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NUEVOS SUJETOS SOCIALES.

En el proceso evolutivo de la sociedad surgen nuevas realidades y se da una


permanente transformación y como hemos visto a lo largo de esta revisión desde la
Teoría Social, por ello se plantea la necesidad de construir nuevos conceptos para
poder explicar la complejidad y diversificación de los cambios sociales. Uno de estos
conceptos es el de sujetos sociales.
De acuerdo con Zemelman y Valencia que definen a los sujetos sociales como
“formas particulares de expresión social” que ―se constituyen como mediaciones
de poder de lucha entre la estructuración de la sociedad a partir de la división social
del trabajo y las formas clasistas de expresión política.
Por un lado, el concepto, sujetos sociales, en el ámbito sociológico representa
aspectos y actitudes específicas que, por lo general, muestran una determinada
expresión a través del discurso que construyen y por otro lado, en tanto que
mediaciones de poder y lucha representan prácticas y formas de organización
específicas.
Los sujetos sociales, siguiendo a Zemelman, son “una colectividad donde se
elabora una identidad y organizan prácticas, mediante las cuales sus
miembros pretenden defender sus intereses y expresar sus voluntades, al
mismo tiempo que se constituyen en esas luchas”.

Así, que el sujeto social se exprese no implica que sea de forma individual, sino que
lo hace perteneciendo a una organización con estructuras y normas específicas que
definen el comportamiento esperado de quienes la conforman.
Como concepto el sujeto social comprende múltiples ámbitos de la vida social, bien
sea individuales, familiares, comunitarios y otros. Por otra parte los sujetos sociales
tienen diferenciación con integración, es decir, que conforman una unidad en la
diversidad.
En la Ciudad de México en la citada década, hubo cuando menos tres hechos
sociales dignos de ser considerados como elementos que influyeron en la
construcción de organizaciones desde la sociedad civil. Un claro elemento
“disparador”, lo constituyó el sismo de 1985 y la incapacidad gubernamental para
resolver los múltiples problemas y que su papel fue más bien de inmovilizar a la
población en vez de alentarla a participar, de ahí que la respuesta civil en la tarea
de rescate y reconstrucción sensibilizase al sector no gubernamental acerca de su
capacidad de respuesta y el grado de incidencia al que podía llegar en determinado
momento.
Otro evento movilizador fue el movimiento estudiantil encabezado por el Consejo
Estudiantil Universitario (CEU) entre 1986 y 1987; y finalmente, la campaña electoral
del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas y los resultados de las elecciones del 6 de julio
de 1988.
En México las denominadas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) cuyos
antecedentes se remontan hasta 1946, cuando la Organización de Naciones
Unidas, introdujo el concepto de las ONG, definiendo a estas como a cualquier
organización internacional que no hubiese sido creada por un acuerdo entre
gobiernos e incluyendo los principios reguladores de la relación entre las Naciones
Unidas y las ONG.
Por otra parte, aún cuando nos avocaremos a señalar uno sólo de los sujetos
sociales que en este caso serán las denominadas Organizaciones No
Gubernamentales, esto de ninguna manera implica que no existan otros sujetos
sociales como son: sindicatos, partidos políticos, iglesias, organizaciones populares
y otros, que se constituyen como actores sociales

NUEVOS SUJETOS SOCIALES.

LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES EN MÉXICO.


Los diversos intentos por definir a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG)
en México coinciden en determinar cómo llamarlas, para el caso mexicano se
encontró frecuentemente la utilización de varías acepciones que hacen referencia a
lo que genéricamente se entiende como ONG: organismos civiles; organismos
sin fines de lucro; organizaciones de la sociedad civil; organismos civiles sin
fines de lucro que benefician a terceros y también como entidades privadas,
ya sean de promoción, desarrollo o asistencia social (Definición proveniente
de las mismas organizaciones integrantes del FAM).

ASPECTOS HISTÓRICOS DE LAS ONG MEXICANAS.


La historia de las organizaciones no gubernamentales en México coincide en ubicar
un primer momento el quehacer de estas últimas en la época colonial, período en el
que surgieron y se desarrollaron las primeras expresiones de asistencia social, la
mayoría de ellas de carácter religioso principalmente hospitales, orfanatos y asilos
pertenecientes a la Iglesia Católica.
Las primeras décadas del siglo XIX, la asistencia social en México inicia un proceso
de transformación importante después de la Reforma de 1861.
A partir de la década de los años cincuenta y principalmente durante los sesenta y
setenta del siglo pasado, comienza a surgir un semillero de organizaciones civiles
por ejemplo el Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS), el Instituto
Mexicano para el Desarrollo de la Comunidad (IMDEC) y el Frente Auténtico del
Trabajo (FAT),
PRINCIPALES TIPOS DE ONG.
Rubén Aguilar (1997) clasifica a los organismos privados sin fines de lucro, en el
siguiente orden:
a) Asociaciones religiosas
b) Partidos y asociaciones políticas
c) Asociaciones de auto beneficio (Clubes deportivos, clubes sociales, sindicatos)
d) Asociaciones de servicio a terceros (Fundaciones, entidades de asistencia y los
organismos privados de desarrollo.

Dentro del Campo Jurídico, las actividades privadas no lucrativas en México pueden
tomar principalmente dos figuras legales, como son:
• Asociaciones Civiles (A. C.).
• Instituciones de Asistencia Privada (IAP)
• Las Fundaciones (fundaciones operativas y fundaciones donantes,)
FUENTES DE FINANCIAMIENTO DE LAS ONG.
• Fuentes internas
• Recursos estatales.
• Fuentes externas.
LA RELACIÓN ENTRE EL ESTADO Y LOS ORGANISMOS NO
GUBERNAMENTALES EN MÉXICO.
La relación entre ONG y el Estado Mexicano ha estado caracterizado a través de
su historia por un grado considerable de desconfianza mutua, por parte del Estado,
la noción de “no gubernamental”, por lo general se asocia a lo “antigubernamental”,
lo cual ha nutrido prejuicios estatales hacia las organizaciones civiles y a esto se le
añade la escasa claridad que tiene el Estado respecto a las fuentes externas de
recursos de las ONG, su utilización y la rendición de cuentas respecto a su
aplicación.
Por otra parte, para muchos integrantes de ONG era fundamental mantener la
distancia entre el Estado y las organizaciones por el temor a la perdida de
independencia, además, el recibir recursos estatales podría significar convertirse en
instrumentos de las políticas estatales, esto por trabajar con la ausencia de un
marco legal regulador de las relaciones entre ambas instancias.
En conclusión, podemos señalar, de acuerdo con Carlos Arteaga, que la sociedad
civil, en estos últimos años, ha seguido una tendencia al detectar nuevas formas de
expresión social y política planteándose el propósito de crear y generar espacios
donde las organizaciones y movimientos sociales se plantean con autonomía frente
al Estado.

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