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Trabajo práctico

“crónica”
“En las buenas y en las malas
mucho más”

Alumno: Felipe Sanchez Oller


Profesora: Mónica Rubalcaba
Materia: Seminario de taller y
escritura
1-“En las buenas, y en las malas
mucho más”
En el año 2017 Quilmes volvía a la segunda división luego de 5 años, problemas dirigenciales y
futbolísticos privaron a los miles de hinchas cerveceros de soñar con otro año en la máxima categoría
de nuestro futbol. Los años venideros comenzaban todos con esa ilusión de otro retorno, recordemos
que el equipo de zona sur es el equipo con mas ascensos y por lo tanto descensos, esa costumbre
genero en el imaginario general de todo hincha cervecero que la vuelta era inmediata,
lamentablemente no paso, la crisis continuo y agravada, pero el hincha nunca perdió la fe, nunca

E
abandono a su equipo de toda la vida y el 2021 tuvo una chispa diferente, las ilusiones y las
expectativas eran muchas y el 21 de diciembre parecía ser ese gran día.

ste año fue maravilloso, fantástico, por primera vez en muchos años un
equipo nos representaba dentro de la cancha, ganando partidos
importantísimos y peleando un torneo que a priori parecía muy difícil, y
justamente el año en el que nos volvimos a ilusionar, donde el hincha era
feliz viendo a su equipo, una pandemia nos azotaba y no nos permitía
disfrutar de lo hermoso que es vestirse para ir al estadio y cruzarse con toda
esa gente linda que tiene el club. Pero todo cambio en el transcurso final del
año, me acuerdo como si fuera ayer cuando la tele informaba que el público volvería a los estadios, la
algarabía era total, felicidad absoluta con mi familia, es que, por lo menos para mí, ir a la cancha y ver
al equipo de mis amores es algo que no se puede explicar, los sentimientos están a flor de piel, soy
feliz, puedo estar mal toda la semana, pero el día de cancha es el momento donde uno se desahoga,
grito festejo, pero a la vez también lloro y me pongo triste cuando las cosas no salen, por eso, sumado
también al gran presente del equipo, la noticia llego con muchísimo entusiasmo en toda la ciudad,
¡Podíamos volver a ver al club de nuestros amores y encima a nada de ser campeones!.

Pasaron 601 días, un año y 7 meses, para que podamos hacer lo que al hincha más le gusta que es ir a
ver a Quilmes, ese día de sábado me levante y veo en el comedor a mi hermano y mi papa con la
camiseta puesta, faltaban más de 5 horas para el partido, pero ese día era especial, la cancha es nuestra
segunda cancha y el sentimiento de extrañamiento se hizo muy presente en todo este tiempo, hoy era
reencontrarse, no solo con la tribuna sino con la gente que uno veía todos los fines de semana, porque
si, uno siempre tiene su lugar, no sé si por cábala o costumbre uno siempre tiene ese escalón preferido
y no lo cambia por nada, entonces a tus “vecinos” de cancha los conoces, los abrazaste en cada gol,
discutiste también, por que no, y en consecuencia también lo extrañaste todo este tiempo. El tiempo
no pasa, ya no hay mate que soporte la ansiedad de estar otra vez en el centenario, la hora llega y
partimos, como siempre a pie, estamos a unas cuadras, pero caminar hacia el estadio cruzándote con
otros hinchas y hablando con tu papa de “¿Quién jugara hoy?” es una rutina que no cambiaria por
nada.

Quilmes tuvo 6 partidos previo a la gran final, 6 semanas de un nerviosismo inexplicable, 6 partidos
donde muchas cosas no salieron bien pero que al fin y al cabo sirvieron para que el equipo pueda
llegar a una final. Estamos hablando de un fin de año, momentos donde la mayoría esta palpitando las
fiestas, va terminando el cuatrimestre, preparando las vacaciones y demás, pero para nosotros los
hinchas eso pasaba a un segundo plano, mi cabeza no tenia tiempo para otra cosa, las noches se hacen
mas largas, las charlas se centran en solo una cosa que es, ¿llegaremos a la final? ¿será este año?
¿podremos festejar de una vez por todas?

27 de noviembre 2021 “LOS CUARTOS DE FINAL”

Primer capitulo de este camino, cuartos de final frente a Morón, un semi clásico, una rivalidad que
data de muchos años atrás, son esos partidos en donde ningún hincha quiere perder. Recuerdo esa
noche como muy calurosa, era mi cumpleaños y casi que, apenas me levante ese día, no me acorde, lo
único que pensaba era en el partido, me fui a trabajar, esa maldita obligación que uno generalmente no
quiere hacer pero que ese día me sirvió mucho para ocupar la mente, termine y salí despedido hacia el
estadio, me encontré con mi novia, en este día ella iba a ser mi compañera, llegando al estadio se veía
muchísima gente, filas y filas, no era normal y nosotros estábamos justos de tiempo, en la fila el humo
nos invadía, era viernes a la noche, las parrillas de choris y bondiolas no podían faltar, “Comamos”
me dice ella, yo no podía la ansiedad me sacaba el hambre. Después de una larga espera entramos,
nuestro lugar ocupado, nos tratamos de acomodar donde podíamos, era muy difícil pero lo hicimos y
ese día paso lo que nadie quiere en estas situaciones, definir por penales, como notaran sufro mucho,
por demás quizás, pero esto me sobrepasa, los penales no los puedo ver, me doy vuelta y fijo mi
mirada en un hincha particular, si los penales van transcurriendo bien no dejo de mirar a esa persona,
y así fue, esa persona era mi novia, ganamos sin yo ver ni un penal, solo la cara de ella que pasaba de
la preocupacion a la alegría y culminando con una alegría explosiva que se fundió en un abrazo entre
ambos y un beso con la frase “feliz cumpleaños, hoy festejamos”. ¡Estábamos en semifinales!

13 de diciembre de 2021 “LA SEMIFINAL”

Para este proximo capitulo tuvieron que pasar mas de 15 días, pleno diciembre, un lunes, la premisa
casi no cambio, noche sin dormir, cada vez mas cerca, otra vez a ocupar la cabeza en el trabajo, e ir a
la cancha, pero quería cumplir con la cábala, esa mañana le hablo a mi novia diciéndole “Hoy vamos
al mismo lugar”, uno en estas instancias puede ver la ilusión en la gente, y eso sentí camino a la
cancha, muchos padres con sus hijos, chicos que soñaban con una primera alegría, con cada uno que
te cruzabas te decía “hoy ganamos” “se nos tiene que dar”, y rápidamente se empieza a escuchar en la
fila inmensa, mas que la vez anterior, una canción que se gritaba como himno hasta esa altura con esa
frase que nos representaba que era “…y pobre del que quiera robarnos la ilusión”. Hoy era con ferro,
equipo porteño que tiene una gran historia en primera pero que hace más de 20 años que no juega, era
el favorito, pero nosotros no pensábamos en eso, llegamos 1 hora antes, relajados porque creíamos
estar con tiempo, generalmente con ese margen de tiempo no tendríamos que tardar mas de 20
minutos en entrar, pero ese dia la fila llegaba a las 3 cuadras antes de la cancha, la policía se puso mas
restrictiva y despectiva, empujes y golpes empezaban a vaticinar lo que íbamos a sufrir fechas mas
adelante, pero antes que eso estaba este partido, en vez de 20 minutos terminamos tardando 50,
llegamos a la línea de molinetes y otra vez un problema que nos retrasaba, yo cuidando a mi novia
porque ya era mucho el cansancio de estar apretados en una fila de gente hace mas de 50 minutos,
gente que quería pasar sin entradas ocasionaba otra vez inconvenientes con la seguridad, “no vamos a
entrar” “empujen” “hay chicos” todo eso y mas se escuchaba en la fila, de fondo cohetes, griterío y
canticos, el equipo había salido a la cancha y estaba por arrancar el partido, el nerviosismo se
acrecentó pero entramos, mucha gente y banderas casi ni lugar para acomodarnos y ver bien, yo
priorizaba que mi novia encuentre un lugar, que ella este bien, cómoda y yo arreglármelas, eso fue
exactamente lo que paso, todos los 90 minutos en el mismo lugar y yo tratando de ver bien, cosa que
fue muy difícil, y por si fuera poco el partido parecía correr la misma suerte que el anterior, los
penales parecían inevitables, pero una pelota larga cae en el delantero nuestro y cae desplomado, yo
no veo eso, mi novia si que grita se da vuelta y me dice gritando y con una euforia muy clara
“PENAL, COBRO PENAL” yo automáticamente festeje y al mismo instante sentí como el desmayo
estaba entrando en los planes de mi cuerpo, no lo deje, volví a hacer lo mismo que el partido pasado,
no mirar y fijar mis ojos en mi novia, que ella con sus expresiones me guie en la situación, el estadio
se enmudeció y de fondo se escucha el pitido del árbitro, nuestro jugador va a patear y… locura,
abrazos con desconocidos, besos, ya pierdo la noción de donde estoy ni de donde esta mi novia, pero
doy vuelta y la veo el abrazo es explosivo, esta vez no hay palabras sino emoción, estábamos en la
final, a un pasito del sueño, ese sueño que imaginamos todo el año, y lo estábamos viviendo juntos,
cosa que embellecía aún más la situación.

21 de diciembre de 2021 “LA FINAL”

“Rara vez el hincha dice: «hoy juega mi club». Más bien dice: «Hoy jugamos nosotros». Bien sabe
este jugador número doce que es él quien sopla los vientos de fervor que empujan la pelota cuando
ella se duerme, como bien saben los otros once jugadores que jugar sin hinchada es como bailar sin
música.” (Galeano). El día llego, las emociones a flor de piel desde el día que pasamos a la final, no
hay uñas que aguanten, puchos que alcancen o juntadas que hagan mas corto el tiempo para llegar al
partido, esa semana, como hace un mes y medio, que no pare de hablar de Quilmes, pero esa ves lo
encare distinto, ansiedad tenia, muchísima, pero nerviosismo no, estaba super tranquilo, entendía y
tenia la fe de que las cosas iban a salir, que íbamos a cumplir el objetivo de ascender y dejar atrás
tantos años malos, nos lo merecíamos.

La final no se sabia donde se iba a jugar, no había una cancha definida, faltaban pocos días y uno no
sabia si tenía que viajar lejos, donde comprar las entradas, lo único que sabíamos es que donde fuera
íbamos a ir, estaríamos ahí a pesar de todo, porque el hincha de Quilmes es y será siempre así. Que
sarandí, que Parque patricios, no, termino siendo avellaneda la designada para la cita, el estadio de
Racing, para mi el mas lindo, iba a ser el hogar de nuestros sueños, el que nos podía llevar hacia lo
máximo, o a lo peor, que era algo que ni se nos pasaba por la cabeza.

Después de designar el lugar tocaba ir a sacar las entradas, el partido un martes las entradas a sacar el
sábado anterior 10 de la mañana, pero el viernes ya estaba viendo como hacer, la cantidad de entradas
no correspondía a la cantidad de gente que iba a ir a la cancha, por lo tanto tenia que estar rápido, no
podía quedarme sin ir, tuve un segundo de tranquilidad de decirme a mi mismo que llegaría, pero al
instante escucho por la radio que ese mismo viernes mucha gente había empezado a acampar,
automáticamente me programe una alarma 7 de la mañana, no quería perder tiempo, me fui a dormir
temprano y a pensar en pasar el día mañana, pero todo salió mal, me levante mas tarde de lo esperado
y al llegar la fila era larguísima, me puse muy mal, creí que no iba a poder, el sol rajaba la tierra y no
quedaba otra que esperar, y eso paso, 5 horas abajo del sol viendo como la fila avanzaba y yo por
dentro rezaba llegar a la boletería, cosa que por suerte paso y ahí por fin sentí que arrancaba a “jugar”
la final.

Llego el martes, llego el día, ese día trabajaba, pero sabía que apenas terminaba tenia que ir directo
hacia avellaneda, entonces desayune con la camiseta puesta, por lo fondo escucho: - “donde está la
bandera ma?” mi hermano que ese día no tenia que ir al colegio se había levantado muy temprano por
la ansiedad, así lo vivíamos. 9 am y me subo al colectivo y en las calles ya veo banderas, faltaban mas
de 10 horas la “manija” era muchísima, pero yo no me podía permitir distraerme, tenia que trabajar y
después pensar si en el día que tenía por delante.

Todo el trabajo relojeaba el reloj, los minutos pasaron muy lento, me quería ir, y eso en un momento
llego, corri, puede ser que e olvide cosas, no pude despedir a mi jefe, no me importaba, quería
subirme al tren hacia avellaneda, mi novia me esperaba en la estacion, en ese camino hacia el tren
llego a la plaza Pellegrini, micros y micros con miles de hinchas de Quilmes, tomando viviendo una
fiesta, o empezándola mejor dicho, canticos alegrías, verte con la camiseta y que te digan, aguante
Quilmes, es hoy, hoy se nos da, eso generaba mucha felicidad en mí, hoy íbamos a ser felices. Con
esa emoción llego a la estacion y me encuentro con toda esa gente que veía en el centenario de
Quilmes, saludos y compartidas de bebidas, el viaje que pensé que iba a ser entre nosotros termino
siendo con todo el tren de hinchas de Quilmes, por suerte, porque yo tenia el miedo de llegar solo y
encontrarme con los hinchas del equipo rival, sabiendo lo peligroso de eso.
Pero eso no paso, al llegar a avellaneda se armo una caravana de gente que nunca vi, avellaneda se
volvió quilmeña, una marea azul y blanca y faltaban 3 horas todavía, la fiesta estaba siendo completa,
todo estaba saliendo muy bien, caminábamos hacia la cancha y yo pensaba en mi familia, quería
encontrarme con ellos para vivirlos con ellos también, la cantidad de gente me hizo imposible hacerlo,
pero si al entrar y quedar maravillado por lo gigante que era la cancha, lo primero que hice fue llamar
a mi papa que había quedado en la bandeja de arriba para saludarlo, levantando las manos para que
me vea y agradeciéndole por la herencia de estos colores y vivir esto. Todo era emoción, con esa
palabra me quedo.

Fiesta canticos, saltos, alegría, globos, banderas, todo, cancha llena, la gente cumplió, estuvo, las
tribunas se tuvieron que abrir, el hincha de Quilmes acompañaba a su amor más grande. Creíamos
seriamente que el infierno terminaría, el partido arranco y nosotros desde la tribuna no parábamos, las
luces nos encandilaban y veíamos el espectáculo como nunca, estaba en mi estadio favorito viendo al
club de mis amores. Las cosas no salieron como uno las esperaba, jugábamos con un club sin historia
y en los papeles inferior, pero que era fuerte dentro de la asociación del futbol argentino, y eso a
medida que pasaba el partido se iba sintiendo, el miedo apareció en mi cuerpo, sentir que todo podía
quedar en nada y por sobre todo que aparecería mi mayor miedo, ese que en capítulos anteriores fue
mi gran amigo, los penales. Y lamentablemente así fue, esos malditos penales, donde todo es suerte,
todo lo que uno pueda plantear de un partido queda de lado, no hay favoritismo solo suerte, y ese día
parece ser que tiramos la sal, un gato negro se cruzo en nuestro camino y nos pareció pertinente pasar
por debajo de una escalera, perdimos, mi cuerpo culminada la derrota cayo al suelo, me hundí, la
camiseta tapaba mi cabeza porque yo lloraba, y no paraba de llorar, sentí una tristeza como nunca
sentí en la vida, todo se había perdido, seguíamos en el infierno pero esta vez arrancábamos desde 0
otra vez, toda la ilusión para nada, no había consuelo, lo que tenia que ser una fiesta termino en
velorio, estuve fácil 10 minutos tirado en el piso llorando, hasta que tome fuerzas y me levante, los
hinchas nos mirábamos sin entender nada de lo que pasaba, yo? Sin consuelo, y mas aun cuando a lo
lejos veo a mi familia, ahí me quebré no podía creer lo que estábamos pasando, tenia que ser una
pesadilla. La vuelta tuvo un revés, no había tiempo para colectivo o tren, mi enojo y tristeza hicieron
que camine y camine, Quilmes no puede estar tan lejos, pero si, recién llegando a Don Bosco no pude
más, la miro a mi novia y le digo, pidamos un remis, vayamos a descansar, quizás así, de una vez por
todas esta pesadilla llegue a su fin.
2-La crónica cuenta una historia, relata. Esta historia se convierte en el núcleo de su eje narrativo,
viene a ser algo así como su tesis. El género de la crónica radica pues en una información
interpretativa y valorativa de los hechos históricos donde se narra algo, al propio tiempo que se juzga
lo expresado.

"Los cronistas utilizan la mirada con más intensidad que la pluma o las teclas del ordenador. Saber
qué mirar. Saber cómo mirar. Pero decir «mirar» no es decir mucho, porque «mirar» no es ver, es
pensar. Es centrar, focalizar, encuadrar. Mirar también es escuchar, que no oír. Poner una voz
en off para hacer oír la de los verdaderos protagonistas. Mirar es atender a los lados sin perder de vista
el frente. Prever el futuro y echar un vistazo atrás de vez en cuando.  Mirar es documentarse y
reportar, adentrándose en las vidas ajenas a través de zoom in y realizar panorámicas desde la
distancia mediante zoom out.” (Angulo maría)

Yo siento la crónica como esto, contar las cosas que uno siente y ve de ciertos hechos, el cronista
tiene una mirada diferente de los hechos y objetivada, también pone en palabras las cosas que no
tienen, esto hace que a la hora de contar uno sienta exactamente lo que el cronista esta contando.

En mi crónica y relacionado al fragmento puesto anteriormente veo esto:

“…esa mañana le hablo a mi novia diciéndole “Hoy vamos al mismo lugar”, uno en estas instancias
puede ver la ilusión en la gente, y eso sentí camino a la cancha, muchos padres con sus hijos, chicos
que soñaban con una primera alegría, con cada uno que te cruzabas te decía “hoy ganamos” “se nos
tiene que dar”, y rápidamente se empieza a escuchar en la fila inmensa, mas que la vez anterior, una
canción que se gritaba como himno hasta esa altura con esa frase que nos representaba que era “…y
pobre del que quiera robarnos la ilusión”.”

“… en ese camino hacia el tren llego a la plaza Pellegrini, micros y micros con miles de hinchas de
Quilmes, tomando, viviendo una fiesta, o empezándola mejor dicho, canticos alegrías, verte con la
camiseta y que te digan, aguante Quilmes, es hoy, hoy se nos da, eso generaba mucha felicidad en mí,
hoy íbamos a ser felices. Con esa emoción llego a la estacion y me encuentro con toda esa gente que
veía en el centenario de Quilmes, saludos y compartidas de bebidas, el viaje que pensé que iba a ser
entre nosotros termino siendo con todo el tren de hinchas de Quilmes, por suerte, porque yo tenía el
miedo de llegar solo y encontrarme con los hinchas del equipo rival, sabiendo lo peligroso de eso.”

"Mirar donde parece que no pasa nada, aprender a mirar de nuevo lo que ya conocemos” (caparros)

Yo mire lo que le pasaba a los que estaban alrededor mío, lo que se sentía, lo que era para la ciudad
tener un club peleando por la alegría máxima que era el ascenso después de muchos años, hacer sentir
con palabras el fervor que se sentía.

“Una crónica de viajes no es un folleto turístico, pero más largo; ni una publicidad de hotel, pero
mejor escrita; ni un puñado de adjetivos previsibles —encantador, mágico, asombroso— apiñados en
torno a las montañas, la puesta de sol, el mar, el puente, el río.

Una crónica de viajes no se hace en los ratos libres entre el almuerzo y la siesta, ni se resuelve con
una caminata por el centro histórico, ni se consigue desde una piscina cinco estrellas.

Hacer crónicas de viajes es un trabajo extenuante y vertiginoso: el cronista enfrentado al espacio —


desmesurado—, y al tiempo —finito— de su viaje, viviendo en una patria en la que, a cada paso, debe
tomar la única decisión que importa: qué mirar.” (Leila Guerreiro)

El cronista tiene que estar en los detalles y contar hasta lo que podría parecer inútil, mínimo pero que
hacen mucho de una historia, cuentan y te hacen vivir la experiencia al máximo. Lo que uno
normaliza para otro es importantísimo contar, porque eso hace a la historia.

“…llegando al estadio se veía muchísima gente, filas y filas, no era normal y nosotros estábamos
justos de tiempo, en la fila el humo nos invadía, era viernes a la noche, las parrillas de choris y
bondiolas no podían faltar, “Comamos” me dice ella, yo no podía la ansiedad me sacaba el hambre.
Después de una larga espera entramos, nuestro lugar ocupado, nos tratamos de acomodar donde
podíamos, era muy difícil pero lo hicimos y ese día paso lo que nadie quiere en estas situaciones,
definir por penales, como notaran sufro mucho, por demás quizás, pero esto me sobrepasa, los penales
no los puedo ver, me doy vuelta y fijo mi mirada en un hincha particular, si los penales van
transcurriendo bien no dejo de mirar a esa persona, y así fue, esa persona era mi novia, ganamos sin
yo ver ni un penal, solo la cara de ella que pasaba de la preocupacion a la alegría y culminando con
una alegría explosiva que se fundió en un abrazo entre ambos y un beso con la frase “feliz
cumpleaños, hoy festejamos”. ¡Estábamos en semifinales!”

Fui muy feliz relatando esto, más allá de que es un dolor muy grande, siento que es una parte de mi
historia y que quedara guardada por el resto de mis vidas, lo que sentí quedara siempre relatado en
esta crónica y eso es inigualable.

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