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Camboya

“No hay doctor que pueda sanarme. Pero sé que un


hombre como Pol Pot está más enfermo que yo. Está loco
porque creía en matar personas. Creía en niños murien-
do de hambre. Ambos tenemos ese horror en la cabeza”.
Dith Pran – sobreviviente camboyana

Lugar: Camboya, en el sureste asiático, junto a Malasia, Tailandia, Laos y Vietnam


Fecha: 1975 a 1979
Víctimas: Entre 1.7 y 2.2 millones de personas exterminadas, más de 23,745 fosas comunes

La desestabilización
Unos de cada cuatro camboyanos fueron asesinados o murieron a consecuencia del genocidio. Camboya, un pe-
queño país del sureste asiático, fue colonia francesa, hasta su independencia en 1953. Bajo el gobierno del prínci-
pe Norodom Sihanouk Camboya vivió una época de relativa estabilidad, hasta 1970 cuando la guerra de Vietnam
comenzó a repercutir en esta nación. Entre 1975 y 1979 El Khmer Rouge (Jémer Rojo) gobernó el territorio de Cam-
boya y estableció la Kampuchea Democrática. Durante este tiempo sucedió el genocidio; aún hoy, varias décadas
después, la cicatriz sigue sin sanar.

Camboya y la Guerra de Vietnam


Durante la Guerra de Vietnam, Camboya, gobernada por el príncipe Sihanouk permaneció neutral en este conflic-
to, pero en 1970, después de un golpe de Estado orquestado por el general Lon Nol, Camboya apoyó a los EE. UU.
en contra de Vietnam. Esta decisión derivó en el descontento y el aumento de la violencia en ese país, a quien,
aun siendo aliado, EE. UU. bombardeó, argumentando el apoyo de su población a los vietnamitas y el uso de su
territorio para establecer bases militares. Decenas de miles de camboyanos fueron asesinados o desplazados
por los bombardeos estadounidenses. El descontento creció y un grupo guerrillero conocido como Khmer Rouge
aprovechó la situación para derrocar al general Lon Nol.

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Khmer Rouge, un régimen irracional
La ideología del Khmer Rouge consideraba que todos los males del país eran culpa del progreso y la modernidad;
al tomar el control, el nuevo régimen pretendió eliminar el pasado capitalista, la cultura, la religión, cualquier
influencia extranjera y crear una sociedad agraria comunista. En pocos, días más de dos millones de personas
fueron obligadas a trasladarse de las ciudades a los campos agrícolas para ser explotados casi como esclavos en
los campos de arroz.

El Khmer Rouge declararon el “año cero” para comenzar a reescribir la historia del país, deshaciéndose e igno-
rando todo el pasado. En nombre de la Revolución, el régimen abolió de inmediato los derechos civiles, suprimió
la propiedad privada; decenas de fábricas, hospitales, y universidades fueron clausuradas. Se prohibió practicar
cualquier religión y los lugares de culto fueron destruidos. Tan solo el tener estudios superiores, saber un idioma
extranjero o usar lentes significaba ser perseguido y asesinado.

Las víctimas fueron el grupo nacional, pero también aquéllos que formaban parte de las minorías étnicas y religio-
sas, entre ellos vietnamitas, musulmanes y budistas, religión que practicaba la mayoría de los camboyanos. El régimen
no solo se enfocó en asesinar a estos grupos, también intentó desaparecer sus lenguas, sus costumbres y sus
creencias religiosas.

Una frase resume la ideología de los jemeres rojos: “mantenerte no es ganancia, perderte no es pérdida”, elimi-
nando el valor que cualquier persona pudiera tener como individuo. Los rostros que cubren toda la sala recuperan
la identidad de algunas de las víctimas que estuvieron presas en el centro de detención, conocido como S-21. Este
centro era parte de la política de campos de concentración y representa la brutalidad del régimen. Solo 15 perso-
nas sobrevivieron a este campo.

La autodestrucción
La paranoia y la desconfianza en el seno del Jemer Rojo condujeron a un proceso de limpieza interna en el que
cualquier miembro del partido podía ser acusado de colaborar con el enemigo y ser ejecutado, esto contribuyó a
que el régimen fuera derrocado en 1979. El principal responsable de la masacre camboyana fue Saloth Sar, cono-
cido como Pol Pot, quien fungió como Primer Ministro de Kampuchea Democrática desde 1976.

Las ideas extremistas del régimen acabaron con la vida de entre 1.7 y 2.2 millones de personas; alrededor de una
cuarta parte de la población. Camboya quedó destruida, sin infraestructura y con más de 360,000 sobrevivientes
mutilados. Aún hoy, Camboya lucha para desactivar las bombas antipersonales que siguen amenazando a la
población.

En el 2006 un tribunal internacional inició sus labores para juzgar a quienes cometieron estos crímenes. Hasta el
día de hoy solo han condenado a tres miembros del Khmer Rouge, mientras que uno más murió durante el pro-
ceso y otro fue declarado no apto de ser juzgado por padecer demencia; en 2018 otras cuatro personas están aún
bajo proceso. Pol Pot nunca llegó a ser capturado y murió en el norte del país en 1998, sin enfrentar a la justicia.
Mantenerte no es ganancia, perderte no es pérdida.

2| Museo Memoria y Tolerancia | www.myt.org

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