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Cada vez hay más evidencias que demuestran el papel esencial que desempeña
la biodiversidad marina para la salud del planeta y el bienestar social. Los sectores
de la pesca y la acuicultura son una fuente de ingresos para cientos de millones
de personas, especialmente para las familias de bajos ingresos, y contribuyen
directa e indirectamente a su seguridad alimentaria. Los ecosistemas marinos
proporcionan innumerables servicios a las comunidades costeras de todo el
mundo. Por ejemplo, los ecosistemas de los manglares son una importante fuente
de alimento para más de 210 millones de personas, pero también prestan otros
muchos servicios como medios de subsistencia, agua limpia, productos forestales
y protección contra la erosión y los fenómenos meteorológicos extremos.
Sin embargo, a pesar de todo eso, la biodiversidad marina ha sido objeto, hasta el
presente, de menos estudio que la terrestre, aunque la diversidad de la vida en el
mar es enorme, y permite que sea objeto de creciente atención.
DESARROLLO:
“El mar, el gran unificador, es la única esperanza del hombre. Ahora más que
nunca, la vieja frase tiene un sentido literal: estamos todos en el mismo barco”
(Jacques Yves Cousteau,2013)
Las costas son también un gran lugar para el turismo y las actividades recreativas.
Además, las zonas marinas protegidas contribuyen a la reducción de la pobreza
aumentando las capturas de pesca y los ingresos y mejorando la salud de las
personas. También ayudan a mejorar la igualdad de género, ya que las mujeres
realizan gran parte de las labores en la pesca a pequeña escala. El medio marino
alberga además una asombrosa variedad de criaturas hermosas, que van desde
los organismos unicelulares hasta el animal más grande que habita en la Tierra, la
ballena azul. También es el hábitat de los arrecifes de coral, uno de los
ecosistemas con más diversidad biológica del planeta.
PROTECCIÓN DE LA VIDA MARINA.
A pesar de ello, los ecosistemas marinos que mantienen la buena salud de los
océanos están sometidos a crecientes factores de estrés. Muchos de esos
factores están causados, o se ven empeorados, por las actividades humanas
terrestres. A medida que quemamos más combustibles fósiles aumentan las
emisiones de dióxido de carbono, lo que conduce al proceso de captura de calor
que genera el calentamiento de los océanos. El agua de los océanos absorbe
alrededor de una cuarta parte del dióxido de carbono que, al disolverse, aumenta
la acidez del agua. Las condiciones físicas y biológicas de los océanos se están
deteriorando debido a la contaminación. El desarrollo no sostenible y la
explotación de los recursos ponen en peligro los hábitats costeros.
PRINCIPALES PROBLEMAS
Los niveles de residuos en los océanos, cada vez mayores, están teniendo un
gran impacto ambiental y económico. La basura marina afecta a la diversidad
biológica, porque los organismos pueden enredarse en los detritos o ingerirlos, lo
que puede matarlos o hacer imposible su reproducción.
Además, la mala gestión del medio marino provoca la sobrepesca. El Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente estima que el impacto económico
acumulado de las malas prácticas de gestión de los océanos asciende por lo
menos a 200.000 millones de dólares al año.
“La ciencia en sí misma no puede salvar al mundo, pero puede proporcionar los
conocimientos e instrumentos que la humanidad necesita para adoptar las
decisiones correctas — unas decisiones que pueden salvar al mundo”, afirma
Hartmut Nies, jefe del Laboratorio de Radiometría del OIEA.
En cuanto a las zonas de mar abierto y alta mar, la sostenibilidad solo puede
lograrse con una mayor cooperación internacional para proteger los hábitats
vulnerables. Para conservar la diversidad biológica y garantizar un futuro
sostenible para la industria pesquera, es preciso establecer sistemas de zonas
protegidas por los gobiernos que sean integrales, eficaces y de gestión equitativa.
Los océanos y la vida marina son tan importantes como la terrestre, y hasta más.
Ya que la vida humana comenzó gracias a ella.
Para finalizar recordemos que los océanos y la vida marina, se consideran como
patrimonio de la humanidad y como soporte de los equilibrios básicos del planeta y
de parte sustancial de su riqueza biológica. Algunos de los ecosistemas marinos
más ricos están en muy grave peligro y se requieren acciones decididas en su
defensa. Quizá empezar por entender su enorme importancia sea el primer paso
para una mejoría.
BIBLIOGRAFIA.