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La causa es el efecto.

El problema del diagnóstico dual en las


adicciones1.
Rik Loose

(traducción del inglés Mario Kameniecki y Patricia Meyrialle)


Introducción

La adicción es un problema crucial para el psicoanálisis. Esta es una


importante razón por la cual los analistas deberían estar interesados
en las adicciones. Freud –cosa inhabitual en él- , de manera
enteramente responsable no se confrontó con la adicción. Junto con la
neurosis actual él llegó a excluirla de su trabajo clínico y teórico.
Reconociendo que ambas son manifestaciones del sufrimiento mental,
sintió que ninguno de esos fenómenos estaban abiertos a los efectos
del análisis. Está el efecto de una sustancia tóxica en el cuerpo
(adicción), está una vaga insuficiencia psíquica (neurosis actual), pero
no hay formaciones del inconsciente estructuradas simbólicamente
que puedan ser analizadas. Freud pensaba que para este tipo de
sufrimiento el análisis podía hacer muy poco. ¿No implica esto que el
psicoanálisis tiene un problema crucial? ¿No significa esto que la
adicción es un producto de desecho del análisis freudiano? Un
producto de desecho es algo que se empuja fuera, se arroja fuera o se
rechaza del sistema, porque el sistema no puede tratar con eso. El
analista, como objeto de transferencia, podrá encarnar lo que es
problemático, doloroso y no comprendido en el paciente. El paciente
querrá rechazar todo eso proyectándolo en el analista. En ese sentido,
el analista funciona como soporte para los productos de desecho del
paciente, de tal manera que es a través del proceso de elaboración
(working-trough) de la transferencia le permitirá llegar al paciente a los
términos de la causa y razón de ese rechazo.
Si el deseo del analista es funcionar como producto de desecho para
el o la paciente hasta que algo cambie en la consideración de la
relación del paciente con su saber inconsciente, es decir, si el deseo
del analista es el de conducir un paciente a través de las barreras de
1
Aspectos sobre Joyce y el sinthome aparecieron anteriormente en la revista de la London Society of the
New Lacanian School (R. Loose. “Joyce’s Administration”. Psychoanalytical Notebooks, 13, 2005, pp. 83-
91.) y algunos otros aspectos de este artìculo fueron presentados para su publicación en 2005 como parte de
un documento previo a un simposio sobre diagnóstico dual que tuvo lugar el 5 th de Diciembre de 2003 in PC
Sleidinge Hospital en Bélgica.

1
su ignorancia, entonces Freud perdió su deseo en relación a la
adicción. Esto está ejemplificado en el caso de Otto Gross 2.
Gross era un promisorio practicante del psicoanálisis y era también
adicto a la cocaína y al opio. Freud enfatizó claramente que no quería
a Gross en análisis con èl. Lo que Gross provocó en Freud no era
tanto un deseo analítico como el deseo por un tipo de conocimiento
científico general u objetivo. En otras palabras, Freud abandonó
temporariamente su deseo de analista y se hizo ignorante en relación
a Gross y a la adicción. Esto puede suceder cuando uno se enfrenta
con un producto de desecho perturbador que perturba el sistema.
Esto es porque la adicción es un problema crucial y por lo tanto está
en una buena posición para interrogar al psicoanálisis.
Lacan solo se refirió a la adicción esporádicamente. El hizo un número
de afirmaciones sobre la adicción pero hay una que es una
observación que es como una carta sacada de la manga que siempre
me intrigó. El dijo: “En cualquier caso el discurso siempre se dirige a
los toxicómanos”3 . En otras palabras, nadie escapa a la pasión de los
efectos que las sustancias tóxicas pueden proveernos. Esto introduce
la pregunta por el diagnóstico de adicción, es decir, esto alcanza la
pregunta de qué es la adicción o de cómo funciona para el sujeto.
En otra ocasión, los comentarios de Lacan concernientes a la
toxicomanía implicaron que la toxicomanía sigue el camino de la
ciencia (médica) y ha llegado a ser cada vez más dependiente de lo
que él llamó una “relación epistemológica al cuerpo”. Para dar la cita
exacta, el dijo: “ El discurso científico confiere un nuevo estatuto a los
tranquilizantes y a las drogas alucinógenas. Los legisladores de la
práctica médica imponen dos deberes: uso controlado de las drogas y
una dimensión ética que se mueve hacia la dirección del goce 4
También esto origina la cuestión del diagnóstico pero ahora más
específicamente con relación al relativamente reciente problema del
diagnóstico dual o co-morbilidad. En los últimos veintantos años el
diagnóstico dual en adicciones se ha vuelto una preocupación mayor
para el discurso médico.

2
En tres cartas (n°. 46, 85, 98) escritas por Freud en 1908 y dirigidas a Jung, hay referencias a la adicción
de su colega, el rebelde Otto Gross. W. McGuire (Ed.). The Freud/Jung Letters. London: Routledge and The
Hogarth Press, 1974, pp. 90, 142, 156.
3
Esta observación fue hecha en un debate de una mesa redonda sobre toxicomanía. J.P. Dupont. “Discours de
la Toxicomanie. Quarto, Bulletin de la Cause Freudienne en Belgique, 17, 1984: pp. 47-56.
4
J. Lacan. La Place de la Psychanalyse dans la Medecine. Cahier du College de Medecine, 12, 1966, p. 767.

2
Pienso que si vamos a entender algo de la adicción como un
fenómeno clínico y como algo que tiene relación con otras formas de
sufrimiento mental necesitamos conocer algo acerca de los efectos
que las drogas tienen en la gente. Freud en su temprano trabajo sobre
la cocaína hizo un descubrimiento muy interesante. El descubrió que
la cocaína no afectaba a todos de la misma manera. En otras
palabras, hay una variable (Interna) del sujeto, que determina cuál es
el efecto que tendrá la droga en alguien. Nuestro pensamiento sobre
las drogas y las adicciones sigue siendo demasiado dependiente de
un efecto general de las drogas y el alcohol. Afirmo que los adictos no
son adictos a las drogas, sino a un efecto específico que extraen de
las drogas: un efecto-subjetivo-específico. Este es un efecto que los
no adictos no pueden conseguir de las drogas. He Intentado encontrar
un mecanismo que pueda contribuir a ayudar a entender cómo los
síntomas y las drogas afectan a la gente de manera diferente. Yo
llamo a ese mecanismo administración. Más adelante explicaré porqué
lo llamo así y también explicaré cómo eso puede contribuir a exponer
el diagnóstico dual como un concepto problemático y engañoso.
Al final de la lectura del seminario XXI Le-non-dupes-errent, Lacan
dice lo siguiente: “es necesario ser un incauto, digamos, para
apegarse a la estructura”5. Antes de eso dijo que los no incautos “son
los que se rehúsan a ser capturados por el espacio del hablante-ser” 6.
Hay por supuesto varios caminos para ser un no incauto. Uno de esos
caminos es el del caminante. Porque para aquellos que consideran
que la vida no es más que un viaje - los que consideran que el
período entre el nacimiento y la muerte no es más que el camino hacia
la tierra prometida- , la estructura no se apegará. Esa vida, Lacan
sugiere, es la vida del viator7. Viator es una palabra muy interesante en
el contexto de la adicción. Normalmente cuando se usa esta palabra
significa viajero. Sin embargo, hay un antiguo significado latino de esta
palabra en el que el viator es un sirviente civil de la corte: alguien que
es el administrador del magistrado de la corte. En el mismo contexto
Lacan dice que entre el nacimiento y la muerte encontramos
estructura. Sin embargo esta es solo la mitad de la historia: entre la
vida y la muerte también encontramos vida en sus aspectos vitales, a
saber, en la forma del goce del cuerpo viviente. Este goce del cuerpo
viviente, en mayor o menor medida, se anuda a la estructura durante
5
J. Lacan. Seminario XXI, Le Non-Dupes Errent, 1973-1974, (inédito) clase del 13 de noviembre de 1973.
6
Ibid.
7
Ibid.

3
la vida. El encuentro entre el goce y la estructura implicará siempre a
un sujeto engañado en términos de goce. Otra manera para evitar ser
engañado es evadir por medio de un atajo el anudamiento entre el
goce y el cuerpo vía la ruta tóxica del cuerpo con drogas y alcohol. En
otras palabras, los adictos se equivocan (yerran) al no adherir a la
estructura: ellos se deslizan sobre ella vía el uso de drogas y alcohol,
que los torna ( como adictos) esclavos o administradores de goce.
Defino adicción como sigue: adicción es una elección de goce que es
administrado independientemente de la estructura que determina el
lazo social con otros. Con esta definición no estoy implicando que el
lazo social con otros no juegue un rol en la etiología y experiencia de
la adicción. En lugar de eso, lo que quiero enfatizar con esta definición
es el hecho de que el efecto que los adictos persiguen es algo que
tiene lugar, en gran medida, independientemente del Otro.
Considérense por ejemplo el sexo y el humor. Para ambos se necesita
respectivamente al Otro como compañero sexual y al Otro en el
sentido del lenguaje. El campo del lenguaje y el significado, como
cimiento del lazo social con otra gente, es en efecto el campo sin el
cual el humor no sería posible. El humor juega con el sentido y el
sinsentido, y es por ello en gran medida dependiente del lenguaje y el
significado. Ni siquiera el humor gestual puede escapar a la necesaria
interacción entre el sentido y el sinsentido, y por lo tanto del marco
general que determina también a este lenguaje particular. Acerca del
sexo debe notarse que la masturbación, como actividad, es una
excepción a esto.
También será interesante mencionar que Freud hace una conexión
entre masturbación y adicción.8 Freud argumentaba que la
masturbación es un atajo entre el deseo y la satisfacción y que, como
tal, es algo que permite al sujeto saltearse el mundo externo. 9
Entonces tanto la masturbación como la adicción pueden producir
placer al sujeto de una manera que es independiente del Otro. Sin
embargo, también pueden ambas proveer la ilusión de que hay un
placer que puede obtenerse sin ser fragmentado o limitado por la
estructura y el lazo social con el Otro. Esto nos permite entender que
al menos algunas adicciones funcionan como síntomas de
cortocircuito. Por lo tanto, no sería muy arriesgado afirmar que la
adicción implica una relación problemática con el lazo social.
8
J. Masson. (Ed.). The Complete Letters of Sigmund Freud to Wilhelm Fliess 1887-1904. Cambridge:
Harvard University Press, 1985, p. 187.
9
H. Nunberg & E. Federn. Minutes of the Vienna Psychoanalytic Society, I, 1906-1908. New York:
International Universities Press, 1962, pp. 239-240.

4
La transferencia como lazo social

Se dice a menudo que la sociedad tiende a excluir o rechazar a las


personas adictas, especialmente aquellas con problemas de doble
diagnóstico. Me parece a mí, sin embargo, que no sería muy fructífero
hacer a la sociedad enteramente responsable por los problemas de
adicción y doble diagnóstico. Los adictos también tienen una
responsabilidad, precisamente porque alguna vez hicieron una
elección, y esa elección implica una decisión a nivel del sujeto: el
sujeto como adicto ha decidido tomar un atajo a través de la vía tóxica
del cuerpo y así evadir el menos inmediato y por lo tanto menos
satisfactorio desvío a través del lazo social.
Es de crucial importancia que el espacio en la política del tratamiento
de la adicción para adictos es creado de tal manera que sus
experiencias, que incluyen también aquellas que indican un rechazo
de la sociedad, pueden ser abiertamente articuladas dentro de un lazo
social con otros. Sobre esta base, lo que es problemático para los
adictos en términos del lazo social puede ser re- experimentado
dentro de un contexto terapéutico. La creación y mantenimiento de un
espacio de transferencia dentro de la sociedad es absolutamente
esencial, no solo porque la adicción no disminuye, sino especialmente
porque nosotros estamos confrontados de manera creciente con una
cultura donde la inmediatez del goce nos es impuesta. Una
consecuencia extrema de esto es la continua disminución de espacio
para la insatisfacción, el deseo y el lazo social. En otras palabras, más
y más nosotros estamos dominados por una cultura de goce y
consumo en la cual debemos sentirnos satisfechos (¿después de todo
acaso no tenemos todas las condiciones para que la satisfacción sea
satisfecha?) pero en la que no sentirse tan bien deviene cada vez más
insoportable. Esta es la clase de cultura que se vuelve menos
demandante por sus sujetos en términos de hacerlos responsables
para encontrar soluciones subjetivas al sufrimiento de maneras que
son radicalmente singulares. Estas son la clase de soluciones que
necesitan ser descubiertas por el sujeto mismo para confrontarse con
los problemas de la vida – y resolverlos- . En realidad el caso es
bastante opuesto: la cultura cada vez más fuerza a encontrar
soluciones externas al sujeto. Una de las consecuencias es que el
sujeto deviene más y más dependiente de estas soluciones exteriores

5
y esto podría preanunciar lo que podemos llamar la adic-tificaciòn de
nuestra sociedad.

La adicciòn como problema complejo: la importancia de la identidad y


la singularidad del sujeto de la adicciòn.

La creación de espacios para la singularidad del sujeto de la adicción


es más necesario que nunca porque la particularidad del sujeto tiende
a desaparecer bajo la uniformidad de las soluciones externas para los
problemas de la vida. La uniformidad de las soluciones externas
frecuentemente conduce a una imagen relativamente simple y
estereotipada que la gente tiene de la adicción. Sin embargo, es de
crucial importancia que no seamos engañados por la ilusión que esa
imagen pueda en efecto representar la verdad. En realidad la
adicción es un problema inmensamente complejo. Las personas
adictas a menudo adquieren un rótulo que representa la uniformidad
de la imagen de la adicción, y ese rótulo por lo tanto representa a los
adictos como una categoría y no como sujetos individuales. Es
importante mencionar que ya a este nivel somos confrontados con la
complejidad de la adicción: hay adictos que gustan de identificarse a sí
mismos con un rótulo tal. Por ejemplo, los jóvenes pacientes psicóticos
adictos que residen en lugares de internación tienden a querer crear
su propia subcultura: se identifican con el uso de drogas pero
frecuentemente rechazan de identificarse unos a otros en términos de
su “locura”. Es por lo tanto claro que la adicción debe ser relacionada
también con la pregunta por la identidad del sujeto y no solo en el caso
de la psicosis. Muchas culturas de la droga son en efecto sub-culturas
y esas sub-culturas no solo son producidas por el rol centrífugo que
las drogas tienen en la vida de estos sujetos sino también producidas
por una necesidad que en estos sujetos existía antes de la irrupción de
la adicción. Una identidad no es algo con lo que nacemos: se forma
desde el mismísimo comienzo de nuestra existencia vía la
confrontación (como sujetos) con las imágenes, deseos, aspiraciones
y palabras de los otros (del Otro) en nuestras vidas. La causa de
nuestros padecimientos y nuestra psicopatología está determinada por
- y en función de - esa formación de la identidad. Freud mostró
claramente que nadie puede ni eludir un sufrimiento ni adquirir una
identidad libre de problemas. Sobre la base de estas observaciones
acerca de la identidad dos consecuencias pueden desprenderse. La
primera, que el diagnóstico requiere considerar la relación

6
transferencial, y en segundo término, que el diagnóstico dual como
concepto es problemático para la práctica clínica por dos cuestiones
específicas. Primero enfocaremos nuestra atención sobre la primera
consecuencia, llamada, la relación transferencial.

Transferencia y diagnóstico

Si fuera el caso que la adicción está relacionada con la identidad y ( de


este modo) con la relación al sujeto-Otro, tiene sentido hacer de la
relación al sujeto-Otro de la transferencia el aspecto privilegiado del
tratamiento con adictos. Es ampliamente aceptado en cualquier rama
del trabajo clínico, que como clínico, es muy importante saber con lo
que uno está tratando; que uno está haciendo el tipo de diagnóstico
correcto. Si la adicción está relacionada con la identidad tendremos
diferentes formas de adicción, o mejor, un sinfín de variedades de
ellas. Si uno quiere saber con más seguridad que tipo de adicción está
tratando, resulta de crucial importancia que uno base su diagnóstico
en la relación transferencial sujeto-Otro. Sin embargo, es importante
agregar que esto no es una cuestión simple. La identidad, estando
basada en la relación con el sujeto-Otro, implica que ella no es estable
y que está abierta al cambio. Esta complejidad tal vez constituye una
bendición porque lo único que justifica un trabajo terapéutico es la
posibilidad de cambio en el sujeto y esto lógicamente implica la
posibilidad de un cambio en la identidad del sujeto. ¿Qué significa el
diagnóstico cuando uno se basa en la relación transferencial en el
trabajo clínico con el paciente?. Esa relación diagnóstica no es una
fijación de la identidad pero sí una hipótesis preliminar concerniente al
lazo social y esto es algo que debemos considerar con cuidado; es
una hipótesis que debemos tener preparada para abandonar cuando
no se producen los resultados esperados.10
Esto tiene importantes implicancias éticas para la práctica clínica como
podemos decir del modo que sigue: la terapia de los sujetos adictos
viene primero y el diagnóstico de los síntomas y la estructura clínica
solo sigue sus pasos. Aunque debería enfatizarse, de todas maneras,
que lo último no es menos importante.
Este punto de vista ético es un serio problema para el concepto de
diagnóstico dual (o co-morbilidad) porque este concepto presupone la
10
Esto es parafraseando una observación de P. Hennaux en el Simposio “To be or not to be (stoned). What’s
the question?” realizado el 5t de Diciembre de 2003 en PC Sleidinge, Belgium. La expresión en inglés remite
tanto a ser o no ser, como a estar o no estar (drogado), esa es la cuestión?.

7
habilidad de adquirir conocimiento respecto al diagnóstico del sujeto
previamente a cualquier relación terapéutica o tratamiento. El
concepto de diagnóstico dual fue desarrollado por un conjunto de
razones: resulta obvio que la co-ocurrencia de adicción y
psicopatología es más la regla que la excepción y también es obvio
que una categoría diagnóstica de este tipo puede conducir a un
tratamiento más especializado y por lo tanto eficiente, descontando
por supuesto que se haga el diagnóstico correcto antes de la
derivación o cómo mínimo al comienzo del tratamiento. Sin embargo,
esto podría también tener el efecto de fijación de la identidad del
paciente adicto. Con esta problemática interrogación sobre la identidad
nosotros arribamos a la segunda consecuencia: el diagnóstico dual es
como concepto clínico problemático por dos razones.

Diagnóstico dual como problema dual

Si consideramos la identidad humana como algo inherentemente


incompleto lo cual la hace algo con que la mayoría (si no toda) la
gente lucha, si nosotros consideramos que la identidad es algo que
puede cambiar con el tiempo, y si consideramos que la adicción está
relacionada con la identidad, solo podemos llegar a la conclusión que
el concepto de diagnóstico dual es problemático por dos razones.
Primeramente, como referimos antes, el concepto de diagnóstico dual
implica una categoría clínica estable y fija que va en contra de la idea
de la identidad como entidad cambiante. Esto a su vez implica que va
en contra de la idea de intervención terapéutica como algo que permite
establecer un cambio en el sujeto. Segundo – y este problema es
quizás más devastador para el concepto de diagnóstico dual - , si la
adicción está relacionada con la identidad del sujeto, entonces ningún
sujeto adicto escapará de ser un paciente dual. La implicancia de esto
es que el diagnóstico dual ha perdido así su valor clínico y de
diagnóstico. Todo clínico que trabaja con adictos (y con otros
pacientes) sabe que diagnosticar pacientes con diagnóstico dual es
notoriamente dificultoso y que la realidad clínica no permite asignar
directamente un paciente a una categoría particular dentro del sistema
de diagnóstico dual. Dos áreas de problemas se destacan aquí: el
primero concierne al sistema de diagnóstico basado en un sistema de
clasificación que es una nomenclatura (así como el DSM-IV o el CIE-
10) y lo segundo, concierne a la conexión entre las patologías de co-
morbilidad. Vamos a considerar el primer problema.

8
Hacia finales del siglo XVIII un cambio tuvo lugar en la medicina
somática que dio lugar al nacimiento de la medicina clínica moderna.
En ese período hubo un punto en el cual repentinamente el cuerpo
comenzó a tener una función diferente. Empezó a ser un cuerpo-en-
profundidad. Los cuerpos se abrieron. Una nueva anatomía se produjo
que hizo posible localizar, de una manera no ambigua, las causas y
funciones de las enfermedades. Esto fue un acontecimiento exitoso.
Tiene sentido que la causa de una enfermedad o de una patología
física pueda ser localizada en el cuerpo, especialmente cuando la
enfermedad es causada por agentes externos, como por bacterias o
virus. En este caso los agentes externos provocan la lesión interna.
El problema es que ese razonamiento no es eficaz en el dominio de la
psicopatología. La psique o el sujeto parecen interferir con la
posibilidad de establecer una conexión no ambigua entre una
psicopatología y su causa (localizable). Por supuesto, la esperanza de
la psicopatología era, y de hecho todavía es, que pudiera hacerse
eventualmente una transición similar. La psicopatología aspira
moverse desde una clasificación o nomenclatura de observaciones
clínicas hacia la postulación de la dinámica funcional subyacente ( de
la que esas observaciones son solamente las manifestaciones
visibles). Sin embargo, lo que la historia de la psicopatología muestra
en vedad es una oscilación entre el intento de desarrollar elaborados
sistemas de clasificación como el DSM-IV y el intento de aislar de ese
sistema de clasificación un diagnóstico clínico basado en unidades
funcionales (localizando la causa de la patología en áreas específicas
del cerebro). El intento de establecer una clínica basada en unidades
funcionales no ha podido sostenerse en el dominio de la
psicopatología. La psicopatología no ha logrado reducirse de ninguna
forma estable a los sistemas funcionales del cerebro y sus
desórdenes. Más pertinente para este problema es que tampoco está
organizado para abarcar la realidad clínica con el lenguaje perfecto e
inequívoco de un sistema de nomenclatura.
El fracaso para proveer a la psicopatología de una unidad conceptual
clara basada en el aislamiento y localización de áreas funcionales del
cerebro condujo a la psiquiatría y a la psicología clínica a retornar a la
relativa seguridad de los sistemas nosológicos o sistemas de
clasificación. Esos sistemas se proponen abarcar la realidad clínica de
manera clara y sin ambigüedades. Sin embargo, la nosología y los
sistemas de clasificación de patologías, hasta el momento, solo
parecen poder brindar una ilusión de control y dominio sobre algo

9
todavía muy desconocido. La implicación de esto es que hasta cierto
grado estos sistemas tienen la tendencia de oscurecer la realidad
clìnica y por lo tanto parece una tarea imposible alcanzar el ideal de
una objetividad perfecta y verdadera sobre la base de un sistema
adecuado de categorías11.
La razón por la cual los nombres nunca se corresponden
completamente con una realidad clínica es relativamente simple: las
palabras y sus significados (v.g. eso a lo que ellas se refieren) solo se
relacionan arbitrariamente con otras. Ninguna palabra o concepto
puede referirse natural y directamente a un objeto o significado en
particular: el significado de las palabras cambia de acuerdo al contexto
o a la relación con otras palabras. Esto hace del lenguaje un material
móvil y ambiguo y a esto se debe el que los nombres nunca se
correspondan unívocamente (o inequívocamente) con una realidad
empírica. En conclusión, la historia de la psicopatología muestra el
intento constante de encontrar certeza en algo que solo puede ser
descripto como un objeto de estudio inestable, y en ese proceso, esto
conduce a ignorar la relación entre el sujeto y el objeto, y en
consecuencia a ignorar la relación entre el clínico y el paciente, v.g.
conduce a ignorar la transferencia.
Vamos a considerar ahora el segundo problema concerniente a la co-
morbilidad. Los autores de un estudio reciente sobre patología dual en
Irlanda escriben que no existe consenso en absoluto acerca de lo qué
es el diagnóstico dual.12 Concierne a la coexistencia de dos o más
desórdenes clasificados en un paciente, uno de los cuales es el abuso
de sustancias. Pareciera que es difícil llegar a un acuerdo sobre qué
es el diagnóstico dual realmente o qué significa. Considerando el
problema del diagnóstico dual el Centro Europeo de Monitoreo de
Drogas y Drogadicción escribió en su informe anual: “Las
investigaciones existentes sobre las relaciones causales entre
desordenes psiquiátricos y abuso de sustancias no son concluyentes.
Los síntomas de desorden mental y problemas de adicción
interactúan e influyen mutuamente unos sobre otros”. 13
11
P. Verhaeghe. Klinische Psychodiagnostiek vanuit Lacans Discourstheorie: Impasses en Antwoorden. Gent:
Idesca, 1994, p. 62.

12
L. MacGabhann, et.al. Mental Health and Addiction Services and the Management of Dual Diagnosis in
Ireland. Dublin: National Advisory Committee on Drugs, 2004, p. 50

13
European Monitoring Centre for Drugs and Drug Addiction. Annual Report 2004: The State of the Drugs
Problem in the European Union and Norway. Luxemburg: Office for Official Publications of the European
Communities, 2004, p. 94.

10
El problema referido en esta cita es a menudo descripto como la
“discusión del huevo y la gallina”. La pregunta de qué es primero está
basada en una falsa premisa que es que toda verdad puede ser
reducida a una relación causa efecto general. La implicancia de aplicar
una causa simple y un efecto lógico al problema del diagnóstico dual
es que ciertas patologías pueden conducir a ciertas adicciones y
viceversa. Se elude aquí la compleja y elaborada discusión
epistemológica del problema de la causalidad general en
psicopatología, y que clínicamente puede observarse que no hay una
relación uniformemente unívoca entre psicopatología y adicción en el
sentido, por ejemplo, que una patología específica puede inclinar a
causar una adicción específica y que adicciones específicas pueden
inclinar a causar psicopatologías específicas. 14 Esto
no excluye el hecho que la adicción siempre causará problemas
físicos y mentales, lo que en sí mismo es un argumento en contra del
concepto de diagnóstico dual, precisamente porque la adicción
siempre tendrá otras consecuencias injuriosas.
En el informe al que hacíamos referencia más arriba podemos leer
esto: “ la co-morbilidad es notablemente difícil de diagnosticar” 15 Las
razones que sobre esto se dan usualmente consisten en que el cuadro
clínico a menudo esconde la psicopatología subyacente y los síntomas
de la adicción y de la intoxicación imitan ciertos síntomas psiquiátricos
que en muchos casos los hacen indistinguibles de estos últimos. No
hay duda que este es el caso; como se quiera este es otro elemento
que hace que todo el área del diagnóstico dual sea tanto más
problemático y complejo.
Podemos ingresar a la complejidad de este problema si respondemos
la pregunta siguiente: ¿el encuentro entre psicopatología y adicciones
mediante el concepto de diagnóstico dual es algo puramente
accidental? Una respuesta positiva a esta pregunta puede,
convenientemente, poner a un costado algo que hemos sabido desde
hace mucho tiempo: que las drogas y el alcohol son profundamente
ambiguas tanto en su función como en su efecto sobre el sujeto. En lo
que concierne al efecto, es un hecho clínico ampliamente conocido

14
Esto no excluye el hecho, no importa que, que la adicción siempre puede causar ciertos problemas fìsicos y
mentales. Esto en sì mismo es un argumento contra el diagnóstico dual de la forma en que se define en la
literatura especializada, precisamente porque el no adicto queda fuera de un problema de la naturaleza del
diagnóstico dual, porque la adicción siempre tendrá consecuencias perjudiciales.
15
Ibid. p. 95.

11
que las drogas afectan a las personas de distinto modo y que también
pueden afectar a una misma persona de diferente modo en momentos
diferentes.16
De Quincey escribió en una nota al pie de página en sus Confesiones
de un Opiófago ”...las diversidades del efecto producido por el opio en
diferentes constituciones (subjetivas) son infinitas” 17. En otras
palabras, la sugerencia es que el efecto de la droga depende de la
constitución subjetiva, que incluye su identidad sexual y su cuerpo. La
pregunta es: ¿cómo sabemos que éste es el caso?.
Antes de retomar esta pregunta, es importante ser más específico
acerca de la relación causa-efecto en adicciones a fin de demostrar
que lo accidental no tiene lugar en esta área. Difícilmente se puede
negar que la causa de la adicción está en relación con el efecto de las
drogas y el alcohol en el sujeto. Sin dicho efecto una persona no se
vuelve adicta, (aún si dicho efecto es puramente psicológico, tal como
es el caso del efecto de un placebo). Esto implica, lógicamente, que el
adicto busca un efecto, concretamente el tipo de efecto que lo
“engancha” a la droga; el efecto del cual se depende. La causa de la
adicción está relacionada con el efecto de las drogas y estos efectos
son específicos para los adictos o consumidores, ya que los no adictos
no consiguen lograr dicho efecto o no quedan “enganchados” al
mismo. Nuevamente, tal como indicamos antes, la adicción se produce
por un efecto específico que sólo los adictos consiguen con la droga.
La implicación de esto es compleja en relación a entender el problema
de la adicción a las drogas, porque no es ni la causa del efecto (la
constitución subjetiva) ni el efecto de la causa (lo que “engancha” al
sujeto). Siempre se trata de ambos y de algo más, que concierne a la
relación entre causa y efecto. Qué es ese algo más que causa el
efecto específico de una droga y el deseo de consumirla? La causa
por el cual el efecto de una droga produce adicción es el sujeto,
concretamente lo que representa la transmisión entre la causa y el
efecto-sujeto-específico. Si este es el caso, esta idea puede tener
enormes implicaciones, porque implica que la causa de una adicción
no puede conocerse a priori del encuentro terapéutico con los adictos.
En otras palabras, sólo el sujeto adicto es quien puede articular la
causa de su adicción.

16
De hecho Freud probó empíricamente este punto en uno de sus “Escritos sobre la Cocaína”. S. Freud
(1885). Contribución al conocimiento de los efectos de la cocaína.
17
T. De Quincey. (1821) Confesiones de un opiófago inglés. Espasa Calpe, colección Austral, Buenos Aires

12
Con la idea de articulación hemos llegado a la pregunta que aún
permanece sin respuesta: ¿cómo podemos saber que el efecto de las
drogas depende de la constitución subjetiva? Uno sólo puede ser
capaz de saber sobre los efectos que las drogas causan escuchando
el modo en que los sujetos hablan sobre su consumo y el modo en
que estas drogas los afectan. Los efectos de las drogas y el alcohol
no existen independientemente del sujeto y de la estructura subjetiva.
Las drogas y el alcohol no producen un conocimiento con relación a
sus efectos; sólo el sujeto mismo puede lograr eso. Es por eso que
no se puede apostar todo al objeto (sustancia) en la investigación del
diagnóstico dual, sino que se debe incluir la relación sujeto-objeto.
Finalmente, la salida de la discusión sobre el “huevo y la gallina” con
relación al diagnóstico dual y las adicciones es establecer la relación o
lazo entre la causa y lo hablado (dicho) sobre la causa y el efecto. De
ese modo, uno se da cuenta rápidamente que hay muy poco en la
vida y en las adicciones librado al azar: la particular constitución
subjetiva es la causa del efecto- sujeto específico que hace que un
sujeto sea adicto a las drogas. El vínculo entre los dos, o más,
aspectos patológicos del diagnóstico dual es el sujeto, el cual hace
elecciones de acuerdo a su deseo y ciertamente hace elecciones
basadas en quien o qué es.
Por lo tanto, las elecciones subjetivas con relación a la adicción y otras
psicopatologías están relacionadas, sin ninguna duda, con la cuestión
de la identidad del sujeto. Tal como indicamos antes, si consideramos
que la identidad es más o menos particular y abierta al cambio, los
sistemas de clasificación de diagnóstico dual que son verdaderamente
efectivos clínicamente, quedarán meramente como un espejismo en el
horizonte, a menos que, por supuesto, encontremos una manera de
incorporar al sujeto en nuestro sistema de diagnóstico.

La Administración del Sujeto: una propuesta teórica.

La importancia de la relación entre el sujeto y el Otro para el desarrollo


del individuo y la cuestión de la identidad subjetiva (que está muy
ligada con el modo de relación entre el sujeto y el Otro) consiste en
un serio problema para el concepto de diagnóstico dual en adicciones.
La noción de relación entre el Sujeto y el Otro y la identidad subjetiva
debilitan la idea de un sistema de clasificación que funcione en el
campo del tratamiento de las adicciones.. Sin embargo es importante
no perder de vista el motivo por el cual el concepto de diagnóstico dual

13
fue desarrollado y a qué se debe que hoy tenga tanta importancia en
las políticas del tratamiento de las adicciones. Fue desarrollado
debido a que diferentes psicopatologías existen en un sujeto y el
diagnóstico dual se ha transformado en un problema acuciante. Sin
embargo, debemos mencionar que el desarrollo de la
psicofarmacología en psiquiatría ha conducido a la idea que el uso de
drogas medicinales en casos de sufrimiento mental y enfermedad
pueden causar una adicción y por lo tanto la aparición de pacientes
con diagnóstico dual.
A pesar de los problemas con el diagnóstico dual, el argumento al
que adhiero
es que el concepto de diagnóstico dual es extremadamente útil debido
a que tendrá un impacto importante en el campo del tratamiento de las
adicciones.
Es mi esperanza que el impacto positivo del concepto de diagnóstico
dual pueda superar los problemas negativos mencionados antes. El
aspecto positivo del diagnóstico dual es que introduce la idea de que
la adicción es un problema verdaderamente complejo. La
manifestación y presentación uniforme de la adicción han logrado
ocultar la complejidad social y subjetiva que implica y que, por lo
menos recientemente, han justificado políticas superficiales de
tratamiento y programas de especialización que requieren de un
mínimo financiamiento e inversión en capacitación profesional.
Si el diagnóstico dual puede evocar nuestro interés en la adicción
como un problema complejo que, entre otras cosas, involucra serios
problemas psicológicos, entonces tal vez ha llegado el momento de
introducir la posibilidad de un diagnóstico que incluya al sujeto, su
identidad y su estructura clínica.
En la Introducción definí la adicción como: una elección de goce
administrada independientemente del lazo social con otros. Allí
exploro brevemente la particular relación de independencia entre el
sujeto adicto y el Otro. Quiero enfatizar aquí el concepto de
administración (de goce) en esta definición y proponer que este
concepto puede ayudarnos a delinear los inicios de un sistema de
diagnóstico diferencial de las adicciones que incluya al sujeto y que,
como sistema, pueda ser de utilidad como complemento de un sistema
de diagnóstico incluyendo el diagnóstico dual en la práctica clínica con
adictos. Esto es útil para complementar el sistema de diagnósticos en
adicciones debido a que aún no hay un diagnostico coherente de las
adicciones. La descripción de conductas adictivas, patrones de

14
consumo, características de las drogas y sus efectos en la psique y el
soma ha conducido hasta ahora, a resultados insatisfactorios. Una
inequívoca relación de causa y efecto establecida entre la adicción y
los factores psicológicos, sociales, orgánicos y médicos aún no se ha
establecido. Las consecuencias del método estadístico /descriptivo de
investigación en adicciones es que uno tiene que partir del punto de
vista que las drogas tienen un efecto uniforme, lo cual implica que
estos efectos tienen que ver solamente con las drogas (y el alcohol) y
nada que ver con el sujeto. Este método fracasará en alguna medida
debido a que las drogas y el alcohol son notoriamente ambivalentes.
Tal como se estableció previamente, las drogas y el alcohol tienen
diferentes efectos en diferentes personas y por lo tanto ni su función ni
su efecto son uniformes. Es razonable asumir que es el sujeto (con su
identidad y estructura clínica) el que ajusta una los engranajes
aceitados de la uniformidad. Una forma de salir de este impasse es
tomar al sujeto como punto de partida y no los efectos uniformes de
las drogas y el alcohol. Este punto de partida tiene mucho que ver con
el modo en que el adicto le pone palabras a su experiencia.
En mi investigación sobre las adicciones he llegado a la conclusión
que, desde un punto de vista psicoanalítico, no hay adicción sin
diagnóstico dual. La adicción deberá siempre ser situada en el marco
de una estructura neurótica, psicótica o perversa. Luego llegué a la
conclusión que algunos adictos pueden ser relacionados con lo que
Freud llamaba neurosis actuales. Las neurosis actuales se distinguen
dentro de la psicopatología por la ausencia de síntomas estructurados
psicológicamente18. Neurosis de ansiedad (angustia), formas
neurasténicas de depresión y en especial las adicciones son algunos
de los fenómenos que se encuentran en esa clasificación. Estos son
erróneamente entendidos como los nuevos síntomas pero su
frecuencia está en franco aumento,
En la neurosis actual no se encuentran síntomas analizables debido a
su característica falta de proceso psíquico. El sujeto no puede mediar
su padecimiento por la vía (simbólicamente estructurada) del síntoma
psicológico. Se trata más bien de que la persona sufre en forma
directa y a menudo en su propio cuerpo. La razón de esto último es
que la falta del proceso psíquico tiene consecuencias en la

18
Para una detallada exploración de las neurosis actuales en el contexto de la psicopatología el lector es
referido al siguiente libro: P-Verhaeghe. On Being Normal and Other Disorder. A Manual for Clinical
Psychodiagnostics. New York: The Other Press, 2004.

15
constitución subjetiva, tanto en la psiquis como en lo corporal. Aquí es
donde encontramos muchas de las adicciones crónicas.
He tratado de encontrar un mecanismo que pueda relacionar la
adicción con las diferentes estructuras clínicas. He propuesto el
concepto de administración19. He trabajado con personas adictas en
un hospital y todavía lo hago en mi práctica privada. Hay algo que me
ha impactado en el discurso de estas personas: ellos parecen referirse
a algo que solo se puede describir como de una economía. No es
algo obvio pero sí es algo que ciertamente es encubierto en su
discurso. He pensado que este aspecto económico encubierto refleja
una relación particular al goce: los adictos parecen preocuparse por
un manejo de regulación del goce. Administración es un término
económico que tiene una interesante etimología e historia: le da pie a
ejercer un ministerio o a servir. En términos de cómo se ejerce un
ministerio sobre el goce o se sirve, el concepto de administración
produce un correlato con las estructuras clínicas del sujeto y con las
neurosis actuales. Los neuróticos, psicóticos o perversos administran
su goce de diferentes maneras y sin duda por diferentes razones. En
la neurosis y en la perversión la administración de la adicción es una
cuestión proveer un goce extra: o sea un intento de suprimir los límites
que la realidad o el lenguaje le imponen al placer. En la psicosis la
administración con los efectos de las drogas y el alcohol concierne al
management o la maestría de un goce irresistible y sus funciones
como un sustituto del lenguaje porque el lenguaje no puede funcionar
con propiedad para el sujeto con estructura psicótica. El Nombre-del-
Padre está forcluido para el sujeto psicótico y ellos están forzados a
vivir con un goce invasor. La adicción en estas estructuras funciona
como un efecto que puede neutralizar el goce invasivo ( intrusivo?), la
cual es una función que por demás puede ser ejecutada ( ejercida?)
por el lenguaje. La administración con los efectos de las drogas y el
alcohol en la neurosis actual concierne la regulación o el gobierno del
cuerpo porque en la neurosis actual los pacientes sufren
predominantemente de sus cuerpos. La constitución del cuerpo en
esta estructura clínica es una cuestión particularmente problemática,
esencialmente porque la carencia del proceso psíquico (o
simbolización) dificulta la traducción y transformación del organismo
con el que nacemos en el cuerpo que empezamos a tener. Una
19
Para un análisis del concepto de administración y su aplicación a un sistema de diagnóstico diferencial de la
adicción que incluye al sujeto, y para una más detallada exploración de las condiciones clínicas de las
neurosis actuales y de la problemática del cuerpo el lector es remitido al capítulo 8 del libro: The Subjet of
Addiction: Psychoanalisis and the Administration of Enjoyment. London: Karnac, 2002.

16
consecuencia de esto es lo que no pocos de estos pacientes
experimentan un goce problemático (habitualmente bajo la forma de
dolor, angustia o agotamiento físico) en el nivel de sus cuerpos. La
adicción funciona aquí como una especie de mecanismo de
dique/compuerta que regula esta problemática clase de goce que se
produce en estas condiciones. Los diferentes métodos de
administración determinan qué son los efectos de las drogas para los
adictos individualmente. Esto es siempre importante en nuestro trabajo
con la población de adictos para poder articular como ellos
experimentan los efectos de las drogas. Sin embargo, es importante
darse cuenta además que el efecto de las drogas no está determinado
por la estructura clínica del sujeto y su correspondiente mecanismo de
administración: los efectos de las drogas no están determinados por el
mayor o menor aspecto universal de la estructura clínica pero además
o también determinados por algo que es radicalmente particular.
Yo propongo la hipótesis que los efectos de las drogas son co-
determinados por las interacciones particulares entre el sujeto y el Otro
previas a la constitución de la estructura del sujeto. En esta verdadera
primera fase de la vida el cuerpo es totalmente afectado por las
conductas significativas y acciones ( o por carencia de ellas) del
(m)Otro (madre u Otro). El sujeto realmente experimenta
psíquicamente los efectos de esa significación material y eso además
contribuirá a la formación de identidad del sujeto que incluirá la
relación del sujeto con el cuerpo. Esta área de la teoría ( y de la
investigación) concierne a la interfase entre lenguaje y biología. La
formación y constitución del cuerpo en esta fase temprana de la vida
determinará cómo el sujeto experimentará los efectos de las drogas.
Algunos de esos efectos conducirán sin duda a la adicción. El aspecto
crucial de esta teoría para el tratamiento de la adicción es que toda la
acusación y determinación de la adicción esta situada dentro de la
relación sujeto-Otro. Y este solo hecho justifica la temprana afirmación
que la transferencia (como relación terapéutica sujeto-Otro) es el
vehículo de cambio más privilegiado con el sujeto adicto.
Habiendo arribado a este punto me gustaría explorar algunas de
las ideas avanzando un poco más lejos en dos líneas diferentes. Yo
quiero explorar los efectos del síntoma desde el trabajo de Lacan
sobre Joyce y me gustaría concluir este artículo con una reflexión
histórica breve sobre la administración como concepto concerniente a
la regulación y el gobierno y especular cómo estos conceptos pueden
contribuir a la comprensión de la manera en que tratamos con nuestro

17
sufrimiento hoy en día. ¿Por qué relacionamos goce con un concepto
económico?. Los términos económicos son de ayuda porque como
Lacan sugiere en el seminario XVII ellos pueden contribuir “a
contextuar ese otro campo de la energética”, llamado, la energética del
goce20.
En el comienzo de Ulises Stephen Dedalus dice que el es un
sirviente de dos amos, uno Ingles y un Italiano 21. De hecho él alude a
un tercer amo podría ser el ego Irlandés al que Joyce trata de escapar
a través del exilio. Es claro desde el contexto que Stephen no quiere
servir a dos amos, menos a tres. Sin embargo, el dilema es este, una
manera u otra, el sujeto humano siempre sirve a dos amos: lenguaje y
goce. En la vida cada uno debemos detenernos y hacer un balance
entre ambos. En este contexto, administración no es nada más que
contabilidad, es decir, un balance de las reservas de goce con el
cifrado del lenguaje. Administración es aquí una forma de escribir
goce.
Pienso que Joyce realmente escribió su goce. Por supuesto, esto no
es nada nuevo sobre la conexión entre escritura y goce.
Sin embargo, lo que es interesante sobre la relación entre el goce, la
escritura de Joyce como sinthome y el síntoma en general, es la
conexión entre el efecto del síntoma y su causa. Es importante prestar
atención a la relación causa-y-efecto respecto al síntoma porque el
efecto del síntoma no se encuentra enfatizado ni en Freud ni el Lacan.
J-A Miller alude a ello en dos artículos sobre el síntoma y el cuerpo, de
2001.22
La escritura le produce a Joyce un goce; un goce enteramente para sí
mismo, es decir, que es administrado independientemente del Otro y
por lo tanto es de naturaleza masturbatoria. Es bueno saber que Joyce
se divertía a través de la escritura de Finnegans Wake23. Lo que está
en juego aquí es el efecto de la escritura de Joyce como la causa de
un síntoma que no puede dejar de escribirse. En otras palabras, la
escritura para Joyce produce un específico- efecto- de- sujeto-
Joyceano. Para ponerlo más sucintamente en forma de pregunta.
¿Cuál es la causa del efecto uno por uno que es la causa del síntoma?

20
J.Lacan Le Seminaire XVII, L’envers de la Psychanalyse, París: Editions Du Seuil, 1991,p.93.
21
J.Joyce. Ulises. London: Eveymans Library, 1992,p.31
22
J- A Miller. Lacanian Biology and the Event of the Body. Lacanian Ink. nr. 18, 2001. pp. 6-29. J-A. Miller.
The Symptom and the Body Event. Lacanian Ink.nr. 19, 2001. pp. 4-47.
23
R Harari. How Joyce Made His Name: A Reading of the Final Lacan (trans. Luke Thurston). New York:
The Other Press, 2002, p. 81.

18
Para responder a esto necesitamos volver al concepto de
administración.
En una entrevista con Arthur Power, Joyce sugirió que él es un
“escritor emocional” y que esa emoción fue la que dictó el curso y los
detalles del Ulises. Para él la escritura emocional es más profunda que
la intelectual y agrega que no es importante lo que uno escribe sino
cómo lo escribe24. En el comienzo del Seminario XXIII Lacan conjetura
(o concluye) de la expresión (o palabra) Joyceana l´elangue que
Joyce escribía causado por una especie de elación o manía que se
parece a su último libro25. La elación es una emoción, pero no estoy
del todo seguro lo que significa actualmente la expresión joyceana
“escritura emocional”. Tal vez el concepto de administración y la
reconsideración del concepto freudiano de neurosis actual pueda
ayudarnos aquí.
Freud argumenta que la neurosis actual causada por un déficit
psíquico que impide el procesamiento psíquico de la energía del
cuerpo que subsecuentemente deviene tóxica la neurosis actual.
Esencialmente, la neurosis actual concierne a un déficit de la
presentación del material significante del Otro al bebé o al niño que de
última corresponde a una identidad deficitaria y a una relación
problemática con el cuerpo. Yo propongo aquí que el déficit psíquico
freudiano corresponde a una forma particular de forclusión diferente a
la del mecanismo de la constitución de la psicosis. En el seminario
XXIII Lacan insinúa sobre la posibilidad de otra forma de forclusion -
una más radical – a parte de la del Nombre-del-Padre (que él
considera que es “algo más liviano”) 26. Si este es el caso, y si, como
Freud sugiere el déficit psíquico en la neurosis actual es más
primordial que en la histeria y en la neuropsicosis de defensa –
entonces la neurosis actual puede ser realmente un factor dominante
con/dentro de las tres estructuras clínicas del sujeto 27. Lacan sugiere
con firmeza en el Seminario XXIII que el sinthome está relacionado
con el mecanismo de forclusión. Esto conduce a la siguiente pregunta:
¿ es el sinthome una forma particular de administrar el goce con el
síntoma?. El concepto lacaniano de sinthome tal vez pueda aplicarse a

24
A. Power. Conversations with James Joyce. Dublin: The Lilliput Press, 1994, pp.109-110.
25
J. Lacan. The Seminar, Book XXIII, Joyce and the Sinthome (1975-1976) (trans. Cormac Gallagher),
unpublished, lecture of 18 november 1975.
26
Ibid. Lecture of 16 March, 1976.
27
Paul Verhaeghe aticipa esta idea en su libro cionado anteriormente On Being Normal and Other Disorders
(ver nota al pie 16).

19
ambas forclusiones: la de la psicosis y la que recae sobre “algo más
liviano”, como dos formas diferentes de administrar el goce. Hacia el
final del Seminario XXIII Lacan sugiere que el sinthome de Joyce es su
escritura y que está totalmente identificado con eso por lo que se pude
concluir que es su ego. En ese contexto Lacan discute el incidente del
Retrato... cuando Stephen es atacado y después de lo cual
experimenta una sensación peculiar de abandono de su cuerpo. Lacan
no interpreta eso como una experiencia psicótica pero sí como algo en
lugar de/ en reemplazo de. la carencia de ego de Stephen ( carencia
yoica) teniendo repercusiones de su experiencia con su cuerpo 28. Esto
plantea dos preguntas relacionadas:
1. ¿Está el sinthome de Joyce relacionado de alguna manera
(neurosis actual?) con una relación problemática con su cuerpo?
2. ¿Qué forma de administración está involucrada en la escritura de
Joyce?
La manera en que la escritura funciona para Joyce no puede ser
considerada separada de la universalidad de su contexto cultural y
político ni puede ser considerada separadamente de los mas o menos
aspectos universales de su estructura clínica. Sin embargo, si la
escritura de Joyce esta relacionada con una más radical forclusión del
Nombre-del-Padre, acordamos con Lacan en que la naturaleza del
sinthome de Joyce es radicalmente particular. A esto ahora podemos
agregar que la implicancia radicalmente particular que también tiene el
efecto de su sinthome para Joyce. Esta forclusión radicalmente mayor
esta relacionada con las especificidades de la más temprana relación
sujeto-Otro incluida en el dominio de lalengua; el ritmo ............ , el
cuerpo y las particulares practicas infantiles que todas ellas
contribuyen a un estilo de sufrimiento. Este sufrimiento puede
expresarse para él por el cuerpo (o en una modalidad de neurosis
actual) si el Otro no esta comprometido en el nivel de su deseo y de
esa manera con sus significantes.
No es claramente seguro que Joyce fue psicótico, neurótico o
perverso. Sin embargo, es posible decir que su escritura administró su
economía de goce. La pregunta de cómo lo logró es difícil de
responder, pero Joyce nos dio una firme sospecha en el Retrato... .
Esto es, cómo Stephen trató de arreglárselas con su estado mental
cuando él caminaba con su padre en la ciudad de Cork y su pérdida
temporaria de la realidad después de haber sido rechazado por la voz
de su padre: “El repitió lentamente para si mismo: yo soy Stephen
28
J. Lacan. Op.cit. lecture of 11 may 1976.

20
Dedalus, yo camino al lado de mi padre cuyo nombre es Simon
Dedalus. Estamos en Cork, en Irlanda. Cork es una ciudad. Nuestra
habitación esta en el Victoria Hotel. Victoria y Stephen y Simon. Simon
y Stephen y Victoria. Nombres.”29Esto no es hablar. Esto es escritura,
una escritura de nombres, escritura como nominaciones. En otras
palabras, esto es como una forma de acontecimiento. Además lo más
fundamental de todo esto es que es un ritmo. Un ritmo particular del
lenguaje esta involucrado aquí. La presencia predominante de ritmo en
estos pasajes parece indicar que para Joyce primero y principalmente
la administración es una práctica de regulación y gobierno, porque
esta es exactamente la función de ritmo en la música. En otras
palabras esto indica que Joyce sufría a menos parcialmente de una
modalidad de neurosis actual. Esto es como decir que su sufrimiento
provenía de su cuerpo en comparación con los síntomas
simbólicamente estructurados y realmente cuando Joyce no escribía
sufría de todo tipo de fenómenos físicos y somáticos.
El ritmo es fundamental para el habla y el lenguaje 30. En ese sentido el
ritmo es en mayor o menor medida un fenómeno humano universal,
pero las irregularidades, puntuaciones escansiones, irrupciones y
sincopas caracterizan la particular relación bebe-Otro que determinan
radicalmente la singularidad de los aspectos del sujeto. Mi hipótesis es
que este fenómeno singular constituye la causa última de los efectos-
específicos-en Joyce de su sinthome. El ritmo juega un rol en la
regulación o el gobierno de lo real y tiene una función en el sujeto que
esta íntimamente relacionada con la inquisición del significante por la
vía del estadio intermedio de la proto-conversación. Esto no es nada
nuevo porque ya en 1967 el psicólogo ruso Bernstein declaro que el
ritmo es una necesidad biológico-mecánica 31. Además lo que es crucial
aquí, es como el funcionamiento del significante siempre llevará la
marca de los singulares y primordiales aspectos del ritmo entre el niño
y el Otro. Parece que tanto Freud como Lacan eran concientes de la
importancia de esas interacciones primordiales entre el sujeto y el
Otro. En el Seminario III Lacan dice que Freud constantemente

29
J.Joyce. A Portrait of the Artist as a Young Man. James Joyce: A James Joyce Reader. London: Penguin
Books, 1993,p.343.
30
En una comunicación personal Mario Beira llamó mi atención sobre el seminario de invierno 1966-1967 en
donde dentro el contexto de una discusión sobre ritmo, habla y lenguaje, Heidegger se refirio a la siguiente
sentencia de Archilochos de Paros (circa 648 AC) :”Reconeced como el ritmo sujeta al hombre”.
31
C. Trevarthen. Musicality and the Intrinsic Motive Pulse: Evidence from Human Psychobiology and Infant
Communication. In Rhythms, Musical Narrative, and the Origins of Human Communication. Musicae
Scientae, Special Issue, 1999-2000, Liege: European Society for the Cognitive Sciences of Music, p. 8.

21
puntualiza que para la memoria y la historización es necesaria una
“primera organización” del lenguaje; “
“32. Mi argumento es que este material significante, que incluye ritmos
específicos y particularidades radicales, produce los efectos-
subjetivos- específicos del sinthome, predominantemente porque ese
efecto hace a la constitución del cuerpo. El material significante no
solo tiene efectos sobre la manera en que el sujeto encaja en el
lenguaje sino también en cómo el sujeto encaja en su cuerpo. Las
ropas del leguaje y el cuerpo no están hechos por un sastre a medida
pero sí listos para usar y nunca están probados lo suficiente. En el
caso de Joyce la fabricación tuvo muy pocas pruebas ( en el sentido
de las pruebas que hace la modista o el sastre para confeccionar una
prenda de vestir) y por esa razón necesita una suplencia – su
sinthome- con la misma fabricación (factura?) – y con gran efecto.

En el mismo seminario Lacan dice que los psicoanalistas no están


excusados de leer a los psicólogos.33 Los psicoanalistas deberían leer
a Colwyn Trevarthen especialmente un artículo llamado Musicality and
the Intrinsic Motive Pulse. 34 Lo que Trevarthen experimentalmente
prueba es que el lenguaje desarrolla una interacción rítmica entre la
madre y el niño y que esto es algo que se inicia inmediatamente
después del nacimiento, literal y realmente dentro de los primeros días
de la vida. El también demuestra que ritmo y lenguaje son una co-
construcción; esta es una danza que la madre dirige pero en la cual el
bebé no es pasivo. Sin embargo, el compromiso materno juega un rol
crucial y expresa cómo su deseo, su goce y sus significantes
constituyen la música y el ritmo de esta danza. Trevarthen muestra
como la maternidad - el discurso, el sonido y el ritmo que ella dirige a
su bebé - es un fenómeno universal. Sin embargo, agregaría que ya
aquí en este nivel primordial de organización encontramos los
aspectos singulares de la particularidad de las interacciones niño-Otro
(madre).35 Como mencionamos antes, estas singularidades tienen un
32
J.Lacan. The Seminar, Book III, The Psychoses. (ed. J-A. Miller), (trans. Russell Grigg). London:
Routledge, 1993, p.156.
33
Ibid. P.152.
34
C. Trevarthen, op.cit.
35
Es importante mencionar que la particularidad de estas interacciones primordiales niño-Otro no funcionana
independientemente de la organización del lenguaje. En una comunicación personal Bruce Fink me escribió lo
siguiente: “Si Lacan algunas veces habla de “organización primaria o primordial” de algún tipo, me parece
que se trata del hecho que las propias actitudes maternas hacia el niño y sus interacciones están
afectadas/influidas por su relación pre-existente con el lenguaje, por su estructura fantasmática, su relación
con el falo, etc. De ahí, lque lo que es prioritario se basa en el deseo y el goce maternos pre-existentes, lo cual

22
efecto en la constitución del cuerpo del sujeto y en cómo ese cuerpo
es experimentado por él. La experiencia del cuerpo referida aquí
incluye cómo el efecto del sinthome y el efecto de las drogas en el
cuerpo son experimentados por el sujeto.
De acuerdo con Lacan, el padre de Joyce no le enseñó nada y de esa
manera esto fue muy difícil para él. Tal vez por esto la voz de su
padre le producía tanto rechazo: la voz de su padre - su ritmo y su
sonido- jugó un papel determinante en la constitución de su vida y de
su cuerpo; para Joyce permanece como voz en lo real. La de-
realización o el ataque de pánico de Stephen en el Retrato... son
disparadas por el rechazo a la voz de su padre. Está bien
documentado que Joyce no procedía de un origen que contuviera el
ritmo y el sonido del compromiso parental. Tal vez es por esto que el
ritmo y el sonido retornan en su escritura hasta el grado de alejarse del
sentido, pero de una manera que le permite regular su humor y su
cuerpo, e inclusive le produce realmente un efecto de excitación o de
elación. El efecto particular incesante que la escritura le causa a Joyce
y la causa del efecto sobre su sinthome se sitúa en el modo singular
en que el ritmo y el compromiso faltaron en su vida temprana. De
alguna manera podemos decir que Joyce tuvo suerte; su sinthome
podría haber producido en Joyce una debilidad a los efectos-
específicos-del alcohol. Y hay indicaciones que él era muy susceptible
a esos efectos.

Conclusión
En el seminario XX Lacan dice que “es clara la esencia de la ley –
para dividir, distribuir o retribuir cada cosa en la cuenta del goce” 36. Si
esta es la funcion de la ley entonces podemos considerarla
administración –que desde Jeremy Bentham no es nada mas que la
maquinaria que la ley requiere en términos de su ejecución e
implementacion en instancias particulares 37 - para ser la funcion de la
psicopatología. Esto nos lleva a decir que las formaciones del
inconsciente, incluyendo las fantasías inconscientes, administran y
regulan el goce en el sujeto. Es importante de mencionar que esta
administración, precisamente en esta forma depende en última
instancia de la ley del orden simbólico y esta además simbólicamente
estructura todo lo que ella es en el mundo. Seguramente esto tiene efectos sobre el cuerpo del niño”.
36
J. Lacan. The Seminar. Book XX (1972-1973), Encore. (ed. J-A. Miller), trans. Bruce Fink), London: W.W.
Norton & Co., 1998, p.3.
37
Ver capitulo 1 de A. Dunsire. Administration: The World and the Science. London: Martin Robertson &
Co. , 1973, p.p. 1-17.

23
estructurada. En este mismo seminario Lacan se refiere al “imperativo
de goce” que caracteriza al superyó cultural de nuestra época. 38 Lo
que esta implícito aquí por Lacan es como el poder de la función de la
ley en el orden simbólico esta disminuida a favor de la ley del goce. La
pregunta que podríamos hacernos aquí es la siguiente ¿qué sucede
con la administración del goce – que en ultima instancia es goce del
cuerpo – cuando la maquinaria administrativa es forzada a funcionar
cada vez mas sobre si misma como un resultado de la declinación de
la función de la ley simbólica?. La respuesta, me parece, es que esto
se trasforma en una administración del goce del cuerpo con lo real del
goce en si mismo. Realmente cada vez más, podemos recurrir a los
gadgets de goce mediante los cuales podemos regularlo. No tengo
ninguna duda que esto conduce a un aumento en la adicción a las
drogas y al alcohol, que consiste predominantemente en una
administración en lo real.
En la psicopatología – y por su via – el goce es limitado, acotado
y distribuido. La psicopatología depende de la ley simbólica y de la
administración a la que sirve como un soporte ejecutivo para el
funcionamiento de la ley. Esencialmente la administración aquí
concierne a la administración por el sujeto del estado de engaño en
termnos de ganancia de un acceso total al goce y esto es realmente
una cuestion de gerenciamiento, gobierno, servicio y regulación de lo
poco que podemos obtener de eso. Esto es administración conectada
con el deseo y la clase de administración que constituye un eco de la
gran maquinaria administrativa que se instituyo en los inicios del Siglo
de las Luces (o tal vez un poco antes de eso) en el siglo XVI. Este
periodo se vio una extensión de la actividad real (expansión del
comercio, creación de armadas reales, monopolio real de la justicia, de
las relaciones con las potencias extranjeras, etc.) y esto requería de
una maquinaria administrativa39. Esta maquinaria garantizaba la
soberanía del rey en un periodo donde el feudalismo estaba en sus
estadios finales y la dispersión religiosa comenzaba su desarrollo a
través de los movimientos de Reforma y Contrarreforma. El gobierno o
la centralización del estado vinieron a ser y, un orden para servir al
rey de una manera apropiada, la administración vio la luz del día lo
cual significó entre otras cosas, que los súbditos del rey debían pagar
un precio por ciertos bienes y placeres que ellos podrían disfrutar. En
el siglo XVIII con el advenimiento de la industria y el estado-nación,
38
J. Lacan Op.sit. ,p. 3.
39
A. Dunsire. Op. Sit. p. 53.

24
encontramos un cambio en la maquinaria administrativa. La
administración ya no sirve mas a una autoridad absoluta pero desde
ahora empieza a depender de la ley publica. La administración se
transforma en una manera de distribuir y regular los bienes y los
placeres en la sociedad. La administración aquí sirve a la sociedad o a
la ley común del estado, pero se trata de una administración que esta
todavía muy al servicio del deseo. El precio a ser pagado por los
sujetos del estado es todavía de ser engañados en términos de tener
acceso al goce. En los cambios recientes de nuestra cultura – un
cambio que coincide con un más directo (o corporal) acceso al
sufrimiento – podemos ver la emergencia del predominio de una forma
diferente de administración. Es una forma de administración que
funciona cada vez mas distanciándose de la ley simbólica y esta
relacionada con el intento del sujeto de no engañarse en términos de
( falta ) goce.40 Esto no es la administración del deseo, de falta y de
placer limitado, pero si es la administración que pertenece a lo real del
goce. Esta es la administración del viator, vale decir, la administración
de quien se desliza sobre la estructura y esta al servicio de la ley del
goce.
La causa de la separación entre la ley y la administración del
sujeto puede relacionarse con el hecho que la cultura occidental
favorece el goce sobre el deseo. El movimiento paradigmatico al que
apunta una administración esta divorciado de lo que indica la ley, en
un menor grado, nosotros podemos ser sirvientes del lenguaje y, en un
mayor grado, sirvientes del goce. El inmediato y corporal ( o neurotico
actual) modo de sufrimiento es una consecuencia directa de este
movimiento en equilibrio. Una de las consecuencias de una
maquinaria administrativa que funciona cada vez mas distanciándose
de la ley es la emergencia de síntomas en lo real como la adiccion, las
autolesiones, los desordenes de alimentación, etc.

40
En su libro Imperio, Hardt y Negri distinguen entre la función administrativa en el estado moderno y la
reciente función de la administración en el estado posmoderno, que ellos refieren al periodo del “régimen
imperial”. Ellos declaran: “mientras que para la legitimación y la administración del estado moderno la
universalidad y la igualdad en las acciones administrativas son prioritarias, en el “régimen imperial” lo que es
fundamental es la singularidad y la adecuación de las acciones para fines específicos” (p.340). En otras
palabras en el estado moderno la administración esta al servicio de la ley universal del estado, que es la ley
que afecta a cada uno mas o menos en igual medida, mientras en el régimen imperial la administración se ha
transformado en una acción en si misma ( independientemente de una ley universal) con un efecto especifico
como objetivo. ¿Podría este efecto realmente ser goce?. Mas adelante ellos escriben: “La matriz unificada y el
valor dominante de la administración imperial miente en su eficacia local” (p.342). ¿Podría esta efectividad
local también incluir el cuerpo del sujeto? M. Hardt & T. Negri. Imperio. Cambridge: Harvard University
Press, 2000.

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¿Pero que sucede con la ley en esta situación?. Sin la
maquinaria administrativa del soporte de la ley, la ley puede llegar a
constituir algo que puede ser disfrutado. ¿No es acaso el goce de la
ley la definición precisa del fundamentalismo?. El fundamentalismo no
es poco importante en la historia del tratamiento de las adicciones. La
modalidad del adicto es la de ser el viator de una estructura con goce
o de estar al servicio del segundo porque existe desde antes. El
discurso y la transferencia podrían proveer otra manera en algún lugar
entre quedarse clavado en el goce de la ley o quedar a la deriva en la
ley del goce.
Esto es quizás no sin cierta dosis de ironía que tenemos noticia que
cuanto más alentamos a alcanzar goce – y realmente lo alcanzamos-
la mayoría de las veces comenzamos a tratar el conflicto humano que
emana de ese alcance precisamente con la clase de métodos (v.g.
terapia cognitivo-conductual y entrevistas motivacionales) entonces se
desconectan los síntomas y las conductas del goce.

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