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PSICOTERAPIA NIÑOS

Mg. Ps. Gildo Vila N.


Especialista en niños, pareja y familia

Mg. Ps. Gildo Vila


LOS ANTEOJOS
Técnica para familiarizar con la terapia

• Esta técnica “Los Anteojos” ha sido diseñada para que el niño pueda tomar
conciencia de que la mirada negativa del mundo, en la cual puede caer sin
darse cuenta, no lo ayuda.
• Se intenta trabajar, entre otros, la tendencia a agrandar las situaciones y
elementos negativos y a no percibir y desvalorizar los factores positivos, en
sí mismo, en los demás o en su entorno.

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Objetivos

• Favorecer en el niño la toma de conciencia de la tendencia a percibir la


realidad desde un lado negativo y a no observar los aspectos agradables del
mundo que lo rodea.
• Ayudar al menor a darse cuenta de que esa mirada negativa puede ser
cambiada, si modifica su manera de percibir y procesar la realidad y pone su
atención también en otros aspectos.

Mg. Ps. Gildo Vila


PROCEDIMIENTO

• Instalados el niño y el terapeuta frente a la pizarra, o en un escritorio, con


lápices a disposición, se comienza el trabajo atrayendo la atención del niño
hacia la actividad:
• “Hoy vamos a trabajar el tema de los anteojos... Por favor, dibuja unos
anteojos negros (en la pizarra o en una hoja en blanco, según donde estén
trabajando), como tú quieras dibujarlos”.
• Si el niño no quisiera dibujar los anteojos, lo que es poco frecuente, lo hace el
terapeuta.
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El Terapeuta dice:
“A veces, en la vida, sin damos cuenta, nos ponemos anteojos negros (lentes o gafas)
para mirar las cosas... y empezamos a ver todo negro... todo mal... todo oscuro...
Y entonces sentimos, pensamos y decimos, por ejemplo:
- ‘Nadie me quiere’...
- ‘Todo me sale mal’...”.

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Estas frases las escribe debajo de los anteojos negros dibujados.


• A partir de este tipo de ejemplos, el terapeuta lleva al niño a buscar otros.
• Van apareciendo así en la conversación frases que se van escribiendo en la
pizarra u hoja y se va conformando una lista que se escribe bajo los
anteojos negros previamente dibujados.
- “Todo me sale mal”
- “Nadie me quiere”
- “Siempre me echan la culpa a mí”
- “Tengo mala suerte”
- “Siempre me retan a mí”
- “Siempre me castigan a mí”
- “Nadie quiere ser mi amigo”
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- “Siempre me va mal en el colegio”
• Una vez que ambos han mencionado varios ejemplos, el terapeuta pregunta
al niño:
• “¿Cómo nos sentimos?
• ¿Cómo lo pasamos con los anteojos negros puestos?”.
• Espera su respuesta, que por lo general es...
“¡Mal!”

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Luego… el Terapeuta dice:

• “Cuando tenemos los anteojos negros puestos, pareciera que el camino de


la vida se va angostando para nosotros, nos sentimos cada vez más solos,
los demás se van alejando de nosotros cuando nos ven con los anteojos
negros, encontrándolo todo mal...”.
• Dibuja un camino que parte ancho, pero se va poniendo más angosto. Ejem.

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• “¿Cómo lo vamos a seguir pasando si seguimos con los
anteojos negros puestos?”.
• Espera la respuesta del niño.
• Probablemente diga: “¡Peor!”.
• “Entonces, ¿no crees que es mejor sacarse los anteojos
negros y echarlos en un basurero?”.
• El terapeuta dibuja ahora unos antejos negros siendo
tirados dentro de un canasto de basura. Y luego, al fondo
de un basurero.
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Y luego se hace una “X”
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en el basurero
• Si el niño quiere, puede dibujar él mismo los anteojos y el basurero, y luego
hacer una cruz sobre este.
• A continuación, el terapeuta dibuja unos anteojos blancos en el pizarrón u
hoja.
• Puede dibujarlos el niño si lo desea.
• En lo posible, traza los anteojos blancos al lado de los anteojos negros
recién dibujados y va escribiendo debajo una lista de frases relativas a el

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• Y prosigue el trabajo: “Si ahora nos ponemos anteojos blancos... ¿Todo va a
salir bien? ¿Todo nos saldrá perfecto?”.
• Espera la respuesta del niño.
• Si el niño responde “Sí”:
• El terapeuta lo lleva a reflexionar brevemente sobre la imposibilidad de que
todo salga bien.
• Dice algo como: “¿Seguro que todo, todo nos saldrá bien?... Si estamos
esperando que siempre todo salga bien, y algo no resulta, podríamos volver
rápido a los anteojos negros y... entonces diríamos: “‘¡Todo me sale mal!’.
• “Los anteojos blancos no son unos anteojos dorados con los que se ve todo
bonito, ideal y perfecto. Son unos que nos ayudan a ver que algunas cosas, a
veces, pueden no salir bien, pero también a ver que muchas veces las cosas
sí nos salen bien”.
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• El terapeuta y el niño van leyendo y analizando una a una las
afirmaciones de la lista hecha antes para los anteojos negros, y
piensan juntos cómo sería cada afirmación con los anteojos
blancos puestos. Por ejemplo:
• “Todo me sale mal”... ¿Será que todo me sale mal? ¿No será que...
algunas veces las cosas me salen bien, pero otras veces me salen
más o menos?
• “Nadie me quiere”... ¿Será que nadie me quiere? ¿Habrá alguien a
quien todos lo quieran? ¿O será que... algunas personas me
quieren y otras no tanto?
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El terapeuta señala:

• “Con los anteojos blancos podemos damos cuenta de que a veces


las cosas salen bien, pero otras veces no.
• Podemos mirar y apreciar también las cosas bonitas de nuestra
vida y detenernos a gozarlas por un rato (aunque sepamos que
no siempre las cosas pueden ir bien o como deseamos...). Pero
podemos mirar ¡tantas cosas agradables que tenemos a nuestro
alrededor! “Y los anteojos negros nos hacen ver todo negro...”.

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• Enseguida entrega al niño una hoja en blanco y un plumón o un lápiz de cera negro y
le pide:
• “Ahora, por favor, dibuja en esta hoja unos anteojos negros (o lentes o gafas) bien
grandes”.
• Da tiempo al niño para dibujar y pintar unos anteojos negros.
• Si los hiciera muy pequeños, lo estimula a hacerlos más grandes.
• Cuando termina, le dice:
• “Ahora te pido que por favor cierres tus ojos, te concentres bien, pienses... y te preguntes a ti
mismo si quieres seguir con los anteojos negros puestos o si prefieres sacártelos y deshacerte
de ellos”. ...(tiempo)...
• “Ahora por favor piensa si prefieres arrugar los anteojos, cortarlos con tijeras o con
las manos, o botarlos al papelero... lo que tú quieras”.
• Se detiene un momento para que el niño reflexione y decida qué quiere hacer con
los anteojos que acaba de dibujar y, con paciencia y en silencio, esperamos que el
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niño actúe.
• La técnica culmina con el acto simbólico de tirar los anteojos negros al
basurero. Este pequeño acto semimágico es importante para el niño, ya que
lo ayuda a liberarse.
• Además, potencia el recuerdo de la experiencia.
• Para cerrar la actividad, se puede pedir al niño que dibuje unos anteojos
blancos en la pizarra o en una hoja en blanco. También se le puede pedir que
dibuje lo que él vería si tuviera ahora los anteojos blancos puestos

Mg. Ps. Gildo Vila


Ojo:

La actividad Los Anteojos no está indicada para


aquellos pacientes que presentan un cuadro
depresivo de gravedad o que están sumidos en
un negativismo paralizante y que, pese a sus
esfuerzos y a tener conciencia de esto, no
pueden salir de su situación.

Mg. Ps. Gildo Vila

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