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Relatoría # 4

Conferencia Nº19. Resistencia y represión.


Marian Gineth Gongora
Virginia Julieth Rivas
Alejandra Liceth Rodriguez
Autoevaluación: 4,6

Cuando se emprende el restablecimiento de un enfermo él nos opone una tenaz resistencia


que se mantiene durante todo el tratamiento, sin reconocerlos como tales. Es harto
diversificada, refinada, difícil de reconocer. Cuando se fija la R.T.F. (calma observación de sí
sin reflexión, comunicación de las percepciones interiores en la secuencias en que emergen –
sentimientos, pensamientos, recuerdos – resignación de cualquier motivo que lleve a la
exclusión o selección, el resultado del tratamiento depende de su obediencia) se convierte en
el blanco de la resistencia. Se evade de sus imperativos. Pero decirlo todo significa realmente
decirlo todo.
Los neuróticos obsesivos se sobre imponen su conciencia moral y dudas, los que padecen
histeria de angustia la llevan al ad absurdum produciendo ocurrencias harto alejadas. Cuando
se logra cierta obediencia se traslada a la lucha con argumentos, objeciones a la doctrina
analítica. Admite razones, quiere ilustrarse, se individualiza como distracción de nuestras
tareas específicas. Otras veces, en vez de recordar repite unas actitudes y emociones afectivas
de su vida que transferencia de por medio puede emplearse para resistencia de por medio
pueden emplearse para resistirse al médico y a la cura. Si se trata de un hombre tomará este
material de su relación con el padre en cuyo lugar pone al médico y entonces sus resistencias
parten del afán de afirmar su autonomía , de su ambición de igualar o superar al padre. El
propósito de descaminar al médico para haber sustituido el propósito de la cura. Las mujeres,
transferencia tierna, erótica; hace que se pierdan los intereses actuales de la cura, que se
abandonen los compromisos asumidos. Celos y amargura frente al rechazo, estropea el
entendimiento con el médico.
No sólo juicio adverso, contienen tanto el material más importante del pasado del enfermo
que se convierten en los mejores soportes si se les sale dar el giro adecuado. Siempre se pone
al principio al servicio de la resistencia. Esas resistencias tienen que salir a la luz, y
entendemos que el vencimiento de éstas es la operación fundamental del análisis. Además, el
enfermo explota todas las contingencias que puedan surgir durante el tratamiento. Esta
resistencia se convirtió en la base de nuestra concepción dinámica de la neurosis. Los
resultados de la hipnosis eran caprichosos y no duraderos, por eso la abandoné. Tal estado
sustraía al médico la percepción de las resistencias, no pudiendo colegir la dinámica de la
neurosis, comenzando el psicoanálisis propiamente dicho cuando se renunció a su ayuda. En
el curso del tratamiento la intensidad de la resistencia varía, desecha su actitud crítica y la
vuelve a retomar; en su afán de oponerse a cualquier precio puede dar la
imagen de un imbécil en el campo afectivo. Por tanto, su crítica no es una función autónoma
sino auxiliar de sus actitudes afectivas y dirigida por su resistencia. Ahí registramos fuerzas
poderosas que se oponen a un cambio de estado, tienen que ser las mismas que en su tiempo
lo impusieron.
La existencia del síntoma tiene por premisa que algún proceso anímico no fue elevado hasta
el final, devenir cc. El síntoma es sustituto de lo que se interceptó. Debe haberse producido
una violenta renuncia por lo que permaneció icc. Esa misma renuncia se opone durante la
cura al esfuerzo por volver a transportar lo icc a lo cc. Esto lo sentimos como resistencia. El
proceso que la resistencia revela, recibe el nombre de represión. Se aparta del juicio adverso
en cuanto se conserva la energía y no resta recuerdo; se consuma sin que él lo note. La
condición de cc o icc es sólo una de sus propiedades, no unívoca, sentido sistemático;
cualidad como indicio de su destino. Símil de la fotografía, estadio negativo, positivo.

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