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cognitiva en la terapia
2 de aceptación y compromiso
Valores
El objetivo principal de la ACT es aumentar la capacidad per-
sonal de obrar de manera consistente con los propios valores. El
término "valores", sin embargo, tiene una connotación señalada-
mente distinta del sentido que, por lo general, se le suele dar. En
ACT, los valores son formas de comportamiento que aportan al
individuo un especial sentido, propósito y vitalidad. Dicho de una
forma más técnica, son "consecuencias construidas verbalmente,
libremente elegidas, de pautas de actividad evolutivas, dinámicas,
en desarrollo, que constituyen reforzadores predominantes para
dichas actividades y que son intrínsecos en cuanto a la implica-
ción en la propia pauta conductual que se valora" (Wilson y
DuFrene, 2009, pág. 66). El aspecto de "libremente elegidos" de
los valores en ACT, resalta un primer aspecto en el que el signifi-
cado de la ACT difiere de otras formas comunes de entender el
término, en cuanto que los clientes son guiados hacia aquellos
valores elegidos que, verdaderamente, mantienen con indepen-
dencia de lo que "deberían" valorar o de lo que otros valoran. Los
valores son "consecuencias construidas verbalmente" en las que
el cliente clarifica, en distintos ámbitos de funcionamiento, cómo
le gustaría que fuera su vida así como las conductas individuales
y las cualidades de acción que son consistentes con tales resulta-
dos o que, probablemente, conducen a ellos. Por ejemplo, en el
ámbito de la paternidad, uno podría valorar el esforzarse por una
relación cariñosa, de confianza, apoyo y cuidados y clarificar una
serie de comportamientos concretos en los que se podría implicar
para transmitir esas mismas cualidades que, probablemente, a la
larga, darían como resultado ese tipo de relación. Otros ámbitos
de valores típicos de la ACT incluyen las relaciones íntimas, espi-
ritualidad, educación o carrera profesional y amistades.
Los valores se componen de "pautas de actividad evolutivas,
dinámicas, en desarrollo", en las que se reflejan un número
potencialmente grande de conductas específicas o actividades
que están relacionadas temáticamente y que reflejan lo esencial
EL PAPEL DE LA DEFUSIÓN COGN ITIVA EN LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO 35
Compromiso
Compromiso, o compromiso de acción, es una "acción basada
en valores que tiene lugar en un determinado momento temporal
y que está intencionadamente vinculada a la creación de una pau-
ta de acción al servicio de ese valor" (Rayes et al., 2011, pág. 328).
36 LA DEFUSIÓN COGNITIVA EN LA PRÁCTICA
Aceptación
Actuar de acuerdo con valores es duro. Ser un padre paciente,
cariñoso, animoso y cuidadoso, por ejemplo, está muy bien y es
muy bueno. Pero comportarse sistemáticamente según ese valor
en medio de una larga y estresante semana de trabajo, cuando
hay poco tiempo y los niños se están portando mal, puede ser un
auténtico desafío. Puede que surja ansiedad, frustración, enfado,
cansancio y toda una multitud de emociones desagradables. Para
comprometerte con una vida de valores y recoger las recompen-
sas, tienes que perseverar frente a ese tipo de tensiones. Lamenta-
blemente, esto es mucho más fácil de decir que de hacer. Es
comprensible que la mayoría de formas de psicoterapia intenten
reducir o eliminar ese sufrimiento y puede que, tal vez, la mayo-
ría de teorías psicoterapéuticas asuman que se debe reducir o eli-
minar la angustia para poder llegar a vivir una vida valiosa y
significativa.
Sin embargo, lo más esencial de la ACT es la premisa de que
los intentos de eliminar el sufrimiento psíquico, en última instan-
cia, van a ser ineficaces e, incluso a veces, contraproducentes.
Desde esta perspectiva, lo natural del vivir es que se produzca
sufrimiento incluso bajo circunstancias normales y es insostenible
EL PAPEL DE LA DEFUSIÓN COGN ITIVA EN LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO 37
Yo como contexto
Por lo general, no reconocemos nuestros pensamientos como
pensamientos. Más bien tendemos a verlos como reflexiones sobre
la realidad, objetivas al cien por cien. Cuando se reviven desde
esta perspectiva los pensamientos autorreferenciales, su conteni-
do parece definir lo que somos como personas. Consideradas des-
de un punto de vista similar, las emociones también pueden
aparecer como definitorias de lo que somos. Alguien que suela
experimentar ansiedad se puede describir como una "persona
ansiosa" como si "ansiosa" la definiera plena y completamente.
Una persona que esté experimentando una profunda tristeza por
la pérdida de un ser querido no solo se va a considerar una "per-
sona triste" sino que puede que sienta que esa tristeza va a perma-
necer para siempre con ella, como si estuviera mirando el mundo
a través de un par de gafas tintadas de gris que estuvieran desti-
nadas a colorear para siempre sus experiencias. Cuando pensa-
mientos y emociones parecen definir lo que somos como personas
o cuando estamos tan atrapados en nuestros pensamientos y
emociones que no podemos ver mucho más allá de nuestra
experiencia, se dice que estamos experimentando un sentido del
yo-como-contenido (véase, por ejemplo, Rayes et al., 2011, págs.
81-84). Cuando el contenido que se está experimentando es nega-
tivo, ese sentido del yo puede ser particularmente debilitador. En
tal caso, puede producirse en mayor medida una evitación de la
propia experiencia y, consecuentemente, una relativa falta de con-
ductas guiadas por valores.
Un antídoto frente a un sentido disfuncional del yo-como-
contenido implica desarrollar un sentido del yo-como-contexto.
40 LA DEFUSIÓN COGNITIVA EN LA PRÁCTICA
Aceptación y defusión
Desde una perspectiva de ACT, el lenguaje puede alterar dra-
máticamente nuestra forma de percibir y reaccionar frente a
nuestras emociones y otras experiencias. Imaginemos, por ejem-
plo, cómo podría responder un gato ante el ataque por sorpresa
de otro gato con el que comparte vivienda. Posiblemente experi-
44 LA DEFUSIÓN COGNITIVA EN LA PRÁCTICA
Valores y defusión
La defusión puede ser una ayuda con un conjunto parecido de
pensamientos evaluativos que surgen una vez que los propios
valores han sido clarificados. Resulta especialmente sencillo
enmarcar la conducta congruente con valores como "buena" y la
conducta opuesta como "mala", en parte porque vivir con un
mayor sentido, propósito y vitalidad es muy deseable. Dada esta
tendencia, el castigarse a uno mismo por no realizar elecciones
orientadas hacia valores se convierte en un riesgo muy palpable.
Obrar así puede servir, ciertamente, como motivación eficaz para
realizar más elecciones guiadas por valores. Sin embargo, como
han señalado Wilson y Murrell (2004), "los estímulos aversivos ...
dan lugar a patrones de respuesta conductual muy reducidos"
(pág. 128), significando que la conducta controlada primariamen-
te por la evitación de estímulos aversivos (como las autoevaluacio-
nes negativas y las emociones que generan) suele llevar también a
un comportamiento inflexible y potencialmente problemático.
Por esta razón, la defusión se puede utilizar para suprimir las
evaluaciones de "buena" y "mala" referidas a la conducta dirigida
por valores para ayudar al cliente a que vea la vida valiosa como
una simple elección que se hace en cada momento. La viabilidad
se convierte en el criterio último. Dicho de manera sencilla, ¿fun-
ciona mejor tu vida cuando actúas de manera consistente con tus
valores? Si es así, puedes elegir actuar de manera consistente con
un valor en el próximo instante. La defusión, entonces, se puede
aplicar a los pensamientos que critiquen la "estupidez" de obrar
de manera contradictoria con valores y que lleven a un comporta-
miento contraproducente.
Las reglas verbales acerca de cómo se "debería" o "no debe-
ría" perseguir determinados valores también pueden causar difi-
cultades. Como ejemplo, cuando era adolescente, yo mantenía
un conjunto de reglas bastante rígidas respecto a cómo buscar
una relación romántica. Yo debía mantener una distancia respe-
tuosa (haciendo hincapié en la "distancia" y con una definición
48 LA DEFUSIÓN COGNITIVA EN LA PRÁCTICA
sus piernas. Sería muy fácil suponer para una persona así que ya
no podría vivir según sus valores recreativos -estar al aire libre,
en conexión con la naturaleza, plantearse desafíos física y mental-
mente, sumergirse en cada instante-. Pero por decirlo de un modo
más abierto de lo que se lo diríamos a una persona en esa situa-
ción, también es posible experimentar los desafíos, la conexión
con la naturaleza y el estar en el momento desde el confinamiento
en una silla de ruedas. En ambos casos, tanto el hombre que per-
dió a su padre como el que perdió el uso de sus piernas, experi-
mentarían un elevado grado de tristeza y duelo, que sería necesario
reconocer, así como pensamientos sobre la injusticia, desesperan-
za y demás de los que sería muy difícil desprenderse para asumir
lo que todavía es posible hacer. Pero la defusión puede ayudarnos
a encontrar la humanidad, vitalidad, significado y oportunidad de
actuar que permanecen entre las fisuras de las situaciones más
complicadas y las narrativas que nuestra mente entreteje.
Compromiso y defusión
Un compromiso también puede adoptar fácilmente una cuali-
dad de "todo o nada", sobre todo, cuando nos hemos comportado
de una manera claramente contradictoria con nuestros valores.
En esos momentos puede ser muy fácil fusionarse con pensa-
mientos de "haberla fastidiado" y puede que ya no nos implique-
mos más en acciones guiadas por valores importantes. Como
ejemplo, un colega había "quemado sus puentes" con su hija adul-
ta como consecuencia de una serie de decisiones vitales profun-
damente lamentables. Tras reflexionar consigo mismo, se dio
cuenta de que valoraba mucho una relación más estrecha con
ella pero no parecía disponer de muchas opciones (más bien, de
ninguna). Entonces decidió establecer contacto con su hija un
par de veces al año para decirle que le gustaría volver a verla de
nuevo y que le compraría un pasaje de avión cuando ella quisiera
ir a visitarlo. Finalmente, la hija estuvo de acuerdo y eso abrió la
puerta a una gran variedad de acciones congruentes con valores
EL PAPEL DE LA DEFUSIÓN COGN ITIVA EN LA TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO 51
Yo-como-contexto y defusión
Hay un gran solapamiento entre la experimentación del yo-
como-contexto y la defusión del lenguaje. De hecho, parece como
si la ejecución de un proceso condujera, inexorablemente, al otro.
El mero hecho de darse cuenta de los propios pensamientos desde
una perspectiva de observador, por lo general, lleva, al menos, a
un cierto grado de defusión. La defusión de una palabra o pensa-
miento suele dar como resultado la constatación de las propieda-
des físicas de las palabras de manera distanciada, desde una
perspectiva de observador. Desde el punto de vista de un terapeu-
ta, posiblemente, no sea necesario diferenciar claramente entre
yo-como-contexto y técnicas de defusión. Sin embargo, las técni-
cas que se centran primaria y explícitamente en la vivencia de
pensamientos, sentimientos y otras sensaciones desde la perspec-
tiva de un observador, generalmente, entran en la categoría del
yo-como-contexto. Las técnicas de defusión, por el contrario, se
centran, en primer lugar, en romper las reglas del lenguaje.
Conclusión