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En esta prohibición subyace latente, como señala Daniel Márquez, “un conflicto de
intereses puesto que se puede presentar la eventualidad de que los dos cargos que
detenta un agente de la administración entren en colisión en la gestión cotidiana de los
negocios públicos” (2016: 136). De esta forma, el servidor público podría verse
obligado a decidir sobre los intereses en conflicto en detrimento de uno de los cargos
que detenta. Por ello, la ratio iuris de las incompatibilidades contenidas en el artículo
125 de la norma fundamental es “tutelar el derecho ciudadano a un gobierno y a una
administración pública ordenada, eficiente y eficaz, evitando de esta forma la
indeseable concentración del poder y el conflicto de intereses que eventualmente
pueda presentarse por el ejercicio simultáneo de dos o más cargos públicos” (Márquez,
2016: 136.
1
Prohibición de pagos no presupuestados
Es conveniente señalar que las remuneraciones que reciben los servidores públicos se
determinan anual y equitativamente en el presupuesto de egresos y que se considera
remuneración o retribución “toda percepción en efectivo o en especie, incluyendo
dietas, aguinaldos, gratificaciones, premios, recompensas, bonos, estímulos,
comisiones, compensaciones y cualquier otra, con excepción de los apoyos y los gastos
sujetos a comprobación que sean propios del desarrollo del trabajo y los gastos de
viaje en actividades oficiales” (CPEUM, art. 127).
Ningún servidor público podrá tener una remuneración igual o mayor que su
superior jerárquico; salvo que el excedente sea consecuencia del desempeño de
varios empleos públicos, que su remuneración sea producto de las condiciones
generales de trabajo, derivado de un trabajo técnico calificado o por especialización
en su función, la suma de dichas retribuciones no deberá exceder la mitad de la
remuneración establecida para el Presidente de la República en el presupuesto
correspondiente. […] No se concederán jubilaciones, pensiones o haberes de retiro,
ni liquidaciones por servicios prestados, como tampoco préstamos o créditos, sin
que éstas se encuentren asignadas por la ley, decreto legislativo, contrato colectivo
o condiciones generales de trabajo. Estos conceptos no formarán parte de la
remuneración. Quedan excluidos los servicios de seguridad que requieran los
servidores públicos por razón del cargo desempeñado.
2
El artículo 127 señala, además, que “Las remuneraciones y sus tabuladores serán
públicos, y deberán especificar y diferenciar la totalidad de sus elementos fijos y
variables tanto en efectivo como en especie”.
Como señala Raúl Contreras Bustamante (2016: 224-225), hace algunos años se
detectó que, en el ámbito federal, las percepciones de los ministros de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, de algunos directores de empresas paraestatales y otros
servidores, eran mayores a las del propio Presidente de la República. Ante esta
situación, en el año 2009 se consideró conveniente reformar el texto constitucional a
fin de establecer como referencia máxima de las remuneraciones de los servidores
públicos el monto de las percepciones que recibe el Presidente de la República.
Es por esta razón que actualmente la fracción II del artículo 127 constitucional
señala que ningún servidor público podrá recibir remuneración por el desempeño de su
función, empleo, cargo o comisión, mayor a la establecida para el Presidente de la
República en el presupuesto correspondiente.
Con esta disposición se pretende que las percepciones de los servidores públicos de
cualquiera de los niveles de gobierno “tengan proporcionalidad con el nivel de
responsabilidad que detenten, y sean congruentes con el nivel salarial que el Congreso
asigne al Titular del Poder Ejecutivo, como punto de referencia, como cargo de mayor
jerarquía y responsabilidad del país” (Contreras, 2016: 224-225).
El artículo 128 constitucional señala que “Todo funcionario público, sin excepción
alguna, antes de tomar posesión de su encargo, prestará la protesta de guardar la
Constitución y las leyes que de ella emanen”. Este precepto tiene su origen remoto en
una visión religiosa del Estado, pues anteriormente se juraba por Dios o ante la Biblia
u otro ordenamiento sagrado; sin embargo, debido a los acontecimientos históricos del
país que caracterizaron la separación entre el Estado y la Iglesia, esta formalidad se
secularizó. El mandato constitucional, por tanto, supone un acto de adhesión
constitucional en el que se incluyen también las leyes, pero no sólo las federales, sino
también las locales, pues unas y otras emanan del texto constitucional (Carbonell,
2007: 788-789).
3
Funciones y comandancias militares en tiempo de paz
El artículo 129 constitucional señala, en su primera parte, que “En tiempo de paz,
ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta
conexión con la disciplina militar”. Esta disposición de la norma fundamental establece
una norma prohibitiva que determina un claro límite a las actividades que pueden
llevar a cabo las autoridades militares en tiempos de paz. Por su parte, la segunda
parte de este precepto señala que “Solamente habrá Comandancias Militares fijas y
permanentes en los castillos, fortalezas y almacenes que dependan inmediatamente
del Gobierno de la Unión; o en los campamentos, cuarteles o depósitos que, fuera de
las poblaciones, estableciere para la estación de las tropas”. Esta parte del artículo se
refiere a la ubicación de las dependencias militares y guarda una relación estrecha con
el artículo 132 constitucional (Carbonell, 2007: 792-794).
El artículo 132 de la Constitución indica que “Los fuertes, los cuarteles, almacenes
de depósito y demás bienes inmuebles destinados por el Gobierno de la Unión al
servicio público o al uso común”, están sujetos a la jurisdicción de los Poderes
Federales. Este precepto no ha sido modificado desde su publicación en la
Constitución de 1917 y, precisamente por ello, señala también que para que estén
bajo dicha jurisdicción los inmuebles que con esas características se adquieran en lo
sucesivo dentro del territorio de algún Estado, será necesario el consentimiento de la
legislatura respectiva.
De la misma forma que la segunda parte del artículo 129 de la Constitución, este
precepto no sólo reitera la jurisdicción de los Poderes federales respecto de las
instalaciones militares, sino que también, en sentido inverso, impide una invasión por
parte de las fuerzas armadas de terrenos o espacios que correspondan a las
autoridades locales (Carbonell, 2007: 792-794).
4
Vigencia de la Constitución
Nuestra norma fundamental recoge la idea de que las constituciones sólo pueden ser
quebrantadas, desconocidas o reemplazadas mediante el ejercicio del poder
constituyente a través del cual se ejerce la soberanía 1 , por lo que el texto
constitucional, en el artículo 136, señala que la Constitución “no perderá su fuerza y
vigor, aun cuando por alguna rebelión se interrumpa su observancia”. Es más, este
mismo precepto indica que, en caso de que por cualquier trastorno público, se
establezca un gobierno contrario a los principios que se sancionan en el texto
constitucional, “tan luego como el pueblo recobre su libertad, se restablecerá su
observancia, y con arreglo a ella y a las leyes que en su virtud se hubieren expedido,
serán juzgados, así los que hubieran figurado en el gobierno emanado de la rebelión,
como los que hubieren cooperado a ésta”.
Otro aspecto que se trataría con la reforma sería que, cuando las licitaciones no fueran
idóneas “para asegurar dichas condiciones, las leyes establecerán las bases,
procedimientos, reglas, requisitos y demás elementos para acreditar la economía,
eficacia, eficiencia, imparcialidad y honradez que aseguren las mejores condiciones
para el Estado” (CPEUM, art. 134). Este artículo señalaría, asimismo, que el manejo de
recursos económicos federales se sujetaría a las bases de este artículo y que los
servidores públicos serían responsables de su cumplimiento, en los términos del Título
Cuarto de la Constitución.
1
Véase Burgoa Orihuela, Ignacio, Derecho constitucional mexicano, 17.ª ed., México, Porrúa, 2005, p. 387.
5
En el año 2007, con la reforma político-electoral, se agregarían tres nuevos párrafos a
este precepto. En el primero de ellos se indicaría que los servidores públicos de la
Federación, los estados y los municipios, así como del entonces Distrito Federal y sus
delegaciones, tendrían “en todo tiempo la obligación de aplicar con imparcialidad los
recursos públicos que estuvieran bajo su responsabilidad, sin influir en la equidad de la
competencia entre los partidos políticos” (CPEUM, art. 134). Por su parte, el segundo
de estos párrafos dispondría:
Algunos meses después, este artículo se reformaría de nueva cuenta, cambiándose los
contenidos del párrafo primero para establecer que los recursos económicos de que
dispusieran la Federación, los estados, los municipios, el Distrito Federal y los órganos
político-administrativos de sus demarcaciones territoriales, se administrarían con
eficiencia, eficacia, economía, transparencia y honradez para satisfacer los objetivos a
los que estuvieran destinados.
La última reforma del artículo 134, como sucedió con muchos artículos del texto
constitucional, tendría únicamente como finalidad adecuar sus contenidos a la reforma
política de la Ciudad de México.
6
Relación Estado-Iglesia
Definamos…
El primero de Religión
ellos es el de
religión: “Conjunto de creencias o dogmas acerca de la divinidad, de
sentimientos de veneración y temor hacia ella, de normas
morales para la conducta individual y social y de prácticas
rituales, principalmente la oración y el sacrificio para darle culto”
(DRAE, http://dle.rae.es).
Por su parte, el
concepto de
Iglesia,
aunque a lo Definamos…
largo del
tiempo se ha Iglesia
entendido de
diversas “Conjunto organizado de personas o cosas dedicadas al servicio
maneras: de la religión” (Moliner, 2007: 1596).
7
Finalmente, cuando se hace referencia al culto, éste debe comprenderse como…
Definamos…
Culto
En México, las relaciones entre la Iglesia y el Estado han tenido un relevante papel
dentro de la historia del país. En un principio, los textos constitucionales señalaban
que la religión de la nación mexicana era la católica, apostólica y romana. Así se
establecía, por ejemplo, en el artículo 3 de la Constitución de 1824 o en el
artículo 6 de las Bases Orgánicas de 1843 y, en la Primera de las Siete Leyes
Constitucionales de 1836, se contemplaba como una de las obligaciones del
mexicano profesar la religión de su patria. Esta forma en que se configuraban las
relaciones entre el Estado y la Iglesia católica, sin embargo, cambió a mediados del
siglo XIX, cuando diversos acontecimientos históricos, como la actuación de algunos
prelados durante la intervención norteamericana en 1847, la rebelión gestada por el
Plan del Hospicio auspiciada por el clero y el proyecto surgido al final del mandato de
Santa Anna para buscar en Europa a un príncipe que fundara una monarquía católica,
generaron un fuerte anticlericalismo (Contreras, 2016: 201).
8
Estos acontecimientos dieron paso a cambios en el orden jurídico mexicano que
cobraron fuerza durante la vigencia de la Constitución de 1857, pues este texto
fundamental, en conjunto con las Leyes de Reforma, marcó el camino en nuestro
país para la separación entre el Estado y la Iglesia. De esta manera, se dejó de
establecer una religión oficial y se otorgó libertad de educación, expresión escrita, se
prohibieron los votos monásticos, se nacionalizaron los bienes nacionales, se
estableció el Registro Civil, se abolió el fuero religioso y se autorizó el pleno derecho
de las autoridades civiles para controlar las actividades del clero (Contreras, 2016:
203).
4) El matrimonio se consideraría un contrato civil y éste, así como los demás actos
del estado civil de las personas, serían de la competencia exclusiva de los
funcionarios y autoridades del orden civil, y
9
Esta regulación permanecería inalterada hasta el 28 de enero de 1992, año en que
se publicó en el Diario Oficial de la Federación una importante reforma al artículo 130
que determinaría la manera en que, desde entonces, se regulan las relaciones Estado-
Iglesia en nuestro país.
Después de esta reforma,
el artículo 130
constitucional sólo ha
tenido una reforma (29 de
enero de 2016) para
adecuar sus contenidos a
la reforma política de la
capital de la República y
hacer referencia en su
texto a las demarcaciones
territoriales de la Ciudad
de México.
Es por ello que se consideró necesario revisar uno de los temas que había permanecido
inalterado desde 1917: el relativo a las actividades religiosas externas. Dicha revisión
se hacía necesaria debido a las peculiaridades propias que había adquirido la
secularización de la vida pública y social en nuestro país. Y es que se consideraba que
los enfrentamientos que históricamente se habían tenido con el clero, estaban
cabalmente superados por la firmeza de las instituciones nacionales y una cultura de
respeto entre órdenes independientes: el de las responsabilidades del poder público y
el de las convicciones metafísico-religiosas. Es por esta razón que, con el afán de
renovar la Nación mediante su modernización, se tornaba indispensable reconocer y
armonizar a todos los actores sociales, incluyendo las Iglesias (Dictamen de las
Comisiones Unidas de Puntos Constitucionales y Primera de Gobernación de la Cámara
de Senadores, de 20 de diciembre de 1991) (Poder Judicial de la Federación, s. f.).
Para ello, como se señalará a continuación, se hicieron varios cambios en la relación
que existía entre las Iglesias y el Estado.
2
Véase Serrano Migallón, Fernando, 150 años de las Leyes de Reforma, México, UNAM/Facultad de Derecho,
2009.
10
Como señala José Luis Soberanes (1998: 113), el Presidente Plutarco Elías
Calles pretendió llevar a la práctica los contenidos constitucionales al expedir las leyes
reglamentarias respectivas, con lo cual provocó una persecución religiosa que
desembocó en la Guerra Cristera. Años más tarde, sin embargo, el Presidente
Emilio Portes Gil firmó ciertos arreglos con la jerarquía católica con lo que se inició la
etapa conocida como Modus Vivendi.
(4) Plutarco Elías Calles (1877-1945) (5) Emilio Portes Gil (1890-1978)
Estos cambios en las relaciones Estado-Iglesia no serían dejados atrás por los
gobiernos sucesivos. De hecho, a partir de la administración de Luis Echeverría –
quien incluso visitó en el Vaticano al Papa Pablo VI– los contactos entre la jerarquía
católica y el gobierno se hicieron a la luz pública. El Presidente López Portillo, por
ejemplo, además de autorizar la visita a México de Juan Pablo II, recibió él mismo al
máximo jerarca de la Iglesia católica en el aeropuerto y en la residencia oficial de Los
Pinos.
11
(7) Luis Echeverría Álvarez (1922-1970) (8) José López Portillo (1920-2004)
(9) Miguel de la Madrid Hurtado (1934-2012) (10) Carlos Salinas de Gortari (1948-)
12
A partir de ese momento y con las reformas que tuvo el artículo 130, la
Constitución señalaría que el principio histórico de la separación del Estado y las
Iglesias orientaría las normas contenidas en ese precepto y que tanto las iglesias como
las demás agrupaciones religiosas se sujetarían a la Ley. Con este cambio
constitucional, también se estableció que correspondería exclusivamente al Congreso
de la Unión legislar en materia de culto público y de Iglesias y agrupaciones
religiosas. En este sentido, la ley reglamentaria respectiva, que sería de orden público,
desarrollaría y concretaría una serie de disposiciones que regirían en esta materia y
cuyo fundamento se encontraría en el texto constitucional.
Para dejar claro que la libertad de creencias sería respetada, el párrafo contenido en el
artículo 130 constitucional que señalaba que el Congreso no podía dictar leyes que
establecieran o prohibieran religión alguna, al considerarse una garantía de libertad, se
trasladó al artículo 24 constitucional. De esta manera, según se señaló en el
dictamen elaborado en la Cámara de Diputados, se reafirmaba que el carácter laico del
Estado era incompatible no sólo con la preferencia por una Iglesia o por algún tipo de
creencia religiosa, sino también con respecto a tener o no confesión o creencia alguna.
Este numeral permanecería con esta redacción más de veinte años, hasta que en el
2013 se publicaría una nueva reforma que cambiaría de forma determinante los
contenidos de su primer párrafo. La iniciativa de reforma constitucional que se
presentó señalaba que, en México, “A pesar de la obligación de respetar en el derecho
interno la libertad religiosa, por motivos de naturaleza política, histórica o social,
ajenos al derecho, se ha regateado la vigencia plena del derecho fundamental de
referencia. Por ello resulta necesario asumir el compromiso para reconocerlo en el
texto constitucional y así brindar los mecanismos de protección y garantía para su
vigencia plena” (Cámara de Diputados, DOF 19/07/2013). Además, los cambios
constitucionales propuestos buscaban adecuar este precepto a los tratados
internacionales que regulaban esta libertad.
13
Para el diputado José Ricardo López Pescador, quien presentó la iniciativa, la falta
de precisión de un concepto de Estado laico positivo en el texto constitucional había
limitado la posibilidad de regular adecuadamente su complemento inherente, que era
la libertad religiosa. Por ello, en su opinión, se habían enunciado sólo de manera
vacilante “en el artículo 24 algunos aspectos del derecho de libertad religiosa, pero
dejando fuera otros, dando como consecuencia una regulación secundaria […] en
ocasiones contraria al espíritu del derecho que se tutela” (Cámara de Diputados, DOF
19/07/2013). Es por estos motivos que se planteó reconocer expresamente en el texto
constitucional “la libertad religiosa como un derecho de todas las personas, creyentes o
no creyentes, pues implica la libertad de tener, o no tener religión, así como la de
dejar de tenerla o cambiarla” (Cámara de Diputados, DOF 19/07/2013).
Ahora bien, dado que la libertad religiosa debía protegerse absolutamente, la iniciativa
presentada consideraba que este derecho fundamental comprendía también la
posibilidad de manifestar la religión en forma individual o colectiva, en público o
privado. Todos estos cambios fueron aceptados tanto en la Cámara de Diputados como
en la de Senadores; sin embargo, en esta última se consideró que el ejercicio de este
derecho fundamental también debería encontrar ciertos límites que reafirmaran la
laicidad del Estado mexicano. En consecuencia, se decidió señalar en el párrafo
primero de este numeral, que los actos públicos de expresión de la libertad religiosa no
deberían utilizarse con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política
(CPEUM, art. 24). Con este añadido, las comisiones dictaminadoras del Senado
supusieron que se evitaría toda acción directa o indirecta para influir en la conciencia
de las personas con el fin de cambiar sus preferencias políticas o electorales, o para
capitalizar políticamente la realización de actos religiosos.
Nuestra Constitución
establece…
Artículo 24. Toda persona tiene
derecho a la libertad de convicciones
Tomando en cuenta estas éticas, de conciencia y de religión, y a
tener o adoptar, en su caso, la de su
consideraciones, el nuevo primer
agrado. Esta libertad incluye el derecho
párrafo del artículo 24 se de participar, individual o
redactó en los términos colectivamente, tanto en público como
siguientes: en privado, en las ceremonias,
devociones o actos del culto respectivo,
siempre que no constituyan un delito o
falta penados por la ley. Nadie podrá
utilizar los actos públicos de expresión
de esta libertad con fines políticos, de
proselitismo o de propaganda política.
14
Las Iglesias como asociaciones religiosas
…se regirán internamente por sus propios estatutos, los que contendrán las bases
fundamentales de su doctrina o cuerpo de creencias religiosas. Además, dichos
estatutos determinan tanto a sus representantes como, en su caso, a los de las
entidades y divisiones internas que a ellas pertenezcan. Dichas entidades y
divisiones pueden corresponder a ámbitos regionales o a otras formas de
organización autónoma dentro de las propias asociaciones, según convenga a su
estructura y finalidades, y podrán gozar igualmente de personalidad jurídica en los
términos de esta ley (LARCP, art. 6).
Retomando los planteamientos del texto original del artículo 130, aunque
contemplando cambios importantes, con esta reforma también se señalaría que los
ministros no podrían asociarse con fines políticos ni realizar proselitismo a favor o en
contra de algún candidato, partido o asociación política.
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Competencia del Estado en los actos de carácter civil
También después de esta reforma, el artículo 130 dispondría que los actos del estado
civil de las personas serían de la exclusiva competencia de las autoridades
administrativas en los términos que establecieran las leyes y tendrían la fuerza y
validez que las mismas les atribuyeran. Además, las autoridades federales, de los
estados y de los municipios tendrían en esta materia las facultades y responsabilidades
que determinara la Ley.
Esta reforma buscaría, por tanto, que el artículo 130 se asentara como precepto
fundamental de la separación de las Iglesias y el Estado, mediante la delimitación
precisa de las facultades que en derecho tendrían aquellas para su actuación, en tanto
se constituyeran como asociaciones religiosas.
Los ministros de culto público pueden ejercer su ministerio siempre y cuando las
asociaciones religiosas a que pertenezcan y les confieran ese carácter, notifiquen su
decisión al respecto a la Secretaría de Gobernación (LARCP, art. 12). El artículo 12
de la LARCP señala también que “En caso de que las asociaciones religiosas omitan
esa notificación, o en [sic] tratándose de iglesias o agrupaciones religiosas, se tendrán
como ministros de culto a quienes ejerzan en ellas como principal ocupación, funciones
de dirección, representación u organización”. Además de las restricciones a los
derechos políticos de los ministros de culto establecidas en el artículo 130 de la
Constitución, este numeral señala también que quienes ejerzan esa actividad, “sus
ascendientes, descendientes, hermanos y cónyuges, así como las asociaciones
religiosas a que aquellos pertenezcan, serán incapaces para heredar por testamento,
de las personas a quienes los propios ministros hubieran dirigido o auxiliado
espiritualmente y no tengan parentesco dentro del cuarto grado”.
Ninguna autoridad puede intervenir, de acuerdo con la ley, en los asuntos internos de
las asociaciones religiosas ni tampoco asistir, con carácter oficial, a ningún acto
religioso de culto público, ni actividad que tenga motivos o propósitos similares
(LARCP, art. 25). “En los casos de prácticas diplomáticas, se limitarán al cumplimiento
de la misión que tengan encomendada, en los términos de las disposiciones aplicables”
(LARCP, art. 25).
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Los artículos 26, 27 y 28 de la LARCP otorgan diversas facultades a la Secretaría
de Gobernación en la materia. El primero de estos preceptos indica que dicha
Secretaría debe organizar y mantener actualizados “los registros de asociaciones
religiosas y de bienes inmuebles que por cualquier título aquellos posean o
administren”. Por su parte, el artículo 27 señala que “La Secretaría podrá establecer
convenios de colaboración o coordinación con las autoridades estatales en las materias
de esta ley”. Este precepto señala, además:
Estado laico
Los cambios constitucionales que se han vivido en nuestro país han marcado un nuevo
escenario en las relaciones entre la Iglesia y el Estado mexicano, caracterizado por una
serie de claroscuros que evidencian la importancia de la regulación constitucional en
este ámbito. Sin duda, la actuación de las autoridades y el respeto a los preceptos
constitucionales y legales son el elemento fundamental al que debe atenderse si se
quiere proteger la libertad de los ciudadanos y entender al Estado mexicano como un
verdadero Estado laico.
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Fuentes de consulta
Bibliografía
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Legislación
18
Interpretación de la Ley
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Sitio electrónico
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https://commons.wikimedia.org/wiki/File:General_PE_Calles_8_(cropped).jpg, consulta:
09/01/2020.
(5) s. a., Emilio Portes, portrait (cropped) [Emilio Portes Gil (1890-1978)], [fotografía], 1928,
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consulta: 09/01/2020.
(6) s. a., Manuel Ávila Camacho, Retrato [Manuel Ávila Camacho (1897-1955)], [fotografía],
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https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Manuel_%C3%81vila_Camacho,_Retrato.png, consulta:
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consulta: 09/01/2020.
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tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/Archivo:Carlos_Salinas.jpg, consulta: 09/01/2020.
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