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El crecimiento económico sostenido durante tres décadas al que se denominó “Milagro Mexicano”. La
bonanza que experimentó nuestro país entre 1940 y 1970 permitió el desarrollo industrial, el mejoramiento
de la infraestructura y la tecnificación del campo. Además, favoreció el crecimiento de la población y la
creciente demanda de servicios.
Sin embargo, este desarrollo no benefició a todos por igual, como a los ejidatarios y pequeños propietarios,
lo que derivó en una crisis del campo mexicano. Como consecuencia, un porcentaje importante de
campesinos se vio obligado a abandonar sus tierras y a migrar a las ciudades en busca de mejores
condiciones de vida.
Así mismo, este desarrollo desigual dio origen al descontento social y el surgimiento de movimientos sociales
de gran trascendencia en la historia de México.
En 1970 hubo una mayor concentración de la población en las ciudades y, en contraparte, una disminución
de población en el campo. Las causas fueron diversas, pero destaca el apoyo que el Estado brindó al
fomento industrial y el impulso a las obras públicas, así como la tecnificación del campo.
Esto orillando a los ejidatarios y pequeños propietarios a abandonar sus tierras y a migrar a las grandes
ciudades mexicanas o a los Estados Unidos de América, donde intentaron beneficiarse de los servicios de
salud, vivienda y educación que brindaban los centros industriales.
El fenómeno de la migración en México se agudizó en la década de 1970, los centros industriales como los
antes mencionados y sus áreas circunvecinas concentraron a la mayor parte de la población: en la Ciudad
de México casi 8 millones y medio de habitantes; en el caso de Monterrey, un millón 200 mil, y en
Guadalajara casi un millón.
El crecimiento económico que generaron las ciudades industriales permitió que hubiera recursos para dotar
de servicios públicos como agua potable, alcantarillado, alumbrado, pavimentación y servicio de limpia,
entre otros. Además, se invirtió en servicios médicos, educativos y de vivienda.
El crecimiento de la población que se registró entre 1940 y 1970 también obedeció a la disminución de los
índices de mortalidad y al incremento de las tasas de natalidad y de esperanza de vida.
Como resulta evidente, el crecimiento de la población en las ciudades demandaba el consumo de agua y
energía en grandes cantidades, además de la distribución de productos y la movilidad de los trabajadores
cada vez a mayores distancias. Estas actividades provocaron un serio impacto ambiental.
Con el paso de los años las demandas de la población se multiplicaron, pues cada vez se requerían más
servicios públicos, vivienda, salud, educación, así como empleo y mejores condiciones de trabajo. A esto se
sumaban la necesidad de dar atención a graves problemas de contaminación provocados por la
industrialización y el crecimiento de las ciudades.
LOS DERECHOS DE LA MUJER: EL VOTO Y LA IGUALDAD DE GÉNERO.
En las elecciones del 3 de julio de 1955 las mujeres mexicanas acudieron por primera vez a las urnas para
votar en una elección federal.
Hace 63 años, las mujeres de nuestro país acudieron a las urnas por vez primera, dos años después de que se
reformó la Constitución y se otorgó a las mujeres el derecho a votar y ser votadas.
Como candidato a la Presidencia de la República, en 1952, Adolfo Ruiz Cortines prometió ante 20 mil
mujeres el ejercicio sin restricciones de sus derechos ciudadanos.
Una vez como Titular del Ejecutivo Federal, el 17 de octubre de 1953, Ruiz Cortines promulgó las reformas
constitucionales que reconocieron el derecho al voto de las mujeres en elecciones federales. Se hacía justicia,
se consumaba una lucha y comenzaba otro largo proceso para garantizar la ciudadanía plena de las
mexicanas.
En dichas elecciones federales salieron electas las primeras diputadas federales. En tanto, en 1964 se
eligieron a dos senadoras y en 1979 Griselda Álvarez fue electa para gobernar el estado de Colima.
La lucha de las mujeres por la conquista de sus derechos políticos continúa siendo ardua, lo que se ha
conseguido no se trata de una concesión, ni de un obsequio, se trata de una conquista lograda gracias a la
organización, participación y movilización de las mujeres exigiendo el respeto a sus derechos políticos.
El sufragio femenino significó el reconocimiento a la igualdad en la participación política. A 63 años, todavía
debemos trabajar en conjunto para lograr una mayor participación y liderazgo para las mujeres y las niñas,
mayor empoderamiento y autonomía económica para ellas, prevenir y reducir la violencia, colaborar en
fortalecer las capacidades gubernamentales y sociales para tener mejores leyes, presupuestos y políticas
públicas para las mujeres.
En México son innegables los avances en torno a la igualdad en derechos políticos entre hombres y mujeres;
sin embargo, faltan retos por superar. Por ello los gobiernos municipales como gobiernos de proximidad,
deben ser el primer espacio del reconocimiento de la pluralidad, la tolerancia y el respeto de los derechos de
las mujeres.
Para asegurar una participación efectiva de la mujer debemos promover que en los procesos electorales,
nacionales y locales, haya imparcialidad y de libre acceso a la participación de las mujeres, además de no
obstaculizar a las mujeres lideresas políticas el ejercicio de sus derechos y ampliar su influencia.
Tema 1. Los movimientos sociales: qué son, sus objetivos, características y tipos.
Tema 3. Los derechos de la mujer: el derecho al voto y la igualdad de género. Importancia del
derecho concedido, cuál fue su significado, qué retos faltan para superar los obstáculos que
tienen las mujeres para desarrollarse.