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El barrio en la cancha

Parado en la acera me quede expectante y llegue a la conclusión de que la cancha es la fachada del
barrio, es lo único que se logra ver desde allí, la cancha esconde a un barrio, un sin fin de
sentimientos y experiencias que vive cada persona en su día a día, la cancha separa al barrio con el
resto del mundo, marca la frontera entre lo que es su hogar y lo que es la cotidianidad del trabajo
y le bullicio de los carros, el humo en el aire; es domingo y la noche se acerca, las luces de la
cancha se encienden y las personas empiezan a llegar, salgo de mi casa impulsado por la
curiosidad, al llegar el ruido producido por las voces ensordecía el lugar, la música de las cantinas y
discotecas aledañas se veía silenciado por los gritos de emoción que desprendía la cancha, al
acercarme puede observar cómo le balón rodaba de lada a lado, la concentración de los dos
equipos en el terreno de juego, el deseo de los espectadores me permitió ver como en sus caras se
expresaban las emociones que sentían cuando su equipo tenía el balón, a pesar de su rivalidad
jurada, a todos los allí presentes los unía algo mas grande, el amor por el futbol.
El balón pego en el palo y como si todos se hubieran puesto de acuerdo en coro gritaron “Uyyy”,
como amante del futbol también fui participe de esa emoción y por el deseo de saber por que a la
gente le importaba tanto ese partido me acerque a un grupo de amigos que estaban en las gradas,
¿Por qué hay tanta gente viendo este partido? Pregunte yo, a lo que ellos me contestaron-“es una
rivalidad que esta desde hace tiempo y los pelaos tienen talento para jugar”, volví a concentrarme
en el balón y sus movimientos, los muchachos eran artistas que controlaban el pincel a la
perfección y se movían libremente por el lienzo, sus pases eran finos y el control del balón solo
hacía que reafirmara mi pensamiento sobre la habilidad de tienen; “ese de ahí, que tiene en la
camiseta azul el 10 jugaba profesionalmente”-me dijo un señor que estaba en el combo al que me
había acercado, me llamo la atención ese comentario- ¿ que le paso, por que dejo de jugar?, me
dijo-“ el pelao se metió en vueltas raras, tuvo varios problemas con la familia y le toco dejar el
juego, lo dejaron de apoyar”, me dejo pensativo esa respuesta ¿cuántas veces nos perdemos en
adicciones y dejamos las cosas buenas que tenemos de lado?, me devolvió a la realidad el grito de
la gente cuando el balón golpeo la malla generando el desempate del parido. El partido finalizo
con la victoria del equipo de la camiseta azul, vi como los jugadores se daban un abrazo antes de
abandonar el lugar, los comentarios de la gente no tardaron en hacerse presentes algunos
criticaban y otros admiraban, pero uno en especifico llamo mi atención “ya han perdido 4 partidos
seguidos, jmm yo no tengo fe de que ganen el próximo domingo”.
Durante toda la semana espere a que llegara otra vez el domingo, mis emociones habían quedado
encantadas y la forma en la que pude disfrutar del futbol me llevo a que me organizara de nuevo
para ir otra vez a la cancha deseoso de que la vida me diera otro espectáculo como el que viví
aquel día y de ver cómo iba a quedar el encuentro esta vez. Mientras bajaba a la cancha el viento
frio de la noche soplaba y traía consigo el olor a marihuana, el olor de los chorizos asados que
compra la gente al lado de la cancha, esta vez llegue temprano para poder observar el partido
desde principio a fin, me senté en las gradas y deje que mi imaginación sacara hipótesis de lo que
pasaría hasta que por fin llegaron los dos equipos, el partido empezó y con ello el bullicio de la
gente que le daba un sentimiento mas al lugar, los espectadores brindando con cerveza en mano y
su canticos de apoyo que no faltaban, todo eso generaba una burbuja que nos reunía dentro de
ella y dejaba de lado cualquier tipo de distracción, nos llevaba a prestar atención al balón.
el primer gol no se hizo espera pues al minuto 4 del partido el balón ya había entrado en la
portería del equipo que no portaba camiseta, el 10 del equipo azul lanzo un centro el cual uno de
sus compañeros remato de cabeza para finalizar la jugada con un gol que emociono a toda la
afición, pero todavía era muy temprano para darse por vencido, el equipo que no tenía camiseta
empezó a jugar de manera más táctica y pensando en todas las posibilidades, se sentía como
estaban haciendo más presión al equipo rival y los obligaron a enfocarse a defender pero eso no
fue suficiente para que al minuto 15 llegara el empate, a la hora en la que este gol se ejecutaba mi
mirada estaba puesta en las caras de las personas y como si lo hubiera observado en cámara lenta,
fotograma por fotograma vi como cambian sus expresiones, como sus líneas faciales se iban
pronunciando cada vez mas hasta formar una sonrisa, la tensión en el partido iba aumentando, las
jugadas eran planeadas y con un solo movimiento de ojos el resto del equipo entendía que era lo
que debían ejecutar, antes de terminar el primer tiempo el equipo al que pocos le tenían fe
rompió el empate, lo que les permitió en la segunda mitad entrar con más motivación pero aun
siendo precavidos porque su deseo en ese momento era ganar el partido para romper su racha de
derrotas que estaban teniendo, el equipo azul entro más nervioso pero ejercían más presión
porque no querían perder su titulo de invictos, su supremacía sobre el otro equipo.
En el minuto 85 el equipo sin camiseta ejecuto una jugada que le cerraba por completo las
posibilidades al otro equipo de ganar, un gol que fue hecho con una calidad que hubo hasta
elogios del otro equipo, después de todo son amigos, el sonido del silbato marcaba un fin de una
mala racha y el inicio de un nuevo deseo, al alejarme del lugar pude ver como la gente del barrio
todavía se encontraba allí con los jugadores, sonreí y dije- “el barrio está en la cancha”.

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