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Verónica Cetani
AUTOESTIMA, GESTALT Y TERAPIA FLORAL
Introducción
“Usted mismo, tanto como cualquier otro en el universo entero, merece su amor y afecto.”
Buda
Desarrollo
Una de las cuestiones por la que más se consulta en Terapia Floral es la baja autoestima. La
percepción negativa de nosotros mismos y la poca valoración que nos damos termina siendo la
base o el trasfondo de muchos otros problemas, como la ansiedad, las adicciones, la depresión,
etc. Siempre digo que somos como una Mamushka, la muñeca rusa que esconde dentro de sí
misma a sus versiones anteriores y más jóvenes para protegerlas y poder continuar con la vida,
es por esto que en Terapia Floral comenzamos trabajando sobre esta “versión” actual de la
persona, que trae a la consulta diversos impedimentos (emocionales y de comportamiento), y
una vez que comenzamos a profundizar podemos ver cómo en el fondo el tema principal es la
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En la Terapia Floral integral guiamos al consultante en este camino del “darse cuenta”. Por un
lado en las sesiones conversamos, sentimos, observamos, pensamos, preguntamos, asociamos…
es una conversación que facilita la conciencia de las sensaciones, los sentimientos, los
pensamientos, las acciones, del entorno social y medioambiental. Por otro lado, acompañamos
luego estos sentires con esencias florales, con la finalidad de equilibrar las emociones y patrones
de conducta y aportar a la persona una mayor consciencia sobre sí misma y la capacidad de
decidir cómo reaccionar antes las diferentes circunstancias de la vida.
¿Qué es la autoestima?
Si aceptamos aquello que sentimos nos abrimos a la posibilidad de encargarnos de ello, pues
podemos decidir qué hacer con esas emociones, ya sean de tristeza, rabia o miedo, y sólo será
posible si las aceptamos y no las juzgamos, ya que juzgar lo que sentimos es juzgarnos a
nosotros mismos.
Se deja someter por los demás y le cuesta decir no o imponerse cuando es necesario.
Casi nunca está contenta con lo que hace ya que piensa que podría hacerlo mejor.
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La toma de decisiones se convierte en algo muy difícil ya que no confía en sí misma, así
que se deja llevar por lo que decidan los demás.
Se puede sentir culpable o sentir que no merece que cosas buenas le sucedan.
Es importante recordar que la vida tiene sus desafíos, sus altibajos, sus trabas, no siempre
podemos estar en la cima de la montaña, sentirnos bien, seguros de nosotros mismos,
empoderados, motivados, fuertes y orgullosos. El siguiente texto extraído del libro DECIR SÍ A
LA VIDA de Joan Garriga expresa con claridad este concepto:
“Una vida que funcione con excesiva comodidad nos adormece. El viaje mítico de la vida de
cada persona requiere de obstáculos y de un ego que, de vez en cuando, quede sumergido junto
a sus pretensiones en la ciénaga del devenir, de modo que, cuando resurjamos del barro, lo
hagamos más libres y sabios. Necesitamos atravesar pasos estrechos, recibir acicates, vivir
complicaciones que nos impulsen, exijan y muevan de nuestro lugar de comodidad. Somos
requeridos por pasajes hacia lo desconocido. Escuchamos la voz de nuestra misión interior para
que la concretemos en el mundo. La mayoría de las personas reconocen fácilmente al menos un
área de su vida como compleja, difícil, frustrante o exigente: la pareja, los padres, la salud, el
trabajo, el dinero, los hijos, el propio carácter, algunas emociones... ¡Caballos de batalla!
Tener dificultades puede, por tanto, resultarnos muy útil. Tal vez no las deseemos, pero las
necesitamos. Con suerte, nos hacen más humildes y humanos: adelgazan el ego y enseñan que,
en lo esencial, no somos aquello en lo que nos invertimos o con lo que nos identificamos.
Cuando no nos parten ni nos destruyen, nos hacen más fuertes. Como lo expresaba Nietzsche:
«Lo que no nos mata nos fortalece». Las dificultades nos empujan a generar recursos, a
madurar, a abandonar viejos postulados, a cambiar algunas gastadas visiones del mundo o de
nosotros mismos. Todo es transitorio, y muy a menudo somos expulsados de los viejos sofás en
los que nos apoltronamos, como una invitación a afrontar el siguiente paso hacia delante. “
Uno de los enfoques de la Terapia Gestalt es, por ejemplo, integrar las partes negadas a través
del trabajo de Polaridades. Esto permite el contacto con las cualidades rechazadas, para ampliar
la visión y el concepto que se tiene de sí. Según los Polster (1997, p.61) “no descubrimos nada
nuevo cuando vemos las polaridades en los seres humanos. Lo novedoso está en el enfoque
Gestalt que considera que cada individuo es una secuencia interminable de polaridades”,
opuestos que funcionan de forma complementaria, y que son parte de lo mismo, como dice el
Kibalión (2001, p. 19) “Todo es dual; todo tiene dos polos; todo, su par de opuestos: los
semejantes y los antagónicos son lo mismo […]” esto es lo que busca la Psicoterapia Gestalt, la
integración de estos opuestos, de los complementarios.”
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Cuando aceptamos e integramos nuestras polaridades nos volvemos más genuinos y auténticos.
La cultura, las normas sociales, la herencia familiar, los mandatos familiares, silencian nuestra
esencia, muchas veces no dejándonos SER quien en realidad deberíamos ser. Somos ambos
extremos. Somos agresividad y delicadeza, somos tranquilidad y nerviosismo. Somos luz y
sombra… Normalmente nos posicionamos en un extremo negando con total convicción la
existencia del otro extremo. Una vez que reconocemos nuestros extremos podemos aceptarnos,
y aceptarnos es el primer paso para recuperar la autoestima.
Trabajar por nuestra genuinidad, por integrar nuestras polaridades. Cuanto más nos aceptemos
menos rechazaremos al otro extremo. Cuantos menos prejuicios tengamos, más libres seremos.
Cuanto más nos aceptemos, más podremos trabajar con nosotros mismos desde el cariño para
mejorar, eliminado la necesidad de proyectar lo que no nos gusta en los demás.
Existen esencias florales que nos ayudarán sin duda a trabajar sobre nuestro autoconcepto, a
confiar más en nosotros mismos, a poder tomar decisiones con seguridad, a no sentir culpa por
todo, a tener la certeza de que merecemos ser felices y que cosas buenas nos sucedan también.
Larch: trabaja directamente sobre la autoestima. Nos impulsa a salir a la vida, a actuar en lugar
de escondernos tras la idea de que no somos capaces o que no podemos obtener logros en
nuestra vida.
Cerato: para confiar más en nuestro propio juicio. Para no depender de la opinión de los demás
sino confiar en que la respuesta está en nosotros.
Mimulus: para soltar el miedo al ridículo, el miedo a que las cosas nos salgan mal y la
sensación de vergüenza.
Centaury: para poder decir no sin miedo, para no dejarnos someter por una voluntad más
fuerte.
Agrimony: para poder decir lo que sentimos en lugar de callarnos cuando lo que tenemos para
decir puede generar conflicto o discusión. En el trabajo con polaridades Agrimony nos conecta
con nuestras sombras, para reconocerlas e integrarlas.
Gentian: para aquellos que se desaniman con facilidad cuando las cosas no salen como lo
habían planeado. Aporta optimismo para seguir intentándolo.
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Importante: Se tendrá en cuenta la administración de cada esencia acorde se vaya avanzando en
la Terapia. Las esencias florales sólo acompañan, la verdadera transformación viene de
adentro.
Conclusión:
Verónica Cetani
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Referencias:
lamenteesmaravillosa.com
gestaltnet.com