar a
Satanás sobre sus pecados desde la creación.
Por otra parte, el autor de la carta de Judas se identifica como Judas, el hermano de
Jacobo, muy probablemente el Santiago que era hermano del Señor y líder de la iglesia
de Jerusalén (Hechos 15:13) y en Marcos 6:3 se menciona a Judas como un hermano
del Señor Jesucristo.
BOSQUEJO DE JUDAS
o Eran invasores
o Fueron profetizados
o Eran impíos que torcían la verdad
o Eran impíos que negaban la doctrina